sábado, 7 de noviembre de 2015

RYTHE...10ª


                                                                    RYTHE

                                         

         

Vishous y Butch Fated

Despierto de repente, como si me hubieran dado un puñetazo en la boca del estómago que me ha robado el jodido aire de los pulmones. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy en mi habitación, las sábanas de seda negras están enredadas entre mis piernas y sé que ayer, justo antes de que amaneciera, pasó algo entre el symphath y yo. Los recuerdos de todo lo que había ocurrido me golpearon con la fuerza de un jodido yunque. Yo... le amenacé. Estuve a punto de forzarlo y casi acabamos en las manos. Maldigo. Joder. Soy su Whard y se supone que tengo que velar por su maldita seguridad. Cristo. Sin embargo, no tengo tiempo de seguir analizando la maldita situación. Oigo que la puerta corredera del túnel que da al Pit se abre y después oigo a uno de los Hermanos caminar hasta la puerta de mi habitación.

—V, levanta el culo.—Wrath. Mierda. El Rey en el puto Pit, buscándolo para el maldito rythe de los cojones. De puta madre.

—Dame un jodido minuto—ladro mientras me levanto y me pongo los pantalones de combate, cojo una de las camisetas negras que hay tiradas por el suelo y me dirijo a la puerta. No voy a necesitar las malditas botas de combate. Al menos no para lo que sea que tienen planeado para mí.

Ambos nos dirigimos a la mansión, donde los demás ya están esperando. Rhage se encarga de llevar la maldita caja que contiene el arma que los Hermanos han elegido para llevar acabo el puto ritual. Yo no digo ni media palabra. No hace falte. Sé que esto es lo que deben hacer y no voy a ser yo el que vaya a quejarse. Nope. A la mierda. No sé cuánto tiempo ha transcurrido, lo único que sé es que ese maldito látigo de siete puntas no ha parado ni un mísero segundo de desgarrar mi maldita espalda. A Dios gracias porque no haya sal por aquí como la había en el campamento. Son Rhage y Phury los que me cargan de vuelta al Escalade para llevarme otra vez al Pit. Síp. Estoy hecho trizas y joder si no voy a necesitar alimentarme mañana sin falta si quiero curar rapidito. Rediós. Se han propasado y yo no he dicho ni un mísero"ouch". Nada. He aguantado como el maldito degenerado que soy. Hombre, si hubiera sido en otras circunstancias, tal vez habría podido intentar encontrarle el puto placer a la cosa.

Justo cuando los Hermanos y yo entramos en la Guarida, el olor del symphath se cuela en mis fosas nasales y al levantar ligeramente la cabeza lo veo congelado mientras salía de mi habitación, supongo que preguntándose dónde cojones estaba. Mierda. No quiero que me vea así. Ni ahora, ni nunca, si había que ser sincero consigo mismo.

No podía dormir, después del que el vampiro me cerrara la puerta de su habitación en la cara ordenándome que lo dejara solo, yo había salido hacia el gimnasio a quemar la rabia que me bullía por dentro, joder no tenía que haber dejado que las cosas llegaran tan lejos entre él y yo, era el único amigo que tenía ahí dentro. Había vuelto en el momento que mi móvil sonaba con un mensaje del rey diciendo que esa noche no se salía de patrulla había un asunto de la Hermandad pendiente. Me duche y acosté.

Puta hostia el sueño no quería venir en mi busca, no saber cómo estaba Vishous no me dejaba descansar, me puse un pantalón de chándal y salí de mi habitación hacia la del vampiro para hablar con él o me volvería más loco de lo que ya estaba. Salía de la suya echando hostias y preguntándome donde estaría cuando la puerta se abrió con dos de los hermanos ayudándolo y el resto detrás...fui a preguntar qué había pasado cuando mi lado maldito tomo el control. Joder le habían infringido un Rythe y yo sabía muy bien el motivo...mi escapada del otro día m-i-e-r-d-a.

Sentía las emociones de los hermanos tristeza por lo sucedido, rabia y hasta un poco de odio por ser yo el causante de lo que había pasado, no podía culparlos.

— Dejarlo en mi habitación, yo me ocupare de él durante toda la noche y el día de mañana—no te di tiempo a protestar—¡¡a mi habitación!!

—Y una... mierda—mascullo entre dientes. Intento deshacerme del agarre de Phury y Rhage para ira mi maldito cuarto pero tengo que volver a pensármelo al sentirme mareado. Puta mierda. No había pensado que haya perdido tanta sangre.

Me quedo fuera mientras lo preparan en mi cama y voy a la suya en busca del botiquín, preparo dos buenas copas y veo por el rabillo del ojo como uno a uno van saliendo sin decirme nada, sólo el rey me hace una advertencia.

— Necesita alimentarse si quiere curar lo antes posible, los dos estáis exentos de salir a luchar hasta mañana por la noche. Y antes de volver a escaparte piensa bien lo que le pasara a él. Mandaré en cuanto pueda a una Elegida.

Asentí con la cabeza y cuando la puerta del pit se cerró fui hacia mi habitación...puta madre del infierno, su espalda era un mapa de marcas de latigazo y yo mejor que nadie sabía lo que le estarían doliendo. Le pase la copa y me fui al baño a por un cuenco, toallas limpias y el brebaje que me ponía a mí una criada para calmar el dolor de espalda.

— Lo siento Vishous — y entre en el baño.

Si ya odio depender de los hermanos y ya me jodía tener que patrullar en parejas desde lo del Hermano Darius, ahora odio aún más tener que depender de un maldito symphath. Intento no moverme demasiado. Las heridas, las muy perras, duelen como los mil demonios así que aprieto las mandíbulas e intento no pensar demasiado en lo que ha pasado. Bien, sin embargo, lo que más me jode es la maldita frialdad con que han tratado al otro macho. En buena parte es mi jodida culpa por no haber estado atento a su protegido y Butch no se merecía que lo culparan por lo que habían tenido que hacer.
Le oigo disculparse y me cago en todos sus malditos muertos y no precisamente en voz baja.

—Vuelve a soltar esa mierda y te juro que te crujo los putos huesos y te arranco la maldita lengua, hijo de perra.

Mientras cojo la toalla limpia, le oigo despotricar como un camionero harto de cerveza y salgo sentándome en un sillón a su lado. Busco en el mueble que hay debajo de la mesa de noche el brebaje, acerco más el sillón, lleno dos dedos dentro del tarro y con cuidado empiezo a ponérselo en las heridas.

—Tanto si te gusta oírlo como si no escucharas mi los siento cada vez que te los diga porque sé que esto ha sido por haberme escapado de ti, es culpa mía y lo siento de veras al igual—mierda puta que difícil era —al igual que siento todo lo que paso la otra noche.

Seguí a mi tarea lo más suave que podía, por la forma de cerrar su mandíbula sé que estaba pasando mucho dolor.

Si las cabronas ya escocían de por sí, ahora con esa cosa que me está poniendo es como si estuviera hurgando en las jodidas heridas. Aprieto las mandíbulas, haciendo rechinar los dientes, para mantener acallados los gruñidos que no quieren otra cosa que salir. Desearía perder el maldito sentido pero en parte siento que ésta es mi penitencia por haber sido tan malditamente descuidado. Debería haber sabido lo que el castaño pretendía, hostia puta.

—No fue tu jodida culpa. Soy yo el que debe estar pendiente de ti, no al revés, so cabrón —le ladro mientras aprieto mis manos en sendos puños para aguantar el puto dolor.

Es como si todavía pudiera sentir las malditas cadenas a las que he tenido que aferrarme en la Tumba para mantenerme en pie alrededor de mis muñecas. Quien lo ha pasado peor en el maldito rythe ha sido Hollywood y de veras siento que hayan tenido que hacerlo. Me tenso cuando me recuerda lo de la noche anterior. Síp, bueno, eso es lo último en lo que quiero pensar ahora mismo. No es ni el momento ni el maldito lugar y mucho menos tengo ganas de que saque ese tema a relucir.

— Olvídalo, Butch.

Sé que le está doliendo como la mierda pero en un rato le calmara el dolor dejándolo descansar, sacudo la cabeza lo que menos necesito de nuevo es que mis recuerdos me volvieran a mi vida pasada una vez más, pero estar aquí poniéndole el brebaje no lo hace fácil. Escucho sin decir nada la primera parte de su monologo, culpa de los dos yo por cabezota, él por fiarse de mí. Yo por no confiar en él y el por hacerlo, no hay más. La mano que estaba poniéndole el brebaje se me queda en el aire cuando oigo la segunda parte de su monologo y eso me cabrea. Así que lo olvide, cojonudo el que decía que no era como los demás, me estaba clavando una daga en el pecho y no sabía porque coño me dolía tanto su puta repuesta.

— Eres el mayor hijo de puta que he tenido en gusto de tener encima mío y dejarlo jugar con mi culo...¿y tú decías que no eras como los otros? vete a tomar por culo vampiro, eres peor que ninguno.

Y vuelvo a ponerle el brebaje de mala hostia, su fuerte siseo me hace saber que he sido rudo a la hora de ponerle la crema de nuevo en las heridas.

La mala hostia aumenta entre los dos. El picante aroma a su cabreo se intensifica y me da exactamente lo mismo. Hombre, no soy alguien a quien le guste que le recuerden que la mierda que llevo encima jamás me va a abandonar y eso fue justamente lo que ocurrió ayer al amanecer.

—Yo, al igual que tú, detesto recordar lo que ha sido mi puta existencia —te ladro, cerrando los ojos con fuerza para intentar ignorar el puto dolor de las heridas. Muy a mi pesar y aunque tus manos son rudas a la hora de ponerme la jodida cosa pringosa en la espalda, me calmas—. Así que vete acostumbrándote a mi actitud o estarás doblemente jodido.

Que fácil era decirlo y por lo que pude ver y absorbí de él sí que tenía mierda tanta o más que yo...nuestras vidas no habían sido fáciles y sé que a él al igual que a mí en el momento que todo se presentaba de puta madre, se jodió porque los recuerdos llegaron sin ser llamados. Termino de ponerle el brebaje y me levanto para ir a por una copa, limpio mis manos y tiro la toalla a un rincón de mi habitación.

— Estaré fuera y dejare la puerta abierta si necesitas algo llámame, descansa, ahora podrás. Te despertare si llega la Elegida.

Lo miro y veo que su cabello le tapa los ojos y antes de que me dé cuenta me inclino hacia delante e impulso una de mis manos hacia ese cabello que es seda negra y se lo aparto, sin más salgo del cuarto.

Suspiro. El olor al medio symphath me envuelve por completo y empiezo a sentir el agotamiento hacerse con el control de mi cuerpo. Sé que, tal vez, no va a ser un sueño placentero, pero mierda si este potingue no me ha hecho entrar en una especie de estupor. Eso aunado al hecho de todo lo que he tenido que aguantar en la Tumba...

Mis ojos se van cerrando poco a poco sin que yo pueda evitarlo y de repente me encuentro de vuelta a ese campamento de mala muerte. Veo como uno de esos pretrans sale corriendo con un ode mis preciados libros en una mano y sé exactamente qué es lo que va a hacer y entro en pánico. Lo peor sucede cuando mi padre aparece frente a mí con el jodido volumen en la mano y me dice que todo eso es una mierda y lo lanza a una de las hogueras. Mis ojos se anegan de lágrimas al ver cómo las llamas van consumiéndolo. Le oigo ordenarme que haga lo mismo con cada uno de los libros que tengo escondidos y aunque me jode, lo hago intentando secar mi cara con mis antebrazos absolutamente humillado y destrozado por dentro. A eso le sigue el día de mi maldita transición y todo lo que eso conllevó al día siguiente. La lucha contra ese guerrero seboso, mi victoria y la humillación a la que lo sometí y, para más inri, lo que hice justo después. Vomité hasta los pulmones por la boca del asco que sentí de mí mismo. Cuando siento que me aprisionan contra el suelo no me doy cuenta de que estoy gritando también en la puta vida real, aferrando las sábanas de la cama de Butch como si se me fuera la vida en ello, retorciéndome como si lo que ocurre en mi mente estuviera pasando de verdad, otra vez. Jo-der.

Estoy en el salón a oscuras con mi cinco sentidos puestos en el vampiro e intentando poner sentido, aunque fuera un poco a lo que había podido suceder la otra noche entre los dos de no haber mediado los putos recuerdos de ambos y por más vueltas que le doy no encuentro un lógico porque. Cierro mis ojos imaginando como sería tener alguien que te quisiera sin más, sin pedirte nada a cambio, sin procurarte dolor solo cuando en mi caso yo lo necesitara y dormir abrazo a otro cuerpo caliente. Di un brinco cuando el primer grito llego hasta mí y corrí hacia mi habitación adentrándome en ella como un huracán, joder el vampiro tenía pesadillas y creo saber cuáles son. Veo que sus heridas van por buen camino e intento que suelte la sabana y darle la vuelta. Me siento en el borde de la cama con el ya boca arriba y lo levanto abrasándolo sé por experiencia que por mucho que lo llame o le diga no me va a escuchar, sus gritos me ponen la piel de gallina y por primera vez en mi puta vida me gustaría no ser un medio symphath y absorbe los que estoy absorbiendo. Lo mantengo fuertemente pegado a mi pecho desnudo, una mano acaricia su pelo y la otra lo agarra mientras murmuro cosas, palabras sin sentido. El vampiro necesita un agarre para volver a la realidad. Poco a poco los gritos cesan.

Abro los ojos lentamente cuando las malditas imágenes se desvanecen poco a poco al sentir el calor de otro cuerpo pegado al mío. Mis manos se aferran a los fuertes antebrazos del otro vampiro, apretando con tanta fuerza que mis propios nudillos se han vuelto blancos a causa de la presión que estoy ejerciendo. Respiro con dificultad e intento calmarme lo suficiente. Vuelvo a cerrar los ojos, apretando las mandíbulas.

—Mierda... —jadeo, intentando volver a encerrar la mierda que sigue jodiéndome la cabeza.—En ese momento aparece Fritz acompañado de la Elegida de turno, la cual ni siquiera me interesa saber su nombre. —Ni de coña —gruño mientras fijo mi mirada con la hembra, la cual se remueve en su sitio, jugueteando nerviosamente con el dobladillo de su túnica inmaculadamente blanca—. Ya tengo mis propias formas de alimentarme.

Voy a castrar a Wrath por mandar a una de estas hembras estiradas, joder.

Bueno por lo menos esta vez no huye de mí y no me aparta de su lado, algo es algo. Mis antebrazos crujen por la forma que el vampiro se agarra a ellos pero no digo nada, no hasta que él esté preparado para hablar o pegarme un puñetazo cuando vea que lo estoy abrazando. Cuando parece que todo llega a su fin la puerta se abre apareciendo el viejo mayordomo con una hermosa hembra, la Elegida, y otra vez su cuerpo tenso, sus emociones revueltas y el odio siendo su colonia preferida. El nerviosismo de la hembra, la preocupación del viejo y las emociones del vampiro no ayudan a que yo mantenga la calma y la cordura, así que cierro mis ojos, respiro hondo y meto en su caja de Pandora mi lado maldito y serenamente le hablo al vampiro.

— V tienes que hacerlo, tus heridas han sanado pero no del todo y no puedes desmaterializarte hasta tu ático.

—De ninguna. Jodida. Manera —me niego. Ni hablar. Manda huevos. Odio a esas hembras. Demasiado puras, demasiado inocentes y yo soy un puto engendro y un pervertido de mierda y sé que no voy a saber cómo reaccionar.— Me he alimentado a mi manera durante siglos y ahora no creo que vaya a ser capaz de cambiar mis malditas costumbres por una hembra que sirve a la jodida Virgen Escriba y como le haga daño a la Elegida, estoy seguro de que la Diosa aparecerá para patearme el culo y chamuscar la pelota que me queda.

Percibo su miedo hacer daño a esa hembra y la verdad es que a simple vista parece frágil pero todos sabían que estaban preparadas, educadas para eso. Pero por otro lado entiendo su pavor cuando fue en mi busca después de escaparme y dejar que me maltrataran de manera tan bestial de no haber estado él a mi lado no me hubiese dejado curar y muchos menos me hubiese alimentado.

— Fritz por favor llévese a la Elegida, si la necesito se lo haré saber.—Como siempre el amable hombrecillo desapareció sin abrir su boca, llevándose a la hembra. Vishous me miraba como si no entendiera nada y realmente yo tampoco entendía lo que iba hacer cuando no me gusta nada que se alimenten de mí. La primera vez que bebió de mí no fue por necesidad, pero recordé una vez que alimente a escondida a otro vampiro de la colonia esclavo como yo y pude ser su alimento para salvarle la vida, podría intentarlo con él a ver qué pasaba, siempre estaríamos a tiempo de llamar a la Elegida. Siendo un guerrero podría ser que no tuviera el mismo efecto pero no perdíamos nada por intentarlo.

— Aliméntate de mí vampiro

Parpadeo durante un maldito minuto y lo miro como si una cabeza de más acabara de crecerle.

— ¿Qué cojones quieres decir? Eres un macho —digo como si no fuera la cosa más obvia del puto mundo.—Síp, seguramente sus neuronas se han freído. Hago un amago de levantarme. Aunque no puedo desmaterializarme, siempre puedo conducir el maldito Escalade hasta Commodore.

Corto por lo sano y de raíz su amago de querer levantarse y lo miro con los ojos entrecerrados, mientras lo mantengo anclado en la cama.

— Deja de mirarme como sino entendieras nada, tú mejor que nadie sabes que no me gusta que tomen de mi vena pero una vez en la colonia di a beber a otro esclavo mi sangre y salvo la vida. Tú no pierdes nada por intentarlo y no vas a ningún lado hasta que por lo menos madures la idea y otra cosita no te hagas el remolón conmigo, ya has bebido de mí. Tú eliges podemos estar así toda la noche hasta que su alteza vuelva con la hembra y te obligue hacerlo o tomar tú la disyuntiva que te he planteado.

Gruño por lo bajo y maldigo en la Lengua Antigua. Joder. No me hace ni puta gracia hacer esto y mucho menos con él pero sé que si no lo hago Wrath va a pedir mi maldita cabeza en bandeja. Aprieto los dientes y te miro cabreado, sabiendo que tienes razón y jodiéndome aún más por ello.

—Bien... —digo al fin—.¿Cómo quieres hacer esto? —pregunto, sin apartar mis ojos de esos irises casi dorados que están taladrándome.

Sé que soy un cabrón por hacer lo que voy hacer pero será más fácil para él y para mi si no nos miramos a los ojos, si mucho más fácil.

— Toma de mi cuello será más fácil para los dos, más que si lo haces de mi muñeca.—Mis ojos no de despegan de los suyos y una mueca de sonrisa hace amago aunque la mato antes de nacer. Vaya contraste mirada brillantina contra mirada dorada ¡¡ja!! Tendría coña la cosa si no fuera tan serio lo que iba a pasar.

Bueno. Tiene sentido. Me incorporo un poco en la cama.

—Date la vuelta —te pido—, me sentiré más cómodo si estás de espaldas a mí.—No podría soportar hacerlo de frente, joder, no es una jodida buena opción. Aunque la otra tampoco es que sea mucho mejor, la verdad. Mierda.

Vaya quien lo diría el vampiro es tímido y una mierda se porque lo hace así que sin abrir la boca hago lo que me dice, pongo una pierna doblada encima de la cama y la otra encima y espero a que de decida, no le voy a meter prisa. Yo mismo estoy igual que él y no puedo evitar tensar mi cuerpo a la espera de sus caninos en mi yugular.

— Cuando quieras macho, cuánto antes empieces antes acabaremos con esta tortura para los dos.

Me mentalizo y me pongo de rodillas sobre el colchón, sentándome sobre mis talones mientras aparto el pelo de mi camino y cuando mi dedo roza su yugular, mis colmillos salen disparados a causa del hambre. Cierro un instante los ojos y de forma instintiva mi mano maldita rodea al medio symphath por la cintura. Siseo antes de clavar mis caninos en su vena con más brusquedad de la que pretendía. Su potente sangre azul inunda mi boca y gruño contra su piel, apretando aún más mi agarre sobre él. La temperatura de mi cuerpo sube varios grados y siento que el suyo hace lo mismo. Mi polla se levanta como diciendo "estoy aquí, mamonazo" y ahogo un jadeo tragando la sangre que me inunda.

Puta hostia no sé qué me causo más pavor si el agarre por mi cintura, la forma en que se clavó en mi vena o la forma en que salto mi polla en los pantalones al oírlo gruñir contra mi cuello. Siento como la temperatura de mi cuerpo sube y la suya también, me muerdo la lengua haciéndome daño cuando detengo un gemido y cuando aprieta su agarre un poco más, una de mis manos sube hacia su nuca sin darme cuenta de lo que hago. Aprieto su cabeza más fuerte contra mi cuello y la otra mano se posiciona encima de la que me agarra por la cintura, cierro los ojos y mi cuerpo se relaja contra el suyo. La mano de la cintura empieza acariciar el brazo del vampiro y dejo salir un gemido mezclado con gruñido.

— Sigue bebiendo Vishous.

Vuelvo a gruñir, temblando ligeramente y tensándome cuando Butch me toca y me acaricia, pero joder... el deseo que siento vuelve a salir a la superficie y antes de darme cuenta lo estoy arrastrando sobre la cama. Lo coloco bocabajo y me subo sobre él. Jadeo, empujando mis caderas contra su trasero mientras mi mano buena lucha con los pantalones del medio symphath, sintiendo la imperiosa necesidad de hundirme en él. Dios. No sé de dónde cojones viene toda esta mierda. Su sangre es como jodida lava dentro de mí, encendiéndome, consumiéndome.

Joder, mierda aunque noto su tensión cuando me relajo contra él no soy capaz de quitarme, pero algo pasa en el vampiro porque al segundo siguiente me veo arrastrado boca bajo en la cama y con el encima mío.Sus jadeos se mezclan con los míos y mientras él empuja yo alzo mi culo en busca de más. Quiero, deseo más del vampiro, sólo ruego que la caja de Pandora no se vuelva abrir por parte de ningún de los dos.Lo ayudo con el pantalón y tiro mi mano hacia su culo para hacerle saber que siga, que no pare. No sé si es porque está bebiendo de mí, si porque saber que mi sangre lo está alimentando me ha puesto duro o por lo que mierda sea pero lo quiero dentro de mí ¡¡ya!!.

Mierda. La madre que me parió. Vuelvo a gruñir contra su vena, tirando de ella para volverá llenar mi boca con ese sabor que me está volviendo majareta. Coño. Cuando consigo deshacerme de la maldita tela, me acomodo mejor entre sus piernas, ansioso por entrar de una vez por todas en él. Me aparto de su vena y maldigo por lo bajo. Aunque tengo tendencias animales, no quiero hacerle daño a él. Es superior a mí y no lo entiendo. Sin embargo él me habla:

—Déjate de mariconadas y entra de una jodida vez.

—Joder. No quiero...

—No lo harás —me interrumpes.

Vale, bueno. Me cago en mis muertos y no aguanto ni un maldito segundo más.

La hostia cada tirón queda de mi vena me hace desearlo más y más, mi polla dolía de lo dura que estaba y las ganas por tenerlo dentro me llenaba, jamás me había sentido así con nadie, ni una sola maldita vez de mi perra vida. Por fin el maldito pantalón se va a tomar por culo y yo abro mis piernas para que se pueda acomodar mejor entre ellas y gimo como un animal estoy desesperado por él y por lo que sé que me dará. Siseo cuando se aparta de mi vena y de mi cuerpo, mierda, hasta que me doy cuenta porque ha parado, pero no, joder no quiero dejar de sentir su calor sé que si lo hago no seré capaz de seguir y suspiro cuando se da cuenta. Ha querido ir en busca de un lubricante y ese detalle hace que algo dentro de mi pecho se rompa, jamás han tenido esa consideración conmigo, pero si se aleja no podré seguir.

—Déjate de mariconadas y entra de una jodida vez.

—Joder. No quiero...

—No lo harás —me interrumpes.

Alzo un poco mis caderas.

—Hazlo vampiro, entra en mí ya...por favor.

Cabrón de los cojones, pienso mientras me mentalizo. Agarro sus caderas con ambas manos por un instante y después sitúo mi polla directamente contra su entrada. Ya que no hay lubricación, tendré que entrar lenta y cuidadosamente. Lo último que quiero es desgarrarle y darles a los Hermanos otro maldito motivo más para volver a darme otra paliza. Empujo ligeramente, con la mayor suavidad que soy capaz de sacar de mis malditas entrañas a pesar del descomunal deseo que está agarrándome de la única pelota que me queda mientras siseo.

Un gruñido sale de mis entrañas cuando empieza a entrar con tanta tranquilidad y cuidado y solo yo y algo que se me mueve en el pecho sabemos lo agradecido que estoy pero hoy y ahora no lo necesito así y mi vampiro tampoco...mí...en qué coño estoy pensando. Sin darle a tiempo a nada me levanto sobre mis rodillas y mis brazos y me meto de un golpe su polla en mi culo notando como mi culo se abre en canal, siseó de dolor y aunque los recuerdos pretenden asaltarme no los dejo, ahora no joder. Noto que mi mejilla esta mojada y cuando veo caer una gota roja sobre la sabana de blanco inmaculado maldigo por lo bajo, es demasiado esfuerzo controlar mi lado maldito y lo que este vampiro está moviendo dentro de mí, puta mierda.

—Hijo de puta —mascullo, apretando las mandíbulas mientras mis colmillos vuelven a salir disparados, hiriéndome el labio inferior.—Resuello como un buey, intentando mantenerme quieto durante un momento para que te acostumbres a mi tamaño y a la intrusión. Miro hacia abajo y veo la mancha roja sobre la sábana.— Eh, tranquilo, deja que te acostumbres, ¿vale? Podemos tomarnos esto con calma.

Aprieto mis mandíbulas y las hago crujir, mierda, mierda, mierda, como coño le explico que no es por haberme metido de esa forma su polla en mi culo, era lo habitual como esclavo en la colonia...no sé cómo decirle que soy yo y no él. Que es algo que se está moviendo en mi pecho y que no se darle nombre, que su amabilidad me ha desarmado, me ha dejado fuera de juego. Cojo la sabana y seco mis ojos y mi cara, cierro los ojos y respiro hondo.

— Muévete vampiro.

Mira que es idiota, pienso mientras cierro los ojos para intentar calmarme. Joder... ¿es esto a lo que llaman "sexo normal"? No tengo la más remota idea, pero coño...Siento mis dientes crujir a causa de la presión que ejerzo sobre ellos al mantener mi mandíbula bien apretada. Afianzo las caderas del medio symphath con una mano mientras la otra se apoya sobre el colchón para salir un poco de él y volver a arremeter dentro de su cuerpo. Por un instante me olvido de cómo cojones se respira al sentirle tan jodidamente apretado alrededor de mi carne. Tan malditamente estrecho que se puede decir que hasta duele moverme, pero soy incapaz de parar así que sigo, entrando y saliendo a un ritmo que seguro como la mierda que me va a volver completamente loco. Más de lo que ya lo estoy.

—Joder... Butch —gruño, dejando que mi cabeza caiga hacia delante. Puedo sentir el sudor resbalando por mi rostro y pecho, haciendo que las heridas de mi espalda escuezan, pero me importan tres pepinos.

Me está costando un puto mundo el mantener mi cuerpo bajo un estricto autocontrol, sé bien lo que pasará si lo dejo elegir por sí mismo y ahora mismo no estoy dispuesto a lidiar con nada de esa mierda y ninguno de los dos estamos preparados para enfrentar esa maldita realidad que me tiene agarrado por la única pelota que me queda.

Bueno es una palabra demasiado corta para poder expresar lo que está pasando, su puta madre, sentirlo entrar y salir de mi a un ritmo que empieza siendo pausado y va aumentando. Joder es diferente, es excitante, es caliente, es lo que mucho conocían menos yo. No sólo me gusta sino que además me tiene con la sangre hirviendo, tanto que mi polla va a reventar. Está tan dura que empieza a babear, mi culo se abre un poco más con cada embestida suya y yo gimo cada vez que se clava bien adentro de mis entrañas, muevo mis caderas al ritmo que él marca, esto jamás en mi puta vida yo lo había sentido.

Gruño cuando lo oigo pronunciar mi nombre jadeante, lleno de pasión y se desata algo en mi alma cuando su cabeza cae hacia delante y gotas de su sudor bañan mi espalda .Puta hostia necesito que vuelva a beber y mis colmillos crecen cuando el olor de mi sangre que mana de las incisiones que no ha taponado corre por mi cuello hacia mi pecho. Como buenamente puedo me alzo y paso tu mano de mi cadera a mi cintura y me pego a tu pecho a la par que me clavo tu polla hasta la misma base dentro de mí, un siseo escapa al sentirme tan lleno de ti y sonrió, sé que no me voy a poder sentar en una semana y sé que yo mismo me he desgarrado, pero te romperé la crisma si sales de mí.

— Muérdeme y vamos vampiro sé que tú sabes hacerlo mejor que esto.

Una de mis manos agarra en un puño mi polla y paso un dedo por la hendidura de mi falo que ya empieza a supurar présenme y la otra vuelve a tu nuca instándolo a que muerda de nuevo y beba, puta mierda necesito que lo hagas.

Maldigo en voz baja y siento cómo mis encías duelen a causa de las ganas de seguir alimentándome. Sé que lo que he bebido no es suficiente y no sé si jamás lo será con él. Clavo mis incisivos en el mismo punto en el que se lo había hecho antes y gruño contra su piel, clavándome con más fuerza en su interior, arrancándole un gemido al otro. La sangre inundando mi boca sirve de puto afrodisíaco y la temperatura entre los dos nos sube varios grados más. La mano en su cintura aprieta un poco más y mis ojos bajan hasta encontrar la mano de Butch sobre su propia polla, algo que me enciende aún más.

Mierda, mierda, mierda y re-mierda mi cuerpo sube la temperatura aún más y la mano que está en su nuca lo aprieta contra mi vena...los gemidos salen solos, aunque pudiera evitarlos, no quiero. Mis caderas se acompasan a las suyas llevando el mismo ritmo, mi mano hace lo mismo y mis caninos crecen sin que lo pueda evitar.

— Sigue vam...piro, joder siguee.

Mis ojos se fijan en que sus caninos han crecido y sin saber muy bien por qué —ya que nadie jamás ha probado mi propia vena— llevo mi muñeca a tu boca y me aparto de la tuya un segundo.

— Muerde —digo secamente y no espero a que me respondas, volviendo a lo que estaba haciendo

Quiero negarme a beber, sé que no le gusta que lo haga, pero al volverse a clavar en mi vena me pueden más las ganas por probarlo que otra maldita cosa. Con la mano que tenía sobre la que tú has colocado en mi cintura cojo tu brazo acercándolo a mi boca y con un siseo de placer me clavo en ella, tanto que mis encías chocan con tu muñeca y cuando el primer buche llega a mi boca, gruño de puro éxtasis y puta mierda si no me pongo más duro y caliente. Ahora sí que lo quiero todo de ti, aunque no sé lo que es, lo quiero... joder con tu sangre es picante, explosiva, llena de vida, fuerte. Mis caderas empiezan a moverse más rápido, haciendo que salgas y te vuelvas a clavar más en mí y mi mano mete el mismo ritmo...esto es de locos, pero qué coño solo tú has conseguido que sepa lo que es un puto orgasmo.

Maldigo mentalmente cuando me muerdes pero me olvido enseguida del dolor y todo lo que sé es que estoy en un puto torbellino no sólo de placer, sino también de emociones que no entiendo y no sé si jamás llegaré a entender. El ritmo de mis embestidas se hace cada vez más errático, más rápido y siento la imperiosa necesidad de correrme aunque quiera alargar este momento un poco más. Sé que es imposible, que todo esto está superándome y mierda... No sé qué va a pasar una vez esto haya acabado o qué pasará en los días siguientes. Debería importarme, pero no lo hace. Me aparto de tu vena, lamiendo las incisiones para cerrarlas, y jadeo tu nombre. Es sorprendente lo natural que suena al salir de mi boca...

—Butch…

Entre brumas dejo de beber de tu muñeca y jadeo cuando cierro las incisiones. Joder mi nombre en tu boca suena muy bien, como si solo tú tuvieras el derecho de tenerme así, como si solo a ti te correspondiera pronunciar mi nombre con voz ronca, llena de pasión, rota. Pongo la mano de la que he bebido sobre mi pecho y mi cuerpo se tensa, el aviso del orgasmo repta por mi columna hasta ir cubriendo mis riñones, lentamente se instala en mi cojones poniéndolos duros y sube hasta la base para correr por toda mi polla hasta hacerme soltar mi simiente a la par que mi culo se contrae, ordeñándote.
Jadeo cuando las primeras gotas de tu semen mojan mis entrañas y mi cabeza va hacia atrás, a tu hombro, agarro con fuerza la mano que esta sobre mi pecho y empiezo a correrme gritando, siseando tu nombre.

— Vishous...Vishous.

Al sentir tus paredes contraerse sobre mí, es lo que hace que pierda el control completamente, el placer que me recorre parece partirme en dos y siseo al venirme dentro de ti, absolutamente enterrado en tu trasero. Ambos caemos sobre el colchón y pongo mis manos por delante para evitar aplastarte bajo mi peso. Apenas soy capaz de respirar con normalidad, demasiadas emociones, demasiadas cosas que han ocurrido en estos últimos días y mierda... Tú eres el único que consigue que las defensas que he ido creando durante estos últimos tres siglos se vayan a tomar por culo y me muestre tal y como soy. Tal y como no quiero que nadie me vea.

—Esto ha... —Niego con la cabeza, incapaz de decir nada que sea mínimamente coherente ahora mismo.

Entre jadeos y suspiros te oigo decir algo y me cabreo.

— No te atrevas a decir que te arrepientes o que no ha estado bien maldito cabrón, no te atrevas o te mato con mis propias manos.—Me ruedo a un lado haciendo que salgas de mí con brusquedad y siseo al sentir el dolor, mierda yo mismo me he agrandado el desgarro, me levanto y me pongo el pantalón de chándal saliendo sin mirarte. Me paro debajo del marco y te miro por encima de mi hombro — Hazme un favor la próxima vez que me folles trátame como lo hacían en las colonias por lo menos sabré cómo reaccionar ante lo que ha pasado aquí, de esta forma no tengo ni puta idea de que hacer, aunque lo que me nace es matarte por hijo de puta.—Y salí hacia la piscina, el portazo que di a la puerta del pit se tuvo que oír en toda la mansión pero me importaba una puta mierda. Al llegar al jardín corrí y me tire de cabeza en la piscina haciendo largos, agotando mi cuerpo y mi maldita mente que me hacía recordarlo sucedido hacia unos segundos entre tú y yo.

Maldito desgraciado, hijo de puta mal follado.

Síp. Esto equivale a una patada en los huevos. Y de las que duelen. Me llevo una mano al pecho y me lo froto. Es como si me acabaran de arrancar el puto corazón después de haberme arrancado la piel a tiras.
Joder. Mi puño golpea el colchón y no puedo evitar que tu olor se cuele en mis fosas nasales proveniente de las sábanas. Mierda. Soy un jodido degenerado, un pervertido de mierda, un engendro. Todo lo que toco lo destruyo. Todo. Me levanto de la puta cama y a trompicones y trastabillando con mis propios pies llego a la puerta de la habitación de Butch y me dirijo a la mía. Dios... tal vez hubiera sido mejor que me hubiera alimentado de la maldita Elegida, al menos así nada de toda esta mierda habría ocurrido. Apenas soy capaz de llegar a mi cama y me dejo caer sobre ella, maldiciéndome una y mil veces y maldiciendo a mi padre por haberme hecho tal y como soy ahora.

—Síp. Soy un hijo de puta... —digo en voz alta y a nadie en particular.


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