martes, 2 de abril de 2019

MI MADRE...41ª

               
                                                                   MI MADRE

                               


Butch y Vishous Fated

El día había llegado y me comían los nervios. Debido al carácter íntimo y de secretismo no invita a De la Cruz, pero no me importaba, bueno si, pero mi prioridad era llevar su nombre tatuado en mi espalda y ver el mío en la suya y ese hecho no li iba a evitar ni un huracán.

Beth entró en la habitación. Estaba bellísima con su traje azul.

— Hola guapo. Te traigo algo para que lo lleves puesto en la ceremonia.

— Hola guapísima. ¿El qué?

Sacó de una caja de terciopelo rojo un anillo que era un aro blanco con un brillante.

— Era de mi padre y quiero que sea tuyo, además en toda buena boda hay que llevar algo prestado o regalado.

— Es magnífico…gracias.

Fui hacia ella y lo cogí de la caja poniéndomelo en el dedo índice. La abracé en el momento que Marissa entraba a la habitación con una enorme sonrisa y un fascinante traje largo rojo. Se nos unió al abrazo.

— Que feliz estoy por los dos, pero más por ti Butch, te lo mereces.

— Gracias a las dos por ser mis madrinas.

— No podía ser de otro modo— dijeron al unísono y nos reímos separándonos.

Me enganché a sus cinturas sabiendo que sus machos en cuanto me vieran iban a gruñí y caminamos por el pasillo del Pit hasta llegar al vestíbulo. Fue llegar y dos vampiros emparejados y con los celos en el ADN gruñeron lo más fuerte que pudieron y eso causo que nos riéramos más fuerte.


En nada V y yo estaríamos emparejados y hoy nada me haría el día de color hormiga…hoy no.

No podía dejar de sonreír mientras preparaba todo para el gran día de nuestro emparejamiento. Si así se sentía uno ante la felicidad, bienvenido todo lo que venga a partir de ahora…malo o bueno, pero mejor mas bueno que malo.

Jane me abrazo desde atrás y me gire para abrazarla bien fuerte. El gruñido de su macho se oyó en toda la casa.

— ¡Venga ya!...hoy nada de gruñidos o no tendrás sexo en un mes.

No pude evitar una sonora carcajada a la que se unió Bella que entraba con el resto de los hermanos y demás miembro de la casa con Wrath a la cabeza.

— Jane no seas tan cruel en un día de tanta dicha — vino hacia nosotros y nos besó en las mejillas mientras se colocaba a mi izquierda. — Son vampiros y encima emparejados.

— No lo seré, pero es bueno que se asuste—ahora nos reímos todos mientras el pobre vampiro se ponía colorado, me miro — ¿feliz?

— Si lo que siento en este momento es felicidad, mucho y un poco nervioso.

— El hombre de acero está nervioso, he ganado la apuesta — se jacto Rhage haciendo el payaso. Una mirada fulminante del rey paro sus chanzas, eso si todo el mundo le pago…una deuda es una deuda.

Reímos todos y cada uno se colocó en su puesto. Yo con las dos hembras a mis flancos. En ese momento entro el poli y los gruñidos de Wrath y el Rehvenge sonó en toda la mansión, lo cual nos hizo reír mucho más. Mary se unió a nosotros con las mejores galas y sonriendo.

Nuestras miradas se encontraron, nos miramos emocionado y ya tenía ganas de llevar su nombre tatuado para la eternidad en mi piel.

Se colocó a mi lado, bueno al lado de Bella, flanqueado por Beth y Marissa.

Ya todos reunidos en la sala preparada para tan grande ocasión, Zsadist empezó a cantar y minutos después se unieron los hermanos. Butch camino hasta estar frente a Wrath después de darles sendos besos en las mejillas a las hembras. Yo hice lo propio tomando mi lugar al lado del poli.

Terminaron los cánticos, el rey empezó hablar dando en palabras el significado tan importante que esta ceremonia tenia para nosotros y nuestra raza.

— ¿Quién de los dos, marcará primero su espalda con el nombre de su hellren?

— ¿Lo jugamos a los chinos?

— ¡Poli! — gruño Wrath.

— Era una broma para calmar mis nervios, lo siento…yo mismo.

Desabrochaba mi camisa blanca de seda cuando un fogonazo frenó mis manos e hizo que todos miráramos al centro de la habitación. Cuando la luz se apagó, una figura demasiado conocida se hizo visible…La Virgen Escribana, ¿Cómo cojones se había enterado? Su voz sonó, alta, clara y cabreada.

— No he dado permiso para esta unión de machos. Nadie ha ido hablarme de la unión que tendría lugar. Nadie ha ido hablarme de esta ceremonia. De esta Hermandad y su rey me lo esperaba todo, menos el descaro de esta desobediencia.

Esta zorra no iba a tocar al poli, ni a ninguno de los de la casa.

— ¡¡Déjalos en paz!! No te atrevas hacer daño a ninguno de ellos o me quitaré la vida jodiendo tu donación de semen. Este emparejamiento fue solo idea mía.

— De eso nada —el poli de dos zancadas se puso a mi lado de escudo para el resto — también fue mía.

De repente Butch cayó al suelo buscando aire. Caí de rodillas a su lado mientras mis hermanos hacían lo mismo y las hembras y niños eran protegidos por Fritz y los demás sirvientes.

— Butch,Butch…grrrrrrr — me levanté y enfrente a la cabrona — ¡¡Zorra!! Deja en paz a Dhestroyer o me quito la vida — con rapidez agarre la daga de la ceremonia que estaba sobre el altar y me la puse en el cuello haciendo un pequeño tajo que empezó a sangrar —¡¡para!! O te juro por mi puta vida que sigo abriendo la brecha en el cuello…te juro por mi puto padre que me degolló.

Nos enfrentamos las miradas y seguí corriendo la daga por mi cuello, notando como la carne se abría. Al fin el poli volvió a respirar y Rhage lo ayudo a sentarse. Tire la daga y caí de rodillas a su lado. Thor se arrodilló y le dio una botella de agua abierta. Nos miramos y supe en esa mirada que los hermanos estaban dispuestos a dar sus vidas por nosotros. Butch me miró.

— Es…tas…he…ri…do…jo…der.

— No es nada, ¿estás bien?

—Ahora…si…deja…que…sellé…ese…corte.

Lo deja hacer, en cuanto su lengua toco mi sangre caliente y lamió la sangre y después la herida, cerré los ojos. Su lengua áspera, caliente y húmeda selló lentamente la brecha. Apoyamos las frentes una contra la otra cuando termino y nos quedamos así unos minutos.

Lo ayude a levantarse cuando me puse de pie y vi por mi vista periférica como los Doggen al mando del fiel Fritz sacaban a las hembras y niño de la habitación. Los hermanos a la cabeza del rey detrás de nosotros. Butch a mi lado. Ya libre de poder hacer daño a inocentes me volví a enfrentar a ella.

— ¿Por qué me sigues jodiendo la vida? Veamos sin te enteras Santidad, no quiero ser el Gran Padre. Mi sitio está aquí y junto a Butch, no en el otro lado, no con tus putas hembras.

— Harás lo que te digo…me diste tu palabra.

— Esa no es una buena maldita razón. Y por encima de mi palabra sagrada está este irlandés.

—Quieres una buena razón guerrero.

— Si la hay sería de agradecer.

—Tú, eres mi hijo.

Un aire denso cubrió del suelo al techo la estancia. Todos se quedaron quietos donde estaban como si fueran figuras de cera. Yo deje de respirar y mi pecho no se expandía en busca de aire. Mi cerebro intentaba asimilar esa frase sin hacer daño a ninguno de los míos. Sabia, notaba que me faltaba nada para encenderme como una antorcha y atacar a esa hija de puta por mentirosa. La volví a mirar, había cerrado los ojos tratando de asimilar ese bulo, cuándo volvió hablar.

— Hace trescientos tres años saliste de mi vientre — descubrió por primera vez en rostro delante de todos los hermanos y el parecido en los ojos, fue marcado — levanta tu mano, esa que llamas maldita y veras, reconocerás, la verdad, la única verdad — levanto su mano derecha dejando al descubierto su mano y al mirar la mía enguantada, supe que no mentía.

Con el corazón latiendo a dos mil y la sangre latiendo a la velocidad del rayo, me quite el guante cuando levante mi mano. Con el horror escrito en mis facciones, él resplandor de mi mano era gemelo al suyo.

— Nunca establecí la maldita conexión que tendría que haber entre una madre y un hijo.

— Nunca deje ver mis ojos o mano delante de la Hermandad y mucho menos delante de ti.

— ¡¡Hablo de sentimientos!!... como el que tiene Bella con Nalla. Entre tú y yo nunca existió.

— Tu ceguera emocional no te dejaba ver lo que estaba delante de ti. Lo negaste siempre porque te negaste a tener sentimiento alguno.

— Eso se lo debo al hijo puta de mi padre y a la zorra de mi madre…¡¡tú!!

Me tiré hacia ella con mi mano y cuerpo encendido, quería mis manos rodeando su cuello y su puta muerte mientras la miraba a los ojos del mismo color al mío.

— ¡¡VISHOUS!!...¡¡NO!! — me grito el poli.

Mis pasos se frenaron y no porque Butch me agarrara. El poder de mi puta madre me tenía paralizado. Su voz sonó esta vez calmada y sin rastro de emoción.

— Debes calmarte o algunos de los guerreros o el mismo Deshtroyer pueden salir heridos y la casa ardiendo.

Como pude temple mi cuerpo y mis nervios hasta que mis poderes hicieron que ya no fuera una antorcha humana. Pude moverme y me gire señalando a Wrath.

— ¿Tú sabias algo de esto?

— No, te lo hubiese dicho.

Me volví a girar hacia ella y la enfrenté.

— ¿Cómo es malditamente posible?

— Por esta vez te perdono la pregunta.

— ¡Me perdonas! — Me reí con voz de ultratumba— ¡Y una mierda!, tu a mí no me perdonas un cojón, tengo todo el derecho del mundo de hacerte todas las preguntas que me den la puta gana y me salgan de los cojones…empieza a cantar o no me veras en tu puta vida y es una promesa que te hago…¡¡EMPIEZA!!

Minutos de silencio y mis hermanos a mi espalda rodeándome para protegerme. Butch a mi lado. Hombro pegado a hombro.

— Yo quería saber cómo era la concepción y el alumbramiento de un hijo, así que adopte una forma que me permitiera tener relaciones sexuales y marché al Viejo Continente en estado de fertilidad para elegir al hombre con los atributos masculinos más deseables para la supervivencia de la especie: fuerza, astucia, poder y agresión. Con él engendraría al futuro Gran Padre de la especie.

— Tuve el maldito “privilegio” de ver como mi padre follaba a las hembras del campamento en varias ocasiones y era un sádico brutal y una bestia sin escrúpulos. La privacidad era un bien escaso en ese estercolero.

— Pues así me tomo, obtuve dosis completa de lo que había ido a buscar sin respeto a mi virginidad. Cuando el apareamiento comenzó ya no hubo marcha atrás y tu padre hizo honor a su fama y naturaleza. Pero de alguna forma supo quién era y lo que buscaba, así que me negó su simiente.

— Mi puto padre tenía un excelente don para descubrir las motivaciones ajenas y usarlas en su propio beneficio.

— Era muy astuto. Me dijo que me daría su simiente si le entregaba un hijo varón. Con otras hembras solo había concebido más hembras. Él sabía que con mis poderes podía garantizar que eso sucediera. Sabiendo sus debilidades acordamos que él te tendría tres años después del nacimiento, durante tres siglos, así podría entrenarte para combatir a este lado y para llegado el momento servir a mi propósito.

— ¡¡ Tu puto propósito!! ... ¡¡ El propósito de mi cabrón padre!! … ¡Yo!, ¿no tenía nada que opinar en todo este maldito asunto?

— No. Llegamos a un acuerdo. Él me obligo a complacerlo durante dos días con sus noches, hasta que la forma que había adoptado casi muere en el proceso. Lo soporté porque lo dos queríamos lo mismo.

— Es la expresión correcta. El Sanguinario no distinguía entre pelear o follar, no hacia ninguna concesión respeto al tamaño o fragilidad de una hembra. Muchas murieron mientras eran folladas por él.

Alguien puso un vaso de vodka en mi mano izquierda y mentalmente lo agradecí, lo necesitaba. Me lo bebí de un trago y volvió hablar.

— Te entregué en el campamento el día que cumpliste tres años.

El vaso voló hasta chocar contra la pared al lado de ella, a la altura de su cabeza. En dos zancadas casi me pego a su cuerpo. La enfrento.

— Dejaste a un tierno niño inocente en manos de un animal, en un lugar donde había absoluto desprecio por la vida y la muerte. ¿Tú sabes lo que me hizo? ¿Lo que me hicieron en ese puto lugar? ¿La miserable vida que tuve que llevar?

— Sí.

— Lo sabias y dejaste que pudriera mi alma en ese lugar hasta el punto que soy un eunuco emocional y un antisocial.

— Había empeñado mi palabra.

Mi mano, de nuevo enguantada fue a mi entrepierna, ante el recuerdo de porque soy medio hombre.

— Estoy contento de que tu honor se haya mantenido intacto aunque el mío no. Muy justo todo. Yo te había dado mi palabra y por encima de ella esta lo que siento por el Deshtroyer. Pero esa es la gran diferencia entre tú y yo.

— Puedo comprender tu rabia…

— ¿De verdad puedes, mamá? Me siento mucho mejor… ¡y una mierda! Pasé veinte años de mi vida luchando por mi vida, por sobrevivir en esa puta letrina y lo único que conseguí fue que mi cabeza y mi cuerpo se hicieran trizas. Y ahora tú quieres que yo sea tu semental. ¿Qué pasará si no puedo? Si sabes lo que me ocurrió, ¿no has pensado en ello?

— Si puedes.

— ¿Cómo lo sabes?

— Crees que hay alguna parte de ti que no pueda ver.

— Perra…

— No te olvides de quien soy guerrero. Me equivoqué al elegir a tu padre y ambos hemos sufrido por ese error. Sufría al ver el curso de tu vida y me sentía morir al pensar en ti todos los días de mi vida.

— Hemos pasado de la Virgen Escribana, aunque ya no lo eres, a una Teresa de Calcuta — era consciente de que mi cuerpo volvía a calentarse — eres todopoderosa, si te hubiese importado lo más mínimo me hubieses sacado de ese lugar.

— Uno no elige su destino, se lo asignan…

— ¡Quién? ¿Tú? Entonces es a ti a quien debo odiar por todas las malditas cosas que me hicieron aun cuando solo era un niño y lo que vino cuando crecí.

Resplandecía de arriba, abajo y lo supe porque lo que había en mi maldita mano se había extendido a todo mi cuerpo.

— Hijo…

— ¡No me llames así nunca! Madre e hijo…tú y yo no lo somos. Una verdadera madre hubiese estado a mi lado y defendido cuando yo no podía hacerlo.

— ¡Yo quería haber estado!...

— Cuando sangraba, estaba herido y aterrorizado, una madre me hubiese dado consuelo.

No me había dado cuenta que mientras hablaba me había acercado hasta ella de nuevo y extendido mis manos hacia su cuello hasta que el poli se puso en medio y me miro. Sus manos en mi pecho me daban paz y su voz sonó tranquila y suave.

— Tranquilo mi macho, sé que es muy duro lo que estás oyendo. Yo lo pase con mi padre aunque nunca a tu nivel de crueldad, pero si la matas yo te pierdo para siempre y no porque tu mano sea mi salvación, es por lo que te amo. Mi vida sin ti, no vale nada. Hazlo por mí, cálmate, vuelve a tu estado normal y aléjate de ella. Por favor.

Poco a poco volví a mi estado de no antorcha y me relaje. Antes de dar unos pasos hacia atrás besé al poli con las ganas de un amor sediento de sus caricias y de lo que el sabia darme sin pedirlo.

— Me pierdo si no te tengo mi irlandés.

— Lo sé.

Nos volvimos a besar y de repente una voz autoritaria y cabreada sonó en el silencio.

— Te presentarás a mí en dos noches. Se te mostrará a tu compañera como una formalidad y regresaras en una semana cuando ella esté preparada para ti y harás para lo que fuiste concebido.

— ¡Al diablo contigo!

Butch me alejo con un brutal empujón de la mano de ella y el resto de mis hermanos se pusieron delante como un escudo.

1 comentario:

  1. Tengo que empezar por el primero,pero este capítulo es bestial. Felicitaciones.

    ResponderEliminar