viernes, 16 de agosto de 2019

RETORNO...4ª


                                                                RETORNO.

                                       



 Butch Fated

Desperté porque un sonido agudo me estaba taladrando el cráneo con un puto timbrazo. Abrí un ojo y descolgué el auricular poniéndomelo en la oreja. Gruñí un…

— ¿Si?

— Buenos días compañero—la voz de José taladro aún más mi cerebro.

— ¿Qué hora es? —volví a gruñir.

—Once pasadas. Beth llamó y está en su casa sana y salva. Quiere hablar contigo.

— ¿Y el melenas?

—No ha dicho nada de él, ni de donde vive. He cancelado la orden de busca y captura ya que ella está bien.

— Perfecto. ¿Puedes taparme? No me encuentro bien.

— Ya lo he hecho. He dicho que estarás liado hasta tarde. Los de Asunto Internos están por aquí.

— Las hienas en busca de su carnaza.

—Sí. Te he dejado tres aspirinas y un vaso de agua en tu mesa de noche, descansa, desconecta el teléfono y duerme. Si sucede algo grave iré a buscarte.

Colgué al segundo intento. Me medio incorporé y me tomé lo que me dejo y me volví a dormir.



Vishous Fated

La necesidad de vengar al hermano Darius nos quemaba la sangre. Wrath por medio de Thor nos había reunido a todos en el salón que cubría sus gruesos cristales con unas más gruesas cortinas color burdeos. Lo extraño era que Thor no estaba, ni había estado en la reunión.

Una hora después estábamos frente a la Academia de Artes Marciales de solo un piso, cubriendo con vigilancia el edificio, el aparcamiento y el local adyacente. Esperamos al grupo de la Sociedad Restrictora que había asesinado a nuestro hermano, aún no se habían trasladado.

Encendí un liado.

— Es raro que Thor no haya llegado y lo más raro es que no pareces sorprendido.

— Porque no lo estoy.

— ¿Por qué?

— Me enfrente a él y le falte el respeto con su shellan. No debí hacerlo.

— La siguiente pregunta no te la voy hacer. No es de mi incumbencia.

— Necesito disculparme con el hermano.

— El infierno se ha congelado. Será una novedad.

— ¿Soy tan detestable? V.

— No —apagué el liado — la novedad es que no te equivocas nunca y al fin lo has hecho.

La conversación que ya iba por derroteros muy personales que a mí me incomodaban se cortó cuando el olor dulzón picó nuestras narices.

— Extendamos la alfombra roja para darles la bienvenida a esos hijos de puta.

— ¿Cuántos? —pregunte.

— Unos diez, da aviso al resto.

Recibí por respuesta en mi móvil que los habían visto llegar. Me adelante a los cuatro que salían de la arboleda que se detuvieron al verme.

— Buenas noches cabrones, ¿preparados para morir?

Wrath se acercó con sigilo por detrás de ellos y agarro a uno por el cuello que le abrió con la daga de lado a lado. Empezó la lucha y la venganza de nosotros.




Butch Fated

Salí de la oficina del capitán maldiciendo por lo bajo. Sentía la funda de mi pistola muy ligera sin mi arma dentro y mi cartera vacía sin mi placa. De la Cruz me estaba esperando.

— ¿Que ha pasado?

— Me largo de vacaciones indefinidas.

— ¿Qué diablo significa eso? Brian.

— Me han suspendido hasta nuevo aviso y sabemos muy bien lo que eso significa, más cuando te suspenden de sueldo también…estoy fuera. Según ellos solo hasta que acabe la investigación interna.

De la Cruz se pasó una mano por el cuello y dio unos pasos de paseo hasta volver a estar frente a mí mirándome.

— Maldita sea, te dije mantuvieras el perfil bajo un tiempo. Joder amigo.

— Lo sé pero ese Riddle se merecía algo más que romperle la puta nariz.

— Esa no es la cuestión, ¡mierda!

— Lo mismo dijo el capitán.

Mi compañero me siguió hasta el baño y me mire al espejo. Estaba envejecido o hastiado de toda la mierda que había tragado por años. O tal vez cansado del único trabajo que me había gustado.

— ¿Necesitas dinero?

— No y gracias. Sabes compañero ya no pertenezco a este lugar, ni a este mundo.

— Eres el mejor policía que conozco, con un soberbio instinto y olfato de sabueso.

— Gracias — lo abracé y salí a la calle seguido por él.

— ¿Dónde vas? Brian.

— Estoy entre ir a casa o de putas, ya me conoces. Las penas con una buena mujer son menos penas. Te llamo mañana.

Y salí como alma que lleva el diablo ahogando mis lágrimas y mi dolor por no volver hacer un detective. Su grito me siguió hasta que me metí en el coche.

— ¡No te metas en líos,Brian!




Vishous Fated

La noche había terminado con la venganza cumplida. Con la destrucción de esa academia y el local adyacente y las vasijas en la Tumba.

Sin quererlo fui testigo presencial de como Wrath se disculpó con el hermano Thor y este las acepto, de la llegada de la hija de Dar. El rey tenía una herida superficial y el hermano Rhage estaba en una cama de una de las habitaciones, recuperándose de tragar albinos cuando el dragón que tenía por compañero tomaba su lugar. Mató un pajarillo y la Virgen Escribana lo castigo con esa maldición. Una historia que no era mía.

Hubo un momento de máxima tensión cuando Z se dio de bruces con Beth y temimos lo peor cuando el cara cortada con su mordaz lengua hacia cabrear a la bestia. El tema quedo zanjado cuando Wrath le dijo de quien era hija. El hermano sin alma no tenía nada que hacer ante el mal genio de quien era y seria rey. Ni estando el segundo herido, no en vano su sobrenombre era La Bestia.

Nos llamó la atención que saliera de ella ocuparse de un maltrecho Rhage, se quedaba fuera de juego cuando el dragón le devolvía su forma humana.

Después de cenar, Wrath lo hizo en su habitación con ella, todos menos Thor nos quedamos en habitaciones individuales. Subía a la mía cuando el hermano salía de su escondrijo a por mas comida y bebida.

— Será una buena reina.

— Con el macho conveniente.

— No, junto a un buen y magnánimo rey.

Un tenso silencio.

— ¿Lo has visto?

—No, es lo que pensamos todos. Buenas noches.

Maldita sea con el hermano Vishous. Entré, cerrando la puerta con fuerza y gruñendo por una verdad que no quería admitir pero que estaba en el aire. Mi padre me dijo una vez que todos terminamos abrazando nuestro destino queramos o no.




Butch Fated

Había terminado de follar con Gaby cuando mi móvil sonó.

— Sí.

— Otra prostituta muerta —mi compañero de la Cruz respiro fuerte.

— ¿Y?...estoy fuera del caso y de la policía.

— La conoces, era del chulo Big Dado. Carla Rosoli, conocida como Candy.

— ¡Mierda! En diez minutos en McGrider´s.

Colgué, dejé a Gaby en su lugar de trabajo y enfile hacia el club. Diez minutos después hablaba con José.

— Tajo en la garganta. Heroína en sus fosas nasales y esta vez la durmió con un dardo. Lo estamos analizando.

— Ella no era drogadicta. No me puedo creer que Beth lo esté protegiendo, a ese asesino.

—Hablé con ella, mañana irá a la comisaria con un abogado. Tendré que detenerla por encubridora.

— Déjame hablar con ella primero, extraoficialmente.

— No debería, pero hazlo. Yo no sé nada.

Saqué mi billetera pagando y me monté en el coche rumbo al apartamento de nuestra amiga.




Vishous Fated

— Tenemos serios problemas…acabo de leer el puto periódico…otra prostituta asesinada en un callejón…desangrada.

— Habla de corrido Vishous.

— Me he metido en la base de datos del forense. En seis de los casos fueron mordidas, esta ultima la abrieron el cuello de lado a lado.

— ¡Maldición!

— Las muertes no cesan y todos tenemos un sospechoso Wrath.

— Zsadist, cabrón hijo de puta.

— Le he dicho que tiene que dejar de hacerlo y ha pasado de mi puto culo. Tienes que hablar tú con él.

— Esta noche en una hora, la hija de Dar no se queda hoy a dormir. Diles a los hermanos, incluido Z que se reúnan conmigo.

— Buen plan, así el resto de nosotros podremos liberar su cuello de tus manos.

Colgamos a la vez.

Puto infierno. Alguien tenía que ponerle un bozal o en su lugar una daga en el pecho a Zsadist.




Vishous y Butch Fated

Aparqué el coche con la esperanza de que no estuviera con el miserable asesino o solo estuviera. Llegué a la puerta del vestíbulo y apreté el interfono. Ninguna repuesta. Di la vuelta por un lateral y me metí en el patio trasero. Las luces estaba apagadas pero mi instinto me aviso de que algo no marchaba bien. Ahueque las manos y miré por el cristal de la puerta cerrada.

— ¡Beth! ¡Oh, por Dios! ¡Santo cielo! ¡Beth!

Su cuerpo estaba boca abajo en el suelo y no había podido llegar al teléfono. Se movió ligeramente. Me quite la chaqueta y la enrollé en un brazo golpeando el cristal hasta que se rompió. Me la volví a poner y al meter el brazo me corte la manga, la camisa y la piel. No me importó, mi prioridad era ella. Tiré una mesa antes de llegar hasta ella y caí de rodillas a su lado.

— ¡Beth! ¿Me oyes?

Abrió la boca sin emitir sonido. Busqué heridas y sangre y respiré aliviado cuando vi que no había nada. La puse boca arriba y estaba fría y húmeda, como una lápida. Cuando abrió los ojos sus pupilas estaban dilatadas y lo primero que pensé que el hijo puta del melenas la había intentado asesinar, si de algo estaba muy seguro es que ella no tomaba drogas.

Saqué mi móvil y marqué el 911, de repente mi móvil voló de mi mano.

— Wrath, tengo que retornar donde Wrath…voy a morir si no me llevas donde él.

— ¡Y una mierda! Estas así por su culpa.

— No, es el único que me puede salvar.

— ¡Es un asesino!

— No lo es. Por favor. Lo necesito. Voy a morir Butch si no me llevas a la casa… ¡por favor!

— ¡Maldita sea! ¿Dónde está esa casa?

— Wallace.

— ¿Avenida?

— Si y adentrate en la niebla hasta que tengas delante una verja de hierro plateado.

Su mirada era vidriosa y suplicante. La cargué en mis brazos atravesando el patio y yendo hacía mi coche me puse en marcha.

Al fin iba atrapar a ese bastardo.

Wrath cruzó los brazos y se apoyó contra la pared del salón. El resto nos agrupamos a su alrededor esperando que hablara.

— Bien, vamos hacerlo público. Hermanos tenemos dos asuntos que atender. El primero y a pesar de haberme disculpado y ser aceptadas mis disculpas, ofrezco a Thorment un rythe.

Todos saltamos sorprendidos y miramos al uno y al otro. Esto era un acto sin precedentes porque por ley antigua cualquiera que levantara un dedo o un arma contra él podía ser condenado a muerte.

— No puedo atacarte mi señor.

— Delante de ellos te absuelvo de las consecuencias.

— No iré contra ti.

— Te lo ofreceré en otra ocasión.

— Y siempre me negaré.

— Así sea — lancé una mirada oscura a Z — y ahora hablemos de tu maldita vida amorosa hermano.

Zsadist dio un paso al frente.

— Si alguien se ha dado un revolcón con la hija de Darius, has sido tú. ¿Cuál es el problema?

Mis colmillos se dejaron ver y eran muy grandes.

— Voy a pasar eso por alto, pero solo porque sé cuánto te gusta que te golpeen y no estoy de humor para hacerte feliz —me erguí en mi total estatura por si el hermano sin alma tenía la mala idea de atacarme — Quiero que acabes con el maldito asunto de las prostitutas o al menos has limpieza cuando acabes.

— ¿De qué cojones me estás hablando?

— No necesitamos más publicidad sangrienta.

Z, se giró hacia su hermano.

— ¿De qué habla?

—De las prostitutas asesinadas a mordiscos y con un tajo en el cuello. Han encontrado varios cadáveres.

— ¿De qué cadáveres me hablas?

— ¡Por Dios Zsadist!

 El hermano volvió a girarse y camino hacia Wrath hasta que sus pechos se tocaron.

— No sé una mierda de todo eso. ¡Huéleme!

Lo hice pero el problema era que el hermano no solo era un asesino de alma negra, sino también un hábil mentiroso.

— Te conozco demasiado bien para creer una sola palabra de lo que dices.

Z empezó a gruñir y su hermano Phury se movió rápido envolviendo un grueso brazo alrededor del cuello y arrastrándolo hacia atrás. No tardo nada el aferrar la muñeca de Phury y soltarse de un tirón. El odio que emanaba nos envolvió a todos. Todos nos preparamos para un enfrentamiento.

— Uno de estos días mi señor, voy a…

Un ruido seco y sordo, gracias al infierno, cortó la amenaza del hermano hacia el rey. Alguien propinaba furiosos golpes a la puerta principal.

Todos salimos del salón en grupo hacía el vestíbulo con los sonidos de nuestras pesadas pisadas en el suelo y las armas siendo desenfundadas y amartilladas. Miramos el monitor y todos vimos lo que el rey, qué soltó una abrupta maldición.

Cuando vi a Beth en brazos del policía humano se me corto la respiración. Supe que su transición había comenzado. Abrí la puerta de golpe y aferre su inerte cuerpo de los brazos del poli, cuando este entró apresuradamente. Noté la ira del detective cuando le quité a la hembra de sus brazos.

— ¡Maldito bastardo, hijo de perra!, ¿Cómo pudiste hacerle esto?

No había tiempo para explicaciones así que no me moleste en responderle. Acuné a Beth entre mis brazos pasando entre mis hermanos y seguí mi camino ladrando bien alto.

— Nadie excepto yo matará al humano. Y él no saldrá de esta casa hasta que yo vuelva.

3 comentarios: