lunes, 26 de junio de 2017

PAREJAS EQUIVOCADAS...10ª


                                                   PAREJAS EQUIVOCADAS




Vishous y Butch Fated

En cuanto toco la cama me quedo dormido sabiendome a salvo y seguro. Que malditas paradojas tiene la vida, por primera vez en mi vida estar en la Mansión me hacía sentirme como en casa. Me desperezo y bostezo, subiendo mi culo hacia arriba y apoyando mi espalda en el cabecero de mi cama. Alguien me tuvo que haber cambiado los vendajes llenos de sangre durante mi sueño. Estiro mi mano para coger un liado y mi mechero zippo y sonrío al ver al poli en un sillón bajo el gran ventanal y mis dudas de quien me cambio los vendajes quedaron disipadas. Dormía como un bebé, pero ojeras se marcaban bajo sus ojos cerrados. Sus facciones de macho duro, estaban cubiertas de puro cansancio también. Lo mire y lo remire, aún con signos de agotamiento estaba hermoso. Di las gracias al puto infierno porque mi amigo y compañero…el macho que deseaba por encima de todo y de todos, hubiese ido a por mí con mis hermanos. Yo sabía que no me fallaría. El no.

Encendí el liado y mire a mi izquierda. La doctora humana estaba dormida en un cómodo sofá, en parte por cansancio también y en parte por lo que Phury le hizo para que se calmara. No dejo de pensar en ese mía que salió del fondo de mi cabeza y en el hermano que me salió de la misma zona con el cirujano humano llamado Manello. ¿Qué puta vuelta de tuerca estaba dando el destino? Con ninguno de los dos había soñado y sin embargo ahí estaban, flotando como nubes, las dos palabras. Mire con determinación a la hembra humana y no me desagradaba lo que veía, todo lo contrario. Y por primera vez en mi puta y jodida vida, pienso en tener una hembra para mí. Al menos lo podría intentar.

Volví a mirar al poli y algo se partió en mi interior. Por más que quisiera algo con él, no sería posible. Marissa había ocupado un lugar que yo hubiese matado por tener. Me niego a ponerle palabras a lo que se remueve en mi corazón. Butch estaba locamente enamorado de su hembra y aunque hoy en día no se habían emparejado, estaba seguro que lo harían en un futuro no muy corto.

De nuevo miro a la doctora humana y sonrió ligero, en una mueca. Si ella era mía, porque no intentarlo. Tener una pareja. Mi cama caliente todas las noches y unas caricias ardientes disfrutando de mi cuerpo. De ella y del poli, eran los únicos que permitían que me tocaran. Cuando lo hacían no sentía malestar, ni ganas de alejarme de sus manos. Tal vez la hembra humana podría hacer que olvidara mi perversa obsesión de Butch.