viernes, 22 de mayo de 2020

BUTCH...21ª


                                                                BUTCH

                                         


 Butch Fated

Desperté y supe que estaba muerto o al menos eso parecía. Era un lugar agradable, con un cielo claro y mullida hierba fresca a mis pies. En el ambiente había olor a flores de todo tipos y la brisa era fresca sin ser fría. Lo que me estaba preguntando era porque estaba desnudo y donde estaban las heridas de bala y mi cuerpo magullado y torturado.

— Estas en el Fade.

Me giré y mi boca cayó de asombro, delante de mi estaba mi verdadero padre.

— ¡¡Padre!!

— Sí.

Por un impulso corrí hacia él y lo abracé. Fui correspondido y tuve ganas de llorar de pura dicha y alegría, pero no lo hice. Me separé y observé que nuestras sonrisas eran idénticas.

— ¿Qué es el Fade?

— Es el cielo o el infierno de los vampiros. Hablar con mi hijo desnudo no me complace. Concéntrate y piensa en ropa.

Lo hice y cuando abrí mis ojos un vaquero me cubría de cintura para abajo. Nos sentamos sobre unas rocas, el uno frente al otro.

— Si estamos aquí es que estamos muertos.

— Yo si hijo mío. Tú andas paseando entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Estas en coma.

— ¿Por lo que me sucedió?

— Sí.

— Tengo la maldad dentro de mí, debería morirme.

— ¡NO!...no puedes darte por vencido y aunque no debo darte información alguna si te diré que tu nacimiento no fue cosa del azar. Tu nacimiento estaba escrito antes de tu ser engendrado.

— ¿Puedo hacerte preguntas?

— No, pero yo sí. ¿No has querido conocer a tus hermanas?

— Por ahora no. Tengo decidido hacerlo si finalmente hago la regresión y la transición. Gracias por el dinero.

— Hazlo, será bueno para ti y tus hermanas estarán muy orgullosas, conozco bien a mis hijas. De nada, era mi deber como padre proteger tu futuro bienestar. ¿Y tu madre?

— Falleció hace poco, ¿no la has visto?

— No sería posible. Los humanos tenéis vuestro propio cielo e infierno y nosotros el nuestro. Me hubiese gustado que fuera de otra forma. ¿Fue feliz?

— Solo los meses que estuvo contigo, luego vivió un puto infierno.

— No debí dejarla pero antiguamente nuestras leyes no permitían contactos alguno con los humanos y menos sexualmente…de haberse sabido mi vida no hubiese valido un centavo.

— Ni a ti, ni a ella os culpo de nada. Fue feliz contigo y así me lo hizo saber antes de morir. Nunca te olvidó.

— Yo nunca la olvide. Ni a otra humana que se cruzó en mi camino. Pero tu madre fue el amor de mi vida.

— Tenía entendido que los vampiros cuando se enamoraban lo hacían a lo grande y para siempre. Al menos eso es lo que veo entre los que vivo.

— Mi matrimonio fue pactado siendo ambos niños. Ni ella, ni yo hemos sentido lo que siente mi raza cuando se empareja. Lo que sentí por tu madre era algo así.

Lo miré sonriendo y una emoción grande estalló en mi pecho cuando vi mi sonrisa y cara reflejada en la suya.

— ¿Qué hago aquí contigo?

— Aclarar tus dudas y para que dejes de pasear por el limbo y vuelvas con los tuyos. Debes volver. Has venido a este mundo para un fin muy grande y debes volver a la vida que conoces.

— Te quiero padre. ¿Recordaré algo de esto?

— A mí y no toda la conversación y el lugar. Te quiero y no olvides lo orgulloso que tu madre y yo estamos de ti.

Nos volvimos abrazar y yo cerré los ojos atesorando este mágico momento.



Vishous y Butch Fated

El poli llevaba una semana en coma y solo me alejaba de el para ducharme, cambiarme de ropa y comer un poco por orden del rey. En la casa había un silencio doloroso y lleno de pesar. Hasta Marissa tenía el semblante triste cuando venía a visitarlo.

Echaba de menos a ese cabrón irlandés humano, pendenciero, borracho y un bocazas deslenguado… lo echaba mucho de menos y el pecho me dolía de tanta pena que acumulaba. Tenía que despertar o mi maldito mundo se haría pedazos. Acerqué el sillón a la cama, cogí su mano con las mías y apoyé mi frente sobre ellas, sin darme cuenta me fui quedando dormido.

Que extraño sueño había tenido, por fin había conocido a mi padre. Intenté sonreír y no pude, me dolía la boca. Poco a poco fui abriendo los ojos y de primera no conocí el sitio. Parpadeé varias veces y volví a revisar el lugar con mi vista y supe que estaba a salvo y en la zona del Pit donde se curaban los heridos. Lagrimas luchaban por no salir y al subir mi mano para secar mi cara algo me lo impedía y no eran vías en las venas, esas estaban en el otro.

Miré hacia abajo y vi una cabeza con un pelo negro como la noche que yo también conocía. Era Vishous, en todo momento había estado en mi mente y recuerdo. Como pude sequé mi cara con mis hombros. Intenté hablar pero no pude.

Estaba a punto de tener uno de mis sueños visiones cuando sentí un movimiento. Rápidamente levanté mi cabeza y mi culo del sillón que cayó hacia atrás en el suelo. El maldito poli tenía los ojos abiertos. Apreté su mano. La otra mía fue a su cabeza y acaricie su pelo mientras apoyaba mi frente en la suya.

— Has vuelto cabrón, has vuelto.

Volví a intentar hablar pero seguía sin poder hacerlo. Vishous me miró y me besó. Una tenue voz salió de mi cuando se separó.

— A…ag…agua.

Fui a por una, le metí una pajita y lo ayude a beber.

— ¿Mejor?

— Si…cuanto llevo aquí.

— Una semana y has estado en coma.

— Lo sé, tuve un sueño con mi padre y me lo dijo. Estuve en el Fade.

— Has vuelto de ese puto lugar y es lo único que importa.

— Amigo, tenemos que hablar.

— Poli, lo sé todo. Me mandaron fotos y un video a mi móvil. No están en la red oscura que reviso todas las semanas.

— No soy digno.

— No digas gilipolleces. Has estado cautivo cuatro noches con sus días. Has aguantado golpes, torturas, humillaciones y una vio…

— Una violación V, una violación. Hay que llamar a lo sucedido con su nombre.

— Has sobrevivido y has vuelto con nosotros.

— No dije nada de la Hermandad, de ninguno de los miembros de ella, ni de las personas de la Mansión.

— Eso no tenías que decírmelo, lo sabía. Antes habrías muerto que decir nada. Ahora vuelve a dormir tu cuerpo necesita descanso.

— Tengo algo malo dentro de mí.

— Lo sé. ¿Confías en mí?

— Con los ojos cerrados.

— Cierra los ojos y duerme. Mañana hablaremos con más calma. Hay una forma de sacar o al menos calmar lo que hay dentro de ti aunque la mancha no desaparece del todo. Mañana te diré más…ahora duerme.

En cuanto lo hizo volví a darle luz y me volví a sentar a su lado velando su sueño. Mandé mensaje a Jane de que el poli había despertado sin secuelas visibles y me mando un corazón de vuelta.

Quince días después Butch ya recibía visitas de uno en uno y el ambiente en la casa había cambiado. Hoy tocaba hablar con el rey y saber algo más de lo que le había sucedido. Tenía muy buen aspecto y ya quería salir a patrullar, pero le quedaba un largo tiempo de recuperación antes de salir a pelear.

— Butch me alegro verte de vuelta y muy recuperado.

— Gracias Wrath y yo de estar de vuelta, pero quiero pedirte una cosa.

— Luego, ahora necesito saber que recuerdas.

— Lo que he contado varias veces. Visita al cementerio. Ataque de unos cabrones que no eran albinos, aunque en el sótano estaba el tal Xavier, bien conocido por ustedes. Y el resto no quiero recordarlo.

— Tengo que hacerte una pregunta.

— A pesar de las torturas no dije nada de vosotros. Antes hubiese muerto, te lo juro por mi madre. Aunque el Omega estaba loco porque flageara y os delatara.

— ¡¡ ¿QUE HAS DICHO?!!

Me gritaron al unísono. No me pasaron desapercibidas las miradas que se echaron.

— Que hubi…

— Eso no — me ladró Wrath — el nombre que has dicho.

— El Omega.

Y de repente me ignoraron y hablaron entre ellos.

— ¿Ese bastardo, hijo de puta, no estaba muerto? — preguntó Vishous.

— Se suponía que si — contestó Wrath.

— Pues está muy vivo. El poli no miente nunca.

— ¿Cómo lo ha recordado? Por todos es sabido que nadie recuerda nunca haber estado con él.

— Su mente es muy fuerte. Acuérdate cuando lo conocí, nos reconoció a pesar de haberle borrado la mente, el puto Omega no sabía eso.

— ¡Puta mierda!

— Con razón no lo podíamos encontrar.

— Hay que vigilar a Butch. Ese perro cabrón volverá a por él.

— Por eso os quería pedir estar lejos de la Mansión para no poneos el peligro — por fin tenía su atención, las de los dos.

— Ese bastardo volverá a por ti, es su costumbre. Es el nexo de todos los restrictores y ellos no lo saben sino cuando mueren.

 — ¿Soy uno de ellos?

— ¡¡NO!! — Gritó V — ¡nunca poli! Eres de los nuestros.

— Aunque sea así no puedo quedarme aquí, os pongo el peligro hasta que vuelva a por mí y nos enfrentemos.

— Te quedarás en mi ático. Mandaré a Fritz hacer una compra de comida y whisky. Yo iré todas las noches a sanarte y estaré muy pendiente de ti.

— Por mí no hay problema.

— Pues mañana lo dispondré todo y hablaré con el mayordomo — el rey se quitó las gafas y me miró — volverás con nosotros y mataremos a quien te hizo tanto daño…tienes mi palabra. Nosotros nunca abandonamos a un hermano.

— Gracias Wrath. —Nos quedamos solo en silencio que rompí por la necesidad de saber si mi sangre seguía siendo negra. — Déjame una daga.

— Butch…

— Por favor.

Se la pasé y lo vi cómo se hacía un tajo en la palma de su mano y salió negro en vez de rojo. Gruñí quitándole la daga y sellando su herida. Me tragué una botella de agua y le pasé otra a él. Lave mi daga y la guardé en su funda.

— Acuéstate te voy a dar más luz.

Lo hice y tapé mis ojos con un brazo. Cuando lo quité y miré el reloj en la pared habían pasado dos horas y Vishous estaba desfallecido. Me quedé sentado cuando acabó y me volvió a pasar la daga de nuevo. Hice otro tajo y por fin salió roja. Se la devolví y me acosté.

— No puedo seguir dejando que hagas esto V.

— Es la única forma de que la mierda que tienes dentro no te mate. Y debemos averiguar otra forma de saber cuándo es sangre o petróleo.

— Tu lengua no deja marcas.

— Confiesa que te pone poli.

— Cabrón pervertido.

Nos echamos a reír y paramos cuando nuestras miradas se encontraron.

 — Vas a estar bien Butch, tienes mi palabra.

— Con vosotros a mi lado seguro que sí.

— Puede que la mancha no se vaya nunca, pero voy a sacar la maldad de tu cuerpo. Luz y oscuridad. Oscuridad y luz.

— ¿Qué dices?

— Nada, un pensamiento. Ahora descansa, mañana será un día movido.

Mientras dormía yo lo observaba y pensaba que pensaría cuando viera ese mundo mío que me pidió probar. Porque una cosa era pensarlo y otra hacerlo y después de lo que le había sucedido eso era impensable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario