lunes, 15 de marzo de 2021

CAMPAMENTO...5ª by VISHOUS FATED


                                                                   CAMPAMENTO 5ª

                                                         



Salí corriendo de la cueva hacia el rio. Maldije y me preguntaba si mi vida siempre estaría sometida a elecciones duras e inevitables. Caí de rodillas y vomité hasta la bilis. En Sanguinario me había seguido y me dejo notar su total desprecio por mi persona.

Impulsado por una ola de odio me levanté del suelo y ataque a mi padre de frente mientras avanzaba con la mano resplandeciente delante. El Sanguinario se quedó inmóvil cuando sintió la descarga eléctrica que sacudió su cuerpo. Caímos al suelo los dos. Me senté encima de él y movido por mis instintos cerré mi brillante mano sobre su cuello y comencé apretar.

Y de repente vi la muerte de mi padre en una visión que le relate muy despacio y arrastrando cada palabra. La expresión de mi padre fue de puro terror.

Un soldado me sacó de encima de él levantándome por las axilas. El Sanguinario se levantó enseguida con el odio escrito en sus ojos. Pidió una daga. Mientras intentaba zafarme del agarre llegaron siete hombres más. Yo pensaba en mi muerte cuando golpeo mi pecho con la mano derecha justo en el centro, eso quería decir expulsión, no muerte. Sentenció con ese golpe que era un desconocido y quien me ayudara tendría la muerte por recompensa.

Me llevaron al campamento de vuelta y mandaron traer al herrero. Me sacudí como un loco pero no podía soltarme del agarre.

Fui mantenido inmóvil mientras el sanguinario recitaba palabras antiguas que me maldecían e iban siendo tatuadas en mi sien, pelvi, muslo y mano derecha. Durante todo el tiempo forcejeé mientras la tinta fue penetrando en mi piel para siempre. Mis ojos se salieron de las orbitas cuando mi padre dio la última orden. Un par de pinzas de tenazas se apretaron alrededor de uno de mis huevos y grité en un alarido cuando el metal se cerró y secciono uno de los testículos. Un dolor lacerante, un tirón y aunque a apunto de desmayarme mi cuerpo se encendió. Los soldados que me agarraban murieron al instante igual que el herrero.

Me arrastré hasta la salida después de volver a vomitar. Nadie dijo nada y mucho menos se interpuso, ni siquiera el cabrón de mi padre. El polvo que cubría el suelo de la caverna donde me refugié para coger fuerzas debía de llevar sal porque la herida cerró y me quedaron las cicatrices. Sobreviví a esa maldita tortura y a esa noche y aprendí a vivir como un paria en soledad. Sin ayuda de nadie.

Un siglo después terminé en Italia. Una noche salvé a un joven vampiro pero no a su madre que resultó ser una Elegida caída en desgracia. Devolví al chico con vida a su familia paterna y ese hecho llevo a que mi historia, la de un vampiro paria que ayudaba a la raza se difundiera y llegara a oídos de aquel que yo leí su diario en el campamento…Darius. El me llevó a la Hermandad, me presento al rey que no lo era en ese momento y me dio una oportunidad para seguir viviendo. Me alegro saber que ese macho que yo admiraba había sobrevivido a la crueldad del Sanguinario.

En Venecia y antes de ingresar en la Hermandad de la Daga Negra fue donde aprendí a calmar mis demonios a base de golpear otros cuerpos que se entregaban de forma sumisa y obediente. La crueldad que había aprendido de mi padre la canalizaba con el Bondage. Era mi válvula de salida a una rabia que no de tener escape podría ocasionar males mayores y muertes inocentes. Esa rabia y odio me hacía letal y mortal más de lo habitual.

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