Butch y Vishous Fated
Me di la vuelta medio dormido. Esta no era mi cama, ni mi almohada, ni las sábanas. El ronquido que sonó a mi lado terminó de confirmarme que no estaba en mi apartamento. Abrí los ojos. Ventanas cubiertas con gruesas cortinas no dejaban entran en la luz, esta venia del baño que tenia la puerta entreabierta dejando ver algunas cosas. Todo lo que había en la habitación era de un gusto refinado y caro. Antigüedades, cuadros, muebles…como todo lo que había podido ver de la gran casa hasta ahora.
Giré mi cabeza para echar un vistazo de dónde provenía el ronquido…otra cama y en ella un hombre profundamente dormido con la cabeza enterrada en una almohada y sábana y manta tapándole hasta la barbilla.
Y de repente recordé todo.
Vishous, mi nuevo amigo chupa-sangre. Fanático de los Red Sox como yo. Nos habíamos ido a dormir después de bebernos mano a mano dos botellas de buen y caro whisky. Y aunque ahora mismo todo era como una espeluznante película barata de terror, me asombraba recordar con nitidez sus extraños nombres… Tohr diminutivo de Tohrment, Rhage, Phury y Zsadist que ponía los pelos de punta con esa mirada oscura.
Por todos los santos me estaba volviendo loco.
— Oye, detective, ¿qué hora es?
Extendí mi mano hacia la mesa de noche cogiendo mi reloj de pulsera y me fije que al lado estaba la gorra de los Red, un mechero de oro y un guante negro.
— La cinco y media.
— Que bien — me di la vuelta y lo miré — no abras esas cortinas durante dos horas más. Porque yo quedaría hecho cenizas y tú serias comida para perros.
Era pavoroso saber eso pero comprendía a estos tipos. Hablaban mí mismo idioma. Veían el mundo de la misma forma que yo. Me sentí cómodo con ellos.
— Estás sonriendo — le afirme más que pregunté.