domingo, 30 de septiembre de 2018

SOLO TUYO...SOLO MIO...37ª

                           
                                                    SOLO TUYO…SOLO MIO.

                                                     



Vishous y Butch Fated

El poli llevaba meses devolviéndome con actos cada una de mis palabras y me las había tenido que ir tragando sin beber detrás una botella de vodka. Parecía estar cómodo con la nueva situación, demasiado cómodo diría yo y con follar sin sentimientos de por medio…grrrrrrrr ¡¡puta mierda!! Mi maldita buena idea se había vuelto contra mí y me había dado una patada en mi culo. Lo malo de toda mala idea es que uno no sabe cómo volver hacia atrás tragándose las palabras y procurando que todo volviera hacer como antes sin ser una jodida nenaza.

Me vestí, saque un papel de liar y mi reserva de tabaco turco. Prepare una línea de tabaco y lo lie encendiéndolo de camino a la terraza. Cerré y apague todo con mi mente y fumando admire las luces que destellaban a mis pies. En esos pequeños detalles me fijaba desde que Butch había entrado en mi vida volviéndola del revés. Había tenido una no muy buena sección de Bondage, ya que no pude culminar la faena…tenia al macho mestizo muy presente.
Termine de fumar y apagando la colilla en el cenicero que tenia fuera me desmaterialicé hacia el jardín de la Mansión.

Fingir que todo iba bien y que estaba más que feliz con la nueva y apestosa situación entre V y yo era una gran mierda. Me estaba matando y a este paso terminaría con ulceras en mi estómago, si eso era posible en los vampiros. No estaba contento. No era feliz y cada vez que venía oliendo a un macho sumiso la sangre se me encendía y las ganas de matarlo cosquilleaban en las puntas de mis dedos.

Pero era eso o nada. Reconozco que el sexo era bestial y muy, pero que muy bueno, pero extrañaba acurrucarme contra él. Unas caricias después del acto. Unos besos que me hicieran suspirar y dormir toda la noche abrazado a su duro cuerpo.

Pague a la prostituta, arreglé mi ropa y salí del reservado para pagar la botella de whisky y volver a la casa. Mi perra polla solo respondía ante él y su cuerpo. Me había vuelto un eunuco emocional por culpa del cabrón vampiro que vivía el egolandia.

Estaba desarmándome en el salón cuando Vishous llego y al darme la buenas noches y pasar por mi lado el olor a un macho que no era yo marco mis fosas nasales y una rabia que no conocía me cogió por sorpresa subiendo de las puntas de mis pies a lo largo de mi cuerpo y estallo en mi cerebro, mientras lo miraba ponerse un vodka y un whisky para mí. Y supe que esa rabia nueva en mi tenía un nombre…celos.

Que levante la mano quien alguna vez no haya sentido esa fuerte y poderosa emoción. La palabra MIO se grabó a fuego en mi cerebro y el olor de mi marcaje para que todos supieran que ese vampiro era mío, aullaba por salir de los poros de mi piel. Un afán territorial corría por mis huesos y se fusionó con la sangre de mis venas.

Lo mire dejando salir mis colmillos.

Entre en el Pit después de apagar otro liado, últimamente fumaba muy de seguido y yo sabía muy bien porque y por quién…mis nervios y el poli. Me quite el abrigo de cuero y las armas después de pasar por su lado y darle las buenas noches. Deje todo sobre el respaldo del sofá y fui a ponerme un trago.

Inmediatamente que pase a su lado el puto olor a hembra cubrió no solo mi nariz sino también mi cuerpo, lo hubiese matado ahí mismo pero sabría muy bien que no podría…era algo más que un amigo o un compañero que cubría mi culo ahí fuera. Necesitaba templar mi cabreo así que le puse otro trago a él.

No podía exigirle nada debido a las malditas condiciones que yo mismo le había exigido a su persona y a que yo hacía lo mismo todas las noches. Un contrato es un contrato me había echado en cara el muy hijo de puta la noche anterior. Iba a tomar mi vodka y un gruñido me hizo frenar mi mano y mirar al poli…el vaso cayó al suelo haciéndose añicos.

El choque fue brutal. La emoción de los celos se apodero de mí con tanta fuerza que me fui hacia Vishous gruñendo y haciendo que el vaso cayera de su mano y rompiéndose contra el piso. Me nacía matarlo por cobarde y a la vez hacerlo mío hasta que gritara mi nombre y mi esencia lo cubriera por meses para que nadie se le acercara. Sin mediar palabra lo agarre y empotré contra la pared más cercana. Rasgué su camisa y tire se su pantalón hasta que cayó en sus tobillos.

Lo vi venir e intente frenarlo pero algo que desconocía había potenciado su fuerza y poder. Me vi arrastrado hacia una de las paredes y empujando contra ella con tanta violencia que mis viejos huesos gruñeron y se colocaron. Mi camisa se fue a tomar por culo y mi pantalón empujado hasta mis tobillos. Mire al poli y su mirada me dejo sin aliento, gritaba lo que quería y era a mí, sin contratos, sin putas condiciones. Y lo iba a tener.

Le di la vuelta y desabroche mi propio pantalón bajándolo por debajo de la curva de mis nalgas y empuje mi polla dura entre sus nalgas hasta notar el calor de su entrada. Antes de clavar mis colmillos en su vena y mi polla en su culo el olor de mi marcaje de emparejamiento salió y nos cubrió. Para cuando termine de clavarme en los dos lugares mi esencia se hizo más fuerte.

Bebí y lo folle haciéndole saber que era tan mío como mi propia vida.

Antes de poder abrir mi boca y decir algo como que estaba de acuerdo con lo que iba a pasar me giro y clavo sus caninos y polla a un tiempo en mi vena y culo, y ambos con un brutal y salvaje empuje. Su olor de macho emparejado nos tapó mucho antes de culminar la penetración doble. Cuando bebió y folló ese olor se intensificó por el triple, estaba claro que quería dejar su huella sobre mí para que nadie se me acercara, ni mis sumisos.

Bebía y follaba sintiéndome por primera y en muchos meses tranquilo y en paz. Saque mis colmillos y sin sellar su herida le gira la cara hacia mí para que mientras le gritaba me viera.

— ¡¡¡M I O…C A B R Ó N…M I O!!!

Volví a clavarme en su vena y vuelta a beber al tiempo que mi polla taladraba el interior de su culo.

Puta mierda, ese lado salvaje suyo me estaba haciendo volar y no querer y desear a nadie más. Me costaba poner un nombre a lo que me hacía sentir, pero lo que fuera solo podía ser con él y con nadie más. Era tan seguro que yo era suyo como él lo era mío, esa era mi verdad.

Quería moverme pero su cuerpo no dejaba espacio alguno para poder hacerlo. Mi polla dura y supurante se frotaba contra la misma pared debido a la fuerza de sus embestidas y no me dejaba opción a meter una mano para hacerme una paja. Gruñía y jadeaba cuando fue su mano la que tomo el control de mi polla. La apretó tan duro en su puño que el dolor era gratificante.

Volví a dejar su vena y mordí un lado de sus labios. Mi mano se hizo cargo de su polla húmeda y más que dura.

— ¡¡DILO!!...¡¡DI QUE ERES MIO!!...¡¡DILO HIJO DE PUTA!!

Aunque hubiese querido no hacerlo no podría, no era eso lo que sentía.

— ¡¡TUYO BUTCH!!...¡¡TUYO!!

El aroma de mi marcaje abrazo el suyo y cubrió los dos cuerpos.

Dios como necesitaba oír esas palabras y oler la esencia de su marcaje. Cerré su herida y seguí follándomelo con mi polla y mi mano que se empezaba a mojar con hilos de su présenme y ambos cuerpos se tersaron. Los orgasmos se unieron haciendo que llegaran al mismo tiempo. Mi mano se llenó de su semen caliente y su culo del mío. Ambos gritamos nuestros nombres entre quejidos y gemidos de placer.

— ¡¡¡BUTCH!!!

—¡¡¡VISHOUS!!!

Después del primero llego el segundo y antes de que nuestras rodillas flojearan y nos hicieran caer de bruces contra el suelo, me salí y apoye mi culo desnudo contra el brazo del sillón limpiando mi mano en el vaquero. V se dio la vuelta y apoyo su igual culo desnudo contra la pared. Nuestras respiraciones eran fatigosas y los cuerpos estaban bañados en sudor.

Paso un buen rato antes de que la voz y la conciencia de lo que había hecho llegara a mí.

— Vishous yo…

Antes de que el poli dijera alguna tontería subí mi pantalón y sin abrocharlo me tire a por su boca. Con mi mano en su nuca devore sus labios, chupé su lengua y me sacie de su sabor. Me separe cuando el aire empezó a faltar y lo mire acariciando su cara. Puse una sonrisa ladeada en mi boca.

— No te puedo prometer nada Butch pero no más condiciones, no más contratos absurdos. No más irte de mi cama en cuanto terminamos de follar. No más hembras en tu vida.

— ¿Y tus sumisos?

— Tendré que buscar una solución que sea compatible para los dos, pero por un largo tiempo y debido a tu sello oloroso solo tú. Cuando mis ganas vuelvan volveremos hablar del tema.

— De acuerdo.

— ¿Compartimos ducha? O es muy íntimo — me reí y lo volví a besar.

— Menos la comida, lo podemos compartir todo — me levante subiendo mi pantalón.

Una vez en la ducha volvimos a tener a sexo pero esta vez más calmado y sentimental, tal y como le gustaba al poli.

Llevábamos dos horas en la cama y Vishous no dormía, estaba como nervioso y con tanto dar vueltas y moverse no me dejaba descansar a mí.

— ¿Te pasa algo V?

— No.

— No me mientas—me senté en la cama y encendí la luz — ¿me vas a contar que te pasa?

Me senté y lo mire cuando encendió la lámpara. Las palabras no me salían así que desnudo como estaba me levante y fui hacia mi armario. Saque una caja y la lleve hasta la cama. Me puse de rodillas y la deje en sus manos, seguía sin poder mediar palabra alguna.
Se levantó como si lo persiguiera el diablo y volvió a la cama, después de revolver su armario, con algo entre su manos que dejo sobre las mías. Puse la caja sobre mis muslos y me emocione al pasar los dedos por lo que estaba escrito en la tapa…”Dhestroyer descendiente de Wrath,hijo de Wrath y también al pasarla por el escudo dorado de la Hermandad.

— ¡Maldición abre la caja! — apague el liado y encendí otro levantándome y paseándome por culpa de los nervios por toda la habitación.

— No puedo es preciosa.

—A.B.R.E.L.A.P.U.T.A.C.A.JA.D.E.U.N.A.V.E.Z

— De verdad, no puedo, me he puesto muy nervioso.

— ¡Ábrela o te mato!

Con manos temblorosas y emocionado accione el mecanismo de la cerradura de oro macizo o a V le daría un ataque al corazón, ni que el regalo fuera suyo. Sobre un cojín de satén rojo reposaban cuatro dagas iguales de hoja negra. Cada una fabricada exactamente igual y ajustada a mis necesidades y afilada para ser letales.

— ¡Virgen Santísima!... ¡Son preciosas!

— Gracias — por fin había abierto la maldita caja.

— Tú, ¿has hecho esto para mí?

— Si, un presente por haber entrado en la Hermandad. Lo he hecho con todos. Soy muy bueno en la fragua y con el fuego — levante mi mano enguantada.

Pero ni muerto le diría que esta vez me había concentrado más de lo normal y lo había hecho porque eran para él. Maratones de quince horas durante casi dos semanas con mi maldita mano resplandeciente sobre el acero. Tantas horas y días me habían ocasionado un dolor de espalda y un ardor de ojos que bien habían valido la pena al ver la emoción del poli. Tenían que ser tan dignas como el macho que las iba a empuñar.

Me levanté con una en la mano y dejando la caja sobre la mesa de noche y mientras v apaga su liado jugué con ella.

— Por Dios…siente esto —comencé a blandirla de un lado a otro frente a mi pecho— peso exacto y empuñadura perfecta.

Los elogios me alegraron más que cualquier otro recibido en siglos de vida, pero también me irritaron.

— Tienen que ser así para que hagan su trabajo ahí fuera.

— Muchas gracias.

— Una vez más de nada.

—V, de verdad…

—A la mierda, déjalo ya…no es para tanto solo son unas putas dagas.

Cuando el poli no me contesto levante la mirada y me lo tope frente a mí con unos ojos brillantes de emoción, de amor y gratitud. Baje de nuevo la mirada. La punta negra de la daga se deslizo por debajo de mi barbilla y me obligo a volver a levantar mi cabeza y mirarlo. Mi cuerpo se tensó y estremeció al mismo tiempo, sabía que el poli nunca me haría daño.

— Son perfectas. Son hermosas. Son un trabajo hecho con aprecio. Y son un regalo tuyo.

— Para ya poli — me incline hacia delante deliberadamente hasta que la hoja me hizo un pequeño corte. Sentí el dolor y la sangre correr.

— Solo le estoy dando las gracias a mi macho por un trabajo muy bien hecho y genial. Vete acostumbrando.

Quite la daga de su cuello y la volví a dejar en la caja que cerré. Sonriendo volví hacia él y lo metí entre mis brazos lamiendo la sangre y sellando el corte. Riendo lo empuje sobre la cama y caí sobre el mirándolo.

— Necesito mi tiempo para acostumbrarme a según qué cosas y a los halagos.

— Lo sé y te lo daré, pero…

— Pero que…

— ¿A tener sexo también te tienes que acostumbrar?

— Cabrón— gire y quede sobre Butch — a eso te aseguro que no.

— Demuéstralo.

Y vaya si lo hizo durante toda la noche.




                                                                                           











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