Vishous y Butch Fated
Dos meses mirando bibliotecas de todo Dios y nada. La vida del poli pendía de un invisible y fino hilo y no termino de descubrir nada de nada y eso era una puta mierda. Iba a darle luz cuando dormía y había tomado su encierro con mucha tranquilidad y paciencia. Ya no lo atábamos pero seguía con vigilancia fuera. Aun no habíamos hablado de lo ocurrido y gracias a mi sangre en su cara no quedaban señales de mis golpes.
Había pedido permiso al rey para poder pasear por el jardín bajo mi vigilancia y a regañadientes había acertado.
— ¿Duermes poli?
— No.
— Ponte algo de ropa, vamos a dar un paseo por el jardín te hace falta un poco de aire.
— ¿No hay luz esta noche?
— Estas muy bien y ahora no te hace falta. Te espero fuera.
Diez minutos después caminábamos por el jardín trasero de la Mansión en calma y en silencio.
— ¿Por qué tenéis una piscina que no utilizáis?
— Vino con la casa cuando Darius la compró y vamos hacer unas reformas para que la puedan utilizar los niños de la casa.
— Me parece perfecto.
De nuevo el silencio. Me encendí un liado y me senté en el suelo aparcando mi espalda contra el tronco de un árbol milenario. El poli se quedó de pie dándome la espalda y mirando las estrellas en el cielo.
— ¿Por qué te fuiste?
— ¿Por qué pusisteis precio a mi cabeza?
Hablamos los dos a la vez y me gire para mirar a Vishous. Este se levantó apagando el liado y guardando la colilla en su bolsillo trasero.
— ¿Quién te dijo esa mierda?
— Ellos.
— Te mintieron. Nos hemos vuelto locos buscándote sin tregua ni descanso. Yo te daba por muerto y era tal mi agonía que no he dejado de molestar al cabrón humano de tu ex compañero. Nos conoces, ¿cómo pudiste creer esa mierda?
— ¿Ahora es culpa mía?
— No, sólo hago una pregunta. Creí que te habíamos demostrado con creces que eres importante para nosotros…para mí. Huiste como lo hizo Thor y puedo llegar a entender que el hermano lo hiciera por lo que perdió, pero tu Butch.
— Tenía que hacerlo. Tuve la sensación de que no os importaba una mierda y que me habíais desterrado al ático para siempre. Yo quería estar con los que llamo mi familia y llegué a la conclusión de que hasta eso había perdido…yo mismo me consideraba un maldito perdedor.
— El Omega te buscaba, te sigue buscando, solo estábamos preocupados por ti y te queríamos a salvo hasta descubrir cómo acabar con ese hijo de puta. Nunca te hemos abandonado y no eres un perdedor, eres uno de los nuestros, lo has sido desde que entraste en nuestras vidas.