lunes, 26 de junio de 2017

PAREJAS EQUIVOCADAS...10ª


                                                   PAREJAS EQUIVOCADAS




Vishous y Butch Fated

En cuanto toco la cama me quedo dormido sabiendome a salvo y seguro. Que malditas paradojas tiene la vida, por primera vez en mi vida estar en la Mansión me hacía sentirme como en casa. Me desperezo y bostezo, subiendo mi culo hacia arriba y apoyando mi espalda en el cabecero de mi cama. Alguien me tuvo que haber cambiado los vendajes llenos de sangre durante mi sueño. Estiro mi mano para coger un liado y mi mechero zippo y sonrío al ver al poli en un sillón bajo el gran ventanal y mis dudas de quien me cambio los vendajes quedaron disipadas. Dormía como un bebé, pero ojeras se marcaban bajo sus ojos cerrados. Sus facciones de macho duro, estaban cubiertas de puro cansancio también. Lo mire y lo remire, aún con signos de agotamiento estaba hermoso. Di las gracias al puto infierno porque mi amigo y compañero…el macho que deseaba por encima de todo y de todos, hubiese ido a por mí con mis hermanos. Yo sabía que no me fallaría. El no.

Encendí el liado y mire a mi izquierda. La doctora humana estaba dormida en un cómodo sofá, en parte por cansancio también y en parte por lo que Phury le hizo para que se calmara. No dejo de pensar en ese mía que salió del fondo de mi cabeza y en el hermano que me salió de la misma zona con el cirujano humano llamado Manello. ¿Qué puta vuelta de tuerca estaba dando el destino? Con ninguno de los dos había soñado y sin embargo ahí estaban, flotando como nubes, las dos palabras. Mire con determinación a la hembra humana y no me desagradaba lo que veía, todo lo contrario. Y por primera vez en mi puta y jodida vida, pienso en tener una hembra para mí. Al menos lo podría intentar.

Volví a mirar al poli y algo se partió en mi interior. Por más que quisiera algo con él, no sería posible. Marissa había ocupado un lugar que yo hubiese matado por tener. Me niego a ponerle palabras a lo que se remueve en mi corazón. Butch estaba locamente enamorado de su hembra y aunque hoy en día no se habían emparejado, estaba seguro que lo harían en un futuro no muy corto.

De nuevo miro a la doctora humana y sonrió ligero, en una mueca. Si ella era mía, porque no intentarlo. Tener una pareja. Mi cama caliente todas las noches y unas caricias ardientes disfrutando de mi cuerpo. De ella y del poli, eran los únicos que permitían que me tocaran. Cuando lo hacían no sentía malestar, ni ganas de alejarme de sus manos. Tal vez la hembra humana podría hacer que olvidara mi perversa obsesión de Butch.

— Vaya el bello durmiente despertó de su letargo.

La voz de mi compañero me hizo girar mi cabeza hacia su lado en el mismo momento que él se levantaba y se sentaba en el filo de mi cama, por mi lado.

— No seas cabrón poli…además te falto el beso para que despertara.

— No me tientes en el pecado jode mentes o un día te llevas la sorpresa.

— Antes de que tú te atrevas a besarme se chamusca mi culo en el infierno.

— Que pena me dará el pobre diablo que tendrá que ver tu culo feo y chamuscado.

— Mi culo es una obra de arte…el tuyo esta caído.

— ¡Muérdeme! Jode mentes.

— Cuando tú quieras.

— Ni muerto, antes me hago mujer.

— Tienes las piernas muy feas para ser una hembra.

Este tira y afloja entre los dos era una forma de decir que había vuelto la tranquilidad y volvíamos a estar juntos.

— Bienvenido compañero. — alzamos las manos al mismo tiempo y las chocamos sin soltarlas.

— Gracias por ir a por mí.

— Siempre — el poli hizo una pausa y — siento lo que viste. Yo no quería que eso pasa…

— Tranquilo poli. Todo está olvidado.

Nos dimos un sentido abrazo y pensé que si fuera Pinocho mi nariz hubiese crecido sin parar ante la mentira de que todo estaba olvidado. Esas imágenes se seguían repitiendo en mi cabeza y por segunda vez envidie lo que mi compañero y la Marisosa tenían. Mire de nuevo a la humana y lo quería con ella, porque con quien lo quería realmente no podía ser, ni ahora, ni nunca.

— Voy avisar a Wrath de que ya está consciente.

— Dile que me mande a Layla para alimentarme.

— Ese tema está cubierto. Preocúpate más en decirle porque secuéstrate a la doctora.

Vi la pregunta del poli en su afirmación.

— La sentí como mía, por eso me la traje.

Mi compañero me volvió abrazar.

— Me alegro, si ella es tu media naranja. Veamos cómo reacciona cuando sepas lo que eres y de corazón espero que se quede a tu lado y te haga tan feliz como Marissa a mí.

— Ya sabe que no soy humano, por lo que vio de mi corazón. Pide algo de comida para ella.

— No tardo, no te muevas y sé un buen niño.

— En cuanto salgas por esa puerta me voy al Zero Sum.

Nos reímos y nos dimos otro abrazo.

Salí de la habitación de Vishous como si el demonio me persiguiera con su tridente para picarme en mi culo. Corrí por el pit hasta la puerta que daba al vestíbulo de la Mansión y me frene en seco. Tenía ganas de gritar, de romper algo, de una buena pelea después de una rica borrachera o de matar. Cualquier cosa que quitara esta opresión de mi pecho. Levante un puño y frote ahí donde dolía. Mi corazón parecía que se estaba partiendo en dos. Era un dolor desconocido pero muy doliente. Me dejaba sin aire y esas ganas de golpear se hacían más dura. Bien podría golpear la pared pero tendría que dar explicaciones y no estaba para eso.

Puta mierda que me dijera que la doctora era suya me sentó como una patada en los cojones. ¿Qué me estaba pasando? Yo amaba a mi rubia. Yo era feliz. O al menos eso creía. Mierda, mierda, me estaba volviendo loco. No tengo ningún derecho sobre V. Y mi compañero se merecía la misma felicidad que yo tenía. La vida tenía sus golpes: Yo, un humano con una vampira. Una humana con un vampiro. El chiste era bien bueno. Solo esperaba que esa mujer estuviera a la altura de mi amigo y se quedara para hacerlo muy feliz.

Una sombra se paró delante de mí y puso un vaso de whisky delante.

— Creo señor Butch, que esto le vendar bien.

Fritz,el mayordomo. Siempre tan atento a todos nosotros. Siempre tan discreto. Siempre tan pendiente.

— Gracias. ¿Dónde está Wrath?

— Todos están en el despacho y su mujer llegando.

Apure de un trago la bebida y le devolví el vaso vacío. Le di una palmada en el hombro y un poco más calmado fui derecho al despacho del rey. Me pare frente a la puerta y volví a frotar mi pecho. Ese dolor me estaba cabreando. Me centre y abrí entrando.

Entrar en el despacho fue como entrar en el infierno. El cabreo del rey hacia que la estancia estuviera más caliente de lo habitual y hasta las llamas de la chimenea parecían o eran más altas ante la intensidad de su enfado. A estas alturas de la película de terror titulada: Vishous jodiendo la paciencia de Wrath, este ya sabía que la doctora había sido secuestrada y traída a la casa. Rhage ya se había llevado su buena bronca y a mí me estaba cayendo la tormenta del siglo y afirmaba sin saber a qué. Mis oídos no oían nada pero mi cabeza estaba como una noria dando vueltas. Y ese dolor en el pecho me seguía ahogando.

Esa sensación de un viaje al mundo de los celos cosquilleaba mi piel, que mierda, aguijonaba mi piel como puntas de dagas que habían sido metidas en brasas calientes. Nunca había sentido celos de nada y de nadie. Ni cuando Marissa me dijo que cada quince días tenía que ir alimentarse de Rehvenge tal vez tenía algo que ver con el hecho de que no estábamos emparejados o al hecho de que no era celoso. Santo Dios me estaba volviendo loco con tanto darle vueltas a la cabeza.

— ¿Quieres acostarte conmigo poli?

— Si,Wrath.

Salí de mi aturdimiento cuando una enorme figura alta y negra se puso delante de mí. La imponente y amenazante figura del rey dejaba sin aliento a cualquiera. Más si se quitaba las gafas y te miraba directo en el pozo de tu alma. Todo un logro para quien era ciego. A veces pensaba que lo fingía.

— No finjo ser ciego, lo soy y no eres mi tipo para acostarme contigo.

Cogido con el carrito del helado y sin helados. Tenía que dejar de olvidar que esos cabr…. leían la mente y las emociones.

— Lo siento andaba distraído.

— Estabas pensando muy duro Butch, ¿ocurre algo?

—No, nada y lo siento de nuevo.

Se alejó hacia su silla seguido de su fiel perro.

— Las visiones de Vishous ponen nuestras vidas del revés.

— Si es su compañera tenemos que respetarlo Wrath.

— Por encima de mi cadáver — y salió en tromba camino del pit, seguido de Beth,Rhage y yo mismo, se nos unió Marissa que entraba en ese momento y que había sido llamada por el rey para alimentar a V.

El golpe que dio la puerta del pit al abrirse en cuanto metí el código, fue como una bomba cayendo sobre nosotros. Y cuando abrió la puerta de la habitación de mi compañero el aire se volvió gelido. Asistí como el resto mudo y atónito a la discusión verbal entre ellos dos. La doctora era testigo de toda la conversación y Wrath no había reparado ni en ello, ni en ella.

La amenaza de un rythe o la muerte misma me hizo cerrar con fuerza mis puños y mi mandíbula. Unas ganas asesinas de meterme entre ellos y degollar al rey hicieron que mi cuerpo se tensara. Y di gracias a Dios de que nadie estuviera pendiente de mi o mis emociones, ni siquiera mi mujer. Si tuviera que apostar en una pelea entre esos dos, no sabría por cual apostar mi dinero, porque ambos eran pesos pesados.

Todos nos quedamos como estatuas cuando la doctora puso en su sitio a Wrath y le dejo bien claro que nadie la iba a manejar y mucho menos a gobernar sin dar su opinión. Todos tosimos con mucho disimulo y muy bajo para aguantar las carcajadas. Al final fue Beth quien puso un poco de cordura y la doctora se quedaba, ella pensaba que hasta que V se recuperara, pero por experiencia sabía que una vez que pasabas la verja de la mansión te quedabas para siempre. Eso era algo que mi compañero tendría que contarle.

Y ahora venía lo mejor del día…su alimentación. No era un secreto que Marissa no le caía bien a V, pero era la única libre y era muy urgente que se alimentara. A ninguno se le ocurrió señalar a Beth. A todos les gustaban sus cabezas sobre los hombros. Se negó como era muy predecible, pero no se atrevió a negar esa orden directa. Nadie tomaba a broma las amenazas de jefe de la raza.

Me dispuse cerca de él y de Marissa y le hable desde mi corazón y con la verdad en mis palabras. Mirándolo a los ojos para que viera mi sinceridad y leyera que no podía perderlo por negarse a beber la sangre de mi mujer. Al no ser vampiro no hubo que agarrarme. Al final empezó a alimentarse y yo respire profundo y un poco tranquilo.

Mire a la doctora cuando empezó a rastrillar su pelo negro y sedoso y algo exploto en mí. El aguijón de los celos se clavó hasta el fondo de mi corazón y una rabia que no conocía empezó a caminar desde los pies a la cabeza y rodeo mi cuerpo. Mi cuerpo se volvió a tensar pero esta vez de una forma que hacía que mis huesos crujieran. Mis puños se cerraron con tanta dureza que se pusieron blancos y por primera vez en mi vida quise golpear a una mujer por tocar a quien consideraba como mío, cuando no lo era. Me reprendía a mí mismo en el momento que Vishous levanto su mirada hacia la mía y como por arte de magia todo los sentimientos que me rodeaban en ese momento se fueron.

Así estuvimos hasta que termino su alimentación y en varios momentos pensé que se podía sentir cuando alguien a quien amabas bebía de ti. Que emociones te recorrían cuando las sangres se fusionaban y si eso te unía más a quien fuera tu pareja. Marissa siempre me mordía al final del acto sexual y su orgasmo se acentúa y parecía no acabar y aunque me arrastraba con ella no era lo mismo. Como me hubiese gustado ser yo quien lo alimentara. Salí de mis pensamientos y salimos para dejarlo descansar. Avise al hombrecillo de que llevara una fuente de alimentos para dos, una botella de vodka y un refresco. Me cambie para ir al gimnasio,mientras Marissa se alimentaba de comida. Salía del pit cuando Beth me abordo.

— A ti te bustaba poli.

— Aquí me tienes mi reina.

Gruño y yo me reí. La deje pasar y le ofrecí una cerveza que me acepto, cogí otra para mí y me senté en el sillón frente al sofá. No se anduvo por las ramas.

— ¿Estas bien poli?

— ¿Tendría que estar mal?

— Se han alimentado de tu mujer y aunque te hayas puesto tu coraza de chico duro yo sé que no lo eres.

— No soy vampiro.

— Pero eres un hombre enamorado, me vas a decir que no te ha molestado ni un poco.

— No me ha molestado. V es mi amigo, mi compañero de piso y quien me cubre el culo ahí fuera.

— ¿Me lo juras?

— Palabra de boy scout.

— ¿Cuándo vas a poner fecha para el emparejamiento con Marissa?

— ¿Te manda ella?

— No. Es que ya lleváis un tiempo junto y es su forma de casarse.

— No quiero ser grosero y sabes que te quiero mucho, pero eso es un tema que solo nos incumbe a nosotros.

Dejo su cerveza y se arrodilló delante de mí.

— Sé que es un tema de vosotros, pero deberías plantearte si realmente estás enamorado de ella. Os quiero a los dos por igual, pero yo conocí mi felicidad gracias a ti que me trajiste cuando me moría. Y te conozco de más tiempo y no quiero que salgas herido.

— No se lo he pedido porque yo moriré antes que ella por ser humano y no quiero que sea la viuda de un humano.

— Pues háblalo con ella, necesita saber porque no das ese paso.

— Ya sabía que habíais hablado.

Se levantó riendo y antes de salir del pit, se giró y me dijo…

— ¿De qué crees que hablamos Beth,tu mujer y yo cuando nos reunimos? Somos vampiras, pero somos mujeres y el deporte entre nosotras es sacarles el pellejo a nuestros hombres.

Deje las cervezas en la basura y salí corriendo al gimnasio. No quería pensar y lo mejor para ello era quemarse haciendo ejercicios. Una hora después estaba duchado y cambiado de ropa, de vuelta a la habitación de Vishous. Tome nota de todo lo que tenía que comprar para ayudar en su recuperación y me quede por deseo de mi compañero para que lo ayudara a contestar a todas las preguntas de la doctora que se llamaba Jane y comprobé que una vez alimentada y más tranquila era muy simpática. V le explico que no volvería a su vida de antes y que todo se había hecho ya y con todos nosotros tendría mucho trabajo.

Aunque se negó al principio termino aceptando su desino de la misma forma que yo lo hice y se asombró al saber que era tan humano como ella. Una vez contestada todas sus preguntas y con la firme promesa que tendría un dispensario medido en la mansión con lo último en aparatos. Una sala de recuperación y un quirófano se fue al baño.

— Coméntaselo a Wrath.

— No dirá que no compañero, además sería muy bueno para nosotros tener algo así aquí.

— ¿Y qué zona?

— En el tune del pit. Hay como unas cinco habitaciones cerradas que dan a un pequeño jardín techado y cerrado. Están cerca de— En el tune del pit. Hay como unas cinco habitaciones cerradas que dan a un pequeño jardín techado y cerrado. Están cerca de la entrada trasera, de la del garaje y por la zona de los entrenamientos. Es el sitio perfecto.

— Poli…

— Sí.

— ¿Te importa si vivimos aquí contigo y Marissa?

— Eso ni se pregunta amigo. Tú y yo hemos compartido muchas cosas y pensarte lejos de mí no me gusta. Aquí hay espacio de sobra.

—Yo no quería irme de aquí.

— Vishous…

— Sí.

— Me alegro de que te des una oportunidad con ella.

— Y yo. Había pensado que podemos hacer un emparejamiento doble.

— Es una muy buena idea. Voy a traer lo que me pidió, te veo en un rato.

Nos dimos un fuerte abrazo que duro más de lo acostumbrado y me marche. Durante el camino y las compras no dejaba de pensar en que estaba mal y porque me sentía como si hubiese perdido algo muy valioso.

Apoye mi cabeza en el cabecero y cerré los ojos, mierda daría el huevo que me quedaba por un buen trago de vodka. Realmente me merecía una hembra como la doctora. Un amor como el que sentía el poli por la Marisosa y viceversa. Tal vez, si daba ese gran paso ella haría que olvidara mi pervertida obsesión por Butch y los sentimientos que albergaba por mi compañero cambiaran de dirección. Sería un necio cobarde si perdía una oportunidad que una maldita noche pasada me daba.

Abrí mis ojos y la volví a mirar. No era una hembra muy bonita, pero si atractiva. Una de esas mujeres que se haría notar en una habitación llena de gente, por su atractivo y su fuerte energía. Tal vez me llamo la atención porque sus rasgos eran casi masculinos y su cara cuadrada. Sus labios no eran prominentes. Sus cejas no eran arqueadas, ni espesas pestañas femeninas. Y hasta donde podía ver, no había senos grandes debajo de su bata de médico, ni sobresalientes curvas. Su físico era del tipo llamado andrógino, una hembra con físico de macho. Y sin embargo la deseaba como si fuera la reina de la belleza desnuda de la mansión playboy. < Mía > ese pensamiento me volvió a machacar en la cabeza al tiempo que una corriente de energía sexual y lujuria que hizo que mis caderas se movieran debajo de la sabana que cubría mi medio cuerpo. Pero ni las fuerzas para hundirme en ella acompañaban, ni mi polla respondía por entero.

No había ningún arrepentimiento por haberla traído. Esa hembra estaba destinada para mí y para servir a la hermandad. La amabilidad con la que me había tratado me había desarmado al igual que su preocupación por mi vida. Iba más allá del hecho que era una doctora. Pero no me gustaba como la había obligado adentrarse en mi mundo dejando el suyo fuera para siempre. Eso me hacía sentir mal pero no había tiempo para un cortejo y mucho menos para invitarla a la mansión. La puta visión y este mía que no dejaba de rondar en mi cabeza, sellaron su destino para siempre.

No podía dejar de mirarla y fue así como cazo mi mirada en la suya. Abrió los ojos y se sentó en el sofá. Iba hablar cuando Wrath entro hecho una fiera,trayéndose consigo un helado frio lo que me decía que estaba muy cabreado y que nos íbamos a pelear muy duro. Vi que era seguido por Beth, Rhage, Marisosa y Butch.

— ¡¡ Si no estuvieras ya en cama y operado, yo mismo te haría pedazos y se los tiraría a los perros!! ¿En qué demonios pensabas para traerla aquí? ¿En la polla? ¿Te has vuelto loco? — mire al rey y me mantuve en silencio.

— Nallum, tranquilízate. Estoy seguro de que habrá tenido sus motivos. Vishous no hace las cosas por azar. — dulce Beth.

— Te he hecho una pregunta V.

— Has hecho varias.

Un gruñido sonó en la estancia y respire fuerte.

— No te hagas el gracioso conmigo. Te aguanto tus insolencias porque eres de los mejores aquí dentro, pero no tenses la cuerda porque si se rompe en el mejor de los casos tendrás un rythe cuando te recuperes y en el peor la muerte. Habla y hazlo cuando yo me calle.

— Debía venir.

— Porque tú lo decidiste o por una de esas visiones tuyas que no tienen ni pies ni cabeza.

— Mi visión contigo y la reina tuvo sus pies y cabeza.

— Ella se ira.

— No.

— Sí y es mi última palabra.

— Si se trata de ella yo soy el único que tiene la última palabra — quise levantarme pero todo mi cuerpo tembló. Vi al poli dar un paso y antes de que diera el segundo la doctora se había subido a mi cama por el lado derecho y de rodilla con sus manos suaves y cariñosas sobre mis hombros evitaba que me levantara.

— ¡Al diablo contigo Vishous! Estoy harto de tus desplantes.

De repente la voz de la hembra humana rompió el tenso silencio y su fuerte carácter demostrado cuando la raptamos salió a flote.

— No estoy entiendo nada pero le dejo claro a usted, señor con muy mal carácter que no soy un caballo para vender o subastar a mejor al postor. Ni tampoco una maleta para llevar o traer al antojo de ustedes. Este — me señalo — es mi paciente y no voy a ningún lado hasta que se recupere del todo y este bien. Si no le gusta es su problema. Pero que no me voy, es que no me voy y si tiene algo que ver con su corazón que no es humano y que aun siendo ya de día — toco su reloj de pulsera— estén las persianas bajas, no tema nadie sabrá nada por mí, aunque deberían volver al hospital cuando puedan y triturar el expediente médico de él.

— Ya lo hicimos — contesto Rhage aguantando una carcajada y cuando mire el cuadro delante de mí, todos hasta Beth aguantaban las carcajadas.

Al mirar a Wrath hasta yo tuve que componerme, su cara era un Picasso y el desconcierto era muy palpable.

— Disculpa a mi esposo, tiene un fuerte carácter pero debe tenerlo para mantener a raya a sus hermanos de sangre, no quiso faltarte al respeto. Soy Beth, el mal humorado es Wrath, el de tu derecha Rhage y los que están a mi lado Marissa y Butch.

— Hola a todos y disculpas aceptadas.

— Ahora deberías venir conmigo, tu paciente se tiene que alimentar.

— Como no veo una fuente de alimentos denoto que no es comer de comer.

— Todos aquí comemos alimentos sólidos y bebemos líquidos de todos tipos. Pero la alimentación que requiere ahora, es para sanar sus heridas y es muy importante para su persona.

— Si no te importa me quedo a su lado. Si voy a vivir aquí hasta su total recuperación debo empezar a conocer sus hábitos.

Beth se puso de puntillas y le hablo a su esposo al oído. Un suave gruñido. Un toque de atención en su pecho y al final la reina se salió con la suya, su sonrisa la delataba.

— Se bienvenida y perdona mi falta de cortesía y mis pasadas palabras — me miro con esa mirada que te traspasaba el alma y me señalo con un dedo — y ahora te vas alimentar sin dar más problemas y sin oír una queja más de tus labios. O te juro que te golpeo hasta dejarte inconsciente y meterte tu alimento a la fuerza.

El poli dio un beso en la sien a su hembra y ella camino hasta sentarse en el filo de mi cama. Dejo al descubierto su brazo derecho y me sonrío.

— Bebe de mí.

— Antes muerto.

— Aquí sí que no tienes ni voz ni voto. Te vas alimentar de Marissa. Layla acaba de alimentar a Rhage y no hay otra elegida disponible.

El poli se acercó hasta arrodillarse delante de mí y su hembra.

— Hazlo, lo necesitas, la herida de tu pecho no cierra del todo y perdiste mucha sangre. No te preocupes por mí, al no estar emparejados todavía, nadie tendrá que agarrarme y quiero que lo hagas. Es por ti que soy quien soy y tengo todo lo que una vez desee: una familia, una hermosa y buena mujer y lo mejor de todo eres tú, mi mejor amigo.

Mire a la doctora y en su mirada había compresión, nada de miedo. Descubrir que éramos vampiros no la asusto. Agarre el brazo de la hembra y clave mis colmillos igual que lo haría una cobra, rápida y certeramente. La mano de la doctora empezó acariciar mi pelo mientras tragaba sangre. Y de repente lo volví a notar, recordé que Marisosa mordía al poli en el final de acto sexual y el último estaba aún muy presente. La sangre de la hembra era poderosa y fuerte pero por encima de la suya estaba la de Butch, su matiz era diferente.

Juraría que de haber sido de nuestra raza su sangre seria de las mejores. Era una sangre regia, con poder y con un matiz que se me escapaba pero que no me era desconocido. Poco a poco pero sin pasar de largo la sangre de Butch se impuso a la de Marisosa y empecé a beber con avidez. Como un sediento que no podía no calmar su sed. Su sabor se asemejaba a un olor de otra sangre que había olido pero no podía ubicar ni donde, ni quien.

Cuando ya note que mi cuerpo empezaba a sanar solté el brazo de la hembra y mire al poli.

— Gracias… a los dos.

— No hay de que compañero. Ahora te dejaremos descansar y luego vendré a ver como sigues.

— Podrías hacer que Fritz traiga algo de comer y de beber para ella.

— Claro que sí.

Cuando se fueron me acomode en mi cama y con las caricias de mi hembra me fui quedando dormido. Qué bien sonaba eso de < mi hembra >

Siendo humano era el único que podía salir cuando era de día y hoy en particular agradecía un poco de aire y estar fuera de la mansión. Wrath me dejo bien claro que nada de ir por las zonas de cuando era detective y muchos pasar por antiguo apartamento y dejarme ver de mis antiguos compañeros o de mi amigo de La Cruz. Una vez que acabe con las compras que la doctora me había pedido, me senté en una cafetería y pedí un buen desayuno y que cambiaran el café por un buen whisky de Malta, la camarera me miro como me hubiese vuelto loco pero se fue a por mí encargo. Mientras lo traían mi cabeza volvió a mis pensamientos y la imagen de V bebiendo de mi mujer…como me hubiese gustado ser ella y saber que se sentía.

El vaso del licor ambarino se me puso delante, di las gracias y tome un buen sorbo. Observe a los que paseaban delante de mí y sonreí pensando que ignorantes estaba de lo que se cocía en esa gran ciudad y el peligro que les rodeaba con los cabrones talcos, pero para eso estaba sus amigos y ahora yo mismo. Pero realmente no es que me importara, nadie había llamado a mi antiguo móvi, ahora en manos de Vishous para controlar si había alguna llamada importante, desde mi desaparición, solo José de la Cruz. Para el resto del mundo solo había sido alguien de paso en sus vidas.

El desayuno llego y me centre en comer. Pedí otro whisky y seguí a lo mío. Esperaba que vivir los cuatros juntos fuera bien y hubiese armonía, al menos Marissa iba a tener otra mujer cerca, para hacer eso que hacían las mujeres. Estaba acabando el desayuno cuando una figura masculina muy familiar pasa frente donde estaba sentado. Había sido una mala idea sentarme delante de un gran cristal. Cogí de mi bolsillo trasero la gorra de lo Red Sox y me la encale hasta los ojos, pidiendo la cuenta. De la Cruz entro con su nuevo compañero a tomar café. Pague dejando una buena propina y salí sin dar los buenos días siquiera.

Respire una vez que el coche se puso en marcha y se alejó. Sonreí, me había alegrado verlo aunque fuera en la distancia y agradecí en mi corazón que siguiera haciendo llamadas perdidas y dejándome mensajes. Me daba por muerto y me echaba de menos, él y su mujer. Ojala algún día pudiera decirle que estaba bien, trabajando en lo mío y siendo un guerrero para que su mundo no se hiciera añicos. Frente a frente delante de una botella de whisky y volver a contar con su amistad. Ojala algún día pudieras era sí.

Cuando llegue a la casa, pasé por el despacho de Wrath que ya estaba más calmado y le expuse la idea de la doctora. Con los planos sobre su mesa le marque las habitaciones y la zona donde estaban. Beth cogió las llaves y fuimos a ver. Deje la bolsa de deporte donde había metido las compras dentro del pit y fuimos a ver las habitaciones.

Las puertas chirriaron cuando las abrimos. Necesitaban una buena limpieza y mucho trabajo pero era el sitio idóneo. Las cuatros habitaciones se comunicaba entre sí. Y el sitio era muy bueno…cerca de la zona de entrenamiento, del gimnasio, del garaje y de la puerta de entrada desde el pit a la mansión y al revés e incluso se podía hacer un acceso para tener una puerta con código para entrar directamente desde el patio donde dejábamos los coches si traíamos algún herido, a la enfermería.

— Nos ponderemos manos a la obra enseguida. La reina y yo estamos de acuerdo con esa idea. Buscaremos ayuda para la doctora, enfermeras e incluso otros doctores por si sois heridos más de dos al mismo tiempo. Recientemente han acabado las carreras muchos de los nuestros. Buscaremos.

— Iré a comunicárselo a V y a su doctora.

— Se llama Jane, Butch.

— Lo sé.

— Nosotros vamos hablar con Fritz y a poner todo en marcha para mañana.

Yo me quede entrando en el pit y ellos se fueron a ponerlo a todo en marcha. Cogí la bolsa y fui hacia la habitación de Vishous.

La pequeña y geniosa doctora me obligo a comer algo con ella. Minutos antes había ido al baño y salió ruborizada, cuando le pregunte que le pasaba me dijo que olía muy bien mi colonia y un ligero aroma de sexo llego a mi nariz. Salía de ella y sonreí. Yo no usaba colonia.

— Lo que oliste en el baño, no era colonia, era mi olor natural.

— Ufffffff pues si lo embotello me hago rica.

Las carcajadas salieron antes de que pudiera evitarlo y ella se rio conmigo. Carraspeé y me puse serio.

— Te has tomado muy bien toda esta historia loca y quedarte aquí.

— Bueno, tu corazón ya me había dado una idea de que no eras de este mundo. Y si lo pienso bien, solo tengo un amigo fuera de aquí y mi profesión, que seguiré haciendo si tu rey gruñón monta lo que le pedí.

— ¿El tal Manello? Y Wrath lo hará, lo necesitamos. No somos bienvenidos en los hospitales de nuestra raza.

— Sí. Pues yo os curare dentro de mis posibilidades. Un compañero de trabajo y un bue amigo que echare de menos. Aunque si por el fuera seriamos algo mas.

— Al principio serán cosas pequeñas y tendrás ayuda, hasta que te habitúes a nuestro organismo y necesidades.— no deje salir un gruñido de posesión y de repente la palabra <Hermano> volvió a mi lóbulo frontal.

— Eso estará muy bien.

— Bueno ya he acabado de comer.

— No has terminado. Sigue.

— No tengo más hambre.

— No te he preguntado si tenías hambre. No hagas que te tape la nariz y te meta la comida a la fuerza en la boca.

Sin quererlo mi sonrisa se hizo más grande y no me paso por alto su sonrojo otra vez y como frotaba sus muslos uno con otro. El olor a sexo se hizo más intenso y me gustaba.

— No creas que esa sonrisa de actor guapo de cine, te librara de que no lo haga.

—No lo dudo, es solo que nadie me habla así.

— Pues vete acostumbrando.

Seguí comiendo disfrutando del pique de palabras y de ella. Esa hembra me deseaba como yo a ella. Una vez terminado me dio más agua y retiro la bandeja vacía poniéndola sobre la mesa baja delante del sofá, volvió a sentarse a mi lado en el filo de la cama.

— Se alargan — me señalo los colmillos — cuando comes.

— Y cuando me pongo agresivo o tengo ganas de sexo.

Mi esencia natural de sexo salió de forma y se fundió con la suya. Los dos nos miramos y tire de ella hasta que estuvo a horcajadas sobre mis caderas y delante de mí.

— Tú y yo nos hemos tenido aun una cita.

— Me deseas. Nos deseamos.

— Estas herido.

— La sangre que bebí ha sanado una gran parte. Tendrás que hacer todo el trabajo pero te prometo que lo vas a disfrutar como nunca has disfrutado antes del sexo.

Mi boca absorbió la suya y mi lengua no paro hasta que abrió su boca y se lengua se enredó con la mía. Complacido palpe que bajo su bata solo había ropa interior y carne caliente. Mientras el beso continuaba arranque los botones y saque de su cuerpo ese trozo de tela blanco. Abrí su sujetador y se lo quité tirándolo al suelo. Mi boca dejo la suya y me fui a por sus senos mientras le arrancaba las bragas. Sus uñas se clavaron en mis hombros y gimió de puro placer. Baje una de mis manos de la curva de su trasero y la rodé hasta que encontré la entrada de su vagina, metí dos dedos y su calidez y humedad hicieron que mi polla se desesperará por entrar. Con la otra aparte la sabana que cubría mi desnudez de cintura para abajo. Por primera vez no me importo, ella ya había visto lo que me habían hecho. Pero al mismo tiempo sentí que traicionaba al poli. De haber sido las cosas de otra manera, él hubiese sido el primero en ver mi mayor defecto como hombre. Empuje ese pensamiento muy atrás de mi cabeza y me centre en la formidable hembra que tenía en mi regazo.

Cuando nuestros se encontraron ambos gemimos. Nos miramos y la hembra se volvió agresiva sexualmente. Si su carácter respondo y dominante me ponía loco, unido a su físico casi varonil pero excitante, esta nueva doctora agresiva me gustaba más. Pero estaba muy claro que los dos yo era el más dominante. Su boca marcaba las partes de mi pecho que podía morder y marcar. Sus uñas se clavaban profundamente en mis brazos y hombros. Sus caderas se movían buscando mi polla y se la di. Encontrando el hueco de su entrada, me empuje hasta el fondo de su estrecho pasillo. Solo nos quedamos quietos un segundo.

— ¿Cómo te llamas?

— Vishous, pero me dicen V.

Y empezamos a movernos, bueno más ella que yo. Aun tenía grapas y puntos que no habían sanado del todo. Ninguna hembra había estado tan cerca de mí como lo estaba ella y nadie ni macho ni hembra me había visto nunca desnudo del todo. Y el sexo estaba siendo genial. Tuve una visión como mi sumida de ella y me volví loco. Note como su cuerpo estaba más que preparado para el orgasmo y mordí su hombro cerca de la yugular. Su orgasmo agarro el mío y me arrastro.

En ese momento el poli abrió la puerta y el mundo se paró. Nuestras miradas se encontraron. Ella cayo laxa sobre mi cuerpo y yo cerré la herida de su cuello. Butch siguió el movimiento de mi lengua y el ligero vello en mi nuca se erizo. Morderlo y follarlo era un sueño que me perseguía desde que lo conocí. Una fragancia, como si otro vampiro macho estuviera en celo, y que no conocía viajo hasta la mía que flotaba en el aire y se abrazaron.

El poli se fue. Y yo deje que Jane se fuera a bañar y trajera lo necesario para bañarme a mí en la cama. Encendí un liado y fue entonces cuando me di cuenta que esa esencia desconocida venia de Butch. Pero eso era imposible, eso solo lo hacíamos los vampiros. Era una forma de marcar lo que era tuyo para que nadie lo tocara y fuera a por ello y jamás en la vida había visto con tanta claridad como dos esencias se abrazaban. Como si fueran la una de la otra.

Estaba más loco de lo que creía, gentiliza de la perra de mi madre que me abandono en manos del maldito loco sanguinario, mi padre. Y estaba en un buen lío.

Tan absorto y feliz estaba con darle las buenas noticias a esos dos que no oí la actividad que había dentro del cuarto de Vishous. Abrí la puerta y la escena me dejo impactado y quieto sin poderme mover. La bolsa cayó de mis manos dentro de la habitación y mis ojos clavados en los de V. No era la escena de una pareja que había terminado de follar lo que me tenía sin poder mover un musculo. Era los dientes de mi compañero clavados en un ángulo de su cuello y luego como su lengua se movía para cerrar la herida de los colmillos.

Una vez más quise estar en el lugar de una mujer que era mordida por Vishous. Una vez más quise ser yo quien estuviera en la cama con él. Sin más mi cuerpo empezó a sudar. Mi polla choco toco con el metal de la fría cremallera cuando se puso dura. Tan dura que dolía y empujaba para que le diera alivio. Mi boca se cerró y abrió como si mordiera y un olor que nunca había olido llego hasta mí envolviendo todo mi gran cuerpo. Mi sangre se agito dentro de mí. Las ganas de follar se volvieron acuciantes. El sudor pego mi pantalón de cuero y camiseta negra a mi cuerpo. Y un olor que no era desagradable, no era que el otro lo fuera, salió de mí. No era ni mi colonia, ni mi sudor, me era desconocido. Note como se entrelazaba con el otro y se fusionaba. No aguantaba más.

Cerré la puerta con cuidado y me fui en busca de mi mujer que estaba con Beth en las habitaciones que serían nuestra propia enfermería. Abrí la primera puerta sin cuidado y las dos mujeres saltaron cuando la puerta golpeo la pared. Ambas me miraron y Beth sonrío.

— Beth,¿te importa dejarnos solos?

— Para nada, te veo luego Marissa.

En cuanto la reina se fue, me tire a por mi mujer a la que folle de forma salvaje y fuerte. Sus gemidos me decían que ella lo estaba disfrutando y yo la seguía follando con rudeza. Los remordimientos serian para después. Por primera vez fui yo el que mordió el hombro derecho de mi mujer y bebí la sangre que salió. Se retorció en un brutal orgasmo en mis brazos. Su sabor no me disgusto, pero esa no era la sangre que yo quería probar, ni el cuerpo que hoy que quería follar.

No separe mis labios de su hombro temeroso de que cuando mi orgasmo llego gritara el nombre de Vishous en vez el de Marissa. Cuando los cuerpos se relajaron, si los separe.

— Butch me gusta tu parte tierna y amorosa, pero este Butch es una locura.

— ¿Te hice daño?

— No mi nallum, esa mordida hizo mi orgasmo más potente. Te amo.

— Idem mi princesa.

Decir que la amaba en ese momento que tenía a otra persona en mi mente me parecía inmoral. Solo esperaba que verlo con la doctora hiciera que me centrara en mi mujer de nuevo y estos lujuriosos pensamientos se acabaran.

— ¿Has comprado otra colonia?

— No, ¿por qué?

— Hueles diferente.

— Sude y vine a ti sin bañarme.

— Hazlo más a menudo.

Y por primera vez en todo el día, una sincera risa salió de mí.

Hoy ha sido hoy y mañana es mañana. Un día para empezar de cero y resetear mi cabeza.

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