domingo, 8 de noviembre de 2015

REENCUENTRO...17ª


                                                                REENCUENTRO
                                       


Vishous y Butch Fated

Había estado todo el día con la nariz metida en los malditos volúmenes de la historia de la maldita raza, intentando encontrar algo similar a lo que le había ocurrido a Butch. Sí, llevaba por lo menos esos dos últimos días haciendo esto durante la luz diurna, tratando de descifrar lo que fuera que le hubieran hecho esos hijos de puta, pero no había nada. Hombre, podría ir al Otro Lado a preguntarle a mi adorada mahmen, pero pasaba de ver su careto. No iba a pedirle ningún jodido favor a esa arpía. Nope. Ni hablar. Así que, ahí estaba yo, revisando, otra vez, esos jodidos libros. La verdad era que estaba empezando a perder la puta esperanza. Honestamente, ¿para qué cojones tenemos esto? Si, al final, no están sirviendo de una mierda. La hostia. Las persianas metálicas empiezan a subir y desvío la mirada de la párrafo que he leído por décima vez sin haberme dado cuenta de ello. Cierro el volumen, el cual hace un ruido sordo cuando las páginas y las tapas chocan, y me incorporo, tirando la maldita cosa sobre la cama y a un lado. Miro a mi alrededor y suspiro. Hora de ir a por el symphath. Voy al baño, me pego una ducha rápida y me visto de combate. Me ciño las armas, compruebo los cargadores y salgo al jardín de la entrada principal. Me quedo embobado mirando la fuente que adorna el aparcamiento y sacudo la cabeza. Deja de soñar, idiota, Butch está esperándote para largarse de ese sitio de mala muerte. Tomo una profunda bocanada de aire y la expulso lentamente para después ir al Escalade y conducir hasta la clínica de Havers. La enfermera del control de la verja principal luce nerviosa cuando me contesta por el interfono. Hombre, toda la jodida raza reacciona igual ante mis putos tatuajes o con mi mera presencia, porque llevo calada la gorra de los Sox hasta los putos ojos. Me abre y entro, aparcando el coche. Paso los demás controles y mis instintos empiezan a pitar. Las enfermeras están frenéticas, demasiado frenéticas. Apenas hay pacientes así que hago uso de mi "adorado" don.


—¿Que Butch qué? —espeto, haciendo saltar a las pobres, vale, no tanto, hembras—. ¡¿Qué demonios ha ocurrido?! ¿Acaso no teníais que vigilar a TODOS los pacientes? Dejé bien claro que ya no había ningún tipo de peligro de contagio. —Síp, estoy cabreado. Bueno, no, esa no es la palabra adecuada—. ¿Dónde cojones está Havers? ¡Que venga, AHORA!

Dos de las enfermeras salen corriendo en busca del matasanos. Hijo de la gran puta. Como se haya largado por algo que él ha dicho o hecho, me las va a pagar. A Wrath no le va a importar que la raza se quede sin médico. Podríamos encontrar a otro, alguien mejor y con mayor disponibilidad y amabilidad.

Por fin la puta noche cayo tapando ese sol que nos hacía quemaduras de tercer grado o nos llevaba a la muerte. Me levante y camino del baño me desnude metiéndome bajo la ducha, apoye mis manos sobre las baldosas que tenía en frente y deje caer mi cabeza hacia delante mientras el agua caía. Suspire hondo y analice lo que había sido mi perra vida…primero me abandonan en un bosque para que bien el amanecer o las fieras de la noche acabaran conmigo, después me encuentra una buena familia que cuando averiguó mi mestizaje, me siguió amando sin importarles nada, por mi culpa, murieron todos. Siendo un crío me meten en la colonia donde me convierten en esclavo sexual y por cojones y a la fuerza me hacen controlar mi lado sympath y como premios alternativos hacen que solo sea una máquina de follar y aguantar el dolor sin ser capaz de sentir un mísero sentimiento. Y aunque busco a la madre muerte se niega a venir por mí. Un día traen a un prisionero y por el conozco a quien creo me va a dar por fin la muerte y a cambio obtengo algo mejor…mi libertad y mi dignidad como persona. Y aunque la convivencia entre los dos nunca ha sido fácil, si es cierto que es el único que permito que me toque, el único en quien confió y el único que ha sabido hacerme conocer un orgasmo, algo que en mis siglos de vida había tenido. 

Y sin embargo aquí estoy huyendo de él, porque sé que saldrá en mi busca como un sabueso y no me olvido de que he bebido mi sangre y yo la suya, fácil rastrearme.¡¡Joder!!,¡¡mierda!!…no huyo porque quiera, no sé lo que el hijo puto del Omega ha activado en mi cuerpo, solo sé que me lo puso Lash y el resto pasó la noche que me secuestraron. Y no voy a entregar a la Hermandad, ni me voy a quedar para traicionarlos.Cerré el grifo de mala hostia, me seque, vestí y salí a la calle. El aire de la noche azoto mi cara y maldecía mi suerte, quien esta maldito desde la cuna, lo estará toda su puta vida. Por unos meses disfrute lo que era estar entre amigos y los llegue a considerar mi familia…por eso me largaba, antes daría mi vida que infligirles daño a ninguno. 

En cuanto al vampiro, se le pasara y seguro que estará contento de perderme de vista, me olvidara, no soy nada para él. Cerré un puño y frote mi corazón, ¿por qué coño, me dolía tanto ese pensamiento? ¿Por qué me había dejado follar por él, sin oponer resistencia? ¿Por qué beber de su vena y que bebiera de la mía fue de lo más excitante? ¿Por qué alguna vez soñé eróticamente con el vampiro o había vislumbrado un futuro con él? Tantos porqués y ninguna repuesta. Me adentre en un callejón para acortar mi camino y no había dado dos zancadas cuando mi cuerpo se tensó, el olor a talco llego a mi antes de que las sombras salieran de sus escondrijos, ese olor ya no me resulto tan desagradable. Mi cuerpo se aflojo y entrecerré mis ojos, sonriendo de medio lado…ahí estaba el hijo puta que me había torturado y violado con aparatos varios, durante mi cautiverio. 

Me lance a por el con los caninos extendidos en su plenitud y entre varios me agarraron. Intente soltarme, pero aún estaba débil, hijos de putas, de esa se salvaba ese perro.

— Tranquilo hermano, ahora eres uno de los nuestros te vamos ayudar. Aun estas débil y coño no me guardes rencor por lo que te hice, todo tiene su lado positivo…si te quedas con nosotros, luchando a nuestro lado, tu lado maldito no volverá a resurgir. ¡¡¡Soltarlo!!! No nos hará daño.

Despacio y con cautela me fueron soltando y mi torturado me extendió su mano…sonreí y se la estreche. Los demás palmearon mi espalda y me dieron la bienvenida.

— En marcha a casa hermano, necesitas alimento, de los dos tipos y hasta una buena hembra o macho si son tus gustos. En unos días saldremos de caza, cuando tus fuerzas estén plenas, mientras serás uno más de los nuestros.

Asentí y me subí en la parte de atrás de uno de sus coches, abrí la ventanilla y mire la luna…bueno parece que después de todo, la perra vida se ha apiadado y tendré una nueva familia.

La conversación con Havers ha sido de todo menos bonita. Pero sin ningún fruto. No tiene la menor jodida idea de qué cojones ha pasado o por qué o cómo se ha largado Butch de la clínica provisional. Joder. ¿Acaso no le funcionan las putas cámaras de seguridad? Las hemos comprobado todas y el muy mamón se ha largado. A buenas horas le dejé algo de ropa limpia para que se la pusiera hoy. Debería haberla traído hoy en vez de ayer, su puta madre. Me masajeo las sienes porque en este puto lugar no puedo fumar. Aunque me importa una reverenda mierda la ley que tenga el matasanos en el lugar. Pero respeto a los pacientes. Será mejor que no les diga nada a los demás, de momento. Le buscaré, le encontraré y juro que en cuanto lo tenga ante mis putas narices le voy a partir la cara por imbécil. Salgo de la clínica hecho una fiera, abro el puto Escalade y subo a él. Tamborileo mis dedos sobre el volante por lo que parece una maldita eternidad hasta que por fin me concentro para calmarme y encontrar mi sangre en las venas de ese idiota tocapelotas del medio symphath. Cuando lo encuentro salgo del puto coche y dejo que mis partículas se dispersen para después reagruparse a unos metros de donde sé que está.

Sin embargo, cuando llego es él el que desaparece y como está esparcido me es imposible encontrarle. El muy mamón ahora está por todo el maldito Caldie.

—Hijo de puta. Largándote cuando me notas. Te juro que me las vas a pagar, imbécil de mierda —mascullo mientras aprieto las mandíbulas.

Después de alimentarme y denegar a una hembra para que me la follara, espere que se durmieran y salí fuera desmaterializándome. El beber de la vampira que me trajeron aunque fuera a la fuerza hizo que mis fuerzas volvieran y les hice prometer que la devolvieran a su lugar de origen sin hacerle daño. Estaba inquieto porque no sabía si habían cumplido su palabra que valía menos que nada. Así que me centre y me evapore rumbo al centro de la ciudad. Cuando mis partículas se juntan y forman mi figura, ajusto mi chaqueta y echo andar, pensando en todo y en Vishous. Me estaría buscando o pasaría de mi puto culo, ahora mismo conociéndolo como creo que lo hago sé que se estará cagando en mi puta sombra o bien estará parado frente a sus ordenadores pasando de todo…muy difícil saberlo.

Me detengo un momento y busco a la hembra de la que bebí y suspiro cuando la noto sana y salva y muy viva. Sigo andando y en mi cabeza los momentos bebidos con ese hijo de puta de ojos brillantes pasan por mi cabeza como en diapositivas. Mordí mis labios cuando un gemido quiso brotar, ante las imágenes, en que me tomaba como macho, se quedan fijas en mi cabeza. Debo olvidarlo, no puedo ni debo volver a la Hermandad, soy un peligro para todos ellos. Está claro que ni el lumbreras de mi V sabe lo que me han hecho, ni lo que han activado en mi cuerpo para que el olor de esos desgraciados que hasta hace unas noches eran mis enemigos, ahora no me desagrade y los empiece a considerar de mi familia.

Una pregunta que no sabría contestar se quedó flotando en el aire ¿sería capaz de atacarlos si me viera en una emboscada con ellos?, estaba más que seguro que no, pero mis nuevos hermanos decían que en cuanto los viera delante de mí, lo haría. Si eso pasaba me quitaría la vida, esa había sido mi familia hasta que estos hijos de puta me secuestraron y activaron esa mierda de agujero negro debajo de mi ombligo.

Caminaba absorto en mis pensamientos que me traían loco, cuando un olor que muy bien conocía entro suavemente a mis fosas nasales y levante mi cabeza. Por un momento me quede mirando como corrías hacia mí y las lágrimas de felicidad por saber que andabas buscándome pedían paso para salir. Negué con la cabeza, respire hondo y me deshice en partículas, como de polvo, quedándome en el aire, el tiempo suficiente para que no me notaras y poder materializarme donde mi nuevos hermanos.

Y entonces caí de rodillas al suelo llorando como un niño…Vishous, me estaba buscando, posiblemente para matarme por irme sin decirle nada, pero me daba igual, me estaba buscando.

Ha estado jugando al puto gato y el ratón durante tres putas semanas. No ha habido manera de poderle pillar por banda porque, ¡oh, sorpresa! El muy hijo de puta está muy bien escondidito. Seguro como la mierda que ha encontrado algún puto lugar rodeado de puto metal, porque sino no me explico cómo cojones no soy capaz de encontrarle aunque se haya desmaterializado. De día intento encontrarle, saber dónde demonios se esconde... pero no hay manera. Puta mierda. He conseguido decirles a los hermanos que Butch está a salvo en un lugar de mi propiedad y que ha sido él el que ha decidido no volver al Complejo hasta que no estemos seguros de qué mierda le hicieron. De momento ha colado, pero no sé por cuánto tiempo más va a durar esta patética excusa.

Nunca debí irme de la clínica. Debería haberme quedado con él hasta que el hijo de puta de Havers le diera el alta. Pero no... tenía que hacerle caso al idiota del medio symphath, ¿no? Soy imbécil y sé que esto no es sólo culpa de Butch, sino también mía, pero eso no va a evitar que le dé la paliza de su vida por gilipollas. Hoy toca salir a patrullar. Mierda. Espero ser capaz de concentrarme y más le vale no salir por ahí mientras nosotros pateamos las putas calles de Caldwell o le moleré a palos.

Me ciño las armas, compruebo los cargadores de las Glocks y las enfundo en las pistoleras que están bajo mis axilas. Me ciño la correa de las dagas al pecho y después abrocho la chaqueta de cuero, cerciorándome de que no se nota que voy armado hasta los putos dientes.A saber con quién me toca patrullar hoy. Suspiro, saco uno de mis liados y lo enciendo mientras salgo del Pit en dirección a la entrada de la Mansión. Ahí están los demás. Phury y Zsadist parecen estar manteniendo una discusión de miradas mientras Rhage está bromeando con Tohr, quien no deja de mirar a Lassiter como si fuera a asesinarlo. No le culpo, ese pollo emplumado pone nervioso a cualquiera con sus gilipolleces.

No decimos nada, simplemente salimos y nos desmaterializamos para volver a materializarnos cerca de Screamer's. Supongo que hoy no va a haber copa antes de patear calles, mejor, porque seguro como la mierda que voy a aferrarme a la jodida botella de Goose y no voy a parar hasta caer desplomado. Phury y Zsadist cogen una de las zonas, mientras Rhage y yo nos vamos por la otra. Mis botas resuenan al pisar el suelo semicongelado, pero me importa una mierda. Quiero terminar con esto lo antes posible para volver a buscar a ese imbécil rematado.

Un golpe de aire lleva consigo el olor a talco para bebés y me tenso.

—Avisa a los demás —le digo secamente a Rhage—. Son, por lo menos unos diez albinos.

—Pero podemos con ellos... —Síp, el muy mamón está ansioso por pelea.

—Hazme caso. Por lo menos seis de ellos son viejos así que no, no podemos con todos ellos a la vez y no quiero que tu Godzilla aparezca en medio de Caldie.

Le oigo suspirar, saca el teléfono y le oigo hablar —probablemente con Phury— antes de girarse hacia mí.

—Vienen para acá —dice mientras se va desabrochando la chaqueta. En un abrir y cerrar de ojos los otros dos se materializan no muy lejos de nosotros.

—Hay trabajo —digo mientras hago lo mismo que ha hecho Rhage.

Nos echamos a correr y cuando giro la esquina el olor a la sangre de uno de nuestra raza me golpea de lleno. Retraigo el labio enseñando colmillos, sin embargo algo me hace detenerme de golpe.

—¿Qué cojones...? —oigo cómo exclama Rhage. Zsadist ruge y mis ojos se encuentran directamente con los de...

—¿Butch? —Mi voz sale en un jadeo.

Tres semanas y me ha parecido tres jodidos siglos, ya que no he podido salir de mi agujero, cada vez que lo hacía tenia al colmillos pegado a mis talones y mi culo, así que me han prohibido salir. En parte me ha venido bien porque he recuperado fuerzas y estos putos albinos se han comportado, eso o tienen otro sitio donde matan sin piedad. Sea como sea soy uno de ellos ahora, salgo de la ducha y seco mi cuerpo y al gírame, en el espejo me deja ver el agujero negro debajo de mi ombligo, duele y si no me alimento de sangre me dan arcadas y sudores fríos. Por lo menos mi corazón seguía en su sitio. Voy a mi habitación y me estaba vistiendo cuando mi torturador entro sin llamar, como siempre.

— Bueno amigo, alégrate esta noche saldremos a matar y será tu gran debut.

— No soy tu amigo y no mato ni niños, ni mujeres ya os avise.

— Tranquilo, esta noche vamos contra tus antiguos compañeros de batallas, borracheras y creo que de sexo.

Un giro rápido, dos zancadas y cojo al hijo puta por el cuello con una mano dejándolo suspendido en el aire.

— Te he dicho mil putas veces, que no me faltes el respeto o te mataría, una más cabrón y hundo tu nuez, pegándola a tu nuca con un solo apretón de mi mano— lo solté dejándolo caer como un fardo y me termine de vestir, cogiendo mi armamento.

Hostias, hoy ese maldito agujero negro en mi cuerpo, dolía como nunca, pero iban listos si se creían que oirían una queja más de mí o pondría en mi rostro la máscara del sufrimiento y dolor. Cada vez que lo hacía, venia el mamón que había hecho eso y mi lado symphat se recluía en su caja durante demasiados días y me hacía falta para lidiar con estos hijos de putas, capaces de vender a su propia madre.Mientras esperamos por los demás, no dejo de pensar si haberme ido huyendo como un puto cobarde, en vez de enfrentar lo que me pasaba, no había sido peor. Me gusta pensar que Vishous anda detrás de mí, en mi busca por un sentimiento, pero es una vil patraña que me invento, para no alimentar más mi odio hacia él y sus amigos, que nunca me vieron como a uno de ellos. Lo más seguro que su miserable rey ciego le haya ordenado buscarme, capturarme, sacarme lo que supiera y matarme. Ese pensamiento me hace gruñir fuerte y los demás me miran. No soporto la puta espera.

— ¿Dónde?

— Impaciente por matar a esos mal nacidos, me gusta.

— Corta el rollo, tú tampoco eres santo de mi devoción, no he olvidado ninguna de tus torturas.

— Rencoroso, te aseguro que si se me hubiese empinado, habría disfrutado de tu maravilloso culo.

—Tienes mi palabra de que si eso hubiese sucedido, estarías muerto cabrón… ¿Dónde? ¡¡¡Hostias!!!

— En los callejones cerca del Screamer´s. Han puesto precio a tu cabeza, la Hermandad.

— Nos vemos allí y te aseguro que no se lo voy a poner fácil.

Me disolví en el aire para volver a juntar mis partículas en uno de esos infectos callejones y mientras iban llegando el resto pensaba en las putas palabras de mi sádico torturador. Mi cabeza tenía precio, pues bien que vinieran a por ella, el primero en caer iba hacer Vishous. Éramos más o menos diez y llegando el último, comprobé que mis dagas estaban en los sitios correctos: pecho, espalda, tobillos y costados. Esas preciosidades y mis manos, suficiente para acabar con los que fueron mis amigos y hoy son mis verdugos. Iba el último en el grupo y a mi costado mi torturador, cuando nos detuvimos en seco. Habían capturado dos de ellos que se habían adelantado a un vampiro joven, chasquee la lengua y corrí a su lado para ayudarlo, no habíamos salido a eso, era los de la Hermandad los que buscábamos. Cuando me arrodillé, no había nada que hacer, me levante cabreado, yendo a por esos hijos de puta, cuando el replique de una botas resonaron en el piso.

Mi cuerpo se tensó, conocía muy bien el olor de cada uno de ellos y ahí estaban. Despacio me gire y los encare con una sonrisa cabrona y ladeada. Sus caras de incrédulos, como si lo que estaban viendo no pudiera ser, a mí me causo satisfacción. Oí al dragón preguntar asombrado y a Zsadist rugir, pero mis ojos estaban clavados en una figura alta y con perilla que se encuentra con mis ojos y una mirada rabiosa y llena de reproches.

— Si, yo, cabrón y vas hacer el primero en morir en mis manos. Quieres mi cabeza—le hago señas con una dedo— ven a por ella—lo señalo— ese es mío, solo mío.

Ambos bandos nos pusimos en posición de ataque y relamí mis labios de gusto, pensando a que a ti V, te iba a capturar vivo y yo mismo me iba a ocupar de tus torturas. Nuestros ojos no se de despegaban, en cuestión de segundos íbamos a medirnos como enemigos. Mi torturador dio la orden y se lanzaron, yo me dispuse hacer lo propio cuando tu mirada cambio. De la incredulidad, pasaste al odio, mientras nos mediamos y ahora era de tristeza por un amigo perdido, mire a los demás mientras se defendían del feroz ataque y vislumbre el mismo brillo triste.

— ¡¡Ataca!! ¿a qué esperas?...una invitación.

Sin saber muy bien que hacía, gire mi cuerpo, agarre por el cuello a mi torturado y lo tire al suelo conmigo encima a horcajadas, apreté su cuello y al abrir su boca para coger aire, empecé a chupar como una aspiradora. Mi lado maldito salió a la luz y me levante haciendo lo mismo con todos los albinos que me topaba en mi camino, cuando todo acabo, volví hacer Butch y tenía delante a Vishous, mientras los demás se mantenían detrás de él, alerta. Hice una barrida con mi vista y no quedaba un talco vivo, unos por dagas y otros aspirados por mí, volví a mirar a mi compañero.

— Vish…— primer puñetazo, directo a mi boca, lo que me reventó el labio inferior haciéndolo sangrar en abundancia.

Ahora las cosas cuadraban. El por qué no he logrado encontrarle, el motivo por el cuál cada vez que me acercaba a metros de distancia, él se desvanecía sin siquiera dejar que me acercara a él para hablar o lo que cojones fuera a hacer. Ahora sé por qué no lograba sentirle durante el día, porque esos mamones le tendrían escondidito en caso de que alguno de nosotros consiguiera rastrear al puto symphath tocapelotas. Claro que sí. El hijo de la gran puta ha cambiado de bando, sin ni siquiera darme la puta oportunidad de averiguar qué demonios le hizo el muy cabrón de Lash.

Al principio lo que siento al verle en esa parte del callejón, ante el cadáver de uno de los nuestros es la de rabia. Una rabia ciega que repentinamente cambia a odio y del odio paso a la jodida tristeza. Siento como si alguien está arrancándome el puto corazón de cuajo y sin haberme avisado antes y apenas logro evitar llevar mi mano al pecho para frotarlo. El dolor es insoportable y pensar que ahora voy a tener que acabar con él no me está ayudando una puta mierda. Le oigo retarme, le oigo cómo me insta a ir a por su cabeza, a por él, a deshacerme de él... Dios, no puedo.

El puto albino de los huevos le insta a que ataque y cuando me preparo para recibir su enviste le veo girarse e ir a por el cabrón blanco. Me quedo donde estoy, alucinando al ver lo que mis ojos están presenciando pero no termina ahí. Se va a por los demás talcos y es como si se los esté zampando. Los demás hermanos terminan con los que quedan y se quedan detrás de mí cuando el symphath se levanta.

Hijo. De. Puta. Antes de dejar que termine de decir mi nombre mi puño se estrella contra su boca, partiéndole el labio y me importa una jodida mierda.La lluvia de hostias empieza. Mandíbula, nariz, estómago... Cuando se agacha agarrándose la tripa aprovecho y le doy una hostia en la espalda, haciendo que caiga de rodillas.

—Hijo de la grandísima puta. ¿Sabes por lo que he estado pasando estos putos días? ¿Sabes cómo me he sentido? ¿Pensabas que iba a olvidarme de ti? ¿Que me importabas una reverenda mierda? ¡No ha habido un puto día que no haya salido a buscarte! —digo mientras sigo dándole lo suyo.

Es Rhage el que se me acerca y me agarra para que deje lo que estoy haciendo. Sé que he dicho demasiado pero confío en que no van a soltar prenda ante Wrath. Saben a qué se atienen si abren el puto pico.

—¡Imbécil! Suéltame, Hollywood...

—No hasta que te calmes. —Reconozco que tiene cojones, el muy mamón.

Oigo como te cuesta respirar y veo que estás muy pálido y mi mano maldita empieza a brillar. Es en ese momento que comprendo que necesitas que te cure, que tengo que llegar a ti.

—¡Que me sueltes, hostias!

Cuando se aparta, no tardo ni medio segundo en llegar a ti, te obligo a girarte y como buenamente puedo hago que te recuestes sobre mi regazo. Me quito el guante de cuero con los dientes y sin importarme lo que opines meto mi mano bajo tu camiseta raída y coloco mi palma contra tu estómago, dejando que mi luz vaya saliendo a pulsaciones, imaginando que nos envuelve a los dos.

—La próxima vez que hagas algo así, te juro que no voy a dudar en meterte una puta bala entre ceja y ceja, so cabrón —te digo entre dientes, lo suficientemente bajo como para que sólo tú me oigas. Me giro hacia Rhage y le digo—: Vuelve al puto complejo y trae el Escalade.

El hermano no dice ni media y se desmaterializa. Los demás buscan las direcciones de cada uno de los albinos y también se largan. El rubiales no tarda en llegar con el coche y me levanto, ayudándote a incorporarte para meterte en la parte trasera del monovolumen y subo a la parte del conductor.

—Dile a Wrath que he tenido asuntos que atender con el poli y que ni se te ocurra soltar una puta palabra de lo que ha ocurrido aquí, ¿estamos?

—Lo sé, lo sé —me suelta el Hermano, levantando las manos en señal de paz.

—Díselo a los demás. Esto se queda entre nosotros y me importa una mierda si le estamos mintiendo a Wrath u ocultándole cosas.

Sin darle tiempo a que diga una palabra más piso el acelerador en dirección al ático.

Una vez ahí te ayudo a subir al ascensor y te llevo adentro, dejándote sobre la cama. No pierdo el tiempo en recostarme a tu lado y a volver a colocar mi mano contra tu piel. El color va volviendo a ti y no dejo de pensar en cómo he perdido el puto control. Dios... ¿y se supone que soy tu puto Whard?

La madre que me parió... Nunca mejor dicho, la hostia.

No se si ahora estoy contento de verle. Su puño paro en mi boca con la fuerza de un camión de toneladas de cemento puro y duro. Siento como mi labio inferior se abre y empieza a sangrar de modo que me bebo mi propia sangre. Me tengo en pie,mas por orgullo que por otra cosa. Mientras los demás golpes llegaban y sus palabras se cuelan en mi cabeza,no me es indiferente el dolor,la angustia,la pena,ademas del profundo odio y desesperación que hay en ellas. Los golpes caen sobre mi y mi cuerpo,con una fuerza que empujaba el mismo odio,que nacía de sus entrañas y a mi me llegaba en oleadas llenas de rabia que ha estado contenida durante semanas,meses. Y en medio un fugaz pensamiento de que coño había hecho.¿Por que había abierto mi boca y aspirado como polvo a esos cabrones? ¿Que cojones me había impulsado hacer eso? ¿Por que por segundos me estaba sintiendo mal,como si hubiese comido algo en mal estado? Bueno en realidad eso mismo había hecho.

El tiempo que esta golpeándome no lo se, pero con el penúltimo de ellos me doblo agarrando mi estomago que me ardía y su golpe en el, solo hizo que ardiera y doliera mas. Un golpe en mi espalda, aprovechando mi situación vulnerable hace que caiga al suelo boca bajo y gimiendo como una hembra dolorida por su menstruación. Por sus palabras se que Rhage ha detenido a mi fustigador de hostias y que esta muy cabreado porque lo retiene. Sus ganas de matarme, me llegan alto y claro.

El dolor en mi estomago se intensifica y una ganas de vomitar y mareos me asaltan de una manera tan dolorosa que intento llamarlo y solo me sale un gemido. Se o mejor presiento que el único que me puede ayudar es Vishous, vuelvo a intentar llamarlo y otro gemido. Intento reír y no puedo, que coño ¿no era eso lo que había estado buscando desde que entre el la colmena? La puta muerte, pues bien, ahí estaba y esta vez,mi vampiro no iba ayudarme. De repente tu olor inunda mis fosas nasales y me giras estrechándome contra tu duro y caliente cuerpo. Pones tu mano sobre la herida y de inmediato noto paz y como el malestar desaparece. Intento hablar y no puedo. Tu velada amenaza me hace curva ligeramente mi boca hacia arriba y suspiro ruidoso y alto. Habías estado buscándome y ahí estabas salvando mi pellejo cuando yo minutos antes había pedido tu cabeza en bandeja de plata. Que puto cabrón era yo.

Entre paseos a la inconsciencia y realidad, noto como se me sube a un coche, voces, palabras que no entiendo. Un ascensor y de repente una mullida cama, con un olor inconfundible, el tuyo y unas emociones que me llegan atropelladamente. Y de nuevo tu mano. Abro mis ojos por primera vez en todo el rato y te miro como los ojos húmedos.

— Lo siento Vishous.

Cierro los ojos con fuerza e intento calmarme. Sigo cabreado, muy cabreado pero lo que ha pasado hace apenas unos minutos me ha aterrado incluso a mí.

—Guárdatelo —digo en apenas un susurro.

No quiero oírlo. No quiero saber qué cable se le ha cruzado para largarse con esos hijos de puta. No quiero saber qué le dijeron para convencerlo o por qué le dejaron permanecer con ellos. Seguro como la mierda que sólo conseguiría ponerme aún más enfermo de lo que ya me siento. Intento ponerme un poco más cómodo y lo único que consigo es dar una culada más cerca de él y cuando estoy a punto de volver a apartarme subes una mano y me impides que me mueva.

—¿Qué...? —Pero tu mirada me deja mudo. La tristeza y la vergüenza que veo en tus ojos dorados me ponen la piel de gallina. Mier-da.

Su orden de que me calle, duele como una daga que atraviesa el corazón partiéndolo en dos trozos de carne sin sangre. Pero no lo puedo culpar. Fui yo quien la jodió, quien metió la pata, quien lo dejo antes de que me diera una explicación o al menos lo intentara. Sus emociones me llenan,p ero son tan variadas y variopintas que no se,o no puedo descifrarlas. Se mueve y al hacerlo se acerca un poco mas a mi, haciendo que mi piel se erice y me haga gemir. Mierda, como había extrañado su cercanía, su calor,s u olor. Todo su ser, de hijo de puta. Noto que estas a punto de volver apartarte de mi y subo una mano, agarrándote fuerte de modo que no puedas apartarte de mi cuerpo, de mi. Intento hablar, pero no puedo. Mis propias emociones me ahogan y lo único que hago en subir mi cara y mirarte, perderme es esos ojos brillantes como gemas. Siseo mu bajo, casi solo modulando.

— Lo siento, de verdad que lo siento y necesito que me escuches en silencio— trague la poca saliva que quedaba en mi boca seca— luego si así lo quieres desapareceré para siempre de tu vida. Pero no te alejes de mi, estas semanas han sido una puta mierda sin ti.

Mis ojos, esperaba hablaran por mi y se quedara, aunque fuera a escuchar la explicación que le debía.

Me quedo absolutamente paralizado. No sé qué hacer conmigo mismo. Por un lado quiero levantarme, mandarte a la puta mierda y darte de tu propia medicina. Ignorarte, evitarte, largarme cuando tú entres en algún sitio. Pero por otra parte sé que seré incapaz de hacerlo, que por muy cabrón que sea a ti jamás podré ignorarte y por eso odio a Wrath, por haberme puesto en el lugar en el que ahora estoy, por haber hecho que te vigilara, que te... cuidara. Cierro un instante los ojos y dejo escapar el aire que no sabía que estaba reteniendo. Después vuelvo a abrir mis párpados y dejo que mi mirada se quede fija en la tuya, asintiendo en señal de que te voy a escuchar.

De forma inconsciente paso mi otra mano por debajo de tu cuerpo y te acerco un poco más hacia mí, intentando que estés un poco más cómodo. ¿O soy yo el que quiere estar un poco mejor? No tengo la menor jodida idea. Soy como un puto adolescente ahora mismo. Rediós.





Por unos segundos me temo que se va a soltar de mi agarre, va a patear mi culo y a desaparecer sin importarle lo que sea de mi, a partir de ahora. Sueltas el aire que te mantenía en tensión y aflojas tu cuerpo contra el mío y yo mi sujeción del brazo para que no escaparas. Tu mirada se ancla en la mía y yo me pierdo en esa mirada. Tu señal me hace jadear e intento recuperar mi valor para hablar. Voy a empezar cuando jalas de mi y me acercas mas a tu cuerpo. Tu calor me envuelve y hace que me sienta como en casa. Y sentir que estas tan perdido como yo, en cuanto a sentimientos, me hace soltar la lengua.

Me despegue de tu mirada y mire hacia la mano enguantada que estaba en mi estomago, un poco mas abajo y sonreí quedamente, ese calor tuyo me cuidaba y me había devuelto a la vida y eso y tu cuerpo me tenia enamorado. La palabra “ENAMORADO” choco contra mi dejándome caos,p ero a su vez me envolvió con calidez. Hora de dejar las cartas boca arriba.

— Déjame hablar, no me interrumpas hasta que acabe. Salí huyendo por dos motivos, el primero lo conocí bien y me asustaba como nunca algo me había asustado en mi vida y el segundo lo acabo de descubrir— cerré mis ojos, aunque el no me estaba viendo la cara, mejor así— creo que me he enamorado de ti, eso o tengo indigestión y no por tragar albinos, algo de lo que deberíamos hablar mas tarde. Teniendo en cuenta que no conozco los síntomas de ese estado, pero si se algo seguro, me duele estar lejos de ti. Me dolió que los putos albinos me dijeran que tu rey había puesto precio a mi cabeza y me dolió y encabrono a partes iguales que vinieras tu a cumplir esa orden. Me dolía cada vez que hemos tenido sexo y has salido huyendo de mi y estar lejos de ti, huyendo de ti me ha hecho un perro infeliz. Hui por miedo hacerte daño, porque no sabia lo que cojones me pasaba, por cobardía y porque a partir de lo que Lass dijo que metió en mi, tu te alejaste mucho mas aun. No mate a ese vampiro joven,c uando llegue al callejón ya lo habían asesinado, lo único que me he cargado estando con ellos son violadores, maltratadores y asesinos, la ralea de la sociedad.— respire hondo y temblé— he acabado V— me quede como una estatua esperando tu reacción ya que eres de pocas palabras.

Al oír la palabra "enamorado" me tenso por completo. Enamorado. Joder... Como si yo fuera a saber qué cojones se sentía al estar enamorado. Pero... sí, supongo que en parte entiendo cómo se sintió. Ya bueno, estaba acojonado de lo que el hijo de puta de Lash le hizo. Comprendido. Pero... ¿qué mierda es eso de que Wrath quería su cabeza y que yo había ido a cumplir con esa orden?

—Espera, espera. ¿Qué es esa mierda de Wrath y de la Hermandad? ¿De dónde has sacado esa mierda?

Me acomodo contra su cuerpo mirándolo serio. De repente un sudor frío corrió desde mi nuca,por toda mi columna vertebral. Primero enfadado porque dejo al descubierto mi culo y mis sentimientos y el tío hace como que por un oído le entra y otro le sale. Enseguida sus preguntas con un tinte de no saber de que coño hablo me asalta y el sentimiento que me llega es el mismo. Duda.

— Cuando esos cabrones me llevaron a vivir con ellos, me dijeron que la Hermandad había puesto precio a mi cabeza y que esta noche habías salido en busca de ella. Me dijeron que lo único que queríais de mi era mi muerte.—Vi un brillo desconocido para mi en sus ojos y ahora si que me preocupe.— ¿Qué pasa Vishous? olvida las palabras "me parece que estoy enamorado" son una locura y dime que coño pasa.

—Wrath ni siquiera sabe que estabas desaparecido, idiota. ¿Crees que le diría algo así después de lo que ocurrió la última vez que decidiste salir por tu puta cuenta a que te dieran una tunda? ¿O después de que te secuestraran esos hijos de puta albinos? Incluso hoy he amenazado... AMENAZADO a Hollywood para que mantuviese su puto pico cerrado. ¿En serio crees que después de cómo Wrath te ha permitido quedarte en el Complejo y que me nombrara a mí como tu Whard me ordenaría precisamente a mí que acabara contigo? ¿En serio creíste toda esa mierda?

No me lo puedo creer. ¿Acaso es idiota?

Me deshago de su abrazo y me levanto con rabia de la cama yendo a la pequeña cocina a trompicones ,a por algo de beber, encuentro su mataratas y saco el tapón con mis dientes dándole un buen buche. Con un golpe seco pongo la botella sobre la barra y lo miro furioso.

— En serio me preguntas eso. Mil, V, mil motivos para creerme los que esos cabrones me decían— algo se coló en mi cabeza— ¿has amenazado al dragón?— asintió de forma firme y un sentimiento de culpa y dolor me atraviesa.—Algo se quebró rompiéndose en mil pedazos dentro de mi y en mi cabeza estallaron las voces de quienes me habían comprado, utilizado y humillado: no vales nada, eres una mierda, solo vales para una cosa....cerré mis manos contra mi cabeza y mire a V y a la puerta. ¿Qué había hecho? ¿Cómo había dudado de todos ellos?— Me largo vampiro, olvídate de mi.

Le veo que va a ir a la puta puerta y me desmaterializo para volver a juntar mis putas partículas ante él.

—¿Dónde cojones te crees que vas? —digo en un siseo. —Intentas esquivarme y te pongo la zancadilla, agarrándote antes de que puedas caer al puto suelo.—He dicho... ¿A dónde coño te crees que vas?

Me lo venia venir, así que te esquive pero fuiste mas rápido y largaste una zancadilla. Gruñí mientras caía y tus brazos me recogieron haciendo la pregunta por segunda vez.— Lejos de ti,de la Hermandad y lejos de mi jodida vergüenza por haber sido un puto necio y creer toda la mierda que esos cabrones me decían. ¿Contento? ¿o quieres que me humille aun mas?

—Punto número uno: necio podrás serlo, pero no estabas lo que se dice cuerdo cuando toda esa mierda pasó. Punto número dos: si crees que disfruto al verte avergonzado y no precisamente por alguna broma o pulla por mi parte, lo llevas claro. Punto número tres: no vas a volver a desaparecer de mi puta vista. Aún soy tu Whard, aún tengo responsabilidades para contigo. Y punto número cuatro y el que es más importante de todos, capullo: Me importas. Me importas más allá de en lo que Wrath nos ha implicado. Me importas porque te has metido bajo mi jodida piel y en cada puto resquicio de mi mente superdotada. ¿Toda esta mierda de mi mano-lamparilla y que puede curarte? Es una de las tantas señales que se me están mandando. ¿Te tengo que recordar que tuve una puta visión de ti... no, qué cojones, de los DOS?

Me quede alucinado por las palabras y empiezo a registrar lentamente. Le importo, a este tío autosuficiente y nada cobarde, le importo. Mas allá de ser mi Whard, yo le importo. Mas allá de mi asqueroso pasado, de mi anterior vida,¡¡yo le importo!!.Yo y solo yo. Te miro y mi polla salta en mi pantalón de cuero con una fuerza que me hace dar un pequeño brinco, noto como el pre-semen empieza a fluir y paso la lengua por mis labios. Levanto una mano y la llevo a tu nuca atrayéndote hacia mi boca. Estrelle mis labios contra los tuyos y mi lengua te obligo abrir los tuyos. Gemí como un loco cuando tu sabor toco las papilas gustativas de mi lengua y cuando la tuya se enredo con la mía. No era la primera vez que nos besábamos, pero esta, era diferente, todo era diferente. Ahí estábamos los los, con las cartas boca arriba y desnudos de sentimientos. Me deje caer al suelo llevándote conmigo mientras el beso pasaba de calmado a pura pasión.

Síp. Lo he dicho. Lo he soltado. Pero... ¿el qué exactamente? Ni puta idea pero a la mierda. De repente te tengo encima, asaltando mi boca y el mundo a mi alrededor se va a tomar por culo. En este momento sólo existimos nosotros. El tiempo parece haberse detenido y no voy a ser yo el que nos haga volver a la puta realidad. Mis manos aterrizan sobre el suelo de mármol para evitar aplastarte y enseguida lucho para deshacerme de tu puñetera camiseta. A la mierda todo, te necesito aquí y ahora y sé que tú necesitas lo mismo. Gruño contra tu boca, apartándome el tiempo justo para sacarte la maldita prenda sudada y ligeramente manchada de tu propia sangre.

—Mierda... ¿se puede saber qué cojones me has hecho?

Noto como luchas con mi camiseta y te ayudo como puedo a se vaya a tomar por culo y saco la tuya de tu pantalón, metiendo mis manos por dentro y haciendo al notar tu piel cálida que gimiera contra tu boca. Solo soy consciente de ti, de tu sabor, de tu olor, del peso de tu cuerpo contra el mio, de nuestras pollas frotándose y de lo que te quiero. Mierda ni siquiera puedo poner en palabras lo que siento y el que te quiero se filtra en mi llenando los huecos de mi alma y mi corazón. Tu pregunta hace que detenga el beso y te mire cogiendo tu cara entre mis manos. Sonrío y muerdo tu barbilla, para mirarte de nuevo.— No lo se, pero es lo mismo que tu me estas haciendo a mi.— Levante un poco mis caderas, para que notaras lo duro que estaba y tampoco era la primera vez, pero si diferente. Diferente, porque los sentimientos habían sido dicho en alto.








No hay comentarios:

Publicar un comentario