domingo, 6 de octubre de 2019

SECUESTRADA...8ª

                 
                                                              SECUESTRADA


                           




 Butch y Vishous Fated

Estaba viendo un partido de los Red Sox en el salón que estaba iluminado con luz eléctrica porque era de día y los gruesos cortinajes estaban pasados. De no ser así los chupa-sangres podrían tener quemaduras de tercer grado y aunque no los mataba si eran muy dolorosas.

Fritz entró con unos aperitivos cuando el teléfono, había uno en cada habitación cocina incluida, sonó y lo cogió. Al minuto V y yo dejamos de prestar atención a la pantalla ya que la voz de Wrath se hacía oír aunque no se le entendía nada a pesar de no tener pegada la oreja al aparato. Él hombrecillo me lo pasó y preste atención.

Wrath jadeaba y gruñía. Le oí respirar profundo hasta que por fin pudo hablar.

— Detective, te necesito…te necesito…Beth.

— ¿Qué ha pasado con ella?

— Se la están llevando.Secuestrada.

Salí como alma que lleva el diablo solo a tiempo para ver cómo era cargada en una furgoneta que se puso en marcha. Antes de cerrar las puertas vi a mi amiga pelando y dando golpes como una jabata. Corrí a la cocina y vi el destrozo. Llamé al rey.

— Lo siento no he podido atrapar a los canallas pero tengo la matricula, déjame hacer unas llamadas a mis informantes de mi época de poli. Cinco minutos y estoy en tu habitación.

Dejé al vampiro jefe con la palabra en la boca y empecé hacer llamadas y me colé en mi ordenador de la comisaria para buscar más información que me sirviera para llegar hasta la reina.

Me paseaba por la puta habitación porque llegar al piso superior era una tarea imposible si no quería sufrir quemaduras graves. Me mataba no poder hacer nada. Este sitio estaba bien como residencia pero no como cuartel general. Esa cuestión presentaba un grave problema de logística y en emergencias como la de hoy. Puta mierda. Gruñía cuando el poli entró.

— ¿Qué está pasando, poli?

— Han secuestrado a Beth. Y por la matrícula, el coche es del maldito profesor rubio de la escuela de artes marciales que hiciste cenizas. Ha tenido los cojones de hacerlo y con ayuda. Voy a tomar esas ruinas y sus alrededores como punto de partida. Añadiré las pruebas recogidas arribas y obtendré por la matricula cuantas propiedades más tiene.

Cogí las llaves de mi coche y Vishous me lanzó algo al aire.

 — Llévate esto —atrapó la pistola en un movimiento rápido.

Revisé la recámara y reconocí la munición, eran como las balas que le había quitado una vez a la bestia del rey.

— ¿Qué clase de balas son?

— Ya las conoces.

— Si, pero…

— No vas detrás de humanos, ya lo sabes detective. Si uno de esos bastardos te ataca le disparas con una de esas al pecho, nada de piernas, ni cabeza — le marqué con dos dedos su tórax — al pecho, sólo al pecho.

Sabía que en el momento que disparara esa arma iba a cruzar la línea definitiva para borrar mi pasado. Pasaría al otro lado sin billete de vuelta a mi antigua vida.

— ¿Cómo los reconoceré a plena luz del día?

— Ya conoces su olor dulzón, céntrate en eso. Y al mirarlos ellos te miran el alma y te la perforan con su mirada. También suelen tener cabello, ojos y piel claros, aunque no siempre es así.

— Entiendo, mejor y más seguro el olor a dulzón. No me gustaría matar a uno de los míos por equivocación —metí la pistola en el cinturón.

— ¿Todo claro? — no pude evitar tocarlo en el brazo.

— Sí.

Cuando marchó hasta la puerta yo dije algo en mi Lengua Antigua.

— ¿Qué? —tendría que aprender esa lengua rara.

— Apunta bien.

— Hasta ahora nunca he fallado.

Horas después y de haberme costado lo mío tenía información de primera así que volví a la casa. Crucé la puerta que ocultaba un enorme cuadro y toqué en la habitación del matrimonio. Cuando esta se abrió por arte de magia un frío helado me hizo estremecer, di dos pasos hacia dentro. Este cabrón era muy poderoso y temible. El sobrenombre de la Bestia le iba como anillo al dedo.

— ¿Qué tienes poli?

— Con lo que pregunte a los vecinos de alrededor. Con el vistazo a los registros civiles. La información de mis antiguos informantes de la calle, los cuales cuando todo esto acabe V debería borrarles de sus mentes mi recuerdo, tengo un nombre… Joseph Xavier. Averigüé donde vivía pero esa casa estaba limpia como el quirófano de un hospital, pero no así su sótano. Es el propietario de varias casas y locales más un granero a las afueras de Cadwell. Esta noche podríamos dividirnos y reconocer todas las propiedades y yo podría hacer guardia hasta que podáis salir de la casa.

Escuché con atención a Butch y cogí el teléfono marcando a Thor. Podía sentir la llamada de la sangre igual que un GPS marcaba el lugar donde ir. El poli hizo ademan de irse y le indique con un gesto que se quedará.

— Diez de la noche. Butch os marcara en los móviles las coordenadas y os moveréis por todas las propiedades de ese bastardo hijo de puta que secuestro a mi shellan. Quiero todos los edificios reducidos a cenizas. Que Vishous se encargué de las alarmas para que no salten. El poli vigilara hasta el ocaso. Mantén a Zsasdist a tu lado en todo momento. El granero es mío. Yo me encargaré de vuestra reina.

Antes de colgar el poli había desaparecido de mi habitación para ir a vigilar.

Llevábamos ya tres horas volviendo a cenizas y escombros las propiedades del cabrón que se llevó a mi amiga y aunque cansado estaba disfrutando de ayudar y verlos actuar. Los bomberos iban a tener mucho trabajo esta noche y la policía con ellos. Curiosamente no lo extrañaba.

Quedaba una propiedad cuando mi móvil empezó a timbrar. Descolgué y al otro lado una desesperada Beth gritaba pidiendo ayuda.

— ¿Butch?... ¡Butch! ¡Ayúdanos! ¡Le han disparado a Wrath en el estómago! No…no sé dónde estamos.

De fondo se oyó la voz trémula del jefe.

— Carretera 22…un rancho con un Hummer negro al frente…la última maldita propiedad no es una granja, es un rancho con granero.

—Estamos en el granero… ¡Ven rápido! ¡Está sangrando! ¡Ven pronto!

Colgué y me quedé parado. Vishous me sacó de mi letargo.

— ¿Qué ha pasado?

— ¿Esta es la última propiedad?

—No, queda un rancho y se acabó buscar en las propiedades. Está al Sur, no muy lejos.

—Están ahí y Wrath está mal herido. Me llamo Beth desesperada.

— ¡¡VAMOS!!

Corrimos hacia el Escalade sin decir nada al resto y quemando rueda en el asfalto. Vishous me hizo llamar a Beth que tardo en contestar y cuando nos temíamos lo peor oí su voz.

— ¡Que!

— Soy Butch. Estoy con V. Llegaremos en unos minutos, pero él necesita hablar contigo. Pongo el mano libre.

— Beth, te voy a decir lo que tienes que hacer. ¿Tienes una daga a mano?

— Sí.

— Bien. Corta tu muñeca en forma vertical en el antebrazo y pónselo en la boca. Es la única opción que tiene para sobrevivir hasta que lo llevemos al hospital.

— ¡No está bebiendo! ¡No está tragando!

— Esperemos que algo de tu sangre caiga en su garganta.

— ¡Sangra por ahí!

— ¡Santo Dios!...ya estoy llegando.

Por fin localizamos el lugar y después de que Vishous aparcará sobre el césped aun con el motor en marcha, saltamos del vehículo y corrimos hacia el granero.

La escena en su interior era dantesca, de las mejores películas de terror. Un par de perros muertos. Sangre por todos lados. Billy Riddle muerto y ceniza de varios restictores muertos por una o varias dagas.

Y entonces vimos a Beth. Ojos enloquecidos. Arrodillada junto al cuerpo de su esposo herido. Su muñeca abierta sobre la boca del herido. Y a medida que nos acercábamos siseaba y empuñaba con más fuerza una daga.

Di un paso avanzando hacia la pareja y fui detenido por el poli.

— Déjame ir primero— caminé hacia ella con lentitud — ¿Beth?... Beth, somos nosotros — la llamé con suavidad, pero mientras más nos acercábamos, más enloquecían sus ojos. De un salto apartó su muñeca de la boca más que dispuesta a defenderlo de quien fuera.

— Ten cuidado poli, no es ella…su mente no reacciona ante su macho herido de muerte. Es una hembra emparejada y si peligroso son los machos, las hembras peor.

— Lo sé —la volví a mirar y avancé a paso lento— pequeña soy yo. Tranquila, no vamos hacerle daño, estamos aquí para salvarle la vida…he pequeña…

— ¿Butch?

— Si, somos V y yo — cayó en mis brazos llorando y soltando la maldita daga — ahora todo está bien pequeña —se fue a escapar de mi abrazo y se lo impedí — deja que Vishous lo examine, sólo será un minuto— asentí al chupa-sangre y mientras yo rasgué mi camiseta y envolví ese trozo alrededor de la herida en su muslo.

Me arrodillé examinando al rey y la cosa no pintaba nada bien, por eso en el coche había hecho una segunda llamada y hablando del maldito cabrón de Havers y la Marisosa, estos hacían su aparición mientras la reina me suplicaba gritando que curara a su esposo. Inmediatamente el médico se arrodillo a mi lado y lo revisó.

— Tenemos que llevarlo urgentemente a mi quirógrafo.

— Traeré el coche hasta aquí y cuando sepa a salvo al rey vendré a limpiar y hacer cenizas este maldito lugar.

— La sangre de ella no es fuerte para la herida de su cuello. Marissa ven aquí.

Ella se arrodilló por el lado contrario a su hermano pero antes…

— ¿No te importa que lo alimente?

— Si le salvas la vida, no me importa que beba de ti o de quien sea.

Y de esa forma lo subimos a la parte trasera de mi coche que rugía y se pasaba todos los semáforos en rojo, por lo que me adentré por carreteras secundarias sin tantos obstáculos y más cortas de trayecto.
La operación duró horas y se nos estaba haciendo interminable cuando el Doc salió y nos informó.

— Ha sobrevivido a la operación. Tendremos que esperar a si es capaz de recuperarse —el médico se fue hacia Tohrment y le pregunto — ¿Quieres eliminarme ahora? — hasta yo, un simple humano sabia de que iba el tema.

—Dejaré que sea él quien te mate con sus propias manos. Mientras cuídalo y procura que no haya sorpresas.

Corrí al lado de Marissa cuando grito y la estreché en mis brazos después de ofrecerle mi pañuelo para secar sus lágrimas. Saber que su hermano era un traidor y más entre ellos, no era un juego, ni para tomárselo a risa. Era la muerte.

Los días y noches fueron pasando y todos nosotros, yo incluido, guardábamos las espaldas de los reyes. Dormitábamos por turnos y digo dormitábamos porque aun con los ojos cerrados estábamos alertas.

En cuanto oímos flotar en el aire la palabra “ya ha despertado” todos abrimos los ojos poniéndonos en pie y entrando en tromba en la habitación en cuanto la reina nos cedió el paso. Yo empujé a Butch delante de mí. Ya era uno más, se lo había ganado en días anteriores y en esos días.

Casi un mes después y con la alegría de saber que Wrath había perdonado la vida de mi detestable y futuro cuñado, Marissa y yo tuvimos total libertad para amarnos y ser felices como en los cuentos.

Y aquí estábamos, sentados en el comedor comiendo y hablando de planes de futuro. Ver al rey recuperado por completo era muy gratificante para todos.

— La mansión de la Tumba,es el lugar idóneo para montar nuestro cuartel — explico Thor.

— Es una excelente idea. Yo podría fortificar ese lugar sin ninguna fisura. Está bien anclado en la montaña. Construido en piedra y sin temor a los incendios. Podría poner unas persianas metálicas en todas las ventanas y nos podríamos mover durante el día. Y al haber grandes habitaciones subterráneas podríamos utilizar varias para entrenar. — dije bebiendo vino.

— Todos podríamos vivir en este lugar sin matarnos, es enorme — terció Rhage.

— Todos esos planes no dependen de mí, muchachos — hablo Wrath — todas esas y otras propiedades eran de Darius y ahora de Beth. Hagamos la pregunta a ella…Leelan ¿permitirías que los hermanos utilizaran una de tus casas?

— Todo lo que la Hermandad necesite, puede disponer de ello. —Un murmullo de gratitud y un levantamiento de copas para brindar a su salud. — ¿No sería conveniente que nosotros nos traslademos a vivir también allí?

— ¿Quieres hacer eso? Nalla, la mayoría de las hembras prefieren su propia casa.

— El casado casa quiere —apostillo el poli entre risas y un gruñido del rey.

— Sí. Ellos son tus hermanos. Las personas en las que más confías.

— ¿Estas segura, leelan?

— Si, es mejor vivir todos juntos.

— Estaríamos más expuestos.

— Pero más seguros nallun.

— Si ella vive con nosotros, el gato se queda, ¿verdad? — pregunto Phury.

Todos reímos y ella contesto que sí. El hermano se había encariñado de esa cosa peluda y todo nosotros de ella, la reina.

— Ese no era el plan —apostillo Rhage frunciendo el ceño.

— ¡Te jodes! — gritamos todos riendo.

— Wrath, ¿Butch, se viene con nosotros? — pregunte.

—Preguntas porque es tu amigo o una amenaza para nosotros — mi afirmación fue hecha con mala idea.

— Por amistad. Por su lealtad. Porque soñé con él.

— Hecho, pero queda a tu vigilancia, serás su ghardian.

—Acepto la responsabilidad.

— Gracias por vuestra amabilidad pero estoy aquí y os oigo.

— Lo sabemos, pero tu opinión en esta conversación no interesa y no cuenta — me dijo el rey socarronamente.

— Cabrones — murmuro el poli, riendo.

— Fritz, ¿se viene? — volvió a preguntar Phury.

—Sí, pero le buscaremos ayuda.

Quedamos que Butch,Marissa y yo viviríamos en el Túnel,que conectaba con el jardín y que a su vez nos serviría como segunda entrada. Habría que picar en la piedra y juntar varias habitaciones para hacer un buen hogar donde vivir los tres.

Thor seguiría viendo fuera, en su actual casa con su hermosa mujer embarazada.

Z y Phury en habitaciones continúas en el piso superior y Rhage tres habitaciones más allá en el mismo piso.

Habría que hacer muchas obras y fue haciendo esos planes que la noche fue cayendo. Se abrían un buen futuro antes nosotros o al menos eso creíamos. Porque bien cierto es que el hombre propone y Dios dispone.

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