sábado, 13 de febrero de 2021

LOS BASTARDOS...43ª


                                                                  BASTARDOS


                                    



Vishous y Butch Fated y la colaboración de Payne y Xcor Dnlp en sus papeles.

Antes de salir en busca de mi hermana Wrath me llamó al despacho. Fui a encender un liado y maldiciendo lo volví a meter en la pitillera. Había una nueva regla de no fumar donde estaba George, el perro del rey. Toqué y una espesa voz me dio permiso para entrar. Me senté frente a él.

— ¿Te molesta que lie unos cigarros sin encenderlos?

— Si oigo tu mechero acabas en el hospital hermano.

— Entendido.

— Quiero que hablemos de tu hermana y lo que va a pasar ahí fuera esta noche.

— Tú dirás.

— El poli que no aspire nada que no sea ya conocido. Tú, antes de matar a nadie sácale toda la información posible de quienes son y que quieren y sobre toda las cosas no seas un loco imprudente y sé que se trata de tu hermana.

— De acuerdo en lo del poli. El resto no te prometo nada. ¿Algo más?

— No, puedes irte.

Guardé mis liados y salí a reunirme con mis hermanos. Manello me detuvo.

— Tráela viva a casa, a mi lado.

— Te lo prometo y tu estate preparado por si te necesitamos.

— De acuerdo.

Había estado dando vueltas sin sentido no queriendo regresar al lado de mi macho. No quería ver a nadie de la Mansión, ni al rey. No quería tener que dar explicaciones. Retomé mi camino por la orilla del rio y a pesar de estar rodeada de humanos me sentía muy sola. Pero no podía quejarme, era lo que había buscado por siglos…la libertad que tanto había ansiado y que había perseguido con tenacidad. Prefería esta descarnada realidad al aislamiento al que me había sometido mi madre por mucho tiempo.

— Hola cariño.

Miré hacia atrás. Un muchacho que parecía humano se me estaba acercando. Pasé de contestarle y me desmaterialice más abajo de la misma orilla. Al formar de nuevo mi cuerpo un olor penetrante mezclado con los olores a tierra, piedra mojada y contaminación urbana se metió en mis fosas nasales. Al principio no fui capaz de identificarlo pero al momento mi sistema nervioso empezó a dar señales de alarma…ese olor a rancio era el enemigo. Un restrictor. Empecé a trotar ligeramente mientras en mi sangre hervía un impulso agresivo, dolor, furia y frustración. Experimentaba un cosquilleo en las manos con las que empuñaba las dagas y en los colmillos. Ya no era una hembra, no era una Elegida, ni hermana de Vishous. Era un soldado…una guerrera.

Cuando doblé el callejón me encontré con varios restrictores que tenían los móviles en sus manos y charlaban. De momento nadie me prestaba atención hasta el momento que el viento agitó mi abrigo negro. Todos a un tiempo se dieron la vuelta. Aparecieron sonrisas y dagas que me hicieron reír a carcajadas. Estaban seguros de poder dominarme con facilidad por ser una hembra, estúpidos. Gran sorpresa se iban a llevar y de la que no iban a sobrevivir.

Habló el más grande de los tres.

— ¿Qué estás haciendo por aquí tan solita?

— Estoy a punto de cortarte la garganta. Luego te romperé las dos piernas porque me gusta hacerlo. Y luego perforaré tu corazón y veré como tú mueres mientras tu alma busca cobijo y no lo encuentra.

Mientras hablaba distribuí mi peso entre los dos pies y me agaché sobre mis muslos. Ninguno notó mi cambio de posición. Los tres se quedaron frente a mí sonriendo.

— ¿Y eso lo vas hacer tu sola? — preguntó el más bajito que estaba a mi derecha.

— ¿Lo dudas?

— Chula y engreída, mágica poción de estupidez — dijo el que estaba a mi izquierda.

— Os lo voy a mostrar.

Y empezó la fiesta.

Caminábamos en formación por la calle cuando la energía empezó a zumbar. Mudarse a Caldwell había sido todo un acierto. Volví la cabeza y aminoré el paso. El olor que flotaba en el aire hizo que mis colmillos crecieran y mi cuerpo palpitara con más energía. Mis soldados me siguieron de cerca sin necesidad de dar una orden. Corrimos y llegamos al final de un puente en la orilla del rio que acaba en un pequeño callejón. Al llegar al punto exacto mis pies más que frenar se quedaron pegados al suelo. De un segundo a otro el pasado regreso. En el centro del callejón una hembra combatía con tres albinos. Los mantenía muy bien a raya. Era letal y solo estaba esperando el momento justo para matar.

— Ella es…

Llevaba siglos buscándola y por azar llegué a conocer su nombre. El destino tenía un sentido del humor muy macabro. Estaba visto que estábamos destinados a encontrarnos de nuevo… ella me había privado del único ser que me había tratado con respeto, a su manera. Aunque había planeado matarlo para obtener su poder y esa zorra me privo del placer de asesinar a mi padre. Ella era la asesina de mi propia sangre.

Zypher detuvo mi mano con la guadaña y mis pasos.

— Aquí no. Vamos ayudarla a deshacerse de esos cerdos mientras tú permaneces en las sombras. Ella solo te vio a ti y no a nosotros aquel fatídico día para ti. Luego la capturamos y llevamos al refugio. Antes de matarla será nuestra y después podrás enseñarle lo que le ocurre a quien vierte la sangre de tu sangre.

Se hizo como mi soldado dijo mientras yo me mantenía en la sombras.

De repente tres hombres aparecieron de la nada y me ayudaron acabar con esos cabrones. Limpié mi daga, recuperé las otras y me sequé el sudor. Me gire para darle las gracias cuando alguien desde la oscuridad habló con voz lúgubre.

— Buenas noches hembra.

— ¿Qué cobarde se esconde en la oscuridad y no da la cara?

Di un paso adelante dejando que el halo de luz de una farola dejara al descubierto mi cara y cuerpo.

— ¿Sorprendida?

— Xcor, jefe de Los Bastardos.

— Los cuales tienes a tu espalda.

— ¿Qué quieres?

— A ti y por fin te he encontrado.

Antes de que la hembra se diera cuenta mis esposas de acero se cerraron en torno a sus muñecas y antes de que pudiera hacer nada la agarré por la trenza y se la enrollé alrededor de su fino cuello. Tiré e hice amago de estrangularla hasta que perdió el sentido. Joder como lucho, tan valiente. Tan poderosa. Había luchado frenéticamente hasta perder la conciencia. Throe la recogió en sus brazos antes de que cayera al suelo.

Habíamos recorrido media ciudad sin noticia alguna de mi hermana. El Reverendo amablemente y como siempre nos prestó algunos hombres y hasta el humano de la Cruz había avisado de un cuerpo de hembra encontrado con la cara destrozada en un contenedor de basura. Fuimos el poli y yo a ver si era ella y di bendita gracias cuando le comunique al antiguo compañero de mi macho que no era ella, que era una de su raza.

— Vishous.

— ¿Qué?

— Deja de imaginar mil escenarios posibles de su muerte. Me tienes revuelto y no he tragado a esas mierdas.

— Lo siento. Y hoy no vas a tragar nada.

— Deberíamos haber traído a mi hermano. Ella ha bebido de él.

— Pero él de ella no. No iba servir de nada.

— Pues deja de pensar tan negativo.

— Lo intentaré— Vamos Payne…vuelve a casa…vuelve de una puta vez, pensé.

Seguimos pateando la otra mitad de la ciudad en espera de buenas noticias.

Cuando recupere la conciencia no abrí los ojos enseguida. Estaba de pie con grilletes en muñecas y tobillos y con la ropa puesta. Contra una pared de piedra húmeda. Mi cabeza colgaba hacia delante en una posición incómoda. Olor a tierra mojada. Voces masculinas, las de mis captores. La sensación de que yo era su logro, lo que ansiaban sexualmente, al menos algunos de ellos. Aparté todo pensamiento sobre Manello, mi hermano y la Mansión.

— Sé que estas despierta. Respiras de otra manera. Esas cosas no se me escapan.

Levanté los párpados al tiempo que mi cabeza para enfrentarme al jefe de Los Bastardos. Las otras voces habían cesado y tenía muchos ojos pendientes de mí.

— Que listo eres bastardo.

— ¿Has pensado en mí? Yo no he dejado ni un día sin hacerlo, desde aquel maldito día que nuestros destinos se cruzaron. Cientos de años, siglos y por fin nuestros caminos se han vuelto a cruzar.

— No he tenido tiempo de acordarme de un simple soldado del Sanguinario.

— ¡No, no, no! Soy más que eso. Soy su hijo… ¡su hijo! Tú me lo arrebataste injustamente.

— Imposible.

— ¿Qué?

— Es imposible que tú seas hijo del Sanguinario.

Recibí una brutal bofetada que me partió el labio inferior haciéndolo sangrar.

— ¡Puta mentirosa!

— El Sanguinario engendró un único hijo varón. El hermano de la Daga Negra llamado Vishous.

Se oyeron unas carcajadas que resonaron por toda la habitación.

— Hemos oído historias sobre sus perversiones.

— ¡Mi hermano no es un pervertido!

Entre un latido de mi corazón y otro la ira explotó y fui consumida por una energía interna que iluminó el lugar e hizo que lo grilletes se fundieran y cayeran al suelo, dejándome libre.

Nos echamos hacia atrás poniéndonos en posición de ataque. Fue un grave error haber olvidado el poder que esa hembra tenia.

— Escúchame bien. Fui traída al mundo por la Virgen Escribana. Vengo del Santuario de las Elegidas. Así que cuando te digo que mi padre el Sanguinario no tuvo otro hijo varón no te miento. Es un hecho.

— No es cierto. Tu mientes…no puedes haber nacido del vientre de su Santidad, de la Madre de la Raza. Es imposible. Ella no tiene hijos, no tiene descendencia.

— Macho estúpido. No miento, lo sabrías si así fuera. Soy la hija engendrada por el Sanguinario y la Virgen Escribana. Conmigo vino al mundo mi hermano Vishous…somos gemelos. Y maté a nuestro padre, no al tuyo. Y no vuelvas a insultar a los míos.

— Él me dijo que era mi padre.

— Te mintió. He visto en los cuencos de cristal a las bastardas de mi padre y todas fueron hembras y solo un macho…M.I  H.E.R.M.A.N.O

— Dejarnos solos — como era de esperar Zypher fue el primero en protestar.

— Te la sujetamos mientras tu…

— ¡Dejarnos solo!...es una orden. —Al fin solo estábamos ella y yo. — ¿Por qué lo mataste?

— Porque hizo daño a mi hermano. Lo torturó y por eso debía morir.

— Así que no es una leyenda. Se decía que el Sanguinario había ordenado que su hijo fuese sujetado al suelo mientras le hacían unos tatuajes que lo maldecían y luego ordeno al ver su poder que lo castraran, solo pudieron hacerlo parcialmente porque no se sabía cómo había quemado las cuerdas y escapado hacia la noche antes de que terminaran la siniestra tarea. El muy cabrón me dijo que había nacido de una hembra que no me quería en su vida. Que me había recogido y me enseño a pelear. Siempre a su lado. Me dijo que era su único hijo y se apropió de mí como si lo fuera. Después de su muerte ocupé su lugar tal y como hacen los hijos.

— Te puedes quedar con su legado y herencia. Pero te mintió. Mírame a los ojos. Tenías que haber conocido esta verdad hace mucho tiempo. Conozco bien las traiciones de la sangre. Conozco el dolor que sientes ahora. Ese peso que arrastras no es justo. Pero no bases tu venganza en una mentira. Si intentas matarme yo lo haría primero. Pero si consiguieras tu objetivo no tendrías ni un momento de paz porque la Hermandad y mi hermano te buscarían para hacerte implorar tu propia muerte y no quiero eso. Hemos sido títeres en un juego macabro de una hembra que quería ser madre y un macho que repudio a su verdadero hijo y busco un sustituto.

— He vivido una mentira y cuando miro hacia el futuro no veo nada, hembra.

—Se lo que es eso, pero ahí fuera hay un futuro para ti y los tuyos. Date tu tiempo.

— Eres libre.

— No conozco la ciudad.

— Visualiza el lugar de donde te sustrajimos y aparecerás ahí. — le di sus dagas y el móvil junto con su abrigo. — Vuelve con los tuyos. Yo tengo que dar muchas explicaciones a mis hombros.

— Adiós Xcor.

— Adiós Payne.

Me materialicé en el mismo lugar y marqué el número de mi macho.

Conducía mi coche pasándome todos los semáforos, llegué al lugar y me bajé sin cerrar el motor. Corrí y la divise mirando el rio.

— ¡Payne!

— ¡Manny! — Me di la vuelta y corrí hacia sus brazos — perdóname nallum.

 — No vuelvas hacer esta locura, aunque discutamos nunca vuelvas a huir de mí.

— Te lo prometo.

Nos comimos a besos hasta que nos dimos cuenta de un detalle.

— Tengo que avisar. Aun te están buscando — marqué a mi cuñado— Vishous la he encontrado, está bien y sin señales de haber sido maltratada. La llevo de vuelta a casa. Esperarnos ahí.

Al llegar a la Mansión todos nos esperaban en el despacho del rey. Las hembras me abrazaron con calidez. Mi hermano con tanta fuerza que por poco me rompe las costillas. Mi cuñado con mucho amor y el resto con respeto. Al fin me quedé sola con los guerreros y Wrath que fue el primero en hablar.

— Payne, pase lo que pase con tu macho no vuelvas a salir de la casa sin avisar y mucho menos sola. ¿Lo has entendido?

— Si y prometo que no volverá a pasar. Fue un grave error que cometí.

— Eres una guerrera de la Hermandad y una pieza codiciada por nuestros enemigos. ¿Viste quién te secuestro y donde te llevó?

— Se quienes fueron pero no sabría llegar al lugar.

— Eso no importa, dime quien fue.

— La banda de los Bastardos.

Hubo un oscuro silencio y luego murmullos. Estuve más de una hora relatando todo lo que sucedió y la conversación mantenida entre su jefe y yo. Al saber mi hermano que su historia había sido relatada como una leyenda y que era conocida por muchos gruño y maldijo en todos los idiomas que sabía. Su macho lo calmo. Y al fin me pude retirar a la habitación con mi macho.

— Otro problema más a los tantos que tenemos — rugió el rey — Ir a dormir, mañana hablaremos de este tema mas tranquilos.

3 comentarios:

  1. Fabuloso capitulo. Besos y gracias por compartir.

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  2. Vamos a tener que hacer el poli y yo una historia contigo en homenaje al tiempo que dedicas en leednos y comentar.Besos.

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  3. Si,por favor. Gracias y besos mil.

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