miércoles, 28 de abril de 2021

ROMPIENDOTE...49ª


                                                             ROMPIENDOTE.


                                         



Butch y Vishous Fated

Estábamos en plena faena para terminar con un polvo brutal cuando agarre la cara de mi macho, lo bese y le solté un te amo profundo y lleno de sentimiento. Como siempre escondió la cara en el hueco de mi cuello y guardó silencio. Empezó a raspar donde estaba mi vena con sus colmillos. Lo aleje de mí y me levanté.

— ¿Qué pasa poli?

— Lo de siempre.

— Pues dime que es lo de siempre porque estoy muy perdido.

Fui al armario saqué dos pantalones de chándal y le tiré uno. Me puse el mío, no iba a tener una discusión estando desnudo.

Me levanté encendiendo un liado y me puse el puto pantalón que cogí en el aire gruñendo. Me puse un vaso de vodka.

— ¿Cuánto llevamos juntos Vishous?

— Cuatro años.

— Y en esos cuatro malditos años nunca he oído tu voz diciéndome un te amo.

— Lo sabes desde que me conoces…no tengo nada que darte solo una pequeña llama que tu llamas amor y que yo no tengo ni puta idea de lo que es. Solo tengo para darte lo que ves, no me pidas un milagro porque no soy tu Dios y no creo en ellos.

— Nunca he esperado nada de ti, pero estoy cansado de despertar esperando esas dos palabras que ahora sé que nunca llegaran. Me enamoré de un ser de otra raza con ojos color plata y un cuerpo para el pecado y joder si me encanta pecar en él y con él. Me enamoré de un ser lleno de cicatrices invisibles y visibles. Me enamoré de mi mejor amigo. Eras mi principio y mi final.

— ¿Era?

— Necesito oírte esas palabras y no es un capricho… ¡las necesito!

— Cuando te conocí Butch estaba solo porque no quería a nadie a mi lado porque tengo mi maldita alma herida profundamente. Y a pesar de ser un muerto en vida, de tener recuerdos que quiero olvidar pero no puedo, te vi y todo cambio. Mi corazón empezó a latir con furia por primera vez. De alguna forma supe que serias mi destino final, de buscar sin saber que buscaba. ¿No te basta con eso?

— ¡Dios! Me pones la piel de gallina cuando hablas así y me dices esas cosas y no eres capaz de decirme que me amas.

— No, no puedo porque no sé qué es ese sentimiento. Porque no sé si lo que siento por ti es ese puto amor que me pides suelte por mi boca. Desde que llegaste a mi vida en estoy en una maldita cuerda floja por culpa de dos miserables palabras de mierda.

— No me hagas víctima de tu inseguridad, no te lo voy a permitir.

— Lo siento.

— Tampoco me digas que lo sientes o me pidas perdón porque te golpearé.

Lo miré…su cuerpo irradiaba poder y fuerza. Puro músculos de acero. Un aura letal y mortífera. Emanaba todo su poderío desde su cuerpo y no lo ocultaba, aunque no sabía si era consciente de eso. Su pelo negro azabache enmarcaba un rostro duro y cincelado. Y esos ojos plata cuando brillaban eran dos faros encendidos en la noche. Su cuerpo gritaba por todos sus poros que no tenía miedo a nada pero era mentira tenia pavor a dos simples y llanas palabras.

Sentí su mirada recorrer mi cara y mi cuerpo y me quemo con la intensidad que el poli me miraba. Parecía que se estaba despidiendo de mí e hizo que mi corazón latiera como una manada de caballos desbocados.

— No te voy a presionar mas V. Vuelvo a mi habitación y cuando estés dispuesto a decirme que me amas sabes dónde estoy. No te alejo de mi vida pero vamos a darnos un tiempo. Te amo.

Lo vi salir de mi habitación sin tener el valor de pararlo diciéndole lo que el necesitaba. Ahueque la almohada, encendí un liado y cogí la botella de vodka sentándome en la cama. ¿Por qué no era capaz de decir que lo amaba? De su boca parecía muy fácil, de la mía era una tortura. ¡Maldita sea mi puta vida! ¡Maldita sea mi puto pasado!

Había pasado un mes y todo seguía igual sin Vishous yendo en mi busca. Mi cabeza empezó a idear un plan brutal si quería que hubiera un nosotros y un futuro juntos. Había anochecido así que me levanté directo a la ducha. Me vestí y fui al comedor para la cena. Hoy teníamos el día libre. Cuando entré en el comedor mi macho ya estaba ahí.

— Después de la cena hay sección de pelis y palomitas en la sala de cine — soltó el rey.

— Vishous y yo tenemos planes privados.

Miré al poli cuando soltó esa bomba y casi me atraganto con el trozo de carme que masticaba. No leí nada en su cara, pero al diablo si me iba a quejar de sus planes sorpresa.

 — Más palomitas para el resto— rio Rahge.

Cenamos y nos fuimos para el Pit.

— ¿Has cambiado de opinión poli?

— No. ¿Una copa?

— Claro.

Puse un whisky y un vodka. Deje que se lo bebiera y me coloqué a su espalda.

— Perdóname porque lo que te voy hacer — le dije al oído.

Antes de que pudiera girar su cuerpo le hice una llave que aprendí en los Marines para dejarlo sin sentido…apreté su cuello con mi brazo en dos puntos que lo dejarían sin sentido en el mínimo tiempo y sin lugar para pelear. El vaso cayó y se rompió.

Estaba contento y sonreí como un tonto ante la perspectiva de estar íntimamente con mi macho. Rodeó mi cuerpo hasta estar a mi espalda. Se acercó a mi oído derecho y mi cuerpo sintió escalofríos hasta que sus palabras golpearon en mi cerebro. Antes de poder hacer nada su brazo rodeaba mi cuello y lo apretaba contra este. El vaso de vodka cayó de mi mano y entré en una absoluta oscuridad.

Lo cargué sobre mis hombros y salí hacia el coche por el Túnel en dirección a la puerta que daba al jardín. Lo dejé en la parte de atrás.

— ¿Secuestras a tu macho poli? — Me preguntó Z saliendo de las sombras — ¿Esta bien?

— Solo esta inconsciente. Y Dios sabe que lo que voy hacer es necesario para poder tener un futuro junto a mí. Y yo junto a él.

— Suerte con ello — miro a V y me miro a mi — no seas muy duro.

Me subí poniendo el coche en marcha camino del ático. Lo aparqué en el callejón y entre por detrás. Metí la llave en nuestro ascensor privado y por fin llegamos. Entramos y lo deje sobre la cama. Me quité la chaqueta y el arnés de las dagas. Fui a la cocina y quité el tapón de la botella de whisky con los dientes, me la bebí entera. La tiré y volví donde Vishous. Muy despacio lo fui desnudando. Lo volví a cargar y lo deje esta vez en el suelo. Até a sus tobillos y muñecas a las cadenas que salían del techo y suelo. Le di a un botón hasta que lo dejaron tendido de espaldas al suelo con las piernas abiertas y las tense para que su cuerpo no se moviera. Cogí una cinta de acero y la atornille al suelo a la altura de su cuello, la pase sobre este y cerré el otro lado con un candado. Me fui a por la daga y la tenaza dejándolo todo cerca de su cuerpo. Me aleje y me puse de rodillas agarrando la cruz que él me regalo y recé pidiendo perdón por mis pecados y por lo que iba hacer. Me quité la cruz guardándola en un bolsillo de la chaqueta y volví a la cocina a por otra botella de whisky que me bebí sin respirar.

Después fui donde estaban las máscaras y mordazas y busque las dos perfectas para mis planes. No quería que ni viera, ni pudiera hablar o gritar, no lo soportaría y me haría un cobarde para acabar lo que voy a empezar. Volví a su lado e hincado una rodilla en el suelo le tape los ojos y la boca. Cerré la cremallera de la mordaza de la boca para que ningún sonido me llegara. Para él todo tenía que ser mental, tenía que volver a un momento preciso de su pasado y romper por su bien y el mío pero sobre todo por el mismo. Me levante y encendí un liado esperando que despertara.

Por fin mi conciencia fue volviendo a mí pero seguía viendo negro. Fui a llamar al poli y noté que mi boca tenía una mordaza o sea que en los ojos tenía un antifaz. Intenté moverme y mi cuerpo no respondió. Moví mi cabeza y no pude. Perfecto, esa era la sorpresa, jugar a Bondage, maldito cabrón irlandés, sabía hacer las cosas a lo grande y no digamos las reconciliaciones. Pero el frio que notaba no era de la mesa de acero en forma de X, era del suelo, una experiencia nueva. O sea estábamos en el ático. Y aunque estaba contento algo me decía que esto era diferente y que pudiera ser que no me gustara tanto como creía. Lo dejaría hacer y ver donde nos llevaba esta sección.

Lo sentí moverse y colocarse entre mis piernas abiertas. Noté algo frio subir por mis piernas, mis partes íntimas, mis costados, estómago y pecho…era una daga. Jugaba fuerte el poli. Sin más el filo de esa daga empezó a marcar lo signos y palabras que tenía en la sien mientras Butch las iba repitiendo en alto y en Lengua Antigua. ¿Qué coño estaba haciendo? Una palabra más y mi puta mente volvería a un cruel día de mi vida que aún me mortificaba en pesadillas. Luche para que no pasara. Pero perdí esa batalla y me vi de nuevo en el campamento después de pasar la Transición, ganar en la pelea y violar a mi adversario caído. Pero de esa imagen pase a la que estaba sobre la arena agarrado y siendo mantenido inmóvil por siete hombres mientras el herrero me marcaba la piel de la sien.

Noté que ya estaba en sus recuerdos cuando su cuerpo se tensó y empezó a sudar. Seguí recitando cada palabra y cada símbolo mientras con la punta de la daga los marcaba sin profundizar. Un hilo de sudor corrió desde mi nuca por mi espalda. Al principio mi mano tembló pero luego fue firme y segura. Cada símbolo o palabra que marcaba me decía que una cosa era como el me lo había contado y otra muy diferente como lo había vivido. Intentaba moverse pero no podía y solo rezaba para que su cuerpo no se encendiera como una antorcha antes de tiempo.

Manos fuertes y callosas me mantenían quieto mientras mi padre recitaba las palabras de advertencia sobre mi persona. Notaba la aguja clavarse y la tinta mezclarse con mi sangre. Iba hacer un paria, un solitario toda mi puta vida. Al fin en mi sien solo quedó el dolor de la carne marcada pero mi tranquilidad no duro mucho porque la misma acción fue hecha en mi mano derecha.

Una vez que marqué toda su sien me fui hacia la su mano derecha e hice lo mismo. Para entonces su cuerpo estaba tan tenso que tenía miedo que se rompiera algún hueso y sudaba tanto que me tuve que quitar la camiseta y secarlo un poco. La eche a un lado y seguí con lo que estaba haciendo. Tuve que mantener su mano derecha abierta a la fuerza para seguir con el trabajo. Seguí con su cadera derecha, su pelvis y termine en su muslo.

Quise gritar pero no pude. Era una tortura lo que mi cabrón padre estaba haciendo conmigo. Yo que no había pedido vivir en ese maldito infierno y menos tener los padres que tuve. Notaba la sangre correr por dentro de mi boca y bajar por mi garganta de los gritos que no terminaban de resonar en el campamento.

Tuve que secar el sudor de mi sien y cara. Como pudo aguantar esa agonía y salir vivo de lo que le habían hecho, lo mío era un simulacro y me estaba costando el alma seguir con lo planeado, porqué lo peor estaba por llegar. Dejé la daga cerca de mí y abrí la tenaza envolviéndola sobre el único testículo que le quedaba sin apretar aun. Puse mis manos sobre mis muslos y tuve que respirar de seguido y sin pausa. Cuando al fin calme mi cuerpo apreté la tenaza alrededor y contando hasta tres di un pequeño tirón pero sin despegarlo de donde estaba, eso me mato por dentro.

Las siguientes palabras y orden de mi padre me hicieron abrir los ojos todo lo que pude de miedo. Sus palabras resonaron en el silencio atroz del campamento…”Este engendro del diablo al que no llamo ni reconozco como hijo nunca debe tener descendencia para que su mal estirpe y mala sangre no se propague nunca por el mundo. ¡Castrarlo!...Sentí el frio de la tenaza cerrarse contra uno de mis testículos y cuando el herrero tiro el grito que solté se oyó más allá del campamento. Seguí gritando como un loco ante el dolor lacerante.

Aún no había terminado. Cogí la daga y abrí las cicatrices que estaban en el lugar de la falta del testículo, una a una. El dolor tenía que ser muy real no solo imaginario. Su cara estaba roja. Su cuerpo intento revolverse y no pudo. Las venas de su garganta se marcaban de tan forma que me decían como debía de estar gritando. Lágrimas corrieron por sus mejillas y cuando la sangre mancho el piso todo acabo.

La rabia y el dolor hicieron su trabajo, mi mano se prendió y mate a los siete hijos de puta que me mantenían quieto y al cabrón que me castro parcialmente. Miré a mi padre y hui arrastrándome hasta una cueva donde morir o vivir.

Su mano se incendió fundiendo la cadena y supe que su sufrimiento estaba por acabar. Quite la tenaza de su único testículo, solté la daga y me arrastres de rodillas hasta estar a la altura de su cabeza. Le quite el collar de metal, la mordaza y el antifaz y la puse sobre mis mulos mientras le acariciaba el pelo le hablaba.

— Sal de tu pasado y vuelve a mi Vishous. Soy Butch, tu poli…vuelve conmigo. Olvida tu pasado y vuelve conmigo te necesito porque te amo con locura y sin ti no soy nada.

Estaba tendido en el húmedo suelo de esa cueva esperando la muerte cuando una voz conocida me fue devolviendo al presente. Abrí lentamente los ojos y las imágenes de paredes oscuras se fueron colando entre las imágenes de unas paredes de cueva. Poco a poco fui siendo consciente de lo que había pasado y me estremecí porque aun sentía dolor. Mire a Butch y le di una mueca por sonrisa. No podía hablar tenía mi garganta en carne viva.

— No conocías o no eras consciente del poder que tenías no solo en tu mano por eso pudieron contigo. De haberlo sabido nada ni nadie hubiese podido hacer lo que te hicieron. No eres un cobarde…luchaste por tu vida y les ganaste la partida. Tu padre te castro porque te tenía miedo y temía que acabaras con el poder que tenía en ese momento en el campamento y sobre sus hombres. E incluso tenía miedo de lo que lo mataras. Tu hermana te vengo y eso no te hace menos hombre. Debe estar revolviéndose en el infierno al ver en el macho en que te has convertido y para nada eres como el…eres mucho mejor que él. Tu pasado no te define ni hoy, ni mañana, ni nunca.

Deje su cabeza en el suelo con cuidado, le solté las cadenas de la otra mano y de los tobillos y cerré con mi lengua y saliva las heridas nuevas hechas sobre las viejas. Lo cargué en mis brazos y lo deje sobre la cama. Fui a por agua y a por una botella de vodka, momento que aproveche para beberme otra botella de whisky. Lo deje todo sobre la mesa pequeña al lado de la cama y me senté en el sillón frente a él.

— No tienes ni idea de lo importante que eres para mí, más de lo que puedo expresar con palabras y por eso te he hecho lo que te he hecho. Puede que ahora me odies pero no me importa. Tu vida fue muy puta, coño si lo sabré yo pero también es bonita y es gracias a muchas cosas y personas que te rodean. La vida hay que vivirla pero no anclado en el pasado, eso nunca, el pasado es solo pasado. No fue fácil enamorarme de ti pero sucedió y no me arrepiento, eso me llevo hacer quien soy en la actualidad y a enterrar mi propio pasado para siempre. Pero si después de lo que ha sucedido te sigues regodeando en tu mierda eso significara que no hay un futuro para los dos. Todos en la Mansión portaban un pasado cruel y lleno de dolor pero por amor cambiaron y olvidaron y son todos muy felices, hasta los Bastardos. No dejes que ese pasado tuyo defina quién eres y no dejes que nos quite la oportunidad de ser felices juntos. Hoy te he tendido una mano amiga para que te eleves a los cielos. Yo acabo de voltear la bola definitiva ahora tienes que decidir si corres las yardas conmigo y recogemos la bola o te quedas parado en el cuadrado y dejas ir la bola sin hacer la carrera y te quedas en tu infierno. Yo no puedo hacer más por ti. Y no creas que lo que aquí ha pasado ha sido fácil para mí, me moría con cada herida que he vuelto abrir. Pero esas nuevas —se las señale —te las he hecho yo, él poli, tú amigo, tú hermano, tú compañero, tú amante, tú pareja y no para humillarte, lo hice para que supieras que no tenías ni una oportunidad porque no sabías cual grande era tu poder tal y como lo sabes ahora y desde hace siglos. Sal de tu maldito infierno. No te quedes anclado ahí o te perderás la oportunidad de una buena vida a mi lado. La pelota está en tu campo. Descansa y quédate aquí lo que necesites, yo me vuelvo al Pit.

Lo vi cerrar los ojos después de asentir que me había oído y entendido y note como su mano buscaba el único testículo que le quedaba, dio una respiración profunda cuando lo noto en su sitio. Me levante para irme pero antes limpie y recogí todo lo que había usado para hacerlo romper con su vida anterior. Metí los paños llenos de sangre en una bolsa para tirarlos en un contenedor y salí sin mirar atrás. Conduje hasta llegar al Pit y entre en el directo al baño. Me desnude y me puse bajo la ducha. Abrí el agua caliente y resbale hasta que caí de rodillas en los azulejos del suelo de la ducha llorando como un niño.

Había necesitado tres días antes de volver con todos y con el poli. Al despertar solo quedaban cuatro agujeros en el suelo señales de lo que había pasado, nada más. Sus palabras grabadas a fuego en mi cabeza y una sensación de paz en mi alma y en mi corazón. Mi maldito padre y lo que había ocurrido ya no tenían cabida en mi nueva vida y mi madre se merecía una oportunidad para ser de una vez una madre y futura abuela. Avise a Wrath y que no dijera nada solo que avisara a Butch que me diera mi tiempo y espacio. Llegaron de patrulla cuando yo salía del despacho del rey e iba a entrar en el Hueco para ir al Pit. Nos miramos y me dirigí hacia él. No vio llegar el golpe.

— Vuelve hacerme esa mierda y te mato con mi mano antorcha haciendo de ti un chuletón de cerdo. Espero te haya quedado claro poli.

Sonreí cuando di media vuelta y me dirigí al Túnel. El muy cabrón me había roto por dentro y dado una oportunidad a lo que teníamos juntos. Mi pasado no era ya ni un mísero recuerdo. Ni siquiera eran ya pesadillas que me atormentaban.

— Lo has logrado poli —me hizo notar Z.

— No estoy seguro —me froté donde había recibido el puñetazo.

Asome mi cabeza antes de seguir mi camino y sonreí abiertamente. Si el golpe le cogió por sorpresa, lo que venía ahora lo dejaría fuera de juego.

— Por cierto Butch…te amo cabrón irlandés toca huevos — desaparecí y camine fumando y sonriendo hasta el Pit.

Me quede parado donde estaba. Me había dicho que me amaba delante de todos los hermanos.

— ¿Te vas a quedar aquí parado? Corre coño, ve donde el hermano — casi me grito Rhage.

— Eso es lo que querías, enhorabuena poli — me hizo notar Z.

— ¡¡LARGATE DE UNA PUTA VEZ!! — me gritaron todos a la vez.

Sonriendo corrí hacia el Pit.

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