viernes, 31 de julio de 2015

TEMPANO DE HIELO...10ª



                                                           

                                                            TEMPANO DE HIELO
                                  



Vishous y Butch Fated

Cuando despierto una hora antes de que anochezca, me siento extraño. Nunca, en mi vida, había dormido tan bien como el día pasado. Miro a mi izquierda y frunzo el ceño. La cama está vacía. Por instinto mi mano toca las sábanas y encuentro que el sitio sigue algo caliente.

Me siento en el colchón y miro a mi alrededor. Mis ojos se fijan en la puerta del baño. Está entreabierta y hay luz filtrándose en la habitación. Un suspiro de alivio escapa de mis labios y, aun así, me siento algo herido. Coño, ni que fuera una jodida niña de dieciséis años que ha pasado su primera noche junto a su noviete. Hay que joderse.

Me rasco la cabeza y la sacudo, intentando apartar esas malas ideas o sensaciones o lo que coño sea de mí. Bajo la mirada hasta mi pecho y me quito el apósito que el matasanos me puso para ver cómo está la herida quirúrgica, pero justo cuando iba a hacerlo el poli sale y en un par de zancadas está ante mí, apartando mis manos de la jodida gasa.

— ¿!!Qué coño te crees que estás haciendo!!? . —aparto con más fuerza de la debida tu mano del apósito.

Me siento a un lado de la cama y entonces soy consciente de que tengo tu mano entre las mias, coño me dolía en el alma lo que iba a decirle, pero no podía esperar, si a mi amigo le gustaban los hombres no podía permitir que se hiciera falsas esperanzas sobre ellos dos, porque estaba seguro que lo que había sucedido no podía, ni debía volver a pasar.

A mí no me gustaban los hombres y aunque lo sucedido hacia unas horas había estado bien, que me jodieran, más que bien, sublime, increíble y lo había dejado con una paz desconocida para mí, pero no estaba bien. El amor, alto ahí...nadie ha hablado de amor, bueno el sexo entre hombres no era corrector y no estaba bien, además él quería una oportunidad de conocer a Marissa y poder tener algo serio con esa mujer, coño no le importaría tener un hijo o hija vampiro.

Céntrate Bucth, le debes una explicación a tu amigo, al único que ha conseguido que no te sientas sucio, ni asqueado, después de haber tenido un sexo que me vacío no solo de leche, sino de muchos sentimientos y que me había dado una tranquilidad que evito que tuviera pesadillas. Joder por dios, una vez te pedí una cosa, una única cosa y no me la concediste, por favor esta sí, que mi amigo, siga siendo mi amigo cuando hable con él.

Le solté la mano y le acaricie los tatuajes en la sien, me preguntaba si los que tenía en su cadera izquierda querían decir lo mismo que los de las sienes, seguía dándome igual, eran y serian para el bonitos y fascinantes. Enfrente su mirada.

—Oye ropero empotrado, tengo que hablar contigo y solo espero que no cambie nada entre tú y yo, lo que voy a decirte, pero si no es así, me lo dices y tomaremos medidas. —trague saliva, coño que difícil. —no te voy a negar que me ha gustado lo que ha pasado aquí, en tu cama, como tampoco te voy a negar que ninguna mujer ha hecho que me corra de la forma que tú, joder tío, me duele un huevo y he tenido que meterla en agua fría cabrón. Has demostrado que confías en mi al darme tu vena para que beba y eso para mí ha sido la mejor prueba de amistad que se le puede dar a una persona, eso y cubrirle la espalda para recibir una bala que iba destinada a mí.

Me levante, tomé lo que quedaba en la botella de whisky y pase mis manos por el pelo húmedo, gracias a dios que la toalla seguía en su sitio, porque solo con el olor que desprendía mi amigo el soldado se estaba poniendo firme de nuevo. Me senté en el sillón y volví a enfrentar tu mirada.

—Vishous no me gustan los hombres y no me planteo tener una relación de pareja contigo y esto jamás volverá a suceder. —respiré hondo y profundo. —pero si seré tu amigo hasta que dios decida que ya está bien de estar dando por saco en este mundo. Tú secreto está a salvo conmigo y cubriré tu espalda cada vez que peleemos juntos y si el universo se porta bien conmigo me gustaría conocer un poco mejor a la dama que huele a Océano.

Callé esperando tu reacción y no pude evitar un pensamiento que me dejo okey, ¿por qué no eras tú quien olieras a Océano? ¿por qué cojones no eras una mujer mamón?

Yo ya sabía que esto iba a pasar pero no significa que duela mucho menos. Me obligo a ponerme la máscara de hielo que he usado durante estos últimos tres siglos para hacerle las cosas más fáciles a él. No tiene por qué saber que quizás yo esperaba mucho más después de lo que ha pasado hace unas horas o el hecho de que me hubiera permitido que la esperanza creciera en mí.

Ah, sí. Al final tendré que darle la razón al jodido cabrón del Bloodletter. No confíes en nadie, ni siquiera en ti mismo. Eso te hace débil, eso hace que seas un indigno guerrero.

—Poli... —Carraspeo al ver que mi voz sale ronca. Varias veces. Tomo aire e intento seguir hablando—. Déjalo. Lo sé.

Sé que no eres así y créeme, no te culpo ni esperaba nada más de todo esto. No tendría que haber pasado. —Sacudo la cabeza—. Si para ti está... bien, también lo está para mí, ¿cierto? —Fuerzo una sonrisa y me paso mi mano enguantada por el pelo que tengo pegado a la frente—. Comprendo tus motivos. No te diré que esa hembra me guste, nunca lo ha hecho, pero si logra hacerte feliz, ve a por ella, ¿sí?

Dios, puede que lo esté soltando con la mayor calma del jodido mundo pero el dolor en mi pecho no tiene nada que ver con la puta operación de ayer. La palabra "Mío" se cuela en mi lóbulo frontal y soy incapaz de retirarla a lo más profundo de mi ser.

Lo miro y ahí está de nuevo esa frialdad en su cara que no me deja ver si realmente lo siente así o es una pantomima. Porque si de verdad le está dando igual todo lo sucedido entre los dos, a mí me está atravesando el pecho y partiendo mi corazón y dejando el mismo vacío que el día que mi hermana murió.

Coño dolía y la palabra M.I.O se vuelve a colar con fuerza en mi cabeza y no sé qué cojones pensar. "No tenía que haber pasado" hijo de puta, mal nacido, tampoco es que me parara en seco y lo evitara, dios ¿qué cojones es lo que me pasa? Nombra a Marissa pero sé que no está contento con la elección, me da en la nariz que le gustaría que siguiera con mis prostitutas.

Bien por lo menos seguimos siendo amigos.

Me levanto de la cama y me dirijo hacia el baño. He dicho todo lo que debía, ahora bien, todo está en sus manos. No voy a ser yo el que intente avanzar en lo que sea que se haya convertido esto. Él no se merece que le haga algo así.

De camino agarro mi móvil y una toalla negra del armario.

—Voy a ducharme —digo, señalando la otra habitación con mi cabeza—. La primera comida no tardará en servirse.

¡Ja! por mis pelotas, ahí estaba de nuevo esa frialdad que me calaba los huesos, pues bien es lo que había a tomar por culo, no puedo hacer más de lo que he hecho. Me he abierto en canal, he dejado salir a mis fantasmas, le he entregado mi sangre y mi amistad, si no lo quiere a tomar por culo no voy a ir detrás de él como un perro mendigando algo que no está dispuesto a dar. Bien hemos llegado a un punto sin retorno entre los dos. Lo veo ir hacia el baño, me visto cómodamente y bajo a comer. Un olor que me gusta y mucho llega hasta mí, Marissa.

—Hola Butch.

—Hola Marissa, un placer volver a verte. ¿Te unes a la comida?

—En realidad vengo hablar con Wratch, pero luego nos vemos.

—Búscame preciosa no andaré lejos.

La veo ir en busca del ogro y sonrió, bueno por lo menos había alguien que no negaba mi existencia.

Cierro la puerta del baño al oír la de la habitación cerrarse con algo más de fuerza de la necesaria y tiro la toalla al suelo, dejando mi móvil sobre el lavamanos, aferrándome al puto mármol. Joder... Agacho la cabeza y dejo salir el rugido que ha querido salir desde que me ha dicho que lo que pasó no volverá a hacerlo, que no le gustan los hombres, que quiere ser solo mi amigo... Solo, condenado, paria, aberración, monstruo. Eso es lo que soy. Estampo mi puño contra el espejo y me importa una mierda que al estallar, algunos se queden incrustados en mi jodida carne.

—Hijo de puta. ¿Para qué me das a probarte si después vas a darme una jodida patada en los huevos? ¿Para qué me sueltas que soy tuyo, dejo que veas lo que nadie ha visto jamás de mí y te trato como a una jodida shellan si después vas a alejarte de mí con las excusas más jodidamente baratas del puto mundo?

El guante de cuero se desintegra por completo y alzo la mano maldita hasta que está a la altura de mi cara. Sí, es posible que ésta sea la causa de que le pierda al final. Con gusto me la amputaría, con gusto volvería atrás en el tiempo y me alejaría de ese callejón aun a pesar del puto civil que salvé esa noche. ¿Qué más da un civil cuando yo me estoy muriendo lentamente por dentro? Porque es lo que va a pasar al verle coquetear y camelar a esa puta estirada de la glymera, alguien que no se merece a Butch... Él es...

—Mío. ¡¡Es mío!!

Me dejo caer sobre la taza del inodoro y me agarro la mano sangrante. No entiendo una mierda de lo que me está pasando. Estoy asustado y cabreado a partes iguales. Tanto conmigo mismo como con él. En mi vida he llorado, pero ahora podría hacerlo. No quiero que esto acabe aquí. No. Quiero.

Estoy hablando con Marissa, esperando que los demás bajen al comedor, cuando siento sus labios sobre los míos y aunque cierro los ojos y me dejo llevar, no es lo mismo. Coño no son los labios del ropero empotrado, no es su olor, su dureza, su calidez, definitivamente no es él. Separo mis labios de los de ella y la miro, joder me gusta y mucho, pero ¿qué cojones me ata al vampiro? ¿Que hace que todo gire en torno a él? ¿Por qué estoy desinquieto, nervioso? ¿Por qué algo dentro de mí, me dice que no está bien? Estoy con una mujer culta, refinada y educada, debería estar saboreando ese momento y sin embargo mi cabeza está arriba, en ese baño donde está él. Coño algo no anda bien, lo se joder, lo sé.

—Marissa ¿qué significa nallum?

—Amado o amada ¿dónde lo has oído? Es una palabra nuestra, escrita en lenguaje antiguo.

Hostia puta, amado, eso significaba nallum, amado y el ropero empotrado me lo había dicho a mí, ¿podía uno amar a casi un desconocido?, coño José y Teresa según me habían contado, su amor fue un flechazo. Me cago en todo, un tío hablando de amor... ¿hacia otro tío?...según su religión eso no estaba bien.

—Bucth, ¿estás bien?

—Marissa, tengo que irme, hablamos en otro momento guapa.

Y salí disparado, subiendo de dos en dos las escaleras, entré como un huracán en la habitación y al no verlo me entro pánico, vi la luz que salía del baño y entre sin tocar.

Dios Santo ese hombre que tenía delante de mi sentado en la tapa del wáter, no era el vampiro que yo conocía, era un hombre derrotado, acabado y herido, joder, herido en el alma y en la mano. Salí en busca del botiquín del ropero y me puse de rodillas delante de él.

— ¿Por qué me llamaste nallum? Vishous. —como me gustaba como sonaba su nombre en mi boca.

Cierro los ojos al oírle entrar y cuando vuelve con el botiquín me obligo a soltar mi muñeca y a apartar mi mano abrasa-personas-cosas de él. Lo más lejos que puedo. La pregunta que me hace duele. Dios, ¿qué decir? ¿"No lo sé"? ¿"Porque me salió"? No serían mentiras, después de todo. Ni siquiera yo mismo entiendo lo que me está pasando. No comprendo por qué me siento como si me hubieran abandonado, como si la única persona en este mundo que me importa me hubiera rechazado y se hubiera llevado con ella esa cosa que hasta ahora latía leve, fría y vacíamente en mi pecho.

Abro los ojos para fijarlos en los de él. Se siente curioso, veo la preocupación en su mirada y no puedo seguir fingiendo que no ha pasado nada, que estoy bien cuando es más que evidente que no es así.

—No lo sé —digo con total honestidad—. No sé qué cojones me está pasando. No... Duele. —Jadeo en busca de aire.

Apenas soy capaz de respirar con normalidad y mis ojos escuecen como los mil demonios.

Dios me duele verlo así, derrotado, hundido a punto de llorar, ¿por mí?, ¿por no ser capaz de... A la mierda ya lo curare luego, necesitó abrazarlo, sentirlo cerca de mí. Lo estrecho, lo pego, lo más que puedo y su mano sin guante me deja a mi cuerpo y sin saber porque demonios beso su sien tatuada, sin despegar los labios de ahí le hablo.

—Escúchame bien ropero empotrado, yo estoy como tú, no sé qué cojones me pasa contigo, no sé qué lazo invisible me ata a ti, pero jamás en la vida, después de lo de Jeanie, me había sentido así con nadie. Me importas capullo y de una manera que jamás me ha importado nadie en la vida y me mentiría a mí mismo si te dijera que no te deseo, que no quiero tus besos, pero los dos sabemos que no puede ser. Desde que tengo uso de razón el sexo, el amor entre dos tíos, no es natural, pero sé que no me puedo mantener alejado de ti Vishous, no puedo y me parte el corazón verte así, no me lo pongas más difícil, ni te hagas daño, joder pase lo que pase, siempre vas a estar a mi lado conmigo y si mi relación con Marissa cuaja, tú te vendrás conmigo, jamás te voy a volver a dejar solo amigo, jamás.

Sin enfrentar tu mirada, curé tus heridas y luego te lleve hacia el dormitorio, serví dos copas, tendría más tarde que pedir dos botellas más, y me senté en mi cama, apoyando mi espalda en el cabecero y te senté entre mis piernas, pegándote a mi pecho y te rodee con mis brazos.

—Esto, joder debería estar bien, coño tú y yo.

Síp, debería, pero por alguna razón no lo está. Soy consciente de que tengo que dejarte marchar, ser libre para estar con quien quieras pero... ¿verte con alguien más? ¿Pavonearte ante mí por tu felicidad? Eso me mataría. Joder, no lo entiendo. No quiero que esto pase. No quiero que te alejes de mí, que te emparejes con una hembra de valía. ¿Acaso yo no soy suficiente? ¿Es que la maldición de mi padre sigue anclada en mí? ¿Estoy, de veras, condenado a acabar mis putos días solo?

Siento ganas de gritar, de destrozarlo todo, de reducir cada puto centímetro del lugar a menos que cenizas. Tu olor me envuelve al igual que tus brazos y no debería sentirme en casa, joder. No puedo. Cierro los ojos. El pánico se está apoderando de mí poco a poco.

Solo pregunté una vez si mi padre conocía a mi madre. Él se rio en mi cara y me dio tal patada que jamás volví a hacer una pregunta. Aun hoy sigo preguntándome quién tuvo el corazón tan frío como para abandonarme en ese campamento de mierda o si en realidad fue el propio Bloodletter el que se deshizo de la hembra al darme a luz o poco después de haber acabado de alimentarme.

— ¿Cómo es tener una madre, Butch? —la pregunta sale antes de que sea capaz de pararla.

Noto como te estremeces lo que quiera que está pasando por tu cabeza, no es bueno, te apretó más contra mí y ciño más fuerte mis brazos a tu alrededor, no quiero soltarte hoy no, tú me necesitas y yo a ti. Estaba pensando en lo bien que se estaba de esa manera, cuando tu pregunta me coge por sorpresa y sonrió.

—Es lo mejor que le puede pasar a una persona. —algo me dice que tú no has conocido a tu madre y que necesitas saberlo. —Una madre es como un tesoro que nunca terminas de descubrir, que siempre va por delante de ti y te conoce mejor que tú mismo. Tenerla, lo mejor que pueda pasarle a una persona, te recoge si caes, limpia tus heridas y sana tu dolor. Te escucha, te aconseja y te hace unos pasteles de muerte. Es severa cuando tiene que serlo y cariñosa siempre. Es lo mejor que la vida puede darte, aunque mi madre cambio el día que encontraron a mi hermana muerta, después de haber sido violada por unos chicos del instituto, desde ese día se encerró en sí misma y ya no volvió hacer la madre que había sido. Pero daría mi vida por ella Vishous.

Protección, ¿eh? Entonces, ¿quién cojones deja a un niño en las garras de un sociópata como mi padre? ¿Quién, en su sano juicio y amando a la persona que le ha dado la vida, no vuelve a protegerle y le deja sufrir hambre, frío y vejaciones varias? ¿Quién permitiría que a su hijo le apresaran contra el jodido suelo mientras le tatúan horribles palabras sobre la piel e incluso... le castran parcialmente?

—Tienes suerte, poli —murmuro, intentando alejar todos los recuerdos de mi pasado de la mente. No es el momento de recordar, mucho menos de hablar de ello. Nope—. Al menos tú has sabido lo que es eso... Yo jamás he conocido a la mía, aunque me gusta pensar que si no la he visto ha sido porque murió o algo así.

Vaya eso me sorprende un poco, ninguna madre deja a un hijo abandonado, a no ser por circunstancias muy malas, conocía prostitutas con niños y cuando las veías con ellos, eran otras mujeres.

—Sabes una cosa vampiro ella se lo perdió tanto si está muerta como si no, ella se lo perdió ,eres un hombre que mi madre, de estar bien, le hubiese gustado tenerte como hijo, eso si no te librarías de las collejas por llegar todas las noches con la ropa llena de sangre o herido capullo, pero te hubiese querido y mucho. —como yo estoy empezando a quererte, eso murió en la punta de mi lengua. —Y tienes razón he tenido suerte, lástima que mi padre fuera un hijo de la gran puta.

Lo miro por encima del hombro y veo que su expresión se ha tornado dura. Puedo notar la tensión en el ambiente cuando habla de su padre y le entiendo. El mío tampoco fue el candidato al Mejor Padre del Mundo. Nope, en absoluto.

— ¿Sabes? Puedo entender eso.

—Vaya otra cosa que tenemos en común, un puto padre, cabrónhijodeputa que se merece morir y no de muerte natural, que le den sabes, lo único que siento es que mi madre no fue feliz a su lado.

Me quede callado, cerré los ojos y te ceñí más a mí, dios que no entiendo nada, pero quiero volver a besarte, necesito saber que estas bien, que todo sigue igual entre nosotros, que nada ha cambiado. Al diablo, lo más que puede pasar es que me pegues un puñetazo, me mandes a la mierda o me correspondas. ¿En ese caso, hasta donde estaría yo dispuesto a llegar?

Las batallas no se ganan comiéndose la cabeza. Gire tu cara y te mire antes de ir bajando mi boca lentamente hacia la tuya, que fuera lo que Dios quisiera, pero sabiendo que ni le mola esto entre tíos, seguramente me lleve una buena hostia.

Sé que no debo. Él ha dejado bien clara su posición en cuanto a lo que ha pasado horas atrás y, aun así, es el primero en buscar otro acercamiento. En los segundos que está tardando en acercarse para besarme me debato entre dejarle hacerlo o apartarlo. Joder. Quiero que lo haga, pero por otra parte es injusto no solo para él, sino para mí. En el último segundo me decido. No. Esto no debe volver a ocurrir.

Con una mano sobre su pecho lo aparto con la mayor suavidad que soy capaz de replegar.

—No deberías —digo en voz baja. A la mierda. Sé que mi voz me delata con el daño que esto me está haciendo. Pero es o esto o acabar completamente desquiciado cuando finalmente se empareje, porque tengo que deshacerme de lo que sea que estoy sintiendo o estaré en serios problemas—. Vete abajo, me vestiré para la Primera Comida.

Me deshago de sus brazos y me levanto de la cama. Sé jodidamente bien que estoy andando encorvado. La sensación de absoluta derrota no se me irá ni a patadas, pero es lo mejor para Butch. No se merece a alguien tan jodido como yo. Él vale mucho más que eso.

Y una mierda estas bien, si como yo, estamos para irnos de fiesta y bailar toda la noche y una mierda. Tiro de tu brazo, sin importarme y lo siento, tu herida, y te pongo de espaldas al colchón, antes de que puedas reaccionar me pongo a horcajadas sobre ti y asalto tu boca, sin muchos miramientos. Al principio no cedes, pero no te dejo, hasta que tu boca se abre para mí y la asalto como bien he aprendido de ti, que coño a la mierda con todo y con todos.

Una de mis manos pasea por tu pecho y la otra coge tu nuca apretándote más a mi boca, no te vas a soltar, no hasta que yo termine lo que ha cruzado por mi mente. Y que nadie me pregunte, ni el porqué, ni si lo he pensado bien, porqué lo he pensado porque quiero hacerlo, luego que me mate si quiere.

Despacio suelto tu boca y lamo tu cuello, como me gustaría poder tener dientes como los tuyos y beber de tu vena por mis propios medios, mi lengua sigue el recorrido, de tus pezones, muerdo, soplo y paso la lengua antes de besarlos, primero uno y después el otro. Estoy un rato jugando con ellos, hasta que tus gemidos roncos, empiezan a llegar a mis oídos. Mi lengua sigue bajando hasta llegar a tu ombligo, mis manos pasean por tus costados y tus caderas se alzan en busca de más y lo vas a tener.

Jamás le había hecho una mamada a un tío, pero no tenía que ser complicado Vishous me la había hecho. Me entretuve un poco en la zona entre tu ombligo y donde empezaba el nacimiento de tu sexo, dios mi lengua creaba ella sola la saliva necesaria para seguir lamiendo, mordiendo y besando y mientras lo hacia mi mano cogió la única pelota que tenías y la acaricio y mi boca bajo. Pero no lo hiso a tu polla, metí en mi boca, tú pelota, mientras una de mis manos empezaba acariciar tu polla y la saque despacio para meterme la polla en ella. Para cuando hice eso tus caderas ya estaban en el aire y tu polla por completo en mi boca, tus gemidos eran afrodisíaco en mis oídos y aunque estaba excitado, ahora no se trataba de mí, sino de ti. Apreté el ritmo cuando tus manos empujaron mi cabeza, para meter más adentro la polla y un segundo después tu corrida lleno mi boca y que coño, no me aparte y me la bebí, joder con tu puto sabor, eras adictivo y peligroso.

No me aparte hasta que soltaste la última gota, luego te mire, tus ojos estaban cerrados. Deje pase un rato, hasta que tú silencio y los ojos cerrados me empuntaron y mi boca hiriente, fue más rápida que mi cerebro.

—Bien vampiro, estamos en paz, no te debo nada. —me levante y baje al comedor de una mala hostia divina.

De repente me encuentro de nuevo en la jodida cama con el poli sobre mí, atacándome, como si él fuese el jodido depredador y yo su maldita presa. Lucho contra él, contra lo que sé que está planeando porque al final se va a arrepentir, lo sé y el que acabará hecho una puta mierda seré yo y no él. Pero cuanto más lucho, más insiste y al final mi propio cuerpo me traiciona y le devuelvo el beso.

Mierda santa... Sentirle recorrer mi piel es como un jodido delirio. Como si todo esto no fuera más que otro más de esos sueños de los cuales no quieres despertar jamás porque... ¿cómo puede ser real?

Y lo mejor llega cuando agarra mi pelota, masajeándola y metiéndosela en la... ¡Oh, joder! ¿¡En serio eso es su puta boca?! Virgen Santísima. Jesús...

Cuando al final siento esa húmeda cavidad alrededor de mi verga, cierro los ojos y mis manos vuelan a su cabeza, ayudándolo a llevar un mejor ritmo y a no ahogarse en el jodido intento porque sé perfectamente bien que jamás ha hecho algo así. El orgasmo me golpea con brutalidad, sin darme tiempo siquiera a advertirle y tengo que tragar con fuerza al sentir cómo se lo traga todo, acompañándome en los últimos coletazos de mi liberación. Sin embargo, la peor bofetada de todas llega pocos segundos después. Intento recuperar el aliento lo suficiente como para poder hablarle, pero ni siquiera me da tiempo a hacerlo. Con el portazo que pega y las palabras que suelta me basta para saber que está jodidamente arrepentido de lo que acaba de hacer y mierda si no me duele aún más porque esas habrían sido mis palabras exactas.

Me encojo sobre la cama, arrastrando las sábanas sobre mi cuerpo. Nope, no soy nada. En realidad, ni siquiera él sería capaz de aceptarme tal y como soy.

—Olvídate de él de una vez, V. Jamás sería algo que no es... Ni por ti, ni por nadie. — susurre para mí mismo.

Al salir me apoyé en la pared, doblándome en dos, coño maldito hijo de puta, maldito cabrón, maldito. Joder debería estar sintiendo asco, pero no es así, tenía su sabor en mi boca y me gustaba, podría estar mamándosela toda la puta noche, claro para que te den por culo y sin ponerlo a disposición de él, bueno era una forma de hablar.

Que frialdad, mamón de mierda, chapo por ti y tus putos padres, hicieron un buen trabajo dejándote vacío y sin corazón cabrón vampiro de mierda. No podía más, la situación con el ropero empotrado, lo estaba dejando exhausto y lleno de dolor, ya se sentía mal por lo que le había dicho, joder no lo había sentido ero qué coño se podía esperar de un puto bloque de hielo.

Oí una puerta que se abría y de repente delante de mí, estaba el guaperas. Puso una mano sobre mi hombro y me hablo con voz cálida y tono preocupado.

— ¿Estas bien poli?

—No, guaperas, no lo estoy.

Me alce sobre mi cuerpo y lo mire a los ojos.

—Si necesitas unos golpes, podemos ir al jardín antes de comer.

—No es a ti a quien me gustaría romperle su cara bonita, pero gracias por preguntar y por el ofrecimiento.

—Entiendo poli, anda vamos.

Y me deje separar de la pared, su brazo rodeo mi hombro y juntos bajamos al comedor.

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