domingo, 23 de agosto de 2020

OMEGA...30ª


                                                                    OMEGA

                                     



Butch y Vishous Fated. De la Cruz.

Entraba en una comisaria de humanos por orden de mi jefe. Era el que más pinta de “normal humano” tenia.

— Buenas noches, soy un viejo amigo de Brian O¨Neal. Ese soy yo.

— Un momento gracioso. De la Cruz preguntan por tu antiguo compañero.

Miré hacia donde el compañero señalaba y camine hacia el calibrando quien podía ser ese payaso. Hasta donde yo sabía, en su antigua vida, mi compañero solo tenía un único amigo y era yo.

— ¿Cómo dice que se llama?

— Bob. Bobby O¨Connor. Crecí en Sonthie con Brian. Ambos nos mudamos y perdimos el contacto. Volví hace poco y otro amigo en común me dijo que trabajaba en esta comisaria Central de Caldwell y aquí estoy. Llamé pero me dijeron que ya no trabajaba aquí.

— ¿Y qué le hace pensar que la repuesta será otra ahora que está aquí?

— Esperaba que viniendo alguien me dijera donde vivía o en que nueva comisaría estaba.

Di un largo trago a mi café negro y mi instinto me decía que este tío no era de fiar. Además si tan amigo era porque no lo llamaba Butch. Algo apestaba en ese hijo de puta.

— Mi antiguo compañero fue relegado a trabajos administrativos hace años y no volvió a retomar sus funciones como detective.

— ¿Eso es todo?

— Déjeme un número de teléfono. Si me acuerdo de algo más le llamaré.

— De acuerdo — me dicto un número que de antemano sabía que era falso y aun así lo anoté — gracias, llámeme si sabe algo más de él.

— ¿Fue usted compañero de academia?

— No. Solo un amigo de infancia. Ya me hicieron esa pregunta cuando llamé.

— Butch era un tipo muy cerrado y nunca le conocí un amigo.

— No sé quién es ese Butch. Brian tenía muchos amigos. Yo era uno de ellos. Gracias de nuevo detective.

Estaba a punto de salir cuando la voz de ese policía me atravesó y frenó en seco.

— A propósito, me parece que estás repleto de mierda hasta el cuello.

— ¿Perdón?

— Si fueras realmente su amigo sabrías que Brian y Butch son la misma persona y no habrías preguntado por el primer nombre sino por el segundo. Saca tu apestoso culo de mi comisaria y agradece que hoy esté ocupado para seguir tu asqueroso rastro.

¡¡Mierda!!

— A veces los nombres cambian, detective.

— No el de Butch. Adiós Bobby o como cojones te llames.

Me aleje de la entrada y fui a mi oficina cerrando la puerta y las persianas. Saqué el móvil que guardaba bajo llave en uno de los cajones y marqué.

— ¿Qué pasa humano?

Ahí estaba miss simpatía ojos de plata.

— De la Cruz, bastardo.

— Te di este móvil para urgencias.

— Esto lo es. Ha venido un cabrón preguntando por Brian.

— ¿Qué tiene de extraño?

— Dijo ser su amigo y lo llamo así en vez de Butch.

Me puse en tensión y le presté atención.

— ¿Qué quería saber?

— Donde trabaja y vivía en la actualidad. Estaba metiendo los datos que me dio en el ordenador y ese mamón no existe.

— No lo hagas seguir. Es peligroso.

— No lo he hecho aunque ganas no me han faltado.

— Gracias.

— De nada don amabilidad. Dale un abrazo a Butch.

Corté la comunicación con un gruñido mío y una carcajada suya. Fui hablar primero con Wrath y después hablaría con el poli.

Me estaba matando en el gimnasio cuando V entró con una cara que no me gustó nada. Paré de darle golpes al saco y me quité los guantes. Cogí una botella de agua y me la bebí mientras secaba el sudor con una toalla. Me senté en unos de los bancos.

— Traes una cara. ¿Qué pasa?

Me paré frente a él con los brazos en jarra.

— El Omega está en la ciudad y anda buscándote. Hoy ha mandado a uno de sus putos esbirros a tu antigua comisaria a preguntar por ti.

Me levanté tirando la botella en el cubo y me puse a pasear como un león enjaulado.

— Mucho había tardado en dar señales de vida. ¿Qué cojones quiere? De la Cruz, ¿está bien?

— Se ha enterado de tu cambio y de tu nuevo estatus, eso suponemos. Te quiere en su bando contra nosotros. Está bien y te manda un abrazo. Por eso algún día lo morderé.

— Y no olvides mi culo — lo miré — deja a mi compañero en paz al único que tienes que morder es a mí.

— Mataré a ese bastardo hijo de puta si vuelve a tocarte.

— No dejaré que eso vuelva a pasar.

— No estás solo poli. Se acabaron las misas de medianoche hasta nueva orden y no irás solo a ningún lugar.

— No voy a discutir nada de eso.

— Acabaremos con el antes de que te ponga la mano encima.

Asentí y nos quedamos en silencio.

La noche estaba rara, muy rara, no nos habíamos topado con un maldito restricto en horas y eso no era normal. Hasta yo estaba más raro de lo habitual. Algo en mi pecho me decía que se avecinaban problemas nuevos y teniendo en cuenta que el Omega estaba en la ciudad cualquier cosa podría pasar. Tal vez hoy sería la gran noche de nuestro enfrentamiento.

Salimos del Zero Sum y volvimos a patrullar después de unos tragos. Estaba inquieto y preocupado a partes iguales por el poli y estas emociones eran nuevas para mí. Miré por mi vista periférica a mi macho y su cara no era la de siempre. Estaba pensativo y dando vueltas a su cabeza. Xhex y el Reverendo nos acompañaban con sus Sombras.

Caminaba en silencio entre Rhage y Vishous cuando la llamada de reconocimiento tronó como un rayo en una noche oscura de tormenta. Corrimos seguidos por el resto hasta un parque abandonado al final de la calle. Alguien levantó el Mhis y nos preparamos para pelear con los verdugos, vampiros del Omega y algunos Restrictos. Mis ojos se toparon con uno al que llamaban Van y el cabrón patinó al reconocer la mutua señal de reconocimiento. Puta ironía sentí la llamada que el Omega le hizo y la orden de que viniera a por mí. Me levanté después de tragar un restritor y me fui a por él.

Ambos nos cuadramos, comenzamos a dar vueltas como dos luchadores cuando mi contrincante se quedó inmóvil, aproveché esa ventaja sometiéndolo con rapidez. Le hice una llave por el cuello, lo tiré por los aires y lo inmovilicé contra el suelo. Abrí la boca e inhalé. Uno menos.

Otro que salió de la nada se fue a por el poli y lo intercepté. Le pegué fuerte y saqué una daga. Empezamos a luchar. Se me fue de las manos cuando otro cobarde verdugo se metió en medio. Le clavé la daga en el cerebro y después en el corazón. Cuando las cosas se calmaron después de una buena y gratificante lucha todos nos miramos con el aliento cansado y limpiando nuestras dagas.

Alcé mi cabeza del último montón de cenizas y comencé a vomitar con espantosas arcadas. Tragar verdugos era más duro que tragar restrictores. Vomité un poco más. Vishous llegó y me obligo alzar la cabeza, gruñí.

— Ayúdame…

— Ya voy Trahyner. Dame la mano.

Extendí la mano con desesperación. V se quitó el guante y agarro mi mano bien fuerte. La hermosa luz blanca se filtró por mi brazo como una descarga de purificación y renacimiento. Entrelazamos las manos y volvimos hacer dos mitades, luz y oscuridad. El Destructor y el Salvador. Un todo.

— ¿Estas bien?

— Ahora si — mi voz sonó más ronca que de costumbre.

Le di todo lo que tenía que darle y le di un tirón para que se levantara de sus rodillas que estaban en el suelo. Se sentó en un viejo banco y respiró profundo.

—Joder poli, una cosa es que te lo cuenten y otra verte en acción. — hizo notar Rehvenge.

— Gracias, supongo.

— Realmente murió la leyenda que se hizo realidad después de siglos.

— Gracias de nuevo y por la ayuda de tu gente y la tuya.

— Hacia tiempo que no me metía tan de lleno en una buena pelea. Gracias a vosotros por dejarnos ayudar.

Se fueron y nosotros nos preparamos para irnos cuando de repente la llamada del Omega fue un alarido en mi cabeza. Un atroz rugido que cosquilleaba por mi piel y por mi sangre. Una ola de maldad se disparó en mi interior haciendo que me quemara de dentro hacia fuera. Mi respiración se volvió pesada. Una asquerosa y vomitiva carcajada salió de alguna parte. Estaba aquí y venía a por mí.

— Hola Dhestroyer, he venido a por ti. Mi hijo.

Toqué mi pecho en busca de una cruz que ya no tenía y que se había quedado en aquel repugnante sótano. La escalofriante presencia del Mal apareció delante de mí. Y aunque quise escapar no lo hice. No retrocedí. Entre brumas sentí que Rhage y Vishous me flanqueaban y protegían pegándose a mi cuerpo sin saber muy bien que pasaba.

De repente la actitud del poli había cambiado y se había parado a medio camino para enfrentar algo que solo estaba viendo el. Y supe que era el puto y cabrón Omega.

— ¿Qué te pasa poli? —le grité —¿Qué estas mirando?

— Eres el único, tú mi hijo. El otro solo era una burda copia.

— Nunca seré tu hijo.

— Butch, ¿con quién hablas? — le volví a preguntar, pero me ignoró.

— Acaso no te engendre yo — el Omega se río — Te di una parte de mí. ¿Sabes que dijeron de mí?

— No tengo interés en saberlo.

— Siempre te proclamé como mío y mi preferido y ahora como hijo.

— No soy nada tuyo y el puesto de mi padre ya está ocupado.

— Ni tus palabras. Ni nada de lo que hacen los hermanos. Ni cerrojos, ni puertas de la Mansión me impresionan y evitaran que me lleve lo que es mío y solo mío.

— Pero yo sí.

La Virgen Escribana se materializó a la espalda del Omega.

— ¡¡Mierda!! — exclamamos Rhage y yo sin ver nada y sin saber que estaba sucediendo. Todos estábamos en desventaja y esperando sin saber muy bien el que.

— Hermana, ¿cómo te va la vida?

— Te ordenó que regreses al Dhunhd.

— No obedezco a tus órdenes. He venido a por lo que es mío.

— Dhestroyer es de los nuestros. Nunca será el nuevo Omega.

— Las familias deben estar unidas y ese es mi hijo.

— ¡¡NO!! —gritó Su Santidad.

Ya me estaba cansando de que hablaran de mi como si fuera una propiedad, como si no estuviera delante. Debía enfrentarme a ese hijo de puta y hacerlo desaparecer de la faz de la tierra y tomarme mi venganza por violarme. Y debía hacerlo hoy. Di unas zancadas y lo agarré por el cuello. Con una llave y debido a la sorpresa pude tirarlo al suelo y sentarme a horcajadas sobre su pecho inmovilizando sus brazos contra sus costados con mis muslos.

— A mí no podrás tragarme…soy el puto Omega.

Me doble colocando las palmas de mis manos contra el suelo y empecé aspirar cuando se río como un cabrón demente. Aspiré con todas mis fuerzas, el odio y la repulsión que me daba el hijo de puta.

— ¡No lo hagas! — volvió a gritar la Virgen Escribana.

La ignoré y seguí a lo mío hasta que el milagro ocurrió. Su Santidad rezaba el Lengua Antigua. El Omega se debatía debajo de mí mientras lo aspiraba. Poco a poco esa maldita cosa se fue convirtiendo en ceniza negra. Cuando acabé caí en el suelo al lado del montón de tierra oscura entre estertores y convulsiones.

— ¡¡Poli!! — grité al verlo caer de ese modo. Corrí a su lado cayendo de rodillas. Le rompí la camisa y volví a darle luz. — ¿Qué cojones ha pasado?

— Se ha tragado al Omega — la voz de mi madre me hizo dar un pequeño brinco.

— ¡¡Joder y mil veces joder!! Mi luz no es suficiente — mi madre puso una de sus manos sobre mi hombro y vi cómo se convertía en un enorme halo de luz blanca y sanadora.

Durante horas le dimos luz al poli para limpiarlo y cuando al fin dejo de convulsionar y abrió los ojos fue cuando yo respiré tranquilo. Mi madre volvió a su estado natural.

— ¿Cómo estas,Butch?

— Bien.

— Maldito loco.

— Tenía que hacerlo. Me dijo que era su maldito hijo.

— No — Su Santidad habló — Tú no eres su hijo. Él quiso que lo creyeras así desde que puso dentro de ti una parte de él, pero no era verdad. Estaba en busca de Dhestroyer para hacer de él, el nuevo Omega. Esa parte suya dentro de ti es lo que hace que la leyenda ya no sea leyenda. Es el precio a pagar. En este mundo nuestro nada es gratis.

Sin más se largó. Miré a Vishous y le hice bajar la cabeza para hablarle al oído.

— El Omega era hermano de tu madre. Tu tío. Vaya familia de psicópatas tienes.

— ¿Qué dices poli?

— El la llamó así cuando apareció a salvarme el culo.

— Hablaré con ella más tarde. Ahora nos vamos a casa.

Lo ayude a levantarse y Rhage y yo lo rodeamos por la cintura y pusimos sus brazos por encima de nuestros hombros para ayudarlo llegar al coche que conducía Z.

— Poli, no eres hijo de ese cabrón. Tú eres un buen chico irlandés, blanco, fornido y apuesto — soltó el loco del piruleta.

— Estás loco hermano.

— Pero tú me quieres, confiésalo de una vez.

Empecé a reírme seguido por el resto. La tensión brutal e intensa, se suavizó.

Cuando por fin el poli descansaba después de una buena ducha y comida. Después de relatarle al rey todo lo sucedido, me materialice al Otro Lado.

— Te esperaba.

— ¿Es verdad lo que me contó Butch?

— Sí.

— ¿Hay algún secreto más que deba conocer de mi puta familia? Y ahórrate decirme que no haga preguntas.

— No. El Omega no volverá. Dhestroyer está a salvo.

— Gracias por ayudarme antes.

— Lo hice por la raza.

— Es por lo único que tú haces las cosas.

— Soy la Virgen Escribana.

— Me queda claro y renegaste de mí.

— Como tú de mí.

— Es mejor así. Espero por tu bien que no me ocultes nada más.

— No me amenaces guerrero. Puedo quitarte la vida con solo un aleteo de unos de mis pájaros. Ahora vete.

Me quedé mirando donde mi hijo había estado y a la puerta que quedó a su espalda. Ahí escondía mi mayor secreto, el más importante y que él nunca debía conocer.

Volví a la habitación. Me desnudé y acosté atrayendo a Butch a mi lado. Por primera vez en mi puta vida había conocido lo que era el miedo que te paraliza y te dejaba como muerto. Por un momento pensé que perdía al poli de no ser por la ayuda de mi madre. Me volví loco cuando lo vi hablar y tragar sin saber que estaba pasando porque no veíamos nada. Al menos se vengó de lo que ese cabrón le hizo.

Tener su piel caliente pagada a la mía me había vuelto a la vida.

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