martes, 21 de agosto de 2018

LA HERMANDAD...35ª



                                  

                                                          LA HERMANDAD

                             


Butch y Vishous Fated

Me desperté con la boca pastosa, la lengua como lija, con un dolor de cabeza que martilleaba mis sienes y otro dolor en la cara como si me hubiese pasado un tren en marcha sobre ella. Me senté en la cama y gruñí cuando todo mis viejos huesos me recordaron la puta pelea con unos moteros, al pasar mis manos por mi jeta dolió por ese simple gesto. Sin quererlo empecé a recordar todo y volví a gruñir. Los recuerdos me decían como había amanecido y se notaba que mi aun parte humana había tomado el control a la hora de beber como un cosaco, aunque me había costado y las consecuencias no eran como cuando no era mestizo…el dolor se sentía multiplicado por mí y el estómago revuelto parecía una lavadora que no paraba de dar vueltas.

Me levante de mala gana ya que aún era de día y fui directo al wáter a vomitar y luego a la ducha. Solo me faltaba un buen, mejor una cafetera de café oscuro, cargado y sin azúcar.

Oí al poli despertar por todo el ruido que hacía y porque tenía un oído en extremo demasiado fino para mí gusto. Me levante de los ordenadores y fui a preparar una cafetera de café tal y como le gustaba y tal y como la iba a necesitar para lidiar con la resaca. Mientras el café se hacía le prepare un brebaje para calmar un poco su dolor de cabeza y que pudiera seguir durmiendo aún era muy temprano. Esperaba no tener una pelea, no tenía ni ganas y no estaba de humor y mucho menos para dar unas cabronas explicaciones… ¿Cómo no se me había ocurrido pedirle la llave de vuelta? Ahora sería absurdo.

Jamás pensé me cogiera en plena acción pero que se joda…esa es una realidad de mi vida, le gustara a él o no.

Al abrir la puerta de la habitación y salir al salón el olor a café recién hecho me golpeo y me hizo salivar. V estaba dentro de la cocina así que yo me senté por fuera en la isla. Primero me puso un brebaje de color verde delante y como un niño bueno lo agarre y me lo bebí. Maldita sea sabia a hierba y estiércol pero di por hecho que era para la resaca y le siguió una taza de café tal y como me gustaba.

— Gracias.

— Negro, cargado y sin azúcar.

— De nuevo gracias y por el brebaje también…Dios sabe que necesito toda la cafeína posible en las venas.

— Me tomo una y te dejo el resto de la cafetera para ti.

— Gracias.

Bebimos en silencio y sin mirarnos. Dos tazas más y mi lengua tomo el control.

— ¿Te lo pasaste bien anoche? Vishous

— No tan bien como tu…esa era mi vida antes de conocerte y lo va a seguir siendo.

— ¿Y qué pasa conmigo?

— Vamos a dejar claro las cosas de una cabrona vez poli…yo no te pedí que te enamoraras de mí, tampoco pedí que me gustaras tu a mí, pero sucedió y no hay vuelta atrás. Nos hemos vinculado y puedes considerarme tu macho si con eso eres feliz, pero no me voy a emparejar ni contigo, ni con nadie y tampoco voy a dejar a mis sumisos. No soy tierno, no se decir palabras suaves y mucho menos se amar…nunca oirás de mi esas palabras que son tan importantes para el otro macho o hembra. Si quieres follar conmigo sabes dónde duermo así que tocas, entras y serás bien recibido porque una cosa te voy a reconocer, el sexo contigo es salvaje, brutal y muy caliente. Si quieres seguir conmigo estas son mis condiciones.

— ¡Te puedes meter tus condiciones por el culo!

— Entendido.

— Pues ya está todo muy claro…tú sigues con tus sumisos y yo volveré a mis putas.

— Como Xhex…

— No le faltes el respeto a una hembra de valía. Ella fue un polvo ocasional en un mal momento para los dos. Ella no es una puta, es una gran guerrera como nosotros y se merece tu respeto así como tiene el mío.

Yo sabía muy bien cuál era la valía de la hembra que era la mano derecha del Reverendo y mis palabras habían sobrado pero el cabrón fantasma de los celos me clavo su aguijón cuando recordé como el su olor me llego tal y como si viviera la noche que el poli llego oliendo a ella y a sexo.

— Doy marcha atrás a mis últimas palabras poli.

— Acepto tus disculpas en su nombre y en el mío. ¿Hoy no hay reunión?

— No, hoy no salimos de patrulla, cuando anochezca hay una reunión.

— ¿Estoy invitado?

— Sí.

— Pues me vuelvo a la cama…de nuevo gracias por el café.

— Duerme, lo necesitas, de nada y Butch…

— Que.

— Siento no ser lo que necesitas.

— Es lo que tú piensas pero te equivocas y voy a lamentar que para cuando te des cuenta de que te has equivocado no haya solución. No te voy a esperar eternamente.

— Eso no va a pasar.

— Por tu bien espero que no te equivoques…voy a seguir durmiendo.

Lave las tazas, el vaso y la cafetera volviendo a mis ordenadores rumiando en mi cabeza sus últimas palabras.

Me costó volver a dormir, pero al final el cansancio cedió al dolor de cabeza y cerré los ojos pero en modo intranquilo.


Me revolví en la cama inquieto por las palabras de V, ¿cómo me negaba en mi puta cara lo que sus ojos platas me gritaban? Puto cobarde. Abrí un ojo y vi que había dormido más de la cuenta ya que las persianas subidas decían que era de noche. Deje de preocuparme pues sabía que de haber empezado la reunión mi compañero me hubiese despertado. Me puse de espaldas e iba a poner un brazo sobre mis ojos cuando di un salto en la cama.

Joder cinco figuras con capuchas y túnicas negras rodeaban mi cama. Wrath hablo primero en Lenguaje Antiguo y luego en el idioma de la gente corriente.

— No haya manera de escapar a la pregunta que se te hará esta noche. Se te hará una sola vez y la respuesta que des te acompañara el resto de tu vida. ¿Estás preparado para responder?

Era La Hermandad. Santo Dios. Santo Cristo.

— Si— agarre aferrándome a la cruz de oro.

— Butch O’Neal, descendiente de mi propia sangre y la sangre de mi padre, ¿te unirás a nosotros?

Esto estaba siendo real, no era un maldito y loco sueño de los míos…era muy real. Estaba pasando.

— Si, me uniré a vosotros.

Me arrojaron una túnica negra.

— Ponte esto sobre tu piel desnuda y la capucha en la cabeza. No dirás nada a menos que se te pida que hables. Deberás mantener tu mirada baja en todo momento y hasta que se te ordene alzarla. Tus manos delante y juntas. Tu coraje y el honor de mi linaje que compartiremos contigo serán ponderados en cada acción que emprendas.

Me levante y me puse la bata en ese momento los nervios me dieron ganas de ir al baño. Wrath lo supo sin que yo dijera nada y me dijo que fuera. A mi vuelta agache la cabeza y puse las manos como me dijeron. Una mano maciza y pesada se posó en mi hombro y supe que era Rhage, nadie más tenía una mano tan pesada al menos en la casa.

— Ahora ven con nosotros.

Me sacaron del Hueco y me metieron en uno de los Escalade. Una vez acomodado en la parte trasera con ayuda el coche se puso en marcha oyendo muchas puertas que se cerraban a continuación. Sin levantar la cabeza mire de reojo hacia un lado y por la ventanilla pude ver que entrabamos en el jardín trasero de la casa y dirección hacia el bosque. Volví a mirar hacia el suelo y los nervios en mi estómago me devoraban. Nunca me habían hablado de cómo era la ceremonia de entrar en su Hermandad y en nada lo iba a saber, lo único que me dijeron es que hacia siglos que la ceremonia no se realizaba. Finalmente el coche freno y se paró.

Todos nos bajamos y espere que me guiaran. A medida que era llevado arrastrando los pies percibía en el suelo la luz de la luna y al momento siguiente esa luz se esfumo y volvió la oscuridad. ¿Una cueva? Pues si…el olor a tierra húmeda y las pequeñas piedras marcando las plantas de mis pies, me lo chivaron. Conté cuarenta pasos y me frenaron de golpe. Susurros y ruidos apagados. Veinte pasos más y una cuesta abajo. Nueva parada. Ruidos sordos y una puerta que se abría. Calor y luz. Un pulido suelo de mármol negro bajo mis pies y la sensación de unos techos altos por el ligero eco que hacia los susurros entre ellos. Otra parada. Otra pausa y un rumor de telas que me hizo suponer que eran las túnicas de los hermanos que caían al suelo, hecho que confirme cuando cayeron cerca de mí.

Una mano me agarro con dureza por la nuca e hizo que me sobresaltara. La voz de Wrath sonó cerca de mi oído derecho.

— Tú eres indigno de entrar aquí. Asiente con la cabeza.

Asentí y trague saliva.

— Di que eres indigno.

— Soy indigno.

Las voces de la Hermandad se alzaron en ásperos clamores en Lenguaje Antiguo en forma de una sonora protesta. El rey continuó.

—Dado de que no eres digno, tú deseas llegar a serlo esta noche, si es así asiente con la cabeza.

Volví asentí.

— Di que deseas llegar hacer digno.

— Deseo llegar hacer digno.

Esta vez las voces en Lengua Antigua fueron de apoyo y alegría. Wrath prosiguió.

—Solo hay un camino para llegar a ser digno y es el camino correcto y apropiado. Carne de nuestra carne. Asiente.

Asentí una vez más.

— Di que deseas ser carne de nuestra carne.

— Deseo llegar a ser carne de vuestra carne.

De repente comenzó un canto y se formó una fila delante y detrás de mí. Sin previo aviso comenzaron a moverse atrás, delante, derecha, izquierda con sus voces masculinas sonando fuertemente. Yo intentaba hacer lo mismo y me fui de bruces hacia el sutil olor de humo rojo que provenía de Phury, luego tropecé contra otro cuerpo y supe que era Vishous, ¿Cómo? Ni idea, pero lo sabía. Me estaba haciendo un lio con la danza cuando una mano me dio un sutil golpe en mi espalda y sin más logre coger el ritmo con mi cuerpo. Con los cánticos solo cantaba lo que sabía en Lengua Antigua. Y sonreí cuando averigüé que eran los pies los que llevaban el ritmo, no el cuerpo. Cerré mis ojos disfrutando del momento.

De pronto el sonido cambio, yo me callé y supe que me habían llevado bailando hacia otro lugar. De nuevo una mano en mi hombro me frenó. Las voces callaron y esos sonidos rebotaron por las paredes del lugar hasta morir la última nota. Me cogieron por un brazo y me llevaron hacia delante. A mi lado V me advirtió en voz baja.

— Escaleras.

Unos cuantos traspiés después, retome el paso. Llego a una parte plana y Vishous me acomoda en algún lugar. Los dedos de mis pies pegados a lo que parecía una pared. En el silencio que hubo una gota de sudor resbalo de mi nariz cayendo justo entre mis pies sobre un suelo reluciente negro. Mi compañero me apretó un hombro para tranquilizarme y se alejó. Ese ligero toque de su mano me dio un poco de paz y tranquilidad.

— ¿Quién propone a este macho? —pregunto la Virgen Escribana, supe que era ella por cuando mi transición, su voz era inconfundible.

— Yo, Vishous hijo del guerrero de la Daga Negra conocido como el Sanguinario, lo presento.

— ¿Quién rechaza a este macho?

Gracias a Dios silencio sepulcral. La voz de la Virgen volvió a sonar y esta vez lleno el espacio entre ella, yo y mis oídos.

— Sobre la base del testimonio de Wrath hijo de Wrath y la propuesta de Vishous hijo del guerrero conocido como el Sanginario,hallo a este macho delante de mi llamado Butch O´Neal, descendiente de Wrath hijo de Wrath como candidato apropiado para la Hermandad de la Daga Negra. Dentro de mi poder y por el bien de la raza yo renunció en este caso al requisito de la línea materna. Empezar con la ceremonia.

Algo dentro estallo de felicidad plena por saber que había sido aceptado e iba a ser uno de los suyos con todos los derechos y deberes. Yo pensaba que la ceremonia había finalizado y alce una ceja ante las últimas palabras de la Virgen Escribana. ¿Qué es lo que venía ahora? Sonreí. Fuera lo que fuera sería bienvenido y bien recibido.

El rey hablo.

— Vuélvete y descúbrete.

Obedecí. Vishous me quito la túnica negra y deslizó mi cruz hacia atrás y con la cadena pegada al cuello.

— Levanta los ojos.

Volví a obedecer y alce la vista con prudencia y mucho respeto. Curioso por los siguientes pasos a seguir.

Me encontraba de pie sobre una plataforma de mármol negro que miraba de forma fija hacia el interior de una cueva iluminada por cientos de velas negras. Enfrente un altar. Encima del altar una calavera y más allá alineados delante de mí la Hermandad en peso y en todo su esplendor…cinco machos con rostros solemnes.

Wrath rompió la fila y avanzo hacia mí.

— Retrocede y pégate contra la pared.

Hice lo que me dio y sentí el roce de la suave y fría piedra contra mis hombros y nalgas. Me agarre con fuerza a unos salientes que había a la altura de las manos. Afiance mis pies en el suelo y de algún modo supe que iba a doler.

El rey alzo su mano y se puso un guante que se veía muy antiguo, era de plata claveteada. Luego cogió una daga totalmente negra. Extendió su brazo y se cortó la muñeca. Puso la herida sobre la calavera y encima de esta se encontraba una copa de plata reluciente donde dejo caer la sangre que manaba de la herida.

— Mi carne — dijo Wrath. Sello su herida, dejó la daga al lado de la calavera y la copa y vino hacia mí.

Me sujeto la mandíbula, empujo mi cabeza hacia atrás y me mordió en el cuello. Todo mi cuerpo se sacudió en espasmos, agradecí estar agarrado a algo, y rechine mis dientes para impedir que se me escapara algún quejido o grito. Al terminar retrocedió secándose la boca y sonriendo fieramente. Crispo el puño dentro del guante plateado, echó su brazo hacia atrás y me golpeo en el pecho. Los clavos se hundieron en mi piel haciendo que el aire se fuera de mis pulmones. Dolió, ostia como dolió pero no solté por mi boca ningún sonido.

El siguiente fue Rhage que me sonría con malicia mientras se abría la vena, la mordida debajo
de la del rey y el golpe con el guante en el mismo sitio de mi pecho. Luego fue Phury que me guiño un ojo antes de abrirse la muñeca y fue seguido de Zsadist que me sonrió y miró como el día que lo conocí y quería cazarme. El último fue Vishous y para entonces me sentía flojo y como si mi cuello fuera a romperse y rodar escaleras abajo cuando se despegara de mi cuerpo. Además estaba mareado por los fuertes puñetazos en el pecho y la gran cantidad de sangre que manaba de la herida y corría desde el pecho y bajaba por mi estómago hasta mis muslos.

V fue hasta el pedestal y recogió el guante de la mano de Z,se lo calzo en la mano enguantada y fue hasta el altar cogiendo la daga y abriéndose la muñeca en un tajo seguro y firme. Se quedó observando como su sangre caía y se mezclaba con la del resto.

— Mi carne — murmuro.

Pareció dudar antes de volverse hacia mí pero al fin se giró y nuestras miradas de encontraron. La luz de una vela destello sobre su duro rostro y reflejo su iris color plata y sus símbolos de advertencia que a mi tanto me gustaban y que lo hacían parecer más fiero de lo que era. Me quede sin respiración…me pareció más poderoso y más hermoso que otros días, como un Dios antiguo que era respetado y temido al mismo tiempo.

Se acercó y deslizo su mano por mi hombro hasta mi nuca.

— Tu carne — hizo una pausa y lo supe.

Alce mi mentón siendo muy consciente de que me estaba ofreciendo a mí mismo al hombre que amaba con total respeto. Consciente de que era lo que quería hacer, pasará lo que pasará a partir de mañana. Una vibración de los dos cuerpos surgió entre nosotros. A cámara lenta la oscura cabeza de Vishous se deslizo hacia abajo. Sentí el roce de su perilla en mi garganta y mordí mi labio inferior. Con exquisita precisión sus colmillos presionaron mi vena, la que subía desde el corazón, lenta e inexorablemente perforaron mi piel y bebió.Y de repente el mundo dejo de existir y solo eramos el y yo cuando nuestros cuerpos se juntaron. Cerre los ojos absorviendo las emociones de este momento con él. La calidez de nuestros cuerpos pegados y como los dos temblabamos . El pelo de V rozo mi mentón. El poderoso brazo de mi macho alrededor de mi cintura. Mis manos se soltaron de su agarre y se pararon en sus caderas apretando la carne firma y tensa. Ambos y a un tiempo nos pegamos aun mas el uno al otro fundiendonos por completo siendo uno. Nos estrecimos juntos de nuevo. Era el momento mas intimo e importante para los dos.

Mientras me calzaba el guante no dejaba de pensar en cómo de bien lo estaba haciendo el poli y de qué modo tan valiente estaba honrando a la Hermandad. Había temido que para cuando llegáramos a su dormitorio la resaca nublara sus sentidos pero gracias al infierno no había sido así. Pase por su lado sin mirarlo y al llegar al altar me abrí una herida en la muñeca, me quede absorto viendo caer mi sangre y mezclarse con la del resto de los hermanos. La selle y me quede como estaba un rato, hasta que por fin mire hacia el poli y nuestras miradas se tocaron. A mi modo de ver era descaradamente sexy tal y como estaba, de camino hacia él me lo imagine atado y mordí un gruñido. Ya delante de él, me posicione para morder su vena que era mi alimento y espere que se me entregara por voluntad propia. Y al hacerlo fue más que una entrega física, con ese gesto me entregó su alma y corazón. Muy despacio baje mi cabeza y antes de morderlo nuestros cuerpos se estremecieron. Lo mordí y mis caderas se pegaron a las suyas…el resto dejo de importarme y me entregue a él por entero. Mi mano en su nuca hizo su agarre más fuerte y un brazo rodeo su cintura de forma firme. Mate un gemido cuando sus manos soltaron el agarre y presionaron mis caderas. La unión se hizo más íntima y personal. Nuestros cuerpos se volvieron a estremecer y me importo una mierda la ceremonia y mis hermanos, este momento era nosotros…era nuestra unión más perfecta e íntima que jamás volveríamos a tener. De mala gana deje de beber y selle su herida antes de separarme.

Cuando se separó nos volvimos a mirar y sin apártanos la mirada golpeo mi pecho con un impacto más fuerte que el resto. Mis rodillas estuvieron a punto de ceder pero me repuse mientras Vishous volvía con el resto.

Wrath fue hacia el altar y cogió la calavera con la copa alzándola.

— Este es el primero de nosotros. Loor y gloria para él…el guerrero que nació de la Hermandad. — Los hermanos soltaron un grito de guerra que resonó en la cueva. El rey se volvió hacia mí ofreciéndome el cáliz de plata. — Bebe y únete a nosotros.

Agarre la calavera sobre la que estaba la copa, eché mi cabeza hacia atrás y me lo bebí todo. Ellos cantaban mientras yo bebía. Fui reconociendo a cada cual con los tragos…el poder neto y majestuoso de Wrath. La fortaleza de Rhage. La lealtad protectora de Phury. El frio salvajismo de Zsadist. La aguda astucia de Vishous.

Me quitaron la calavera cuando termine de beber y me volvieron a empujar contra la pared ordenándome que me volviera agarrar de los salientes. Obedecí y un momento después una ola de agitada energía se abatió sobre mí como una nube peligrosa. Me mordí los labios para no gritar y los hermanos gruñeron en aprobación. Todo pasó en minutos, mi cuerpo reboto contra la pared una y otra vez. Sentía como si mis neuronas se quemaran y mi corazón golpeara queriendo salirse de mi pecho.

Mis ojos se abrieron y note que estaba en alto y al mirar vi que estaba sobre el altar. Seguía desnudo y el pecho me quemaba. Me lo toque y note la herida y unos granos, me lleve varios a la boca y supe que era sal y recordé que me desmaye cuando la echaron sobre la gran herida en el pecho. También recordé que me subieron entre cánticos y vi la misma marca en el pecho de todos, hasta ahora solo la había visto en el pecho de V y me preguntaba que podía ser, ahora lo sabía…era el sello de la Hermandad. Un símbolo que hablaba del vínculo que se compartía, bueno ahora compartíamos. Me fije que estaba frente a una pared de mármol negro grabado con lo que parecía nombres en Lengua Antigua. Me senté y puse los pies en el suelo tambaleándome, cuando recupere el equilibrio me acerque a palpar con la yemas de los dedos esos salientes que de algún modo sabía que eran sagrados. Del mismo modo supe que todos habían sido tallados por una única mano y la misma persona…Vishous.

Ahora tenía ese tipo de ecos e intuiciones en mi cabeza. Eran los ecos de las vidas de mis hermanos y algunos de sus no tan buenos recuerdos. Todos esos machos cuyos nombres leían y que de algún modo ya estaba conociendo al tocar sus nombres me traían recuerdos para saber cómo fueron sus vidas antes y después de la Hermandad. Todos fueron mis hermanos como los de ahora. Y lo serian de por vida. Con los ojos muy abiertos recorrí las columnas y me fije en el último preguntándome si sería el mío. Lo marque con un dedo y mire por encima de mi hombro al notar algo, todos estaban detrás de mí con la túnica ya puesta y sus caras estaba radiantes.

— Ese es el tuyo — dijo Wrath —serás Dhestroyer, guerrero de la Daga Negra, desciéndete de Wrath hijo de Wrath.

— Pero para nosotros siempre serás Butch — dijo Rhage—y también pijocagado, piojolisto, pijoirlandestocahuevos, pijojo ido…dependerá de las situaciones.

— ¿Qué tal pijodeputa? —sugirió Z riendo.

— ¿Hijo de puta? — tercio Phury riendo también.

— No, hermano, es pijodeputa.

— Suena muy bien.

Reímos todos a carcajadas y me levante mientras mi túnica apareció delante de mí de la mano de V. La cogí y me vestí.

— ¿V? —Mi amigo no me miraba — ven acá hombre, tarde o temprano tendrás que volver a mirarme y hablarme…además ya me has visto desnudo varias veces, ya estoy decente.

— Lo has hecho muy bien poli. Felicidades — mi pecho se expandió de orgullo por ser un macho de tanta valía y nuestras miradas se cruzaron. Mi corazón latía con intensidad mientras cogía la cruz y la cadena y se la colocaba en su sitio.

— Gracias por apostar por mí…trahyner, como vez hago los deberes. Es la palabra que mejor define lo que seremos a partir de ahora “Amigo del alma”

— De acuerdo poli. De acuerdo. — Lo que yo había visto como un nuevo principio entre los dos en el momento de beber de él en la ceremonia…Butch lo había visto como una despedida y un fin para un nosotros juntos.

No aguantando más su mirada me gire y volví hacia la pared. Me agache y palpe una vez más mi nuevo nombre tallado.

— Hoy he nacido de verdad, soy Dhestroyer descendiente de Wrath hijo de Wrath.

Mi visión se volvió borrosa y parpadee. Las lágrimas bajaron por mis mejillas y las limpie con las mangas. Varias manos se posaron en mis hombros y antes de sentir el contacto sentí sus presencias. Mis hermanos me rodearon y lo sentí…yo era carne de su carne como ellos eran carne de mi carne. La voz de Wrath sono ronca a pesar de habérsela aclarado.

— Eres el primer recluta en setenta y cinco años y eres más que digno de la sangre que tú y yo compartimos Butch,de mi linaje y de ser un hermano de nuestra Hermandad.

Deje caer la cabeza entre mis hombros y llore de puta felicidad y dicha.

De vuelta a la Mansión todos íbamos eufóricos y llenos de energía. Nos intercambiábamos bromas y pullas tal y como hacían los hermanos, todos menos Vishous. Aparcamos delante de las puertas que estaban abiertas de par en par. Los hermanos marcharon detrás de mí en semi circulo cantando. Avanzamos entre aplausos a través del vestíbulo pintado en algún momento con los colores del arco iris y donde habían colocado mesas con alimentos, postres y bebidas para todos lo de la casa. Los doggen participaban de la fiesta y las hembras de la casa estaban bellas a matar. Marissa con un traje color crema vaporoso. Beth con el vestido color sangre de su boda. Mary de azul y ceñido y Bella con un vestido plateado.

— Quitáis el aliento hembras.

Mis hermanos gruñeron y yo sonreí.

— Irlandés no hagas que me arrepienta de lo de esta noche — me gruño mi primo.

— Dios me libre…¡¡que empiece la fiesta!!

Y dio comienzo una gran fiesta donde hubo mucha alegría y buen ambiente. Beth regalo a las hembras dagas con la empuñadura de pájaros en honor a la Virgen Escribana y Vishous en mi nombre regalo otras a los hermanos con sus nombres en las empuñaduras. En un momento dado divise a V y dejando la copa en una mesa fui hasta él. Me miro cuando llegue a su altura y me hable en su oído.

— La oscuridad jamás se adueñara de mi porque te tengo a ti que ere mi luz… acepto tus putas condiciones pero si de repente hay un asesino en serie de sumisos tú y solo tu tendrás la culpa.

Se separó de mi oído y lo mire iba a decirle que había entendido lo sucedido entre nosotros como una despedida y que mis condiciones habían cambiado y que aunque quisiera no podría tener mis manos alejadas de su persona…mi vida se estaba complicando a pasos de gigantes y me cabreaba y gustaba a parte iguales, hasta que Wrath dijo que nos fuéramos a cambiar de ropa para seguir la fiesta, no fuera que alguna túnica se abriera por accidente y dejara ver más de la cuenta al resto de las hembras. Íbamos camino del Hueco cuando un doggen me aviso de que tenía una llamada entrante por el móvil antiguo del poli. Entre en el despacho del rey y la atendí. Era un mensaje de su cuñado, él que había sido un buen amigo en una universidad, él mismo que lo había llamado para decirle que sería tío de nuevo…esta vez la noticia no era buena. Cerré el ordenador y corrí hacia el Hueco.

Entre en el momento que el poli salía de su habitación ya cambiado de ropa y con el pelo mojado.

— He ¿dónde está el fuego?

— He recibido un mensaje en tu antiguo móvil…es tu madre poli. Dame un minuto para cambiarme y te acompaño. Aviso por el camino a Wrath.

— ¿Qué le pasa a mi madre? Ella tiene Alzheirmer.

— Y una neumonía le dan unos días de vida y tu cuñado te avisa por si quieres ir a despedirte de ella.

Una hora después entrabamos por la puerta de su habitación. Di gracias al cielo de que estuviera sola en la habitación y agradecí a V su compañía por si las cosas se ponían feas. Acerque una silla a su lado y le cogí una mano. Vishous se puso a mi derecha de pie.

—Hola mamá, soy Brian, ¿cómo estás?

Mi madre abrió los ojos y me sonrío de forma placida.

— Estoy bien. Yo sabía que no estabas muerto, mi corazón me lo decía como sabía que tus visitas no eran alucinaciones o sueños. Tus hermanos piensan que debido a mi Alzheimer no me entero de nada pero no es así. Tu hermana Joyce decía que yo soñaba cuando le contaba que me habías venido a visitar y ser reía de mis tonterías según ella.

— Esta visita no tienes que contarla a nadie.

— Nadie cree ya a esta vieja enferma y a punto de morir — me miro y sonrió aún más —ahora si te pareces a tu padre…a tu padre verdadero. ¿Alguna vez te he hablado de la ventisca de 1969?

— No, nunca… ¿Qué tiene que ver eso con mi verdadero padre?

—Nos quedamos atrapados en el hospital, doctores, enfermeras y pacientes. Nadie podía entrar o salir. Fueron dos días sin poder ir a casa y tu padre estaba furioso por tener que ocuparse de los niños y la casa. Había un jefe de cirujanos muy diferente a los demás. Trabaja de noche por una supuesta enfermedad al sol, más tarde supe que eso no era verdad. Era un hombre muy importante, de muy buena familia, apuesto y varonil. Con un aura tan fuerte y potente que daba miedo también. Aun veo sus ojos en mis sueños — me miro como pidiéndome perdón — pero fui una mala mujer y esposa.

— No lo fuiste mamá, no lo fuiste.

—Me confesé antes de volver a casa y rece mucho pero Dios me castigo con ese pecado. Hasta tu parto fue brutal, estuve a punto de morir y casi me desangre. Los partos de tus hermanos fueron normales, el tuyo duro un día entero. Siempre pensé que la muerte de tu hermana Janie fue un castigo por ser infiel y tener un hijo con otro hombre. Pero te amo hijo, más que a tus hermanos porque tú eres especial y nunca te lo dije. Sentía vergüenza de decirte quien era tu padre y tenía miedo de cómo me ibas a mirar luego. Nunca te demostré el amor que te tenía por miedo, ni evite tus castigos porque si lo hacia el que no era tu padre me amenaza con meterte en un correccional o matarte.

— ¿Por qué ese animal no te dejo cuando lo supo?

— Porque el decidió que ese sería mi eterno castigo por haberle sido infiel, ver cómo te maltrataba y golpeaba. Yo también recibí golpes en la intimidad de nuestro dormitorio.

Episodios de mi antigua vida empezaron a ponerse en su sitio. El feo y repugnante rompecabezas se armó pieza a pieza. Por eso mi padre, a ojos de los demás, me odiaba, me golpeaba, humillaba e insultaba. Por eso me culpo de la muerte de mi hermana y por eso le dio igual cuando me fui de casa y no volví después de las últimas navidades en “familia”

— Lo siento mamá, siento todo lo que tuviste que pasar… ¿Por qué mi verdadero padre no dio la cara?

— Él ya tenía una familia que yo no podía, ni quería romper. Quedarme embarazada fue un accidente. Ni él ni yo lo habíamos buscado. Cumplió mandándome dinero todos los meses pero nunca llegaba a mis manos porque tu pa…la bestia de mi marido me lo robaba y se lo gastaba en beber y llegar borracho todas las noches.

— ¿Cómo lo supo él? ¿Cómo supo que yo no era su hijo?

— De pequeño eras muy travieso y siempre estabas metiéndome en lugares que no debías. Una de esas veces tuviste un accidente grave y hubo que hacerte trasfusiones de sangre, así que nos pidieron a todos que donáramos y miraron la de tu padre para ver si había algún problema genético o de enfermedad y fue así como mi engaño salió a luz. Perdóname hijo por no defenderte y por no haberte contado la verdad antes. Pero hoy más que nunca eres tan parecido a ese hombre que me hizo feliz por dos días con sus noches.

— No tengo nada que perdonarte pero quiero que sepas que he encontrado a mi verdadera familia, que mi padre ya ha fallecido y soy muy feliz.

—Al fin has encontrado tu lugar en el mundo y entre los tuyos.

— Si, mamá.

— Butch en diez minutos hacen la ronda, debemos irnos.

— Tengo que irme mamá, pero te voy a tener siempre presente y te llevare den mi corazón de por vida. — me levante abrazándola y besándola. Peine sus canas y nos volvimos a sonreír — te quiero.

— Y yo a ti hijo mío, se feliz. Y la muerte de tu hermana no fue culpa tuya. Ella también sabía que tú eras muy especial.

— Ni tuya, son cosas que pasan en la vida. Estaba en el momento equivocado y a la hora inadecuada en ese lugar. Ella era maravillosa y yo la quería mucho.

Volví a darle un último beso y cuando me aparte de la cama cogió la mano de Vishous y lo empujó hacia abajo para hablarle al oído.

—Mi hijo te ama, lo veo en sus ojos y creo que no me equivoco si digo que tu sientes lo mismo por él aunque no lo quieras saber aún o no lo quieras ver y lo respeto, pero hazle daño y saldré de mi tumba para patear tu culo. Estas avisado, quédate con mi cara porque lo que no hice en vida lo hare en muerte si alguien daña a mi pequeño Brian.

Vishous me miro y sonrío. Miro a mi madre e hizo lo mismo.

— Ha sido un placer conocerla señora Odell.

— Lo mismo digo muchacho.

— Mamá ¿Cómo supiste lo que era?

— El me lo mostro y nunca dije nada a nadie.

De vuelta al Hueco le pregunte a V que le dijo mi madre y me contesto que nada de particular, sólo que si me hacía daño le patearía el culo aunque estuviese muerta. Nos reímos y fuimos directo cada uno a su ducha y luego a la cama.

Aquella misma noche mi madre falleció y dos noches después fuimos al cementerio junto con De la Cruz y mi amigo el sacerdote a darle su último adiós. Deje encargado en una floristería que todas las semanas dejara un ramo de rosas blanca y rojas en su tumba de forma de anónima.

Ellas sabrían que eran de mi parte. Con su muerte cerraba definitivamente el ciclo de mi antigua vida y era libre del todo para ser totalmente feliz entre los míos. Mi madre era el único extremo del hilo que me mantenía con un pie en el otro lado, con su muerte eso se había acabado.

Me había quitado un gran peso de encima con la verdad oída de los labios de mi madre.



                                         




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