sábado, 10 de agosto de 2019

DETENIDO...3ª

                         
                                                                 DETENIDO

                            



Butch Fated

Alrededor mío todo era un caos y un venir e ir de policías. De la Cruz me hablaba pero yo estaba muy perdido en mis pensamientos. En todo el arsenal que le encontré encima al melenas, al que cogí espiando a Beth, entre varias cosas dos llamaron mi atención, las estrellas arrojadizas y un enorme trozo de una pesada cadena de eslabones gruesos. Esas estrellas eran parecidas a las mismas que se encontraron junto al cadáver de una prostituta y un coche que estallo dejando un cuerpo que desapareció de la morgue antes de abrirlo o saber quién era.

Rechacé el vaso de agua que me ofrecieron, sería como beber cristales de lo inflamada que tenía mi garganta. Pase mi mano por ella sin dejar de pensar, no podía…jamás había visto a nadie con tanta destreza y fuerza. En una par de movimientos y ya fuera de mi coche, él tío se soltó de las esposas, me desarmó e inmovilizo con un brazo suyo en mi cuello y arrastro al maldito callejón de la comisaria que no estaba iluminado. Me hizo saltar por los aires y me empujo hasta que mi espalda golpeó con fuerza una de las paredes. Su puño se cerró alrededor de mi cuello y fui alzado unos palmos del suelo. Aferre la garra de hierro que no se movió ni un centímetro de mi garganta y que además bloqueaba mi aliento, yo boqueaba en busca de aire. Y supe en ese momento que tal y como me prometió ese cabrón, saldría de ese callejón en una bolsa para cadáveres.

Tampoco era tan malo al menos no moriría en una cama de hospital y lo haría siendo detective. Llevaba mucho tiempo buscando la muerte y por fin había llegado. Abandone toda resistencia, mis brazos cayeron inertes y colgando. Lo mire y supe que no era la primera vez que hacia esto…estaba acostumbrado a matar. Su mirada encontró la mía y vi respeto en ella hacia mí y cuando pensaba que todo terminaría la voz de Beth hizo que me soltara y caí en el suelo como un muñeco roto buscando aire que meter en mis pulmones.

Lo último que recuerdo antes de perder el sentido era como se iba y a mi amiga sobre mi mientras el muy maldito le decía que no me iba a matar, que no se mataba a un buen contrincante que además era difícil de encontrar.

No entendí nada y mi sentido se sumió en una densa oscuridad.




Vishous Fated

Puta mierda, el tal Billy Riddle había sido arrestado junto con el otro hijo de puto que intento violar a la hija de Darius y encima Wrath no contestaba a pesar de que su móvil daba señal. Los demás habían llegado menos Z.

— ¿No contesta? — me pregunto Thor.

— No.

— ¿Nadie sabe dónde iba?

— No, pero damos por hecho que donde la hija del hermano asesinado. — contesto Phury.

— ¿Ninguno sabe dónde vive esa hembra? —pregunto Rhage.

— Yo si— todos miramos a Tohrment.

— No me interesa saber cómo lo sabes, llévanos hacia su casa. —mire a todos que asintieron.

Para cuando llegamos al apartamento de la humana todo el lugar estaba rodeado por la policía. Maldiciendo nos fuimos y volvimos a marcar a Wrath, de nuevo silencio por su parte. No sabiendo muy bien que hacer nos desmaterializamos en el jardín de la casa del fallecido Dar. Fritz nos informó de que el rey estaba con la hija del hermano.

Respiramos aliviados y yo me quede más tranquilo después de haberle dicho esa noche la visión que tuve con el…” Dos guardianes torturados combatirán entre sí” que me maten si sabía el significado, pero era mi deber decir los sueños y visiones que tenia con ellos. Bastante cruel y malo era saber cómo y que día iban a morir.

— Vishous —mire a Thor— me pidió el favor de irla a cuidar una noche que él no estaba en condiciones de hacerlo porque no se había alimentado.

— No te he pedido explicaciones hermano. —zanjé el tema.

Visto que todo estaba en orden salimos a la caza de restrictos. Tres horas después Rhage volvió con Phury a casa a curarse la enorme brecha que le había hecho uno de los talcos y Thor y Z fueron en busca de las vasijas. Yo decido ir al Zero Sum, aún quedaban unas horas de oscuridad.




Butch y Vishous Fated

Aunque de la Cruz me había recomendado irme a casa yo había decidido ir a tomar unos buenos tragos de whisky aunque me rompieran más la garganta que aún estaba inflamada y con las marcas de sus dedos en la piel. Me subí el cuello de la camisa y entre sentándome en la barra.

No había sentado el culo en el taburete cuando vi entrar a los ojos de plata con la gorra calada hasta el nacimiento de los ojos. Nos miramos y se sentó a mi lado. Pidió una botella de vodka y otra de whisky, más dos vasos pequeños.

— ¿Dónde está tu amigo el melenas? — mi voz seguía ronca y áspera. Llene de cada líquido los dos vasos.

¿Qué cojones la pasaba a la voz del detective? No era la misma de noches pasadas. Agradecí que me sirviera con un movimiento de cabeza.

— ¿Por qué lo buscas?

— Para matarlo, ya que detenerlo no pude.

— No te ofendas poli, pero creo que tu ego fue mancillado por mi jefe. Además dudo que lo pudieras matar sin morir tú en el intento. ¿Qué te ha pasado en la voz?

El licor ámbar raspo como pequeños cristales mi doliente garganta cuando el líquido pasó por ella. Serví dos vasos más y baje el cuello de mi camisa.

Supe nada ver sus marcas que eran los dedos de Wrath. El muy cabrón humano había tenido un encontronazo con la bestia y había salido vivo, de milagro.

— Tu maldito hermano, jefe, amante o lo que el muy hijo puta sea, es un puto delincuente que yo detuve mientras acechaba a mi amiga Beth…el muy bastardo tenía todo un arsenal en sus bolsillos, además de unos buenos fajos de billetes. Y si te digo que es un delincuente asesino de prostitutas es porque llevaba encima unas estrellas arrojadizas que encontramos junto al cuerpo de una de esas pobres desgraciadas que están siendo asesinadas como si quien lo hace le jode que vivan y respiren. Esas mismas estrellas se encontraron junto a un coche que reventó de una explosión y cuyo cuerpo desapareció como por magia de la morgue.

— Y tu ego se hizo polvo.

— ¡Sí! Maldita sea…cuando lo saque del coche, en dos movimientos más rápidos que el viento, se quitó las esposas, me desarmo, me arrastró al callejón de la comisaria y me dejo el regalo del cambio de voz. Ese mamón no tiene manos, tiene garras de hierro.

— El muy hijo de puta haciendo amigos —servir dos vasos más —en unos días estarás bien y volverá tu voz.

— Beth, se fue con él y temo por ella. Por favor si sabes dónde estás dímelo.

Cogí las dos botellas, los dos vasos y le hice un movimiento de cabeza para que me siguiera. Caminé hacia un reservado alejado del resto de la gente que nos rodeaba y de las camareras. Entramos a la vez y cerré con fuerza las cortinas dejando todo sobre la mesa. Nos sentamos frente a frente. Volví a llenar los vasos y choque el mío con el suyo.

 — Te pedí que guardarás el secreto sobre nosotros y has cumplido. Yo, nosotros confiamos nuestras vidas en tus manos y no nos ha fallado…ahora te vuelvo a pedir confíes en mí.

— Pase lo que pase jamás voy a desvelar nada de vosotros, pero estando Beth por medio no sé si puedo confiar en ti.

— Entenderás Butch O´Neal, pero para que lo hagas debes confiar en mí.

— Está bien, no me queda de otra.

— Wrath no es el asesino de prostitutas, nosotros tampoco— una pequeña mentira para que se calmara y no saliera con toda la comisaria en busca del hermano, aún no sabemos si Z está detrás de esas muertes —si él te ha atacado hoy es porque meternos en una celda es la muerte para nosotros según llegara el amanecer. Sería una muerte muy dolorosa e inmediata. Te pido disculpas en su nombre.

— Las acepto, pero ya podía haberlo dicho antes de intentar matarme.

— Es palco en palabras—lo mire fijamente — tu amiga no corre ningún peligro con él, tienes mi palabra. El cuerpo de ese coche que explosiono era el de nuestro hermano Darius. Y fuimos nosotros quienes no los llevamos para honrar su muerte y no permitir que lo abrieran como si fuera un cerdo.

— Voy a confiar en ti pero si cuando vuelva a ver a mi amiga tiene un solo arañazo, te juro que lo buscare y matare con mis propias manos. ¿Quién mató a vuestro hermano?

— Los que tu has matado a nuestro lado y como tú y tu gente buscamos a los culpables que serán juzgados según nuestras costumbres. Poli, ¿estás enamorado de Beth?

—Lo estuve, lo estoy, pero no me corresponde, sólo le intereso como amigo.

Gracias al puto Fade y al infierno juntos. Si la hembra le correspondiera, la vida de este humano no valdría ni medio dólar.

Puse los codos sobre la mesa y me hice hacia delante.

— ¿Qué cojones sois? Ojos de plata. ¿Y qué significan esos tatuajes en tu sien derecha? ¿Y esa mano cubierta con un guante?

— Una Hermandad que lucha para proteger su raza y la tuya, de uno seres que matan para robar el alma y para sobrevivir en la muerte…son tatuajes de advertencia. Igual que mi mano.

Pegue mi espalda contra el respaldo del sillón y cogí la botella bebiendo de ella, gran error. Una seca tos se apoderó de mí y maldije en irlandés mientras tosía. Por fin deje de toser y volví a beber en vaso.

— Cuando me hablas no entiendo porque lo haces así pero te di mi palabra y solo tengo una. No puedo hacer desaparecer la orden de busca y captura que hay contra tu hermano por agresión a un policía y escaparse del arresto. Dile que no se deje ver mucho durante unos días. —lo mire pasándole una tarjeta mía con mi móvil —cuarenta y ocho horas y quiero a Beth sana y salva en su casa o tú me llamaras y me entregaras a tu hermano. O se acabó confiar en ti y mantener mi palabra.

— Así será, tienes mi palabra y estará segura.

— Tenéis unas armas de la leche, categoría nivel veinte.

— Explícate poli.

— Las estrellas son las llamadas Tifones. Cien gramos de buen acero inoxidable. Díez centímetros de diámetro, Peso central desmontable. Y sin huellas claro. Un formidable juego de dagas, como las que me regalaste, pero mejor calibradas, como para una mano más grande de lo normal. Los chicos del laboratorio se quedaron fascinados con ellas. Aleación metálica, dureza de diamante y muy hermosas. Muy bien calibradas de peso. Y como no fabricación inidentificable y también sin huellas —me sonrió con una mueca de orgullo que yo le devolví — La pistola era más normalita, una Beretta estándar, eso sí muy bien cuidada y como no en el número de serie borrado de tal forma que nuestros trucos o líquidos no han podido sacarlo a la luz de nuevo. Las balas sí que son extrañas, huecas y llenas de un líquido que no está entre los conocidos por lo que no lo hemos podido analizar.

— Ya sabes un poco más de nosotros.

— Sabes, hasta los malditos fajos de billetes ha sido imposible saber su procedencia.

— Ese dinero era para la familia del muchacho asesinado la otra noche.

— Si me das su dirección se lo hago llegar y sin preguntas.

Me levante saliendo y pedí un trozo de papel y un bolígrafo y marqué la dirección y entré dándoselo.

Un silencio se aposento entre nosotros mientras acabábamos las botellas. Un silencio que fue roto por los móviles de ambos que sonaron a l mismo tiempo.

— Thor.

— De la Cruz.

Guardamos silencio oyendo cada uno a su interlocutor. Colgamos a la vez.

— Tengo que irme.

— Yo también— fui a sacar la billetera para pagar pero me lo impidió.

— Te invito poli.

— La próxima es mía.

Salimos juntos a la calle. Yo hacia mi coche aparcado en frente del club y el hacia el callejón donde habría aparcado el suyo.

Mientras me desmaterializaba me preguntaba porque confiaba en ese humano y porque no me importaba tener humano como amigo, cuando los desprecio. Hice una mueca por sonrisa y me preguntaba dónde o como terminaría toda esta mierda.

Me ponía en marcha preguntándome que raro era tener un tío extraño como nuevo amigo y seria toda una novedad ver hasta donde llegábamos con esas historias que me contaba cada vez que nos veíamos y con esta amistad.

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