miércoles, 13 de noviembre de 2019

MADRE...11ª

               
                                                                  MADRE

                                                 



Hay capítulos que serán llevados por el personaje de Butch o Vishous y por quien toque en ese capítulo, como es este caso.


Vishous Fated y Virgen Escribana

— Guerrero.

— ¿Cómo cojon…? — Paré la pregunta e hinque la rodilla en el suelo — Santidad, me siento honrado.

— Así está mejor. Mentiroso. Levántate quiero verte los ojos.

Mientras me levantaba no me podía creer que Wrath hubiese cumplido su amenaza de denunciarme ante ella por no obedecer sus putas reglas.

— El propósito de mi visita nada tiene que ver con tu rey — me acerqué flotando hacia él y sacando mi mano acaricié su mejilla—ve a beber si lo necesitas. Tu cumpleaños se acerca y tengo un regalo para ti.

— Me siento honrado — y confundido. La Virgen escribana nunca regalaba nada a ningún guerrero por su cumpleaños. Me tomé media botella de vodka a morro y sin parar.

— Tu compañera está lista.

— Perdón, ¿pero qué? — Cambié mi pregunta por una afirmación — con el debido respeto yo no tengo compañera, ni la busco, ni la deseo.

— Si la tienes. La he escogido para ti entre todas las Elegidas. Es la de sangre más pura y belleza más sublime. Vosotros dos os aparearéis, procrearéis y luego ella engendrará tus hijos y tendrás más con el resto de ellas. Tus hijas ingresarán en mis filas y tus hijos serán miembros de la Hermandad. Tu destino es convertirte en el Gran Padre.

— Discúlpame Santidad — y una mierda pensé —no es mi intención volver a ofenderte pero no voy a coger compañera y mucho menos ser el Gran Padre.

— Harás ambas cosas y será mediante la apropiada ceremonia.

— Mi destino es ser guerrero y estar con mis hermanos.

— Ese no es tu destino…Eres tan parecido a tu padre.

— Error. El Sanguinario y yo no tenemos nada en común.

— Harás lo que te digo y te someterás por tu propia voluntad o…

— ¿O? — a la mierda la pregunta.

— Haré la vida de tu amigo humano un infierno de dolor y miseria. Se lo que sientes por él. Al igual que conozco el depravado y oscuro mundo del sexo por el que te mueves. También se lo que tu padre hizo contigo en tus genitales y eso no será problema para engendrar hijos. La pasión por el humano y el sexo castigador terminaran cuando tomes tu destino.

Hija de la gran puta. Si toca a Butch la mato con mis propias manos y una mierda para ella si se cree que iba a dejar de usar la única salida que tenía para mi locura. Decidí apretarle las tuercas un poco más.

— Dame una buena maldita razón — nuestras miradas se desafiaron.

— Quien toca en la puerta del diablo este termina abriéndola…Eres mi hijo. Hace trescientos años saliste de mi vientre — dejé caer mi capucha y dejé al descubierto mi mano derecha. — Mira con más atención mis ojos y mi mano expuesta y veras la verdad que te niegas a ti mismo.

Reconocí el resplandor en su mano como si fuera la mía y en sus ojos plata los míos.

— ¿Por qué nunca establecí la conexión?

— Por tu ceguera. No querías ver la verdad que estaba delante de ti.

—¡¡ Y una mierda!!...una zorra como tú no puede ser madre.

— ¡Cuida tu lengua guerrero! O haré que te arrepientas.

— ¿Cómo? ¿Por qué? —me alejé hasta el centro del ático importándome una mierda las preguntas o mi propia vida por mi insolencia.

— Yo quería saber lo que era la concepción y el alumbramiento, así que adopte una forma que me permitiera experimentarlo. Busqué un macho con los atributos necesarios para la supervivencia de la especie: fuerza, astucia, poder y agresión. Lo que desconocía era que ese macho no conocía la ternura y muchos menos la amabilidad para con una hembra.

— Mi padre era una bestia cuando estaba con una hembra. Para él era lo mismo pelear que follar.

— Lo viví en mis carnes. Recibí lo que fui a buscar y cuando el apareamiento comenzó ya no hubo marcha atrás. Pero de alguna manera supo quién era y lo que buscaba.

— Era excelente para descubrir las motivaciones y debilidades ajenas y utilizarlas en su propio beneficio.

— Me dijo que me daría su simiente en cuanto yo le diera un hijo varón, todos sus bastardos habían sido hembras. Él sabía que yo podía garantizarle el sexo del futuro hijo, pero a cambio me pidió que cuando tuvieras tres años te llevará con él. Serias suyo por tres siglos, te enseñaría a combatir y luego servirías a mi propósito.

— ¿Cómo pudiste? Era un niño inocente que pasó de dormir entre seda a dormir sobre piedras. ¿Sabes lo que me hizo? ¿Lo que me hizo hacer? ¿Lo que me hicieron en ese maldito lugar?

— Si, lo sé. Había dado mi palabra.

— Y me dejaste en esa letrina por tu puto honor. Tu mierda propósito, el de mi padre y mi opinión, mi puta opinión no importo nunca. Miserables.

— Puedo comprender tu rabia.

— No lo creo. No tienes ni puta idea de cuál es mi rabia. ¿Tienes idea de lo que conseguí  estando en ese retrete?...Que mi cabeza y cuerpo se destrozaran. Estoy tan roto que lo único que calma mi rabia es castigar cuerpos por los que no siento nada, porque eso también se te lo debo a ti y a mi padre. Estoy vacío y tú pretendes que sea tu semental…¡¡perra!!

— Sigues olvidando quien soy. Háblame con respeto o te lo haré pagar. Me equivoqué al elegir a tu padre y los dos sufrimos con ese error. Me sentí morir todos los días cuando te miraba de lejos o pensaba en ti.

— Podrías haber intervenido.

— Uno no elige su destino, se lo asignan…

— Es entonces a ti a quien debo odiar por todas las cosas que me hicieron cuando elegiste mi miserable destino.

— Hijo…

— No me llames así… ¡nunca! Cuando yo no podía defenderme mi madre hubiese estado allí…cuando estaba sangrando o herido, cuando tenía que pelear por un trozo de comida o un catre, cuando mi padre me humillaba o golpeaba mi madre hubiese estado allí. Eso hacen las verdaderas madres.

— Yo quería, pero no podía.

— No te creo, así que no me vengas con esa mierda de hijo querido.

— Pues te daré otra razón de peso, si no cumples con tu destino la raza no sobrevivirá. Sois unos pocos antes una Sociedad Restrictora que crece.

Maldita sea, la muy hija de puta tenía razón. Había reclutas nuevos pero la mayoría no había pasado la transición y no siempre se sobrevivía a ella.

— Lo haré, pero con una condición.

— ¿Cuál?

— Viviré y pelearé con mis hermanos. Solo iré al Otro Lado a dejar mi simiente.

— El Gran Padre vive…

— Este no, así que tómalo o déjalo. Y si no aceptas me iré de aquí y no me encontraras nuca. Y como ya sabes soy muy bueno en eso.

Ahora fue ella la que paseo hasta quedar al lado de mi mesa de la sección y de un barrido con la mano la limpio.

— Jamás volverás a tener esta clase de apareamientos bruscos y de mal gusto. Tu compañera nunca debe saber de tus gustos tan obscenos.

— Se llama Bondage y tal como dijiste soy digno hijo de mi padre. Puedes estar tranquila nunca utilizaría a tus frágiles hembras para estos menesteres. Pero ese pedido queda fuera del trato. Mi monstruo necesita salir de vez en cuando, sobre todo cuando no duermo o pierdo mis visones y te aseguro no te gustaría me presentará en el Otro Lado con mi locura en pleno apogeo. Ni mi compañera, ni tus Elegidas sabrán nunca de esto.

— Quiero tu palabra de que cumplirás con tus deberes en el Otro Lado. Y la quiero ahora.

— Tienes mi palabra en cuanto aceptes mis condiciones.

— Las acepto. Toma esto y acepta tu denominación como Gran Padre. Dos semanas y te presentarás ante mí para la ceremonia.

Y desapareció sin más explicaciones. Y mi mundo se hizo añicos cuando el Medallón quemo en mi mano sin guante. Era de oro puro, con caracteres antiguos y con grabados en Lengua Antigua. Nunca había querido hijos y ahora iba a condenar a miles de ellos…mi cabeza explotó, tiré el puto Medallón y cogí mi móvil para marcar a Wrath.

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