domingo, 5 de julio de 2020

DHESTROYER...25ª

                                         
                                                               DHESTROYER



                                                   


Butch y Vishous Fated

La gran noche había llegado y solo esperaba que todo saliera bien por mi propio bien y el de la Hermandad. No quería el peso de mi muerte o que fuera uno de los albinos en sus conciencias. No sería ni justo, ni correcto.

— Es la noche poli.

— ¡Yupi!

— Venga anímate.

— Lo intento pero estoy de los nervios.

— No vas a estar solo y recuerda tragar solo diez, luego coge la daga y hazlo como lo solemos hacer para acabar con ellos.

— De acuerdo, vamos a ello.

El camino en el coche fue en silencio. Aparqué y bajamos. Nos dividimos para patrullar. Encendí un liado.

— Tus emociones me tienen revuelto Butch.

— Lo siento pero mi cabeza no deja de dar vueltas.

— ¿Sobre qué?

— Si esta noche no pasa nada. Si ha sido algo puntual. Si sigo siendo uno de ellos. Si me giro contra vosotros.

— Para amigo…no pienses tanto. La Leyenda estaba muy clara. Leíste lo mismo que yo. Y dejar de decir que eres uno de ellos y te volverás contra nosotros, porque una mierda si dejo que eso pase.

— Eres un buen amigo.

— Que va, es más egoísmo que otra cosa.

— ¿Egoísmo?

— Si, eres el único al que aguanto y me aguanta.

— Cabrón.

Nos reímos a carcajadas y seguimos patrullando. Las horas pasaban y no sucedía nada, lo que hacía que mi preocupación fuera en aumento. Si esta noche no demostraba que era la Leyenda mi culo no valdría un centavo. Al final y después de dos horas de patrulla sin ver o sentir a los talcos quedamos en un punto de reunión para ver que hacíamos.

De repente empecé a sudar y el aire me faltaba. Algo volvió a tirar de mi hacia un punto en el Norte. Me dispuse a correr.

— Butch…

— Está sucediendo…no me pierdas de vista.

Corrí tan rápido como pude y cada tanto miraba hacia atrás para ver si V me seguía. Corriendo no pensaba más que en llegar hacia donde esos bastardos estaban aunque no era la palabra bastardo la que se repetía en mi mente, era hermanos. Y eso no me gustaba nada.

Mientras corría tras el poli avise al resto de donde nos dirigíamos. Maldito cabrón, sus piernas parecían tener alas. Le aguanté el ritmo hasta que frenó en seco y yo derrape haciendo lo mismo.

Paré y me adentré en un apestoso y oscuro callejón. Caminé hasta la llamada y sin más los restrictores empezaron a salir de la oscuridad a la luz.

— El hijo prodigo ha vuelto al hogar.

— No soy vuestro.

— Eres del Omega.

— Ya le gustaría a ese hijo de puta.

— No puedes negar la llamada cada vez que nos encontramos. Mira, el resto de la Hermandad se une a la reunión familiar de los nuestros.

Giré y los miré no sintiendo nada.

— Vayamos a por ellos — dije y por un momento me pareció estar en el bando equivocado, pero solo por un momento, sacudí mi cabeza y me centré en la pelea que se avecinaba.

— ¡Mierda! — dijo Rhage.

— ¿Esto será siempre así? — preguntó Z.

— Será mejor acabar con el poli hoy, está visto que lo hemos perdido. — sentencio Phury.

— Calmaos hermanos. Dejar al poli en paz y luchemos, él hará el resto. Confiar en él.

— No lo tengo muy claro — dijo Thor.

— Luchemos y dejemos que la Leyenda se haga realidad. Y si se vuelve contra nosotros seré yo quien acabe con su vida.

Corrimos para empezar la pelea y yo no perdía de vista al poli que se quedó regazado sin saber muy bien que hacer. Me preguntaba qué coño le pasaba a nuestro compañero. Pero no podía perder la fe y confianza en el ahora. Pero maldita sea no se movía, no hacía nada, solo nos miraba.

No quería ir hacía ellos por temor a aspirarlos porque no podía negar la puta llamada que tiraba de mi como un hilo invencible hacía ellos. Pero estaba divido entre mi lealtad con la Hermandad y lo que sentía por estos mal nacidos albinos y los vampiros del Omega que estaban entre las filas esta noche.

— Esperemos que si tienes ganas de funcionar como una aspiradora lo hagas contra ellos y no nosotros…recuerda que somos tu familia y a quien perteneces humano.

— ¡¡BUTCH!! —lo llamé.

— Es nuestro y no podréis hacer nada.

— ¡Y una mierda!

Le clavé la daga en el corazón y sonreí como un demente cuando cayó al suelo. Fui a por otro daga en mano preguntándome si solo era una maldita leyenda que no tenía razón de ser y si esta noche era el último día de vida del poli.

El grito de Vishous me sacó de mi sopor y me sacudió los miedos que tenía en mí. Corrí para meterme en el centro de la lucha y al primer albino que agarre no le di una última oportunidad para respirar. Empecé a aspirarlo y cuando se convirtió en ceniza fui a por otro.

Por fin. Respiré aliviado cuando empezó a tragar hijos de putas. Me metí de lleno en la lucha y cuando al fin acabamos con ellos busqué al poli sin verlo.

— ¿Dónde mierda esta Butch? —pregunte alzando la voz.

— Por aquí no está — me gritó Rhage.

— ¡Hay que buscarlo! Recordar no tocarlo.

Revisamos cada palmo del callejón y yo solo pedía a su maldito Dios que no se lo hubieran vuelto a llevar. Llegábamos casi al final del lugar cuando Zsadish gritó.

—¡¡Aquí!!

Corrí como alma que lleva el diablo y caí de rodillas a su lado. Le di la vuelta y respiré al ver que su pecho subía y bajaba…estaba vivo. Le levanté la camiseta y me puse a darle luz sin perder un minuto más. Durante la sanación solo hubo silencio.

— ¿Cuántos ha tragado? —preguntó Thor después de un rato.

— Le dije que un máximo de diez pero creo que han sido más. Ya tendría que haber abierto los ojos.

— ¿Y si no des….?

— Despertará Rhage.

— Tendremos que ir subiéndolo al coche y avisando a los críos para que hagan limpieza de los esqueletos que han quedado. En nada despuntará el amanecer. — dijo Phury.

— Traer el coche hasta aquí y hacer esa llamada. Yo lo cargaré y le volveré a dar luz.

— No tienes buen aspecto hermano — me hizo notar mi hermano Thor.

Di la callada por respuesta y seguí a lo mío hasta que el coche llegó. Lo metí conmigo en la parte trasera y seguí dándole luz. Habíamos aparcado a la entrada de la Mansión cuando al fin puede ver el brillo de sus ojos.

— Felicidades compañero…oficialmente ha nacido esta noche Dhestroyer,la leyenda se ha hecho realidad.

Recibí las felicitaciones y pullas de los demás.

— Me siento como si me hubiese pasado un camión por encima.

— ¿Cuántos tragastes?

— Perdí la cuenta con el doce.

— Te dije que solo diez.

— Lo sé, pero no podía parar.

— La próxima vez obedece.

 Bajamos del coche y vi como V se tambaleaba.

— Oye, ¿estás bien?

— Sí.

— Seguro.

— S…

La vista se me fue y me sumí en la oscuridad más absoluta antes de caer al suelo.

— ¡¡Vishous!! Llamar a Jane.

Me arrodillé a su lado y cargué medio cuerpo contra mi hasta que la Doc llegó.

— ¿Qué ha pasado?

— He tragado más albinos y vampiros de lo pactado, me ha dado luz y se ha desmayado al salir del coche.

— Déjalo en el suelo voy a observarlo.

Miramos en silencio todo lo que Jane hacia hasta que pasado unos minutos nos miró sonriendo.

— ¿Cuánto hace que no duerme?

— Desde el secuestro del poli no duerme como es debido y tampoco lo ha hecho buscando una solución para que se quedará entre nosotros. — contestó Thor.

— ¿Cuánto tiempo te ha estado dando luz?

— No lo sé.

— Casi una hora y un poco más mientras volvíamos para casa — dijo Rhage.

— Está agotado. Las pocas fuerzas que tenia que se las llevado darte luz. Llevarlo dentro, está amaneciendo.

— Al Pit.

— De acuerdo, está durmiendo. Aconsejo que no lo despiertes hasta que lo haga de forma natural. Llevarlo a su cama, hablaré con Wrath para que os deje descansar un par de días. Os hace mucha falta.

 — Yo lo cargaré.

— Poli, ¿estás seguro?

— Si, puedo hacerlo.

— Pues todo el mundo para dentro o en nada habrá barbacoa de vampiros chamuscados.

Diez minutos después estaba sobre su cama. Despedí a todo el mundo y me ocupé de su persona. Le quité las botas y calcetines. La ropa. Me fui a por un barreño que llené de agua, cogí dos toallas, una para limpiarlo y la otra para secarlo. Lo hice con cuidado de no despertarlo. Una vez aseado lo tapé y fui a darme una ducha. Volví a su habitación y me acosté apagando la luz.

Lo besé y cerré los ojos. No tardé nada en quedarme dormido.

Abrí los ojos despacio y parpadeé varias veces hasta reconocer que estaba en mi habitación y en mi cama. Recordaba todo y hasta desmayarme delante de todos cuando me bajé del coche. Al menos el poli estaba bien. Me senté e impulsé colocando las almohadas y encendiendo un liado cuando me puse cómodo.

No se oía nada en la casa y me preguntaba qué estaba haciendo Butch cuando un suave ronquido sonó a mi izquierda. Miré y vi que era él. Hice una mueca por sonrisa y le quite los mechones rebeldes que cubrían sus ojos. Me gustaba verlo tan relajado y tranquilo en mi cama, a mi lado.

La puerta de mi habitación se abrió y Jane entró hablando en voz baja.

— Ponte un pantalón y ven a la cocina, os he traído el desayuno.

Apagué el liado y me levanté con cuidado poniéndome un pantalón de pijama de seda negro y salí hacia la cocina. Me senté en la barra americana.

— ¿Qué haces aquí?

— Venir como todas las mañanas a traeos el desayuno que os prepara Fritz. Y de paso ver si estabais vivos.

— No te hagas sueños calientes en tu perversa mente rubia. ¿Mañanas?

— Lleváis tres días con sus noches durmiendo a pierna suelta.

— ¿Por eso me desmayé como una hembra?

— Estabas agotado y se ve que Butch también.

 — ¿Trajiste café?

— Fuerte, oscuro y sin azúcar.

Gruñí cuando desperté y no vi a V a mi lado. Me quedé unos minutos más como estaba y bostezando me levanté y senté en el filo de la cama. Oí voces fuera y fui al baño para hacer mis necesidades y lavarme la cara. Le cogí un pantalón de chándal a mi amigo y salí fuera guiándome por las voces que venían de la cocina. Me senté al lado de mi amigo.

— Buenos días Butch.

— Buenos días Doc,Vishous.

— ¿Dormiste bien?

— De maravilla. Espero no te moleste me quedará en tu cama. ¿Has descansado tú?

— Para nada, eres bienvenido siempre que quieras. Si, lo he hecho, lo hemos hecho los dos. Llevamos tres días y noches durmiendo.

— ¡Joder!

— Vuestro cuerpo lo necesitaba y vuestras cabezas también.

— ¿Eso es café?

— Si y también hay zumo, tostadas y huevos revueltos. Darle las gracias a Fritz. Ahora os dejo para que desayunéis tranquilos y voy avisar al rey de que las bellas durmientes, así os ha llamado, han despertado.

Dimos buena cuenta del desayuno y después cada uno fue a su habitación y a su baño a ducharse, afeitarse y ponerse ropa limpia. Media hora después nos encontramos en el salón.

— Poli antes de ir con Wrath tu y yo tenemos que hablar.

— ¿De qué?

— De la Regresión.

— No había vuelto a pensar en ello.

— Pues tienes que ir pensando.

— ¿Por qué?

— Porque eres de los nuestros y siendo Dhestroyer y humano no sé cuánto tiempo aguantarás. Y porque he tenido una visión.

— Debo ser vampiro. ¿Te han vuelto?

— Así reza la Leyenda. Se ve que solo necesitaba dormir ben.

— Una vez me dijiste que si lo hacía debía hacerlo por mí.

— Y sigo pensando lo mismo, pero hay que ser consecuentes…humano y Dhestroyer no son compatibles y no sé cuánto tiempo podré mantenerte con vida.

— ¿Y si no salgo de la Regresión?

— Lo harás. Yo no dejaré que te pase nada malo.

— Si te soy sincero quiero saber cuál es mi linaje pero tengo miedo.

— Tener miedo es de valientes Butch.

— ¿Estarás a mi lado?

— A cada paso, en cada momento. No te dejaré caer.

— Es absurdo que si he decidido ser Dhestroyer no sea vampiro.

— La Regresión es el primer paso. El segundo seria la Transición, pero solo si tú quieres hacerlo.

— Vamos hacerlo. Confío en ti Vishous.

— Vayamos a comunicárselo a Wrtah y a preparar la Regresión para esta semana.

— Gracias.

— ¿Por?

— Por todo lo que estás haciendo por mí.

Me acerqué al poli y me quedé parado frente a él pecho con pecho.

— Ya te dije que era egoísta y nosotros cuidamos y protegemos a los nuestros y tú lo eres. Tu padre era de un gran linaje, así lo dice el anillo que llevas puesto y llevas su sangre y como te dijo en sueños tienes hermanas. Eres tan vampiro como nosotros. Lo único que no podrás hacer es desmaterializarte pero tienes la ventaja de poder andar bajo el sol como la reina. En todo lo demás serás como nosotros.

— Soy un cabrón con suerte.

— Nosotros somos los que tenemos la suerte de tenerte en nuestras vidas.

Sin tocarnos nuestras bocas se juntaron y nos comimos en un beso hambriento. Nos separamos mirándonos mutuamente a los ojos brillantes.

— ¡Joder V!

— Cuando todo esto pase tenemos que aclarar esta tensión sexual entre tú y yo.

— Totalmente de acuerdo.

Hombro con hombro y sonriendo entramos en el despacho del rey para poner fecha al primer paso para ser un vampiro, mestizo pero vampiro.

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