domingo, 8 de noviembre de 2015

EL OMEGA...16ª



                                                              
                           

                                                                  EL OMEGA

                                  


      
Butch y Vishous Fated

Joder vaya día, de entrada lo que había sucedido en el despacho, luego ir a buscar al Reverendo para llevarlo a la Colonia y la entrada en esta. Gloriosa no sería la palabra pero por lo menos tal y como me prometió el rey, no me tocaron, ni se acercaron a insultarme eso si las emociones y los cuchillos invisibles volaban. El Reverendo se había ido con el hermano Phury a resolver un asunto privado, esas fueron sus palabras. Yo seguí a lo mío y cayo la puta noche, bien hora de volver y ver que había decidido Wrath, esperaba que hubiese mantenido su promesa.

Salí sin mirar atrás y al llegar al coche y darle al aparato de abrir las puertas, este no pito. Coño había dejado las puertas sin seguro, joder para mí que no. Bueno no es que estuviera muy centrado cuando salí de la mansión.

— ¿Tienes un cigarro hermano?

Hermano una mierda.

—No y no soy tu hermano.

— Creo que sí, pero aún no lo sabes.

Me gire para mirar de frente y su cara no me era familiar.

— ¿Te conozco? — mi cuerpo se puso alerta.

— Aun no, pero lo harás.

— Porque no sales de las sombras y me dices que quieres. Si son mis servicios, siento decirte que me he retirado.

— No son tus servicios lo que busco, es a ti…alguien pide verte.

Si, claro y yo creo en los cuentos infantiles y en Papa Noel y una mierda. Saque el móvil y marque un solo número que me daba el de Vishous. Un tono, dos…mis instintos se pusieron completamente en alerta, otros tipos salían de la sombra que daba la luz artificial y venían a por mí. Bien tocaba pelear. Me gire para hacerles frente con el móvil en la oreja y sin más un olor a talcos llego a mí, genial ¿en qué puto lio me había metido?

— Vampiro tengo problemas, serios problemas y bueno si no vivo para contártelo…un puto placer haber conocido.

Un disparo, el móvil a tomar por culo, una mano a mi pecho y yo cayendo en un pozo de oscuridad absoluta…para siempre. Mi último pensamiento fue para Vishous, mi mecenas.

Cuando consigo abrir el jodido móvil, la llamada ha sido cortada. Miro quién ha sido y mis instintos se ponen en marcha. Butch me ha llamado y, por alguna jodida razón, ésta se ha cortado. Pulso el botón de llamada para devolvérsela y espero. Un tono, dos, tres, al tres y medio salta el puto contestador de mierda. Cuelgo y vuelvo a intentarlo. Mismo resultado. A tomar por culo. Guardo los utensilios que he estado usando para arreglar la jodida cámara de seguridad de la verja principal, me cuelgo la puta bolsa al hombro y vuelvo al GTO de Rhage. Dejo que la lona caiga sobre el asiento del copiloto y me meto en el vehículo. Le doy al gas y vuelvo rápidamente al jodido Complejo.

Cuando llego es casi de día. Las primeras luces de la mañana ya asoman por la montaña así que entro al Pit y voy directamente a mis Cuatro Juguetes sin quitarme ninguna de las malditas armas. Tecleo el código del teléfono del medio symphath y espero a que me salgan las coordenadas del GPS.

¿Qué demonios hace en esa parte de Caldie? Sin embargo, hay algo que me dice que en realidad no está allí. Vuelvo a coger mi móvil y llamo al servicio de buzón de voz.

—<Vampiro, tengo problemas, serios problemas, y bueno, si no vivo para contártelo... un puto placer haberte conocido>.Se oyen dos disparos y el claro ruido sordo de un cuerpo cayendo al suelo.

—Oh, joder. Mierda. —Me llevo la mano al pecho, frotándomelo de forma desesperada—. No.

Me levanto de la puta silla y salgo del Pit por el túnel en dirección a la mansión. Me topo con Rhage y Z y después con John Matthew, Qhuinn y Blay, pero no les hago ni puto caso. Subo las escaleras de tres en tres y abro las puertas del despacho de Wrath sin siquiera pedir permiso.

—Algo le ha ocurrido a Butch. —Sé que en estos momentos estoy frenético, pero a la mierda. Abro el teléfono, pongo el puto manos libres y dejo que tanto Wrath como los demás que me han seguido, escuchen el puto mensaje. Las persianas metálicas se bajan en ese jodido momento y es como si una jodida losa se caiga sobre mi pecho, aplastándomelo por completo—. Joder...

Si esto era el jodido Fade no me estaba gustando nada. Hacia frio y yo sentía mi cuerpo entumecido. Fui a mover una mano, no pude y un tintineo de cadenas sonó haciendo eco. El pánico se adueñó de mí haciéndome abrir los ojos, despacio. Y si era el Fade le hacía falta una buena limpieza, calefacción y un poco de más luz. Me fije en que mis manos y pies estaban atados con cadenas al suelo y el techo, desnudo por completo. Me dolían los brazos lo que significaba y lo sabía por experiencia que llevaba un buen rato atado de esa forma. Mi pecho palpitaba y al mirar vi un buen boquete por donde salía sangre a borbotones aun. Recuerda Butch…Salí de la Colonia, me pidieron un cigarro, mi cuerpo se tensó, llame a Vishous y me dispararon, volví a mirar la herida y ahí estaba. Una herida de bala por encima del corazón, lo que significaba que me querían vivo pero ¿para qué? y ¿quién? Esa habitación era lo más parecida a un sótano o algo peor y mi instinto me decía que no me esperaba nada bueno. Bien si Vishous había oído mi mensaje puede que pasara dos cosas, que me diera por muerto y se alegrara y pasara de buscar mi culo o todo lo contrario. Esperaba que fuera lo contrario.

Cavilaba cuando una puerta se abrió, dejando pasar una ráfaga helada de frío y castañetee mis dientes, mientras me estremecía.

—Vaya la Bella Durmiente se ha despertado.

— Vete a la puta mierda.

— Esos humos muchacho.

—¡¡ Muérete!!

—Tú preferirás estar muerto cuando el Omega empiece a jugar contigo, buscando lo que le pertenece.

— Hace tiempo que no me asustan las torturas.

— Pero si el nombre de Lash y la duda de lo que dejo dentro de ti.

Jadee y gemí a un tiempo, ya no me acordaba de esa mierda. Así estaba cuando mi cuerpo volvió a estremecerse y unas arcadas me hicieron doblarme.

— Eres mío Butch…MIO—anuncio una voz cavernosa y pastosa.

Me concentre en la imagen de mi vampiro, y ahora si era mí, para no volverme loco y perder la poca cordura cuando una mano huesuda tiro de mi pelo haciendo mi cabeza hacia atrás y dejándome ver unas cuencas vacías y una sonrisa tétrica. Empezaba el baile y yo tenía el carnet lleno y todos con ese hijo puta.

Aunque Wrath me ha ordenado que vaya a mi puta habitación y descanse para que justo anochezca podamos salir a buscarle, simplemente no puedo. Me paseo de un lado al otro de la salita del Pit como un león enjaulado. Hay miles de posibilidades que se me pasan por la cabeza. Una peor que la anterior. Aunque lo peor sería encontrarle muerto. Sabía que tenía que ir con él, sabía que no debía dejarlo solo y, aun así, Wrath nos obligó a separarnos. Maldita fuera mi suerte. ¿Se considera eso un fallo por parte del Whard? Técnicamente no es culpa mía, ¿no?

—Deja de pensar gilipolleces —me recrimino. Miro el reloj por enésima vez. Mierda, apenas son las doce del mediodía. Aún me quedan tres horas y media para que se ponga el puto sol—. Será mejor que no te vayas al jodido Fade, so cabrón o te juro que iré a patearte el puto culo.

No sé el tiempo que llevo aguantando tortura, violaciones con objetos a cual más peliagudo y raro para que cante cosas de la Hermandad y los hermanos, antes muerto. Cortes con dagas y demás cosas a las que había vuelto adicto, es una guasa, en cuestión de horas. Vaya suerte la mía, lo mejor de todo que eran impotentes y ninguno podría follarme como lo hacía Lash. Él esqueleto se mantuvo a una distancia disfrutando de todo lo que me hacían y manteniendo mi lado maldito a raya para que no saliera. Yo notaba mi debilidad por la pérdida de la sangre. Dolía cuando metían los dedos en la herida de bala o los cortes profundos para que volvieran a sangrar. Y dolía cuando empezaron con los putos latigazos. Decir que no sentía dolor era una cochina mentira, me había mordido mi labio inferior cuando empezaron los latigazos. Mi cara estaba irreconocible o eso pensaba porque no podía abrir los ojos, me habían desviado el tabique y mi cara tenia cortes que sangraban de todos los golpes que había recibido, con culatas, puños de hierro o puños de carne y hueso.

Mi cuerpo estaba al límite y como si la jodida calavera parlante lo supiera, se acercó a mí. Las arcadas volvieron. Metió su mano entre el hueco que quedaba entre el ombligo y la base que sostenía mi polla y hurgo. Grite, era un dolor que quemaba, que parecía te arrancaba las entrañas y siguió hurgando. Mis ojos empezaron llorar y cuando ya no pude más me desvanecí con una palabra en mi boca…Vishous.

Me abrace a mí mismo aguantando en dolor de mis brazos entumecidos y tirite de frío. No tenía ni idea de donde estaba, en ese sótano apestoso seguro que no. Estaba sobre algo helado y cosas puntiagudas caían sobre mi cuerpo. Abrí un solo ojo y vi que estaba al aire libre, que nevaba y que me habían dejado ahí para que el amanecer me encontrara y acabara conmigo.

— Ven a por mí vampiro, ven. — Puta ironía. Me coloque en posición fetal intentando que mi cuerpo entrara en calor, pero el frío me tenía congelado.

Justo cuando las persianas de metal se están alzando, me ciño las armas otra vez y salgo al exterior. Rhage y Zsadist están allí, esperando.

—Voy a desmaterializarme. Buscaré su sangre que sigue en mí y en cuanto tenga las coordenadas os las mandaré por mensaje. Si no os llega nada es que no es seguro. —Asienten y cierro los ojos, buscándote, escaneando el jodido condado entero para poder dar contigo y cuando lo hago dejo que mis partículas se esparzan por el aire para volver a tomar forma.

Estoy en un bosque en las afueras de Caldwell. Empiezo a caminar en dirección a ti y me paro en seco al ver un bulto sobre el suelo nevado. Joder, puto frío de los huevos.

Cuando estoy un poco más cerca, me quedo sin respiración. Es como si alguien me hubiera dado un puñetazo en la boca del estómago, robándome todo el oxígeno.

—Joder... ¿Butch? —Doy un paso, dos... y antes de darme cuenta estoy corriendo—. ¡Butch! —A un metro y medio de distancia de ti me paro en seco, la maldad que irradias es abrumadora—. ¿Qué cojones...? ¿Butch? Eh, compañero...

O estoy alucinando o es tu maldita voz ronca, profunda y que a mí me ponía duro cada vez que tu aliento tocaba mi cuello. Despacio abro mis ojos y te veo corriendo hacia mí, alzo con dolor un brazo y lo extiendo para frenarte.

— No te acerq… — tosí intentando que mi voz sonara más clara, pero la sed no me lo permitía. Mi lengua estaba hinchada, aun así grite con las pocas fuerzas que me quedaban —no te acerques vampiro…hay algo dentro de mí y es malo, tanto que yo mismo estoy asustado. Deja que el amanecer haga su trabajo y yo pueda tener un poco de paz.—Me vuelvo boca arriba y veo los copos caer.— Vishous...yo podría haberte…

Las lágrimas brotaron y volví a colocarme en posición fetal esperando el puto amanecer.

Y. Una. Puta. Mierda. Ahora que te he encontrado no voy a dejarte achicharrarte completamente solo. Ni hablar.

—Jódete. —Es lo único que suelto mientras acabo de acercarme, dejándome caer a tu lado—. Deja que te examine. —Sin esperar respuesta alguna coloco una mano sobre tu cuerpo desnudo y te obligo a volver a recostarte sobre tu espalda. Lenta y cuidadosamente hago que te desenrosques—. Hijos de puta —jadeo, intentando contener las náuseas que amenazan con llegar a salir de mi boca en forma de vómito.

El olor que desprendes es de puro lesser. Siento cómo mi mano maldita hormiguea y la levanto a la altura de mi cara para después volver a mirarte a ti. Es entonces cuando veo esa herida completamente ennegrecida. Llevo mi mano a mi cintura y saco una pequeña daga. Si es eso lo que está provocando esta aura maligna, tendré que hurgar en la herida para sacar lo que sea que hay ahí.

Cuando la hoja está a punto de entrar en contacto contigo, oigo a alguien hablar a mi espalda.

—Cuidado con eso, guerrero.

La muy hija de puta... Giro mi cabeza por encima de mi hombro y veo a mi madre flotando no muy lejos de nosotros.

— ¿Qué...? —Síp, vale. Nada. De. Preguntas. So. Mamón.

—Exactamente, guerrero, pero, si quieres serle de ayuda, mira más allá de los métodos convencionales. Tú mismo tienes un arma más eficaz contra lo que le está afectando que lo que ha sido forjado por el hombre.

¿Arma? ¿Yo? Vuelvo a levantar mi mano maldita y después vuelvo a mirarla. Ella asiente.

—No le harás daño —dice y sé que está leyéndome la puta mente. Cabrona de mierda.

Me llevo la mano a la boca y me arranco el guante para después volverme hacia ti.

—Eh, compañero, tranquilo, ¿vale? Saldrás de esta —digo para intentar tranquilizarte.

—Pon tu mano sobre la incisión, guerrero. Concéntrate en la luz e imagina que os envuelve, asegúrate de liberar lo justo. Si te sobrepasas, él morirá.

Fácil decirlo, no tanto hacerlo. Cierro los ojos y hago lo que me dice, siento como si algo se desintegrara y cuando voy a apartar la mano siento a la Virgen Escriba justo detrás de mí.

—No. Deberás proporcionar más luz a su alma si no quieres que se pierda completamente en la oscuridad. Puede ser salvado, pero sólo tú lo conseguirás.

Cuando voy a contestarle me doy cuenta de que ella ya se ha marchado. Con mi mano libre saco el móvil y les mando el mensaje a Hollywood y Zsadist para que traigan el puto coche cagando leches.

—Todo irá bien, Butch, ¿me oyes? Todo estará bien, estoy aquí y no me voy a ir a ninguna parte.

Serás maldito cabezota. Si claro que me joda, que ingenioso el tío. Cuando mis hinchados ojos divisan el negro de tu ropa, suspiro aliviado y bien porque ya no tengo fuerzas, porque el frío me tiene helado o porque no te quiero lejos de mí. Me dejo hacer sin abrir la boca. Cierro mis ojos y tus emociones terminan de dejarme caos. Yo me sentiría igual si pudiera. Voy a decirte que me dejes ahí, que te olvides de mí cuando una luz llega acompañada de una dama toda de negro. Escucho sin entender y sin más siento tu mano libre del guante sobre mi herida.

— ¿Que cojones te hace creer que ahora si funcionara? —siseo entrecortadamente y vuelco a cerrar mis ojos.

—Todo irá bien, Butch, ¿me oyes? Todo estará bien, estoy aquí y no me voy a ir a ninguna parte.

Esas palabras tuyas me hacen abrir los ojos e intento sonreír, aunque desisto cuando me duele.

— Esas palabras tuyas hubiesen estado bien días, semanas atrás—susurre en un suspiro y más para mí que para ti.

Jadee cuando tu mano empezó a dar calor a la herida, pero tenía mucho frío y a la mierda si parecía un quejica o una llorona.

— Vishous, abrázame, por favor, me muero de frío.

Sin pensármelo dos veces te ayudo a levantarte y te coloco sobre mi regazo. Como puedo me quito la chaqueta y te envuelvo en ella, acercándote más a mi cuerpo mientras vuelvo a colocar la mano donde la tenía. No pasan ni cinco minutos y oigo un coche aparcar no muy lejos de donde estamos. Giro ligeramente la cabeza y alzo mi mano maldita un momento para que vean dónde estamos.

— ¡Vía libre, chicos! ¡Traed el coche hasta aquí!

Oigo otra vez la puerta del Escalade cerrarse y unos pasos acercándose.

— ¿Cómo está...? Oh, mierda, ¿qué cojones...? —oigo maldecir a Hollywood.

—Está mal —digo con los dientes apretados—. ¿Puedes prestarme tu chaqueta? Está helado.

El Hermano no dice ni mu y me pasa la prenda. Como puedo te la coloco sobre las piernas.

Oigo el coche detenerse no muy lejos de nosotros y como buenamente puedo me levanto contigo en brazos. Rhage va a ayudarme y se lo impido.

—Ahora mismo el único que puede tocarle soy yo. Abre la puerta de atrás y métete en el puto vehículo. Tendremos que salir cagando leches de aquí de inmediato.

Suspiro cuando siento que me ayudas y me llevas hacia ti, hacia tu regazo. Mis brazos rodean tu cintura, me acurruco contra ti y escondo mi cara en tu pecho. Y sin más el frío va cediendo a una calidez que venía de ti y aunque no estaba caliente del todo, por lo menos estaba en tus brazos. Tu mano volvió a su trabajo y yo cerré los ojos. No los abrí cuando oí el coche, ni cuando Rhage pregunto cómo estaba, ni cuando su chaqueta cubrió mis piernas. No dije, ni hice nada, me deje llevar por ti. Intento moverme cuando noto que te quieres levantar pero no me dejas y vuelvo a dejarme hacer. Cuando me vi a salvo, en el coche y contigo rodeando mi cuerpo, con tu chaqueta cubriendo mi desnudo cuerpo, me deje ir. Mis lágrimas salían a borbotones y me aferraba a tu camiseta como si me fuera la vida en ello. Y tal vez fuera así porque el calor de tu mano antorcha, calmaba mi angustia.

— Vishous, no me dejes solo, vayamos a donde vayamos, no me dejes solo…no te apartes de mí, por favor, por favor — y las lágrimas volvieron a salir.

—No te preocupes, estoy aquí y no voy a moverme de tu lado —susurro mientras salimos de este lugar en dirección a la clínica de Havers.

Es el lugar más seguro, al menos hasta que sepa qué demonios te han hecho y asegurarme de que no eres ningún peligro. Noto la tensión en Zsadist.

—No te preocupes, Hermano, de momento vayamos a lo de Havers, ¿vale? Ya veremos qué hacemos después.

Z asiente y cuando llegamos, el matasanos nos guía por una puerta lateral hacia una zona completamente aislada de los demás pacientes.

Una vez te instalan salgo para hablar con los demás y pedirles que vayan a informar a Wrath. Sin embargo me veo obligado a entrar en tromba cuando las máquinas que monitorean tus signos vitales se vuelven locas y estoy dispuesto a asesinar al hijo de puta del medicucho si algo te llega a ocurrir.

Lo último que oí del vampiro antes de perder la conciencia fue “no voy a moverme de aquí “luego oscuridad y lo siguiente unas manos que me manosean. Intento con las pocas o casi ninguna fuerza que me quedan, desenchufarme de todo lo que me impide moverme y largarme de donde coño estuviera. Esas mismas manos vuelven a tocarme y eso sí que no. No más tocarme si yo no quiero, no más poseerme por la fuerza, no más torturas, no más dolor. Estoy fuera de mí, deseando soltarme de quien me agarra y de otras manos que me tocan. No me gusta y lo intento chillar, pero no me sale eso.

—¡¡¡Vishous!!! — grite todo lo fuerte que mis pulmones y mi garganta me permitieron.

Entro en tromba otra vez en la habitación y aparto a Havers y a varias de las enfermeras.

—Dejadle —ordeno con sequedad, poniendo mis manos sobre Butch—. Tranquilo, estoy aquí. Son el médico y las enfermeras, no van a hacerte daño. Ya está, ¿vale? —Me giro hacia esos ineptos—. Salid de mi vista, AHORA.

—Me da igual lo que sean, no quiero que me toquen o que vean mi cuerpo como esta…no quiero V, no, me niego —me agarro a tu camiseta, estrujándola y no dejando que te apartes de mí — todavía no. Dame un tiempo. —Apoyo mi cabeza en tu pecho e intento que el aire llegue a mis pulmones.
— No me gustaba que nadie me tocara en días, cuando me torturaban —dije en un siseo — Estar en ese maldito sótano, me hizo volver a cuando no era más que un esclavo sexual y no soporto que me toquen, hoy no Vishous.

—Está bien, tranquilízate. Nadie va a tocarte, te lo aseguro —digo mientras te rodeo con mis brazos—. Ahora cálmate, ¿sí? Estás a salvo y yo estoy aquí. Nadie va a volverte a hacer daño, te lo garantizo.

Sentirme entre sus brazos fue lo mejor de ese día y el anterior de mierda. Me sentía a salvo, protegido, seguro. Te rodee con los míos y te atraje más al centro de mis piernas abiertas. Por un minuto me permití soñar con como seria siendo tu pareja y sonreí, aunque mi sonrisa no duro mucho cuando vi las marcas de las cadenas alrededor de mis muñecas. Te solté y te separe de mí, acostándome. Me quede boca arriba y pensé que te ibas a ir. Giré curioso mi cabeza cuando oír como si movieras algo. Estabas poniendo cerca el sillón de mi cama, para quedarte ahí, asegurarte que nadie me tocaba y que yo descansaba. Fui a darte las gracias, pero enmudecí cuando nuestras miradas se encontraron. Joder pagaría por tener ahora mis emociones y mi lado sympath en su salsa para saber que pasaba por tu cabeza. Te sentaste y mis ojos se fueron cerrando despacio. Estaba en tus brazos y me hacías el amor con esa pasión que yo sabía tenías y escondías por miedo a algo o alguien. No había dolor, solo placer y yo gemía de gusto. Tenerte así era fabuloso. De repente la imagen cambio y volvía a estar en ese sótano mugriento y lleno de ratas, atado con las cadenas y siendo torturado.

—¡¡¡Vishous ayúdame!!!...¡¡¡No!!!...¡¡¡Dejarme!!!...¡¡¡Vampiro!!!

Cuando vuelves a acostarte, me doy la vuelta y muevo el sillón que hay en el cuarto para dejarlo cerca de la cama de hospital en la que estás confinado hasta que te repongas. Capto tus pensamientos y fijo mi mirada con la tuya, como intentando hacer que entiendas que no voy a moverme de aquí y que no voy a dejar que nadie se te acerque. Me dejo caer sobre el asiento y noto que vas relajándote paulatinamente. Las máquinas adheridas a ti así lo indican y me pongo a pensar en cómo reaccioné cuando oí el puto mensaje en mi buzón de voz. Fue como si el Bloodletter se hubiera presentado ante mi puerta, saludando como el hijo de puta que fue y me viniera a decir que iba a seguir jodiéndome aún después de que el muy cabrón estuviera más que enterrado y podrido a tres metros bajo tierra. Pensar que te había perdido por una estúpida orden de Wrath me había trastocado por completo y el hecho de saber que debería haber estado contigo no había ayudado una mierda a tranquilizarme. Te observo dormitar y veo que una media sonrisa se plasma en tu cara y aunque deseo saber qué cojones estás soñando para poner esa expresión, me abstengo a mancillar tu descanso y tu privacidad. Sin embargo, algo en el ambiente cambia y cuando empiezas agitarte y a gritar, me levanto como si me hubieran puesto un jodido resorte en el culo y me lanzo hacia la cama, sacudiéndote.

—Eh, Butch, vamos, compañero. ¡Butch, despierta!—Abres los ojos de repente y te sientas como si te hubieran pinchado el puto culo con una aguja de coser de las grandes. Tus ojos están completamente desorbitados y estoy casi seguro de que tu lado symphath está a un tris de salir a pasear.—Está bien. Todo está bien, estás a salvo, estoy aquí —digo con rapidez, poniendo mis manos sobre tus hombros y frotando mis palmas contra tus antebrazos—. Estás a salvo, ¿cierto? Nadie puede tocarte aquí. Les romperé los huesos si lo intentan. —Veo que vuelves en sí y me miras—. Eso es, Butch, cálmate, respira hondo. Así.

Quería salir de ahí, evadirme y salir a tu encuentro pero la puta pesadilla me mantenía anclado a lo que había pasado horas antes.¡¡No y mil veces no!! Quería volver al sueño placentero de antes, no a esa jodida mierda. Mi cuerpo se mueve y poco a poco tu fuerte y segura voz, se cuela entre la niebla de la pesadilla.

—Eh, Butch, vamos, compañero. ¡Butch, despierta!

Mis ojos se abren y no veo nada. Oigo tu vos, siento tus manos sobre mi cuerpo, como siento mi lado maldito arañando la puerta de su prisión para salir. Mi respiración es agitada y me siento como fuera de mi cuerpo. Sin embargo y como siempre haces, mi lado symphat regula y mi vista se fue haciendo más clara. Mi cuerpo se fue calmando y mi respiración también. Tus manos sobre mí siempre tenían ese efecto y esta vez cerré los ojos para disfrutarlas. Tome conciencia de que estaba sentado y tus palabras me llegaron altas y claras. Poco a poco volví abrirlos y te mire. No entendía tus palabras, bueno si su contexto y tu forma de decirlas, lo que no atinaba adivinar es si esa rabia salía del que había sido o era aún mi Whard, de un amigo o de un aman….Tenia que quitar la puta palabra amante de mi vocabulario, pero no estaba entendiendo una mierda mis ganas porque me abrazaras y besaras. Hago lo que me dice y aunque las ansias por tirarme a tu boca y a tu cuerpo, me queman, me detengo, apartando tus manos de mí.

— No sé lo que va a pasar conmigo, ni donde voy a terminar después de toda esta mierda, pero necesito que sepas algo y que se lo comuniques a Wrath y al Reverendo— respiré hondo y flexione mis rodillas apoyando mis brazos en ella, después de pasar las manos por mi pelo y hacer que una de las maquinas pitara. La baje y te mire.—¿Qué sería de mí, de Butch el esclavo sexual, si tuviera que abandonarte? Porque eso es lo que iba hacer, después de hablar contigo y en cuanto te despistaras. No te iba a ocasionar más problemas. Cerré mi mente para que no leyeras.—A pesar de todo lo que me hicieron, que es bastante visible y de lo que quiera que encontraron en mi cuerpo activándolo — cogí aire ruidosamente y carraspee— no dije nada de la Hermandad, ni de Las Colonias, nada. Ni donde están, ni cuantos viven en ambos sitios, ni de la seguridad o quien la lleva... Ni de Lugar Seguro, ni de los reclutas, ni sus familias. Nada absolutamente nada. No consiguieron doblegarme, ni cuando ese hijo de puta me…bueno no pudieron. Quiero que se lo digas a los dos y a los demás. No quiero dudas contra mi persona.

Volví acostarme, poniendo el brazo que no pitaba sobre los ojos. Malditos silencios entre tú y yo.

Cuando ya estás calmado y me apartas —hijo de puta, cómo duele eso, joder—, te escucho. Idiota, ¡claro que no has soltado prenda! Como si fueras a hacer algo así. No hacía falta que me lo dijeras, es algo que ya damos todos por presupuesto. Sin embargo, hay algo que no llego a captar, un extraño cambio en ti que no sé cómo clasificar y eso me da mala espina. Y, maldita sea mi suerte, mis corazonadas nunca se equivocan. Sin embargo no digo nada.

—Gilipollas, ¿crees que íbamos a pensar que te dejarías doblegar? Ni siquiera yo he sido capaz de conseguirlo. ¿Cómo iban a ser capaces esos bastardos? —Pienso un instante en tus palabras—. ¿A qué te refieres con "Él", Butch? ¿Quién es "Él" o qué es?

Espero a que me respondas. Tardas varios minutos en hacerlo, pero lo haces.

—El Omega.

— ¿Qué cojones...? —Aprieto mi mano enguantada en un puño y el cuero cruje—. Hijo de la gran puta.

¿Acaso no le bastó con Lash? ¿Ahora también va a intentar reclutar al medio symphath? Maldigo varias veces en la Antigua Lengua y me levanto, empezando a caminar por la maldita habitación esterilizada.

Primero ese esnob de mierda. Ahora esto. Ese cabrón va a pagármelas todas juntas. Por supuesto que lo hará. A Wrath no va a gustarle una puta mierda. Sin embargo, Butch, así como está, no puede volver al Complejo, no hasta que averigüe qué cojones le han hecho, cómo y por qué. Si ya odiaba las Antiguas Escrituras cuando tuve que reescribirlas, ahora estoy seguro de que voy a detestarlas. Yupi.

Te miro por encima del hombro por un instante. Si tan sólo pudiera borrarte de la mente lo que te hicieron... pero no sería justo. Nope, no lo sería.

—Intenta descansar —digo mientras me quito el guante—. Voy a limpiarte una vez más, tendré que hacerlo unas cuantas veces más para asegurarnos de que ningún residuo se filtra en tu alma. La Virgen Escriba me ha dicho que es la única manera de mantenerte a salvo de lo que sea que "activaran".

Coloco mi palma a un par de centímetros de tu cuerpo, por encima de tu estómago, y dejo que la luz nos envuelva a los dos, dejándola bajar a pequeñas pulsaciones. Te oigo suspirar y relajarte. Espero que esto sirva, a la vez, para evitar que tengas más pesadillas y que por fin descanses bien aunque sea durante un corto período de tiempo.

Más tarde iré a hablar con Wrath y con Rehvenge sobre lo que ha pasado. Ahora tú me necesitas más.

Durante dos noches y en silencio Vishous , me limpio y calmo. Me deje limpiar las heridas externas, estando él presente. Hoy me había traído ropa porque posiblemente la siguiente me diera el alta. Ya habíamos hablado de que me quedaría en el ático hasta que pudiera saber que me habían hecho. A todo le dije que sí, pero era lo único que oiga de mí. Yo estaba pensando como escapar. Me habías ayudado con la ducha, estaba débil todavía y al salir de ella me le quede mirando y por un maldito impulso que no entendía lo agarre de la nuca y lo traje hasta mi boca. Mi lengua intentaba colarse en su boca y aunque dudo unos segundos, luego cedió. Me entretuve unos minutos, como grabando su sabor en mí, por esas noches de fría soledad que me esperaban.

Luego lo solté y salí a la habitación seguido por él.

— Lárgate ya o el amanecer va a quemar tu culo, quedan menos de dos horas.

— Butch, compañero ¿estás bien?

— De puta madre, lárgate, te veo cuando anochezca.

En cuanto la puerta se cerró, espere un poco y empecé a vestirme .Subí el cuello de mi abrigo y salí del hospital sin ser visto. Busque un recoveco oscuro y me desmaterialice a los muelles. Nido de ratas y cucarachas, donde violadores, ladrones y asesinos vivían bajo la armonía del engaño y la estafa.

Me metí en el primer hotelucho de mala muerte, pague por una noche, subí. Baje las persianas, tranque la puerta con las llaves y un sillón puesto de forma que nadie de fuera pudiera abrir la puerta y hacer que me chamuscara. Me quite la chaqueta y me senté sobre la cama a beber, le había comprado al dueño una botella de mal whisky, pero menos es nada. Intentaría descansar un poco, porque según cayera la noche tendría que irme. Haber dejado que V, bebiera de mi sangre no fue buena idea, porque iría tras de mi siguiendo ese rastro y lo haría no me quedaba la menor duda. Por otro lado si no lo hubiese hecho hubiese muerto congelado ahí donde esos hijos de putas me dejaron tirado después de….

Di un buen trago, atusé las almohadas y las puse en mi espalda. Esperaba que se cansara pronto de esa persecución o que el efecto de mi sangre en sus venas desapareciera pronto. Cuando eso sucediera me iría de la cuidad y me buscaría la vida.

Pasaría página de mi asqueroso pasado y del que hasta ahora había sido mi futuro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario