miércoles, 23 de septiembre de 2020

PAYNE...34ª



                                                            PAYNE


                                        



Vishous y Butch Fated

Estábamos en la sala de descanso jugando al billar y los dardos cuando oímos alboroto fuera en el hall. La voz de Wrath tronó sacudiendo los cimientos de la casa cuando gritó llamando a Jane. Algo malo ocurría, soltamos los tacos y dardos saliendo fuera. El rey cargaba a una hembra en sus brazos que no era la reina.

La doc apareció y lo dirigió con ayuda hacia donde estaba el pequeño hospital que habíamos montado. Los seguimos en silencio con el alucine escrito en nuestras caras. Puso a la hembra sobre una camilla. El rey le daba a la doctora las explicaciones de lo sucedido y todos por fin le poníamos cara a la hembra guerrera. Algo llamó mi atención.

— ¿Es de vuestra raza? —pregunto Jane.

— Si — contestó Wrath — recuerda que hay cosas que nuestro organismo no cura.

— Lo sé. Ahora salir todos fuera y dejarme hacer mi trabajo. Llama a una Elegida por si necesito vuestra sangre.

Salimos todos y la dejamos hacer.

— Me estoy volviendo loco o es mi mente que me juega una mala pasada.

— ¿Qué dices poli? —me preguntó Rhage.

— ¿Nadie más ha visto el parecido?

— Ve directo al grano Butch — me ladró el rey.

— Esa hembra es la copia femenina de mi macho, quítale sus atributos de mujer, su pelo largo y podría ser Vishous quien estuviera sobre esa camilla. Mismo color de pelo negro azabache. La misma piel dorada. Los mismos ojos platas que pude ver hasta que se desmayó. Misma complexión y altura. La misma mano enguantada.

— ¿Estas borracho? — me preguntó Z.

— No lo está. Todos hemos visto lo mismo y nos hemos dado cuenta del enorme parecido —soltó muy tranquilo Thor.

— Como dos gotas de agua— soltó Phury.

 — Como si fueran gemelos — susurró Rhage.

— ¡Puta ostia! He estado luchando con la hermana de V. Esto va hacer una peligrosa bomba para el hermano. Y por respeto tendré que ofrecerle un Rythe. La Virgen Escribana no se callaría algo así.

— Si lo haría — soltó Zhasdit — cayó lo del Omega y tardó siglos en decirle a Vishous que era su hijo.

Nos miramos y quedamos en silencio esperando la llegada de V y lo que podría suceder cuando viese a su hermana, porque nadie ponía en duda el parentesco.

Encendí un liado cuando me materialicé en el jardín delantero de la Mansión. Me recosté contra la pared y fumé. Me percaté que había mucho silencio en la casa. Consumí el cigarro y entré. El pequeño mayordomo me recibió, algo que me extraño porque aún no era la hora de la cena.

— Buenas noches señor Vishous.

— Buenas noches Fritz, ¿dónde están todos?

— En el hospital de la casa.

— ¿El poli?

— No señor. Será mejor que vaya.

Corrí por el túnel hasta llegar donde estaban todo ellos con cara de preocupación y algo más que no supe descifrar. Me fui directo a Butch y lo besé.

— ¿Quién está herido? ¿Los críos?

— No — esta vez lo besé yo— quiero que estés tranquilo y no hagas ninguna locura.

— Estoy muy tranquilo poli, ¿qué pasa?

— Recuerdas que Wrath luchaba en el Otro Lado con una hembra.

— Si, es un secreto a voces.

— Esta noche han vuelto a pelear y ha habido un accidente y la ha traído mal herida. Jane la está revisando.

— Perfecto. ¿Qué hacéis todos aquí? Si es una Elegida mi madre la reclamara y problema solucionado.

— No es tan fácil mi macho. Entra y lo veras por ti mismo.

Lo llevé hasta la puerta, toqué antes de entrar y con un gesto Jane nos dio permiso, hasta ella se había dado cuenta del parecido. Lo conduje hasta la camilla y Ehlena se apartó para dejarle el sitio y viera lo que todos.

Me dejé llevar pensado que el poli se había vuelto loco y lo jodido que estaban todos por preocuparse por una hembra de mi madre. Mi mundo se volvió oscuro y se paró al mirar el rostro en la camilla…era la versión femenina de mi yo masculino. Sus ojos se abrieron como si pudiera saber que yo estaba en la habitación y vi que eran color brillante como los míos, volvió a caer en la oscuridad. Sus facciones eran masculinas y marcadas para ser una hembra. Estaba desnuda bajo la sabana pero se notaba su constitución delgada y fuerte. Músculos, lo que veía en sus brazos, marcados como los míos. Alta como yo y con un guante en la mano derecha. La trenza larga y abundante era del mismo color y grosor que mi pelo. Era mi hermana, mi gemela.

Mi padre había dejado bastardos y bastardas por todo el mundo pero solo ella y yo teníamos los ojos color plata y la mano derecha cubierta con un guante…los dos éramos hijos del Sanguinario y la Virgen Escribana. Mismo pahpen y misma mahmen. Su Santidad, la madre de toda la raza…y una perra mentirosa y maldita hija de puta que me había mentido mirándome a los ojos cuando le pregunté si guardaba algún secreto más sobre nuestra “distinguida” familia.

Salí de la habitación de reconocimiento con la idea de matar al rey y luego a la zorra de mi madre. El primero por herirla y la segunda por mentirme en mi puta cara. El poli se puso frente a mí y me hizo mirarlo. Tuve que apoyarme contra una de las paredes porque las fuerzas de mis piernas fallaron. Me faltaba el aire.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

PRESENTES...33ª



                                                                PRESENTES



                                       




Butch y Vishous Fated

Desperté después de haber dormido como un bendito. Mi macho ya no estaba en la cama. Me levanté y fui al baño hacer mis necesidades y lavarme los dientes. Me puse un pantalón corto y salí de la habitación. El olor a café recién hecho despertó todos mis sentidos.

— Buenos días dormilón.

— Buenos días, la culpa es tuya V, por tenerme toda la noche jugando.

— No me culpes a mí de tus perversiones.

Me reí con una limpia carcajada.

Puse delante de él una taza de café solo y cargado.

— ¿Quieres unas tostadas, poli?

— Si, hoy me voy aprovechar de ti.

— Marchando una de tostadas para un irlandés toca huevos.

— Estas de buen humor hoy Vishous.

— Tendré motivos para ello, pero no es lo habitual así que no te acostumbres. Me gusta mucho gruñí por las mañanas.

— Mmmmmm eres un cabrón — volví a reírme a carcajadas.

Desayunamos entre bromas y risas. Recogimos junto la cocina y de repente mi vampiro se puso muy serio.

— Dame un minuto.

— Claro.

Desaparecí de su vista y encendí un liado entrando en la habitación que compartíamos. Busqué en el ropero y saqué las dos cajas. Las puse sobre la cama y me pasee consumiendo el liado y enciendo otro. Si tardaba un poco más Butch vendría a por mí. Guardé la caja pequeña en uno de los bolsillos del chándal y cogiendo la otra salí.

Vishous estaba tardando y me preguntaba que tramaba. Me puse otra taza de café y espere a ver qué pasaba. De repente delante de mí apareció una caja de madera negra. Aparté la taza y miré a V que apoyaba sus caderas contra la encimera.