domingo, 26 de julio de 2020

VINCULACIÓN...28ª


                                                                  VINCULACIÓN


                                                         



Butch y Vishous Fated

Las horas que duró su Transición me parecieron una eternidad hasta que al fin todo acabo. Me estaba preguntando mientras le quitaba las correas que había reventado como había sobrevivido un humano a esto y solo había tres respuestas: era un guerrero, pertenecía al linaje de Wrath y su sangre resistente ya estaba dentro de su torrente sanguíneo.

Yacía en la mesa con la piel brillante y cubierta de sudor. Los pies se le salían por el borde de la camilla. Los hombros y brazos eran el doble de gruesos que los de antes. Sus muslos y piernas también. El pecho y espalda. Su sexo, que antes no había sido ni pequeño, ni flaco. Sus facciones eran las mismas pero más masculinas y antes de que cayera desfallecido vi que sus ojos seguían siendo color miel y que dentro estaba el polo que también conocía. Lo tapé con una manta y subí un poco la calefacción.

— Vamos a pedirle a Fritz algo de comida — me dijo Rhage — ¿te pido para ti?

— Si, por favor.

Los eché de la sala para limpiar la sangre bajo la camilla y para que Butch descansara un poco más. Al rato los seguí y me fume en un liado en lo que llegaba los bocadillos y las cervezas. Estábamos terminando cuando el rey apareció.

— ¿Cómo está?

— Júzgalo tú mismo. Sigue dentro.

Lo seguí cuando se acercó a la mesa.

— ¡Qué barbaridad!

— Tu linaje no es de enanos precisamente mi rey.

— ¿Ha crecido mientras comíamos? — preguntó Thor.

— Sus huesos se han terminado de recolocar y es su nueva altura definitiva. Salgamos para que descanse un poco más.

Salimos y encendí otro liado. Wrath se fue y el resto se quedó mirando la puerta cerrada.

— Ese poli es un gigante…realmente grande— murmuro Rhage.

— E.N.O.R.M.E. —silbó Thor.

— Ahora sí que no podemos volver a llamarlo humano o nos golpeará duro— soltó jocoso Phury.

Nos miramos y echamos a reír.

Me desperté sobre la camilla y en mitad de una bocanada de aire olí algo. Algo que me complacía. Que me hacía gritar M.I.O. en mi mente y en mi corazón. Traté de sacudirme la palabra pero volvía a mí con más fuerza. Cada respiración, cada latido me llevaba a esa palabra.

Con un gruñido me senté en la camilla. Perdí el equilibrio y casi caigo al suelo. Me miré los brazos y nos los reconocí. Hice lo mismo con el resto de mi cuerpo hasta llegar a mi sexo y no conocía ese cuerpo que tenía ahora. Pero esa cuestión pasó a un segundo plano cuando volvió el M.I.O. a mi cabeza. Miré alrededor y vi el cuarto con mucha más nitidez que antes. Oía como nunca había oído hasta el mínimo zumbido del fluorescente o el goteo de un chorro de agua.

Aspiré de nuevo. El olor que tanto me gustaba y me estaba poniendo duro estaba muy cerca. Mi cerebro fue poseído por una fuerza superior. Un instinto posesivo gobernaba ahora mi vida. El olor se hizo más profundo y era oscuro con tintes a pimienta negra. Y cuando Vishous entró otro olor salió a relucir y este era a madera y whisky. Noté que salía de mí. Miré hacia la puerta que se había abierto.

Abrí la puerta y entré seguido por mis Hermanos para ver si el poli estaba despierto y bien y un M.I.O salió en forma de gruñido de la boca de Butch. Estaba en un buen lío. No había tomado en cuenta lo que él podía estar sintiendo por mi sin querer reconocerlo y con la Transición había aflorado.


— Largaos y cerrar la puerta. Esto es entre el poli y yo.

— Vishous…

— Se lo que hago Thor. Largaos y hacerlo ya.

En cuanto lo hicieron me moví con cautela mientras se bajaba de la camilla y con algunos problemas se sostuvo sobre sus nuevos pies.

— ¿Butch?

Sin ningún aviso se volvió hacia mí como un torpedo. Me quedé donde estaba y se lanzó contra mí a través del cuarto y me tumbo en el suelo arrancándome la camisa, las botas, los calcetines y el pantalón hasta que me tuvo desnudo debajo de su cuerpo. Me besó con intensidad y supe que esto iba a doler y mucho. Era un macho enamorado que se quería vincular con el macho por el que tenía esos sentimientos. Sin demora me abrió los muslos y se encajó entre ellos. Sepultó su cara en el hueco de mi cuello y sus colmillos rasparon mi piel.

Me veía a mí mismo como en la distancia y sabía muy bien a quien tenía debajo de mi cuerpo y lo que iba a pasar. Pensé en detenerme pero no podía. Era un deseo tan oscuro y apremiante que ni una panda de Restictores o el maldito Omega podrían detenerme. Vishous…él era el eje alrededor de cual bailaba mi deseo.

— Lo siento…quiero parar…pero no puedo.

— Lo se Butch. No te preocupes. No hay freno posible en lo que te está sucediendo, así que adelante.

¡Puta ostia! Nunca me había follado ningún macho, ni ninguno había tomado de mi vena, ni el poli cuando se la bebía. Y con el grosor de su nuevo pene, de acuerdo a su nuevo cuerpo iba hacer muy doloroso, pero no era su culpa. Tal vez si le decía que no parara, pero si esto tenía que suceder alguna vez prefería que fuera con él. Además la maldita tensión sexual siempre flotaba entre los dos. Le di el visto bueno, lo calmé y me preparé para ser tomado por mi mejor amigo. Subí mis caderas ofreciéndoselas y giré mi cuello para darle más cobertura cuando mordiera mi vena.

Cuando subió sus caderas todo mi cuerpo se sacudió en un lujurioso frenesí. Apoyé una mano en el suelo a la altura de su cara girada y con la otra ayude a mi nueva polla a colocarse en la entrada de su culo. Empujé un poco hasta que noté como este se abría a mí y con fuerza lo penetré hondo ajustándome tanto a él que sentí que formaba parte de mi ser.

Gruñí cuando se metió en mi culo seco y estrecho por no haber sido usado nunca por ningún macho. Parecía un hierro candente destrozando mis entrañas mientras se abría paso hasta llegar al final. Se quedó quieto y yo coloqué mis manos sobre sus nalgas clavando mis dedos sobre ellas. Subí mis piernas rodeando su cintura y me acomodé para que no doliera tanto. Sentí que le pertenecía y mi propia polla apresada entre los dos estómagos se ponía dura.

Empecé a moverme sin temor a dañarlo, con fuerza, salvajemente, con ansias, con mi polla rabiando de deseo por estar dentro de él y hacerlo mío. Esa palabra fue más fuerte, más intensa dentro de mi cabeza y en mi alma. Mi corazón latía al mismo ritmo que bombeaba dentro y fuera de su culo.

Nos miramos a los ojos cuando empezó la primera eyaculación de Butch y vi en sus ojos que notó que este era diferente a los anteriores dentro de una hembra. Fue intenso y poderoso. Echó la cabeza hacia atrás y se corrió. El pobre pensó que la cosa terminaba ahí y para su sorpresa le llegó el segundo y giré mi cara para dejar el cuello libre.

Después del orgasmo pensé que todo había terminado y me preguntaba porque seguía duro cuando una corriente eléctrica corrió por mi columna vertebral y me vino una segunda corrida. Mis colmillos crecieron en su tope absoluto y me clavé en su vena jalándola y bebiendo. Su culo se tragó más profundo mi polla.

Cuando dio el tirón a mi vena mi propio orgasmo me rompió el cuerpo y su olor vinculante a madera y whisky se mezcló con el mío que era oscuro y pimienta negra. No tarde en tener el segundo muy seguido del primer orgasmo y temblé por el deseo y porque nunca antes me había sentido como ahora cuando me follaba a mis sumisos y sumisas. Me moví bajo suyo mientras con mis manos sobre su culo lo empujaba a que fuera más rápido para culminar juntos. Después de su primer orgasmo el dolor en mi culo había desaparecido. Y solo había un placer explosivo y animal. Selló la herida en mi cuello, instinto, y cayó sobre mi jadeante, sudoroso y mareado. Tal y como estaba yo. Dentro de la bruma del placer conseguido le besé los hombros y lamí su piel.

Ese gesto de Vishous me desarmó y me trajo de vuelta a la tierra. Me salí con cuidado y rodé a su lado.

— No sé bien porque he hecho esto. Bueno mi nuevo si lo sabe, el antiguo no.

— Desde que nos conocimos hubo tensión entre los dos y luego pasó hacer una tensión sexual. Algún día esto iba a pasar. Tú me deseas tanto o más que yo a ti y la Transición solo lo ha adelantado.

— Te he vinculado a mí. Noto mi olor en todo tu cuerpo, en la piel, en tu pelo y hasta en tu c…dentro de ti.

— Como yo noto mi olor vinculante sobre todo tu cuerpo. Nos hemos vinculado. A partir de ahora pobre del macho o la hembra que te sople en la nuca o te mire con deseo.

— Lo mismo te digo. Y tendremos que hablar de tus sumisas y sumisos. ¿Estás bien con todo esto de la vinculación?

— Hablaremos de ese tema otro día. Ha pasado y no hay que darle más vueltas. No lo hemos buscado. Si te hubiese dado la orden de parar lo hubieses hecho, pero yo lo quería. Si estaba en mi destino que tenía que pasar mejor que haya sido contigo. No entraba en mis planes, pero no es malo.

— El hombre propone y Dios dispone. Es un dicho cristiano.

— Muy acertado. Pero hay algo con lo que no estoy de acuerdo.

— ¿Con qué?

Lo empujé contra mí, le giré el cuello y le mordí su vena. El estallido de su sangre en mi boca, bajando por mi garganta y fundiéndose con la mía nos trajo un tercer orgasmo que nos llevó a la locura sin ni siquiera tocarnos.

— Ahora sabré en donde estas en cada momento— sellé su herida — y tú donde estaré yo.

— La llamada de la sangre.

 — Exacto. Vamos a levantarnos. Las viejas del visillo lo habrán oído todo y querrán verte. Además debes ducharte, comer algo y dormir.

Me levanté y le tendí una mano para ayudarlo. Las piernas me temblaban. Caminé delante de él y sin más me vi de vuelta, apoyado y doblado por la cintura contra la camilla. Mis piernas abiertas y su lengua limpiando mi centro, dentro de él y mis muslos por la parte interna.

¡Maldita sea! Se ve que había estado leyendo nuestras costumbres escritas en Lengua Antigua. Cuando uno de nuestra raza tiene una vinculación con una virgen, al acabar y en señal de respeto el macho vinculado limpia con su lengua los restos de sangre y semen y sella alguna herida si la hubiera. Tampoco, aunque no me gustará, no era una hembra, podía hacer nada. Tenía que dejar que terminará. Volvía el instinto.

Cuando acabó le pase un pantalón de chándal del rey y yo me puse uno mío. Hice que se apoyara en mí y abrí la puerta.

— Hola muchachos. Me alegro de veos.

— Y nosotros a ti. Has crecido muchísimo — dijo Z.

— Si y no acabo de sentirme bien del todo, ¿es normal?

— Definitivamente— contestó Phury — te acostumbraras. Tardarás unos días en controlarlo, pero te sentirás raro una temporada.

— Y follarás más que un conejo salido —largó Rhage.

— Una broma más de ese tipo y la Hermandad se quedará sin hermanos. Vamos al Hueco y pedirle algo de comida para después de la ducha. Y después a descansar.

Mientras íbamos al Pit me sentía bien por haber hecho que Butch hubiese tenido una buena Transición. Había estado en todo momento seguro, a salvo y rodeado de las personas que lo admiraban, querían y respetaban y que eran su familia.

Cuando entramos en el Pit solté un cansado suspiro. Mis últimas energías se habían evaporado y el sudor resbalaba como agua por mi cuerpo. Mi compañero me llevó directo a la ducha. Me desnudó y me metió debajo del chorro abriéndolo.

— ¡Ay! No me gusta esto.

— Tu piel va a estar muy sensible durante una semana. Cualquier cosa que te pongas te molestará y como ves hasta el agua. Voy a salir grita si necesitas algo.

— ¡NO!

— ¿Qué pasa ahora?

— ¡Estoy calvo!

— De que hablas, tienes tu pelo en la cabeza.

— No digo mi cabeza idiota. ¡Mi cuerpo!

Empecé a reírme a carcajadas y cuando pude parar y secar mis lágrimas de la risa noté que todos, hasta el poli, me miraban.

— ¿Te has reído?

— Ni que fuera un milagro Butch.

— Viniendo de una persona que hace una mueca por sonrisa sí. ¿Os importa cerrar la puerta y darnos intimidad? Gracias.

Agarré a Vishous por el cuello y lo metí bajo la ducha conmigo y a pesar de que su roce era molesto no me importaba.

— Tienes idea del sonido alegre y ruidoso que tienen tus carcajadas.

— Hasta hoy no sabía lo que era sonreír mucho menos reír a carcajadas.

— Pues no dejes de hacerlo nunca porque me ha encantado oírte reír y quiero seguir oyéndote.

— No te prometo nada.

— No me hace falta. Yo haré que rías y sonrías sin mueca alguna.

Aclaré mi vos y cambie de tema.

— Lo que te ha pasado es normal. Solo te quedará pelo en la cabeza, pestañas y cejas. El resto se ha ido por el sumidero.

— Me gusta mi nueva imagen.

— Y a mí.

— Vishous.

— Mmmmm

— Tengo ganas de volver a estar dentro de ti.

— Sigo en la ducha.

Esta vez no hubo dolor solo una pequeña molestia y todo fue como la seda. Lo único que atenazaba mi garganta era si tanto iba a cambiar yo siendo el macho vinculado de Butch. No era una maldita hembra…era un guerrero.

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