viernes, 31 de julio de 2015

MAÑANA...9ª



                                                                         

                                                                    MAÑANA

                                             




Butch y Vishous Fated

Genial, todos se quedaron mirándolo con cara de que *coño te pasa poli*, cuando salí del baño, me negué a mirarte y puso una fingida sonrisa para que nadie preguntara. El guaperas vino hacia mí y me dio una palmada en la espalda que por poco me saca los pulmones por la boca.

—Estamos de suerte poli, no lo llevamos a casa y para tu perra suerte, te tocará cuidarlo.

—Está bien no hay problemas.

Entre Phury y Rhage lo ayudaron hasta llegar al coche, mientras lo hacían sentí el olor a Océano a mi lado.

— ¿Va todo bien Butch? — La mire sus sonrisa era tranquilizante y su mano en mi brazo confortable.

— Si Marissa todo bien, sabes algún día tendríamos que salir a cenar, si no tienes ningún compromiso.

— Nos veremos en la casa.

Su beso en la mejilla me dejó indiferente, pero me llenó de paz.

—!!Eh cachorrito!! Esperamos por ti.

Me despedí de la dama y subí al coche. Phury conducía, Vishous estaba en el asiento del copiloto y yo quede sentado entre Z y Rhage. Joder me rodeaba un halo de mala hostia, mezclado con profunda tristeza, como la vez que perdí a mi hermana y no me gustaba nada estar volviendo a sentir eso. Cuando me di cuenta tenía la mirada de los cuatro roperos empotrados fijas en mí, era imposible...alto...coño si su amigo leía la mente, podría ser que estos también.

Hora salir por peteneras o sea por otro camino.

— ¿Podremos comer algo cuando lleguemos? Mis tripas rugen de mala manera y por eso la mala cara! Entendido!

—Si tú lo dices cachorrillo, será eso y claro que podrás comer.

Me calce la gorra de forma que mis ojos quedaran escondidos y recé para que no tardáramos en llegar a la casa.

Muy a pesar del miedo que sigo sintiendo por lo que ha estado a punto de ver no puedo ignorar lo que le he oído hablar con la rubia tocapelotas de la relamida de la jodida glymera. Cenar. Ya. Claro. Hijo de perra...

Me dejo caer sobre el asiento del copiloto sin decir ni media palabra. ¿Para qué? Ni yo estoy con él ni a él le interesaría meterse en lo que sea que fuera a llamarse lo nuestro, porque me niego a llamarlo una "relación".

Sé que le he herido, que sólo quería ayudarme —o lo que sea que quisiera demostrar con lo que ha hecho, joder— y que yo la he jodido. Otra vez.

Apoyo la cabeza contra el cristal. El silencio es jodidamente atronador. Estoy a punto de estirarme para poner algo de música y acallar los jodidos pensamientos de los demás —pero, sobre todo, los del poli— cuando se pone a hablar. La tensión puede cortarse con un puto cuchillo y la mentira que sale de la boca del castaño es como otra puta bala perforándome el jodido pecho y llevo mi mano ahí, frotando ligeramente.

Joder ya. Vale, se acabó. Él no es para ti, mamón de los cojones, no lo es. Ha encontrado a Marissa, pues déjale ser feliz. Punto. Ni tú le convienes, ni eres tú a quien desea.

¿Lo que ha pasado en esa jodida habitación? Síndrome Vampírico Agudo. Nada más.

Sí, trata de auto convencerte, V, a lo mejor incluso lo consigues. Hay que joderse.

Joder por fin en la puta casa y la cosa no pintaba mejor. El silencio en el coche hasta ahí fue asfixiante y muy agobiante o sea una puta mierda. Al llegar nos sentamos a comer y el amable mayordomo de las otras veces estuvo muy pendiente de mi amigo y su cara reflejaba la alegría de que estuviera bien y en casa.

Me obligue a comer si no quería que me estuvieran cosiendo a preguntas, en ningún momento mi mirada quiso toparse con la tuya ya me lo habías dejado bien claro, si lo hubieses gritado no lo hubiese oído tan claro. Ahora no me parecía mala idea lo de que me ignoraran.

Oía las risas y las pullas de los demás, respondía automáticamente a las bromas que el guaperas me daba y gracias a

Dios la putacenadeloscojones término.

El guaperas te ayudo a llegar a la habitación y te acomodo en tu cama. Dios si no tenía ganas de zarandearte y que dijeras algo cabronazo hijo de puta, joder la pena era un dolor que te quemaba por dentro y te hundía en la puta miseria, además de dejarte...

Al diablo con todo, cogí el pantalón de uno de los pijamas de seda y fui al baño, una buena ducha, un buen vaso de whisky y a la cama, así lo quería, así lo tendría.

Amigos y una puta mierda este tío no olería, ni vería a un amigo aunque lo tuviera delante, eh alto Butch, tú te considerabas su amigo, era el quien no quiso, ni quiere esa amistad, así que le den por el culo. Me tomaría esto como lo que era y solo contaría con él y con los hermanos para que le cubrieran y cubrirles las espaldas cuando estuvieran luchando.

Pediría un cambio de habitación mañana por la mañana, lo más alejado de su habitación, se acabó.

Le observo ir y venir por la habitación, coger un pantalón de pijama y dirigirse al baño. Mierda, si en mi vida había sentido remordimientos o culpa, ahora lo hacía. ¿Por qué? Bueno, en realidad no he hecho nada, ¿no? Sólo no quiero que vea lo que... bueno, lo que no hay ahí abajo. Punto. ¿Tan difícil es entenderlo sin necesidad de ponerlo en jodidas palabras? La hostia.

—Poli. —Me ignora y sigue avanzando hacia el baño. Mamón, como me haga levantarme lo voy a matar—. Butch, escúchame, joder.

Me incorporo en la cama y hago una mueca cuando los putos puntos tiran de mi piel. Aparto las sábanas de mi cuerpo y saco las piernas por el borde del colchón, armándome de valor para levantarme, teniendo que agarrarme al puto poste de madera.

—Cabrón de mierda, ¿qué cojones he de hacer para que me escuches? —digo respirando hondo para mitigar el puto dolor que me causa la jodida herida, pero parece que por fin capto su atención y sus ojos me miran entre cabreados y preocupados—. Genial, ahora, solo te diré esto una vez. No soy alguien sociable, nunca lo he sido. En los tres siglos que llevo viviendo, solo he dependido de mí mismo y no solo porque así lo quiero yo. ¿Los tatuajes? Son putas advertencias. Tienes razón, no me los hice porque me dio la real gana, me los hicieron contra mi voluntad. Nunca me he acercado a nadie, ¿entiendes? Jamás.

Solté el pantalón y en dos zancadas estaba a tu lado, soltándote la mano del poste y ayudándote a acostar, acomodé tus almohadones y te coloque la sabana mejor.

—Estate quietecito ahí voy a darme una ducha y hablamos, quieras o no quieras— Volví a coger el pantalón y me fui hacia el baño, te silbe para que me miraras. —Eh vampiro la próxima vez que te levantes así y teniendo en cuenta de que estas desnudo, que te gustan que te toquen, pero no que te miren agárrala mejor, la sabana digo, porque para tu perra suerte he visto algo.

Tu gruñido de cabreo desato mis carcajadas y así me duche con una sonrisa tonta en la boca, por sus pelotas que le haría entender a ese vampiro cabezón que ahora no iba a estar solo. Salí secándome el pelo y joder estabas en todo había sobre tu mesa de noche una botella de whisky y otra de vodka, tiré dentro del baño la toalla y me senté en el filo de tu cama, a tu lado con una pierna doblada. Cogí el vaso que me ofreciste y después de beber encare tu mirada.

Me dolió y no entiendo porque lo que había en tus ojos brillantes, hablaba de tantos sentimientos que me sentí honrado por poder ser su amigo. Sin dejar de enfrentar tu mirada, mi boca volvió hacer más rápida que mi cerebro, como no.

—Hace un minuto estaba decidido a marcharme de esta habitación y lejos de tu compañía, pero no soy de los que huyen cuando las cosas se ponen difíciles y por mis pelotas que tú me las pones mamón. Con lo que me has dicho antes entiendo muchas cosas, aunque no todas, pero no va hacer que me largue de tu lado. Te lo dije en el hospital, me importa una mierda tu pasado, todos lo tenemos, y respetare que no me quieras contar tus cosas, son tuyas. Que no eres sociable, créeme lo he captado, pero habértelo pensado antes de salvarme el culo aquella noche en el callejón cabronazo, no buscaba nadie que me salvara, buscaba alguien que tuviera los cojones de pegarme un tiro o una cuchillada para acabar con mi puta vida y con unos recuerdos que todas las noches me producen pesadillas, así que si me oyes gritar no te asustes ya sabes por lo que es. Tampoco he sido muy sociable, pero siempre por mi trabajo y en honor a mi hermana he intentado ayudar a los más desfavorecidos en esta miserable vida, por eso, en parte me hice policía. —Respire hondo y pegue otro trago a mi copa— No soy capaz de mantener una mujer a mi lado, si no es una prostituta y siempre acaban largándose me emborrachaba todas las noches porque era la única forma perder la conciencia hasta un nuevo amanecer. Lo tuyo es más duro que lo mío, mi único tatuaje y que no es visible, me lo he hecho yo porque he querido y para no olvidar, aunque eso sería muy dificil,mataria al hijo de puta que te hiso eso en tu sien izquierda, pero no puedo evitar que me fascinen y me gusten y a la mierda con lo que diga, tú vampiro al igual que tus hermanos sois hombres de valia,honor y lealtad y lucháis porque vuestra raza no se vaya a tomar por culo, es más de lo que hacen los que son humanos como yo, que se matan los unos a los otros. No sé qué me ata a ti, pero sé que eres muy importante para mí, y ni siquiera sé—cerré los ojos, respiré hondo y los volví abrir mirándote— porque deseo besarte o porque me atraes como una araña puede atraer a una mosca, y joder mucho menos se porque deseo tocarte y sentir que te corres en mis manos, sólo sé que no soy gay, ni me gustan los hombres, pero tú me atraes mamón y me importas y me preocupas y me dolería hasta el alma si decides no ser mi amigo. Respetare tus silencios e incluso que no quieras hablar de lo que paso en el hospital o en el jardín, pero coño vampiro no vuelvas hacer un bloque de hielo conmigo, no lo soporto y me duele. Soy tu amigo para lo bueno y lo malo, puta suerte la tuya por salvarme el culo cabronazo.

Deje el vaso y cogí la botella bebiéndome la mitad a morro y desvié mi mirada, sentía pánico por lo que pudiera ver en ellos y temor ante tu reacción.

Me acabo mi propio vaso de vodka mientras le escucho hablar. Síp, la mayoría de esas cosas son más que obvias. ¿Qué quería morir? Sí, bueno. ¿Y quién no? Cierro los ojos y espero a que termine de hablar. No sé por qué, pero que se haya decidido a ser mi amigo —o lo que sea— me hace sentir bien... especial, en cierta forma. Hay veces en las que pienso que si no fuera como soy, tal vez podría llevarme bien con más gente, ser algo más... sociable. Yo qué sé, algo.

Pero la vida me ha tratado a patadas. Todo lo que he aprendido en el pasado es que no puedes confiar en nadie, ni siquiera en ti mismo y ahora se me presenta este humano —o vete tú a saber qué cojones es, sinceramente— y desbarata todas mis creencias.

Dejo el vaso sobre mi regazo y le miro. No quiere enfrentarme, supongo que es normal después de haber largado tanto de su propia vida, pero necesito saber qué cojones vio.

—Has dicho que has visto "algo" —digo en voz baja, casi ronca—. ¿Qué es lo que has visto exactamente?

Coño gran embolado y me tengo que preparar para su reacción, porque si lo que vi es lo que le hiso tener ese ataque de pánico en el hospital, va hacer bien jodido, pero que demonios no lo puedo engañar.

—Vi que fue lo que causo tu pánico en el hospital y casi me dejas sin mano cuando cerraste tus piernas. Entiendo ahora porque no te desnudaste delante de mí—levante mi mirada y te enfrente—y si piensas que por eso eres menos hombre, estás equivocado. La valía de un hombre no se mide por lo que le cuelga entre las piernas, se mide por su valor, su honor y de eso tú tienes de sobra, incluso eres más hombre que yo y que te jodan si piensas que voy a dejar de ser tu amigo por eso. Escúchame bien eres un hombre completo tío, más completo que algunos que conozco e incluso que yo mismo y no deberías avergonzarte por ello, así que la próxima vez déjate de mariconadas.

Aprieto las mandíbulas y cierro los ojos. Sí, bueno, no creo que fuera a decir lo mismo si supiera quién y cómo me hizo... eso. Mierda. No quiero que nadie sepa de esto, es algo... demasiado privado, doloroso y una de las putadas más grandes que mi padre me hizo.

Paso mis manos por mi pelo, mis dientes chirrían. Si él lo ha visto, Havers seguramente que también, ¿no? Hostia puta.

—Dime que nadie más ha visto... eso —digo masticando cada palabra. Como ese imbécil lo haya visto va a morir, eso lo tengo muy clarito. —Me asegure de que no lo hicieran, no era necesario dejarte completamente desnudo mientras te operaban, luego fui yo quien te quito los pantalones pero sin quitarte la sabana de arriba, por eso estabas desnudo, quería que estuvieras cómodo para que pudieras descansar.

Otra vez uno de esos silencios que me ponían los nervios de punta y me dejaban sin aire, pero era tu mirada de dolor lo que tenía mi corazón hecho trizas, coño no quería ver ese dolor en tu mirada, quería que fuera feliz joder.

—Vishous estate tranquilo nadie más lo ha visto y tu secreto se irá a la tumba conmigo, jamás lo utilizare para putearte, te lo juro tío, confía en mi joder, por una vez en tu puta vida, confía en alguien, en mi joder.

Extrañamente, le creía. Butch no era de ese tipo de personas que van por ahí cotilleando lo que acaban de descubrir.

Él no era como Rhage y lo agradecía enormemente.

—Te creo —digo, enfrentándome a sus ojos—. Sé que no lo dirías, al igual que no difundirías nuestra existencia. Eres leal, poli. Lo sé.

Frunzo el ceño un instante. Apenas recuerdo qué cojones pasó en ese callejón. ¿Maté al hijoputa? ¿Lo hicieron los demás? ¿Hirieron a Butch?

—Oye... ¿qué pasó en el callejón? Apenas recuerdo nada.

— ¿Aparte de estar controlando todo lo que yo hacía mamón? Te cargaste a dos antes de ponerte como escudo humano, la próxima vez no lo hagas, me llamaste listillo y luego te dispararon. Te vi caer de rodilla pero no podía acercarme a ti porque un puto blanco de los cojones no me dejaba Z, puso una daga en mi mano, me lo lleve por delante y corrí hacia ti en el momento que el hijo de puta que te disparo iba hacerlo de nuevo. Disparé la daga y bingo a tomar por culo, luego me acerque hacia ti, al principio no te toque, pero cuando no respondiste a la llamada, te tendí sobre el asfalto y grite a los demás que estabas herido. En un minuto todo había acabado y nos rodeaban. El guaperas quiso hacerse cargo de ti y no lo deje, el tranquilo Phury fue quien me convenció de que le dejara mirar como estabas y su cara me dijo lo que yo ya sabía, que te morías, el resto ya lo sabes.— Coño como dolía decirlo en alto—me pase el puño de mi mano libre por la zona donde estaba el corazón—dolía— Si te hubieses muerto no me lo hubiese perdonado en la vida vampiro.

— ¿No te hirieron? —Sé que mi pregunta es estúpida, pero sé que con él me lo puedo permitir. A tomar por culo yo. Lo importante era él.

El sentimiento que flota en el aire es el mismo por ambas partes. Supongo que hay algo en marcha entre nosotros, pero vete tú a saber el qué.

—Si te hubieses muerto no me lo hubiese perdonado en la vida vampiro. Joder, claro que no estoy herido, fuiste tú el único que salió mal parado esta noche. Tiene gracia por poco te mueres y te preocupas por si tengo un rasguño.

Esta vez no era un silencio incomodo, para nada, solté la botella, puse mi mano en tu nuca y peque mi frente a la tuya, dios era una bendición sentir tu calor de nuevo.

Podía parecer una gilipollez. O tal vez no. Pero saber que estaba bien, que no le había pasado nada era todo un alivio. Su olor inunda mis sentidos y siento cómo mis colmillos escuecen. La sensación de que me pertenece es demasiado fuerte y ahora no puedo ignorarlo. La calidez que desprende el cuerpo de Butch es demasiado intensa y cierro los ojos mientras mi mano enguantada pasa por la nuca del poli, obligándole a acabar de acercarse para dejar que nuestros labios choquen los unos con los otros.

Mi otra mano lo obliga a prácticamente recostarse sobre mí, necesitando más de ese contacto y joder si entiendo por qué. Jamás me ha gustado esto, siempre he intentado estar lo más apartado de mis "amantes" como me ha sido posible. Siempre en el anonimato, siempre con restricciones, siempre lo que yo deseaba, cuándo lo deseaba y cómo.

Pero es tan diferente con él. No es como mis sumisas o mis sumisos. Es... no lo sé. Sé que va mucho más allá que simple deseo y no quiero admitirlo. Tengo miedo de que lo que he visto sea el final del poli y en ese momento yo también moriré.

Ahí estaba otra vez ese sentimiento de que era mío, de que pertenecía por ley. Supe en cuanto sentí su mano en mi nuca como iba acabar este acercamiento y a la mierda con todo, con mi religión que dice que dos hombres juntos es un pecado, con el hecho de que no me gustan los hombres, a la mierda con mi puta conciencia y quien sabe mañana tendré tiempo de los remordimientos. Esto es lo que quiero ahora, la boca de V en la mía, la calidez de su cuerpo y tal vez, sólo tal vez algo de lo que ya he tenido antes con él. Lo necesito para saber que no lo he perdido, que está bien y que está conmigo. Esos labios saben a miel y ese calor con aroma a vodka desata mis instintos más bajos.

Me apretó todo lo que puedo a él y con cuidado para no tocar su herida, a su cuerpo y profundizo en el beso.

Jadeo dentro de la boca de Butch y mis caderas se elevan por voluntad propia contra las del otro, exigiendo más contacto. Me separo un momento y tironeo del botón de sus pantalones. ¿Por qué cojones ha tenido que vestirse otra vez?

—Fuera, ahora —digo refiriéndome a la maldita prenda.

Sin saber porque obedezco y tiro de mis pantalones a la vez que aparto las sabanas que te cubren, despacio y con cuidado subo hasta tu cama y te apretó con sumo cuidado contra mi cuerpo, recostándote contra mí, mientras mi boca saborea la tuya y mis manos vuelan por tu espalda acariciándotela. Esto es una locura, estoy metiéndole mano a un tío, lo estoy besando y encima me está gustando, pero mi vampiro, ahí estaba de nuevo el mío de los cojones, pero qué coño mi vampiro no era un hombre cualquiera, era Vishous y era el quien estaba conmigo y eran las caricias de él las que quería y sus besos.

Al diablo con todo hoy era hoy, mañana seria mañana.

Fijo mis ojos en la puerta de la habitación y corro el cerrojo. No fuera a ser que alguien entrara en la puta habitación. Conociendo a Hollywood, el muy mamón ni siquiera se molestaría en llamar antes de abrir.

Vuelvo mi atención al poli y algo cruza mi mente, algo que sé que está prohibido y que podría resultar fatal para el humano, pero qué coño. Lo quiero, lo necesito y a quien no le guste, pues que le den. Me separo un momento y lo miro a los ojos. Mortalmente serio.

—Quiero que bebas de mí —digo mientras mi mano enguantada le aparta el pelo de la cara.

—¿Quieres que beba whisky de tu boca?Joder V llegados a este punto eso me parece muy erótico y teniendo en cuenta donde estamos y lo que estamos haciendo de lo más normal, bueno supongo que entra dentro de lo normal, vamos digo, no es que lo haya hecho antes, en fin. Coño V parame cuando desvarió de esta manera, coge un trago de whisky y dame el morreo antes de que me muera de la vergüenza tío y en un futuro no preguntes, actúa, vale cabrón.

No puedo evitar sonreír y una pequeña carcajada se escapa de mi pecho.

—Idiota, quiero decir que bebas de mi sangre. —Niego y me incorporo un poco, haciendo una pequeña mueca al hacerlo—. Lo digo en serio. Quiero que... lo hagas. Quiero que bebas de mí.

Síp, definitivamente he perdido los pocos tornillos que me quedaban en la sesera. Jamás he dejado que nadie beba de mí. Ninguna de mis sumisas lo ha hecho o ninguna hembra, en general. ¿Por qué quiero que lo haga él? No lo sé. O sí, pero me niego a analizar el puto asunto más allá de lo que siento que es... correcto. Me quedo sentado en la cama, mirándolo como si se hubiese vuelto loco, ¿dónde cojones estaba el chiste?

— Vishous estás loco de remate, pero supongo que lo sabes y que solo es una observación. Aunque quisiera hacerlo, que no te digo que no lo haya pensado, ¿cómo se supone que lo voy hacer? — Cojo aire — y ¿no es una puta locura? Coño vampiro el de los dientes grandes aquí eres tú, a mí no me crecen y no podría morderte, aunque lo deseara y además ¿qué pensarían los demás?

Haber poli cálmate, la idea en el fondo no es tan descabellada y cuando tú le has pedido que bebiera de ti lo ha hecho sin hacer preguntas, con plena confianza aun sabiendo que no lo alimentarias. Pues bien confianza por confianza, eso era ser amigo. Lo mire y enfrente su mirada.


—Está bien ropero empotrado, beberé de ti, así que dime como coño lo hago.

—Si te preocupa la posibilidad de que vayas a convertirte, no te preocupes. No podemos transformar a humanos —digo mientras sacudo la cabeza—. Alcánzame una de las dagas pequeñas que hay en el fondo de mi armario —respondo mientras me incorporo un poco.

No me lo pensé y me levante en busca de la daga, dios el ropero del vampiro era como había imaginado, ausencia de color y toda la ropa negra, negué con la cabeza sonriendo, porque no me extrañaba. Cogí la daga y por primera vez la pude ver con atención, era preciosa y muy bien labrada, con el peso justo y afilada lo necesario para hacer su trabajo. Mortífera pero bella.

Volví a sentarme delante de el en la cama y un detalle no se me paso por alto, estábamos desnudos y V no se cubría, no pude evitar sonreír cuando le pase la daga.

—Oye capullo no tengo ningún temor a convertirme en lo que tú eres y haciendo gala de mi sinceridad, alguna vez me ha apetecido morderte, sobre todo cuando...bueno tú ya me entiendes cabrón.

Cojo la daga y le miro con seriedad.

—Aún no te he dicho cuál fue la visión que tuve. La que tuve cuando te besé en el jardín —apunto, jugueteando con la yema de mi dedo y la punta de la daga—. ¿Quieres saberlo?

Dios bendito si no me puso cachondo verlo jugar con la daga, con disimulo me tape un poco con la sabana y lo mire con curiosidad.

—Soy todo oídos vampiro, sorpréndeme, porque teniendo en cuenta lo mal que te pones cuando tienes las visiones habrá que escucharte y hacerte caso, no creo que sea para tomárselo a broma, no señor.

No me pasa desapercibido su gesto y siento la tentación de sonreír, pero me contengo y alzo mi mirada hacia la suya.—Te vi. Pero... estabas cambiado. Eras... más grande y tenías colmillos. —Hago una pausa—. Estabas... estabas rodeado de oscuridad, no sé por qué o qué significa eso.

Dios, duele recordar la puta visión, sobre todo por los posibles significados que eso puede tener.

—Y después... —Tomo una profunda bocanada de aire— yo iba a tocarte con esta mano —digo levantando mi mano maldita con el guante de cuero.

—Hostia puta me estás diciendo lo que creo que me dices y créeme eso es imposible mi padre es humano, el sol no le hace daño y es el mayor hijo de puta que haya parido mujer, pero vampiro te digo que no y mi madre es solo una mujer humana devota de dios y ocupada con su familia, hasta la muerte de mi herm... Así que eso sería imposible ropero empotrado, a no ser que creas en los milagros y ya te digo que no existen y en cuanto dejarme toca por tu mano sin guante, tendría que estar muy borracho para dejar que lo hicieras. Joder vale que no valoro mi vida, pero dejarme achicharrar por tu mano no es una muerte que me agrade. En cuanto a la oscuridad que ves, esa me acompaña desde, bueno desde hace mucho tiempo.

—Lo sé, aun así... Mis visiones nunca se equivocan. —Niego con la cabeza y suspiro—. Bueno, supongo que lo sabremos a su debido tiempo. Volviendo a lo que estábamos a punto de hacer... ¿De dónde prefieres beber? ¿De aquí? —Apoyo la punta en mi muñeca derecha de la mano buena—, ¿o de aquí? —Apoyo la punta en mi garganta—. Tú eliges.

—De tu cuello—solo imaginarlo mi soldadito se pone duro y se alza como una bandera, a la mierda, verte con esa magistral daga jugando cerca de tu cuello, hace que desee lo que quieras darme, porque mi olfato de policía me dice que jamás has dado tu sangre a nadie y si lo haces conmigo es bueno, es señal de que empiezas a confiar en mí y eso me pone más duro aun.

Sonrío y te paso la daga para que la cojas por la empuñadura.

—Supongo que sabes que esto jamás lo ha hecho nadie conmigo. No les he dejado. Nunca —digo mientras ladeo la cabeza y cierro los ojos—. Haz los honores, poli.

Vaya no me equivocaba, seré el primero que beba de su vena, bueno si eso no era confianza no sabía que puñetas lo era y además me daba la daga para que yo hiciera el tajo, pues bien a ello y que fuera lo que dios quisiera. Me gustaría que nadie más bebiera de él, de su vena, ser yo el único que lo hiciera, eso sería perfecto, porque al único que dejaría beber de la mía seria a él, como ya lo ha hecho.

Ajusto la sabana a las caderas y me pongo de rodillas en la cama frente a ti, que estas de igual manera, cojo la daga y hago un corte certero cerca de tu yugular. No entendía nada, pero fue ver tu sangre correr y desee con unas ansias locas que desconocía en mí, beber ese hilo profundo de sangre que estaba empezando a correr, cuello abajo.

—Abre los ojos Vishous, ábrelos, quiero que veas quien bebe de ti.

Hasta que nos los abriste y me miraste, no pase la lengua por lo que empezaba a correr cuello abajo, seguí el rastro hasta que llegue a tu vena y empecé a beber. Era como el mejor chute de heroína pura sin adulterar, como el vino más añejo y caro del mundo.

Una sangre fuerte, poderosa, llena de vida y que corría por mi garganta hasta mi estómago como un buen whisky de malta. No sentí asco, no me dio arcadas, sólo bebí de ti y de tu vena.

Abro los ojos cuando me lo pide y sé que mis ojos están encendidos como un par de focos y al sentir sus labios cerrándose en la herida, no puedo evitar estremecerme. Mis brazos rodean su cintura, atrayéndote más hacia mí y siento sus manos posándose en mis hombros. Un gemido ronco escapa de mi garganta en un gorjeo y siento su calor elevarse más de lo normal en un humano. El aroma puro a excitación llena la habitación y una de mis manos se cuela bajo la sábana que le tapa la parte baja, rodeando la polla dura y erecta del humano, que gime. Solo espero que lo que creo que he visto sea correcto, porque esto podría matarle, pero debo confiar en mi "don".

Me sentía en la misma gloria, el paraíso tenía que ser algo así, estaba bebiendo de su vena a la vez que me pegaba a él y una de sus manos se ocupaba de mi erección, cuando un dolor en mi estómago, seguido de un sudor frío y unas arcadas hicieron su presencia.

—Coño V no estoy bien.

Es lo que pude decir contra tu vena, antes de caer de espalda en la cama, doblado en mí mismo, aterido de frío, sudando, con arcadas y lleno de dolores, parecía que una mano con garras había cogido mi estómago y le había dado la vuelta. Mi sangre, cuando se mezclada con la tuya, parecía correr en vez de ir a su ritmo y mi corazón se aceleró como un coche de carreras de fórmula. Te sentí a mi espalda, sentí la calidez de tu pecho y tus brazos rodeándome, no llegaba a escuchar tus palabras, pero tu calidez y un paño frio en mi frente hicieron que me agarrara a ti y me pegara más a tu cuerpo. Sabía con certeza que no me dejarías solo en lo que cojones me estaba pasando y esa certeza hizo que me enrollara más en mí y empezara a sollozar, me daba igual, eras tú.

Cuando se separa de mí, mi expresión cambia a una de absoluta preocupación. Mierda santa, ¿qué cojones he hecho? Me desmaterializo al puto baño, mojo una toalla y vuelvo a materializarme en la cama, abrazándote contra mi cuerpo mientras paso el paño por tu rostro.

—Tranquilo, todo estará bien —susurro mientras me maldigo mentalmente. Sí, probablemente al ser mi sangre tan pura no le ha sentado muy bien—. Tranquilo, nallum, estoy aquí, ¿cierto? Intenta relajarte un poco.

No sé el tiempo que había pasado, hasta que los dolores fueron remitiendo, mis sollozos calmándose, mi sangre empezó a marchar a su ritmo y el corazón se fue tranquilizando, mi estómago había vuelto a su sitio y fui consciente de que me tenías entre tus brazos y que me decías una retaría de palabras para calmarme, en mi idioma y en otra lengua que no entendía. Gracias a dios el sudor frio paso y volvía a estar cálido y lo que más me gustaba coño estar entre tus brazos. Sin soltarme de ti, no me apetecía, fui estirando mis articulaciones parecían que volvían a funcionar y solo entonces te mire. La preocupación en tu mirada me dejo fuera de juego.

—Estoy bien vampiro, de verdad, ya paso, quita ese entrecejo fruncido, coño te van a salir arrugas antes de tiempo… ¿Qué significa Nallum?

Suspiro aliviado y entierro mi rostro en el hueco de tu cuello. Dios, pensar que todo esto ha pasado por mi culpa...

—Lo siento —murmuro. Mierda, nunca he sido alguien que se disculpe o dé las gracias pero a tomar por culo—. No importa lo que signifique, joder. No debí pedirte que lo hicieras. Me llenaba de un sentimiento que desconocía tener tu cara enterrada en el hueco de mi cuello, pero esa disculpa no me había gustado. Acaricié tu pelo y suspire llenándome de tu olor de macho.

—Escúchame bien vampiro, nadie me obligo lo hice porque me dio la gana, de no haber querido no lo hubiese hecho, pero no solo me gusto, si no como bien comprobaste me puso muy cachondo. El simple hecho de verte jugar con la daga me puso la libido por las nubes y haber sido el primero que bebía de ti, un honor que jamás en la vida voy a olvidar y que siempre recordare. Mmmmm ¿cuándo repetimos?

—Pero podrías haber muerto —digo mientras sacudo la cabeza contra tu cuello—. Joder... —Eso me habría matado, termino en mi mente—. ¿Estás bien?— Sonrío contra tu cuello, está claro que te has vuelvo loco de remate, más de lo que ya estabas.

—Quieres tranquilizarte, estoy muy bien, lo que fuera que sucedió por beber de ti, ya ha pasado, así que tranquilízate, ya veremos a donde nos lleva haber bebido de ti. Sabes que estoy pensando en sacarte la sangre y venderla en el mercado negro, joder eres mejor que un chute de heroína pura tío.

Saque tu cabeza de mi hueco, agarré tu cara y te bese, sin más, porque quería, necesitaba hacerlo e intuía que era lo que tú también necesitabas.

Profundizo el beso un instante y después te miro a los ojos, ligeramente divertido.

— ¿Y cómo lo clasificarías? ¿Afrodisíaco? ¿Droga de diseño? ¿Veneno cien por cien eficaz? —Me golpea el hombro ligeramente y sonríe, llamándome mamón y mí sonrisa se hace más amplia—. Pero en serio, no calculé las cosas como era debido.

—Vale ya V no te fustigues más tío, estoy bien o eso creo y ni tú mismo sabias lo que podía pasar, las consecuencias de los actos a veces solo se pueden medir cuando han pasado, no antes, vale, así que déjalo ya. Y la etiqueta pondría: Afrodisíaco, con una pizca de veneno y algo de droga, porque joder si no eres adictivo vampiro. ¿Cómo cerraras la herida? Aún sangra un poco y no tengo fuerzas para volver a pasar mi lengua por ahí capullo. Pero no me importaría en un futuro, repetir

—No te preocupes por eso, se curará sola en unas pocas horas —digo mientras me incorporo un poco y te muestro la herida que ya ha empezado a cerrarse—. Ventajas de ser guerrero. Deberías descansar. — En un futuro poli, pensé.

Descansar y una mierda, seguramente mañana me tirase al río, pero hoy lo que quiero y necesito lo tengo delante, hasta donde seré capaz de llegar no tengo ni idea, pero también tenía claro que si lo dejaba pasar me arrepentiría al día siguiente. Puse mi mano en tu nuca, me pegue más a tu cuerpo y metí la lengua en tu boca hasta la mismísima campanilla y deliberadamente la otra mano paso por tu erección y bajo hasta tocar tu única pelota, era mi forma de decirte que me importaba una mierda lo que te faltaba, que lo que me importaba eras tú.

Jo-der. El gemido que sale de mi pecho muere en la boca del poli y apoyo ambas manos sobre el maldito colchón. Cabrónhijoputademierda... Mis caderas se mueven contra su mano y cuando nos separamos para recuperar el aliento, gruño bajo.

—Estás jugando con fuego, poli, lo sabes, ¿no? —digo con voz ronca mientras paso una de mis piernas al otro lado de tu cuerpo para quedar prácticamente a horcajadas sobre ti.

—Sí, pero que el diablo me lleve si no es lo que quiero y como me vayas a preguntar por qué no tengo ni puta idea, ni siquiera sé que hago aquí ahora contigo pero sé que si no miro a donde me lleva esto y que cojones pasa entre tú y yo, seguramente no pueda seguir adelante.

Te hice hacia delante y volví a besarte, tenía miedo que si seguía hablando metería la pata como era habitual en mí, y yo solo quería sentir, tu calidez, tú aroma, tú voz ronca, tus besos eran nuevos para mí, después de la frialdad que proporcionaba estar con una prostituta, pero contigo no era así, era diferente.

Sé que no debería seguir adelante con esto. Coño, él ni siquiera se siente atraído por los tíos y es posible que si lo piensa bien llegue a odiarme por ello pero jamás había sentido la necesidad de estar con alguien con tantas fueras como cuando estoy cerca de él.

Es egoísta por mi parte, pero no puedo evitarlo, él es lo que quiero y lo quiero ahora. No voy a llegar hasta el final, al menos eso es lo que pretendo. Ni él está preparado para algo así, ni yo estoy dispuesto a enfrentarme de esta manera a mis jodidos demonios.

Esa boca y esa lengua eran magistrales y debían de estar patentadas junto con el sabor de su sangre, sus manos pronto estuvieron recorriendo mi cuerpo, pero las mías volaron solas hasta su cuello, uno de mis dedos paso por la herida, bajaron por su pecho y mientras una llegaba hasta una de sus nalgas, la otra agarro su erección. A la mierda mi placer, mis cinco sentidos estaban proyectados en ese vampiro que era mi amigo y que ahora mismo no ponía en duda de que fuera un buen amante y yo necesitaba que supiera de alguna forma que me importaba y mucho. Dios el mundo dejo de girar cuando lo sentí estremecerse, bien el bloque de hielo, tenía sentimientos y emociones, era bueno saberlo.

—Oh, joder, Butch —jadeo, echando la cabeza hacia atrás mientras mi mano buena baja por el cuerpo del poli en busca de su propio centro de placer y rodeo la polla del castaño con firmeza, masajeándola de arriba abajo rítmicamente mientras mis propias caderas se balancean en la mano del irlandés.

Hundo mi cara en el cuello del humano y empiezo a mordisquearlo, sin dejar que mis colmillos vuelvan a penetrarle, sólo provocando mientras mi pulgar se pasea por la hendidura del capullo de la polla de mi amante. Mi amante...

Joder, el gruñido se convierte en un jodido rugido. La palabra "Mío" encendiéndose como en un puto cartel de neón.

Mis caderas se alzaron cuando su mano rodeo mi polla y paso un dedo por la hendidura de mi capullo, pero sentirlo andar por mi cuello me puso más duro todavía, quité la mano de su nalga y la subí para apretar sus caninos contra mi cuello, cono quería que volviera a morderme una vez más, me daba igual si mañana iba a parecer un queso gruyer, quería que me volviera a morder.

—Ohm, hazlo Vishous muerde, dios muerde.

Sonrío contra su piel y niego, enfatizando la negativa con una larga y lánguida caricia a su carne sensible.

—Aún no, poli... —susurro, dando un pequeño mordisco más fuerte que los anteriores—. Todavía no es el momento.

Ni el lugar, pienso, pero lo descarto. Joder, no es vampiro así que estaría mucho tiempo en curar, pero quizá así evitara que fuera a tirarse a ninguna puta en un buen tiempo. El pensamiento me da miedo y me complace a partes iguales mientras de nuevo la palabra "mío" vuelve a la punta de mi jodida lengua y un ligero olor a especias oscuras comienza a desprenderse de mi cuerpo. J.o.d.e.r.

Ahi estaba de nuevo ese olor que he olido otras veces, no sé de donde sale, pero me gusta, me agrada y hasta me tranquiliza. Es como si me dijera algo, joder que tontería era esa, seguramente viniera del jardín. Vale y si es así porque tengo la sensación que se desprende de V y de ser así ¿por qué?

—Maldito cabrón quieres que te suplique que me muerdas, porque si es eso lo haré—un gemido ronco escapa de mi boca cuando tu lengua da una suave caricia a mi cuello, donde quiero que muerdas—joder V, coño me gusta lo que me haces, joder claro que me gusta.

—Bien, porque vas a disfrutarlo aún más —digo con voz ronca. Una de mis piernas separa un poco más las tuyas. La tentación de hacer exactamente lo que mi mente está proyectando es cada vez mayor y antes de darme cuenta estoy descendiendo por tu pecho mientras mi mano enguantada sigue el recorrido de mis labios—. Abre más las piernas, Butch —jadeo contra tu bajo vientre.

Mis piernas se abrieron más cuando me lo pediste y si creí que no habría un placer más profundo me equivoque, sentirte bajando hasta mi polla, puso todas mis terminaciones nerviosas a trabajar y solo estabas tú y lo que tu boca y tus manos me estaban haciendo, tú saliva en mi piel, el cuero de tu mano enguantada, el calor de tu aliento en mi bajo vientre. Si seguías así iba a correrme, dios jamás nadie me había hecho sentir, ni poner de esa forma, todo lo que sentía era una proyección de lo que tú estabas sintiendo y parecía que se multiplicaba por mil, era tal la conexión contigo que el sentimiento de posesión que tuve en el hospital cuando te alimentabas volvió a mí de una manera que me hiso gritarlo en alto.

—¡¡¡M.I.O VISHOUS M.I.O!!!

Mierda. Cierro los ojos con fuerza cuando el puto ambientador que es mi cuerpo suelta todo de golpe y el rugido que sale de mí proviene de lo más profundo de mí ser. No lo pienso y bajo hasta tú entrepierna, engulléndote por completo mientras mis manos mantienen tus piernas abiertas y te arrastro un poco más cerca de mí.

Noto cuándo tus pelotas se contraen y cuando vas a correrte, muerdo la base de tu polla, tirando de esa vena con todas mis fuerzas mientras mi boca se llena de ambas: tu semilla y tu sangre. Que es casi suficiente como para que yo mismo casi me corra.

Me hice sangre en los labios cuando los mordí para no gritar de dolor cuando enterraste tus caninos en la base de mi polla, pero el dolor fue sustituido por un placer que me partió en dos de puro gusto. Tu boca, tus caninos en mi polla estaba haciendo que el orgasmo que se me estaba creando en la base de mis riñones y que amenazaba con hacer que mi corrida fuera abundante y extensa, me dejara sin aire y con la cabeza dando vueltas.

De un tirón de mi vena por tus colmillos y me corrí como un animal en tu boca, jamás una corrida mía había durado tanto, ni me había hecho alcanzar cotas de placer como las que estaba sintiendo en ese momento, todo mi cuerpo se estremecía de gusto, pero con todo no me olvide de la persona que me lo estaba regalando. A tientas mi mano busco tu polla y mientras me seguía corriendo empecé a meneártela, esta vez no te ibas a quedar a medias, quería que te corrieras en mi mano.

Me acomodo mejor en la cama para dejarte mejor acceso a mí, sabiendo exactamente lo que pretendes y, sinceramente, me honra que sea así. Dejo de clavar los colmillos y lamo las incisiones con parsimonia y cuidado, acompañándote en los últimos coletazos de tu propio orgasmo mientras, sin darme cuenta, dejo escapar un gemido ronco y me corro en tu mano, bebiendo los restos de tu semilla en mi boca.

Sonrió satisfecho por la corrida que había tenido yo mismo, pero más por sentir tu gemido ronco acompañado de tu corrida en mi mano. Tengo que tener cara de idiota pero no me importa, habiendo perdido los miedos de que viera lo que no tenías de cintura para abajo, eras un amante muy generoso...amante...por lo menos esta noche lo había sido y que me calentara la cama el mismo diablo si jamás me había corrido de esa forma en mi vida, ni sentido como me sentía ahora, en ese momento: satisfecho, en paz, dolorido, jodido cabrón me había mordido la polla, pero qué coño me había gustado y mucho, vacío, pero no de soledad y por raro que pareciera querido.

Abrí los ojos y levante la mano que tenía llena con tu simiente y la mire e hice algo que jamás hubiese creído posible, con mi lengua limpie los restos de tu semen, joder hasta tu sabor era exquisito. Luego con suavidad y por tu herida te acomode al lado mío, poniéndote encima de mi pecho, enredé las piernas con las tuyas y volví a cerrar los ojos. Pasará lo que pasara mañana, este momento no me lo quitaba nadie, porque de una cosa estaba bien seguro, no volvería a pasar y no porque no me gustara, era simplemente que no estaba bien.

Pero eso mañana.

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