viernes, 26 de marzo de 2021

RYTHE...47ª


                                                                     RYTHE.
                                               



Butch y Vishous Fated

Una vez que V se recuperó volví a mi habitación y ya solo éramos compañeros de piso y poco más. El seguía curándome cuando yo tragaba albinos cabrones y yo seguía guardando su espalda cuando luchábamos.

Iba camino del despacho de mi primo porque me había llamado. Toqué en la puerta y en cuanto me dio su permiso pasé. Todos incluidos Vishous estaban ahí.

— ¿Qué pasa?

— Siéntate poli — me pidió el rey.

— Estoy mejor de pie. Y repito la pregunta, ¿qué pasa?. Hay una fiesta sorpresa para mí.

— Es algo más serio que una fiesta.

— Pues al grano.

— Vishous quiere ofrecerte un Rythe por haberte faltado el respeto y engañado de la forma que lo ha hecho. También por haberte ofendido.

Fui hacia el mueble bar y me puse un whisky doble que me bebí sin respirar. Los miré a todos y clavé mi mirada en mi macho. Lo que se me ofrecía no era una broma, era algo muy serio…un Rythe era un ritual para salvar el honor y lo concedía quien había ofendido al otro. Si era aceptado el ofendido elegía el arma y atacaba al ofensor que se presentaba sin defensas.

— Como eres un macho vinculado uno de nosotros puede llevar el castigo a cabo en tu nombre— me hizo notar un serio Rhage.

— Acepto y gracias hermano pero lo haré yo. He sido yo el ofendido.

Un silencio sordo y oscuro se paró en el despacho. Vishous ni parpadeó.

— En media hora en el jardín para ir a la Tumba— sentenció Wrath.

— Estaré en el gimnasio.

Me machacaba en el gimnasio sin dejar de pensar en la locura, en la puta locura que iba hacer por el honor. Esta raza mía no tenía extremos o blanco o negro el gris no estaba en su escala. Pero que mierda se lo merecía por ser un cabrón egoísta y miserable. Miré el reloj y me fui a la ducha.

Durante casi media hora bebí vodka y fume liados sin dejar de pensar que esto era lo mejor, lo correcto para los dos. Lo había ofendido y de muy mala manera…de alguna forma tenía que pagar mi ofensa hacia el macho con el que estaba vinculado y emparejado. No me sorprendió que dijera que sería el quien llevara a cabo el castigo. El poli tenía los huevos bien puestos y no era la primera vez que lo demostraba.

Al fin había llegado la hora y flanqueado por Thor y Wrath fuimos hacia la Tumba en coche.

Rhage y Zdasdit me vinieron a buscar y fuimos hacia la Tumba. Volver a entrar en ese lugar me traía muy buenos recuerdos de mi aceptación en la Hermandad como hermano y Dhestroyer. Nos desviamos hacia la derecha y entramos en una cueva oscura. Antorchas fueron encendidas con la mente. El lugar me puso el fino vello que tenia de punta…era sin dudarlo una cueva del castigo. Sangre seca en el suelo, techo y paredes. Un olor a humedad y ocre en el ambiente. Y oscuridad a pesar de la luz. A la derecha los hermanos y a la izquierda una mesa de piedra con diversas armas encima y en el centro un poster de madera con cadenas y hasta una silla con un agujero en medio.

— Elige el arma Butch — me pidió el rey.

Pasé mis dedos por todas ellas y me decidí por un látigo de cuero duro de ocho puntas con flechas de acero afiladas en la punta.

Bien el momento había llegado. En cuanto decidió el arma me quité la camiseta que le pasé a Rhage y me coloqué frente al poster de madera. Thor cerró los grilletes en torno a mis muñecas y tobillos. Tensó las cadenas hasta que mi cuerpo quedó inmóvil y me preparé para el castigo.

— ¿Cuántos latigazos? — pregunté.

— Los que tú digas poli.

— Veinte. 

Y empecé a golpear su espalda siempre desde donde estaba mi nombre marcado hacia abajo. En cada latigazo dejaba un trozo de mi alma y tuve que tragar duro y respirar profundo para no soltar ni una lágrima. Cada vez que el látigo cortaba el aire antes de chocar contra su piel y abrirla haciéndola sangrar yo me estremecía.

Notar como mi carne se abría y sangraba me daba paz…una paz que hacía meses que no tenía. Sabía muy bien lo duro que esto estaba siendo para Butch pero era necesario. Era lo justo. Y se lo debía.

Al fin terminé con los veinte latigazos y deje el látigo en su sitio. Miré mi “trabajo” y tuve ganas de vomitar.

— Ocupaos de Vishous. Necesito estar solo y coger aire, iré caminando a la casa. — Sin esperar respuesta salí corriendo del lugar y en cuanto perdí de vista la Tumba vomité y lloré.

 Amanecía cuando llegué al Pit. Entré en la habitación de V y le di la vena de mi muñeca para que se alimentara y así sanara antes y con pocas marcas. Cuando terminó volví a mi habitación pero antes de salir…

—Vuelve a llevarme al filo del abismo para que mire dentro de él y por mi linaje que te mataré con mis propias manos.

— Era lo correcto.

— Me importa una mierda lo correcto. Si tienes los cojones de volver a ese ático con un sumiso que no sea yo acabaré contigo aunque sea mi muerte. Y lo digo muy en serio. Ahora descansa.

Dos semanas tardé en curar de las heridas y gracias a beber la sangre de mi macho solo me quedaron cinco marcas, las más profundas. Pero nuestra situación seguía siendo la de dos amigos que compartían piso y poco más. Era insoportable.

Después de una buena pelea y darle luz al poli ahí mismo en el callejón nos fuimos todos a tomar unas copas en el Zero Sum. Yo jugaba con mi vaso y miraba a Butch que reía ante una ocurrencia de Rhage.

Uno a uno los hermanos se fueron yendo y nos quedamos solos frente a frente.

— ¿Esta situación va a durar mucho poli?

— No sé a qué te refieres.

— Pues siendo solo compañeros de lucha y amigos que comparten piso.

— Es lo que tú quieres.

— Yo no…

— No me jodas Vishous…antes de que te hirieran lo dejaste bien claro. Y no creas que he olvidado lo de irte al ático sin mí pero si con otros cabrones sumisos.

— Vaya, así que eres rencoroso.

— Contigo sí. Cuando uno tiene pareja los problemas se solucionan hablando y no jodiendo al otro.

— Te extraño Butch.

— Pues te jodes. Yo no.

— Mentiroso.

 — ¡Vete a la mierda!

— Esta bien te dejo tranquilo poli.

— Sígueme sin abrir la puta bocaza Vishous.

Se levantó y tal como me ordenó lo seguí hasta un privado. Entramos, cerró las cortinas y me vi empujando contra uno de los sillones de cara a la pared, como un chico malo. Me subió el abrigo y con una daga me rajó el pantalón de cuero en el mismo centro de mi culo. Oí como se abría su bragueta y se colocaba a mi espalda. Colocó su capullo en mi entrada y se empujó dentro de mí con furia.

— ¡¡Maldito cabrón!! — esa entrada había dolido.

Apartó de mi cuello la solapa del abrigo y se clavó en la vena de mi cuello con la misma furia. Empezó a moverse mientras tiraba de mi vena y tragaba mi sangre como un poseso. Mi culo gruñía de dolor y del roce seco de su polla en las paredes del interior de mi ano.

No quería haberlo tomado así pero aun tenia rabia dentro de mí y deseaba a ese hijo de puta no solo porque fuera un macho vinculado, lo deseaba por lo que era y lo amaba por lo mismo. Llevaba demasiado tiempo sin hacerlo mío y hoy lo marcaria desde dentro hacia fuera. Mientras me lo follaba el olor de mi marcaje flotó hasta posarse sobre su cuerpo. Clavé más profundo mis colmillos en su cuello y entré más profundamente en su culo. Sin salirme golpeé varias veces mis caderas contra sus nalgas duras para seguir follándomelo con rudeza.

Puta ostia si no me estaba gustando como el cabrón del poli, me estaba haciendo suyo para dejar bien claro que era mi dueño. Mi culo estaría dolorido por días. Mi cuello tendría un gran hematoma. Y el olor de su marcaje estaría por días sobre mí aunque me duchara. Mis nudillos se pusieron blancos cuando mi propio orgasmo me asalto por sorpresa contra la parte delantera de mi pantalón de cuero y me hizo temblar cerrando mis nalgas alrededor de su polla.

Mi polla se vio apresada por su culo y mi orgasmo estalló llenándolo de mi simiente por dentro y hasta el fondo. Gruñí cuando me corrí y solté su vena. Cerré la herida con mi lengua muy despacio, saboreando en mis papilas gustativas su sangre caliente y sabrosa. Me salí guardando mi polla en su nido.

— Te espero en el coche — le cogí un liado, lo encendí y me fui para el Escalade.

En cuanto salió me senté dando un brinco y empecé a reír como un loco. El mejor polvo de mi puta vida. La madre que pario al puto irlandés de los huevos. Un pantalón de cuero a la mierda pero coño si valió la pena. Me levanté y fui al coche. Entre sin abrir la boca y con una sonrisa en los labios.

Legamos al Pit y cada uno se fue a su ducha. Vishous se metía en la cama cuando entré y me acosté en mi lado. Apagué la luz y ya en la oscuridad una sonrisa se escapó de mi boca.

Ahora todo estaba de nuevo en su lugar…estaba bien. Como debía de ser.

2 comentarios:

  1. Cada capitulo es mas interesante y brutal. Gracias por compartir. Bss.

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  2. Muchas gracias por leernos y dejarnos un comentario. Te lo agradecemos con el corazón. Y nos gusta que te guste cielo. Mil besakos.

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