TEMPANO DE HIELO
Vishous y Butch Fated
Cuando despierto una hora antes de que anochezca, me siento extraño. Nunca, en mi vida, había dormido tan bien como el día pasado. Miro a mi izquierda y frunzo el ceño. La cama está vacía. Por instinto mi mano toca las sábanas y encuentro que el sitio sigue algo caliente.
Me siento en el colchón y miro a mi alrededor. Mis ojos se fijan en la puerta del baño. Está entreabierta y hay luz filtrándose en la habitación. Un suspiro de alivio escapa de mis labios y, aun así, me siento algo herido. Coño, ni que fuera una jodida niña de dieciséis años que ha pasado su primera noche junto a su noviete. Hay que joderse.
Me rasco la cabeza y la sacudo, intentando apartar esas malas ideas o sensaciones o lo que coño sea de mí. Bajo la mirada hasta mi pecho y me quito el apósito que el matasanos me puso para ver cómo está la herida quirúrgica, pero justo cuando iba a hacerlo el poli sale y en un par de zancadas está ante mí, apartando mis manos de la jodida gasa.
— ¿!!Qué coño te crees que estás haciendo!!? . —aparto con más fuerza de la debida tu mano del apósito.
Me siento a un lado de la cama y entonces soy consciente de que tengo tu mano entre las mias, coño me dolía en el alma lo que iba a decirle, pero no podía esperar, si a mi amigo le gustaban los hombres no podía permitir que se hiciera falsas esperanzas sobre ellos dos, porque estaba seguro que lo que había sucedido no podía, ni debía volver a pasar.
A mí no me gustaban los hombres y aunque lo sucedido hacia unas horas había estado bien, que me jodieran, más que bien, sublime, increíble y lo había dejado con una paz desconocida para mí, pero no estaba bien. El amor, alto ahí...nadie ha hablado de amor, bueno el sexo entre hombres no era corrector y no estaba bien, además él quería una oportunidad de conocer a Marissa y poder tener algo serio con esa mujer, coño no le importaría tener un hijo o hija vampiro.
Céntrate Bucth, le debes una explicación a tu amigo, al único que ha conseguido que no te sientas sucio, ni asqueado, después de haber tenido un sexo que me vacío no solo de leche, sino de muchos sentimientos y que me había dado una tranquilidad que evito que tuviera pesadillas. Joder por dios, una vez te pedí una cosa, una única cosa y no me la concediste, por favor esta sí, que mi amigo, siga siendo mi amigo cuando hable con él.
Le solté la mano y le acaricie los tatuajes en la sien, me preguntaba si los que tenía en su cadera izquierda querían decir lo mismo que los de las sienes, seguía dándome igual, eran y serian para el bonitos y fascinantes. Enfrente su mirada.