jueves, 10 de mayo de 2018

M.I.O...29ª

                                                          
M.I.O.

                                                                                         
Butch y Vishous Fated

Mire a V mientras me agarraba las tripas con un brazo. El bastardo sonreía con una enorme y sarcástica sonrisa.

— Voy a matarte Vishous.

— Será después del cambio amigo.

— Cabr…

La palabra se cortó en mi boca. Un dolor lacerante y agónico me rodeo por entero. Mi corazón, mis pulmones, mi estómago…todo en mi ardía de dentro para fuera haciéndome sudar de formar copiosa. Rece pidiendo desmayarme pero no tuve suerte.

Sin más, sin aviso previo todos los huesos, uno a uno, empezaron a romperse para volver a su sitio haciendo hueco para el nuevo hueso. Rugí como un animal herido y caí al suelo de la camilla. No era consciente de nada de lo que pasaba a mí alrededor solo de mi dolor y de cómo mi cuerpo no respondía. Me retorcía, aullaba, gemía y gruñía, todo a un tiempo. Las lágrimas llenaron mis ojos. Uno a uno los putos huesos se fueron astillando y cuando llego el turno al cráneo pensé que mi cabeza reventaba como si hubiera recibido un disparo a corta distancia. Oía a V con eco y distancia. Quería hablar pero no podía el dolor en los maxilares era tan fuerte que con ganas me hubiese arrancado todos los dientes a golpes. Note como mis colmillos se expandían en un crecimiento por debajo de la barbilla y tal como le crecía a mi amigo y al resto de la casa.


Los músculos se hicieron gelatina para volver a convertirse en solidas rocas más grandes. Parecía que mi corazón no cabía en mi pecho y que latía mucho más rápido hasta que mi pecho se expandió y el órgano encontró su nuevo hueco de su agrado. Mis huesos seguían estallando y no sé porque recordé la película Hombre lobo en Paris, cuando el tipo se convertía en lobo y estallaban sus huesos, esto era lo mismo pero a lo bestia.

Ni puta idea del tiempo que había pasado pero al fin el intenso dolor ceso y pude respirar con calma. Mis colmillos volvieron a su tamaño normal y al fin deje de sudar. Me sentí alzado del suelo por varios pares de manos que se quejaban de mi nuevo peso, sonreí. De nuevo en la camilla me dieron agua y cubrieron mi cuerpo con una sábana. Cerré los ojos y el sueño vino en mi ayuda. Lo agradecí en silencio.

No lo había abandonado durante el proceso del cambio pero poco más podía hacer mientras se llevaba a cabo. Todo lo demás lo tenía que pasar él solo, rodeado de nosotros. Cuando todo concluyo le di agua y le puse una manta sobre la sábana. Peine su corto y húmedo pelo. Lo mire de arriba, abajo una vez más. Los pies le sobresalían del borde de la camilla. Los hombros, el pecho, muslos, brazos, antebrazos, piernas y sexo eran el doble de grueso que antes, ventajas de pasar la transición. Hasta sus pies habían crecido unos números. Pero seguía siendo el poli. Seguía siendo el mismo irlandés con sus ojos color avellana y con el mismo brillo y limpieza en ellos. Sus facciones seguían siendo igual de varoniles y el principio de barba que le había nacido lo hacía más atractivo aun. Al ponerle la manta se estremeció y bien sabía que no era ni de frio, ni de deseo. Su piel estaría muy sensible unas semanas debido al cambio. Sonreí al ver la sonrisa en su cara y como dormía con placidez. Se lo merecía, era un campeón y un valiente.

Le puse otra manta con cuidado y termine de limpiar la sangre en el suelo con chorros de manguera. Rhage entro en el momento que finalizaba.

— Vamos a comer.

—No quiero dejarlo solo.

— Vamos a estar ahí al lado y ya le pedí la comida a Fritz.

Le hice caso y nos sentamos en unos bancos que había pegado a la pared.

— Se pondrá bien V, la pasó y no estaba solo, eso ha sido muy bueno.

— No sé cómo ha podido resistirlo hermano.

— Es un luchador. Y no estar abandonado como un perro ha influido.

— Doy gracias al Fade por ello…la mía — calle cuando me di cuenta de que iba hablar más de la cuenta.

Tocaron en la puerta.

— Salvado por la campana cabrón. Pero Vishous ninguna transición de nosotros ha sido un camino de rosas y mucho menos en un lecho de flores.

Mientras volvía con la comida pensaba que en eso tenía razón y me sentí aliviado por que la del poli no hubiera sido así. No sabía que tenía hambre hasta que me vi con el bocadillo en la boca, un zumo de naranja en la mano y un plato de galletas delante. Con el estómago lleno una tonta modorra de cansancio me hizo cerrar los ojos.

— Duérmete — me aconsejo Hollywood — lo vigilare y te aviso si despierta.

— Solo un momento.

Y contra todo pronóstico al cerrar los ojos del todo entre en una cansada oscuridad.

Cuando los volví abrir era Rhage quien dormía, menudo vigilante, pero lo cierto es que todos estábamos agotados, además en su defensa tenía que decir que el poli no iba a ningún lado de momento. Me levante estirando mis viejos huesos y acercándome a mi amigo.

Realmente era uno de los nuestros. Un guerrero. Un par de buenos colmillos y un cuerpo que parecía iba a medir metro noventa y cinco o noventa y ocho y si me apuras quizás un poco más. El linaje de Wrath circulaba por su enorme cuerpo. Jamás había sucedido antes en un mestizo macho y tal vez nunca averigüemos como se dio, pero pasó. Yo tenía la opinión que la sangre pura del rey había ayudado bastante para el cambio.

La puerta de la sala se abrió dejando entrar Z, Phury y al que se les unía un bien espabilado Rhage.

— Mierda, me dormí.

— Tranquilo hermano.

— ¿Cómo va todo? — preguntaron los gemelos al unísono.

— Bajar la voz y juzgarlo vosotros mismos.

Los tres se acercaron con sigilo a la camilla.

—¡¡Qué barbaridad!! — silbo Phury.

— Este nuevo poli es muy, pero que muy grande…realmente grande — dijo Zhasdis con la boca abierta — joder ya no lo puedo cazar con facilidad — dijo jocosamente haciendo alusión a la noche que lo conoció.

— La madre que lo pario — gruño Rhage — se nota que tiene el linaje de Wrtah. Y que su sangre corre por sus venas.

— Enorme — repitió Z.

— Te repites hermano. Venga vamos a un lado, necesita descansar.

Desperté dando bocanadas de aire y al hacerlo olí algo…algo que me gustaba como nunca algo me había gustado en la vida. Una voz resonó en mi cabeza con una sola palabra…M.I.O. Con cada respiración, con cada latido esa palabra resonaba en mi cabeza con más fuerza. Necesitaba con desesperación oler ese olor a pimienta y especies oscuras, tocar y sentir a quien lo llevara encima.

Con un gruñido me senté en la camilla sacudiendo la sabana y la manta de sobre mí. Al poner los pies en el suelo y por un momento perdí el equilibrio. Cuando me centre y no caí al suelo me mire los brazos y negué con la cabeza…estos no eran mis brazos, ni mis manos. Mire hacia abajo, ni mis piernas, ni mi pies, ni mi sexo. Este no era yo. Ese pensamiento quedo relegado a un segundo plano cuando el M.I.O. Volvió a rebotar por mi cabeza. Mire alrededor y vi el cuarto más nítido que otras veces. Hasta mis sentidos parecían haberse despertado hasta el punto de oír la electricidad que pasaba por los tubos. Mis oídos de por sí muy finos ahora lo eran mucho más.

Mire al grupo de machos y cerré los ojos respirando fuerte, buscando al dueño de ese olor. Esta vez el mío fue un ronroneo. Mi corazón se aceleró en sus latidos. Mi cerebro había aparcado su lógica y su lugar había sido ocupado por el instinto más primario y posesivo que gobernaba ahora mismo mis pasos, mis caderas y mi polla que crecía sin haber sido tocada.

Deje de hablar y tire el liado al oír un gruñido. Los cuatros nos giramos hacia el poli que se había despertado y buscaba algo…yo sabía muy bien a quien estaba buscando. Por cómo me miraba y al ritmo que su polla crecía tenía muy claro que me quería a mí. Había sido una torpeza por mi parte no haber tenido en cuenta los sentimientos que Butch podía tener por mí. Iba a pasar quisiera yo o no. Ostias ningún macho nunca me había tomado y mucho menos bebido de mi vena. Para él yo era su macho y venía a por lo que era suyo.

— Hermano estas en problemas— me hizo notar Z.

— Salir de uno en uno y muy despacio. Sin hacer gestos bruscos, sin tocarme o no seré yo solo el que tenga problemas.

— Lo podemos dormir — me hizo notar Phury.

— Seria aplazar lo inevitable… es un macho que ha pasado su transición y que está enamorado solo viene en busca de lo que considera suyo y ante eso no hay nada.

— ¡¡Santa mierda!!...¡¡ahí viene!! — grito Rhage.

— ¡¡FUERA…YA!!

Con prudencia y una vez que los otros estuvieron fuera me aparte de la puerta. La vista del poli no se iba de mi cuerpo y movimientos. Si huía me daría caza y sería peor. Me quede en el centro de la habitación.

Cuando al fin se paró fui hacia él como un torpedo. Al caer sobre Vishous terminamos en el suelo. Mis colmillos crecieron y rasgue su camiseta hasta hacerla girones. Chupe como un sediento sus tetillas mientras gruñía y mis caderas se enterraban entre las suyas frotando polla contra polla. La mía desnuda, la suya aun cubierta. Él era el eje de mi deseo y de mi locura. Mis enormes manos se movieron entre los dos y volví a gruñir cabreado cuando el puto pantalón de cuero no desapareció. Le quite las botas y lo saque de sus tobillos. Me relamí al ver su cuerpo desnudo.

Lo cargue sobre mis hombros y busque un lugar más cómodo, al no ver nada lo deje sobre la camilla. Subí encima empezando por sus piernas que abrí con mis manos para hacerme mi hueco. La vena de su yugular latía llamándome. Me tendí sobre él y busque con mis caderas la entrada caliente de su culo. Coloque mi capullo y empuje.

Lo deje hacer intentando que no fuera todo una mierda y doliera lo menos posible, porque iba a doler y mucho. Debería haber tenido muy claro cuando empecé con los juegos sexuales con el poli que esto podía pasar si hacia el cambio. Y tampoco tenía muy claro que alguna vez hubiese dejado que me tomara y mucho menos que bebiera de mi vena. Yo era dominante, yo tomaba, yo controlaba, pero hablamos de Butch y todo podía pasar. Debí haber tomado nota de lo que él podía estar sintiendo por mí, de lo que podía suceder y por no haber sido previsor estaba en un buen lio. Respiré hondo y varias veces para evitar el pánico ante la situación en la que estaba. No quería ser cazado como un conejo. No estaba muy seguro de que la cabrona camilla aguantara el peso de los dos, pero el poli ya no oía, solo sentía y disfrutaba del macho que deseaba. Me abrió las piernas con algo de brusquedad y se posiciono encima de mí. Empujo su ancho capullo y no paro hasta que mi cerrada entrada cedió dejándolo profanarme. Gruñí por el estiramiento y volví a respirar de corrido buscando un alivio que no llegaba. Era como si un hierro candente estuviera entrando en mi culo. Moví un poco mis caderas buscando que la profanación acabara. El dolor era insoportable y notaba con mucha claridad cómo me estaba abriendo el canal para su polla.

Seguí empujando hasta que el muro que no me dejaba pasar cayó. No me pare seguí entrando hasta que ya no hubo más tope. Oí sus gruñidos y lo mire. Ahí estaba el macho que me pertenecía y era solo mío. Empecé a salir y entrar de ese fondo estrecho y caliente que aprisionaba mi polla cada vez que me calvaba en su interior. Las penetraciones eran tan profundas que parecíamos un solo cuerpo. Era una grata sensación de encajar con la persona correcta.

Mientras más profundo entraba en mi iba notando como mi canal se expandía pero aún era muy doloroso, al menos me estaba acostumbrando a la polla del poli dentro de mi culo. Mordí mi labio inferior y cerré mis puños que estaban a mis costados. A medida que las embestidas iban subiendo de intensidad, la camilla se tambaleaba y movía demasiado. No podía apartar mi vista de la cara de Butch y vi como sus colmillos crecieron mientras miraba mi vena que latía con prisa de los putos nervios. Ladee mi cuello sin dejar de observarlo por mi vista periférica.

El ritmo de mis caderas fue más intenso y más rápido, buscando, ansiando no sabía el que. De repente ladeo su cuello y su vena latió. Mis colmillos ya crecidos dolieron, sin preámbulos los clave, tiré y chupé. El orgasmo me rompió de forma brutal y sin un preámbulo de aviso. La eyaculación fue distinta a cuantas había tenido antes. Era más intensa, mas seguida, más poderosa y caudalosa. Eche mi cabeza hacia atrás con mi boca chorreando sangre y grite M.I.O en el clímax.

Se clavó en mi vena con tanta fuerza que parecía me iba a romper el cuello mientras bebía y cuando pensaba que el poli sería el único que obtendría placer mi cuerpo respondió a un movimiento de sus caderas que toco un punto oscuro que me hizo saltar y gemir. Mis propias caderas empezaron a responder al duro movimiento y el orgasmo me asalto sin darme una pista. Fue un orgasmo rompedor en todos los sentidos y en mi puta vida había sentido alguno así alguna vez, parecía no tener fin y tenía mi cuerpo temblando. Al poli pareció no importarle que estuviera bañando su estómago y pecho de mi semen. Soltó mi vena y grito un MIO, mientras que yo gruñía su propio nombre. Tal y como me temí la jodida camilla cedió y sin saber muy bien como lo hizo giro en el aire sin salirse de mis entrañas y fue su nuevo cuerpo el que golpeo el suelo.

Acabando los orgasmos la camilla cedió y se rompió cayendo al suelo, el afán de querer proteger a mi compañero me hizo dar la vuelta en el aire y dejar que fuera mi espalda quien recibiera todo el golpe, gruñí cuando llego pero al menos V no había salido golpeado. Agarre con mis manos sus caderas para no salirme de él porque aún no había terminado. Necesitaba más de él y lo necesitaba ahora. Gire hasta que el quedo de rodilla y yo a su espalda. Gruñendo me volví a clavar en su vena y empecé a moverme como antes. Era una urgencia, una necesidad volver a llenarlo de mi esencia. Mi instinto me dijo que no podía beber más o lo mataría así que selle la herida y seguí empujando mis caderas.

Sin darme tregua volvió a follarme y lo iba avisar de que no bebiera mucho cuando cerro la herida. Al menos el dolor de la posesión ya había cesado y estar mojado de su propio semen hacia más fácil que su polla resbalara dentro de mí. Conocía por los hermanos vinculados como era esta ceremonia y tendría que aguantarla hasta que el poli decidiera que ya estaba bien o el cansancio lo venciera. Hubo otro orgasmo por su parte más corto y siguió sin salirse de mí. La posición no era nada cómoda y el suelo estaba frio pero zafarme de su agarre ahora sería un mortal error. Así que aguante mientras pensaba que quien me hacía suyo no era un macho cualquiera…era Butch, mi poli irlandés cabrón y que de alguna forma eso estaba bien.

El segundo orgasmo que me vino fue menos intenso y más corto pero yo no podía parar, necesitaba al menos una vez más. Busque con mi mano su polla y la metí en un puño jalándola y haciendo que creciera de nuevo. Con una mano agarraba su cadera derecha y con la pierna que había doblado me mantenía afianzado en el suelo mientras seguía follándome a Vishous. Con este orgasmo tan fuerte como el primero salió de mi cuerpo un aroma que se expandió por toda la habitación y que deje sobre mi amigo marcando su cuerpo, su piel y hasta su interior más íntimo. Me gustaba el aroma que salía de mí y que lo creaba lo que en ese momento sentía por él.

En pleno orgasmo suyo acompañado del mío debido a los tirones que daba a mi polla y que yo agradecía porque necesitaba correrme de nuevo, su aroma vinculante nos rodeó y se metió en mis propios poros. Ahora sí que estaba en un serio problema, se había vinculado a mí. Respire más profundo y mis fosas nasales se empaparon de ese olor que era como un rocío de noche de lluvia con tintes de clavo, me gustaba. Pero ese no era el tema…el tema era el serio problema en que nos habíamos metidos. Cuando todo finalizo rodo a un lado mío y yo caí de bruces al suelo. Por un rato ambos agradecimos el frio del piso.

Cuando la locura paso y la cordura volvió a mí, me di cuenta de la realidad de lo que había pasado y sabía muy bien que había hecho y lo que era el aroma que se olía. Lo mire y nuestras miradas se encontraron.

— ¿Qué he hecho Vishous?

— Lo que hace todo macho enamorado que pasa la transición.

— Yo no estoy enamorado.

— Lo que ha pasado dice lo contrario.

— Yo no buscaba esto V.

— Ni yo, pero ha pasado.

— ¿Qué vamos hacer?

— No lo sé, pero habrá tiempo de hablar…ahora hay que ocuparse de ti.

Me levante y le tendí una mano que cogió, lo empuje y levante. De repente se acercó a mí y me paro con un brazo en mi cintura, se puso de rodillas detrás de mí y con la otra mano abrió mis nalgas y paso su lengua por mi centro dañado.

— ¡¡ ¿Por qué has hecho eso?!!...¡no soy una puta hembra!

— Se muy bien que no eres una mujer y fue mi instinto quien me dijo lo debía hacer en señal de tu entrega. Aunque no fuera una entrega voluntaria.

Respire hondo y me aleje un poco de el peinando mi perilla, no quería golpearlo. Pero era costumbre entre mi raza que cuando una hembra entregaba su virginidad, el macho emparejado tenía que sellar la herida y la sangre. Por puro instinto el poli había hecho lo que manda la raza. Él no tenía la culpa, era un novato en todo esto.

— Lo siento poli, estoy con los nervios de punta. Y era algo que tenía que pasar y que yo no tuve en cuenta…no has hecho nada malo.

— Hare lo que tú me digas amigo.

— No poli, haremos, este problema es de los dos. Necesitamos ropa.

Entre al vestuario y volví con dos juegos de chándal. Le pase uno y nos vestimos.

— Me siento patoso.

— Es normal. Venga apóyate en mí y te ayudo.

Lo hice y lo mire.

— No sé si esto hubiese pasado alguna vez entre los dos pero me hubiese gustado que no hubiese sido así.

 — Yo tampoco sé si eso hubiese sucedido, pero ha pasado y todo está bien. No quiero te preocupes. Necesitas que te mimemos y ocupemos de ti. Lo que aquí ha pasado es algo que entra dentro de lo normal para nosotros.

— Gracias por entenderlo.

— No hay que darlas pero quiero que sepas que si alguna vez me hubiese dado por dejarme tomar tu tendrías todas las papeletas…eres el único al que le hubiese dado esa oportunidad.

Nos miramos en silencio y nos besamos. Me apoye en él y salimos.

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