martes, 9 de marzo de 2021

CAMPAMENTO...2ª by VISHOUS FATED


                                                                 CAMPAMENTO 2ª 

                                             



Con el tiempo supe que el Sanguinario era mi padre aunque eso no me trajo ningún trato de favor, todo lo contrario. Llevaba semanas sintiéndome enfermo, debido a la proximidad de mi transición pero no lo sabía en ese momento. No pudiendo dormir me levanté para ir en busca de un poco de agua.

Un pretrans me empujó para beber él y me increpó que si quería agua que trabajara, que no fuera un holgazán. Gruñí maldiciendo cuando ese cabrón se lanzó a por mí y me arrojó contra la pared de la caverna. Aunque me quedé sin aire y casi sin sentido le devolví el golpe con un libro que tenía en la mano y con todo el dolor de mi alma. Lo seguí golpeando con toda la rabia mientras las solapas de cuero se llenaban de sangre. Estaba hasta los cojones de que me trataran como un perro.

Al fin el macho se quedó tendido en el suelo con la cara ensangrentada y desfigurada y la respiración fatigosa. Y un minuto después un extraño cosquilleó bajo por mi brazo y se dispersó por la mano con la que mantenía el maltrecho libro. Mantenía con la otra a mi oponente en el suelo. Luego se produjo una misteriosa sombra creada por la luz brillante que brotaba de la palma derecha de mi mano. El macho comenzó a convulsionar moviendo brazos y piernas contra el suelo de tierra. Lo solté y me quedé mirando mi mano con horror. Cuando volví a mirar al muchacho una visión me golpeó con la fuerza de un puño y me dejo aturdido y ciego. Vi esa misma cara con la mirada vidriosa en un punto fijo, su cuerpo corría rio abajo mecido por la corriente…estaba muerto.

Mi padre entró bravamente con el pantalón abierto, lo cual decía porque estaba en esa zona del campamento, había estado follando con una de las cocineras. Me alejé del chico de un salto y sin perder de vista a mi padre. Fue informado de mi “vagancia” y obligado a darle el libro con el que había golpeado al chivato. Ante mi negativa recibí un fuerte bofetón que me partió el labio inferior y me hizo sangrar. Se pasó de largo por lo de mi ojo y amenacé al macho con la muerte si volvía a tocarme. Le recordé de quien era hijo, de que no lo olvidara y de lo que podía ser capaz. Perdí otro libro por culpa de ese hijo de puta.

Miré al Sanguinario por encima de mi hombro y vi una verdad que cambio mi vida en ese instante: mi padre iba a destruir cualquier cosa o persona que me diera consuelo. Ya lo había hecho innumerables veces y de innumerables maneras antes y seguiría haciéndolo. Los libros quemados y este episodio no serían más que una huella en un interminable camino que acabaría por conocer muy bien.

Yo era como siempre había sido mi padre. Debajo de mi piel no había nada más que un ser despiadado y calculador.

El hijo había aprendido la lección. Y en un futuro el aprendiz, yo, sería mejor que el maestro, mi padre.

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