Butch y Vishous Fated
Durante un momento y con la vista fija en la espalda de ese cabrón que se perdía detrás de un cuadro con ella en sus brazos, me quedé inmóvil sin saber reaccionar, atrapado entre gritar o llorar. La puerta se cerró detrás de mí y mi cabeza aturdida se despejo.
Ahí estaban los cincos bastardos, contando al que yo había empezado a llamar amigo. Eran tan grandes y fuertes que no dudaba que un solo dedo te quitase la vida.
Ojos de plata se acercó.
— Bienvenido detective. Nos volvemos a encontrar.
— Beth…
— Estará bien.
— Pero…
— Lo que sucede es algo normal entre nosotros cuando damos el cambio. ¿Has cenado?
— ¿O quieres ser la cena? — me soltó con humor el amante de las piruletas.
— Iros a la mierda, no estoy de humor para vuestras pullas y frases sin sentido.
Unos ojos negros sin alma se cruzaron con los míos y pensé que no me gustaría encontrarme con este hijo de puta una noche en un callejón. Le llamaban Z o Zsadist. Nunca lo había visto tan de cerca porque se largaba según acabábamos de pelear. No era su cara con cicatrices lo que ponía el vello de punta, eran sus ojos, oscuros y sin vida alguna.
No le sostuve la mirada un minuto más y roté mis hombros debido a la tensión que acumulaba en todo mi cuerpo. O la sacaba o se me rompería algún hueso o músculo.
— ¿Te has comido tu lengua humano? — me preguntó el que tenía el pelo de varios colores.
— No, estaba pensando como soltar la preguntita que me quemaba en la punta de la lengua sin que ninguno se diera por ofendido y solo hay una manera de preguntar… ¿Os gustan las pollas cubiertas de cuero? Y la pregunta va para todos — fui lanzado con tanta fuerza contra la puerta que mi espalda crujió. Caí de pie —Entonces, ¿cuál de vosotros va a chupar la mía? —gruñidos llenaron la estancia.
Ojos de plata se puso entre sus amigos y yo.
— Calma hermanos. Vamos a tranquilizarnos todos — se giró y me hablo negando con su cabeza —hazte un favor y cierra esa bocaza.
— Venga ya, un poco de diversión nunca viene mal — me agarre el paquete — ¿Cuál será el primero en hacerme una mamada?...tú piruleta, anímate.
Vishous o V puso los ojos en blanco y se quitó del medio. El puñetazo que llegó a mi mandíbula lanzó mi cabeza a un lado. El dolor del golpe despertó toda mi ira y frustración. Me abalancé sobre el rubio y lo derribé. En cuanto la sorpresa por mi ataque pasó nos enzarzamos en una pelea sin tregua. Un rato después quedé contra la espalda en el suelo, el bastardo sentando a horcajadas sobre mí y apretando mi cuello.