miércoles, 24 de abril de 2019

MI DEBER...42ª


                                                               MI DEBER


                                                             


Butch y Vishous Fated

Parecía que se iba a formar una guerra mundial de las buenas y como nunca se había visto. Recuperando la estabilidad del empujón que me había dado V me coloqué al frente de la muralla humana entre la Virgen Escribana y Vishous.

Wrath hablo con firmeza pero a la vez con calma en un intento de que la situación no se saliera de su cauce.

— Sé que es muy difícil pero mantén la calma por el bien tuyo, del poli, de los que viven en la mansión y de tus hermanos. Escúchala, por complicado que sea y luego toma una decisión y no olvides que aunque tu madre es la Virgen Escribana…tiene el poder de quitar de la vida de quien quiera sin tener que pedir permiso y luego pedir perdón. No podemos perderte hijo del Sanguinario, ni como hermano, ni como guerrero, ni como amigo.

El muro de machos se hizo a un lado y yo volví a la posición de estar a su lado. Su madre volvió hablar, está vez con la voz más pausada y calmada.

— Vishous hijo del Sanguinario lo harás porque si no lo haces la raza no sobrevivirá. Los miembros de la Hermandad solo son un puñado ante la Sociedad Restrictiva que crece. Los hermanos han de salir de un linaje cuidadosamente seleccionado y cuidado. Con unas características específicas.

— Tú permitiste que Butch entrara y él no era…

— Una dispensa especial para honrar y hacer realidad una profecía. Si no fuera por su poder nunca podría haber sido un hermano.

— ¡No te voy a permitir que insultes a un macho de valía y con honor y lealtad!

— Tranquilo V, todo está bien por mi parte. Las palabras duelen cuando vienen de personas que quieres, si no es así resbalan.


Mi macho se giró hacia mí y por primera vez en todo el maldito día lo vi esbozar una pequeña sonrisa de aliento. Nuestras miradas hablaron. Con la misma volvió a girarse hacia ella.

— ¿Y qué hay de esto? — levanta al aire mi mano maldita.

— Es un arma excelente.

— Lo mismo que una daga con la diferencia que no incinero a mis amigos con una puta daga.

— También es una bendición — me miro y volvió pasado unos segundos la vista de nuevo a su hijo — el poder exige sacrificio. Tienes un deber para con tu especie.

— El mismo deber que tu tenías con el hijo que trajiste al mundo y abandonaste… ¡YO!

Mal que me jodiera la mala puta tenía razón y eso me encabronaba. Desde que había llegado a la Hermandad miles de inocentes habían muerto a manos de los talcos de mierda, ratas inmundas. Me puse delante de V y lo bese.

— Hagas lo que hagas, pasé lo que pase, yo siempre voy a estar aquí. Si algo se es que no quiero ser un estorbo en tu vida y mucho menos que pierdas tú la tuya por no cumplir un maldito deber que me pone los pelos de punta, aunque entiendo mí, nuestro deber para con la Hermandad. No me voy a ir a ningún lado y estaré todas las noches en tu cama y cuando vengas a mí no te hare ninguna pregunta — apoye mi frente contra la suya — te amo y mis sentimientos por ti no lo cambiará nada.

— Jamás podremos emparejarnos.

— No lo necesito.

Unos minutos y nos separamos. Vishous enfrento a su madre.

— Lo haré, pero la condición de seguir viviendo y durmiendo aquí se mantiene…solo iré a dejar mi simiente y me volveré. Ahora dejarnos solos.

Mis hermanos no tardaron en moverse y Rhage tuvo que llevarse a rastras al poli que salió gritando y siendo empujado.

— COMO LE HAGA MAS DAÑO…¡¡LA MATO!! ¡¡JURO QUE LA MATO!!

— Ya estamos solos así que al lío y suelta toda la mierda de mi deber como tu hijo por esa boca.

— Pensé que gustaría una vida en la que estuvieras protegido y no tuvieras que luchar.

— Y desperdiciar todo ese entrenamiento que recibí de la mano de mi padre, ni loco, sería un total desperdicio. En cuanto a la protección hubiese estado bien trecientos años atrás…ahora no.

— Pensé que te gustaría tener una compañera propia. La escogí para ti y tiene el mejor linaje. Sangre pura, elegante y muy hermosa.

— Disculpa si no muestro demasiado entusiasmo ante tus elecciones. Visto el padre que escogiste para mí. Y no pienses tanto por mí.

— Sé que te gustan los apareamientos bruscos.

— Digno hijo de mi padre.

— Tus prácticas sexuales anormales nos las podrás ejercer con tu compañera ni con ninguna de las Elegidas, cómo tampoco puedes estar con ninguna hembra si no son ellas.

— No me interesan las hembras, solo las sumisas que venían en busca de mi anormalidad y ya ni esas porque Deshtroyer me la calma. Y lo siento por ti pero no es negociable porque mi monstruo necesita salir de paseo de vez en cuando.

— Jamás daré mi consentimiento para tu emparejamiento con el mestizo. Si te emparejas será con tu compañera.

— Ya lo has oído, no le hace falta para seguir conmigo y se llama Butch o Deshtroyer no mestizo. Y no habrá emparejamiento con mi compañera elegida por ti. Me la follaré a ella y a todas las Elegidas que me señales, dejaré mi simiente y volveré a los brazos de mi macho. Y tampoco este hecho tiene discusión ninguna.

— No quieres ver nada porque te encuentras en medio de una encrucijada en tu propio camino.

— Tú me has puesto ahí.

— Dos noches y ven a mí a conocer a tu compañera.

Y como apareció, desaprecio. Todos entraron y yo me vi devolviendo el abrazo sentido del poli hacia mí, de la misma manera.

Mucho más tarde todos estábamos sentados en silencio y bebiendo. Butch a mi lado sin soltarme aunque no me agarrara entre sus brazos.

— Habrá que ir a explicar a nuestras hembras que ha pasado — dijo el rey.

— Deben de estar preocupadas —terció Z.

— Y nerviosas — termino Rhage.

De nuevo el silencio.

— Wrath,¿recuerdas la última vez que te emborrachaste de verdad?

— Joder V, en mil novecientos y contigo. Creo recordar que cayeron siete botellas de whisky entre los dos.

— Nueve.

— Mierda — todos nos reímos — empezamos a las cuatro de la tarde y tardamos catorce horas. Estuvimos inconscientes durante todo el día siguiente. Cien años y creo sentir esa maldita resaca.

— ¿Recuerdas lo que hablamos?

— Si, por eso te gruñí cuando me acusaste de que yo sabía algo. Me dijiste que nunca habías conocido a tu madre, ni sabias quien era o lo que había ocurrido con ella.

— Lo lamento y es correcta tu contestación…pues ya conocemos las respuestas a esas preguntas.

De nuevo el silencio. Tres horas después y varias botellas de vodka y whisky, cada uno se fue a su habitación y Vishous y yo al Pit.

Sin mediar palabra nos denudamos y metimos en la cama de V. Se encendió un liado y yo me quede mirando el techo con un brazo bajo mi cabeza y el otro extendido sobre la pequeña brecha entre el cuerpo de mi macho y el mío.

— ¿Por cuánto tiempo aguantarás que este en otro lado sabiendo lo que estoy haciendo? Somos dos machos emparejados y la posesión es la primera regla de estar vinculados.

— Siéndote sincero, no lo sé Vishous pero lo que si se, es que no te voy a mentir y el día que no lo soporte te lo haré saber. Y esos días que estés al otro lado intentaré tener mi cabeza ocupada y no pensar en lo que esté sucediendo en ese maldito y puto lugar.

— No será fácil para ninguno…ni siquiera sé si se me pondrá dura delante de una virgen…

— Supongo que tu madre tendrá el remedio para que eso no suceda, quiere sus nietos a costa de lo que sea.

— No la llames así, no es mi madre…es la zorra que me engendro, nada más. Y llevas razón en eso. Su poder no tiene límites.

— Todo esto es una mierda, pero tenía su parte de razón.

— Lo sé, pero no se lo reconozco ni muerto.

Nos reímos a carcajadas y pareció que liberábamos la tensión acumulada durante todo el puto día. Apagó su liado y su puso sobre mí. Lo abrace con las piernas y brazos. Nos miramos y besamos mientras recorríamos los cuerpos con las manos. Minutos de caricias y besos hasta que el deseo se coló entre los dos.

— Tómame Vishous.

— Prepárate poli porque va hacer duro y doloroso.

Sin mediar ni una palabra más coloque mi polla en su entrada sin lubricar. Volví a ponerme sobre su persona y sin dejar de mirarlo con un empuje de mis caderas me adentre en su culo hasta el final. La resistencia a su entrada pero fue brutal pero nos hizo gemir a los dos. Note como mi polla se deslizaba por el canal de su ano con dificulta hasta que llego a su tope. Volví a empujarme hacia fuera y de nuevo hacia dentro una y otra vez. Cada embestida me hacía querer más y muchos de él.

Note el calor de su sexo cuando se colocó a la entrada de mi culo. Su polla me abrió en canal y gruñí antes de gemir por la intromisión seca de mi trasero. Lo notaba empujarse dentro de mí y mis manos se fueron hacia sus nalgas para empujarlo más adentro. Suspire fuerte cuando llego al final y volvió a salir y a entrar de seguido. Mi polla dura entre los dos cuerpos, empezó a supurar présenme por el roce y yo a gemir de gusto y placer. Lo quería más profundo y duro.

Sus manos en mi culo me dijeron lo que mi Butch necesitaba y se lo di. Pase mis brazos por debajo de los suyos y mis manos se cerraron en torno de sus hombros para poder empujar con más fuerza y más corrido. Su propia polla bañaba mi estómago de su présenme y yo me metía dentro de sus entrañas con fuerza. Levante la cabeza del hueco de su cuello y su vena palpitó para mí. Mis colmillos crecieron y el ladeo la cabeza. Me clave en ella con brutalidad y tire de ella para que su sangre corriera a mi boca. Mi cuerpo se tensó cuando con la última embestida cerro mi polla en su culo.

Subí mis piernas a su cintura y las cerré a su alrededor. Mis manos habían dejado sus nalgas y se enterraron en su pelo. Agarrado como estaba de su cintura con mis piernas salía al encuentro de su polla cuando salía y empujaba para enterrarlo más. Note como levanto su cabeza y supe lo que quería, lo vi relamerse y gire mi cuello lo suficiente para que bebiera. La fuerza de la clavada en mi vena me haría tener un buen moratón pero no me importaba. En cuanto empezó a beber mi cuerpo se tensó. Un rayo de frio corrió por mi columna y paso por mis riñones hasta mis cojones. Cerré mi culo y me corrí como un poseso, gritando su nombre y gimiendo el placer que me daba.

Lo deje irse y sonreí mientras seguía bebiendo cuando aflojo la entrada de su culo empecé a moverme de nuevo y no tarde en correrme, pero antes había bajado mis manos de sus hombros hasta su culo. Las coloque debajo de sus nalgas y las empuje más hacia mí mientras volvía moverme después del orgasmo. Sellé la herida y metí mi cara en el hueco de su cuello sin dejar de moverme dentro de su culo. Me moví de forma que mi cuello quedara a la altura de su boca y el orgasmo me atravesó vivo cuando clavo sus colmillos y bebió de mí.

El primer orgasmo me hizo quedarme con ganas de más y dios gracias al cielo cuando no se salió al aflojar el agarre y seguir follándome. Nada importaba en ese momento solo nosotros dos. Sus manos empujaron mis nalgas más hacia arriba y gruñir cuando dejo mi vena. Un escalofrió me recorrió cuando la sello y escondió su cara en el hueco de mi cuello. Las embestidas eran seguidas y cortas, su polla en mi culo me hacía temblar. Note y vi su cuello cerca de mi boca y la ladee para morderlo y beber su sangre. Al hacerlo mi orgasmo se unió al de Vishous y nos corrimos. Cuando paso cerré su herida y acaricié su pelo y espalda.

El tiempo pasó de esa manera hasta que por fin las fuerzas volvieron y levante mi cabeza para mirar al poli. Nos sonreímos y rodamos por la cama hasta caer al suelo. Nos reímos fuerte hasta que nos pudimos calmar.

— Tenemos que darnos una ducha V.

— Tenemos, tenemos. Pero antes — levante el dedo corazón hacia el techo y grite — ¡¡jodete querida madre!! Tu que todo lo sabes de mí, espero que disfrutaras que vieras como follo con mi macho porque no será lo que pase con tus putas Elegidas…¡¡J.O.D.E.T.E!!

Volvimos a rodar por el suelo y el poli quedo sobre mí sonriendo.

— Puto loco — se rio — te amo.

— Lo se Butch y aunque yo aún no pueda poner nombre a lo que siento por ti, sí te prometo que jamás será con ellas como el sexo es contigo…¡¡jamás!!

— Esta vez soy yo quien lo sabe — me levante riendo y le tendí la mano para empujarlo y levantarlo hacia mí, lo abrace — y lo sé porque esas relamidas vírgenes no tiene el culo que tengo yo. — me solté y corrí hacia la ducha.

— Serás cabrón — se soltó del abrazo pero antes de echar a correr le di una nalgada fuerte —pero en eso tienes toda la razón…nadie tiene un culo como el tuyo.

Dos horas después dormíamos en uno en brazos del otro e intentábamos no pensar que en dos malditas noches todo podía cambiar y no sabíamos hasta que punto.





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