jueves, 19 de noviembre de 2015

M.I.O...22ª


                                                                          MIO

                                              

Butch y Vishous Fated

Ha pasado una semana desde mi ataque de celos ,mi mal momento de no preguntar por el, antes que por el abogado. De hablar con Saxon y pedirle disculpas por mi ataque y de saber que gracias a mi aroma "fragancia macho vinculado" no me han pateado el trasero y echado de la casa, además de recibir un sonoro castigo. Bueno al final, la cosa no fue tan mal, pero había un pequeño detalle, vamos sin importancia, puro sarcasmo suena en mi cabeza, la maldita vinculación no buscada, ni deseada.

Casi no me he tropezado con Vishous, mi faena en la Colonia me tenia a tope y llegaba solo con ganas de dormir. Wrath me había sacado de rotación, hasta que acabara y por desgracia a final de semana, volvería a mi vida "normal". He conseguido maestros y maestras, que enseñan las leyes y demás pormenores de las leyes de la raza y que a mi por no saber, me han metido en un buen lio.

Para ser mas exacto en una vinculación no deseada, que me estaba matando. Si matando. Porque me moría y no era literal por tocar a Vishous, por hacerlo mío. Por cuidarlo y darle mi calor. Por mimarlo, por.... gruñí alto.

— ¿Estas bien Butch?

Rehvenge, el reverendo, siempre ahí, en la sombra. Ayudándome.

— Supongo que si.

— ¿Qué tal tu lado symphath?

— Por ahora tranquilo. Creo que se quedo mas que satisfecho con la que lio hace una semana.

— De eso quería hablarte...

— Tranquilo Reh, ya lo hizo tu macho Phury y Beth, así que ya lo he entendido. Si con lo que me dijo Vishous estaba jodido, con lo ultimo, estoy mas que jodido.

— Tú ¿cómo lo llevas? y no me mientas.

Deje lo que estaba haciendo y me puse a su lado, caminando hasta el lago. Al llegar, recuerdos con sabor a hiel y otros con sabor azúcar, me envolvieron. Nos sentamos en sendas piedras, uno al lado de otro.

— No muy bien. Me pica la piel. Meto mis manos en los bolsillos y me agarro al forro como si fuera un salvavidas, si coincido en las comidas. Procuro no estar cerca, porque temo de lo que seré capaz. Cuando llego al Pit y su olor me envuelve, me largo a nadar, hasta casi despuntar el alba. No duermo, porque sueños con V debajo mío, con mi polla enterrada en su culo, mientras lo marco...me hacen despertar sudoroso, jadeante y duro como la polla de un caballo. Y aunque me masturbo de seguido, no es eso lo que quiero, lo quiero a el. Y eso no es posible. El es un guerrero y yo un paria.

— Lo ultimo que has dicho es una gran gilipolles. No creo que ese sea el motivo para no emparejarse contigo.

— Me dio su explicación y la entendí, pero eso no mengua lo que siento por el vampiro. Me esta volviendo loco, mas de lo que ya estaba — me levante. Cogí un puñado de piedras y las fui tirando al lago, haciendo ondas.— sigo estando bien jodido. Mierda si alguien me hubiese explicado las cosas.

— No vale la pena lamentarse por lo que paso Butch. Tengo un ático en la zona del Comodore, si no me mires asi, en la misma torre que Vishous, pero no es de uso tan particular como el del hermano. Te lo cedo el tiempo que quieras. Yo me estoy quedando en la mansión con Phury. Venga vamos, mientras hablo con el rey, prepara tu ropa, el resto lo tendrás allá.

Media hora después estaba en el pit, preparando en una gran bolsa de deporte con mi ropa. Cuando abrir el pit, de inmediato el olor de mi, mierda, de Vishous, llego a mi, haciendo que gimiera y me pusiera duro. Era una buena idea estar alejados...ni idea, pero ahora mismo poner tierra de por medio era la única solución que tenia.

A ver, sé que las cosas se han salido un poco de madre, pero coño, ¿toda esta mierda de te-evito-porque-no-sé-qué-haré-si-te-toco?, me está cabreando. Llevo días sin apenas verle. Y, si lo hago, es muy brevemente o en las malditas comidas con toda la maldita Hermandad más sus shellan.

Sé que ha estado aprendiendo sobre la raza. Eso es bueno, pero a medida que lo ha ido haciendo, la distancia entre él y yo se ha ensanchado cada vez más. Ni siquiera sé por qué me jode eso, pero lo hace.

Maldita sea, ¿qué más pasará ahora? Suspiro mientras coloco las pesas sobre los apoyos. Lo único que he hecho hasta ahora ha sido machacarme en el gimnasio, salir a patrullar, pegar el morro al maldito Goose e intentar quedar sin maldito sentido para dormir un día entero de corridilla. ¿Conseguido lo último? Ni de lejos.

El problema es que se me ha pegado su olor a vinculación en las jodidas fosas nasales y he empezado a emparanoyarme con la mierda que da gusto.

¿Eso de levantarme empalmado a más no poder? En la vida me había ocurrido hasta que llegó él rompiendo todos los moldes que había creado en mi jodida existencia. ¿Toda la mierda de "soy un paria y voy a quedarme toda la jodida vida solo"? Síp. Más de lo mismo. A tomar por culo.

La cosa es que lo que más me aterroriza... —sí, ATERRORIZA, cabrón de mierda— es que la forma en que él me percibe es como una jodida shellan. Yo, un puto macho. Hay que joderse. Aunque sé que las cosas no siempre son blancas o negras, aunque yo me empeñe en verlo así. Pero vamos, yo siempre he sido del tipo lógica primero mierda sentimental después.

Suspiro otra vez y me levanto del banco mientras me bebo la botella entera de agua mineral, lanzando la cosa dentro de la papelera de acero inoxidable del rincón para después entrar en los vestuarios y pegarme una ducha. De agua fría, muchas gracias. De nada, cabronazo.

Una vez me he cambiado a ropa limpia y sin todo ese sudor pegajoso, agarro la bolsa de deporte y me la cuelgo del hombro con la mano enguantada. Me revuelvo el pelo mojado y me meto en el túnel en dirección al Pit. No espero encontrármelo ahí. Después de todo, toda esta maldita semana se la ha pasado entre el complejo y la maldita colonia de mierda. Y no sé qué me cabrea más. Si el hecho de que siga yendo a esa cloaca o que se pase prácticamente todo el día fuera de la Guarida.

Tecleo el código de seguridad y dejo que la puerta corredera se abra... Me quedo clavado en mi sitio cuando el medio symphath entra en mi campo de visión bolsa en mano y un pensamiento me llega alto y claro y sin que yo quiera: Se. Larga.

Mis ojos relampaguean en blanco. Mi manita diabólica se enciende como una jodida mecha de una carga de dinamita y el asa de mi bolsa se chamusca haciendo que la lona caiga pesadamente al suelo con un ruido sordo que parece que retumba en mi maldita cabeza.

—¿Dónde cojones vas? —Mi voz sale gélida y sé que estoy lívido y que la lucecita-láser de mi mano se va extendiendo por todo mi puto brazo y no voy a ser yo quien la pare. No ahora. Joder si entiendo lo que está pasándome, pero el hecho de que el muy cabrón se haya decidido a largarse y no sólo del Pit sino del maldito Complejo me está dejando la maldita mente del revés y sé que el hijo de puta ni siquiera me lo iba a comunicar—. Hijo de puta —escupo.

Miles de pensamientos pasan por mi cabeza mientras cierro la cremallera de mi bolso y la cuelgo sobre mi hombro. ¿Quiero irme? no, ¿es necesario? si, ¿acabará esto bien? a buen seguro como la mierda, pero por ahora, este era el mejor camino a tomar.

A cada minuto que pasa me vuelvo mas loco y desesperado. Antes de salir echo una ojeada a la que había sido mi habitación. No puedo evitar sonreír. Después de todo era el segundo lugar donde me había sentido a salvo y protegido ,sin pedirme nada a cambio. Al que llamaba hogar. Una vez leí, que el hogar estaba allá, donde latía el corazón de la persona que amas y era verdad. Cojonudo Butch, un pensamiento muy tonto, para cerrar un capitulo de tu vida, que se formo por culpa de tu lado maldito. Cerré la puerta y giré dispuesto a empezar una nueva vida o al menos intentarlo ,aunque eso de la jodida vinculación me tuviera atado de por vida a un macho que no quería estarlo. Volvía a tener mi libertad, gracias a Vishous, apuntillo mi cabrona conciencia, pero no del todo, le conteste cabreado.

Dos pasos por mi parte y la puerta del pit que se abre y delante de mi, la persona de la que no quería despedirme. Dos pasos de el y suspiro fuerte, cuando veo que guarda la distancia. Maldita mi perra suerte. Sus ojos pasan de su brillante habitual a blanco, como dos faros en la noche, dando una fuerte luz. La mano que a mi me saca de la oscuridad cuando trago albinos, empieza arder quemando el asa de su bolsa, que cae al suelo resonando en el silencio, como si una enorme piedra hubiese caído en medio del salón. Me pregunta, lo siguiente a cabreado, que donde voy, ni que no fuera obvio coño. El frio de su voz estremece mi cuerpo. El fuego de su mano se sigue extendiendo y mi instinto me dice que no es bueno pararlo. Llega el halago de "hijo de puta" cuando nota que me largaba sin decirle nada. No me molesta, en mi lugar el también lo hubiese hecho, así que a la mierda. Sus ganas de asesinarme llegaban a mi, sin se pronunciadas pero en un fuerte sentimiento.

Respire profundo y hondo, varias veces. Un enfrentamiento entre esa antorcha humana y mi lado symphath, no seria beneficioso para ninguno de los dos y nos traerían graves problemas. Suelto mi bosa en el suelo y meto mis manos en los bolsillos de mi vaquero.

— Es obvio, me largo...no se si un tiempo o para siempre. Estaré cerca, en el ático del Reverendo, que me lo cede, hasta cuando yo quiera. Así que tendré cerca para calma mi bestia. No me mires así V, es lo mejor para los dos. No quiero que pase algo de lo que luego me arrepienta el resto de mi vida, que es muy largo.— eche mi pelo hacia atrás — y si, soy un hijo de puta, por irme sin decirte nada. Tu no lo hubieses hecho mejor de estar en mi lugar. Estoy cansado de enfrentamientos entre nosotros— recogí mi bolsa.

Metí mis manos de nuevo en los bolsillos y pase por tu lado camino de la puerta, sin rozarte. Un sudor frio fue cubriendo mi cuerpo, que empezó a temblar. Mis piernas pesaban, como si fueran de cemento. Las manos dentro de los bolsillos se apretaban en puños y sentía en ambas un hormigueo. Quería correr pero no podía. Seque mi frente contra mi hombro e intente llenar de aire mis pulmones. El camino hacia la puerta, parecia no tener fin. Un gruñido salió de mi boca y en mi cabeza se clavo la palabra M.I.O, como un neón de colores chillones, que parpadeaba ...M.I.O.M.I.O.M.I.O.M.I.O. Por el puto Fade, si esto no me mataba, ya no lo haría nada.

Cuando por fin y después de lo que parece una maldita eternidad, consigo llegar a la puerta. Solté el aire que no sabia que retenía y carraspee, mientras, como una damisela, suplicaba y rogaba, con mi mente, que me detuvieras, que no me dejaras ir, aunque no fuera ni seria una opción viable, ni hoy, ni nunca. Mi voz sonó ronca.

— Gracias por todo, sin ti, no se como hubiese terminado. Me diste una oportunidad, un hogar y una amistad cuando mi mundo se desmoronaba. Eso te hace un guerrero de valía y un gran macho de la raza. Te he jodido la vida, por ignorancia. Ten una buena vida Vishous.

Saque una de mis manos y temblando la alce para marcar el código. Nos íbamos a seguir viendo, en la calle luchando, cuando calmara mi lado symphath y me curara con esa mano que aun soltaba fuego. Y si era así, como me sentía, como si mi vida, hubiese acabado.

Le escucho atentamente a lo primero que dice. Bien. Se larga. Y del Complejo. Jodido Rehvenge... Mi mandíbula duele como una hija de puta y puedo jurar que estoy a punto de joderme todos los malditos molares.

Mis ojos le siguen a cada acción y paso que da y mi cabreo se esfuma para ser substituido por la desolación más devastadora que jamás he sentido, ni siquiera cuando me enteré de quién demonios era mi madre, cuando veo que va a alcanzar el maldito cuadro de seguridad para abrir la jodida puerta.

En dos zancadas estoy detrás de él, mi mano buena estampándose contra la parte de atrás de su cabeza para después empotrarle de cara contra la puerta de madera reforzada con rejilla de acero.

—¿Y ya está? —le escupo, aunque joder si logro reconocer mi puñetera voz de lo ronca y dolida que sale—. ¿Eso es todo lo que soy para ti? ¿Alguien que solamente te sacó de esa cloaca? ¿Alguien que sólo puede darte lo que tu lado malo necesita? ¿Ese es tu nivel de vinculación?

Mierda. Mi mano enguantada se va directa al pecho, como si quisiera llegar al puto corazón y arrancarlo de cuajo. La agonía me nubla la jodida vista.

Le suelto de repente y me doy la vuelta, apoyando una mano contra el respaldo del jodido sofá. Joder, qué mareo llevo encima. Ni que me hubiera bebido diez botellas de vodka de corridilla y lo peor es que mis ojos escuecen como la mierda y antes de darme ni siquiera cuenta veo que hay gotitas que caen sobre el cuero del sofá. ¿Qué coño? ¿Estoy... llorando?

—¿Qué demonios...? —La mano que hasta ahora he tenido sobre el sofá vuela a mi cara y mi palma se humedece.

—¿V? —Oh, joder. No. Demasiado tarde. Cuando quiero salir corriendo de aquí, te plantas ante mí, como adivinando lo que iba a hacer. Maldita sea.

¿Qué cojones me está pasando? ¡Ni que fuera una maldita shellan a la que le comunican que su hellren ha fallecido, Dios...!

Según mi mano avanza para teclear el código que me abra la puerta y me aleje de el, quien sabe si para siempre, esta no para de temblar. Mi cuerpo se pone tenso y el corazón me va tan rápido que parece querer salirse de mi pecho. Algo dentro de mi, tal vez mi alma, se va haciendo añicos y un dolor como nunca he sentido, ni cuando era esclavo, se clava como la punta de una daga afilada, por todo mi cuerpo. Me envuelve como un enorme tatuaje y me rompe de los pies a la cabeza.

No quiero irme ¡¡hostias!!,no quiero dejarlo. En mi puta vida me he sentido asi. Mis nervios al limite. Mi boca seca. Mis ojos a punto de aguarse con lagrimas rojas. Vacío en todos lo sentidos. Mi corazón roto en dos mitades y mi alma hecha pedazos. Con una agonía que paraba mi cuerpo y no me dejaba respirar. Con el deseo golpeando contra el frente de mi pantalón. Con el aroma de mi vinculación mas que dispuesto a fregarse por toda la maldita casa. Con ganas de gritarte como una hembra, que me detengas, que me mantengas a tu lado. Con la voz rota, por las ganas de gritar al viento lo que siento por ti. Con las encías latiendo y un hambre famélica de tu sangre, que me consume. Seria capaz hasta de rogarte, algo que nunca hice, si con eso, te quedas conmigo.

Cuando al fin los dedos van a tocar el puto teclado. Tu mano buena se estampa contra la parte de atrás de mi cabeza y me empotra contra la puerta de salida, haciendo que mi bolsa de deporte caiga de mi hombro y golpee el suelo. Con ese simple gesto, pareció que mi vida, volvía a su sitio. Te oigo hablar y no se me escapa el deje de dolor que hay en tu voz y una pequeña esperanza ,empieza como un remolino a formarse en mi pecho.

Acabas y gimo muy bajo cuando tu pena, tu dolor y tu agonía, llegan a mi en claras oleadas tristes de sentimientos. Me sueltas y tambaleándote te separas de mi. me das la espalda y despacio camino hacia ti, a una prudencial distancia. Toda prudencia se va a la mierda, cuando el olor de tus lagrimas, llega a mis fosas nasales. Tu llorando, ni en los peores momentos vividos a tu lado, has soltado una lagrima, ni cuando el Ryhtel...¡¡nunca!! Y sin embargo lo estabas haciendo, por mi, por mi marcha. Seria posible que él...no ,no, no puede ser, ¿o si?. Me acercó a ti.

— ¿V?— no me contesta y cuando veo sus intenciones al girarse, planto mi enorme cuerpo delante de el y lo apreso sin agobiarlo contra el sofá y mi cuerpo. Su mano ya no esta echando fuego y su cuerpo ha vuelto a la normalidad, pero no dejo de mirarlo.— ¿No quieres que me vaya?— un breve silencio y niegas con tu cabeza.

Me vale. Saque mi móvil y mande un mensaje al Reverendo, que me contesto con un machango sonriente, lo deje sobre la barra y agarre tu cara con mis manos, mirándote intensamente.

— No lo entiendo, pero tampoco quiero irme.

Pegue mi boca a la tuya y mi lengua se empujo dentro de la tuya. Mi lengua hizo un barrido lento, saboreando cada recoveco, disfrutando del beso, hasta que tu lengua engancho la mía y gemimos. Mis manos pasaron de tu cara a rodear tu cuerpo y pegarlo al mío. Cada uno se trago el gemido del otro, cuando los bultos de nuestras pollas se besan. Y al tiempo que nuestras bocas se devoran, nuestras caderas y paquetes hacen fricción. Sus manos recorrían mi espalda y sacaban mi camiseta para colarse dentro y tocar mi piel que hervía de deseo. Nos apartamos de mala gana mas por falta de aire, que de ganas. Apoye mi frente en la tuya y nuestras caderas no dejaban de moverse.

— ¡¡¡Joder poli!!!

— ¡¡¡Dios V!!!

Disfrutaba de ese cálido momento, cuando todas tus hirientes palabras, de antes, empiezan a destellar en mi cabeza...¿Eso es todo lo que soy para ti?,¿Alguien que te saca de la cloaca?,¿Alguien que solo puede darte lo que lado maldito necesita? ¿Ese es tu nivel de vinculación?...Solté un fuerte gruñido ,me zafe de tu agarre. Me hice hacia atrás un poco para mirarte. Mi brazo derecho fue hacia atrás, mi mano se cerraba en un puño que impacte con toda mi fuerza contra tu boca. Tu cara se giro y al volver a mirarme, la sangre de tu labio partido corría por tu barbilla. Resoplaba como un rinoceronte y ambos puños cerrados a los lados de mi cuerpo. Mascullaste un cabrón ,mientras te limpiabas los hilos que salían de tu labio que latía, partido en dos.

— Por si aun no te has dado cuenta, eres mucho mas que el vampiro con su reluciente armadura, que me saco de la cloaca y me dio una buena vida. Mucho antes de la maldita vinculación, nos deseábamos. Que tengo unos sentimientos por ti, a los que no se ,poner nombre ,ni apellido, lo sabes también. No tengo ni puta idea, si es lujuria, deseo, pasión o esa maldita cosa que llaman amor, pero están ahí. Y aunque hay mucha mas gente, dispuesta a darme fusta para calmar mi lado maldito...tu eres el único que me trata como una persona y eres el único que quiero que lo haga. Y en cuanto a mi puto nivel de vinculación es TOTAL y no porque te vea como una hembra. Maldita sea, mírate, por el Fade, no hay mejor macho en la tierra, caliente, lujurioso y fuerte, capaz de cuidarte a ti mismo, pero de preocuparte por los demás, por mi. Y este symphat te quiere para el, para siempre, por lo que me reste de siglos. No tengo nada que ofrecerte, ni siquiera un buen linaje, solo yo mismo — me acerque a ti y te mire bien de frente— si me quieres, soy tuyo.

Hubo unos minutos de silencio y rugiendo un "maldita sea" ,te tiraste a mi boca. me deje hacer. Sonreí contra tus labios, por una vez en mi jodida vida, mi lado maldito y yo, estábamos mas que de acuerdo. No quería perder la poca cordura que me quedaba, ni hacer nada que jodiera lo que fuera lo que teníamos. Te abrace cuando nuestros dientes chocaron y chupe tu labio partido, bebiendo tu sangre.

Mi lado posesivo y maniaco, estaba empezando a levantarse de su tumba de la tranquilidad. Que la Virgen, me ayudara.

Buenoooo. Ahí lo tengo, ¿no? Ambos nos asaltamos como si un maldito incubus nos hubiera poseído y cuando pienso que las cosas van a seguir escalando, le siento apartarse mientras el olor a cabreo vuelve a entrar en mis nasales. Veo venir el golpe, pero no lo esquivo. ¿Para qué? Después de lo que he soltado, me lo merezco.

Oh, joder. ¿Acaso para él soy un maldito libro abierto o qué coño? Cuando suelta que no me ve como una hembra, algo en mi pecho se levanta... un peso que no pensé que hubiera ahí desaparece.

Maldito idiota. Que no tiene nada que ofrecerme, dice. Ya lo ha hecho. Me cago en todo, lo ha hecho con creces.

—Maldita sea —rujo y me lanzo otra vez a por él. ¿Esa mierda de que el muy mamón intentara huir por patas con el rabo entre las piernas? Me ha desquiciado, el simple hecho de pensar que iba a tenerle lejos... Síp, no es una maldita opción. A la mierda mis fantasmas, a la mierda todo lo que bulle en mi jodida cabeza. ¿Me quiere? Que me tenga y que Dios me ayude.

Pongo una mano sobre su pecho y lo empujo ligeramente, con suavidad, lo justo para poder perderme en esos ojos dorados.

—Mira... —Mierda, mi voz sale demasiado ronca y afectada. Sí, estoy acojonado, pero esto ha de hacerse aquí y ahora, antes de que me arrepienta y cambie de maldita idea. Carraspeo un par de veces y tomo un profundo aliento—. Tómame, ¿vale? Aquí. Ahora. Nada de ir a ninguna de las malditas habitaciones. Si no lo haces ya, voy a perder la puñetera cabeza. Nada de ser suave, nada de gilipolleces. Sólo... hazlo.

La locura de tenerlo pegado a mi y con nuestras bocas y dientes, mordiendo y besando, como si no fuera haber un puto mañana...me tenia por la cuerda floja de no permitir que mi lado symphat saliera a la luz, aunque el maldito cabrón empujaba con fuerza, el también quería participar de la fiesta. Porque Vishous, era mi gran banquete. Mi fiesta mas loca. Mi deseo mas oscuro. Mi regalo mas preciado. Mi tesoro único y para mi. Mi ultimo trozo de tarta, ese tanto tiempo ansiado y que sabe rico de bueno que esta. No puedo evitar sonreír mientras esos locos pensamientos de comparación se mezclaban con los gruñidos y gemidos de los dos. Ya era oficial del todo, me había vuelto completamente loco, rectifico, tener a V entre mis brazos y pegado a mi, me había vuelto rematadamente loco.

De repente, paras y te apartas. Con suavidad me empujas con tu mano sobre mi pecho y me miras. Tu mirada se pierde en la mía y un frio de miedo recorre mi columna, preguntándome si te habías arrepentido. Las palabras que vinieron de seguido, fue ese botón que hace explotar la bomba atómica. Mi lado maldito se acopló a mi, pero solo en la mitad, dejando con la otra mitad a Butch dentro.

Tu permiso fue todo lo que necesitamos. Gruñí tan alto y con tanta fuerza, que los cimientos de la mansión temblaron. Rompí en trozos mi camiseta. Estiré mis zarpas hacia ti e hice añicos la tuya, tu pantalón corrió la misma suerte. Te gire sin cortesía y te doble sobre el respaldo del sofá. Por un segundo te admire y mi polla empujo contra el frente de mi vaquero con fuerza, cuando mi vista llegó a tu culo. Salive como una cabrón sediento, perdido en un desierto y con un formidable oasis a solo un paso de mi. Abrí tus piernas con una de mis rodillas. Desabroche mi pantalón y lo baje por debajo de mis nalgas. Abrí las tuyas con mis manos y empuje un poco mi capullo, al tiempo que agarraba con fuerza tus caderas, mas que dispuesto hacerte mío.

En el ultimo momento me frene y volví a gruñir. Te agarre del pelo y te levante, empotrándote contra el filo de la mesa. Puede que fuera una bestia. Puede que mi polla doliera de lo que latía, por las ganas de enterrarse en ti, pero no te iba a tomar de esa forma. Y hasta puede que jamás pudiera sustituir, tus negros recuerdos, por otros mejores. Pero ibas a saber en todo momento, que era yo, quien te poseía, quien te hacia mío y quien tomaba el regalo de tu virginidad. Había aprendido que quien te ofrece ese regalo, sea hombre o mujer, debes respetarlo y honrarlo. Eso iba hacer, a tu modo.

Empuje tu espalda contra la mesa. Coloqué tus piernas, que aun estaban cubiertas por las zapatillas de deportes, sobre mis hombros y volví apuntalar mi polla en tu entrada, empujando solo lo justo. Agarré con mis manos fuertemente tus caderas para que no te movieras. Eché mis caderas hacia atrás y arremetí con fuerza hacia delante moviendo mi capullo mas adentro de tu canal. Todo el deseo que sentía por ti, me desbordo y seguir empujando. Hubo una resistencia y seguí empujando hasta que mi capullo entro y le empezó a seguir el resto de mi polla. Con un ultimo empujón me enterré en el fondo de tus entrañas calientes. La estreches de tu canal me envolvió y me hizo gemir. Estaba en mi paraíso y en el infierno del que no quiero salir nunca. Mi mirada no se aparto de la tuya en ningún momento y cuando volví a salir, de mala gana, para volver a enterrarme. Ronronee un... V, que se fue convirtiendo en un gruñido y termino siendo un grito de pasión que llevaba tu nombre y salía de lo mas profundo de mi alma cuando lo grite...¡¡¡¡VISHOUS!!!!

Empecé un movimiento de duras embestidas sin tregua. Sin darte tiempo acostumbrarte a mi y mis empujes. Poco a poco mi polla empezó a resbalar por tu canal, que me aprisionaba con fuerza, con mas facilidad debido al abundante présenme que soltaba el agujero en mi hinchado capullo. Joder, solo esperaba que supiera lo de mi púa y que no me empujara fuera de el, antes de que se soltara o lo dañaría muy gravemente. Maldita estreches caliente de tu canal, me estaba volviendo loco y llevándome al limite. Saber que era tu primer amante, no lo hacia mas fácil. Ese hecho me hinchaba como un pavo real. Era tu primero y por mi jodida vida que el ultimo. Después de mi, no habría mas ninguno.

La vena en tu cuello latió como un faro en la oscuridad. Mis colmillos crecieron mas abajo del termino de mi barbilla, ese era su tope .Giraste tu cuello, dándome tu permiso y me doble sobre ti, tus piernas cayeron a mi cintura. Me clave en tu cuello, jalando, bebiendo el rico néctar de tu sangre. Metí mi mano entre los dos y agarre tu polla, dándole el mismo tratamiento que mi polla a tu culo... duro, fuerte, de seguido y sin paradas. Y ahí termino el borde de mi abismo, por el que paseaba. El orgasmo me asaltó sin aviso y corrió como un huracán por mi cuerpo hasta que estalló. Mi púa se abrió en tu canal y se clavo a tus paredes, mientras mi esencia de semen te bañaba. A la vez mi aroma de macho vinculado, te cubrió por entero, marcándote. Dejando bien claro que tenias dueño y este mataría a quien fuera por mantenerte a mi lado.

Tu sangre se iba mezclando con la mía y ese sabor picante y especiado, me tenia mareado. Se fusionaban como si se esperaran con ansias. Mi lado symphat quería mas, al igual que yo. Saque los caninos de mala gana, no quería drenarte. Mi púa seguía enganchada a ti y mi orgasmo remitiendo. Cerré las heridas y con mi barbilla acaricié tu mejilla para que me miraras. Cuando lo hiciste, gire mi cuello y te di mi permiso para que bebieras de mi. Tu mordida fue tan salvaje y animal como la mía. Gruñí de placer al notar como la carne se abría y tu tirabas cerrando tus labios para beber. Tu orgasmo llego, tan intenso como el mío, Cerraste tus nalgas en torno a mi polla y un nuevo orgasmo en conjunto con el tuyo, me rompió. Mi mano se lleno de tu leche, por varias veces seguidas y yo volví a llenar tu canal de la mía. Ambos duraron varios minutos.

Terminamos jadeando y gimiendo, por la falta de aire. Los cuerpos seguían temblando y yo saque mi mano llena de ti, de entre los dos y la lamí. Cada lametazo me hacia gruñir, porque era tu yo mas intimo. Saliste de la herida en mi cuello, la cerraste y te oí respirar pesadamente, mientras yo me acomodaba mejor, esperando que mi púa, se soltara. Como no tenia ni idea de si conocías ese hecho, te mantuve acostado con mi pecho empujando el tuyo y mis piernas afianzadas con fuerza contra el suelo. Aunque me sentía como una gelatina, después de varios orgasmos seguidos.

— Lo siento, la maldita púa se ve que no te quiere soltar aun — te mire, negándome a indagar lo que estabas sintiendo o pensando — ¿va todo bien V?

Y el momento mas crucial, había llegado. Era el que marcaba un todo o un nada.

El gruñido que suelta reverbera en todo el maldito complejo. ¿Qué he acabado de soltar a su bestia? Probablemente, sí. Mierda. ¿En qué demonios estaba yo pensando? Le veo rasgarse la camisa y hace lo mismo con la mía. Joder, mis malditos pantalones acaban igual. Me gira, empotrándome contra el respaldo del sofá y sé que estoy a un tris de ir de lleno a "Regreso al puñetero pasado". Mis manos se aferran al cuero, intentando anclarme al puto presente, porque por mis cojones que voy a forzarme a recordar que ese jodido campamento ya no existe, que mi maldito padre hace años que está bajo tierra y que ya no puede hacerme ningún daño.

El sonido de su cremallera al bajar hace que toda mi puñetera piel empiece a picar. Ese "raaas" hace eco en mi jodido lóbulo frontal. Me estremezco cuando siento su polla posicionarse, más que lista para arremeter y cierro mis ojos con fuerza, repitiéndome una y otra vez que es Butch, que lo deseo, que es lo correcto...

En el siguiente segundo me agarras del pelo y me estampas de espaldas sobre la mesa. Un jadeo de dolor se me escapa de forma queda, cortándoseme la respiración cuando mis ojos diamantinos chocan con los tuyos dorados y absolutamente salvajes.

Oh, sí. Olvidaba que puedes sentir mi rejilla emocional, lo cual agradezco ahora mismo, porque si la cosa hubiera seguido por esos derroteros, la mierda hubiera apestado demasiado.

Me colocas como sabes que nos irá mejor a ambos y aunque me cuesta, te dejo llevar las riendas. Sé que tú tampoco eres del tipo rositas y corazoncitos, y eso me vale.

Siento que vuelves a posicionarte. Tus manos aferran mis caderas y sé que después de esto quedarán las magulladuras en forma de dedos ahí. Cuando empujas, tengo que acudir a todo mi puñetero autocontrol para no gritar de puro dolor. Hijo de puta. Mi garganta se cierra en banda y el aire no me llega. Pero me calmo y cuando vuelves a empujar, tomo una bocanada de aire y la expulso lenta y largamente.

Dios... ¿cómo es posible que solamente con esto seas capaz de llenar el vacío que he acarreado estos tres últimos y jodidos siglos de mi vida?

¿Acostumbrarme? Nope, como un cabrón empiezas a moverte como si creyeras que me iba a arrepentir si esperabas un minuto o dos más. Inteligente por tu parte, he de añadir. Mis manos se aferran al borde de la mesa, siento cómo mis colmillos se disparan desde mis encías y siseo.

Poco a poco, mi propio cuerpo se acostumbra y el dolor le cede el paso a un placer tan intenso que me deja la cabeza del revés.

De forma involuntaria, me estremezco de pies a cabeza, arqueándome y dejando mi cuello al descubierto. Siento mi corazón latiendo en mis oídos y la vena de mi garganta palpita desbocada. Cuando noto que tus ojos se han clavado ahí, te doy permiso mudamente. A la mierda ya. Dejo que mis piernas caigan para darte espacio y tus colmillos se hincan en la vena, haciéndome gruñir. Coño... eres un bestia.

Tu mano se cierra sobre mi erección y aprieto las mandíbulas. Oh, joder... Me tenso por completo cuando siento cómo algo más que tu polla se clava en mis entrañas, fijándote ahí. Oh, mierda... Se me había olvidado por completo ese puto detalle. La jodida púa que todo macho symphath posee.

Sin embargo, cuando quiero darme cuenta ya te estás corriendo y abro mis ojos aún más cuando la fragancia a tu vinculación se posa sobre mi piel como un suave manto, envolviéndome. Llenándome de una calidez que nunca pensé que iba a conocer.

Te siento apartar de mi vena y cierras las heridas, como si pensaras que ibas a dejarme seco, y eso me hace medio sonreír. No sé cuándo he cerrado los ojos, pero cuando tu barbilla me acaricia, giro mi cara para enfrentarte. Mierda, expones tu propia vena para mí. Mis ojos relampaguean en blanco y muerdo como un animal, clavándome profundamente y cuando el primer buche de tu sangre llena mi boca y se derrama en mis entrañas, es como si un infierno incandescente se hubiera desatado en mi interior. Es como si me estuvieran abrasando de dentro hacia afuera y mi propio orgasmo explota con tanta fuerza que temo perder el sentido. Es como si algo me estuviera aplastando.

Te siento temblar, pero no eres el único. Mierda... Soy incapaz de sentir mi propio cuerpo... Sé que estaré un día entero sin poder sentarme y seguro como la mierda que voy a cojear. En cuanto pueda volver a sentir, los moretones van a doler como hijos de perra. Aparto mis mandíbulas, dejando tu cuello libre y lamo las incisiones para cerrarlas. Apoyas una mano en la mesa para acomodarte y al parecer tu lado symphath se niega a soltarme. ¿Cuántas veces te has derramado? He perdido la cuenta después de la segunda.

Mi respiración es lenta, pero superficial. Dios... Ha sido la primera vez y aunque pensé que la cosa iba a ir mucho peor, me sorprende lo calmado que me siento. Cuando oigo lo que sueltas por tu bocaza, no puedo evitar reírme.

—Todo... bien —digo con voz ronca—. Supongo que no eres el único que se siente posesivo —bromeo.
Alzo una de mis manos y aparto algunos mechones empapados de sudor de tu rostro. Joder, podría acostumbrarme a esto.—Estoy bien —repito—. Así es como tenía que ser. —Sonrío—. Ahora soy vuestro. —Y lo digo así porque sé que sois dos. Una parte y la otra. Dos caras de la misma moneda. Y como si fuera un hechizo, siento que la púa se desprende, reculando. Sin embargo, cuando vas a retirarte, mis piernas se cierran alrededor de tus caderas, manteniéndote donde estás—. Un poco más —susurro, cerrando los ojos mientras mi mano, que había estado jugueteando con tu pelo, cae laxa sobre mi cara.—El cansancio parece reclamarme, pero me obligo a mantenerme despierto.

Sonrío ante tu comentario y si tuviera que medir quien es mas posesivo, si mi lado symphath o yo ,estaríamos ambos a la par. Asiento sin dejar de sonreír, seré tonto. Mi voz se había escondido, tenerte como te tenia debajo de mi, me tenia sin palabras y lleno de unos sentimientos, que aunque no se ponerles nombres, me complacen. Si a eso le juntabas lo tranquilo y en paz que te notaba a ti, en esa situación, algo que por otro lado nunca hubiese esperado, pues yo estaba como en una nube de la que no quería bajarme. Y aunque pudiera ser que nunca volviera a pasar, ahora estabas ahí. Lo demás no tenia lugar.

Alzas una de tus manos y apartas varios mechones que se habían pegados húmedos a mi cara. Cierro lo ojos y respiro profundo, conmovido por ese pequeño gesto que nacía de tu parte y por tu propia inaciativa. Gimo por tu toque. Los vuelvo abrir y mi sonrisa se hace mas grande. La verdad es que entre el sudor, tipo manantial a rebosar, de nuestros cuerpos. El olor a semen por partida doble, mezclados con mi agua de toilette "macho peligroso vinculado", el calor húmedo que flotaba, hacia que el pit pareciera una sauna con una atmosfera espesa, pero no cambiaria ese escenario por una habitación fresca y una mullida cama.

Te miro y escucho con mucha atención cada palabra tuya y joder si pudieras verte. Una pena que mi móvil estuviera tan lejos para una foto. Tus ojos brillaban con tanta fuerza que cegaban. Tu boca se abría en una sexy sonrisa. Tus manos se perdían, la una jugando con mi pelo y la otra por mi espalda, en caricias, dé las que no se si eres consiente me prodigabas. Tu calor se abrazaba al mío. Estabas en paz, no había dolor, ni amargura. Tu cuerpo bajo el mío relajado. Esa paz era respirara por mi lado maldito, que solo sonreía. Eras un macho...¿feliz?,¡¡si maldita sea, feliz!! Tal vez nunca mas vuelva a ver esa expresión en tu cara y tal vez no vuelva a notarla en tu ser, pero yo siento que todo lo que pase, ha valido la pena, por solo llegar a este momento contigo.

Asiento sonriendo, no puedo dejar de sonreír y siseo cuando mi púa recula y se mete en su nido. Me separo para salir de ti y tus piernas me apresan por la cintura para que no lo haga. Tu..."un poco más" me hace gruñir, planto un beso en tu sonrisa y me acomodo de nuevo como estaba. Esa mano tuya que jugaba con mi pelo cae laxa sobre tu cara. Yo escondo mi cara en el hueco de tu cuello. El silencio y nuestras respiraciones acompasadas me van adormeciendo. Noto como mi cuerpo se relaja y tu propia respiración se hace seguida, pausa y tranquila. Cierro mis ojos y beso tu cuello. Musito un..."Gracias V, eres mi todo"

Cuando vuelvo abrir los ojos, estoy algo desorientado y sin saber muy bien donde estoy. Levanto mi cabeza que se despeja de golpe cuando te veo y noto bajo de mi. Todo los recuerdos de lo que había pasado, pasan como una película delante de mi. Tu sigues dormido y yo apoyo mi frente en la tuya. Me había quedado dormido aun dentro de ti y joder mi polla estaba volviendo a revivir. Te llamo con suavidad, pero duermes profundo. Seguía endureciéndome dentro de ti, pero no te iba a tomar estando tu así y no te iba a despertar, llevabas muchas semanas sin dormir un día completo. Además de la forma que te tome, siendo tu primera vez, estarías bastante dolorido. Algo de eso sabia, aunque la mía, no fue con alguien de mi agrado o que quisiera que pasara. Aparte esos negros recuerdos y volví a mi presente actual.

Bese tus labios y muy despacio me salí de tus entrañas. Un vacío nuevo y desconocido se adueño de mi, es como si yo hubiese nacido para estar enterrado en ti y no hacerlo me helaba la sangre. Me repuse, te quite las playeras y calcetines y te cargue en mis brazos, al momento el calor volvió a mi. Sonó mi móvil con la melodía que avisaba de mensajes recibidos, como pude lo cogí y abrí…Mensaje del Reverendo: ¿Todo va bien, Butch?. Le mande un emoticono de felicidad y me devolvió uno con el pulgar arriba. Lo volví a dejar sobre la barra y fui hasta tu habitación. Entre y te deje sobre la cama. Hora de ocuparme de ti.

Fui al baño y moje dos toallas, una con agua fría y otra con agua caliente ,agarre una limpia y seca. Volví al cuarto, deje todo a mano, sobre la mesa de noche y cogiendo la del agua caliente limpie el sudor y tu propio semen de tu cuerpo. Te seque. Gire tu cuerpo con cuidado y muy despacio, cogi la toalla de agua fría, dejando la caliente a un lado. Me puse a los pies de tu cama y abrí tus piernas, con el mismo cuidado. Con una ternura que desconocía y no sabia que había en mi, empecé a limpiar los hilos de mi semen, mezclados con tu sangre que habían bajado por la cara interna de tus muslos. Llegue a tu centro, abrí tus nalgas con una mano y con suma delicadeza me ocupe de mi tesoro amado. Limpio del todo revise y por fortuna no había ningún desgarro. Estarías unos días incomodo y molesto, seria un vivo recuerdo de lo que paso entre nosotros. Bese tu centro y el aroma sutil de lo que había sucedido me envolvió y lleno por completo, respire profundo impregnando mi nariz de esa esencia y deje la toalla fría sobre tu zona inflamada. Me levante y fui a mi habitación a por mi pomada mágica. Volví y retire el paño, cubriendo muy bien toda la zona. Volví a ponerte boca arriba, recogí todo, deje el tubo sobre la mesa, para ponerte de nuevo cuando despertaras y fui al baño a ocuparme de mi.

Tire las toallas sucias dentro de la cesta y me metí en la ducha abriendo el agua caliente. Mire mi polla dura y antes de que el agua borrara todo rastro de lo que paso, pase dos dedos por la mezcla que se había quedado sobre mi glande. Los metí en mi boca y chupe. Gemí y mi sangre se volvió loca, iniciando una carrera desbocada por todas mis venas. Abrí del todo el agua fría, de ninguna manera iba a manchar momento tan glorioso con una paja. Varios minutos después, con mi polla en su estado normal ,mi cuerpo seco, volví al cuarto, me metí en la cama, te atraje hasta mi y puse tu cabeza en mi pecho, te abrace con piernas y brazos. Retire mechones negros y ondulados que caían en tus ojos y te bese susurrando contra tus labios.

— Gracias mi macho por tan digno honor que me concediste y por tan valioso regalo.— cerré mis ojos.

El día después no tardaría en llegar, pero nada, ni nadie...borrara de mi corazón, de mi cabeza, de mi alma y de mi cuerpo el día que me diste el honor de hacerte mío.

Eso solo me pertenecía a mi...a los dos.

Cuando despierto, siento el calor de un cuerpo acurrucado contra mí. Lo primero que captan mis oídos es el ritmo fuerte, lento y estable de un corazón. Mis ojos se abren con pereza... Mierda, ¿cuánto hace que no dormía tan profundamente? Ni siquiera me acuerdo.

Hago una mueca cuando voy a moverme y siento como si me clavaran una maldita daga en mi trasero. Frunzo el ceño. Sin embargo, los recuerdos van volviendo. Butch queriendo irse del complejo. Yo evitándolo. Él dándome una hostia. Yo pidiéndole que me tomara. Cierro los ojos con fuerza y llevo uno de mis brazos a mi cara, inhalando profundamente. Oh, joder. Me ha marcado. Llevo su olor vinculante sobre la piel.

Extrañamente, no me importa, es más... me gusta. Mierda santa. Alzo ligeramente la cabeza para mirarle y le veo profundamente dormido. Me incorporo un poco más, deshaciendo el retorcido lío de piernas y brazos para poder sentarme. Me inclino hacia la mesilla de noche y agarro uno de mis cigarrillos liados y el mechero, encendiéndolo y exhalando el humo.

¿En serio hemos hecho eso? Ahora sí que no hay vuelta atrás. ¿Me importa? No en realidad. Mi perilla se tuerce hacia arriba en una media sonrisa. Apoyo mi espalda contra el cabecero y mis ojos vuelven a posarse sobre él. Mi mano enguantada va hasta su cara y aparta algunos mechones para poderle ver mejor.

Oigo el crujir del interfono de la salita del Pit y maldigo en voz baja justo antes de que la atronadora voz de Wrath retumbe en toda la casa.

—¡Reunión! ¡Cinco minutos, nenazas!

De puta madre. El medio symphath salta sobre el colchón, abriendo los ojos y sentándose como si le hubieran pinchado el culo con una aguja.

—Hora de levantarnos —digo, intentando no reírme.

Aparto las sábanas de seda negras de mi cuerpo y empiezo a lanzar improperios ante el dolor de mi culo. Me cago en la puta... Como buenamente puedo me levanto y me dirijo al baño. Ducha, necesito una ducha. Y lo peor es que hoy vamos a salir a las calles. A menuda hora me decido, coño.

Saltó en la cama, quedándome sentado, como si un tridente de diablo me hubiese picado el culo. Joder con Wrath, vaya voz tronante y dura tenia, parecía que subía unos decibelios cuando ladraba por ese chisme.

— Grrrrrrrr hostias.

— Hora de levantarnos— me die V, aguantando una sonrisa, por mi salto.

Lo miro medio adormilado y me estiro.

— Supongo que si.

Pasó las manos por mi cara y echo mi pelo hacia atrás, sopesando si me lo corto o no. Te observó apartas las sabanas de tu cuerpo y soltar una fila de improperios y en una tos fingida, enmascarado una risa alegre. Entras al baño y yo me extiendo cogiendo la pomada. Me deshago de mi parte de las sabanas y doy un salto yendo detrás de ti. Dejo el tubo sobre el lavamanos y abriendo la puerta de la ducha me meto detrás de ti, guardando una prudencial distancia y rogando que mi erección matutina se baje sola.

— Buenos dias, mi vampiro— beso tu cuello y extiendo mi brazo para coger la pastilla de jabón. Noto como te tensas y al segundo de relajas — Disculpa — te paso la pastilla y giro dándote la vuelta y quedando yo bajo el chorro, sacudiéndome todo el jabón. Te miro mientras limpias tu cuerpo y no puedo dejar de mirarte sonriendo — abro la mampara y salgo cogiendo una toalla, te doy un beso en la boca y vuelvo a sonreír, señalo el lavamanos con mi cabeza — ahí te dejo mi mágica pomada, usa la que necesites, tengo bastante en mi botiquín y si se acaba se donde ir a buscarla, te ira bien para la inflamación de tu centro y supongo que no me dejaras ponértela — riendo cierro la puerta, antes de que me ladres — voy a vestirme, nos vemos en el despacho — me gustaría ir con el, pero huelo y siento que necesita su espacio de zona de confort y soledad y no me importa dárselo.

Para cuando salgo, tu aun no estas a la vista.

— ¡¡Vishous!! voy subiendo, no demores.

— Dos minutos y te sigo.

Una melodía de esas que el ponía cuando conducía ,se me mete en la cabeza y la empiezo a silbar, así llego al despacho. Tocó y el rey, ladra un..."ya era hora" y entré. Todas las miradas se dijeron hacia mi y algunas sonrisas descaradas empiezan a formarse en las bocas de los hermanos.

— ¿Tengo algo en la cara?, cabrones.

— Pues si, symphat — me dice Phury riendo.

— ¿El que?,¿donde?...

Sonoras carcajadas salieron de esas bocas.

— No es nada que se quite — dijo Tohr con una enorme sonrisa en sus labios y guiñando un ojo a Lassiter — no se si darte las felicidades o el pésame.

— Mejor las felicidades, digo.

Y en ese segundo me vi envuelto por abrazos y felicitaciones, además de bromas pesadas de todos tipos. Nada me importaba, solo la paz que me rodeaba y si, vale, la puta palabra llamada felicidad.

Estábamos hablando de cosas triviales cuando Vishous entro. Todos las cabezas se giraron hacia el y parecieron la niña del exorcista al unísono. Yo solté un gemido, mezcla gruñido cuando mi aroma de vinculación, aún después de haberse bañado, estaba sobre el llegando a mi de una forma no muy sutil. Por eso el viraje de las cabezas.

El primero en dar un paso al frente fue Z. Adelanto su mano y V adelanto la suya buena, chocándolas. Momento que el hermano aprovecho para tirar de el y chocar su hombro con el suyo, mientras se daban el apretón de manos.

— Como ya te dije una vez ,hermano, vais a estar bien y que mierda ya era de que un buen macho te cogiera de las pelotas...enhorabuena.

Le siguió Phury que hizo lo mismo y no dijo nada, solo lo agarro por el cuello y apoyo su frente en la suya. Le llegó el turno al Rhage.

— Mmmmmmm esta colonia que llevas ¿es nueva? huele muy bien.

— Jodete Hollywood.

— Creo que eso hicieron contigo anoche — se alejo de V en zancadas y riendo, para que el golpe no le llegara.

— Me alegro ,hermano, ya era hora de que tu tuvieras, lo que los demás — mismo saludo por parte de Tohr y una ligera reverencia de cabeza, en señal de respeto.

Y por ultimo el rey. Permaneció unos minutos jugando con su abrecartas en forma de daga. Mirando para V y para mi, en silencio. Hasta que por fin se decidió hablar y yo solté el maldito aire, que no sabia estaba reteniendo.

— ¿Quién lo iba a decir?...el hermano V, vinculado y con un medio symphat — hizo una tretica parada de nuevo — me alegro y tu Butch, bienvenido a esta familia. Os deseo la mayor de las suertes, paciencia para sabeos llevar y tanta o mas felicidad, dé la que tenemos, la reina y yo — otra pausa que a mi personalmente me tenían de los nervios — eso si, no vayáis follando como perros por la mansión, hay niños.

Maldito cabrón. Carcajadas generalizadas y gruñidos de Vishous. Yo solo sonreía. Hoy nada me molestaba. Cruzo la distancia que nos separaba y se coloco de pie a mi lado ,mientras yo estaba sentado en el sofá. Mi sonrisa creció y mi cuerpo se relajo.

— Buenos comportémonos como los adultos que somos. Hoy todos fuera de la casa, a patear culos albinos y sacar información de la banda de los bastardos. Así que suerte y traer vuestros culos de vueltas sin un rasguño. Vishous y Butch, vosotros iréis con otros hermanos —levanto una mano y freno las quejas mías y de mi macho, hostia que bien sonaba esa palabra, MI MACHO — Estáis recién vinculados y acoplados, no seria bueno que fuerais juntos. Es por vuestra seguridad y las de los demás. Todos los aquí presente, sabemos y conocemos muy bien, lo que es la vinculación y sobre todo sus principios...

— Todo el día follando y sin poder quitar las manos del sobre el otro.

— Muy amable tu explicación Rhage, pero acertada. El Reverendo se nos une hoy, vaya, hablando de diablo, entra por la puerta. Butch, tu iras con el. Vishous ,tu con Tohr...andando.

Fuimos saliendo y V y yo, nos fuimos rezagando. Una vez en el túnel de pit. Me agarró por las soplas de mi abrigo de cuero y me empotro contra la pared. Devorando mi boca. Mis manos agarraron sus nalgas y lo empuje contra mis caderas, frotándome. Mas por falta de aire ,que otra cosa, nos separamos.

— Cuida tu culo ahí fuera Butch, me pertenece.

— Lo mismo te digo. Te quiero de vuelta, de una pieza.

Volvimos a besarnos y esta vez las risas y gritos de Phury ,fue lo que hizo que nos separáramos.

— ¿Qué os dije? he ganado la apuesta...soltar la puta pasta, racanos.

Unas bromas mas y veinte minutos después estábamos rumbo a la ciudad. Vishous estaba sentado al lado mío, si hombro y muslo derechos, pegados a mi hombro y muslo izquierdo. Mi sonrisa pegada a mi cara.

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