jueves, 11 de junio de 2020

GUERRA...23ª


                                                                     GUERRA


                             



 Vishous y Butch Fated

Seis malditos y putos meses sin saber si el poli estaba muerto en una cuneta o un infecto callejón. Seis malditos y putos meses donde mi locura ha tocado fondo y ya ni conozco la cara que me devuelve el espejo. Mis visiones han desaparecido por completo y aunque me tocaba un huevo admitirlo, eso era muy peligroso. Y no hablemos ya de mi mente que es un caos absoluto y no consigo centrarme ni para poder dar con mi amigo y compañero.

Me quemaba, me cabreaba, me hacía subir por las paredes que no hubiese confiado en nosotros, en mí. Que huyera sin hablar y poniéndose en peligro, a saber que mierda estaría haciendo, la pasta se acaba rápido cuando vives en la calle. Fue un cobarde y tomó lo que para el mismo era el camino más fácil. No midió las consecuencias de sus actos para mí, no se paró a pensar en qué situación quedaba yo, ¡puto egoísta! No estaba siendo racional y lo sabía pero la ira me quemaba las entrañas y el dolor de su ausencia no me dejaba respirar.

Llevaba seis meses con estos cabrones y al menos estaba limpiando este mundo de escoria que sobraba y eso era bueno. Aún no había llamado a mi ex compañero, no tenía valor, verlo antes de huir y desaparecer de la faz de la tierra me había revuelto muchos recuerdos y sentimientos que me negaba sentir. Mi herida latía pero al menos mi sangre seguía siendo roja, estar cerca de estos bastardos era bueno para mí y mi infecta herida.

Faltaba poco para el encontronazo con los perros de la Hermandad y nosotros. Y ansiaba que llegará ese día para cobrarme el precio que habían puesto a mi cabeza con sus vidas. Mi madre siempre decía que lo que contaban eran los hechos y no las palabras y estos habían hablado. Se me hicieron promesas que no se cumplieron y me dejaron de lado en ese maldito ático de perversión. Así que donde estaba ahora se podía llamar puto hogar. Fue un espejismo creer que con ellos tendría una buena vida. Un perdedor nunca tenía una buena vida, nunca.

Esta noche había algo extraño en el ambiente y en los círculos de nuestra raza se hablaba de una guerra que tendría lugar esta noche. Estábamos todos en el despacho.

— ¿Habéis oído lo que circula entre los nuestros? — preguntó el rey.

— Se habla de una guerra entre nosotros y una raza diferente de vampiros — dijo Thor.

— El ejército del Omega. — sentenció Z.

— La Virgen escribana poco pudo decirme, sólo que nos enfrentábamos algo diferente a lo que estamos acostumbrados…así que tener cuidado ahí fuera y armaos bien. Los reclutas que ya han pasado la transición saldrán a luchar y me temo tendremos bajas, es algo que no podremos evitar.

— ¿Qué pasa con el poli? — dije sin sentimientos en mi voz.

 — Si esta con ellos capturarlo y traerlo con vida. Tendrá que estar en las mazmorras bajo la casa hasta saber que ha pasado y si no ha vendido.

— No sabemos si esta con ellos y de haber soltado la lengua ya hubiesen descubierto donde vivimos.

— Puede que tengas razón Vishous, pero los rumores hablan de un humano que recogió la Hermandad al frente de su ejército.

— ¿Y si no quiere venir con nosotros?

— Esa decisión es tuya hermano. Suerte a todos.

Sobraban las palabras, sabía lo que tenía que hacer, me gustara o no.

Salimos al jardín y nos montamos en cinco coches cargados con nosotros y reclutas que nunca habían luchado. El Reverendo nos había cedido a un surtido grupo de hombres con Xhex al frente. Nos repartimos y nosotros junto al trio calavera, Blay, Qhuinn y Jhonn empezamos a patear la zona norte. Habíamos ocupado los cuatro puntos cardinales de la ciudad para una guerra que nadie esperaba.

La gran noche había llegado, hoy se acabaría todo para ellos o para nosotros. Me machaque en el gimnasio hasta que anocheció y después de una buena ducha me vestí y armé hasta los dientes como Rambo.

— ¿Preparado?

— Sí.

— Poco hablador eres para ser un humano irlandés, tenéis fama de bocazas.

Me giré tan rápido que no me vio venir las intenciones. Lo agarré del cuello levantando sus pies del suelo y le hable tan cerca de su cara que mi aliento se metió en su boca abierta. Me dio ganas de aspirar, negué con la cabeza y lo miré.

— Vuelve a faltarme el respeto y habrá un hijo puta menos entre nosotros esta noche. Y ahora me vas a contestar negando o afirmando con la cabeza, ¿veré hoy al Omega?

Negó y lo mantuve así hasta que empezó a ponerse morado. Lo solté y cayó con su culo en el suelo duro.

— El Omega vendrá una vez que los miembros de la Hermandad hayan sido vencidos o mueran. — soltó otro que entró en ese momento.

— Pues será esta noche.

 — Tanto te gusto que quieres repetir.

— Te lo advertí.

Levanté mi pie derecho y estampé la suela de mi bota en su cara.

— ¡¡Cabrón!!

— El mismo.

La noche era cerrada y oscura. Ni una brizna de aire corría y el ambiente era tan tenso que el aire asfixiaba de lo candente que era. No podía evita pensar en el poli y me negaba a creer los rumores del humano de la Hermandad al frente de ese maldito ejercito de bastardos desconocidos. Tenía sentimientos que me revolvían las tripas y me reí por lo absurdo de ese hecho ya que yo era un antisocial reconocido sin nada que sentir por nadie. Quedaba poca zona que reconocer así que después de revisar varios callejones pusimos rumbo a los muelles en desuso.

Tenía ganas de encontrarme con mis antiguos compañeros y cara a cara. Roté mi cuello y mis vertebras crujieron, estaba tenso y el jodido ambiente también. Ya teníamos noticias de que en los otros puntos de la ciudad ya había empezado la guerra. La Hermandad había sacado a todos los reclutas vampiros a la calle pero ni rastro de ellos. La tensión hizo que mis huesos crujieran como un viejo de ochenta años y no como un cuarentón asqueado de su vida, la pasada, la presente y la futura. A una señal y después de un aviso corrimos hacia los muelles que hacían siglos no estaba viables.

La luz era poca así que fuimos con prudencia y preparados para un ataque sorpresa. De repente Thor nos mandó a parar y figuras salieron de los contenedores abandonados. Ninguna salía de la sombra. Nos llegó un tenue olor a talco por lo que supusimos que había unos pocos con ellos.

— ¡Por fin! ¿Preparados para morir?

— ¿Quién es el cabrón gilipollas que dice chorradas? —gritó Blay.

— Un puto cobarde que se esconde como una hembra entre las sombras — vociferó Qhuinn.

— Calma cachorros, no perdáis las fuerzas hablando con muertos — soltó Thor.

— Deberíais de estar en un circo de payasos de lo gracioso que sois.

Nos reímos con carcajadas frías y sin ganas.

— Que chistoso el bastardo — gruñó Z.

— Yo me parto la caja de la risa — soltó Phury y Jhonn les hizo una peineta doble.

— Hemos venido a matar, no hacer el gilipollas.

Conocí esa voz antes de que su cuerpo saliera de la oscuridad y viéramos que era Butch. El resto de su grupo hizo lo propio y por fin nos mirábamos a los ojos, todos.

— ¡No me jodas! — fue el gruñido unánime.

— Vuestro humano viene con ganas.

— ¡No soy de nadie! Dejemos esta absurda charla y al tema.

Ahí estaba, era el poli en el lado contrario y sus ojos brillaban con sed de sangre. Sería posible que la mierda que tiene dentro de su cuerpo lo haya hecho uno de los putos albinos o peor, un general del cabrón Omega. Nos reconoce y su mirada se fija en la mía mientras mi cerebro se llena de mil preguntas sin sentido y contestación alguna. ¿Por qué ha vuelto? ¿Qué coño quiere? ¿Qué mierda hace mezclándose con esa gente? ¿Qué le ha pasado? No podían ser ciertos los rumores, pero ahí estaba la prueba de ello.

Niego con la cabeza para sacudirme todos los interrogantes de encima y coloco mi cuerpo en actitud defensiva. Saco dos dagas sin aparta mis ojos de los suyos. Cuanto ha cambiado, no es el poli que yo conocía. No creo que pueda salvarle el culo porque los gruñidos de mis hermanos son claros y firmes. Pero si Butch va a caer esta noche lo hará de mi mano y será mi daga la que se manche con su sangre, aunque eso termine de romperme. Pienso y no quiero profundizar en que será de mi cuando lo mate.

La decepción al esperar que se pusiera en contacto conmigo me quebró la poca cordura que quedaba en mí, y muy tonto de yo que llegué a pensar que alguna vez había significado algo para él. El dolor más agudo, se mezcló con el resentimiento. El odio que había en su mirada se reflejó en la mía y la rabia se apoderó de mi cuerpo cuando hablo.

Por fin íbamos a pelear con ellos. Eche una mirada uno por uno hasta llegar al cabrón de Vishous. Nuestras miradas se encuentran mientras el resto gruñe y se prepara para el ataque. Hoy iba a culminar mi venganza y lo haría a lo grande, mermando las filas de la Hermandad de sus mejores hombres. Conocía a cada uno de ellos tal y como me conocía a mí mismo o mejor. Seis meses y mi culo les había importado una mierda…yo les había importado una mierda.

Así que visto lo visto acabaría con ellos como ellos acabaron con mis ilusiones, mi vida y mi linaje. Que el resto no me hubiese buscado casi ni me importaba, pero Vishous. Pensé que le importaba. ¿Dónde quedaron sus malditas promesas? ¿Dónde quedo ser un vampiro? ¿Dónde quedo lo que decía que sentía por mí?

Seis putos meses viviendo entre cucarachas, con la mierda apoderándose de mis sentidos y de mi cuerpo. Seis meses de pesadillas que me hicieron querer volarme los sesos. Seis meses donde fui ignorado y desechado como basura. Seis meses de dolor y agonía. Seis meses de mierda. Seis meses para saber que estos vampiros solo se preocupan de ellos y no de un mestizo como yo.

— Ese — lo señale con mi daga— es mío, del resto os ocupáis vosotros, pero al ojos de plata ni tocarlo.

Y sin más palabras todo se desató. Tenía claro que cualquiera que se cruzará en mi camino iba a disfrutar de mis puños ante de llegar a mi objetivo.

Damos el primer paso y corremos hacia ellos. Mi mueca de sonrisa cínica su cruza en mi boca y pienso que se lo voy a poner duro si quiere matarme. Los vampiros empiezan a impacientarse y una sonrisa sardónica asoma a mis labios. Uno me ataca y lo esquivo con facilidad. Me río. Una daga sale directa de mi mano para clavarse en el pecho del primer vampiro. Me vuelvo hacia el segundo y ayudo a mis hermanos que no pierden de vista al trio novato, clavo la misma daga en su pecho y al menos aunque no se vuelven polvo mueren si aciertas en el corazón.

Tengo ganas de gritar porque salen a por Vishous un par de ellos cuando había dicho que era mío. Yo era el único que tenía derecho a matarlo y nadie más. Intentaba llegar hasta ellos y los que se suponen están bajos mis órdenes no me dejaban. Yo no había salido a luchar para quedarme con las ganas de matar a V. Tenía que reconocer que íbamos perdiendo por goleada pero estos hijos de puta olvidaban que yo sabía los puntos flacos de ellos a la hora de luchar, hasta de los tres jóvenes. Cabreado agarro el brazo de la mano derecha del omega que aún tenía la suela de mi bota marcada en su cara y le doy la vuelta para que me enfrente.

— ¿Qué coño estáis haciendo?

— Ordenes del Omega. Te tenemos que mantener a salvo y eso haremos.

— Y una mierda…he venido a luchar y lo haré.

Di media vuelta con una daga en la mano y el muy cabrón tuvo la osadía de detenerme al pararme cogiéndome un brazo. Me giré más que dispuesto a clavarle la daga en su pecho cuando abrió la boca y se rio. Esas ganas de aspirar volvieron, tiré el cuchillo en el suelo, agarré su cara con mis manos y empecé aspirar sin saber muy bien lo que hacía. No fui consciente de lo que hacía, pero sí que después de dejar el esqueleto en el suelo me fui a por otro e hice lo mismo y mientras tragaba vampiros la cordura llego a mi dándome cuenta de que mis enemigos eran los que aspiraba y los albinos, no mis hermanos de la Hermandad.

Me mosqueaba que no dejaban que el poli llegara hasta nosotros pero ahora mismo tenía que luchar y acabar con esta mierda de guerra y luego ocuparme de Butch. Alguno de mis hermanos me dio un golpe en la espalda y cuando lo miré después de clavar la daga en otro corazón me señalo con la cabeza hacia lo que estaba pasando entre las filas de nuestros enemigos.

— ¡Puta mierda! ¿Qué está haciendo?

— Tragando vampiros como yo palomitas — soltó un incrédulo Rhage.

— ¡Seguir luchando! Esto no ha acabado, luego miramos que pasa con el poli.

Ninguno podía quitar la vista de lo que estaba pasando entre las filas de las tropas enemigas y el odio se volvió preocupación.

Media hora después no quedaba ninguno con vida, entre los que habíamos matado y los que se tragó Butch. Thor llamó a los otros y aunque había habido bajas estaba todo controlado. Llamó al rey e informo, este ladró ordenes que el hermano enseguida comunico.

— Cachorros, cargar los esqueletos en uno de los coches y llevarlos al crematorio detrás de la Tumba. Dar aviso a los demás, para que hagan los mismos. Y ahora vamos a por Butch.

— De ese hijo puta me ocupo yo.

Caí de rodillas cuando aspiré al último y preguntándome que cojones había hecho, como pude me levanté para enfrentar a Vishous que se venía como un obús hacia mí. Dentro de mí la maldad se revolvía y me hacía sentir peor que nunca. Pero no iba a poner freno a lo que se me venía encima.

— Vish…

— ¡¡CABRÓN!! TE VENDISTE AL ENEMIGO — de un salto mi tiré sobre él y caímos con su espalda golpeando el suelo. Empecé a golpearlo con saña y rabia y coraje. No me devolvió ni un golpe. Me cegué y seguí dándole golpes.

— ¡Vishous…para! El poli esta convulsionando.

Las palabras de Zhasdit tardaron en llegar a mi cerebro y cuando lo hicieron pare de golpearlo y lo miré. Convulsionaba mientras sangraba. ¡Maldita sea!

— ¡No os acerquéis! — le levanté la camiseta y puse mis manos sobre la herida que era tan oscura como la noche. Mis nudillos sangraban tanto como su cara. Me concentré y le di luz hasta que desfallecí de cansancio.

Caí sentado en el suelo y pedí agua. Me la bebí y cargué al poli. Directos a la Mansión para curarlo y darle un poco más de luz para que dejara de convulsionar. Le puse el mango de una daga en la boca sin quitarle la funda para que lo mordiera y no se tragara la lengua.

Dos horas después, ya estaba tranquilo y con una transfusión de mi sangre en las venas. Al mirar su cara me cabreé conmigo mismo por haberme cegado, pero feliz de que estuviera vivo…no sé cuánto duraría esa felicidad porque el rey no estaba muy por la labor de dejarlo con nosotros.

— ¡Átalo con las correas! — ladró Wrath detrás de mí.

— Ya lo hice. ¿Qué va a pasar con él?

— Lo iba a echar o a matar aun lo estaba decidiendo cuando Thor me contó lo que hizo.

— Se tragó a esos cabrones. A los albinos los deja en polvo y a los otros les deja el esqueleto.

— Tendrás que averiguar que sucede con el poli y si puede ir en nuestra contra.

— En Internet no hay nada.

— Antes de Internet estaban los libros y de esos tenemos muchos y muy antiguos. La Glymera te ha dado una dispensa para que mires en nuestra biblioteca y en la suya personal. Luego miraras la nuestra y nuestros propios libros. Se quedara aquí mientras tanto y Jane se ocupará de él. Pondré dos hombres a vigilar la puerta. Hasta que no sepamos que ha pasado se quedara aquí.

— Prisionero.

— Sí. Preferible esto a la muerte. La Glymera te espera, date un baño y por el puto Fade muérdete la lengua si quieres que el poli siga vivo, porque si no hallas nada morirá.

Asentí y me fui hacer lo que me había ordenado. Volví a mirar a Butch y dependía de mi si vivía o moría. Negué cabreado y me fui a darme una ducha para ir a ver a la más estirada de todas las estiradas del mundo y de la raza.

Desperté sin la maldad en mis venas y con la cara dolorida. Una mano acariciaba mi pelo. Intenté levantar una mía y note que estaba atada, miré mi cuerpo y muñecas y tobillos estaban igual de atados.

— Estas en casa Butch. Te he puesto sangre de Vishous para que sanen rápido las heridas de los golpes en tu cara. Ha sido una bestia.

— Me lo merecía Doc.

— Nadie que no sea el enemigo se merece ser golpeado así pero ya conocemos a V.

— ¿Estoy prisionero?

— Por ahora sí. Fritz ha traído algo de comer y le he dicho al rey que te soltaría para que fueras al baño y comieras. No quiero te sientas mal porque Qhuinn y Blay están haciendo guardia en la puerta.

— No voy hacerte daño Jane.

— Lo sé. Siéntate y como algo.

— ¿Vishous?

— Ha salido a buscar una explicación a lo que hiciste en los muelles.

— Ni yo sé lo que paso y porque paso, ¿y lo van a saber ellos?

— Ellos llevan siglos y siglos de existencia y por tu bien y el de la casa, ojala que entre sus libros se encuentre la explicación a lo que hiciste o…

— Soy hombre muerto.

Comí en silencio y después de una breve ducha volví a la cama donde Jane me volvió atar con las correas. Me puso más sangre de Vishous y antibióticos por vena. No pude dormir pensando que mierda había hecho. Al menos mi herida estaba de color gris claro y no soltaba olor por lo que di por hecho de que había dado luz.

Ahora sí que estaba en un buen lío y de esos que pueden acabar con tu cuerpo criando malvas bajo tierra.

4 comentarios:

  1. Tremenda escena, pura adrenalina. Me muero por ver como sigue, el próximo cara a cara entre Vishous y el Poli, será emocionante. Gracias, Gracias, Gracias. Por seguir creando historia. Sabemos que tenéis vida propia y que no es fácil sacar el tiempo para seguir esta labor, pero sabed que apreciamos sinceramente vuestra dedicación. Ánimo, y hasta pronto. ��

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    1. Muchas gracias guapa. Las palabras de aliento siempre son muy bienvenidas y es un gusto que nos lea.Siempre se saca tiempo por la gente que nos sigue y nos apoya. Muchas gracias y mil besos para ti.

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  2. De verdad,que me habeis dejado con los pelos de punta. Increible y emocionante. Gracias por escribir como lo haceis.

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    1. Muchas gracias Siomara. Nos alegra que nuestra historia este gustando y mucho. Un placer escribir para personas como vosotr@s.

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