lunes, 29 de agosto de 2022

LA MANSIÓN...5ª


                                                                  LA MANSIÓN
                                  
                                    



Butch y Vishous Fated

En cuanto acabó el turno me subí al coche y salí disparado hacia donde me señalaron. Treinta minutos después llegué al final de la calle central de Cadwell y no veía la casa. Saqué el móvil y marqué a V que contestó al primer timbre.

— Estoy aquí y no veo la casa.

— Sigue unos metros y te darás de bruces con una verja de color negro.

— De acuerdo.

Colgué y despacio me puse en marcha hasta que vi la gran verja…la madre que los parios, de lo grande que era parecía tocar el cielo y los palos de metal y gruesos acababan en afiladas puntas que parecían dagas. Dos cámaras a sendos lados de la puerta que se abrió en absoluto silencio. Seguí caminando de forma lenta hasta que di con otra verja pero de esta salía un enorme muro que rodeaba la propiedad. Si no recuerdo mal nada de esto estaba cuando la tenían los Condes. Otras dos cámaras y a la derecha una garita de seguridad nada pequeña y con cristales tintados de negros. Seguí avanzando hasta que por fin llegué a la puerta de la gran Mansión.

Por fuera era tal como la recordaba pero me fije que había unas persianas negras recogidas y un sistema de seguridad de la leche y cámaras de seguridad en ambos lados de la fachada. Por lo demás seguía siendo una casa de tres pisos. Grandes ventanales. Fachada de piedra oscura y natural. Tres chimeneas. Dos estanques a cada lado y una fuente en medio. A la izquierda habían construido unas casitas individuales de la misma piedra que la casa. A lado, pegados a la gran casa estaban los garajes que eran iguales de grandes que el interior de la casa. En la parte trasera había una piscina olímpica al descubierto y otra más pequeña a cubierto en una zona donde había una barbacoa. La propiedad estaba rodeada de un inmenso bosque y montañas, además de un rio que cruzaba las tierras. Un cementerio, un panteón y una ermita. Una cueva que habían habitado como bodega. Y en su momento habían tenido caballos por lo que también había un establo y una caballeriza. Eso si no lo habían echado abajo.

Subí los tres escalones y antes de tocar en la puerta esta se abrió y un señor canoso me recibió con una gran sonrisa. Supe después que era el mayordomo y quien llevaba al resto de los empleados de la casa. Las casitas eran para ellos y también tenían persianas en las ventanas.

— Buenas noches Teniente. Los señores le esperan en el comedor. ¿Me da su chaqueta? Así estará más cómodo.

—Buenas noches. Gracias. Claro, espere un momento — me quité la corbata y la metí en unos de los bolsillos dándole la chaqueta. Me abrí tres botones y subí las mangas de la camisa.

— Sígame por favor.

De camino al comedor observé el fresco en el techo y la gran claraboya que de día dejaba pasar mucha luz natural. Las obras de arte en las paredes me hicieron silbar. Y me alegre de que hubieran quitado las enormes figuras que habían estado a la entrada por años, eran feas de cojones. Era un hall amplio con dos puertas a los lados, otras cuatro a la derecha y tres a la izquierda además de un ropero con puertas de cristal donde había guardado el hombre mi chaqueta. Las escaleras seguían siendo majestuosas. Este se paró y abrió una puerta…el mismo Vishous me recibió.

— Se bienvenido a nuestro hogar Butch. Espero que tengas hambre.

— La tengo. He estado tan liado que se me olvidó comer. Quisiera lavarme las manos.

— Claro. Cuando salgas miras a tu derecha y debajo de la escalera hay una puerta negra, es un pequeño baño. Te esperamos.

Dejé la puerta abierta y seguí sus indicaciones sin perderme. Entré y cerré la puerta apoyando mi espalda contra está cerrando los ojos. Respiré profundo y después de unos minutos me lavé las manos y la cara mojando mi nuca.

— ¿No está tardando? — preguntó Jue.

— Vamos a darle su tiempo — le contesté.

— ¿Esto no es como alimentar a cerdo para que se lo coman? — la pregunta la hizo el chistoso de Kieran.

— Dejar de decir gilipolladas. Hay que explicarle que los próximos muertos que hayan en la ciudad despertaran y serán No Muertos, que se tiene que quedar una semana con nosotros y que alguno de nosotros lo tiene que morder. —soltó Lauden.

— Vais hacer que la cena me sepa a hiel. Sois unas bestias. No sabemos si hay o han habido más muertes. El resto será muy jodido de explicar. Santa mierda, tenían que marcarlo a él. — Gruñí — Cambiar de tema, ya vuelve.

— ¿Dónde me siento?

— Aquí Butch, a mi izquierda.

Así lo hice y enseguida fui servido y se me llenó una copa con agua y otra con vino.

— ¿Te gusta nuestro hogar?

— Ya lo conocía. Aunque hay algunos detalles nuevos…las casitas, el sistema de seguridad, la primera verja, el muro y las persianas.

— Las casitas son para el personal que trabaja aquí en la casa. Los demás son porque nos gusta nuestra intimidad y privacidad.

— Lo he notado. ¿Sabéis que aquí se cometió un triple asesinato?

— Si y por eso nos salió bastante barata. Se la querían quitar del mercado y de encima y nuestra oferta les llegó caída del cielo. Y no creemos en fantasmas.

— Eres bienvenido siempre que gustes y hablo en nombre de todos.

— Muchas gracias. Y gracias por quitar las horribles estatuas que había en la entrada y en la escalera.

Estallaron en carcajadas y yo sonreí. Comimos en un ambiente tan distendido que me relaje y disfrute de los filetes y la ensalada. No puede evitar fijarme en el gran y bello comedor.

Una mesa negra y robusta, donde estábamos cenando, y unas sillas del mismo color e igual de robustas, en el mismo centro de la habitación. Frente a mi enormes ventanales y debajo un sofá y dos sillones a los lados de este, de cuero todo. Un mesa de cristal delante del sofá. A mi espalda un mueble que iba de pared a pared con cristalera decorada y que guardaba varias vajillas, copas, vasos y cajones con diversas cuberterías y otros utensilios. Dos juegos para hacer coctel. Varias cubiteras de plata. Y tres botelleros con muchas botellas de vino, licores, whisky y vodka. Una puerta grande a mi izquierda que parecía las de un bar del oeste y que supuse era la cocina porque de ahí salían en mayordomo y otros criados con la comida que traían en unos carritos y otro para los platos sucios. Y unos cuadros que llamaron mi atención.

— Son paisajes de nuestras tierras y algunos pintan nuestras costumbres a la hora de reunirnos en el comedor con toda la familia.

— ¿Cómo sabias lo que te iba a preguntar?

— Te has quedado embelesado mirando los cuadros.

— Son hermosos…maravillosos. Parecen muy vivos. Te llevan al momento, como si lo estuvieras viviendo.

 — De alguna forma nos hacen estar en casa y es menos la añoranza.

— ¿No podéis volver algún día?

— Si, pero hacerlo significaría volver aceptar las leyes y costumbres del Consejo de Mayores que se ha quedado anclado en un tiempo que paso hace muchas décadas. Y que a nosotros nos parecen alcaicas y no van con nuestra forma de ser. ¿Quieres postre?

— No. La cena ha sido muy suculenta y para mi estómago, excesivo. Coméis como…

— Bestias — soltó jocoso Kieran — tenemos unos estómagos muy agradecidos y grandes.

— Iba a decir como animales — se rieron — la carne estaba en su punto y muy buena y el vino de los mejores que he bebido.

— A buen seguro que un whisky si te vendría bien.

— A eso nunca le digo que no.

— Vamos a otra habitación. — dijo Lauden.

Me levanté cuando ellos lo hicieron. Antes de salir Vishous se dirigió al mayordomo.

— Sebastián, dile a Vladimir que todo estaba exquisito como siempre y que a nuestro invitado le gustó mucho la carne.

— Se lo haré saber.

— Recoger y podéis ir a descansar. ¿La habitación que te dije está preparada?

— Sí señor.

— Pues a descansar amigo.

Pasamos al cuarto continuo que me hizo silbar.

— ¡La ostia!

— Aquí pasamos el rato, oímos música, vemos películas y jugamos a los dardos y al billar y nos tomamos unos tragos — soltó con orgullo Zane.

—De todo lo que hay aquí me quedó con la mesa de billar y el mueble bar que tenéis montado.

 La habitación era igual de grande que el comedor. Una enorme mesa de billar estaba en el mismo centro. Una pantalla no muy grande a la derecha con uno sillones muy cómodos y debajo de la pantalla que estaba colgada un mueble con películas diversas. Un poco separado y en la misma pared estaba una diana y al lado una especie de perchero donde colgaban los dardos. El mueble bar era grande y muy bien surtido. Una barra negra y roja y unos taburetes de igual color. De vuelta los grandes ventanales y al fondo debajo de estos varios sofás y sillones con mesas pequeñas de cristal negro a los lados. A la izquierda una puerta grande que daba al jardín. Un aparato de música estaba casi al lado del mueble bar. A la izquierda había una mesa póker con sus sillas y encima del tapete verde un fajo de cartas. Detrás de una de las sillas un pequeño mueble también oscuro con unas fichas y varios fajos de cartas sin abrir. Era un gran universo de hombres.

Me llevaron hasta los sofás y sillones y nos sentamos mientras Zaros y Lauden traían las bebidas.

— Teniente, ¿cerveza? — me preguntó Zaros.

— No, prefiero un whisky.

— Marchando.

Saboreamos las bebidas en un grato silencio. Estos cabrones eran buenos anfitriones y buena compañía.

— Butch.

— Vishous.

— Tenemos que hablar y quiero que tengas la mente abierta.

— Antes de hablar necesito haceos dos preguntas y saber la verdad en las contestaciones. ¿Habéis tenido algo que ver en las dos nuevas muertes que ha habido hace una noche en otra zona de la ciudad? ¿Sino habéis sido vosotros, sabéis quien pudo ser?

Nos miramos y gruñimos. Maldita sea, dos muertes más. Lo miramos.

— ¡No!... ¡Sí!

— Lo sabía — gruñí — el cabrón que me mordió dejó dos marcas iguales a las que tenían esas dos mujeres en el cuello y hombros. Y ya no son solo prostitutas, también hay estudiantes. ¿Quién o quiénes fueron los hijos de putas que están haciendo esa mierda? Quiero hablar con los que me mordieron.

— De esos bastardos no queda nada. El que te mordió ha pasado, espero, a peor vida. Si siguen habiendo muertos es que hay más de esos cabrones sueltos por la ciudad y no sabemos cuántos son…aun.

— ¿Amigos vuestros, una secta, una banda…quienes cojones son? ¿Dónde los puedo localizar? ¡Mierda! Los tenía que haber detenido y hacerlos confesar a golpes.

— No les hubieses sacado nada, nosotros tenemos nuestros métodos y no logramos nada. No son una secta, ni una banda y mucho menos amigos nuestros.

— ¿Por qué matan solo mujeres?

— Matan mujeres, hombres y hasta niños. No solo matan…también marcan.

— ¿Qué cojones significa eso?

— Poli — fue el turno de hablar de Zaros — en nuestra cultura se les llaman No Muertos y son la escoria de nuestra raza. Pensamos que en su momento habíamos acabados con todos ellos y que se habían extinguido pero alguna rama o grupo consiguió escapar de la extinción y huir a las montañas. Para terminar aquí en Cadwell.

No estaba entendiendo una mierda. Me bebí lo que quedaba en el vaso lo deje sobre la mesa y cogí la botella para beber un poco más de la mitad. La deje entre en mis piernas y los miré uno a uno…ninguno me apartó la mirada y estaban muy serios.

— No entiendo nada de nada. ¿Qué puñetas es un No Muerto y un marcado?

Zane empezó con la explicación de forma lenta y para que Butch lo fuera entendiendo. Tragó duro y bebió de mi botella de vodka cuando empezó a decirle lo que era un humano marcado y el significado que tenía. Silencio. El poli se acabó la botella de Whisky y otra nueva y abierta fue puesta en sus manos. Volvió a beber. Otro largo silencio.

— Butch, ¿estás bien? — le pregunté con voz pausada y calmada.

— ¡Como cojones voy a estar bien! Zane me cuenta que las dos chicas en unos días van a despertar como en lo que las películas de terror llaman zombis y serán como el hijo de puta que me mordió y sus compinches. Además yo estoy marcado y si no me cuido beberán de mí durante una o dos semanas o más tiempo hasta que muera y sea uno de ellos. Me habla de una maldita raza llamada No Muertos que vivían en vuestras tierras y fueron aniquilados porque eran lo peor de vuestra raza. Como chiste es una gran mierda.

— No es un chiste. Es una realidad que existe y que durante siglos ha vivido escondida por temor a que nos volvieran a cazar como animales. Te dije cuando nos conocimos que éramos diferentes y nos regíamos por nuestras propias leyes. Somos una raza muy diferente a la vuestra y que ha habitado la tierra por siglos. Cuando tu Dios, me he fijado en la cruz que llevas colgada al cuello, ya predicaba entre los romanos y judíos, nuestra raza estaba ahí para verlo. Hemos sido testigos de todos los hechos históricos importantes de la historia del mundo.

— Lo que dices es una locura. No te oyes Vishous. Me estás diciendo que tu maldita raza se creó al mismo tiempo que el mundo. E incluso que fuisteis perseguidos.

— Sí. Antes de que los primeros humanos pisaran la tierra nuestra raza ya la habitaba. Y luego fuimos perseguidos por temor a lo desconocido y luego porque querían nuestra sangre para curar enfermedades que los humanos no podéis a pesar de los medios que tenéis.

— Me he vuelto tonto o estoy medio borracho porque te oigo y me parece que me estas contando un cuento que no tiene ni pies, ni cabeza. ¿Qué tiene vuestra maldita sangre que os hace tan importante?

— Unas cualidades que os gustaría a vosotros tener. Butch sea como sea no vamos a dejar que te conviertas en un No Muerto. Vamos a evitarlo — Jue me hablo al oído y negué — no ha llegado el momento Muerte.

— Dejaos de secretos o por mis cojones que os rompo la crisma uno a uno. Habláis con tanto misterio que me estoy cabreando por momentos. No quiero que me ocultéis nada y me habléis de frente y con la verdad…si mi vida está en juego es lo mínimo que me debéis.

— Si te calmas y abres tu mente como te dije al principio te lo voy a contar todo. Ya sabes lo esencial y te ayudaremos en la búsqueda y captura de esos cabrones. Y evitaremos que te pase nada malo.

Bebí más whisky y respiré hondo mientras me hacía hacia delante en el sofá y apoyaba mis brazos sobre mis muslos y jugaba con la botella en el aire. Una sonrisa pintó en mi boca y mirando al suelo recordé, sin saber muy bien porque, el cometario que hizo mi compañero en el ascenso y por el que se llevó dos collejas, sin pensarlo mucho dije.

— Ahora vais y me soltáis que sois vampiros…eso sería la bomba y mi muerte por infarto.

Silencio sepulcral. Nos miramos entre nosotros esperando quien sería el valiente que le daría un sí a una afirmación más que pregunta del poli.

Yo me había quedado sordo porque no oía nada en esa habitación. Parecía que nadie respiraba. Yo seguía mirando al suelo esperando una negación que no llegaba.


2 comentarios:

  1. Que bueno jajajajaja me encanta como vais desarrollando la historia. Estoy muy engachada. Os amo.

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  2. Jajajajaja muy bueno. En serio,gracias por tener tanta imaginaciòn y compartir esta historia que me parece de las mejores.

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