CADA OVEJA CON SU PAREJA
Corrí desesperado hacia la terraza apoyando mis manos en la cornisa y gritando su nombre como un loco me asome al vacío no viendo nada. Seguí gritando su nombre hasta que las lagrimas rompieron mi aliento y solo solloce. Fui consiente en mi locura que a la altura que estaba seria imposible oír el ruido de un cuerpo al caer y chocar con el duro asfalto. Gire mi cuerpo apoyando mi espalda en el filo de la cornisa, resbale hasta que mi culo pego con el suelo de la terraza. Subí mis piernas, doblando las rodillas y tape con mis manos la cara mientras lloraba.
No controle el tiempo que me quede así. Me levante secando mi congestionada cara y seque con furia las lagrimas...ese puto cobarde no se merecía que llorara por el, a la mierda. Empecé a dar vueltas por la terraza controlando en mi cabeza y de mil maneras como iba a dar la noticia al resto de la casa. Como ex detective de homicidios estaba mas que acostumbrado a dar malas noticias, pero esta loca muerte me tocaba de cerca. Como había sido capaz de hacerlo y dejarme solo.
Me gire en la ultima vuelta para salir por la terraza en busca de mi móvil que estaba en la chaqueta de cuero que había dejado en el respaldo de un taburete cuando el cuerpo de Vishous apareció de la nada delante de mi. El brillante de su cuerpo desapareció, pero el de sus ojos no. Me quede parado sin quitar mis ojos de el y di gracias a Dios porque la cordura hubiese vuelto a el. Pero una rabia encorajada se fue apoderando de mi.
— No pude hacerlo...por mas que me odie a mi mismo, no quiero morir.
— Me importa una mierda y de no ser que me matarían sin adornamientos tus amigos, seria yo quien te tiraría por ese borde yo mismo.
Eso era una mentira bestial, pero mi rabia se había apoderado de mi sangre y esta empezó a correr como un río de lava caliente y sin freno. El susto, el miedo de haberlo podido perder y el cabreo era un trío que hacia una mala combinación. Me tire hacia el. Mi puño se estrello en su cara y seguí golpeando su cara y cuerpo. con cada golpe salimos de la terraza y yo no dejaba decirle cosas.