viernes, 31 de julio de 2015

NO LO ENTIENDO...6ª





                                                        NO LO ENTIENDO
                                  




Vishous y Butch Fated

Sí, bueno, si no puede con lo que ha pasado, será que... hombre, después de todo él no es de los míos. A él no le da igual carne o pescado. ¿A mí? Mientras me sirva para calmar a mis demonios me da lo mismo. Exhalo el humo después de encenderme el cigarrillo y miro otra vez mi cama. Pensar que ha estado recostado en ella, que... se ha corrido en mi mano...

Cierro los ojos. ¿Puedo ser más hijoputa? Me paso una mano por el pelo. Me acerco a la ventana y la abro. El aire caliente del exterior entra en el cuarto. Es un alivio que siga siendo verano, en parte porque el frío me pone de mala uva y me trae recuerdos que no quiero revivir.

Las cigarras siguen cantando escondidas en los troncos de los pocos árboles del jardín. Apoyo un brazo sobre la ventana y la frente sobre el antebrazo. Aún siguen rondándome las imágenes de la visión. No sé qué coño quería decir, qué significaba o qué será del poli. ¿Por qué tenía colmillos? ¿Por qué noto que su sangre es diferente? ¿Qué hay de la oscuridad que lo rodeaba, que emanaba de él? Demasiadas preguntas a las cuales soy incapaz de responder.

Oigo el agua de la ducha que sigue corriendo y me acerco a la puerta.

—Será mejor que no te mojes la herida, poli. A no ser que quieras que la cosa se vaya a tomar por culo otra vez —digo desde el otro lado de la puerta.

Estaba bueno ahora se preocupa por mí, que le jodan al cabrón. Coño que difícil era ducharse con una herida en el costado, así que para qué coño seguir, cierro el agua, salgo y me seco, me dejo la toalla alrededor de la cintura, espero que haya ropa interior y algo de ropa fuera, sino hablare con el gran jefe para que me deje ir a buscarla a mi antigua casa. Respiro hondo antes de salir del baño, no tengo fuerzas para una discusión, ni más gana de pelea, por culpa de la puta herida. Al salir te veo sentado cerca de la ventana, liando un cigarro y cuando levantas la mirada, tus ojos encuentran los míos, además de una mala ostia de cojones y como siempre mi boca se adelanta antes que mi cerebro y mi pensamiento.

—Siento salir así pero no tengo ropa aquí, tendrás que hablar con el gran jefe para que me acompañes a buscar la mía al apartamento.

Joder esos ojos son como imanes y no puedo evitar sonreír, al fin de cuentas tú no tienes la culpa de lo que había pasado en tu cama hace unos segundos.

—Fritz ha llenado ese armario para ti —te digo, señalando el ropero que hay en la zona de tu cama— y no me molesta cómo salgas del baño.

Me encojo de hombros y enciendo el cigarrillo que acabo de liar.

— ¿Estás bien?

Vale, como una simple pregunta puede abarcar tanto, emociones, sentimientos y el dilema de si le miento o le digo la verdad. Joder mi ojos se abren todo lo que pueden cuando ven el puto ropero lleno de buena y cara ropa, cojo un pantalón ancho negro y una camiseta, tiró la toalla dentro del baño y cogiendo las botella me siento frente a ti. Te paso la tuya y antes de beber de la mía, te miro, definitivamente no te mereces que te mienta, joder.

—Si me preguntas por la herida, está bien no la he mojado, aunque me ha costado bañarme. Si me preguntas—trago saliva y carraspeo, tomo otro buen trago—si me preguntas como estoy yo, pues estoy bien aunque cabreado contigo y conmigo.

Hago una pausa joder como cuesta hablar pero si quiero que la amistad con el vampiro vaya bien debo ser del todo sincero con él.

—Estoy cabreado conmigo porque sin entender que ha pasado aquí hace unos segundos, puesto que no soy gay y me gustan las mujeres, aunque solo haya ido con prostitutas, tú jodido cabrón has hecho que por primera vez en mi jodida y puteada vida haya sentido algo teniendo un orgasmo y aunque no tengo claro que ha sido, no me he quedado ni vacío, ni con sensación de asco. Cabreado contigo porque me ha jodido que te des la vuelta como si no existiera y lo que había pasado no tuviera la menor importancia y quien sabe a lo mejor no la tiene, pero me ha jodido tu frialdad tío, yo no le daría la espalda a un amigo pasara lo que pasara mamón.

Le quito el tapón a la botella de Goose y le doy un largo trago. Joder. Oírle hablar sobre lo que ha pasado es demasiado. Me doy cuenta de que he sido un hijo de perra y que... bueno, que no debería haber ocurrido porque... simplemente no es lo que el humano habría querido.

—No ha sido por eso —contesto—. Es que... mierda. No lo sé. Eso... no debería haber pasado y... no volverá a ocurrir. —Al menos lo intentaré, añado en mi mente.

Genial el tipo se siente culpable, yo lo busco, lo llevo al límite y él se siente culpable, que me aspen si lo entiendo joder. Dejo la botella en el suelo, me levanto como un resorte de muelle, pongo mis manos a ambos lados del sillón y me agacho hasta que te encaro y hago que me mires.

—Escúchame bien Vishous tú no tienes la culpa de nada, me oyes bien maldito cabrón, fui yo quien te pidió que me mordieras, fui yo quien te llevo al límite y fui yo quien sin saber porque demonios paso se puso cachondo perdido. Así que por tu madre deja ese sentimiento de culpa a un lado y no hagas que me sienta más jodido de lo ya estoy cabrón, o no podré volver a mirarte a la cara de la vergüenza.

Y sin poder detener mi mano izquierda, esta se levantó y toco tus tatuajes.

—Sé que te jode que te lo diga, pero a mi cabronazo de mierda, me gustan.

Aparto la cara, desviando la mirada. Sé que no diría lo mismo si tuviera una mínima idea de lo que éstos significan y me jode que sea tan malditamente cabezota.

—Bueno, a mí no —digo entre dientes.

—Pues sabes amigo me importa una puta mierda y si significan lo mismo o parecido a lo que yo tengo en la espalda se lo jodido que pueden ser créeme. Pero algo me dice que mientras los míos son por voluntad propia, los tuyos han sido impuestos a la fuerza, así que te jodes porque sea lo que sea me siguen gustando aunque pongan que eres el mayor hijo de puta que hay en la faz de la tierra, me da igual, me oyes, me siguen gustando cabrón.

Aprieto los labios, dejo la botella a un lado y te encaro.

—Que te den —gruño—. ¿Sabes? No voy a hablar de esto contigo. —Me levanto y te esquivo, dirigiéndome a la puerta.

—Está bien no te lo he pedido pero huir no es la solución créeme lo sé por propia experiencia y si te incomoda mi presencia ropero empotrado pediré otro cuarto.

Dios me iba a doler como la mierda si decía que si al cambio de cuarto, no sé lo que me pasa con él pero necesito tenerlo cerca de mí y que me aspen si entiendo porque. Yo sé que no me ha pegado por la herida, de la forma que se levantó, gruñendo y con los puños apretados a ambos lado del cuerpo, de no estar herido la hubiésemos liado de nuevo.

—No hace falta. —Paso una mano por mi pelo y sacudo la cabeza—. Llevo huyendo toda mi puta vida y no me ha ido tan mal.

Me acerco a ti y cierro la puerta despacio, me pongo frente a ti y te encaro, una mano sube hasta tu nuca.

—Escúchame Vishous eres un cabronazo no lo pongo en duda y no te estoy pidiendo que me cuentes algo de lo que no quieres hablar pero si un día necesitas hacerlo aquí estaré, pero quiero que sepas que aunque huyas ahora tendrás a alguien que ira detrás de ti a buscarte así que piénsatelo bien antes de salir por piernas. Me voy a pegar de tal forma a tu culo que te arrepentirás de haberme conocido.

Cerré los ojos y apoye mi frente en la tuya mientras un dedo de mi mano derecha, la que había subido hasta tu nuca, volvió acariciar tus tatuajes.

—Esa no es la cuestión y lo sabes. Joder, nada de todo esto debería haber pasado. Es... ha sido un error, ¿vale? Olvídalo.

Dios que más quisiera yo que olvidarlo pero que me cortaran las pelotas si el deseo de volver a besarlo no estaba dándome patadas en mi pecho, mi olfato de poli me dijo que no sería buena idea y que desataría algo que no sabría parar o a lo mejor no querría parar yo. Así que quite mi frente de la suya y le di un abrazo de amigo, como los que José me da a mi cuando estoy hecho una mierda. Noto que se tensa y se queda como muerto, joder me voy a estar dando de ostias como la haya cagado de nuevo.

Al sentir sus brazos alrededor de mí no sé qué coño hacer o cómo tomármelo. Jamás, en mi vida, nadie había hecho eso y no sé cómo calificar esa acción. Mi cuerpo se tensa ante el contacto, al no reconocer qué está pasando. Pero, sorprendentemente, se siente bien. Es como si te dijeran algo agradable, pero sin palabras.

Respiro hondo cuando veo que se relaja, aunque no sube los brazos para abrazarme. Cuando me separo de él, sonrió como un tonto.

— ¿Qué coño se puede hacer en este sitio, cuando no se trabaja amigo?

—Nada en realidad. Mis hermanos no tardarán en venir, quizá vayamos a Screamer's. ¿Te apetecería venir con nosotros?

—Dame un minuto que me vista.—Voy hacia el ropero y me desnudo, poniéndome el boxe, un vaquero, una camiseta y unos mocasines sin calcetines, cojo una chamarra vaquera y me doy la vuelta con los brazos abiertos y sonriendo.—Ya estoy presentable a tu orden te sigo.— Por un momento te me quedas mirando y a fe mía que esa mirada tuya volvió a calentar mi corazón mal trecho.

Lo veo girarse, quitarse la toalla ante mis narices y mierda si no me fijo en todo su maldito cuerpo mientras va vistiéndose. Me maldigo a mí mismo por ser incapaz de apartar mis ojos de él y no salgo de mi maldito embobamiento hasta que no me habla otra vez.

—Vamos —digo mientras cojo mi chaqueta y las Glocks que están sobre mi mesilla de noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario