viernes, 31 de julio de 2015

PLACER Y DOLOR...5ª



                                                              

                                                        PLACER Y DOLOR
                                        



Butch y Vishous Fated

Antes de tener tiempo de levantarme e ir a por el botiquín que te había visto sacar del ropero, me coges por la nuca, y que me aspen si la calidez de esta traspaso las murallas de mi desconcierto, ante lo que había sucedido en el jardín, me acercas a ti con suavidad, una sonrisa curvo mis labios, y tu lengua empezó a lamer la sangre que había bajado desde mi cuello, hasta más abajo de la base de la garganta.

Coño, esa lengua era áspera, caliente, con sabor a vodka y a mi polla la hizo saltar dentro de los vaqueros. Cerré mis ojos y eche la cabeza hacia atrás, mientras tu lengua seguía su camino hacia las incisiones de mi cuello.

De mi boca escapo un suspiro de puro placer, si esa lengua seguía moviéndose de esa manera, esta vez me correría en los pantalones. Mis manos soltaron la puta botella, una fue a tu nuca y la otra encima de unos de tus muslos, dios bendito, estabas duro como una piedra, mamón.

No sé qué coño me pasaba tenía muy clara mi sexualidad e incluso me había enamorado a primera vista de la preciosidad que se había evaporado delante de mí como humo. Si estaba ese punto claro ¿entonces por qué estaba empalmado como un caballo, había pillado a Vishous de la nuca y estaba loco porque me besara? Mierda esa lengua debía de estar patentada y yo debería ser su dueño, otro gemido de placer escapo de nuevo de mi bocaza, pero qué coño, quería todo lo que ese ropero empotrado quisiera darme y lo quería ahora.

Mi mano apretó con más fuerza su nuca y la del muslo clavo sus dedos en tu pantalón.

No sé muy bien por qué lo hago así, pero pensar que quiere que le cosa eso cuando no es realmente necesario ha encendido algo en mí que es más fuerte que mi maldito autocontrol. Le he cogido de la nuca y lo he acercado a mí, empezando a lamer y a limpiar esa sangre con mi propia lengua. Bueno, no por nada podemos cerrar heridas como ésas con nuestra saliva y, mierda, quiero aprovecharme de eso, aunque después tal vez me odie por ello.

Llego hasta las dos incisiones y lamento haber sido tan brusco a la hora de apartarme. No son muy grandes, pero tampoco son pequeñas. Mi lengua pasa una y otra vez para poder cerrarlas bien y le oigo jadear o soltar algún que otro gemido quedo y mi propio cuerpo vibra con las sensaciones que percibo del poli, como si de alguna manera estuviéramos conectados. El olor a su excitación inunda la puta habitación y sé que si esto sigue así, no sé qué cojones haré conmigo mismo.

Una vez soy consciente de que las heridas están cerradas y que ya podrán curar solas me separo un poco, mis ojos se pierden en esos irises castaños y el deseo que hay en ellos me pone nervioso de cojones. Mi pulgar acaricia un par de veces donde estaban las heridas.

— ¿Puedes traer el botiquín? Voy a ver qué tanto estropicio hay ahí abajo —digo señalando con la cabeza hacia la zona de la otra herida.

Que me expliquen porque me pongo de mala ostia cuando dejo de sentir su lengua sobre mi cuello, cada lametazo me puso más a cien, puso mi polla más dura y con deseos de querer una de sus manos encima de ella, apretando, acariciándola, joder, besándola.

Mientras su lengua termina de hacer lo que puñetas hace, mis gemidos escapan de mi boca sin que pueda detenerlos, qué carajo, no quiero detenerlos, ni de coña. Cuando se separa de mí, me doy cuenta de que mis incisiones están cerradas, vale, no hace falta aguja e hilo cuando te muerden, es bueno saberlo porque hubiese dolido y mucho.

Se aparta de mí, pero su dedo sigue juguetón en mi cuello y sonrió, pero la sonrisa se me congela cuando el muy hijo de puta mira hacia abajo, hacia la herida, pero por donde el bulto no se puede esconder, tierra trágame.

Síp. No es que haya sido una muy buena idea bajar la mirada. No señor. Esos vaqueros que lleva hacen aún más evidente lo que hay debajo y mierda si mi cuerpo no reacciona ipso facto ante la visión y las imágenes que se agolpan en mi cabeza son de todo menos inocentes. Joder...

Vale. A ver, cálmate. El tío que tienes delante es alguien normal, alguien que... mal que te pese, puede que esté jodidamente prendado de la sosa de Marissa, que ha estado con ella conversando y con quien se ha excitado de solo verla. ¿Por qué cojones crees que podría ser esto debido a ti, mamonazo cabrón? Es evidente que los tipos no le van. No le gustarán nunca y tú... mucho menos. No le convienes a nadie, tu padre se encargó de dejarlo bien clarito, así que, apechuga, sé un hombre y sobreponte a las putas emociones, pedazo de mierda.

— ¿Poli? —Digo, intentando llamar su atención—. ¿Quieres que la herida se cierre mal y acabes con una carnicería por costado? No creo que a esa relamí... Marissa fuera a atraerle algo así. —Carraspeo y aparto la mano de su nuca. Joder... mira que duele como la mierda pronunciar ese maldito nombre. Si ya no me gustaba para Wrath, ni qué decir para el poli. Porque si llegara a usarle, si le hiciera daño de cualquier forma... Me pateo mentalmente. Vale. Ya. Degenerado de mierda.

El toque de atención de V surge efecto y me sobrepongo de mi vergüenza, que carajo solo eran dos amigos ayudándose, aunque uno de ellos, o sea yo, estuviera excitado de una forma que mi polla molestaba en el vaquero. Le sonrió antes de levantarme y voy a por el botiquín.

Que nombrara a Marissa, bueno casi, me relajo un poco haciéndome sonreír aún más.

—No te cortes, sé que la bella dama que lleva por nombre Marissa, no te gusta ni un pelo, sabes que pensé que había sido novia tuya y que te ponía de mala ostia que le hablara a otro tío—cogí el botiquín y camine hacia la cama—pero veo que no es eso.

Mi mirada siguió la tuya y joder la puta herida se había abierto del todo, antes de levantar la cabeza para volver a mirarte, estaba tumbado en la cama y tu buscando los guantes de látex para coser, eso si tu vocabulario en maldecir tengo que decir que es la mar de surtido y José, mi compañero, diciéndome todos los putos días que soy un mal hablado, joder si te oyera en estos momentos te tiraría de las orejas o te pegaría miles de collejas.

Me incorporo en la cama, haciendo que te tumbes. La puta madre que te parió. Ya sabía yo que eso de la pelea no era buena idea al estar tú herido... Pero que me jodan, ya está hecho. Dejo escapar toda una retahíla de improperios, no solo en inglés sino en los varios idiomas que conozco, la Lengua Antigua incluida, muchas gracias.

Saco los guantes de látex y rebusco un paquete de jeringuillas esterilizadas y un pequeño anestésico local. Esta vez voy a hacerlo bien. La última vez no te dormí la zona porque estabas K.O., ahora es diferente y tú eres a la última persona a la que querría hacer daño. Como en advertencia, las imágenes de la visión de antes vuelven a reproducirse en mi cabeza y la sacudo, intentando apartarlas. Ya pensaré en ello después.

—Notarás un pinchazo —te digo mientras coloco la dosis necesaria en la jeringa—. Es sólo un poco de anestesia local, no te dormirá del todo. Más que nada es para evitar que sientas las suturas. —Bueno, no sé por qué te informo tanto, coño, no hace ni maldita falta, pero es como si me sintiera obligado a ello.

Lo miro, que me aspen, el vampiro está preocupado y lo está de tal forma que me informa de lo que piensa hacer, no puedo evitar una suave carcajada, ni que estuviera retrasmitiendo un partido de los Rex Sox

—Vishous no hace falta que me radies lo que piensas hacer y dejar de culparte por todo tío, era yo el que quería pelear, bueno para ser totalmente sinceros, los dos la necesitábamos—respiro hondo cuando clava la aguja—así que no le des más vueltas vale. Lo echo, echo esta y no hay vuelta atrás. —Esta tan tenso que no sé qué hacer o decirle, coño, no tiene la puta culpa de que mi herida se haya abierto. —V mírame, vale—antes de empezar a coser me miras—no tienes la culpa y si no quieres que me quede una bonita cicatriz hazme el favor de relajarte mamón.

Sonrío. No me queda otro remedio. La verdad es que no es esto lo que me preocupa, sino lo que he visto. Soy incapaz de saber qué demonios significaba y mierda... no sé si realmente lo quiero saber.

—Antes... —digo, en su defecto— tuve una visión. Sobre ti. —Frunces el ceño y empiezo a trabajar otra vez en os puntos. Con unas pinzas voy sacando los restos de los otros y sustituyéndolos con los nuevos, asegurándome que una vez listo no quede ni rastro de la herida—. No sabría decir qué significa, pero... eras diferente. —Alzo la mirada y tus ojos se clavan en los míos—. Da igual —suspiro, sacudiendo la cabeza—. No sé qué cojones me pasa.

Te oigo hablar mientras recoses la herida y la vuelves a tapar. Otra visión sobre mí y esta vez no era yo, era diferente, no sé qué cojones quería decir con ello y tampoco supe porque hice lo que hice, tal vez porque me gusta verte sonreír y ver como se forma ese hoyuelo tan simpático y tan cachondo.

Habías terminado y recogido las cosas, ibas a bajar de la cama pero te agarré de un brazo para que me miraras, joder el deseo de besarte volvía a darme de lleno en el pecho, haciendo una pequeña mueca de dolor y apoyado en tu brazo me incorpore, me peque a ti, puse la otra mano en tu nuca y sin entender porque, te besé.

Mis ojos se abren de par en par y me quedo absolutamente helado, estático, cual estatua de sal. Sin darme cuenta una de mis manos se apoya contra el colchón mientras la mano enguantada vuela hasta la nuca del poli, agarrándola con fuerza.

Joder... ¿qué coño estoy haciendo? No lo sé, sólo soy consciente de que estoy haciendo que se tumbe, quedando yo sobre el cuerpo del humano y que nuestras putas caderas encajan a la jodida perfección. Jadea contra mi boca y aprovecho para entrar en ella. Jamás he besado a nadie, nunca he permitido que nadie se metiera tanto bajo mi piel como para hacer algo así, pero joder si no se siente jodidamente correcto. Mis caderas empujan contra las suyas de forma automática y sé que si sigo así no podré controlarme y que mi bestia saldrá a pasear.

Dios bendito esos labios son como seda virgen, esa lengua caliente con sabor a vodka es como una serpiente que no deja ni un recoveco de mi boca sin asaltar, tú perilla haciéndome cosquillas en los labios. No fui consiente de nada hasta que te tuve encima mío y entonces sí que mi cuerpo, mi sangre, mi sexo y yo fuimos muy consciente de lo que estaba pasando y lo que me estaba gustando.

En otro de mis suspiros contra tu boca tu lengua se hundió hasta tocarme la campanilla, pero al contrario que cuando me lo hacia una prostituta, no me dio arcadas. El efecto fue el contrario mis caderas se pegaron más a las tuyas, una de mis manos agarro y se metió por dentro de tu camiseta tocando los músculos de tu espalda, seguías estando duro como piedras de una cantera, y la otra en lo bajo de tu espalda.

Joder mi polla recibe el bulto de la tuya con más alegría de la debida, pero a la mierda ya pensare luego en las consecuencias y en lo que cojones hace un heterosexual de nacimiento, con otro hombre.

Ahora eso era lo correcto, mañana ya veríamos que pasaba.

Me separé un poco de tu boca y te miré, dios esa mirada se me clavo en el centro mismo de mi puto corazón, que parecía descongelarse por segundos.

—Quiero que vuelvas a morderme Vishous.

Ladeé mi cabeza y te ofrecí el lado de mi cuello que estaba sin heridas.

Oh, joder. Mis ojos se encienden como un par de jodidos faros, lo sé, lo veo en tu mirada y cuando me pides eso, el rugido que sale de mi pecho es brutal. Mis encías escuecen mientras mis colmillos se alargan a su máximo tamaño. Me estremezco y cierro los ojos. Necesito controlarme, no quiero ser un hijo puta como lo he sido antes, necesito mantener esto dentro de una especie de límite, algo manejable, maleable, que no me haga perder la puta cabeza.

Mis colmillos se hunden lentamente en la carne y te oigo gemir entre el dolor y el placer. Una de mis manos sube hasta tu rostro y, de forma poco usual en mí, acaricio tu pelo, apartándolo de tu frente mientras doy el primer tirón de tu vena.

Uhm dios bendito, dios bendito, esta vez los clavas lentamente y solo siento una puntada de dolor, seguido de un suspiro de placer. Tú rugido de posesión, como si tuvieras todo el derecho del mundo a estar donde estas, y por los infiernos que no te lo voy a discutir, ese derecho es tuyo hoy, hace que mi polla suelte un poco de semen.

Al primer trago tu mano sube hasta mi cara y me aparta el pelo, luego se queda en el mismo sitio acariciándomelo y la calidez y un sentimiento que ahora no quiero analizar, se acomodan en mi pecho, expandiéndose hasta mi corazón y tocando mi alma.

Joder si sigues tirando de mi vena y rozándote de esa forma y acariciándome harás que me corra en los vaqueros como si fuera un puto quinceañero sin control. No soy consciente de que la mano de la espalda ha subido hasta pasar a tocar tu duro pecho y la que tenía en lo bajo de tu espalda ha pasado agarrar una de tus nalgas, como no piedra dura.

Joder. No entiendo una mierda. Tu sangre es diferente, no es del todo débil como normalmente notamos los vampiros en los humanos y también está la visión que he tenido. Butch, colmillos, oscuridad, mi luz. Gruño contra tu garganta y la mano que estaba en tu pelo se cuela bajo tu cabeza y te atraigo aún más a mi cuerpo. Mi otra mano se cuela entre nuestros cuerpos. Noto tu necesidad, tu excitación y es eso lo que ahora mismo conduce mis putas acciones.

¿Qué coño me haces? Es como si me tuvieras bajo tu puto control. Desabrocho tu pantalón y dejo tu polla al descubierto. Te sacudes bajo mi cuerpo pero cuando vuelvo a tirar de tu vena es como si con eso te relajara. Mi mano rodea tu longitud y el gemido ronco que brota de tus labios me hace estremecer de pies a cabeza.

Mi polla está loca por salir de la trampa del vaquero, cada tirón de mi vena me pone más cachondo, deseándolo todo de ti. Quiero que me toques, que bebas de mí e incluso que seas mío.
M.I.O jamás he tenido ese afán de posesión de algo o de alguien, pero de ti lo quiero, joder a mí me gustan las mujeres, pero jamás me he sentido con ninguna como me siento contigo.

Noto una de tus manos desabrochando mi pantalón y aunque intento que no suceda, por una parte de mí, la otra que si lo quiere, se calma cuando vuelves a dar un tirón de mi vena. Coño si no pensé que me había muerto y llegado al mismo paraíso cuando tu mano rodeo la longitud de mi caliente y mojada polla, un gemido ronco y que no me conozco sale de mi boca.

— ¡Oh! Vishous…si sigues así… harás que me corra cabrón.

Como respuesta sólo paso mi pulgar por tu capullo, esparciendo el présenme que vas soltando. "Hazlo", es lo único que pienso. Aunque no sé por qué, frunzo el ceño al sentir un ligero olor diferente al de la excitación de ti. Especias. Me separo lentamente, cierro las incisiones y te miro a la cara. Echas la cabeza hacia atrás y decido que, tal vez me lo he imaginado, así que lo ignoro.

—Córrete para mí, poli —susurro contra tu oído—. Hazlo, ahora.

El tenue olor a especies que otras veces había olido, vuelve a estar presente y no me desagrada, desde el momento que llevo oliéndolo jamás lo ha hecho. Tú mano está caliente y sabe lo que hace, cuando tu pulgar pasa suavemente por la salida del capullo, las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se pusieron en marcha, todo mi cuerpo se preparó para lo que estaba por venir.

Noto como cierras mis incisiones, tú mano sigue jugando con mi polla y yo no aguanto mucho más.

Córrete para mí, poli, fue suficiente, eso y sentir como te estremeces de pies a cabeza, para que me corriera, con tu aliento cerca de mi oreja, tú mano enguanta en mi nuca, tú cuerpo aun sobre el mío y mi polla vaciándose sobre tu mano caliente.

Jamás había sentido nada de lo que estaba sintiendo cuando me corría dentro de una prostituta. Que se joda todo si no había sido el mejor orgasmo de mi asquerosa vida.

Cierro los ojos al sentirle correrse en mi mano. Me siento un hijo de puta, pero que me jodan si no me siento igualmente bien por haber sido la causa de esa reacción en él. Le acompaño en los últimos coletazos del orgasmo y con mis propias sábanas lo limpio.

Evito su mirada, no quiero ver su rechazo o lo que sea que vaya a hacer ahora. Sí, me odio. Esto no debería haber pasado. No está bien. Joder, hace nada que ha visto a alguien que podría realmente gustarle y yo...

Aprieto las mandíbulas y me incorporo.

Le doy la espalda y busco en mis bolsillos un puto cigarrillo. Mierda, ¿debería irle a birlar algún rojo a Phury? Apuesto a que no echaría en falta un poco de su mierda.

Joder con la puta amabilidad del colmillos me acaba de dar el mejor puto orgasmo de mi vida y después de limpiarme con las sabanas se vuelve un icerbe de los cojones y por la punzada en mi pecho que me ha jodido y mucho.

Pues bien no seré yo quien pregunte qué ha pasado bastante tengo con intentar asimilar que he dejado que un vampiro, que es un hombre como yo me haya hecho la mejor paja de mi vida y encima me haya dado el mejor orgasmo que he tenido. A la mierda con todo me levanto y sin mirarlo voy hacia el baño, cuando entro la mala leche que llevo me hace pegarle un gran y sonoro portazo a la puerta para cerrarla.

Me quito la ropa y me meto debajo de la ducha, coño no entiendo nada, ni lo que ha sucedido en la habitación continua, ni que me dejara morder, ni que me dejara tocar por un tío y menos dejarlo que me hiciera una paja y cuando pretendo hablar de lo que ha sucedido el tío se me cierra en banda y se porta como si no hubiese pasado nada.

Cabronhijodeputamalnacisolamadrequelopario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario