martes, 10 de diciembre de 2019

VISHOUS...13ª


                                                                   VISHOUS

                                           




 Butch y Vishous Fated

Estábamos en el Zero Sum y yo no dejaba de mirar el móvil buscando una señal de Vishous.

— ¿De quién esperas comunicación? — me pregunto Phury.

— De V. Me dijo que nos veríamos aquí según cayera la noche y no ha llegado.

— Vendrá — miré al poli — ¿vas a contar lo que paso en el ático?

— No, aunque me fuera la vida en ello. Es privado y queda entre los dos. Tú, ¿cuándo empezaras a vivir un poco?

— ¿Por qué lo dices?

— Por esa rubia que no te quita los ojos de encima.

— ¿Crees que pagar por sexo es vivir?

— A mí me fue bien hasta que conocí a Marissa.

— ¿Es bueno el sexo anónimo?

— Cuando estas solo y acabado es lo mejor de la vida amigo.

La camarera volvió y lleno los dos vasos vacíos. Pedimos una botella. En el momento que la chica daba la vuelta alguien habló y me empujo.

— Échate a un lado poli.

El aspecto de mi amigo no era mejor que el de día anterior. Ojeroso, demacrado y con la tez de la cara blanca. Me deslicé hacia la derecha para dejarle sitio.

— Señorita añada una botella de Gloose y un vaso lleno — lo miré — pensé que ya no vendrías. Tienes peor aspecto que ayer.

Al sentarme mi chaqueta de cuero se infló. Empecé a golpear la mesa con los dedos esperando mi bebida. En cuanto llegó, abrí la botella y me bebí el vaso lleno para volver a llenarlo hasta el tope. El vaso ya vacío golpeó la mesa con fuerza.

— No quisiera hablar aquí.

— Pues lo haremos en casa.

— Y una mierda. No quiero estar atrapado allí toda la puta noche y todo el puto día siguiente—Seguí bebiendo hasta que la botella se acabó e hice una señal a la camarera. Saqué un billete de cien y lo puse sobre la bandeja cuando llegó a mi altura. — Mantenme surtido de vodka. Y esto de propina — Puse otro billete de cien en la bandeja. Recorrí la sala buscando pelea.

Mientras Butch se acercaba al hermano Vishous, hablándole al oído,me sorprendía que no se quemara, el amigo estaba ardiendo en llamas muy suaves y aun no visibles. Yo miré a la izquierda e hice un gesto a dos matones que vigilaban una puerta que ponía “PRIVADO”

Una voz gruesa hablo en tono suave pero imponente.

— Amigo estas iluminado y este sitio no es buen lugar para hacerlo teniendo en cuenta que hoy en día todo el mundo tiene móvil y puedes estar en un segundo en You Tube. Y mi seguro no paga incendios intencionados.

— Lo siento Rehvenge, intentaré calmarme.

— Mejor, ¿me buscabas Phury?

— ¿Te molesta si usamos tu oficina para un asunto privado?

— No voy a decir nada — grité al tiempo que me volvía a incendiar y el poli me daba un toque para que dejara de hacerlo — No. Voy. A. Hablar.

— Templa tu cabreo o me quemarás el club y no me gustará nada. La bromita de los cojones te puede salir muy cara. Hay un problema con mi oficina, tengo micrófonos por toda la habitación y al menos que no queráis que la conversación quede grabada estaré con vosotros.

— Por mí de acuerdo — me levanté y me enfrenté a un muy cabreado V— lleva tu copa.

— No.

Yo también me levanté después de beber el whisky que quedaba en mi vaso y enfrenté a mi amigo. Me incliné sobre la mesa frente a él.

— Te sigues iluminando y al menos que quieras provocar un buen incendio deja la lastima a un lado y mueve tu culo hacia la oficina o te juro por Dios que te cargaré como un fardo en mi hombro y te iré  dando azotes hasta llegar. Levanta el culo y hazlo… ¡YA!

— Hay que agradecer a Dios la existencia del irlandés — dijo el Reverendo.

— Si, es el único que puede lidiar con él cuándo se pone en modo isla.

Una vez en el despacho todos nos quedamos en silencio, esperando que Vishous empezará hablar. La tensión en el cuarto era oscura y espesa.

— Te escuchamos.

Saqué el Medallón de los huevos de mi bolsillo trasero del pantalón y lo deje caer sobre la mesa.

— Tengo un nuevo trabajo.

— Mierda hermano — dijo mientras se pasaba las manos por la cara.

— La ostia — soltó el Reverendo.

— ¿Alguien me quiere explicar que mierda pasa?

En vista de que nadie soltaba prenda fue Phury quien me dio las explicaciones.

— Ese Medallón significa que V será El Gran Padre de las Elegidas.

— ¿Y qué demonios es eso?

— Básicamente un donante de semen.

— Vamos como se hace entre los míos, mi raza, cuando no pueden ser padres por los cauces normales.

— Es algo más íntimo…Las Elegidas serán las hembras a fecundar por su simiente teniendo sexo con ellas. La reproducción asistida no vale en nuestro caso.

— Por Dios, cuando hacéis algo, lo hacéis a lo grande. ¿Por qué tú?

— Tiene que ser un miembro de la Hermandad.

— ¿Tienes que vivir allí? — le pregunto Phruy.

 — ¿No estarás más con nosotros? — hice mi pregunta seguida de la del hermano.

— Seguiré viviendo en el Pit en la Mansión, sólo iré cuando… ¡Dios! esto es una puta locura.

— ¿Cuándo será la ceremonia? —pregunto Reh.

— Dentro de quince días, para mi cumpleaños.

— ¿Lo sabe Wrath?

— Si, ya hablé con él.

— Mierdas de costumbres — vocifere cabreado.

— Tu raza tiene sus leyes y costumbres. La mía también poli. Disculparme pero necesito coger aire.

— Voy contigo.

— ¡No! Necesito estar solo.

Cogiendo el maldito Medallón salí corriendo del lugar, no paré hasta que el frio de la noche golpeó mi cara. Di una gran bocanada de aire y camine buscando un puto restrictor, solo uno. Mientras caminaba como un loco buscando una buena pelea pensaba en la letrina llamada campamento del Sanguinario. Encendí un liado y doble por el Norte buscando sangre.

Por fin el característico olor a talco picó en mi nariz. Tiré lo que quedaba del cigarro, saqué una daga y corrí hacia el callejón. Me cabreó ver al civil muerto y esa alimaña encima de su cuerpo aún caliente. El restrictor me olio y miró.

Los dos corrimos y chocamos como dos trenes a alta velocidad. Peleamos como dos posesos. Yo salí herido de un tobillo por no pisar bien en el suelo. Le rompí la rodilla al desgraciado cuando me levanté, así estábamos en igualdad de condiciones. Nos volvimos a enzarzar en una lucha a muerte. Un cuchillo se clavó en mi costado derecho atravesando piel y músculo. Hora de acabar con la pelea. Al fin con ese bastardo de vuelta con el Omega me preguntaba cómo iba hacer para avisar a la familia de ese pobre muchacho. Mi móvil había muerto en la pelea. Herido inspeccionaba la zona. Limpié mi daga y la guardé. Me tuve que parar apoyándome en la pared en busca de aire. Un sudor frio cubrió mi frente. El dolor del costado era punzante y doloroso. Lo sucedido esta noche tal vez había sellado mi destino.

Intentaba ver cómo podía solucionar lo de mi móvil cuando un disparo cortó la noche y antes de que pudiera moverme impacto en el centro de mi pecho. Me tambalee hasta salir del callejón y supe que mi pesadilla se había cumplido. Perdí el equilibrio y me tumbo a cámara lenta contra la piedra de la acera gruñendo de dolor. Levanté la cabeza y las señales de mi sueño estaban ahí…la bala en mi pecho, mi camisa empapándose de mi propia sangre. Antes de que el pánico llegara perdí el sentido y la inconsciencia me tragó.

Seguíamos en la oficina cuando Phury y yo nos doblamos sintiendo un dolor en el pecho que nos rompía el aire.

— ¿Qué te pasa poli? —Me pregunto Phury

— Ni puta idea, pero se ve que lo mismo que a ti.

— Mierda, eso es imposible. ¡Joder! Que dolor.

— Me falta el aire.

— ¿Estáis seguro que el poli es humano?

— Ya no sé qué pensar.

— Dejar de hablar de mí como si no estuviera y explicarme que pasa,¡¡coño, mi pecho!!

— Butch, cuando un hermano es herido a todos en la distancia nos duele el pecho y nos falta el aire. Tú no puedes estar sintiendo esto si eres humano.

— Pues lo hago y no me gusta.

Phury y yo nos sentamos mientras el Reverendo averiguaba quien estaba herido.

— En la Mansión todo bien, Los que están fuera todos bien. El único que no ha contestado es...

— ¡Vishous! —me levanté seguido de los otros dos y corrí hacia fuera, me frustre al no verlo.

— Cálmate poli voy a llamar al resto y lo buscaremos, no puede andar muy lejos.

— Xhex se unirá a la búsqueda con algunos de mis hombres.

— Gracias hermano.

Cuando el resto llegó nos dividimos con la ayuda de los hombres y mujer del Reverendo para buscarlo. Después de lo que me pareció una eternidad vimos una ambulancia seguido de una furgoneta de informativos ir disparados hacia el Norte. Corrimos tras ellos. Dimos aviso al resto, dimos las gracias al Reh por su ayuda y caminamos hasta el tumulto de la gente. Algunos de los hermanos me caló una gorra de los Red Sox hasta los ojos. Unos pasos y lo que vi me heló la sangre. Vishous era subido a una camilla y a sus pies un enorme charco de sangre.

— ¡¡VISHOUS!! — Una muralla de cuerpos altos y fornidos me empujaba hacia atrás, a las sombras y me impedía seguir hacia delante. — ¡¡Dejarme pasar!! Juro que os mataré si no me dejáis llegar hasta su cuerpo.

— No podemos poli — me dijo Rhage.

— ¡Está herido!

— Lo sabemos — hablo Zsadist — escucha compañero, los tuyos están ahí y creen que estas desaparecido o en el peor de los casos muerto…no pueden verte. Si ahora, nosotros llegamos hasta él empezaran hacer preguntas que no podremos contestar. Rhage ira hacer las preguntas necesarias para saber dónde lo llevan y bajo qué nombre. También tendremos que ocuparnos del civil muerto que hay en el callejón y al que los humanos no han visto. Iremos a por nuestro hermano en cuanto sepamos algo seguro. ¿Lo has entendido?

— Si — mal que me pesara sabía que Z tenía razón. Me calmé y los deje hacer.

— Esta vivo en el Sain Francis, con una herida de bala en el pecho. —nos dijo Rhage.

— Vamos a sacarlo de allí enseguida y vaya sorpresa se llevara los humanos cuando lo abran. Ir por el otro lado del callejón a por el civil fallecido y pasarle el cuerpo a la gente del Reverendo. Volver que hay que ir a buscar a Vishous.

— Thor.

— Si, poli.

— ¿Qué pasará si lo abren?

— Que los humanos lo trataran como un fenómeno. Nosotros por dentro somos diferentes, muy diferentes a vosotros.

Guarde silencio y me puse a rezar. Rahge llegó con uno de los Escalade y pusimos rumbo al hospital. Una hora después Thor entraba a preguntar y tuvimos que esperar a que terminaran de operarlo y a que en el lugar se quedaran las personas justas para hacer la guardia.

Desperté con el cuerpo rabiando de dolor y sin saber muy bien donde estaba. No podía moverme, ni piernas, ni brazos respondían y los párpados me pesaban. El oído era lo único que me funcionaba bien. Dos personas hablaban y una de esas voces era de la hembra que me había estado dando órdenes y me preguntaba porque se lo había permitido, cuando recordé.

Virgen Escribana, visita. Gran Padre. Intento de suicidio. Butch. Salida al Zero Sum. Relatar mi nuevo trabajo en el despacho del Reverendo. Salir huyendo cuando me sentí acorralado. Pelea con el restrictor. Disparo y… ¡hospital! Santa mierda estaba en un hospital de humanos y esa voz era de la cirujana que me había operado. Estaba en un lio muy serio y atrapado entre putos humanos.
El pánico me invadió pero mi cuerpo no era más que en un trozo de carne magullada. Intenté hablar y noté un tubo en mi garganta, era un respirador. Las cortinas abiertas me avisaban de que estaba en peligro, ¿cuánto faltaría para el amanecer?

Planeaba mi huida cuando mis instintos se dispararon y tomaron el control de la angustiosa situación. Pero mis instintos no eran de guerrero, eran los de un macho posesivo. Y habían sido provocados por el olor que flotaba en la habitación…el olor de un macho que quería sexo con la mujer que estaba en la misma habitación.

“MIA” la palabra brotó de la nada y se instaló en mi pecho abierto como una carga asesina. Al mirar al hombre la palabra “HERMANO” brotó desde el mismo lugar y se entrelazaba con el “MIA”

Me estaba volviendo unos puntos más loco de lo que ya estaba.

El alivio me llenó cuando vi a tres de mis hermanos con el poli a la cabeza entrar en mi habitación del hospital.

La doctora me gritó que me largara del lugar, yo y el resto pero yo la ignoré corriendo al lado de mi amigo y cogiendo una de sus manos entre las mías, pero antes cubrí con un guante su mano derecha.

— Hijo de puta que susto nos distes a todos. Pensé que te había perdido y por un momento ese pensamiento me mató el corazón. —Vishous cerró los ojos y los volvió abrir, entendí su mirada — Vamos a llevarte a casa—empecé a quitarle las vías intravenosas, el catéter, los cables del monitor cardiaco, el oxígeno y al final el tubo orotraqueal. Envolví su cuerpo desnudo en la sábana y lo cargué.

La sonrisa se escapó de mis labios al ver la pelea que tenía Rhage con la doctora para evitar que avisara de nuestra presencia y del rapto como ella lo llamaba. Los monitores dejaron de pitar y nos reímos cuando durmió a la mujer y la cargó como un fardo en su hombro derecho para dejarla sobre la cama libre. Unas palabras pararon ese inocente gesto.

— Ella. Viene. Conmigo.

— Si tú lo dices hermano. Rhage llévala tú hasta el coche. Nos vamos. — Dijo Z. — ¿Quieres que lo lleve otro de nosotros poli?

— No.

Nos reunimos con Phury a mitad de camino que había borrado el historial de V que estaba con otro nombre. La mente de los cirujanos y enfermeras que habían ayudado y con las enfermeras con las que hablamos. Salimos abriendo una puerta trasera con alarma y bajo un gran estruendo salimos corriendo todos que subimos en el coche, al final de la noche habría que cambiar las placas de la matrícula.

Me senté en la parte de atrás con Vishous entre mis brazos y sentado sobre mis piernas. Lo cubrí mejor con la sábana y alguien me paso un abrigo que también le coloque sobre el cuerpo. Lo miré, estaba pálido, tembloroso y por su ictus dolorido. Su cabeza recostada contra mi cuello. Yo apoyé mi cara contra su pelo.

— Ya estás en casa conmigo. Estas a salvo. —Lo apreté más contra mí y sonreí al notar como el hacía lo mismo contra mi cuerpo.

Phury se giró en el asiento del copiloto y me miro hablándome.

— La humana es una gran complicación…una de las más grande que hemos tenido y el rey se va a cabrear.

— Vishous pidió que la trajéramos y el no hace las cosas a lo loco.

Asintió y se giró hacia delante. Miré a la mujer y una puntada llamada celos me golpeó en el pecho. No sabia porque pero me daba miedo la presencia de ella entre nosotros y me preguntaba porque mi amigo había pedid que la trajéramos con nosotros. Apreté más fuerte a mi amigo contra mí.

No podía abrir los ojos aunque quisiera pero el calor del poli me conforto y sus palabras más. Se estaba bien entre los brazos del irlandés, demasiado bien, así que mientras pudiera me iba aprovechar de ello y me apreté más contra su cuerpo. Noté un cambio en el ánimo de Butch pero no estaba para leer emociones, así que me acurruqué y descanse tranquilo.

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