miércoles, 16 de agosto de 2017

EL ÁTICO...12ª


                                                                    EL ÁTICO


Vishous y Butch Fated

Habían pasado seis meses de locura desde la vuelta de Jane que trajo con ella la vuelta del hermano Thor acompañado de un ángel, lo que nos faltaba en la casa. Lo de Thor más que una vuelta fue un ir a buscarlo. El encuentro entre padre e hijo fue memorable. Pero como siempre todo lo bueno viene acompañado de cosas y noticias malas. La banda de los Bastardos estaba en la cuidad dando por culo y para seguir con la mala suerte mi mente se había fusionado en un cortocircuito permanente lo que me tenía más loco de lo normal y con los nervios a flor de piel.

La culpa por lo que le había sucedido a Jane era mala compañera de viaje y me estaba matando lentamente y roído la poca alma que me pudiera quedar intacta. A esa culpa súmale la culpa de pedirle un último y único beso al poli a modo de despedida de mis sentimientos por él. Craso error, esos sentimientos no solo no habían muerto sino que habían empujado para sacar fuera de mi roto corazón los que tenía por mi hembra y volver a ocupar su sitio.

La maldita culpa no estaba teniendo piedad conmigo y era una punta bomba de relojería a punto de estallar.

— Vishous cariño, trabajaré toda la noche en Lugar Seguro.

— De acuerdo.

— ¿Estas bien?

— Sí.

— Me marcho.

No oí el tintineó del código cuando se marcaba. Levante mis vista de los ordenadores y estaba frente a mí.

— ¿Necesitas que te lleve?

— No, necesito que hablemos a mi vuelta.

Sin esperar respuesta mía se fue y esta vez no solo oí el teclear sino también el portazo que pego a la puerta. Me sentí un puto cobarde miserable por no ser haber sido sincero con ella. Me fui hundiendo en un hoyo tan negro como mi vida y tan lentamente que empecé agobiarme. Cerré el ordenador donde estaba trabajando, me levante cogiendo las llaves del coche y mi abrigo de cuero. Salí de lo que ahora consideraba mi prisión. Y mi fui a mi refugio.

Mi ático siempre era mi lugar seguro y secreto, donde era yo por completo.


Pegaba con saña al saco de boxeo, quería quemar la rabia que últimamente me estaba atosigando. Thor había vuelto, con el regalo de un ángel que ponía de los nervios a todos en la casa. John era más feliz y ahora estaba más tranquilo. Una banda, viejos conocidos de mis amigos, con idea de quedarse en Caldwel y jodernos la vida, como si no tuviéramos bastante con la Sociedad de los Restrictores.

Di un último golpe y desate con mis dientes el primer guante para poder quitarme el otro. Me fui a por una botella de agua que me eche por encima de la cabeza y cogí una segunda botella. Me senté en uno de los bancos de madera. Seque mi sudor con la toalla y
bebí, relamiendo los labios cuando termine de beber. El recuerdo del beso que me pidió V me asalto haciendo que cerrara mis ojos y gimiera.

Un solo beso y mi cuento de hadas, mi vida perfecta se estaba haciendo añicos. Ya no
hacíamos el amor, ni yo la buscaba, ni ella a mí. Iba más de seguido donde el Reverendo. M estaba volviendo majara con toda esa situación. Con mis creencias religiosas y con el puto hecho de que yo no era gay y había besado a un hombre. A un hombre que por otro lado no me era indiferente.

¿Cómo era posible que un simple beso tambaleara mi perfecta burbuja con Marissa? ¿Me podía haber negado? Claro que sí. ¿Quería negarme? No. ¿Lo deseaba? Tenía curiosidad. ¿Por qué tenía curiosidad? Y yo que mierda se. Joder parecía que rellanaba un cuestionario mentalmente.

El olor a océano llego antes que ella al gimnasio.

— Butch, esta noche trabajo en Lugar Seguro.

— ¿Necesitas que te lleve?

— No gracias, Thor y John serán mis guardaespaldas, los míos y los de Jane.

— Estaréis en buenas manos.

— Lo sabemos. A mi vuelta tú y yo tenemos que tener una larga charla.

— Te estaré esperando.

La hora de la verdad había llegado y tendría que ser sincero y no prolongar más una relación que no toma su camino. Hoy por hoy, Marissa y yo estábamos en páginas diferentes del libro de nuestra vida en común.

Un solo beso y todo se esfumo como el agua que se escapa de las manos.

Haber llamado a una sumida no había sido una buena idea, no lo había hecho desde que Jane entro en mi vida, pero esta noche lo necesitaba. Pero mi mente no reaccionaba y la culpa me seguía atormentando.

Sentado en mi sillón de cuero negro y bebiendo vodka, no dejaba de mirar hacia fuera. El tiempo esta noche era desapacible. Frio, lluvioso y con un viento que cuando rodeaba la alta torre de edificios de forma agresiva parecía que la movía. El puente de Caldwel desde donde estaba tenia pinta de postal y las luces de fondo le daban un aspecto tétrico.

Pronto amanecería. Deje la botella en el suelo. Me desnude y me metí en la cama cerrando con la mente las gruesas cortinas negras que impedirían que la luz solar me causara quemaduras de tercer grado mientras duermo. Había pensado poner las mismas persianas
eléctricas que se bajaban solas cuando empezaba amanecer que había en la Mansión, pero pare esa idea cuando mi hembra llego a mí. Fritz se había ocupado de mantenerlo limpio y en orden. Jamás me hizo ningún comentario de mis artilugios para causar dolor. Cada vez el hombrecillo me caía mejor.

No quería dormir solo cerrar los ojos y dejar de pensar. Solo quería un poco de calma y que la culpa se fuera a paseo. Pero sabía muy bien que eso no pasaría, en cuanto mis ojos se
vencieran al cansancio vendría un tortuoso sueño.

El móvil volvió a sonar y yo lo volví a ignorar. La conversación con mi hembra tendría que esperar.

Había tenido que salir hacer un recado a Wrath. Fui con Qhuinn y Blay. Ellos se habían evaporado hacia la Mansión en cuanto el amanecer empezó a despuntar. Yo hice una parada en el Zero Sum que ya cerraba sus puertas. Me entretuve como más de una hora y luego me fui, pero en vez de hacia el coche, di un paseo. Era un rastrero cobarde por evitar de forma tan descarada la charla pendiente con mi mujer.

Me pare cuando vi una pequeña iglesia de barrio. Subí los escalones y entre haciendo la
señal de la cruz. Me senté en uno de los bancos vacíos y me puse a reza agarrando la cruz que colgaba en mi cuello y reposaba en mi pecho. El tranquilo silencio de una iglesia siempre era consuelo para mí y me daba paz. Cerré los ojos y seguí rezando pidiéndole a Dios un poco de luz en estos momentos de oscuridad.

Para cuando salí el día había terminado de despuntar y los restos de una noche lluviosa se notaban aun en el aire. Respire profundo y camine hacia el coche subiendo el cuello de mi chaqueta de cuero y la cremallera. Una vez dentro encendí el motor y la calefacción y puse rumbo a la casa.

De camino hacia ella,esta vez rezaba para que Marissa durmiera. La charla entre los dos no se podía demorar más, pero no hoy y menos tras una larga noche de patear feos culos albinos con apestoso olor a talco.

Cuando al fin llegue y entre al pit,Marissa dormía. Di las gracias y me desnude metiéndome en la cama. Parecíamos un matrimonio que llevaba mil años juntos y ya se habían cansado hasta del calor corporal del otro.

Por fin el día paso y la noche llego de nuevo y con ella de nuevo el frío y la lluvia. Había terminado apagando el móvil que no había dejado de sonar,no necesitaba mirar la pantalla para saber quien era.

Me levante de la cama,fui al baño y metí mi cabeza bajo el chorro. Volví hacia la sala descorriendo las cortinas con mi mente y mirando hacia fuera doble mi cintura para coger la botella de vodka y beber.

La maldita oscuridad llamaba a mi oscuridad. Abrí las puertas con mi mente y el frío revoloteo a mis pies y subió por todo mi cuerpo como un huracán. Camine hacia fuera y apoye las palmas de mis manos contra el borde de la terraza.Deje la botella sobre la repisa. Me incline hacia delante,tanto que el aire golpeo mi cara humedad y mi pelo húmedo jugaba con el mismo viento y las gotas de la fuerte lluvia mezclándose.

Mis manos acariciaron lentamente la piedra lisa del borde. El muro era alto y rodeaba todos los áticos. La superficie era bastante ancha como para ponerse de pie en ella y pasear,de paso mirar al abismo.

Había un dicho que decía: si miras mucho tiempo al abismo,este terminara engullendote y haciéndote suyo.

¿Tan malo seria que eso pasara?

El día paso rápido. me había levantado mucho antes que mi mujer y me puse en marcha buscando pistas sobre los Bastardos y algunos restrictores. tenia que sacar fuerzas para poder enfrentar la charla con Marissa. Me puse en marcha esperando a la nueva noche y a la charla que ya no se podía demorar.

Poco a poco el día fue desapareciendo y dejando que la noche cayera de nuevo y ahora si que el momento había llegado,ya no mas espera. Teníamos que tomar un camino,ya fuera separados o juntos y definir de una vez nuestra situación. Di el parte a Wrath y fui hacia el pit a por una ducha bien caliente,no había dejado de llover y a tener la charla con ella de una vez.

Cuando la puerta se abrió,unos sollozos llegaron a mi. Al entrar cerrando me encontré a la doctora en los brazos de Marissa. Había preocupación en sus ojos y al mirar no vi a Vishous por ningún lado,¿le habría pasado algo? Dios no lo quisiera.

— ¿Que ha pasado?

— ¡Butch! —Jane se soltó de Marissa y cayo en mis brazos sin dejar de llorar.

Farfullaba y no le entendía nada.

— Necesito que te calmes un poco,para entender lo que me dices.

— No sabe nada de Vishous desde ayer y no contesta al móvil.— me dijo mi mujer.

La volví a sentar en el sofá con Marissa y marque el móvil de mi compañero. Cada vez que marcaba se iba derecho al buzón de voz. Fui hacia los ordenadores y mire los dos que siempre estaban conectados marcando nuestra posición por G.P.S. Maldita sea,lo tenia apagado. Volví hacia ellas y me puse de cuclillas entre las dos.

— ¿Paso algo entre vosotros?

— Ya no estábamos bien. Se atormenta con la culpa de lo que me sucedió y nos hemos ido separando,hasta que el amor se ha ido enfriando.

Marissa y yo nos miramos. La mirada de entendimiento era muy clara.A nosotros nos pasaba lo mismo,aunque yo no sentía esa culpa que si la sentía mi compañero,por la muerte de su mujer. Esto no era una casualidad.

— Voy a salir a buscarlo. Por ahora no digáis nada al resto de los chicos y mucho menos a Wrath. En cuanto sepa algo de el os llamare.

— Pero ¿donde lo vas a buscar? — me pregunto mi mujer.

— No tengo ni idea. Pero quemare las suelas de mis zapatos buscándolo y no volveré sin el.

— Yo si.

Ambos miramos para Jane con el asombro escrito en la caras.

— El tiene un ático en Commdore,en el extremo sur-occidental. Numero 102,ultimo piso.

— Es la zona de lujo. — Tercio Marissa.

— Si. — Afirmo la doctora.

— Así que los rumores son ciertos — tercie yo — en Irlanda hay un dicho que dice que cuando el viento sopla,hojas lleva.

Saco un pequeño llavero de su bolso y me lo puso en mi mano.

— La roja es de la puerta de la calle. La pequeña del ascensor privado,solo esta el en esa planta. Y la negra es de la puerta de entrada al ático.

— Sera el primer sitio donde mire.

Metí las llaves en el bolsillo de mi vaquero y corrí hacia mi coche. Saber que el famoso ático fantasma existía,me descoloco,por todo lo que se chismorreaba sucedía en ese lugar.

Media hora después había aparcado frente a la magistral torre y entre. El conserje me dio las buenas noches que le conteste y no me impidió la entrada y ni pregunto nada. Me metí en el ascensor y le di a la llave,cuando la caja se empezó a mover yo empece a sudar de los nervios. Una vez que se paro,salí y toque en la puerta de color negro,volví a tocar y al no tener contestación,metí la llave y entre.

Tuve que parpadear varias veces hasta que mis ojos hasta que estos se acostumbraron a la oscuridad. Me quite la chaqueta muy despacio y la colgué en el respaldo de un taburete. Ese hecho me hizo fijarme en la pequeña cocina. estaba absorto en eso cuando un frío helado estremeció mi cuerpo de los pies a la cabeza.

Ya masa costumbrado a la poca luz artificial y a la poca que entraba desde la terraza abierta,lo que vi me heló la sangre y mi corazón ralentizo sus latidos.

— Vishous — camine muy lentamente hacia donde estaba y le llame con mucha suavidad.

No hubo contestación,pero no iba a dejar de intentarlo.

— Por Dios bendito V,¿que haces?

Mi amigo. Mi compañero paseaba por la barandilla,completamente desnudo. Oscilando su cuerpo cuando el viento lo golpeaba. Empapado por la lluvia y sosteniendo una botella de su veneno parecido al agua,en su mano enguantada. Su cuerpo y sus ojos brillaban como nunca lo había visto.

Gire en redondo al oír la voz del poli y abrí los ojos como sus Dios los tenia en la cruz que siempre llevaba a su cuello. Nunca le había preguntado su significado y tampoco el del grupo de rallas en la parte trasera y baja de su espalda. Así de puto egoísta era yo. Mi sonrisa esta vez no era cabrona,era mas bien de loco demente al igual que mis carcajadas.

— Hermosa vista,¿verdad?— bebí de la botella de Goose — ¿Crees que ellos podrían haberme atado,castrado y tatuado,si hubiese estado tan mojado?

— No se de lo que me hablas V — y mire hacia donde estaba su sexo y note que le faltaba un testículo. Putos bárbaros. Volví a caminar hacia el de forma lenta.

— Es verdad,vaya despiste...tu no tienes ni puta idea de mi pasado — hice una reverencia — mis excusas poli. Te hablaba del perro de mi padre y sus bastardos animales guerreros o eso se creían ellos. No sigas viniendo hacia mi Butch,quédate donde estas.

— Esta bien,esta bien,me quedo donde estoy,pero tu baja de ahí.

— ¿Por que iba hacerlo? Quiero volar — empece a columpiarme de atrás hacia delante — soy tan listo que de seguro venceré a la gravedad.

— No hace falta comprobarlo hoy. Compañero,por favor,baja de ahí.

— No quiero bajar...quiero volar y bien lejos de todo. Volar para siempre.

— Vishous...de una puta vez,baja.

— Mi poli,me gustas,aun lo haces y fue así desde que te conocí.No fue un flechazo,no tengo idea de que maldición es eso. Primero quería matarte en el callejón por ser un cabrón entrometido humano y luego en la Mansión por buscar pelea y no conmigo y porque cuando supe que eras de los Red Sox,ya no podía matarte. Pero después empezaste a caerme bien y mas tarde moría por hacerte mio.Ese beso que me regalaste cuando te lo pedí,es el mejor recuerdo de toda mi puta vida. Cuando te vi haciendo el amor con la Marisosa en el salón quise ser yo quien te lo hiciera,pero no soy capaz de amar de esa manera. Mi perversión es mas fuerte que yo y lo que me mantiene cuerdo. Me da control y no me dispara como un cohete a ninguna parte. O evita que meta el cañón de una pistola en mi boca y la dispare.

— Se todo eso o al menos una parte de lo que me dices. Te di ese beso no solo porque tu me lo pidieras,yo quería dártelo y no miento. Yo quería besarte. No se de que perversión me hablas,nunca he hecho caso de rumores o chismes. Si hay algo que contar de tu parte,ya lo harás cuando lo creas conveniente. No me importan tus perversiones,me importas tu. Y con lo de haberme visto haciéndole el amor a Marissa y no Marisosa,se que habías estado ahí,pero todo esta bien con eso. Fue nuestro fallo no ir a la habitación y exponer nuestra intimidad. Baja,estoy de los nervios de verte ahí arriba.

— Eres el único amigo que tengo.

— Y tu el mio,eso nunca va a cambiar. Siempre lo voy hacer.

— Siempre,que palabra tan sobre valorada poli.

— Como tu digas,pero baja de ahí...V...baja.

— Eres un buen chico irlandés...un buen amigo — gire medio cuerpo y tire la botella de vodka al abismo.

— No lo hagas. Baja y hablemos amigo. No me dejes solo — Vishous brillo aun mas y sus ojos parecieron dos linternas de alto alcance.

— Recuerda esto siempre amigo...Así como la carretera puede acabarse y caer por una ladera. Así como el viento siempre soplara a tu espalda. Así como el sol siempre calentara tu cara y piel y así como la lluvia siempre mojara tu cuerpo...tu buen Dios me sostendrá en sus manos hasta que nos volvamos a ver al otro lado. Adiós poli, ten una buena vida.

Con una inesperada pero fuerte maniobra hacia atrás, di un brinco y me deje hacer en las fauces del abismo. En minutos todo habría acabado para siempre.



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