viernes, 23 de febrero de 2018

NO QUIERO VIVIR...23ª


                                                         NO QUIERO VIVIR



Vishous y Butch Fated

Los días dieron paso a las semanas y las semanas a los meses. En el segundo mes desde el secuestro el poli estaba bien de todas las heridas físicas y externas pero no tanto de las heridas internas. Yo seguía sin averiguar nada y Butch estaba tan metido en el mismo que se había vuelto un desconocido para mi. Los momentos que estábamos juntos solo el silencio o el ruido de la televisión se oían. Le había comprado un banco de pesas completo para que fuera haciendo ejercicio y salía a correr alrededor del complejo de viviendas siempre de noche y conmigo de vigilante, era mejor no tentar a la maldita suerte. Aun así seguía roto y ausente.

En cuanto a mi los demonios de la furia me llevaban, en los putos libros no había hallado nada de nada y la frustración se había apoderado de mi.

Una vez frente a la puerta del despacho de Wrath toque, normalmente entraba sin tener esa deferencia, pero cuando Beth estaba con el, ni se me ocurría. Valoraba mi pellejo bastante.

— ¡¡Adelante!! — ladró el rey.

Entre y apague el liado guardando la colilla en mi bolsillo.

— ¿Qué te trae por aquí Vishous?


— Necesito que me dejes leer los tomos que guardas bajo llave y hablan sobre nuestra raza, milenios atrás.

— ¿No has averiguado nada en los otros? — me preguntó la reina con voz preocupada.

— Esos tomos son su ultima esperanza.

— Son tomos muy antiguos y haya que hacer unos pasos para no dañarlos y guarda tu mano antorcha, utiliza solo la que no cubres con el guante. ¿Qué pasara sino encuentras nada?

— Haré lo que me digas y me niego a pensar eso.

— Te entiendo. Yo lo aprecio y es curioso teniendo en cuenta que quise asesinarlo en unos de nuestros encuentros.

— El poli produce ese efecto.

Wratch asintió y Beth saco una caja de madera negra. Al abrirla dentro había dos guantes de tela blanca y una llave muy antigua. Me puse uno de esos guantes y abrí la vitrina. Muy despacio y con cuidado abrí una dura tapa roja y empecé a leer. Solo eran tres tomos y si no hallaba nada, no sabría, por primera vez en mi vida que hacer.

Tres horas después y cuando empezaba el tercer tomo una sombra negra y oscura se coló en mi cabeza y recorrió todo mi cuerpo en forma de escalofrío. Un aguijón en mi pecho me hizo rotar el puño de mi mano enguantada sobre mi corazón. Algo andaba mal con el poli.

Lave la maquinilla de afeitar y la golpeé ligeramente contra el borde del lavabo. Me mire en el espejo, desde luego el afeitado no había servido de mucho. Las orejas eran marcadas y el pelo mas largo de lo normal no me hacían tener mejor aspecto. El no dormir bien y tener pesadillas no ayudaban a esa mejora. Cuando V se quedaba era cuando únicamente dormía un poco mas ya que no dejaba que la pesadilla fuera a mas despertándome. Las noches que estaba solo eran las peores.

Di la ultima pasada del afeitado y me volví a mirar al espejo...era un fantasma de aquel que alguna vez fui y que no sabia si algún día volvería. Lo había enterrado tan profundo y dado paso a este nuevo Butch delante de mi. Tire la maquinilla dentro del lavabo ,me quite la toalla de mis caderas y me puse un pantalón de chándal. La bajada de peso la notaba en mis músculos y en la ropa. Metí todo en la cesta sucia, apague la luz y encendí una velas de camino hacia la pequeña cocina. Abrí la nevera y renegué de la comida, abriendo los roperos superiores cogí varias botellas de whisky y dejándolas en el suelo me tendí sobre el banco de pesas y empecé hacer ejercicios.

Media hora después seque mi sudor y abrí la primera botella bebiendo mas de la mitad. Me levante cogiendo el resto de las botellas y apoyando mi espalda contra el borde de la cama me senté en el suelo. Acabe la primera y me fui a por la segunda, no quería pensar, no quería sentir, no quería tener esos putos recuerdos, no quería nada de lo que tenia ahora mismo. Estire mi mano libre y abrí el cajón de la mesa de noche, saque el estuche negro que había dentro y lo abrí. Me bebí lo que quedaba de la segunda botella y saque el arma que Vishous me había dejado para protegerme cuando el no estaba.

La pistola era preciosa y brillaba a la luz de las velas y la luna. Abrí la tercera botella y mientras bebía admiraba el cielo limpio gobernado por una gran bola de luz que destellaba la luna. Sin soltar la botella pase el frio acero del arma por mi cara. Luego la sostuve en mi mano mientras me acaba la tercera botella. Cogí la cuarta y volví a beber.

Había visto a muchos capullos meterse el cañón en la boca o ponérsela en la sien y cuando disparan el gatillo la mirada era de paz. Tal vez esto que tenia en mi mano seria el fin de mi problema. Vishous no había hallado nada y yo me consumía de agonía. Estar alejados de todo como si fuera un paria me estaba volviendo loco. Y los putos recuerdos no me dejaban vivir en paz. Y tal vez el antiguo Butch jamás volviera.

— A tu salud luna — me bebí lo que quedaba de la cuarta botella y me fui a por la quinta.

Aparte ese inquietud que no me dejaba centrarme y abrí la tapa empezando a leer. Una hoja en blanco, una introducción de dos hojas y luego el primer capitulo que llevaba por titulo... La Leyenda. Enfrascado en mi pequeño descubrimiento empecé la lectura.

“ Cuenta la leyenda que un mestizo nacido entre los humanos, sera la salvación de la raza y la de los humanos. Sera temido. Sera odiado. Sera respetado. Sera recordado por los nuestros hasta el fin del mundo. Leyenda o realidad queda escrito en los tomos mas antiguos tal y como manda nuestra ley”

— ¡¡ Wrtah,Beth!! he encontrado algo.

— Por fin.— ladró el rey.

— Gracias a Dios — murmuro la reina

En cuanto me rodearon les leí todo hasta lo que yo leí en silencio.

— Maldita sea, desde que era un niño esa leyenda se cuenta, ¿cómo no la recordé?. Los mas ancianos siempre se han preguntado como un mestizo traería la salvación de nuestra raza o que poder tendría para acabar con los restictores. Pero lo cierto es que ese sobrenombre esta escrito en una de las columnas de la Tumba.

— Ahí están los nombres de los que somos y seremos guerreros de las Hermandad.

— Solo hay un modo de saber si esa leyenda se hará verdad.

— La regresión.

— Pero eso es peligroso — nos recordó la reina.

— Es la única forma de conocer la verdad nalla. Y después tendrá que pasar por una transición.

— Eso es mas peligroso aun nallum.

— Tu sobreviviste a ella, el poli es fuerte y la pasara con éxito también, no temas.

Mientras el rey y la reina hablaban ese escalofrió volvió y esta vez con mas fuerza. Me faltaba el aire y no salia de mi cabeza el nombre de Butch.

— ¿Estas de acuerdo V?— me pregunto Wrath.

— Primero hablare con el poli y lue...perdonarme debo irme.

Sin mas palabras salí corriendo al jardín y me evapore hacia el ático, una sensación que me era desconocida me apremiaba a ir donde estaba Butch, menos mas que ya había anochecido o me hubiese vuelto loco, lejos de el y con esta sensación.

Algo me grito que no apareciera sin mas en la terraza así que forme mis moléculas en un callejón a una manzana del piso y corriendo llegue a la entrada. Salude con un toque de cabeza al portero y entre en el ascensor metiendo la llave que me llevaba a mi planta privada que era la ultima. Mi móvil empezó a sonar cuando salí al pasillo, era Wrath conteste.

— ¿Todo va bien V?

— Si, tenia premio por decirle al poli lo que hallé.

— No te creo...avisa si pasa algo y necesitas ayuda.

— Lo haré.

Corte la comunicación y metí con sigilo la llave en la cerradura. El dolor en el pecho se hizo mas fuerte y tuve que respirar fuerte y seguido. Abrí la puerta y entre sin hacer el menor ruido. Me quite el abrigo y las armas dejándolo todo en un taburete. Solo unas pocas velas daban luz pero mis ojos se acostumbraron rápido y busque a mi amigo al tiempo que cerraba la puerta y dejaba la llave sobre todo el montón.

— Poli.

— Aquí V.

Por el deje de su voz supe que estaba muy borracho. Un brillo en sus manos centro mi atención mientras me acercaba con cuidado hacia él.

— ¿Puedo encender una pocas velas mas?

— Tres mas, ni una mas ni una menos.

Encendí esas tres velas y mire hacia el brillo en sus manos. La sangre se me heló en la venas y el dolor en el pecho traspaso mi poca cordura. Jugaba con el arma que le había dejado para que se protegiera cuando yo no pudiera estar con el. Aparte unas botellas de mi camino y me acerque mucho mas. El hijo de puta había sacado el resto de las balas y apostaba mi culo a que solo había una en la recamara. Me quede parado, no muy lejos de el, pero no tan cerca como me hubiese gustado.

— Dime una cosa Vishous.

— ¿Qué quieres saber?

— ¿Qué duele menos a la hora de quitarte del medio...tirarse por la terraza o un disparo?

— No lo se, no llegue a reventar en el asfalto gracias a ti, pero un tiro me mataría y te aseguro que el dolor que tuve cuando me dispararon eran muy agonizante — como el mismo que estaba sintiendo en este momento de verlo jugar con una pistola.

— Es verdad, pero yo no tengo problema en terminarlo que empecé — antes de que tuviera tiempo de detenerme, metí el cañón en la boca y dispare — es divertido jugar a la ruleta rusa.

— Ese maldito juego no tiene nada de divertido.

— Vaya si lo es — me reí como un demente — ¿Cuántas rotaciones tiene este tambor?

— Ocho.

— Llevo cuatro con esta ultima, ¿quieres apostar cuando se acabara mi suerte?

Esa pregunta me saco de mi piel así que tuve que ordenar a mi sangre que se enfriara, a mi cuerpo que reaccionara, a mi voz que sonara tranquila y a mi cabeza que pensara rápido. Me fui acercando a el sin perder de vista la cabrona pistola.

— No pienso apostar por tu vida.

— Yo ya estoy muerto.

— Eso no es verdad — mi voz era calmada y por segunda vez sentía el miedo en mi ser.

— Dos putos meses V y no has hallado nada.

— Hallé una solución, venia a decírtelo.

— ¡ Bastardo mentiroso!

— ¿Cuándo te he mentido yo?

— De verdad quieres saberlo, creo que no.

— Poli, deja esa pistola y hablemos.

Mis ojos dejaban caer las lagrimas lo que hacia que viera la figura de Vishous distorsionada.

— Uno de esos cabrones me violo y esos recuerdos no se van.

Hinque una rodilla en el suelo, cerca de Butch.

— Lo se, pero te juro que sanare ese dolor como sano tu herida bajo el ombligo — tragándome mi orgullo le dije lo que necesitaba oír — no puedes dejarme cabrón, no puedes dejarme sólo y perdido de nuevo — eso era mi verdad mas sincera.

— Solo una vez mas.

Esta vez no lo deje que se metiera el cañón en la boca. Le agarre la mano y forcejeamos peleando y al final conseguí arrebatársela, tirarla lejos y abrazarlo desde atrás. Lo deje llorar mientras mecía su cuerpo y arrullaba su dolor.

Cuando al fin se calmo, le dije lo que había hallado y la solución para saber si el era la leyenda y como poder ser uno de los nuestros. En ningún momento solté su cuerpo y el abrazo. También le explique que ambos caso si algo salía mal podría morir pero que durante esos dos caminos yo estaría a su lado y lo ayudaría a pasar ambos trances.

— Voy a decir si a la regresión, pero dejo pendiente la transición.

— Pensé que querías ser uno de los nuestros.

— Lo quería antes de que me pasara lo que paso — y antes de saber que te daba asco tocarme sexualmente pensé — así que solo la regresión y quiero saber quien es mi verdadero padre.

— De acuerdo.

Me aparte como pude de V y me levante metiéndome en la cama.

— Deberías irte, en nada amanecerá.

— Pasare las cortinas ,hoy me quedo aquí.

— Como quieras, es tu ático.

Me levante, cerré las cortinas, recogí todo el estropicio, guarde el arma. Me saque la botas y me tendí a su lado boca arriba velando su sueño.

Algo había cambiado esta noche entre el poli y yo, por primera vez desde el tiempo que llevamos durmiendo juntos, se puso en su lado de la cama y se giro dándome la espalda.

Yo había sido un maldito necio no lo había tocado en dos meses por temor hacerle daño, yo no sabia amar con dulzura, y había terminado por meterse en un agujero negro y profundo. Y yo no sabia como sacarlo de ahí.



No hay comentarios:

Publicar un comentario