BASTARDOS
Vishous y Butch Fated y la colaboración de Payne y Xcor Dnlp en sus papeles.
Antes de salir en busca de mi hermana Wrath me llamó al despacho. Fui a encender un liado y maldiciendo lo volví a meter en la pitillera. Había una nueva regla de no fumar donde estaba George, el perro del rey. Toqué y una espesa voz me dio permiso para entrar. Me senté frente a él.
— ¿Te molesta que lie unos cigarros sin encenderlos?
— Si oigo tu mechero acabas en el hospital hermano.
— Entendido.
— Quiero que hablemos de tu hermana y lo que va a pasar ahí fuera esta noche.
— Tú dirás.
— El poli que no aspire nada que no sea ya conocido. Tú, antes de matar a nadie sácale toda la información posible de quienes son y que quieren y sobre toda las cosas no seas un loco imprudente y sé que se trata de tu hermana.
— De acuerdo en lo del poli. El resto no te prometo nada. ¿Algo más?
— No, puedes irte.
Guardé mis liados y salí a reunirme con mis hermanos. Manello me detuvo.
— Tráela viva a casa, a mi lado.
— Te lo prometo y tu estate preparado por si te necesitamos.
— De acuerdo.
Había estado dando vueltas sin sentido no queriendo regresar al lado de mi macho. No quería ver a nadie de la Mansión, ni al rey. No quería tener que dar explicaciones. Retomé mi camino por la orilla del rio y a pesar de estar rodeada de humanos me sentía muy sola. Pero no podía quejarme, era lo que había buscado por siglos…la libertad que tanto había ansiado y que había perseguido con tenacidad. Prefería esta descarnada realidad al aislamiento al que me había sometido mi madre por mucho tiempo.
— Hola cariño.
Miré hacia atrás. Un muchacho que parecía humano se me estaba acercando. Pasé de contestarle y me desmaterialice más abajo de la misma orilla. Al formar de nuevo mi cuerpo un olor penetrante mezclado con los olores a tierra, piedra mojada y contaminación urbana se metió en mis fosas nasales. Al principio no fui capaz de identificarlo pero al momento mi sistema nervioso empezó a dar señales de alarma…ese olor a rancio era el enemigo. Un restrictor. Empecé a trotar ligeramente mientras en mi sangre hervía un impulso agresivo, dolor, furia y frustración. Experimentaba un cosquilleo en las manos con las que empuñaba las dagas y en los colmillos. Ya no era una hembra, no era una Elegida, ni hermana de Vishous. Era un soldado…una guerrera.