TEMORES Y CUESTIONES
Butch y Vishous Fated
Al abrir la puerta los hermanos seguían ahí y no se si por mi cara o por prudencia callaron de sus bocas de cotillas cualquier pregunta sobre el olor en mi piel y que también llevaba el poli o sobre lo que había pasado ahí dentro. Mejor no quería matar a ninguno de los míos por ser como unas viejas chismosas sin nada mejor que hacer.
— Mmmmm…hola muchachos —salude sintiendo como mis mejillas se teñían de rojo.
Estaba bien pero me movía con incomodidad y con la ayuda de V.
— Tío, has crecido— me hizo notar Zhasdis.
— Si, pero no acabo de sentirme bien del todo, ¿eso es normal?
—Lo es poli — me hizo notar Phury — yo tarde mucho en acostumbrarme a mi nuevo cuerpo. Lo controlaras en un par de días, pero estarás y te sentirás raro una temporada.
— ¿Necesitas otro cuerpo para apoyarte? — me pregunto Rhage.
— Excelente, no quiero joder la espalda de Vishous.
— Pues a casa compañero.
— Me muero por darme una larga ducha.
El camino hasta el Hueco lo hicimos en silencio y agradecí la ayuda de los hermanos, mi cabeza iba a mil por hora y las sensaciones eran raras y desconocidas. Habituarme, esa era la palabra. Tiempo era la otra. Y costumbre la tercera. Otra nueva vida y esta vez en familia, eso era muy bueno. Respire profundo e intente no caer con todo el nuevo peso sobre mis amigos.
De camino al pit no podía dejar de pensar en cómo había sido mi maldita transición…de la que había sido rescatado de la muerte desde detrás de los árboles de un campo de batalla y como al despertar estaba tatuado con advertencias en mis rostro, manos y partes íntimas. Mire periféricamente a Butch, al menos él estaba seguro y tenía gente para protegerlo y cuidarlo mientras se hacía al brutal cambio.
Cuando al fin entramos solté un bufido de cansancio. Mi energía se había agotado en un trayecto que hacia sin problemas normalmente, parecía que había corrido una maratón. El sudor por el cambio y el esfuerzo tenían mi cuerpo pegajoso e intentaba mantenerme erguido y no dejarme caer en peso.
— ¿Qué tal si te acuestas? — me pregunto V.
— Primero una ducha…necesito una ducha urgentemente.
— ¿Tienes hambre? — me pregunto Rhage.
— Si por Dios. Quiero…
— Chocolate — acabo con una media sonrisa la frase Vishous.
— ¡¡Sí!! — Fruncí el entrecejo — a mí no me gusta el chocolate.
— Ya si — empuje la puerta del baño y Rahge abrió la ducha. Desnude al poli y lo empuje dentro.
— Esto no me gusta grrrrrrr el agua me quema, me molesta.
— Eso es normal. Durante una semana o diez días tu piel estará muy sensible, pero pasara. Dame un grito si me necesitas.
Había salido para comprobar que se había perdido la comida y la cama estaba preparada cuando oí un alarido que salía del baño. Gire sobre mis talones y camine deprisa hacia la ducha seguido de los hermanos Rhage y Z.
— ¿Qué te pasa?
— ¡Estoy calvo!
— ¿De qué hablas? Aun tienes pelo.
— Mi cabeza no ¡idiota! Mi cuerpo esta calvo.
Los tres empezamos a reírnos y Hollywood no se mordió la lengua.
— Ves, una ventaja más de ser vampiro. No es tan grave, así no tendremos que afeitarte la espalda como pensamos que pasaría cuando llegaras a viejo.
Una pastilla de jabón voló hacia nosotros que esquivamos riéndonos.