miércoles, 29 de abril de 2020

ROTURAS...18ª


                                                                    ROTURAS


                                         



 Habitación de Jane y Vishous

— ¿Tienes un minuto?

— Aún tengo tiempo antes de ir hablar con el rey.

— Pues sentémonos por favor.

Lo hice y ella puso distancia entre los dos.

— ¿Qué te ocurre Jane?

— Que nos ocurre seria el término más adecuado.

— Cierto.

— Eres palco en palabras así que te voy a poner sobre la pista. Desde lo del Gran Padre y a pesar del sacrificio de Phury no has puesto fecha para nuestro emparejamiento. No soy idiota, sé muy bien que aquella noche algo se rompió entre los dos y cuando un jarrón se hace añicos por mucho que lo pegues no queda igual. Pasas más horas con Butch y los demás que conmigo. No acudes a mi cama, ni me buscas para las secciones de Bondage. Donde antes había calor y amor, ahora hay frio y desamor.

— Me acusaste de muchas cosa que no eran ciertas.

— Dije lo que pensaba y sentía en ese momento.

— Y eso te honra. Pero no te paraste a pensar en mí, en lo incomodo de la situación y en lo mal que yo me sentía.

— Es verdad, antepuse lo que sentía por ti, por mí.

— Fue un gran error. Tenías que haber confiado en mí. Porque aunque hubiese estado con otras hembras, ninguna hubiese sido tú y siempre hubiese vuelto a tus brazos y a tu cama… siempre, al precio que fuera.

— Cometí un error.

— Que vamos a pagar los dos.

— Y por eso es mejor termina ahora que aún nos quedan sentimientos bonitos y que somos amigos, que acabar odiándonos.

— Siempre me tendrás y mi puerta siempre estará abierta para ti.

— Ya he trasladado mis cosas a una de las habitaciones. Una tirita cuanto más rápido se quite menos dolerá.

— Te amé Jane.

— Y yo a ti. Hoy he recordado que cuando era una adolescente jugué a la guija y al preguntar el nombre del amor de mi vida me salió el tuyo. Por eso cuando lo escuche de tu boca supe que eras el elegido por mi destino, pero aunque este es sabio, los humanos no lo somos. Me puso una dura prueba que yo no supe afrontar.

— Puede que lo que siento por ti Jane, se muera, pero jamás dejare de ser tú amigo y jamás te dejare de lado cuando me necesites. Por el respeto que te tengo no quiero que dejemos lo nuestro sintiéndote tú culpable y yo un cabrón.

Vino hasta mí y se arrodillo entre mis piernas.

— No lo eres V y sé que el tiempo nos dejara un buen sabor de boca y nos pondrá a ambos las personas idóneas para ser felices. Yo no volveré a cometer el mismo error y tú aprenderás abrirte a esa persona y a no tener miedo de que te falle. Puede que ambas estén de camino. Seré tu amiga siempre y cuenta conmigo cuando te haga falta. En nombre del amor que nos tuvimos que el rencor no nos inunde nunca.

Me abrazo y le devolví el abrazo con un fuerte suspiro.

— Si te vuelves a enamorar y te hace daño lo mataré lentamente con mi mano.

Su carcajada me hizo sonreír con mi mueca.

— Sé que lo harás, así que si alguien te jode la vida, te devolveré el favor pero en una mesa de operaciones. No sé si alguien está dispuesto a estar con un fantasma que se vuelve de carne cuando la tocan. Pero si alguien se enamora de mi tardaré en presentártelo.

— Gallina.

— Prudente.

Se levantó y me levanté con ella para volver abrazarla.

 — Gracias Jane.

— No, gracias a ti por abrirme los ojos a un mundo tan maravilloso y permitir que me quede para siempre en el ayudando en lo que mejor se hacer.

Nos besamos por última vez como amantes y yo volvía a estar solo.



Habitación de Marissa y Butch

— Butch quisiera hablar contigo antes de la reunión con Wrath.

— Dispara.

— No soy un hermano, ni un colega tuyo, así que háblame con respeto.

— He, he, calma mujer. No te he faltado el respeto y si quieres que hablemos ese no es el tono adecuado.

— Discúlpame estoy muy nerviosa. No sé por dónde empezar.

— Calmándote, tomando asiento y respirando hondo para poder hablar. Yo me quedo de pie.

La vi ir hacia unos de los sillones con esos andares tan elegantes y refinados y supe que esta historia se había acabado.

— La noche del Gran Padre insulte a tu mejor amigo y no debí hacerlo. Es para mí un enigma y le tengo miedo.

— Daria su vida por ti si se lo pidiera.

— Lo sé pero hay muchos rumores sobre él.

— Los rumores los escuchan los idiotas, los divulgan los chismosos y se acaban cuando uno no les hace oído, es lo que debiste hacer tu. Pero no creo que sea de eso de lo que quieras hablarme.

— No, no lo es.

— Ve al grano Marissa.

— Ya no calientas mi cama y tampoco mi corazón. Te has negado a poner fecha para el emparejamiento y la boda humana que tanta ilusión te hacía.

 — Es verdad.

— ¿Me amas aun Butch?

— No lo sé. Estoy muy confundido con todo lo que ha pasado entre los dos pero lo que si se, es que no quiero hacerte daño.

— Ni yo a ti, pero tengo que hablarte con sinceridad y dejar de mentir a mi corazón.

— Todo oídos preciosa.

— Estoy sintiendo algo por Rehvenge, no es tan fuerte como lo que sentí por ti cuando te conocí, pero está naciendo en mi corazón poco a poco.

— Porque no me extraña, es de tu especie.

— ¡No!

— Si, Marissa. No nos engañemos más, fue bonito mientras duro y me hiciste muy feliz, pero soy humano y más temprano que tarde mi piel se arrugará.

— Si te decides hacer la regresión y la transición, no.

— Ahora estas a favor.

— No lo voy a estar nunca porque se de muchos vampiros que se han quedado en el camino de ambas. Pero mereces saber tus raíces y orígenes.

— En lo último estamos de acuerdo.

— ¿Me guardas rencor?

— No, para nada belleza. Como crees. Me hiciste el mayor regalo que una mujer puede hacer a un hombre.

— Mi virginidad.

— No solo eso. Me diste tu corazón y tu amor. Me miraste a los ojos y me llegaste al alma y mentiría si dijera que no he sido muy feliz contigo y a tu lado. — Me acerqué a ella y la levanté, puse música de mi móvil y la mire sonriendo. — Un último baile.

— Sí.

 La canción empezó a sonar y bailamos como en nuestra primera cita.

— Se muy feliz belleza y si ese vampiro te hace llorar le partiré la crisma y el corazón.

— Lo haré. ¿Serás mi amigo?

— Siempre belleza.

— Fui muy feliz a tu lado y sacaste a flote a la hembra que escondía y que soy hoy.

— ¿Cuándo te vas?

— Esta noche, voy a vivir con él. Pero estaré a tu lado en la transición.

— Ese gesto es muy valioso para mí.

La canción acabo y después de un beso desapareció de mi vida como mismo entro…como una aparición.



Butch y Vishous Fated

Media hora después estábamos ante el rey y el resto de los hermanos. Vishous le relataba los hechos y por ahora las fotos se quedaban para mi privacidad.

— Vaya sorpresa poli.

— Ya te digo.

— ¿Tienes el anillo?

Se lo pasé y empezó a tocarlo con sus otros sentidos.

— Vishous descríbemelo con detalle y dime que pone en la inscripción.

— Es un aro ancho de oro puro y tiene engarzado un rubí rojo sangre. Es un anillo de macho y dentro pone…mi linaje, tú sangre hijo mío.

— Esta claro que es un anillo que pasa de padres a hijos. En mi familia había esa costumbre. Yo tengo el mío que paso del padre de mi padre a él y de el a mí. Pocas familias nobles tienen esa costumbre. Poli, sé que V te ha dicho lo peligroso de los dos pasos a dar, así que te pregunto, ¿estás seguro?

— Si, más ahora. Necesito saber mis orígenes y quien fue mi padre y si vive.

— ¿Qué has averiguado de la cuenta?

— Tenía una escandalosa cifra de millones y no los necesito con lo que gano trabajando para la Hermandad, así que he donado la mitad a Lugar Seguro y la otra, de forma anónima, a las viudas y huérfanos de la policía de Cadwell.

— Un gesto digno de un valioso guerrero. La semana que viene haremos tu regresión y si estás de acuerdo la siguiente la transición.

— Por mi va bien.

— Vishous.

— Estaré preparado.

— Ahora todo el mundo fuera menos el poli y V.

El despacho se quedó en silencio y ambos nos miramos encogiendo los hombros.

— Wrath, ¿nos necesitas para algo?

— Jane está en una de las habitaciones y Marissa se ha ido con el Reverendo. No tenéis nada que contarme, Butch.

— Lo hemos dejado, ella se ha enamorado del hermano de Bella y no la culpo.

— Vishous y no se te ocurra decirme que no es mi problema.

— Se ha acabado lo que sentíamos el uno por el otro. No hay que hacer un drama de ello.

— ¿Estáis bien con las situaciones?

—Si — contestamos a la vez.

— Y ahora mi rey, te toca a ti contestar una pregunta.

— Hazla poli y yo veré si la contesto.

— ¿Por qué vienes golpeado cada vez que vas al Otro Lado?

— De acuerdo pero que no salga de aquí, solo la reina lo sabe. Hace un mes fui hablar con la Virgen Escribana y me recibió una hembra golpeándome, buscaba pelea y se la di. No me dijo mucho de ella, pero hace que me sienta vivo cuando peleo con ella, así que una vez en semana voy a dar y recibir golpes.

— Una guerrera entre las Elegidas, imposible — dijo Vishous.

— Su Santidad no lo permitiría. Así que no sé quién es pero si sé que vive en el Otro Lado desde que nació. Y la condenada pelea muy bien.

— No vi a ninguna cuando lo del Gran Padre.

— La Virgen escribana no la dejaría estar en la ceremonia para que no la vierais.

— Intentaré averiguar algo más.

— Hazlo y ahora largaos a divertíos un poco, pero dentro de la casa.

— Mi rey.

— Si, poli.

— Cúbrete los golpes con maquillaje, el resto de los hermanos se hacen muchas preguntas.

— ¡Fuera de mi vista! Cabrones.

Salimos y entramos riendo en la sala del billar. Vishous preparaba la mesa de billar y yo dos vasos de nuestros matarratas preferidos.

— Poli, ¿estás bien? Estas pensando tan duro que me tienes la cabeza de revés.

— ¿Volverás ahora a tus sumiso y sumisas? — le pase su vaso y lo vi tomar y golpear las bolas.

— Lo haré pero no por el momento. Macho tus emociones están chocando con las mías como trenes sin control —dejé de jugar y lo miré — ¿Qué cojones te ocurre?

— Utilízame a mí.

Tuve que toser golpeando mi pecho cuando me dijo eso y me cogió bebiendo.

— ¿Se te ha ido la pinza?

— No, quiero conocer esa parte de tu mundo.

— ¿Por qué lo hizo Jane?

— No, porque es parte de ti y de tu vida.

— Me has dejado fuera de juego y te aseguro que eso no lo ha conseguido nadie.

— Hazlo.

— ¡No sé si podría! Y lo más importante no sé si podrías hacerlo tú.

— Si quieres que te lo suplique lo haré.

— ¡No! Mira ahora mismo lo más importante es tu regresión, ya habrá tiempo para hablar de esto que quieres.

— Prométeme que no te negarás.

Fui hacia el dejando el vaso y cogí su cara entre mis manos.

— No te voy hacer esa promesa. Hemos pasado por sendas rupturas y no han pasado ni cuarenta y ocho horas, así que vamos a calmarnos y a no volver a tocar este tema hasta que hayas pasado por la regresión y la transición, para lo cual debes estar muy tranquilo y concienciado de ello.

— Está bien…de acuerdo. Pero al menos piénsalo.

— Lo haré — lo besé y solté — ahora juguemos y bebamos hasta el amanecer.

— Más bien hasta que yo caiga borracho.

Nos reímos a carcajadas y empezamos a jugar y a beber. Mientras echábamos la primera partida pensar en el poli, en el cuerpo de este bajo la batuta de mi fusta me tenía con la polla dura como una piedra.




No hay comentarios:

Publicar un comentario