domingo, 28 de mayo de 2017

RECUPERANDO A VISHOUS...9ª

                                                     RECUPERANDO A VISHOUS



Butch y Vishous Fated

Mientras estaba tirado en el sofá viendo un partido grabado de los Red Sox, no podía dejar de pensar en lo complicada que se había vuelto la convivencia entre Vishous y yo. Y en lo sucedido ese mismo día entre Marissa y yo en el dormitorio. Y si eso no era suficiente desde hacía dos semanas, tiempo de lo sucedido, no había parado de preguntarte a mí mismo porque no había hecho oficial la unión entre mi mujer y yo. ¿Qué me retenía? La noche anterior le dije a mi Océano, que porque no buscamos una casa cerca de la mansión y empezábamos a vivir a solos. Aun no me había dicho ni si, ni no. Pero ahora, a la luz del día, la idea no me parecía tan brillante.

Irme y dejar a V solo me parecía una traición. Había un vínculo entre los dos que no sabía explicar muy bien o no quería hacerlo. Además no estaba bien, hacía semanas que no dormía y eso no era bueno. Y tenía que ser peligroso que no descansara porque Wrath lo había sacado de la rotación de lucha en las calles. No sé qué me estaba pasando pero ahora me sentía como un cabrón irlandés pensando que dejarlo sería un buen camino. Joder nunca pensé que tener novia y un buen amigo no fueran compatibles y que la buena vida que tenia se podía llegar a torcer. Por una vez en mi vida, tocaba el cielo con los dedos de mis manos. Y todo se podía ir a la mierda.

Antes de que la puerta del pit se abriera el olor de mi mujer lleno la estancia. Baje el volumen y le abrí mis brazos.

—Tendré que trabajar de noche más de seguido, si este será el recibimiento. —camino hacia mí y se echó en mis brazos robándome un beso pasional.

— ¿Cansada, mi amor?

— No, ¿tienes algo en mente?

— Llevarte a cenar fuera, a un lugar caro y con unas formidables vistas.

— Lo que yo quiero comerme lo tengo a mi lado. Y cuando estas desnudos tengo unas muy formidables vistas — se relamió los labios y mi polla salto.

— Vamos a nuestra habitación.

Pero antes de poderme levantar la tenía a horcajadas sobre mí y sus diestras manos sacaban de mi pantalón de chándal mi polla que ya estaba dura. En qué momento sus braguitas habían desaparecido, no tenía ni idea. Solo fui consciente de su cuerpo caliente. De su sexo húmedo que empujaba mi pene dentro de ella y sus largas uñas clavadas en mis hombros. Rompí el resto de su ropa y mi camiseta voló de mi cuerpo hecha trizas. Empezó a cabalgarme y yo a subir mis caderas para empujar más profundo. Pase un brazo por cintura y la acosté en el sofá bajo mi cuerpo. Mi boca mordía, besaba su cuello y bajaba hasta sus pezones chupándolos. La urgencia por parte de Marissa era palpable y como negarme a eso.

La situación en el pit era muy incomodad, sobre todo entre el poli y yo. Si la hembra se había dado cuenta no había dicho nada al respecto y guardaba silencio. Pero las cosas ya no estaban como antes entre mi amigo y yo. Maldita la hora que le di los regalos, algo que se hacía con todos, hasta los nuevos reclutas, pero el hijo puta de Butch, quiso ver más allá. Paré de golpear el saco y apoye mis manos en mis muslos doblando mi cintura. Mi cabeza cayó entre mis hombros y gruñí. A quien cojones quería mentir…no fueron simples regalos para un amigo, era mi forma de hacerle saber que me importaba. Me enderecé y fui a por una botella de agua y una toalla y eche a caminar hacia el apartamento. Entre marcando el código y cuando iba hacer notar mi presencia unos gemidos me dejaron clavado como una estaca en el suelo.

Lentamente me gire y mi cuerpo se enfrío. Ahí en el sofá estaban el poli y la hembra follando como dos locos. Desde donde yo estaba lo veía todo con demasiada claridad, pero gracias a un ángulo muerto que había en el mueble donde estaba la enorme tele, ellos no me veían a mí.

Quise girar para andar sobre mis pasos y desaparecer pero mi cuerpo no reacciono. Me quede plantado ahí como un árbol y con la vista fija en la pareja.

Cada movimiento de Butch sobre la hembra era sensual. Como una danza llena de armonía. Cada embestida contra el sexo de Marissa, sacaba a esta gemidos de placer y dicha. Al mismo tiempo el poli gruñía y gemía. Palabras de amor salían de sus bocas. Mis ojos no perdían detalle del hermoso y fuerte cuerpo de mi compañero de piso. La columna de él se dobló y volvió a estirarse. Las manos de ellas fueron a su trasero y se lo acaricio para luego clavarle las uñas e instalo a ir más rápido. Mis manos empezaron a picarme y la mano maldita empezó a calentarse como todo mi cuerpo. Mi polla empezó a doler de lo dura que estaba. Mi cuerpo empezó a generar más sudor. Los de ellos brillaban. Ambos cuerpos se movían al mismo ritmo, primero muy suave y luego más rápido. Ella mordió su vena, más por necesidad que por obtener nutrientes de Butch. Los movimientos fueron más acelerados y los gemidos más fuertes. La hembra se soltó de su vena y cerró su herida gritando el nombre del poli en un intenso orgasmo. El poli la siguió y enterró su cara en su cuello gimiendo como un poseso loco.

Así que esto era hacer el amor. En ese acto había intimidad y dulzura. Pasión y respeto. Vi que el poli se iba a levantar y entonces sí que mi cuerpo me dejo tomar el control y salí del pit sin hacer ruido. Corrí al gimnasio. Me metí en una de las duchas desoyendo las bromas de mis hermanos y me masturbe. Me seque el cuerpo y viendo que no había nadie me fui a mi taquilla y me vestí. Fui hacia el garaje, agarré las llaves de unos de los coches y salí disparado de camino al Zero Sum . Las imágenes se me repetían una y otra vez. Puse un rap a todo volumen y golpee de seguido el volante. Encendí un liado y aparque cerca del puente, a unas calles del garito. Eche a caminar perdido en mis pensamientos e intentando calmar el dolor en mi pecho.

Aunque el poli me diera una maldita oportunidad, yo no sabía amar. Lo mío era la violencia y el control.

Hacer el amor en el salón había sido una maldita estupidez. El olor ha liado y el de su sudor me había llegado con demasiada claridad, pero era demasiado tarde para parar y meternos en nuestra habitación. Suplique no perder la jodida erección y acabar lo empezado. Una vez que terminamos, si salía pitando del pit, mi mujer me iba a desollar vivo sin importar cuanto me amaba. Así que cuando Marissa me dijo que debía darse una ducha rápida y volver a Lugar Seguro, vi los cielos abiertos y me duche con ella. Me vestí con cuero y una camiseta y me encamine hacia la casa a ver si me topaba con Vishous.

Después de mirar en todos los lados, la fragua incluida, me encamine hacia el gimnasio, los novatos se habían marchado ya, menos Jhonn que después de la marcha inesperada de Thor, lo habíamos instalado en una de las habitaciones. Los hermanos estaban ahí haciendo el payaso como siempre.

— Chicos ¿habéis visto a V?

— Hace un rato que se fue a los vestuarios, se ducho y salió disparado como si tuviera un petardo en el culo. Oye poli, ¿no tenéis agua en el pit?

— Hollywood no seas capullo, claro que tenemos agua en el pit, es solo que necesito hablar con mi compañero de piso.

— Bueno, hoy estamos fuera de rotación, a buen seguro este en el ZeroSum — me contesto Phury.

— O se habrá perdido en su cueva secreta. —dijo Z.

— ¿Qué cueva? ¿De qué habláis?

— Es un secreto a voces que Vishous tiene un lugar secreto donde va a quemar y hacer realidad sus más bajas perversiones o al menos eso dicen las malas lenguas de nuestra raza.

—Putas chismosas, mejor se dedicaran a buscarse una buena polla para que las follara bien y se ocuparan menos de V.

Un silencio seguido de unas carcajadas ruidosas. Negué con la cabeza y sonreí.

— Vamos poli, vamos a buscar a ese loco vidente y ver que está bien. —me tercio Rhage.

— Voy a por mí abrigo, esperarme en el coche.

Diez minutos después estábamos en marcha. Una sensación, la misma que había sentido cuando lo de mi hermana, se apodero de mi pecho y me dejo sin respiración.

El paseo me estaba sentando bien, aunque mi cabeza no dejaba de pensar en una visión que había tenido unas dos noches atrás. Mi videncia era una locura, o estaba semanas sin tener ni una puta visión y sin dormir o de repente y sin más, me hacía ver algo. Nunca nada bueno. Al menos esta no lo era y me tenía de los putos nervios. Mientras alguien caía en la oscuridad después de un disparo, un gran charco de sangre se iba formando bajo el cuerpo inerte. El dolor del disparo había sido diferente a otros disparos recibidos, algunas veces, por los hermanos y yo mismo. Era como una bomba de gasolina estallando en el pecho y prendiendo fuego por el interior del cuerpo. Ese fuego iba corriendo por las venas, llegando a órganos vitales y rodeando el corazón para clavar una daga caliente en el mismo centro y quitarte la vida.

Me pare y respire hondo. Apague el liado en la suela de mi bota y guarde la colilla. La pesadilla había sido hacia dos noches y me hizo despertar empapado en sudor y jadeando en busca de aire. Revivirla estando despierto, tenía el mismo efecto. Luego volvió la negrura de no poder ver nada de nada. Mil preguntas se arremolinaban en mi cabeza y ninguna tenia respuesta. Que no me dejara ver quién era el hermano herido, de eso si estaba seguro, no era nada bueno y era una gran putada.

El olor a talco detuvo mis pasos y mire alrededor, a mi derecha había una boca de callejón, al menos no había ningún humano a la vista. Entre en el callejón al tiempo que salía de la oscuridad. Había otro olor que no podía distinguir muy bien, por más que lo intente.

—Vaya, vaya, uno de los machos alfas de la hermandad en solitario.

— Vaya, vaya, un capullo eunuco de los restrictores en solitario.

— ¿No me digas que tú eres el payaso?

— Para nada, pero voy hacer el Freddy Krueger de tus pesadillas.

—Voy acabar contigo y me suplicaras piedad.

— En tus sueños.

Me lance a por ese cabrón y nos estrellamos el uno contra el otro. Éramos defensa contra defensa. Peso contra peso. Fuerza contra fuerza. Este restrictor no era como los otros. Su fuerza bruta era el doble de lo normal en ellos y estaba muy bien preparado en el arte de pelear cuerpo a cuerpo. Algo para comentarle a Wrath e investigar. Ese lapsus de pensar me valió un derechazo en mi mandíbula que me dejo el cerebro dando vueltas y me aturdió por el momento. Se lo devolví y lo deje dando vueltas como un trompo hasta que se estabilizo. Una patada suya me sacudió los órganos internos al tiempo que recibía otra en un tobillo, lo que me hizo caer al suelo. El crak de mi tobillo roto sonó alto y claro en la oscura noche. Aun así hice de tripas corazón y me levante apoyándome en el bueno. Me agarre a la pared y lance una patada directa y dura a su rodilla derecha. El dolor por tener que apoyar el tobillo herido en el suelo fue como una descarga eléctrica recorriendo mi cuerpo. Otro crak de algo roto sonó en la noche, una de sus rodillas se hizo añicos. Ya estábamos empatados. Perdí de vista por unos segundos al maldito hijo de puta, sacudido por el dolor, momento que aprovecho para clavarme una daga en el costado izquierdo. Note como traspasaba piel, carne y músculo y pensé que estaba bien puteado si me había tocado el intestino. Aguante la cuchillada y arranque la daga de mi costado. Lo mire y la lance directa a su pecho. Cayo como un fardo y entre la bruma de mi dolor y el sudor frio que me cubría noté que no se hacía polvo tan rápido como los anteriores. Nota a tener en cuenta.

Como pude cojee hasta el cuerpo aun sin hacerse arena y recupere la daga. Revise sus bolsillos encontrando una cartera, la abrí y había un nombre: Michael Boston, este cabrón había matado en otro lugar a uno de mi raza. Me pare apoyándome en la pared y respire hondo. Notaba como la sangre empapaba mi camiseta y bajaba por mi costado izquierdo. Como mi tobillo derecho se iba hinchando y la adrenalina iba evaporándose. Busque mi móvil, ¡maldita sea! Lo deje en el coche. Mire la distancia y por fortuna no estaba muy lejos. Arrastrando la pierna que tenía el tobillo roto me fui hacia mi coche. Gracias al diablo no había humanos por la zona, aunque si muchas ventanas abiertas y luces encendidas. Tenía que agarrar el teléfono y pedir ayuda. No podía conducir y el dolor no me dejaba evaporarme.

Una vez que logre llegar hasta el auto, apoye mi culo en el capo buscando aire, la herida del costado me estaba mordiendo rabiosamente y matando. Me erguí en mi total estatura y sonó un disparo. Mire para ver de dónde venía y coger mi arma cuando un dolor en mi pecho me hizo gritar.

Lentamente fui cayendo y en la caída recordé mi pesadilla…era yo a quien herían de muerte.

Mi cuerpo golpeo el asfalto con un ruido seco y sordo. Notaba como la sangre y el aire se escapaban por el boquete del pecho. Y como un gran charco de sangre se iba formando a mí alrededor. Como me quemaba la herida y sonreí como un maldito loco. Vaya puta ironía que tenía esta puta vida. Sabia como iban a morir mis hermanos y no fui capaz de ver mi propia muerte.

Me reí como un loco demente mientras la oscuridad me iba engullendo. Al fin tenia paz.

Llegamos al local y entramos, preguntamos al Reverendo y antes de que contestara que Vishous no había estado por el club, mis instintos se pusieron en alerta y la alarma de que algo no iba bien se había encendido en mi nuca. Era la jodida misma sensación que tuve cuando vi a mi hermana subirse a ese maldito coche. Esa vez no hice caso de la alarma, pero ahora si lo iba hacer. No podía perder a V, eso no podía estar en el libro de mi puta y perra vida.

—Poli ¿Qué pasa?

— Algo no va bien con Vishous. —me frote el pecho y saque mi cruz sosteniéndola en la mano que froto mi pecho. — ¿Qué cojones sucede?

— No lo sabemos Butch, pero V no llego aquí. Hay que buscarlo.

Salimos a la calle y empezamos a correr rio arriba. De repente un mal olor se instaló en mi nariz y hacia que mi nariz picase. Corrimos como locos, desesperados por encontrarlo y saber que estaba bien. Pero algo en mi interior me decía que no lo estaba, que se encontraba en peligro. No quise pensar que podía estar muerto, esa no era una opción para mí.

Al girar en una esquina el olor a talco nos llegó e hizo que todos nos pusiéramos en actitud de pelea y defensiva. De repente Rhage se frenó y nosotros hicimos lo mismo. Tener a Phury y a él delante no me dejaba ver nada. Solo podía divisar un coradillo de gente.

Empuje y a duras penas pude ponerme por delante de ellos. Di un barrido y mi vista se paró en el grupo de personas, bajé mi vista hacia lo que ellos estaban viendo y el corazón se salió de mi pecho. Vishous estaba tendido en la acera, rodeado de un gran charco de sangre y atendido por unos paramédicos. La sangre se me helo y empecé a sudar. No, yo no podría pasar por esto de nuevo. Di un paso hacia delante y fui agarrado por unas manazas y dos enormes cuerpos me hicieron muralla.

—¡¡ CABRONES!! — les grite.

— Poli tienes que calmarte y no llamar la atención hacia donde estamos nosotros. Hay antiguos compañeros tuyos en el escenario y se supone estas muerto. Z ha ido a ver si está vivo y donde se lo llevan.

— ¡Él tiene que estar vivo! ¡Él no puede morirse! ¡¿Que voy hacer sin él?! Me necesita, soy su amigo, su compañero…yo necesito saber,¡¡por favor!!

No fui consciente de que lloraba como un niño hasta que Rhage me abrazo. Cerré mis puños con fuerzas contra su abrigo de cuero y mordí mis labios para no rugir de dolor. Solo me calme un poco cuando Zsadist volvió con buenas noticias dentro de lo malo que era todo. Me solté del agarre del rubio y seque de malas maneras mis ojos. Atento a las noticias.

— Herida de bala en el pecho. Ha perdido mucha sangre pero está vivo. Dicen que la víctima se llama Michael Boston , iría tras algún restricto que asesino a uno de la raza y esa es la identidad que le han visto en la cartera. Lo llevan al Central. Hay que avisar a Wrath.

Mientras ellos hacían lo que debía hacer, yo rezaba pidiendo a mi Dios que lo mantuviera con vida y que los de mi propia raza no descubrieran lo que era en realidad. No quería a V en un laboratorio y siendo analizado como un extraterrestre.

—Va hacer una larga noche. Está en manos de los humanos y solo tenemos cinco horas hasta que amaneciera. En marcha —Z me miro — ¿estás bien poli?

— Vamos a por él, lo quiero de vuelta en el pit antes de que se haga de día.

Me desperté recuperando totalmente mis sentidos. Mi tobillo derecho, costado izquierdo y pecho aullaban de dolor pero al menos no era un dolor profundo y lacerante. Mis ojos estaban pesados y no podía abrirlos, pero al menos el oído me funcionaba a la perfección. Dos personas hablaban a mi lado. Un hombre y una mujer. Y ninguna de las dos me era conocida. Bueno eso no era del todo cierto, la voz femenina me era conocida de cuando llegue semi consiente y me estuvo dando órdenes y me suplicaba que me quedara con ella… ¿Por qué? ¿y por qué le había permitido me hablara de la forma de lo que lo hizo? Seguí la conversación sin prestar mucha atención a las palabras.

De repente el pánico me atenazo, esa mujer era cirujana. Estaba en un hospital de humanos. No sabía cuántas horas quedaban para el amanecer. Intente acordarme de lo que había sucedido, de porque mi cuerpo no respondía y estaba enchufado a cables y tubos. Me di cuenta que el tubo en mi garganta era un respirador.

Todo pensamiento se paró en seco cuando mis instintos de dispararon, pero no se trataba de mis instintos guerreros, eran lo de macho posesivo. Esos que yo pensé que no tendría nunca por nadie. Sobre los que había leído o visto en mis hermanos enamorados, hasta el poli los tenía con Marissa y no era un vampiro. Los había provocado un olor que flotaba en la habitación. El olor de un macho que quería sexo con la mujer cirujana.

<MIA> La palabra broto de forma asesina. Con una furia tan pavorosa que me hizo abrir los ojos. Miro a ambos, primero la hembra. Alta estatura.Pelo corto rubio. Gafas sin montura y sin maquillar. La placa en la bata decía: Doctora Jane Whitcomb. Jefa del Servicio de Trauma. El macho. Alta estatura también. Pelo negro. Y su placa rezaba: Doctor Manuel Manello. Jefe del Departamento de Cirugía.

Oía la conversación entre ellos y yo gruñía en mi interior, esa hembra era mía y ese humano me lo iba a pagar caro si se le ocurría tocarla. Tenía muy claro que cuando huyera de este hospital de humanos, me la llevaría conmigo. Sin embargo mientras ellos hablaban la palabra “hermano” salió de mi cerebro al pensar en matar al humano si tocaba lo que era mío. Estaba claro que lo que mierda me habían puesto estos humanos para sedarme no me dejaba pensar con cordura y no es que tuviera mucha.

El humano se fue y mientras se iba la palabra “hermano” volvió a salir a flote. Ella me miro y saber lo que estaba pensando no era muy halagüeño para mí. Sabía que mi corazón tenía seis cavidades. Que mis dientes eran muy largos, más de lo normal, que el color de mis ojos no eran lentillas. Que mis tatuajes no están hechos con la tinta normal de los tatuajes. Y que nada en mi era de lo llamado “normal”. Pero la pregunta que más le asustaba era el saber porque me faltaba un testículo y quien me había intentado castrar como a un animal. Tenía que salir de ahí. Le señale el tubo en mi garganta.

— Tranquilo, te lo voy a sacar, deja que me ponga los guantes. Sé un buen chico y no me muerdas o te tendré que atar e inmovilizarte a la cama.

Los malditos recuerdos me hicieron entrar en pánico. Mis ojos se abrieron de forma desorbitada a causa del miedo. Mi cuerpo empezó agitarse sobre la cama y presa de un pánico extremo mi respiración empezó a silbar en el tubo.

— Estate quiero y respira lento, solo te gastaba una broma.

Me acaricio el pelo y cerré los ojos. Mi cuerpo se calmó. Mi respiración fue normal. Volví abrir mis ojos y mirarla.

— Muy bien. Ahora vamos a quitarte ese tubo de la garganta. Mantén el aire cuando tire de él y luego respira con calma. Toserás un poco, pero tus pulmones se llenaran de aire. Vamos a ello.

Cuando el tubo se salió del todo, empecé a toser. Me subió la cabeza y me dio un poco de agua.

—Mejor verdad. Tu voz saldrá ronca y muy baja, pero ese efecto pasara y volverás a tener el tono de tu voz. Si no te sale sonido asiente o niega con la cabeza ¿de acuerdo?

Asentí. No me atrevía hablar aun, notaba mi garganta irritada.

— Te llamas Michaes Boston— fui a negar, pero los recuerdos me abrumaron y me hicieron recordar todo, así que asentí — fuiste atracado o te metiste en una pelea, tienes el tobillo derecho roto, o al menos llego así al hospital, solo se te puso una fécula, porque parece que soldó solo. Tienes una herida de cuchillo en el costado izquierdo que ha llevado diez puntos y por fortuna no ha tocado el intestino. Y lo más grave ha sido un disparo en el pecho que ha llevado una cirugía y tres transfusiones de sangre. Pero me gustaría me explicaras porque tu corazón tiene seis cavidades. Uno humano tiene cuatro. Así ¿Qué eres tú? Y ¿Quién intento castrarte y por qué?

Iba a contestarle, a dormirla y salir de aquí con ella cuando, los vi entrar en mi habitación. Mi culo estaba a salvo. Rhage y el poli venían a mi rescate.

Jamás me he alegrado tanto de ver a estos cabrones.

Por fin llegamos al hospital y Rhage puso todo su encanto y su magistral arte de borrar la mente o cambiar los recuerdos a funcionar. Phury fue a borrar todo su archivo de paciente. Z se quedó vigilando en la puerta y Rhage y yo nos encaminamos a su habitación. Éramos consiente de los atronadoras que sonaban nuestras botas en el suelo de un hospital en silencio, pero no nos importó. Al fin llegamos a la puerta y la abrí entrando seguido por el rubio. No me esperaba a una doctora de mi raza en ella. Me cale más abajo la gorra y mire a Vishous sonriéndole.

La mujer nos instó a que nos marcháramos y a no hacerla caso se fue al timbre para llamar a seguridad. Rhage la detuvo. La agarro inmovilizando sus brazos y le tapó la boca. Yo me fui derecho a mi compañero. A mi amigo.

— Joder, pensé que te había perdido cabrón. Tranquilo no hables. Vamos a llevarte a casa de una pieza amigo.

Tan rápido como pude y con sumo cuidado le fui quitando todos los cables y tubos que tenía. Rhage les quito los sordos pitidos que estaban haciendo las maquinas. Le cubrí de cintura para abajo. No sabía bien que pasaba ahí debajo, pero sabía que mi compañero no dejaba que nadie lo viera desnudo y yo iba a respetar su motivo o motivos. Intento ponerse de pie apoyándose en mí, pero cayo de culo en la cama. Me quite mi abrigo y se lo puse. Lo cargue en mis brazos y apoye mi frente en la suya. Ambos cerramos los ojos.

— No podía perderte a ti también compañero.

—Me gusta mucho hacerte rabiar como para desaparecer por un disparo.

— Cabrón.

— Mamón.

Abrimos los ojos y nos miramos con una intensidad que hizo que mi cuerpo temblara. Si lo noto, no dijo nada. Sonrió y miro a la doctora y a Rhage.

— Ella se viene con nosotros.

Salimos de la habitación. Vishous recostó su cabeza en mi hombro y cuello. Sus ojos cerrados pero con vida. Detrás de mí oía la guerra que le estaba dando la doctora al rubio. En la salida nos encontramos con Phury y Z.

— ¿Lo cargo yo ahora poli? — se ofreció Phury.

— Gracias, pero está bien así, más bien echa una mano a Rhage, tiene un problema técnico — note la sonrisa de V en mi cuello.

—Mierda, se suponía que se trataba de recuperar al hermano, no de secuestrar a una humana. — Z hizo obvio algo que veíamos.

—Aquí el lumbreras — señalo a V— la vio y se viene. Así que menos ladrar y más ayudar.

Phury intento que se relajara y solo recibió una soez contestación que nos hizo reír a todos.

— ¡Púdrete hijo de puta! … no voy a permitir que matéis a mi paciente.

El hermano saco la artillería pesada y la dejo caos y en brazos de Rhage que respiro aliviado.

Una hora después estábamos en casa y Vishous en su cama. La doctora dormitaba en el sofá de su habitación. Yo solo me senté en un sillón al lado de su cama, esperando despertara, ya que se había dormido durante el camino.

Su calor aún estaba sobre mi cuerpo y su olor también. La sensación y el olor me gustaban.

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