miércoles, 29 de julio de 2015

HABLANDO...3ª



                                                                       

                                                            HABLANDO
                                    




Vishous y Butch Fated

Entre Hollywood y yo metemos al humano en la parte de atrás del monovolumen. Tohr está a punto de ponerse al lado del poli pero lo aparto de un manotazo.

—Es mi responsabilidad. Si alguien tiene que pillarse los dedos con esto ante Wrath, seré yo —le medio gruño.

A tomar por culo. No sé qué coño me está pasando, pero siento la necesidad de ser yo el que le atienda y quien esté a su lado. Después de todo, él me ha reconocido a mí y eso me tiene de los putos nervios. ¿Cómo es posible que no pueda acabar de desmemoriar a un humano? No lo entiendo. Me meto en el coche y le recuesto sobre mí. Me siento incómodo ante la perspectiva de tener a alguien tan cerca de mí, pero bueno, todo sea para mantener a raya esa herida.

¿Quién cojones le mandaba meterte en una pelea con esos cabrones? Tal vez me tomé demasiado a la ligera ese deseo de muerte que había en esos ojos castaños. Pero, ¿por qué tendría que preocuparme un simple humano? No son nuestra responsabilidad más allá de mantenerlos bien lejos de esos hijos putas enemigos de nuestra raza.

Lo que no entiendo es, ¿por qué cojones se metieron con un humano? Se supone que una de las reglas en esta guerra es que las peleas se llevan a cabo lejos de ellos, que no deben ser involucrados. Joder. ¿Acaso las reglas han cambiado y no se nos ha avisado?

Frunzo el ceño y reviso la herida. Es profunda y es posible que haya afectado a algún órgano. Como no lleguemos pronto a la puta mansión no sé qué puede pasar y necesito averiguar por qué no pude eliminar todo de esa mente. Además, algo me dice que vas a ser importante en esta guerra, digan lo que digan los hermanos. Mis visiones nunca se equivocan. Pero mierda si sé qué cojones significaba la que tuve ayer al toparme con tus ojos.

El abrupto frenazo que da Rhage me saca de mis cavilaciones. Tohr sale del coche y abre la puerta trasera del Escalade y con cuidado levanto a Butch de encima de mí, procurando no moverlo mucho, no vaya a ser que la cosa se ponga peor de lo que ya está.

Hollywood viene enseguida a ayudarme a trasladarte y el doggen nos abre la puerta, sorprendiéndose ante la carga que llevamos. Wrath no tarda en llegar seguido de la mestiza pretrans.

— ¡Oh, Dios mío! —Sep, parece que ella lo conoce — ¿Qué le ha pasado?

—Lo encontramos tirado rodeado de restrictores. —La risilla de Rhage me saca de quicio. Como si supiera algo que los demás no podemos ni adivinar. Mamonazo.

— ¿Restrictores? ¿Qué coño quieres decir con eso? ¿V? ¿Por qué lo habéis traído aquí y no a un hospital humano?

Esta vez es Wrath y ahora mismo no tengo ni el tiempo ni los ánimos para empezar una conversación con él.

—Después —gruño—, Rhage, ayúdame a llevarlo a la habitación que ocupo. Lo trataré allí.

—Un segundo. Vishous, no puede quedarse.

Giro la cabeza para encarar a Wrath.

—Eso lo decidiré yo. Hablaré contigo una vez esté jodidamente estable. No lo he traído porque sí, pero eso puede esperar.

Antes de que pueda replicar le hago una seña a Hollywood y ambos lo llevamos arriba. Lo colocamos sobre la cama que queda al lado de la mía y abro el armario para sacar la caja de primeros auxilios. Gracias a Dios que las mantengo bien aprovisionada de material quirúrgico.

Me despierto porque siento como si me estuvieran aguijoneando el costado que tengo herido, sin abrir los ojos, malditas la ganas que tengo de hacerlo, intento sentarme y unas manazas enormes me detienen de poder incorporarme. Oigo un gruñido, que no una voz, pidiéndome bueno esa no es la palabra, más bien exigiéndome que me este quieto y le deje acabar de coserme.

Haber O Neal razona un poco, si estuvieras en un puto hospital no te estarían cosiendo la herida sin anestesia y la amable enfermera no me hubiese gruñido, más bien me hubiese hablado con una voz suave y tranquilizadora.

Sin muchas ganas abro los ojos y"joder ojos brillantes, alias ropero empotrado" es mi dulce y amable enfermera, además del cabrón que me está cosiendo sin molestarse en dormirme, pues va listo si cree que me voy a quejar o a gritar, por mis cojones que voy aguantar sin decir ni media palabra. Vuelve a meter la aguja y de mis labios y mi lengua que nunca tiene control sale, no una queja, ni un quejido lastimero, pero si la pregunta del millón.

—Ropero empotrado ¿te queda mucho, cabrón?

Lo miro y lo veo sonreír carroñamente parece que el hijo de puta disfruta con el dolor que me está ocasionando.

Cuando estoy a punto de acabar de suturar la herida siento que vuelves en sí y te detengo cuando intentas incorporarte. Joder, mira que eres cabezota.

—Estate quieto o voy a hacerte una chapuza y me joderá de lo lindo —te gruño, volviendo a hacer que te recuestes en la cama, volviendo a lo mío. Bueno, tal vez hubiera sido mejor que te hubiera puesto algo de anestesia, pero es tarde para lamentaciones. No puedo evitar sonreír y veo que te quedas mirando mi boca. Ups, síp, acabas de ver mis colmillos. Oh, bueno. Será mejor que vayas acostumbrándote. —Estoy a punto de terminar. —Agarro las tijeras y corto el hilo de sutura. Alcanzo la bolsa de gasas y el esparadrapo, la baño con algo de yodo y la coloco sobre la herida.

Joder, joder, joder y mil veces joder eso que acabo de ver detrás de la sonrisa cabrona son unos caninos como el perro de un amigo policía, eso o me había vuelto loco de remate y necesitaba una camisa de fuerza.

Una cosa quedaba clara, este ropero empotrado no era humano, por lo tanto era animal o que cojones seria. Quería levantarme y salir por piernas pero no podía moverme, la herida y la gran pérdida de sangre me habían dejado débil.

Sin tener ni puta idea de porque lo hago me fijo en su boca, no en sus colmillos, y es una boca hecha para besar.

—Butch O¨ Neal la falta de sangre te hace pensar cosas raras...

Enarco una ceja al oírte hablar por lo bajo.

— ¿Qué pasa, poli? —digo mientras voy recogiendo todo el material que he usado. Me quito los guantes de látex y recojo los despojos para tirarlos a la basura—. ¿Alguna pregunta que quieras hacer?

Lo miro a los ojos y esquivas mi mirada, te pones a recoger todo lo que anda encima de la cama.

— ¿Qué coño eres tu ropero empotrado? No eres humano, ¿animal? —lo sigo mirando y nada que diga lo que piensa mi enfermera amable—Además el único vampiro que conozco se llama Drácula y no es amigo mío, así ¿qué cojones eres?

Una carcajada sale de mi pecho al oír el nombre de Drácula salir de su boca. Tiro lo usado en la papelera y saco un liado de mi bolsillo, encendiéndolo e inhalando el humo antes de encararte.

—Nope. No soy como tú —digo calmadamente, exhalando el humo—. Se puede decir que soy... otra especie. ¿Drácula? Eso son cuentos de viejas. No creas todo lo que sale en el cine. Pura palabrería.

—Vale, eres como Drácula en versión más moderna—respiro hondo y el olor de su tabaco se mete por mis fosas nasales llegando a mi cerebro y mis ojos traicioneros vuelven a su boca—Y además sabes reír, joder toda una novedad. Serias tan amable de no gruñirme y decirme donde estoy, más por nada que por buscar mi teléfono móvil y llamar a mi compañero. Yo, ropero empotrado, trabajo y tengo que avisar de lo que me ha sucedido.

—Eso está arreglado —digo con calma. Mierda, tal vez hubiera sido buena idea pedirle un par de rojos a Phury. Esta conversación será bastante peliaguda—. Te han trasladado a "otro departamento" y estás en una "misión encubierta". Así que no te preocupes por esas cosas. Sabes demasiado, poli. No podemos dejarte marchar.

—Si pretendes que me tranquilice de esa manera, lo llevas chungo—masajeo mis sienes— ¿Que cojones es eso de que me han trasladado y estoy en una misión encubierta? —el destino le estaba jugando una mala pasada o el karma de los cojones—Y una mierda si me quedo un minuto más aquí Y ¿además que cojones es eso de que se demasiado?

Me levanto y consigo ponerme en pie, pero perra suerte la mía, poco me mantengo erguido y antes de acabar en el suelo, tus brazos me agarran y la calidez de tu cuerpo acaba con las pocas fuerzas que había cosechado por impulso del empute que llevo.

Antes de que ni siquiera vaya a dar de bruces contra el suelo me acerco a él, agarrándolo con mis brazos. Nuestras miradas conectan y en ese momento le devuelvo los recuerdos que le borré. Todos y cada uno de la noche anterior.

Esos ojos castaños se abren de par en par y maldice, luchando por zafarse de mi agarre, pero ciño mis brazos aún más.

—Si no te estás quieto la herida se reabrirá y va a ser una jodida mierda tener que rehacer los puntos. Así que, si quieres que te suelte, antes tendrás que calmarte.

Síp, hubiera sido mejor afianzarme un par de jodidos porros de humo rojo.

—Está bien, joder ¿qué coño le hiciste a mi memoria? Drácula te juro que cuando está herida cure te romperé la crisma por jugar con mi cabeza y por el puto dolor de cabeza que he tenido desde ese momento. Joder ropero empotrado podías haberme jodido las pocas neuronas que tengo. ¿Tienes algo para beber? y no me refiero a agua.

Me sorprende la amabilidad con la que me ayudas a sentarme en el lateral de la cama.

—Fue por tu bien —te digo, ayudándote a sentarte otra vez. Me sorprendo a mí mismo al ver que soy... ¿amable? ¿Qué coño...?—. Se supone que los humanos no debéis saber sobre nosotros o los restrictores, así que tuve que quitarte esos recuerdos.

Te ayudo a recostarte otra vez y me acerco a mi cama, cojo mi almohada y vuelvo a tu lado.

—Incorpórate —digo. Cuando lo haces, coloco el cojín a tu espalda y te ayudo a acomodarte—. Pero, de alguna manera, no se te borraron del todo y no lo entiendo.

—Gracias ropero empotrado, pero por joderme la cabeza te romperé la crisma—cerré los ojos— Vale no entiendo una mierda de lo que me has contado—los vuelvo abrir y lo miro—así que tendrás que explicármelo con más calma y con lujo de detalles. — Hubo una pausa de silencio que no fue incomodo, fue como una especie de tregua, entre el vampiro y yo. — Que ropero empotrado ¿tienes algo de beber? Y supongo que tendrás un nombre.

Me acerco al teléfono y marco la extensión del doggen. Cuando lo coge me giro hacia el poli.

— ¿Qué te apetece? —pregunto calmadamente.

— ¿Tenéis Lagavulin?

—Coño, no vas a lo barato. — Sonrío de medio lado y le paso el recado a Fritz.

— ¿Tienes hambre? —Como toda respuesta, y es lo único que necesito, sus tripas rugen en acuerdo y le indico al doggen que suba también una bandeja de comida. Una vez cuelgo me giro para encararlo—. ¿Los tipos desteñidos de anoche y los de hoy? Son restrictores, ellos se dedican a cazar a los de mi raza. Por eso me encontraste peleando con ellos. —Paso una mano por mi pelo y suspiro, empezando a pasearme por la habitación—. Lo que no entiendo es... ¿por qué demonios te metiste en una pelea con ellos? ¿Tanto deseas morir?

—Entiendo es como los policías y los ladrones, los buenos y los malos, el yin y el yan,vale captada la idea—hago una pausa la pregunta ha sido muy directa, este tío-vampiro no se anda por las ramas—y en cuanto a tu pregunta, ¿me entenderías si te digo que me importa una puta mierda vivir?, es más salir del bar borracho y buscando o una puta con la que desahogar mi polla o una buena pelea y tope primero con la pelea—.coño me costaba hablar no soy amigo de contar mis mierdas a nadie—Yo solo vi tres tíos contra uno, por eso me metí ayudarte.

Yup, encima con complejo de héroe. Tres hurras por el humano.

— ¿Y esta noche? —Enarco una ceja, parando mi paseo para mirarle directamente a la cara. Frunce el ceño—. Si no llegamos a tiempo, ahora mismo estarías camino a la morgue, o peor, en el fondo del Hudson.

La idea hace que mis tripas se retuerzan dolorosamente. La vergüenza aparece en sus facciones y me sorprende el hecho de que me sienta culpable por ser tan duro con él. Ah, joder, a la puta mierda ya. Quiero saber qué cojones me está pasando porque el pensar que has podido estar con alguien hoy me pone los putos nervios de punta y bailando una jodida jota todo a la vez.

Un par de golpes en la puerta me distraen y me acerco a ella para abrirla. Fritz aparece con una bandeja repleta de comida y le dejo entrar para que la coloque sobre el escritorio de la habitación. El mayordomo hace una pequeña reverencia y vuelve a salir, cerrando suavemente detrás de sí.

Suspiro y cojo la bandeja, llevándola hasta la cama para dejarla a tu lado.

—Come. Si tienes más hambre, puedo pedir más comida.

El ceño se me frunce solo cuando me riñe como una madre a su hijo y la vergüenza se apodero de mí durante unos minutos.

—Esta noche fue más de lo mismo, pésimo día de trabajo, posible denuncia por brutalidad policial, borrachera, polvo rápido en el baño de señoras en el antro donde estaba y luego salí buscando una buena pelea—joder no me atrevía a mirarlo a la cara. —Pase por el callejón y vi a los tíos y entre en busca de lo que estaba buscando con ansias una pelea, hasta me alegre cuando vi las navajas—me quedo callado cuando entra el mayordomo con la comida, ante su reverencia antes de salir mi cabeza se inclina en señal de respeto.

Veo como coges la bandeja y me la traes a la cama, al agáchate para ponerla a un lado mis ojos volvieron a tu boca y a tus tatuajes. Joder son bonitos de cojones. Me dispuse a comer ya había contado mucho de mi vida y mejor tener la boca llena y no decir más nada.

Oh, sí. No me hace ni puta gracia la parte del polvo. Que me jodan. A duras penas soy capaz de controlarme. Miro el reloj digital que hay en mi mesilla. Las seis de la mañana. El sol está despuntando ya y yo sigo de pie. Aún tengo pendiente una larga charla con Wrath, pero eso puede esperar.

Le observo comer y me siento algo satisfecho. Hombre, me habría gustado haber hecho esa comida con mis propias... Un. Segundo. Mamonazo. Para el jodido carro. ¿Yo? ¿Cocinar? ¿Qué cojones me está pasando? Aprieto los dientes y me giro. Cojo los dos vasos que ha traído Fritz y abro la botella de whisky y vierto un par de dedos en uno de ellos. Me acerco al poli y se lo tiendo.

—Toma. Estoy seguro de que ahora mismo es una de las cosas que más necesitas.

—Gracias—choco mi vaso con el tuyo y sonrió cabrón— ¿te gusta que te llame ropero empotrado? Aún espero que me digas cómo te llamas, no es que te vaya a pedir una cita para llevarte a bailar. Me gusta saber con quién estoy hablando.

Sonrío de medio lado y le doy un trago a mi vodka. Sopeso la información y, qué demonios, no vas a ir a ninguna parte, así que, ¿por qué no?

—Vishous, aunque puedes llamarme V si te es complicado de pronunciar. —Me apoyo en el escritorio y sigo observándote. Por alguna extraña razón me siento orgulloso al verte comer y tengo que disimular un poco bebiendo del vaso.

Hombre, no es normal que me interese tanto por alguien. No soy sociable, nunca lo he sido. Siempre me aparto de la gente y no quiero saber nada de conversaciones y esa mierda. Así que sentirme así contigo es completamente nuevo para mí.

—Tienes más preguntas, ¿no es así, Butch?

—Deja de leer mi cabeza—bebo y doy un bocado a lo que tengo delante—esto está bueno. Te veo mirando por encima del filo del vaso—. Si tengo mil preguntas, pero ahora solo quiero terminar de comer y dormir un poco, si puede ser y no piensas morderme.

Me despierta el ruido de una ducha, me incorporo con cuidado pues los recuerdos de todo lo sucedido me asaltan en el mismo segundo que abro los ojos. La habitación está a oscura excepto por una cuantas vela, aunque no muchas, negras encendidas.

Cuando termino de sentarme el ropero empotrado sale del baño con una minúscula toalla negra a las caderas, el pelo mojado y las gotas de agua corriendo por su espléndido cuerpo.

Coño un momento Bucth, esplendido se llama el cuerpo de una mujer, no el de un tío como yo. Aun así no puedo evitar mirarlo, este tío esta genial, sus músculos marcados, su altura, la longitud de su cuerpo, el color de su piel, sus ojos, su boca, nada en ese tío está mal o es feo, hasta los tatuajes son bonitos, el condenado.

Un silbido de admiración escapa de mi puta boca y me quedo muerto cuando lo oigo sonar.

Hace cinco minutos que he terminado de hablar con Wrath. Hombre, no le ha hecho ni puta gracia, pero sabe que mis visiones son jodidamente precisas y no se puede ir en contra de ellas porque tarde o temprano las cosas van a pasar, nos gusten o no. Beth ha sido de jodida buena ayuda, después de todo la mestiza parecía conocerle bastante y ha salido en su defensa. Mira por dónde. Me ha jodido de lo lindo y parecía que al monarca tampoco no le hizo ni puta gracia.

Al llegar he ido directamente a la ducha. Necesitaba sentirme... limpio. Hombre, desde que he llegado no me había cambiado y seguía con la sangre negra de restrictor sobre la ropa y piel.

Sé que todo esto es una jodida locura, pero no podía dejarle ir. Simplemente estaría demasiado expuesto sabiendo lo que sabe sobre nosotros y la Sociedad Lessening, además, siempre viene bien que alguien tenga conocimientos de las leyes humanas. Yo las sé, pero no he trabajado en mi vida como poli humano, así que... bueno, eso.

Me coloco la toalla alrededor de la cintura y me revuelvo un poco el pelo volviendo a la habitación que comparto con Butch. Enseguida noto que está despierto, pero no dice una sola palabra. Supongo que será el shock de tener los recuerdos de vuelta además de la información adicional que le solté esta mañana.

Me acerco al armario y estoy a punto de sacar un par de pantalones de cuero y una camiseta negra cuando le oigo silbar. Mi cabeza gira a la velocidad de la puta luz y el poli desvía la mirada enseguida de la mía. ¿Será que me lo he imaginado? Hombre, está claro que el tipo no es como los de su calaña. Es decir, se nota que es hetero hasta la puta médula, así que decido ignorarlo.

— ¿Cómo has dormido? —pregunto en su lugar, poniéndome los pantalones sin sacarme la toalla de encima.

Coño siento como me suben los colores cuando el silbido escapa de mis labios, al momento aparto las mirada del ropero empotrado, joder tendría que enseñar a esta jodida boca a estar calladita y silbar solo a las mujeres, mierda.

—Oye—carraspeo— ¿qué vais hacer conmigo?

—Te quedaras con nosotros —digo mientras me pongo la camiseta y me giro para encararte—. Déjame revisar la herida. —Agarro otra vez el botiquín y me acerco a la cama, colocando la caja en el suelo.

—Y a tu pregunta de si dormí bien, gracias como un angelito, hacía siglos que no dormía tan bien. — Lo mire mientras se acercaba a la cama y despejaba la zona de la herida bajando un poco la gasa y entonces soy consciente de que ando desnudo debajo de la sabana. Raro de cojones ¿quién cojones me quito el resto de la ropa?

—Fui yo —Te respondo de forma automática, poniéndome un par de guantes de látex para curarte la herida—. El roce de la ropa podría haber afectado a la herida, así que te la quité.

Mojo una gasa con alcohol y la paso sobre las suturas con cuidado. Siseas al sentir que escuece y mi perilla se tuerce en una media sonrisa.

Joder como escoció la puta gasa mojada y por mis cojones que este mamón disfruta con el sufrimiento de los demás, será hijo de puta.

— ¿Puedo hacerte una pregunta un pelín personal?

—Puedes, es otro asunto que te responda —contesto, empapando otra gasa. La herida sangra un poco pero no es nada demasiado importante.

Joder si me importa una mierda que me conteste, sólo con su mirada sabré si le va o no, lo que me pregunto ahora y a mí mismo, el porqué de saber si le va o no esas cosas a este tío o vampiro o lo que cojones sea.

— ¿Tu gozas cuando haces daño a la gente mamón?

Mi cara gira con rapidez hacia el humano. Coño, me ha sorprendido. Esperaba otro tipo de pregunta. Algo como saber de mis tatuajes o mi edad o algo más sobre la raza o por qué va a quedarse. Pero me he quedado helado al sentir esa bomba caer sobre mí como un cubo de agua jodidamente helada.

Consigo recuperar el autocontrol y vuelvo a concentrarme en lo que estaba haciendo.

— ¿Por qué lo preguntas? —Sé que estoy rechinando los dientes, pero a tomar por culo.

Bingo, mi olfato de policía no se equivocaba para nada, está cabreado como un oso por la preguntita de las narices.

—Pues cada vez que me haces daño, espero que sin querer, ladeas tu sonrisa. Te vi con la saña que matabas al hijo puta que me hirió y luego se estaba ensañando conmigo y te vi pelear la noche que nos conocimos. —Lo mire, estaba tenso, tanto que si seguía apretando la boca de esa manera se iba a romper los caninos largos.— Por eso y por otras cosas he supuesto que disfrutabas cuando hacías daño a la gente.

—No "disfruto" —gruño. Aparto mis manos del humano y levanto la mirada para encontrar la suya—. Es algo así como un mecanismo de autodefensa. Uso lo que buenamente puedo para espantar mis demonios internos. Síp, estoy bastante jodido. Y, en cuanto a lo de esos bastardos hijoputas, es a lo que me dedico. Los hermanos —enarcas una ceja y sacudo la cabeza—, los demás que son como yo, cazamos a los restrictores para proteger a nuestra raza. Somos los guardianes de la poca población que queda de nosotros.

Evito el tema de por qué me puse como lo hice cuando vi que estaban ensañándose con él. Ni yo mismo sé por qué y tampoco voy a ahondar en ese tema, menos hablando con el otro tipo. Pongo algo de yodo en una gasa nueva y la coloco sobre la herida, fijándola con algo de esparadrapo.

—En cuanto a qué vamos a hacer contigo... Me dijiste que estabas solo, ¿no? Así que no pierdes nada abandonando tu antigua vida, ¿me equivoco?

No le aparto la mirada, aunque quisiera no puedo, joder cada vez que lo miro me pierdo en esa brillante mirada y ahora no me voy a escarbar sobre la cuestión.

—Te entiendo tú haces daño. Y yo me emborracho, busco pelea o una puta o si puede ser las dos cosas. Así que créeme que se de lo que hablas pero joder evita hacérmelo a mí, no soy tu enemigo, aunque tampoco tu amigo, pero podría serlo.

Trago saliva esta boquita mía algún día me meterá en un problema muy grande y me la partirán.

— Si estoy solo, pero no quiero dejar desamparado y lleno de dolor a José y a Teresa su mujer, si podéis arreglar ese punto, explícame que cojones queréis de mí.

—Eso ya está arreglado, te lo dije anoche. —Me quito los guantes de látex y recojo las cosas—. Por lo visto no puedo bórrate los recuerdos. Y antes de que lo preguntes, no sé el motivo. Dejarte ir con lo que sabes sería peligroso si alguno de esos hijos de perra te encontrara y lograran sacarte información, así que no nos queda otro remedio más que permanezcas con nosotros. A no ser que quieras salir de esta mansión con los pies por delante, cosa que dudo que realmente desees.

—Para sacarme con los pies por delante, primero tenéis que pillarme vivo porque no dudes que presentaré pelea y me llevaré alguno por delante. Si vuelves a producirme dolor de cabeza como el que me provocaste al intentar borrarme la memoria el que disfrutará haciéndote daño seré yo. Deja de leerme la menta cada vez que se te pone de los huevos. Y si me dais vuestra palabra de que José y Teresa están a salvo de esos hijos de puta, me quedare con vosotros cuando y siempre las condiciones del contrato y el sueldo me gusten. ¿Ha quedado claro ropero empotrado?

No puedo evitar sonreír. Joder, podría acostumbrarme a esas salidas que tienes. Es... agradable. Ah, yo qué coño sé.

—No te preocupes, ellos estarán bien. No saben lo que tú sabes. En cuanto a lo del dolor de cabeza, no volverá a pasar. Fue una especie de efecto secundario al intentar manipular tu mente para borrar esos recuerdos de tu memoria, y eso no funcionó por lo que no tendré que volver a hacerlo. Por el dinero no te preocupes, estás bajo mi protección y tendrás todo el dinero que precises. ¿Contento o tengo que hacerte un croquis?

—Por ahora, pero tú y yo tenemos que hablar largo y tendido, hay muchas preguntas y respuestas que necesito y que intuyo solo tú sabrás contestar. —Lo miro sonreír y joder me quedo sorprendido al ver el hoyuelo que se le forma en la barbilla y que se ve a pesar de la perilla, este tío tendría que sonreír más a menudo. Sacudo la cabeza— ¿Tenéis algún complejo y por eso os ponéis la ropa de cuero?

Me paso una mano por el pelo y me siento en mi cama, por un momento me quedo algo pensativo. Bueno, necesitarás saber más ya que no te queda otra opción más que quedarte.

—Estamos... dispersos. Hace poco hemos perdido a un hermano, así que por eso estamos ocupando esta casa. Ahora será de la hembra que está con Wrath, esa morena...

—Beth .

—Ella heredará todas las propiedades de Darius. —Suspiro—. En cuanto a lo del cuero. Lo hacemos más por comodidad. Es ligero y podemos movernos con más facilidad a la hora de pelear.

— ¿Qué misión tendré yo aquí o lo que es lo mismo ¿cuál será mi trabajo? No quiero limosna, no soy un mantenido y aun me queda algo de dignidad para conmigo mismo. En cuanto a Beth la conozco de una denuncia que puso en la comisaria por unos tipos que intentaron violarla, le pegué una buena tunda al que la toco y me gane mi millón de denuncias por agresividad y carga policial. Hay que joderse el tío intenta violar a una mujer y es a mí a quien le clavan una estaca. Y ni de coña me vestiré de cuero, queda claro.

Es superior a mí, la carcajada brota de mi pecho y no soy capaz de pararla. Joder con el humano de los cojones. No sé cómo demonios lo hace, pero es el único que ha conseguido sacar algo más de mí que un gruñido o una escueta frase. Joder. Sonrío. Es una de las primeras veces que es algo realmente sincero y no un amago de o algo absolutamente forzado y falso. El tipo me cae bien. Es de ingenio rápido.

—Eso tendremos que discutirlo con el Rey, aunque no creo que vayas a poder participar de forma directa en esta guerra. Como te dije, no es de la incumbencia de los humanos y no deberíais meteros en medio de todo este embrollo. Pero estoy seguro de que podremos arreglar algo para que no te sientas como un mantenido, poli.

Al oír la carcajada profunda y ronca del ropero empotrado, no puedo evitar sonreír como un lelo, me gusta el sonido de su risa, me agrada y joder que me aspen si lo entiendo, me relaja.

—No me voy a quedar en casa como una damisela, esperando a su hombre, que quede claro. Ahí fuera os seré de mucha utilidad, además yo puedo andar tanto de día como de noche, así que cuando hables con tu rey se lo dejas bien claro. Mi olfato policial os vendrá muy bien. —Sonrió más ampliamente cuando veo en su boca una sonrisa sincera y no una obligada como las anteriores. —Coño tío deberías sonreír más a menudo te hace parecer humano

Sí, bueno, no es que haya tenido muchas motivaciones para hacerlo con anterioridad. Ni siquiera Rhage con sus paridas. Niego y me levanto.

—Le pediré a Fritz que te consiga algo de ropa. Después de todo, no tengo por qué hablar yo solo con Wrath. —Me mira como si acabara de anunciarle su sentencia de muerte. Y será peor cuando le vea en persona—. Somos vampiros, pero no mordemos... a humanos. Si vas a ducharte, ten cuidado de no mojarte los puntos. Como los jodas... —me dirijo a la puerta y te miro por encima del hombro—, es posible que haga una excepción a la norma de "no morder humanos o machos".

— Ves ya sabía que se me quedaba otra pregunta en el tintero. ¿El no morder a machos es por cuestiones éticas o de repulsa? Eso es una actitud muy machista.

Joder con mi puta lengua, la condenada me metía en cada lio y ahora encima en un camino lleno de barro y sin salida. Aunque también la culpa era del acojone que sentí cuando me dijo que iría con él, hablar con su rey. Joder de esta no salía con vida, eso era seguro.

—La sangre de macho no nos alimenta, no nos da... sustento. No es por otra cosa —digo con una sonrisa de medio lado. Bajo mi tono de voz varios grados—. Aunque no está prohibido hacerlo. —Retraigo el labio enseñándole los míos y mierda. De repente, al cruzarse mi mirada con la castaña los siento alargarse solos.

—Dios eso es fascinante, joder se han alargado solos y es maravilloso.

Alzo una mano para tocarlos y me quedo a medio camino, un calor desconocido para mi junto con un tenue y suave olor a especies inundan la habitación. La mirada del ropero empotrado se ha vuelto más brillante y nos quedamos como dos estatuas y yo perdido en esos ojos y en esos tatuajes. Doy un giro a mi mano y toco suavemente dichos tatuajes y entonces mi puta boca me juega una mala pasada.

—Son raros pero bonitos, por lo menos a mí me gustan Vishous.

Estar tan malditamente cerca de él me está desquiciando. Veo que su mano se levanta y capto lo que va a hacer antes de que siquiera se dé cuenta de ello y, salido de ninguna parte, el olor a especias oscuras sale de cada puto poro de mi piel. "Hazlo, tócalos. Joder, que toque los putos..." pero se detiene y en su defecto gira la mano y su piel hace contacto con los tatuajes de la sien y siseo, apartándome. Por puro reflejo le agarro la muñeca.

—No hagas eso —siseo. Retraigo aún más el labio superior, de forma agresiva esta vez. Después sueltas la mayor locura de toda la puta existencia y rujo—-. No. Lo. Son. No... no tienes ni puta idea de lo que dices. —Le suelto y me aparto, caminando a zancadas hasta la puerta, abriéndola.
—Le diré a Fritz que te haga llegar la ropa.

Ahora sí que estaba jodido de verdad, si me podía dar por muerto. Coño ¿que había puesto de tan mala ostia al ropero empotrado? A mí me parecen bonitos sus tatuajes y joder si no le gustan a él ¿para que se los hizo tan visibles?

Iba camino del baño y se me encendió la bombilla*de metedura de pata hasta el fondo Bucth* Claro era eso, yo llevaba mis rayas escondidas a los ojos de los demás, por lo de mi hermana Jane, tenía que ser eso y tal vez, solo tal vez,Vishous no quisiera, ni buscara esos tatuajes,mierda después del baño hablaría con él y le pediría disculpas.

Joder lo último que quería era que ese amigo-vampiro dejara de hablarme, no me gustaría.



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