miércoles, 24 de febrero de 2021

LEYES...44ª


                                                                       LEYES.

                              


 Butch y Vishous Fated

Habíamos apurado dos horas de patrulla sin encontrarnos a esos albinos en nuestro camino. Tenía una ligera sonrisa en mi boca porque estaba dando vueltas a un tema que me hacía soñar. La voz ronca de mi macho me volvió a la tierra.

— Poli suéltalo ya o mi cabeza estallará.

— No es nada.

— Oh sí que lo es… de no ser nada no estarías dando tantas vueltas a esa cabecita tuya — encendí un liado sonriendo.

Me planté frente a él y empecé a caminar de espaldas con una gran sonrisa.

— He estado pensando.

— No me digas, no me había dado cuenta — le guiñe un ojo sonriendo.

— Déjame acabar la frase. He estado pensando que deberíamos emparejarnos y llevar nuestros nombres grabados en nuestras espaldas.

Paré en seco y tosí cuando me atraganté con el liado, lo tiré y mire. Mis manos peinaron mi pelo y gruñí de seguido. Maldita sea.


— No podemos y lo sabes. Has estudiado las leyes de la raza.

— Venga ya no me sueltes esa mierda. Tienes vínculo con la única persona que puede darnos ese permiso y cambiar las leyes.

— Butch es una ceremonia solo para machos y hembras. No dos hembras. No dos machos. Y aunque consiguiera ese maldito permiso esta la Glymera y el consejo. Y no olvides que las relaciones con mi madre en estos momentos no son las mejores.

— Tu madre está por encima de esos estirados con palos en los culos.

— Ella nos odia desde que Phury se cambió por mí para ser el Gran Padre. Te culpa a ti de ello y a mí de haber renegado de tener madre. Sería feliz si lo que tenemos se acabara y de que nuestra relación se fuera a la mierda. Y cojones pedirle un favor a la bruja, como tú la llamas poli seria tener que pagar un favor con otro y no estoy dispuesto.

— Consintió en mi cambio y dio el visto bueno para que pasara la Transición.

— Por puto interés para la raza…no por sentimientos. Estoy seguro que aun hoy maldice el día que llegaste a nuestras vidas y nuestros caminos se cruzaron.

Caminé hacia él y marque su pecho con uno de mis dedos.

— No será que estás muy cómodo teniéndome como amante o tal vez es que no soy bueno para ti.

— ¡Vete a tomar por culo! Deja que te aclare algo… por muy bueno que sea el sexo contigo eso no haría que me atara de por vida contigo.

— Pero si lo hace que yo sea Dhestroyer.

— Maldito cabrón egoísta. Crees que te tengo en mi puta vida porque eres el destructor de nuestros enemigos y necesitas mi maldita mano para curarte.

— ¡¡SI!!

— ¡¡ NO!! No necesito que seas quien eres para tenerte en mi vida y en mi cama. No olvides que cuando te conocí eras un perdido e incrédulo humano que no podía creer que los vampiros existieran. Si no fuéramos pareja seguiría dándote luz para sanarte aunque no nos uniera nada más que ser hermanos y guerreros de la Hermandad.

— Solo quie…no, necesito un compromiso por tu parte Vishous.

— Que mayor compromiso que mi vida, mi confianza, mi lealtad y mi…

— Quiero más, lo quiero todo. Quiero poder llevar tu nombre grabado entre mis omóplatos y que tu lleves el mío. Y quiero poder presumir de ello.

— Yo puedo tatuártelo y hacer que me tatúen el tuyo en mi piel.

— No es lo mismo V. Necesito esa ceremonia de reconocimiento.

— Pues no podrá ser poli.

— ¡¡ Bastardo!!

Sonaron los móviles y Thor nos avisaba del punto de encuentro para matar albinos.

— Continuaremos lueg…

— No. Aquí se termina esta estúpida conversación.

Salí disparado hacia el punto de la pelea maldiciendo por haber sido un gran gilipollas. Sentía las botas de Vishous replicando tras de mí y me encabrone por unas leyes tan arcaicas y antiguas. Tan modernos para unas cosas y tan obsoletos para otras. Estos vampiros estaba anclado en leyes estúpidas que no tenían sentido. Por fin llegamos y me tiré de cabeza al centro de la lucha. Las dagas ocupaban mis manos. Estaba tan rabioso que solo matar calmaba mi rabia.

No podía dejar de mirar por mi vista periférica al poli y me estaba preguntando porque esta noche no aspiraba albinos. El maldito irlandés toca huevos pensaba que no quería emparejarme con él pero no era así. Por primera vez en mi vida quería hacer las cosas bien y ese gran paso sería la culminación de lo que ambos sentíamos, pero nunca nos darían ese permiso. Negué con mi cabeza maldiciendo en Lengua Antigua y me concentré en la pelea.

— He poli, ¿hoy no tragas? — preguntó Rhage.

— No, hoy prefiero practicar el deporte tan sano de matar hijos de la gran puta que apestan a talco.

Pasé de las pullas y seguí matando enemigos. Un cerdo traicionero me hizo un tajo no muy profundo en el costado derecho a cambio le clavé mi daga en el fondo de sus oscuro corazón.

Vi la sangre manchando la camiseta gris del poli y gruñí. Me abrí paso hasta estar al lado de su costado herido.

— ¿Estas bien?

— Que mierda te importa.

Maté al albino delante de mí. Me giré hacia Butch agarrándole del cuello con mi mano enguantada y lo arrastré hasta que su espalda crujió cuando chocó con la pared.

— Hijo de puta. Me importas y lo sabes. No pagues conmigo una ley de mierda que se creó hace siglos. No tengo la maldita culpa que dos machos no puedan emparejarse. Vuelve a contestarme así cuando te han herido y te juro que te mato yo mismo.

— Vosotros dos, la pelea es en contra de los polvos talcos andantes no entre vosotros. Volver a la lucha — sentenció Thor.

Volvimos a la pelea y puse distancia porque ahora mismo sería capaz de golpear al poli.

Cuando todo acabó nos subimos al coche y pusimos rumbo a la Mansión. Vishous conducía y yo me senté detrás con los otros hermanos. Estos fruncieron las cejas pero no dijeron nada, mejor. El horno no estaba para bollos. Revisé mi herida y vi que necesitaría unos puntos de pegar pero ahora mismo necesitaba ese dolor para lidiar con mi coraje. Notaba la mirada de Vishous por el retrovisor pero me negaba a mirarlo.

Una vez en la casa dimos las novedades a Wrath y noté que el poli no había entrado en el despacho. Una hora y media después todos se fueron y yo me quedé porque asi me lo pidió el rey.

— Hermano, ¿todo bien?

— Sí.

— Mentir no es tu fuerte.

— ¿Qué te han dicho?

— Que en plena lucha con los restrictores os encarasteis.

— Ambos teníamos los nervios de punta.

— Motivo.

— Personal.

—Y una mierda es personal cuando no estáis concentrado en una pelea. Es peligroso para vosotros y para los demás. Ahí fuera dependemos los unos de los otros. Así que me dices el motivo o te lo saco a golpes.

Me levanté y me puse un whisky. Me lo bebí de un trago y volví a sentarme.

— Butch quiere que nos emparejemos y no entiende que está prohibido entre dos machos.

— Tú, ¿quieres hacerlo?

— Sería lo lógico a esta unión pero ya sabemos que no pasará.

— Esa no ha sido mi pregunta. Un emparejamiento tiene que ser cosa de dos.

— Me gustaría poder hacerlo con él. Pero es imposible.

— Hay muchas cosas lógicas que han tenido que cambiar para poder seguir y sobrevivir. Tal vez es hora de otro cambio.

— Mi "querida madre" nos odia y nunca haría nada bueno por ninguno de los dos. Y no hablemos ya de la Glymera y el puto Consejo. A mí me tienen miedo y les da asco que un mestizo que fue humano sea un Dhestroyer después de que la gran leyenda se hiciera realidad. Para ellos no habría honor entre el emparejamiento de dos machos y más si somos nosotros.

— ¿Quieres que hable con tu madre?

— No te voy a pedir ese favor Wrath.

— Soy el rey y no es un favor que tú me pides, es una idea mía por el bien de la raza. Habrá que intentarlo.

Me despedí del rey y me encendí un liado de camino al Pit.

Cuando llegué al Agujero me cambien de ropa y me fui al gimnasio a dar unos golpes a un saco de boxeo. La rabia seguía bullendo en mi interior con intensidad y tenía que echarla fuera. Me quité la camiseta, me puse los guantes y empecé a dar fuertes golpes.

Llegué al Pit y el poli no estaba. Me quité el abrigo y las armas y fui en su busca. Después de pasar por la sala de juegos y el salón fui a la cocina donde ordene una cena fría para dos y que la llevaran donde siempre. Me encaminé hacia el gimnasio y lo encontré. Lo miré en la distancia y admiré en silencio el formidable macho que era. Fue el primero que me vio, se molestó en conocerme y me ganó. Poco a poco se fue colando en mi corazón y a día de hoy no concebía mi vida sin el a mi lado. Pero lo que necesitaba de verdad no podía dárselo porque estaba prohibido. El karma me estaba dando una buena patada en el culo por creer que los emparejamientos de mis hermanos habían sido una solemne estupidez. Puta ostia sería un honor llevar su nombre grabado en mi piel y ver el mío grabado en la suya. Encendí un liado y entré caminando hasta estar a unos metros de él y el saco.

— Tu herida vuelve a sangrar.

— No me duele — mi voz era fatigosa por el esfuerzo de los golpes.

— Aun así deberías darte unos puntos de pegar para que se selle.

Su cuerpo brillaba por el sudor y sus músculos se marcaban. Ese macho, ese cuerpo eran mi maldita perdición. Y si había alguien que se mereciera esa ceremonia era mi poli.

— Luego y ahora quiero estar solo.

— Pues lo siento pero no podrá ser.

Dejé de dar golpes al saco y lo miré. Me quité los guantes dejándolos a un lado mío en el banco donde me había sentado. Cogí una botella de agua y me la bebí entera. La hice un acordeón y la encesté en el cubo de la basura.

Mientras el secaba su cuerpo fui al botiquín y saque yodo, gasas y unos puntos de pegar. Me arrodillé a su lado sequé la zona con cuidado le puse el yodo y los puntos. Tiré las gasas a la basura y me senté a su lado en silencio.

— Siento lo de antes Vishous.

— No tienes que sentir nada. Pero quiero que me escuches con atención ahora que estas más tranquilo. Nunca en los siglos que llevo de vida había pensado en la idea de emparejarme con alguien, ni con Jane, pero todo cambio cuando tú llegaste. Lo he pensado pero sabía que era una locura porque está prohibido por ley así que lo aparté de mi mente. Estaría orgulloso y sería un honor poder llevar tu nombre marcado en mi piel y que tu llevaras el mío y puedo dártelo pero sin la ceremonia.

— ¿Somos la única pareja gay entre tu raza?

— Claro que no poli pero ninguna esta emparejada.

— Por esa puta ley.

— Así es. Sé que hay muchas cosas que tú necesitas pero yo no puedo darte.

— No digas gilipolladas…eres todo lo que necesito mi vampiro. Y hay algunas leyes que son una gran mierda.

— Y la ceremonia. Tal vez porque tienes miedo de algo Butch. Te doy la razón.

— Tú eres más importante que la ceremonia. Veras en mi mundo humano casarse es la culminación de un gran amor aunque en muchos casos terminen en divorcio, pero cuando das ese paso lo das convencido. Mira a De la Cruz treinta años con su mujer y solo los separo la muerte de ella. Yo quería esa culminación para nuestra relación. Y el único miedo que tengo es perderte.

— Nunca me perderás poli. Donde tú vayas yo te sigo.

— Vamos a olvidarlo.

— Wrath va hablar con mi madre.

— Gracias mi sexy vampiro pero pase lo que pase te amo hoy, mañana y siempre.

Me quedé callado sabiendo que era un cobarde por no responder con la misma palabra a la confesión de sus sentimientos que yo tan bien conozco y siento. Pero me era imposible poner nombre a lo que yo mismo sentía por él, esperaba que cuando se lo demostraba en la cama fuera suficiente para él pero me preguntaba hasta cuándo. Yo no me cansaba de oírlo de su boca y yo solo se lo podía mostrar. Tenía miedo que un día me pidiera que se lo dijera y no pudiera hacerlo. Hasta Z se lo decía a Bella y yo era un eunuco sentimental incapaz de ponerle palabras a lo que sentía.

— Vamos a casa poli. Necesitamos una ducha, comer algo…

— Y tener buen sexo.

— Ya sé que me quieres por mi culo irlandés salido.

— Error amigo mío, te quiero por tu polla.

Riendo echamos a correr hacía el Pit.

La noche había acabado con broche de oro y yo pensaba al lado de la ventana con una botella de vodka en una mano y un liado en la otra, observando a mi macho dormir plácidamente que por primera vez en mi miserable vida conocía ese sentimiento llamado esperanza. Atisbaba un pequeño rayo de luz en la oscuridad de nuestras antiguas leyes. Ojala el rey pudiera hacer algo por nosotros en esa charla con mi madre.

Butch se merecía tener su emparejamiento.

2 comentarios:

  1. Genial este capitulo. Emocionante a tope. Besos mis machos preferidos.

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  2. Muchas gracias amor. Es un placer escribir y mas placer que nos lean.

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