domingo, 2 de agosto de 2015

EL ATICO...16ª


                                                                   
                                                                         EL ÁTICO
                                                       


Butch y Vishous Fated

Bien después de una semana en el puto hospital, iban camino del ático y estaba de los putos nervios. Miro de reojo a mi macho parecía tranquilo, pero el sexto sentido que había adquirido para su macho le decía que solo en apariencia.

Se dirigían hacia la zona del centro, la más lujosa y al llegar no pudo por menos que silba. Sin duda la mejor zona, su macho en el fondo era un sibarita...Commodore, era sin dudarlo la zona donde estaban los mejores pisos. No me dejo coger la bolsa de deportes que le había preparado y mientras subíamos en el ascensor sus nervios se acentuaban.

Le abrió la puerta y encendió con su mente las velas, mientras lo dejaba pasar, sonrió de nuevo, porque no le extrañaba que el negro fuera el color que predominaba. Tal vez porque su macho era fans del negro. Entraba sonriendo cuando algo que brillaba llamo su atención y al girar su mirada hacia lo que brillaba...el color desaparecido de su cara y necesitaba un trago. Respiro hondo y lo encare.

—¿Tienes algo para beber?

No es que me haga mucha gracia el tener que llevarle allí. Más que nada porque es en donde llevaba a cabo mis putas perversiones, pero o era eso o dejarlo en un jodido hotel y no me daba la gana. Al menos aquí sé que estará bien y que si me necesita podrá contactar conmigo ipso facto y que Fritz podría venir a por él enseguida.

Aparco el coche en el garaje y subimos por el ascensor. Sé que está de los putos nervios y no sé cómo va a reaccionar ante la... decoración del lugar, pero que me jodan.

Le abro la puerta y se queda parado un segundo ante lo que ve y me pide algo de beber.

—Tendrá que servirte el vodka de momento. Mañana traeré algunas de Lag, ¿sí? —digo intentando evitar mirar hacia el potro y los juguetes que cuelgan de la pared. Me acerco al mini bar y le sirvo una copa generosa de Goose, entregándole el vaso.

Cuando me pasa la copa me bebo más de la mitad de golpe y tengo que dejar de tragar y toser.

—Joder V, ¿es que bebes matarrata?

Cuando lo miro, no es capaza de encararme la mirada y no quiero eso de él, joder no quiero que se sienta avergonzado, coño. Mire el potro, la mesa y los juguetes que colgaban —así que eso hacia su macho para desterrar o intentar tener sus demonios controlados —no era tonto sabía lo que ahí se practicaba —pero quien cojones era yo para juzgar a mi macho —. Yo, que hasta que V llego a su jodida vida se iba de putas, de peleas y se emborrachaba todas las noches — ¿quién conjones era para juzgar a la única persona que me amaba, si me amaba lo sabía aunque no se lo hubiese dicho nunca —y había hecho de mí el hombre que era? Me bebí lo que quedaba en el vaso, me levante...me plante delante de él.

—Solo necesito saber una cosa nallum ...¿has estado viniendo aquí...estando conmigo?...quiero decir desde que me mude a vivir en tu habitación y ser tu pareja.

—Jamás —la respuesta sale sola—. No podría, no si tú no estás allí y no estás de acuerdo en algo así.

Aun así, sigo sin atreverme a mirarle. Hombre, sé que no me juzgará que sabe lo que había antes de que todo lo que tenemos ahora ocurriera, pero sigo pensando que soy un puto depravado y que el poli no se merece a alguien como yo. Aun ahora me sorprende el hecho de que siga conmigo porque quiere.

Rebusco entre mis pantalones y saco un liado y el mechero pero me lo quita antes de que pueda encenderlo, obligándome a mirarlo a la cara. Su ceño está fruncido aunque hay un amago de sonrisa en sus labios.

—¿Qué? —ladro, prácticamente.

Sonrió ante su ladrido y pego mi boca a la suya, mientras te empujo hasta que tu culo se topa con el borde del potro.

Te hago recostarte un poco y sonriendo paso mi lengua por tus labios.

—Quiero una llaves de este sitio, no quiero que te deshagas de nada de lo que hay aquí, porque te guste o no es una parte de ti que aun y digo bien, aun desconozco, y tal vez, solo tal vez, algún día quiera probar contigo. Pero como me entere, de que traes, a nadie que no sea yo, te juro por mi dios que te pongo en la terraza y dejo que te frías como una sardina en el fuego.

Mierda. Puta. Joder. Algo en mí hace clic y soy como un puto resorte al notar que estoy contra el jodido potro. Mis manos vuelan a su pecho, apartándolo con algo más de brusquedad de la que pretendía. Dios... jamás, en mi puta vida, he dejado que nadie haga esto, que me acorrale así en mi puto espacio y el hecho de que sea el poli el que está conmigo no cambia una puta mierda.

Me siento amenazado y retraigo los labios enseñando colmillos del puro acojone que llevo encima. Dios... pensar que pude ser yo a quien violaran en el campamento... la mínima posibilidad de que hubiera sido yo el vencido y no el vencedor. Mi piel se pone de gallina y tengo que poner algo de distancia con Butch porque no sé qué soy capaz de hacer cuando me siento así.

Saco de mi bolsillo le juego de llaves, quito una de las copias del ático y se la planto sobre el mini-bar.

Su empujón me coge de sorpresa y al mirarlo a los ojos...sé que algo he hecho mal...joder. Lo dejo que ponga distancia entre los dos y lo veo sacar la llave y ponerla sobre el mini-bar. Sin acercarme mucho, aunque lo que deseo es estrecharlo entre mis brazos.

—Eh nallum ¿qué pasa?...coño solo bromeaba...quería que entendieras que esto me importa una puta mierda...que solo me importas tu Vishous...joder háblame no te quedes ahí como si yo no estuviera aquí.

Cierro los ojos, pasando mi mano enguantada por mi cara. Joder. Lo sé, sé que no llevaba malas intenciones con lo que ha hecho pero es mi puto sistema de autodefensa actuando por sí solo. La mierda que sigo acarreando desde hace tres putos siglos no hace más que salir y llegará a apestar muy pronto. Él no tiene por qué saber lo que pasó, no tiene por qué enfrentarse al hecho de quién soy, de lo que soy, de lo que seguiré siendo toda mi puta vida y mi padre se aseguró de que toda la puta raza lo supiera con los tatuajes que puso sobre mi cuerpo, la mayoría bien a la vista.

—No ha sido por ti. Joder... ni siquiera sé qué cojones me ha pasado.

Le miro a los ojos y sé que no se ha tragado una puta mierda de lo que acabo de soltar, pero no voy a hablar de lo que pasó hace doscientos ochenta y tres años. Nope.

—!!Y una mierda!!...hazme un favor no me tengas por un idiota, ya sé que tú eres el lumbrera de los dos, pero no quieras que piense que no ha sido por mí, cuando sé que ha sido por algo que he hecho y que te ha traído recuerdos. Coño V conozco esos síntomas porque se lo que es que un recuerdo te queme en el alma, si ya sé que vas a decirme que no se puede comparar lo tuyo a lo mío, y estoy de acuerdo, pero soy tu macho cabrón, soy la persona que ha estado a tu lado cuando las pesadillas. No me apartes de ti nallum, no ahora, no cuando estoy tan perdido que no tengo ni puta idea de lo que va a pasar con nosotros, no cuando no soy capaz de tener sexo contigo por miedo a que eso negro vuelva aparecer.

Dios como me dolía todo lo que le estaba diciendo, pero si lo dejaba marchar de esa forma, algo se rompería entre los dos y no lo iba a permitir.

—No me dejes tirado cuando más te necesito...yo jamás lo haría nallum.

Oh, sí. ¿Quién cojones inventó la dichosa frasecita "las verdades duelen"? Porque estoy por volver atrás en el puto tiempo y romperle la cara antes de que la suelte. Virgen Santísima en el Fade. El dolor en la voz de Butch es como una puta daga clavándose en mi puto pecho y las verdades que suelta junto a su desesperación hacen que desee ir a la forja del complejo y acabar lo que el hijoputa del Bloodletter no terminó porque se lo impedí a sus secuaces.

Me armo de valor y me acerco a él sin apartar mis ojos de los suyos.

—Pasó hace mucho... —carraspeo e intento seguir—. En el campamento de mi padre, antes de que me hicieran lo que ya sabes que me hicieron, violé a un macho. Ante todo el campamento y mi padre.

Síp, no es que esté orgulloso de lo que hice. De hecho, cuando acabé salí de la arena y de la cueva y vomité hasta la primera papilla de cuando era un crío. No dice nada, se queda mirándome y eso duele más que si se apartara de mí y me mandara a tomar por culo. Al menos sería una puta reacción normal. Aunque... bueno, ¿qué ha habido de normal en este humano desde el momento en el que le encontré? Nada. Y, aun así, sigue sorprendiéndome.

Me lo quedo mirando—es que este vampiro hijo de puta —aún no sabe que me importa más que mi propia vida, que no ser capaz de follar con él por miedo, me está matando. Es que tendré que decirle a golpes que lo amo y me importa una mierda su pasado. La rabia fue subiendo por mis pies y llego hasta mi cabeza y sin darme cuenta mi puño derecho salió a estrellarse contra su cara, me puse a horcajadas sobre él, con las dos manos en el suelo y ambos brazos a ambos lado de su cara, baje la mía hasta que quedo entre los dos espacio suficiente para poder hablar.

—Cabrón egoistamalnacido,crees que ese hecho va hacer que deje de amarte, supongo que era una ley que teníais en ese puto campamento o su maldito jefe que sería tu padre. Ese sitio tuvo que ser la bomba, tatuajes en el cuerpo, que no querías, castración para que no fueras padre y ahora esto —chasquee la lengua —coño sabíais divertíos ahí. Escúchame bien hijo de puta y que no tenga que volver a repetírtelo: T.E.A.M.O y eres mi vida y tu puto pasado me da igual!! Lo entiendes, me da igual!! Pero te juro que si algún día el mal nacido que te ha hecho todo esto, se me pone a tiro, lo traeré aquí y lo torturare antes de pegarle un tiro.

Me quede mirándote y a milímetro de tu boca y de no saber que tu sangre me hacía daño, hubiese pasado mi lengua por el hilo que corría por tu barbilla.

Podría haber esquivado el golpe, pero no lo hago. Me lo merezco. Al sentirle sobre mí, me cuesta todo un puto mundo no apartarle esta vez. Sí, a él puede importarle una reverenda mierda lo que hiciera o lo que me hicieran en ese puto lugar. Pero el caso es... que a mí no porque sigue jodiéndome la psiquis y me pone paranoico perdido y hago cosas —como lo de antes— que no quiero hacer.

—Pues a mí sí que me importa, poli. Me importa porque son cosas que podrían hacer que te hiciera daño y eso me M.A.T.A.R.Í.A. ¿Lo entiendes ahora? Lo que ha pasado antes, podría haber sido otra cosa muy diferente, podría haberte hecho daño. Mucho. ¿Lo que hacía aquí? Era casi lo mismo que hice hace más de doscientos cincuenta años en el campamento. Y no me creas tan imbécil como para creer que mi pasado te importa tres pepinos. No lo haces. Sé lo mucho que te pica en tu puto instinto policial o tu sexto sentido o lo que cojones sea o llames a eso, así que no me trates como si fuera un puto retrasado mental.—Saco mi lengua para lamer la sangre que resbala por la comisura de mi labio sin apartar mis ojos de los tuyos y noto cómo estos se fijan en lo que hago.—Hazlo. Inténtalo otra vez.

—Tienes razón, pero me lo acabaras contando y cuando lo hagas no voy a salir huyendo cabrón...y créeme te considero muchas cosas y ninguna de ellas es retrasado mental capullo, no pienso preguntarte nada pero el día que confíes en mi lo suficiente para abrirte y decírmelo, estaré junto a ti y se con la misma seguridad que jamás me harías daño...

Iba a seguir hablando pero tu lengua pasando por la comisura de tus labios limpiando la sangre me seco la boca—y entonces en un susurro —"Hazlo...inténtalo otra vez." —y sin más baje más la cabeza y mi lengua salió al encuentro de tu sangre.

Me estremezco pero me obligo a mantener los ojos abiertos. Me quedo absolutamente quieto y levanto una plegaria a quienquiera que quiera escucharla porque no pase nada de lo que ocurrió la última vez. Aprieto mis manos en puños y el guante de cuero cruje a causa de la fuerza que ejerzo. Un puto jadeo brota de mis labios ligeramente partidos y mis colmillos se alargan solos ante la perspectiva de que estés probando otra vez mi puta sangre.

Dios era deliciosa y su sabor después de haberme marcado como suyo se había intensificado. Soy consciente de la rigidez del cuerpo de mi vampiro y la luz de lo que paso cuando me puse encima de él antes y su reacción llegaron a mí con nitidez, como buenamente puede me di la vuelta, quedando yo de espaldas al suelo y el encima.

—Nallum, quiero tener sexo contigo, pero tengo miedo — Subí mi brazo hasta tu boca y remangue la camisa— Muerde, déjame ver el color de mi sangre y si todo está bien tu y yo vamos a follar, porque necesito tenerte dentro de mí.

El rugido reverbera en mi pecho pero no llega a salir. Mis encías vuelven a cosquillear mientras los colmillos se alargan. Joder... ¿cuántas veces me ha pedido que lo haga ya? No lo sé, he perdido la jodida cuenta pero cojo su brazo con suavidad y mis ojos se fijan en los suyos. Puedo oler lo acojonado que está, el miedo pica en mi nariz y abro la boca para posarla en su muñeca antes de morder, retirándome después.

La sangre es roja. Un color rojo intenso. Algo más oscuro de lo normal, pero no es oleosa o con olor dulzón.

—Estás limpio —digo mientras mis ojos brillan con intensidad, anhelando lo que sé que va a pasar.

Mi boca apreso la tuya con ansias, había sido demasiado tiempo sin ti y te anhelaba coño, te quite la chaqueta y la camiseta juntas, mis caderas se alzaron para rozar tu polla con la mía y ambos soltamos sendos gemidos de placer.

—Joder V como te he echado de menos, cabrón, este es tu sitio, aquí conmigo, jamás en tu puta vida lo dudes.

Y sin dejar de mirarte mi lengua seguí limpiando la sangre que seguía saliendo de tu labio partido, a la mierda si volvía a ponerme malo, si la mierda que corría dentro de mí, no me había matado, aun, la sangre de su macho no lo haría.

El alivio que veo en sus ojos toca muy hondo dentro de mí. Es algo que sé que le ha estado carcomiendo desde lo que ocurrió en la clínica de Havers y que siempre estará presente en su mente, pero que se sienta más tranquilo al ver su sangre ser normal también tiene el mismo efecto en mí.

Joder, odio lo que le han hecho. Aún recuerdo cómo demonios lo encontré en ese bosque. Abandonado a su suerte, seguramente dado por muerto o habiendo dado por hecho de que le encontraríamos. Aún tengo una charla pendiente con los hermanos. Sé que las cosas no van a ir muy bien, especialmente con Z teniendo a Bella embarazada en el complejo, pero antes de eso tengo que intentar averiguar qué cojones le han hecho y si hay solución.

Hombre, siempre podría pedir audiencia con la Virgen Escriba. La muy cabrona estoy seguro que sabe algo de todo esto, pero sería arriesgarme demasiado porque todo lo que tengo son preguntas y, si en verdad aprecias tu propia vida, no se las planteas directamente a no ser que quieres que te fulmine con su bello y luminoso poder.

Jadeo al sentir que se remueve bajo mi cuerpo y es extraño. Algunas semanas atrás, cuando le di de beber de mí, a estas alturas ya estaba retorciéndose de dolor, sin embargo, ahora eso no ocurre y eso me motiva aún más. Me aparto un instante de él y me muerdo el labio inferior con algo de saña. Va a maldecirme por haber hecho tal cosa pero no le doy la oportunidad. Mi boca ataca la suya y el gemido que sale de él es todo lo que necesito. Siento cómo su calor corporal sube hasta límites insospechados pero no noto nada de dolor en él. ¿Será cosa de lo que le han hecho o que ya lleva sangre mía en su interior y ya está acostumbrado a ella? No lo sé, pero noto que está cada vez más cachondo y más sensible, porque al empujar mis caderas contra las suyas, dejando que nuestras pollas se rocen bajo nuestra ropa, suelta una retahíla de maldiciones y sus manos se aferran a mis antebrazos, casi clavándome las malditas uñas en mi carne y me encanta descubrir esta nueva faceta pasional en él.

Dios, me va a volver absolutamente loco. Lo sé, pero no me importa porque sé que es mío y que nadie podrá arrebatármelo. Ni siquiera el hijoputa del Omega.

Cabronazo de mierda se ha hecho daño en el labio a conciencia— ¿para qué coño? —no tengo tiempo de abrir mi boca para decirle si se ha vuelto loco, cuando asalta de nuevo mi boca con una ganas y una pasión que disparan mi libido y hace que un gemido de puro y explosivo placer salga de mi boca.

Joder Dios bendito, su boca, su lengua y su sangre mezclándose con mi propia saliva, encendió una pasión que me hiso rallar en la locura por mi macho. Al empuje de las caderas de mi vampiro una retahíla de delicadas y obscenas maldiciones salen de mi jodida boca sin poder contenerlas a la vez que mis manos se agarraron con tanta fuerza a sus antebrazos, que temo haberle hecho daño.

No sé lo que cojones me pasa, supongo que necesito a mi macho todos los días, no haber sido capaz de estar con el cuándo sucedió lo del baño en el hospital me estaba matando lentamente y ahí estaba la prueba.

El deseo por él era acuciante, bestial, primitivo, lo más animal que jamás había sentido por nadie. La urgencia por sentir a mi macho dentro de mí, había hecho que hasta mi calor corporal aumentara, no quería pensar, ni analizar, solo quería amar a su macho. Un rugido salió de mi pecho, coño, joder yo nunca rujo. Aparté a mi macho de mi boca y una sonrisa se pintó en esa boca que me volvía loco, cuando, sin dejar de mirarlo, el sentimiento de posesión se hiso palabra...

—M.I.O

Dios si esa declaración no me puso aún más gilipollas de lo que ya estaba al ver que no le pasaba nada con mi sangre. Ahora mismo el raciocinio, la lógica y los análisis en profundidad de todo esto no tienen cabida. Tengo toda la sangre congregada en el sur y el riego no me llega bien a mi mente de genio, joder, así que eso puede esperar.

Le devuelvo el rugido —que vete tú a saber de dónde le ha salido al poli esa vena tan animal característica de mi raza— y tironeo de la cinturilla de sus pantalones vaqueros, intentando deshacer el jodido cinturón que ha insistido en ponerse.

—Joder, poli, ¿para qué cojones te pones estos trastos, mamón? —gruño hasta que finalmente consigo deshacerle la puta hebilla y prácticamente le arranco el botón, bajando la cremallera a pura fuerza bruta.

Por una vez estoy de acuerdo con el...el jodido cinturón era un estorbo, al igual que el pantalón y los boxes, pero mi macho siempre era rápido para desnudarme, gracias a Dios solo para eso. De la que bajaba mis pantalones yo me quite le camisa y le hice ver que el aun tenia los pantalones. Su sonrisa cabrona no presagiaba nada bueno...o sí.

—Nallum esto no es correcto yo en pelotas y tu aun con los putos pantalones.

Fui a tirar mano a su braqueta y no me dejo.

Sonrío cabrón mientras le agarro las manos, manteniéndoselas a ambos lados de su cabeza mientras me cierno sobre él.

—Adivina cómo lo hago aquí, poli —le digo con voz ronca mientras acomodo mis rodillas a ambos lados de su cuerpo.

Tengo que estar volviéndome loco o mi macho sacaba a la luz mis secretos más oscuros e inconfesables, porque ni yo mismo creí lo que mi boca soltó, aunque teniendo en cuenta que mí jodida boca tenía vida propia...

—Demuéstramelo...hazlo conmigo...déjame ver que hacías aquí Vishous.

Siseo al escuchar lo que me suelta. Pero no. No se lo haría a él. Sin embargo, puedo hacer algo muy parecido... en la cama.

—Levántate —digo mientras me aparto y le tiendo una mano para ayudarle a incorporarse.

Me agarro de su mano para levantarme y sonrió alzando una ceja, mientras lo veo ir hacia la cama y como que no, quería ver lo que su macho hacía en ese lugar, es más estaba más cachondo solo de pensar lo que su vampiro podría hacer. Mire el potro, uhf demasiado bestia, pero la mesa era otra cosa.

—Eh macho—me miraste sorprendido y mosqueado a partes iguales—olvídate de la puta cama—y con la vista le señale la mesa—y antes de que gruñas, no pretendo que me hagas daño, solo quiero ver como lo haces y por si tienes alguna duda, mira mi polla y mira mis ojos.

El sexto sentido que había desarrollado con él y sus sentimientos, me decía que lo quería, pero que se contenía por mí, pues bien si su macho lo necesitaba quien mejor que él.

Mierda. Lo había pensado... más de una jodida vez. Pero es diferente ahora. No me veo capaz de hacerle algo así. Pero... joder. Aprieto las manos en puños y le miro. Sé que está determinado y que con su maldita cabezonería sería imposible disuadirle.

—Está bien —digo al fin, pasando una de mis manos por mi cara. Coño, seguramente me voy a arrepentir de esto.

Mi vampiro camino hacia mí como un felino a la caza de su presa y coño me sentía como un filete de primera a punto de ser comido. Un cosquilleo de curiosidad y anhelo se hiso eco de mi cuerpo, pero no quería que su macho luego se sintiera mal. No pudo evitar una sonrisa amorosa, Dios bendito como amaba a ese hombre y ese amor hacia que cualquier cosa que su macho quisiera o necesitara, yo estuviera más que dispuesto a dárselo.

Mi puta boca volvió a cobrar vida.

—Lo quiero tan duro como tú lo necesites, no soy una nenaza V y si en cabrón del Omega no va a poder conmigo, lo que cojones hagas aquí tampoco. D.U.R.O y que no te lo tenga que decir dos veces cabrón.

Me acerco a él mientras va dando pasos hacia atrás hasta quedar contra la mesa en forma de aspa. Su culo choca contra el metal y da un pequeño brinco ante el frío de la superficie y eso me hace sonreír cabrón.

— ¿Frío? —digo con voz ronca mientras lo acorralo allí. Mis manos aterrizan sobre el metal y mis yemas lo acarician suavemente, como si fuese un amante más—. Lo sentirás. Vas a suplicar que te dé más... —Carraspeo y lo miro a los ojos. Sé que los míos brillan—. Vas a suplicar que te deje tocarme, pero no lo haré.

Le obligo a subir y a que se recueste sobre la mesa, cerniéndome sobre él mientras le ato una de las manos. Lo suficiente suelto como para que no se sienta amenazado. Tratándole con más consideración que a ninguna de las personas que han pasado por esta mesa con anterioridad. Le ato la otra y le deposito un beso en los labios.

—Si te sientes demasiado agobiado, dímelo, ¿vale?

Dios si su macho por si solo era imponente y enorme, así era colosal, un depredador en busca de su pieza y coño si por poco no me corro ahí mismo de verlo así. Sus ojos brillaban más de lo acostumbrado y junto con sus palabras, parecía lo que era, un vampiro cazando. No pude evitar unos pasos atrás y no por miedo —tal vez si—y cuando mi culo toco la surpecie fría, di un bote, la sonrisa cabrona de V me encendió más aun y sentí en mi piel las caricias que le prodigaba a la mesa para calentarla, luego me dejé hacer y tuve un momento de pánico, que paso rápido cuando amarro mi mano.

—Si te digo mamón de mierda, aflojas vale y si me siento agobiado te diré: te amo cabrón.

—Bonitas palabras seguras —me río. Dios, este tipo siempre se las ingenia para quitar hierro a las situaciones más bizarras—. Sé que confías en mí y no voy a preguntarlo una tercera vez desde que nos conocemos —susurro mientras mis manos pasean por todo su torso.

—Si me vuelves a preguntar lo de la confianza, el que va acabar en esta mesa eres tu...pero si no lo tienes claro confió en ti vale V.

Coño si mi temperatura no se elevó aún más cuando paso sus manos por mi torso, joder estaba más que a punto para su macho, pero sabía que eso no era lo que el quería, así que me obligue a pensar en otra cosa mientras su macho lo acariciaba de forma tan sensual.

—Vampiro eres un...hostias...cabrón.

—¿Soy un...? —Pregunto mientras sonrío de medio lado y me inclino, dejando que mi lengua salga y pase por uno de sus pezones, mordisqueándolo después con mis colmillos—. Acaba la frase, poli...

—Eres un maldito cabrón...porque quiero correrme pero sé que no me vas a dejar...ahhhhhhh...y con lo que me haces...dios...me pones al puto límite de mi aguante.

En respuesta a lo que le había dicho mi polla empezó a supurar semen y mis caderas intentaban alzarse pero no podían.

—¿Necesitas algo de ayuda para contenerte, poli? —ronroneo.

Joder. Es tan diferente hacerlo así, viendo la cara de la persona que tengo sobre la mesa. Aquí no hay máscaras, no hay anonimidad. Sólo mi macho y yo. Paso al otro pezón, tratándolo de igual manera que al otro hasta que ambos están duros y erectos.

—Estoy seguro de que puedo encontrar algo para evitar... accidentes...

—Hazlo...jo...der...no quiero...correrme aun...coño, aun no.

Joder su macho había ronroneado y a mi me había gustado, claro que más que un lindo minino, era un tigre, pero sabía que se estaba conteniendo. Como pude abrí los ojos y lo mire sin tapujos y con todo el deseo agazapado.

—Macho te dije duro y estas siendo muy nenaza.

Que su Dios lo ayudara porque tenía la impresión de que había despertado al tigre y mandado a dormir al lindo gatito.

Intento contenerme. En serio, pero me está costando cada vez más. Joder. Cierro un instante los ojos y me aparto lentamente de la mesa para acercarme al pequeño carrito que hay a un lado de la mesa, rebuscando entre los juguetes hasta que encuentro lo que busco y mi perilla se tuerce hacia arriba en una medio sonrisa.

Antes de volverme cojo una de las fustas más blandas y la mantengo fuera de su vista. Me acerco otra vez y le enseño el pequeño anillo.

Coño mientras su macho iba en buscar de algo, cerré los ojos y pensé en lo expuesto que me sentía, estando atado, sin control para defenderme. ¿Se habría sentido así su macho?...porque tenía claro, Vishous, se lo había contado, que lo agarraron para hacerle las herejías que le habían hecho. Joder estaba sintiendo en mi piel, lo que su macho tuvo que sentir y yo contaba con una pequeña ventaja...la persona que me había atado era mi macho, una persona de confianza. ¿Cómo sería de la otra forma? Dios un gemido de dolor broto de su pecho en el momento que V se acercaba a mí.

Me paro en seco y frunzo el ceño. Dejo las cosas a un lado y fuera de su vista y me acabo de acercar.

—Eh, ¿estás bien? —digo mientras dejo que vea mi rostro y mis manos vuelven a acariciarle para intentar calmarle—.

Abrí los ojos cuando note la preocupación en el tono de su voz y sus manos acariciándome con ternura...le susurre que me besara...y dios si las lágrimas no pugnaron por salir, las contuve y devore su boca.

—V lo quiero como lo haces aquí, no quiero tu contención, déjala salir y se tú mismo, porque ahora mismo es lo que yo necesito de ti y tú de mi...hazlo vampiro...hazlo.

Aprieto momentáneamente los dientes y suspiro. ¿Lo quería así? ¿En serio?

—Estás acojonado, Butch. —Y no se lo estoy preguntando, es un hecho. Puedo olerlo a través de su excitación—. Pero no es por todo esto. ¿Vas a decirme qué te pasa? ¿O qué estás pensando?

—Nallum ahora no, te juro que luego te lo cuento, pero ahora no.Y mi acojone no se debe a lo que pueda suceder, sé que pararas si te digo que lo hagas...es otra cosa...coño Vishous eres tu joder — Respire profundo y sacudí mi cabeza para evitar las lágrimas que se peleaban por salir de mis ojos — Haz lo que ibas hacer vampiro, luego y te doy mi palabra, te lo contare todo.

Volví a besadlo antes de asentir con mi cabeza.

Frunzo el ceño y le miro con seriedad. No me gusta una mierda que no me diga lo que está pasando por su cabeza pero sé que cuanto más insista menos voy a conseguir que largue lo que sea que está pensando así que tomo una bocanada de aire y deposito un beso sobre sus labios.

Con una de mis manos alcanzo el anillo de metal y con la otra rodeo su erección, pasando el juguete para colocarlo en su base.

—Vaya nallum y yo que pensé cuando me lo enseñaste antes que me ibas a pedir matrimonio y resulta que se lo vas a pedir a mi polla—chasquee la lengua—mamón.

Uhm estaba frío cuando noto como lo colocas en la base, quería preguntar para que pero algo me decía que no tardaría en saberlo por experiencia y que me iba acordar de tus muertos.

—¿No vas a preguntar para qué es? —digo medio burlón mientras mi mano acaricia su longitud de abajo hacia arriba, mi pulgar entreteniéndose en la punta de su polla.

— ‎Algo me dice que si sigues haciendo eso...no voy a tardar en saber para qué sirve...coño macho me gusta que me acaricies así...joder sigue V...siguuuuuuuuuue.

—Puede ser incluso mejor —digo de forma cabrona antes de ir bajando poco a poco por su torso hasta acabar en mi destino. Mis ojos se fijan en los suyos y medio sonrío antes de rodear su longitud con mi boca, viéndolo arquearse e intentar deshacerse de las ataduras.

Mis caderas se arquearon e intente zafarme de las ataduras sin éxito, tenías razón quería tocarte, hacer que metieras mi polla más profundamente en tu boca, quería que me follaras,joder lo quería todo de ti, pero también quería lo que me estabas haciendo.

—Suel...ta...me...vam...piro...ten...coño...que...to...carte...dios...ten...

El orgasmo estaba a las puertas de mis riñones, empezando a concentrase para llegar hasta mi polla y explotar.

Sonrío contra su carne, acelerando un poco más el ritmo. Sé que es algo cruel, pero también sé que no le va a hacer daño. No más de lo necesario y que la frustración de no poder correrse lo va a hacer enloquecer. Es lo que quería, así que va a tener una parte de lo que les suelo hacer a las personas que llevo a este lugar.

Siento sus pelotas contrayéndose pero la liberación no llega cuando lo hace su orgasmo y sé que es uno bestial por la forma en la que se retuerce y suelta improperios que dejarían a más de un camionero en braguitas de Hello Kitty. Me aparto para mirarlo y me fulmina.

—¿Ya sabes para qué era lo que te he puesto, nallum? —pregunto de forma cabrona y sólo recibo una retahíla de insultos, el siguiente peor que el anterior lo que me hace reír aún más aunque me siento insatisfecho al no haber podido probarle más que en lo que se ha filtrado ligeramente de su hendidura. Con mi mano alcanzo la fusta ligera que he cogido antes y la paso por uno de sus muslos con sumo cuidado de que note lo que es, cómo es. No es de las fuertes, pero tampoco de las más flojas—. Normalmente no hago esto viendo la cara de mis sumisas —le digo. No sé por qué se lo cuento, será porque necesito que confíe aún más en mí de lo que sé que ya lo hace—. No me gusta saber quiénes son, ni siquiera les pregunto sus nombres o de qué familia vienen. —Sacudo la cabeza mientras sigo pasando la fusta plana por sus muslos—. Eres el primero al que miro a la cara haciéndole esto y... me gusta saber que eres tú, ver que eres tú. No podría hacerlo de otra manera. No contigo.

Un orgasmo bestial llego hasta mi polla, pero la corrida no salió y el placer no fue el que a mí me hubiese gustado, ni mucho menos. Así que para eso era el jodido anillo, hijo de puta lo mataría con mis propias manos, en cuanto lo soltara y encima le sonríe cabrón mientras le pregunta si ya sabía para lo que era el aparatito de los cojones.

Joder la frustración y el dolor por no haber soltar la leche en la boca de su macho, era algo que jamás había experimentado, pero quería más, a ver si iba a resultar que el católico-irlandés...ex-heterosexual...tenía un lado oscuro que su macho conocía.

Un sudor frío empezó a bajar por mi nuca cuando lo vi con la fusta en su mano y mi polla volvió a la vida cuando la paso por el muslo, note que los matices en la voz de mi vampiro se habían intensificado y modulado de una forma me le ponía el vello de punta, su voz era más, cavernosa, más profunda, cortante y hasta más dominante. No es que habitualmente no lo fuera, pero se había intensificados y mucho.

Se estaría dando cuenta mientras pasaba la fusta por su muslo que le estaba contando, como hacia las cosas en ese ático cuando no había estado conmigo, una pequeña esperanza se coló en mi corazón, tal vez algún día confiara lo suficiente en el para soltar el lastre de mierda que cargaba a sus espaldas y le permitiera ser más feliz conmigo.

Confianza, yo había puesto mi vida y mi corazón en sus manos. ¿Cuándo haría él lo mismo?

Dejo caer la fusta sobre su muslo. Es apenas un ligero golpe, pero es seco y resuena en toda la habitación, al igual que el jadeo sorprendido de Butch. No quiero hacerle daño y estoy determinado a no hacérselo. Vuelvo a pasar la fusta por su piel y sonrío ligeramente cuando me mira como si quisiera asesinarme. Sep, no sabía lo que estaba pidiéndome.

Hijo de puta, un jadeo sale de mi garganta cuando la fusta da en mi muslo, el dolor fue suave, ligero pero joder si no me puso más caliente de lo que ya estaba. Lo mataría por tenerme atado y no poder acariciarlo, dios es fácil imaginarse esa fusta como si fuera la lengua de su vampiro por su cuerpo y los jadeos salieron solos y su boca volví a putearlo.

—Eso es todo lo que sabes hace mamón de mierda.

La sonrisa se me amplía aún más y paso la fusta muy cerca de su entrepierna, dejándola caer muy cerca de donde descansa su polla.

—No tientes a tu suerte irlandesa, poli —digo con voz extremadamente ronca.

—Pensé que aquí hacías algo duro y perverso y solo veo a una nenaza contendiéndose, si es todo lo que me vas a dar será mejor que me sueltes y follemos como hacemos siempre.

Joder puta boca con vida propia, o era un suicida en potencia, seguramente si, o quería ver hasta donde podía llegar su macho conmigo y tener una ligera idea de lo que puñetas había hecho en ese sitio.

Gruño y mi mano que sigue sosteniendo la fusta baja con algo más de fuerza, esta vez sobre su longitud. ¿Lo quiere duro? ¿Quiere que le demuestre lo que hacía aquí antes de conocerle —incluso después de eso—, en serio? Lo tendría. Con mi otra mano le obligo a ladear la cabeza hacia un lado y siento mis colmillos extenderse.

—No sabes en qué puto lío te has metido, poli —le gruño al oído. Sé que voy a contenerme mucho, pero le puedo demostrar una parte de la bestia que sigue en mi interior y que solo él es capaz de taimar. Casi como lo que pasa entre Mary y Hollywood. O sin casi. Mis colmillos se clavan en su vena con un rugido que reverbera en mi pecho.

Que dios o en este caso el diablo lo ayudara porque había soltado la bestia que anidaba dentro de su vampiro. Joder un dolor que nunca había sentido cuando hasta ahora lo había mordido, me recorrió todo el cuerpo, me mordí el labio, para no soltar un grito. Mi macho bebía con fiereza de su vena y la fusta a lo largo de su polla, que curiosamente estaba erguida y bien tiesa era, joder la boca de su vampiro en el cuello no lo dejaba pensar, solo quería sentir y verlo en acción, y yo era un puto suicida en potencia.

Llega un punto en el que suelto la fusta y me desabrocho el pantalón. Esa misma mano baja hasta encontrarse entre sus piernas y se las separo un poco más para tener mejor acceso mientras mi dedo curiosea ahí abajo hasta que uno de mis dedos encuentra su entrada y empieza a hacer círculos a su alrededor sin llegar a entrar.

Tiré de las ataduras cuando tu dedo empezó a jugar con la entrada de mi culo y gemí porque es lo que quería. Coño era una tortura no poder meter mi mano en esos pantalones y tocar la polla de mi vampiro.

—!!Follame V!!...si no quieres que te mate cabrón fóllame.

Jodeeerr me moría por sentir a mi hombre entre mis piernas y dentro de mí.

—¿Nadie te ha enseñado lo que es la paciencia, poli? —digo sonriendo cabrón mientras vuelvo a provocarle con el dedo—. Creo que tendré que mostrarte lo que es...

—Hijodelagranputa, paciencia te daré cuando me sueltes.

Joder para haber sido un tío que no me gustaban los hombres—seguían sin gustarme—el único hombre que me gustaba era el cabrón de mi macho, que con el dichoso dedito de los huevos lo estaba llevando al límite, y que le jodieran vivo porque le estaba gustando y lo estaba disfrutando. Señor me sentía eufórico, lleno de vida y con ganas de más acción por parte de mi vampiro. Bien era hora de tocarle los cojones un poco, solo, un poco más.

—Un nenaza como tú, va a enseñarme a tener paciencia—jadee cuando roto ese dedo dentro de mi culo—me gustaría verlo vampiro.

—Si no te gusta, puedo parar y dejarte ahí todo el día —digo mientras hago amago de retirar el dedo que finalmente he metido en su interior—, te aseguro que soy capaz de hacerlo. Y olvídate de que te quite el anillo contenedor. Haré que tus pelotas se vuelvan moradas.

Me fulmina con la mirada y sonrío aún más amplio. Joder si no me está poniendo cachondo imaginarme su cara si finalmente me decidiera a hacer lo que digo.

—Jodido cabronazo—un gemido escapo de mi garganta, cuando pensé que iba a sacar el puto dedo—ni se te ocurra deja ese puto dedo donde está.

Dios si no lo puso más caliente imaginarse sobre esa mesa todo el puto día teniendo sueños húmedos y calientes con lo que le haría cuando llegara, pero no era una buena opción, joder un poco de cordura Butch.

—Valoras mucho mi polla para que pueda perderla por dejarme ese anillo todo el día puesto, lo que yo quiero ver y sentir es al V que cuando se metía aquí, tenía sexo duro,quiero eso macho.

—¿Qué te hace pensar que no lo tienes ya? —Digo con una sonrisa aún más cabrona—. ¿Qué te hace pensar que no he hecho esto antes, aunque fuera de forma anónima? ¿Qué te hace pensar que no me comportaba así con los demás? ¿Que no les llevaba hasta el límite de sus resistencias? —Muevo el dedo lentamente de dentro hacia fuera y vuelvo a empujarlo—. Puedo ser tan duro así como de otra manera. La violencia no es todo lo que se necesita para romper la voluntad de una persona, ¿acaso no lo sabías? Hay formas más... sutiles de hacer que alguien se derrumbe y suplique por más y esta... —Meto un segundo dedo y los mantengo quietos, atrapando su erección entre su estómago y mi cuerpo—, es tan buena como cualquier otra. La violencia no lo es todo, nallum.

Joder maldito cabrón, un amago de orgasmo estaba empezando a formarse en mis pelotas y de paso pillaba a mis riñones con la guardia baja, el hijo de puta sabía lo que se hacía, coño no le extrañaba que se creyera, solo se creyera superior a su mismo dios, porque en ese momento lo era, vendería mi alma al diablo por poder tener un orgasmo en condiciones, pero iba listo si se creía que le iba a suplicar, antes se quedaba sin pelotas.

—Joder vampiro...cabrón de mierda...

La poca cordura que me quedaba desapareció cuando mi polla queda entre su cuerpo y mi estómago y el tirón que me dio me provoco un dolor que me hizo gemir, mi polla empezaba a soltar semen.

—¿No querías conocer esta parte de mí? —digo contra sus labios, moviéndome para rozar su erección ahora atrapada entre ambos mientras abro mis dedos como si fueran un par de tijeras, distendiéndole un poco más—. Te dije que tuvieras cuidado con lo que pedías, ¿no lo hice, Butch?

Se estaba haciendo sangre en la lengua por mordérsela para no suplicarle, pero cada vez le costaba más y sabia—joder puta lengua y boca suya—que lo haría. Joder...joder...joder...su aliento, su cuerpo y esos dedos que hacían de mi un helado derritiéndose al sol más caliente, ni siquiera lo estaba besando y el puto orgasmo empezaba a reptar por su polla y sabía lo que iba a pasa, pero lo quería...

—Si te lo pedí...y por mis huevos que ha valido la pena vampiro...oh dios...jo...der...voy a co.....

El resto de la palabra murió a mitad de camino cuando el orgasmo llego a su meta...

Me deleito al notar su orgasmo y mierda, siento cómo mis colmillos vuelven a alargarse al sentir la explosión de su placer. Esto jamás me había pasado con ninguno de mis sumisos. Jamás había sentido la necesidad de entrar en ellos más de lo que lo deseé en el puto campamento cuando tuve que violar a ese soldado seboso al que vencí. Pero con él... con él no hay nada de mi antigua vida que sea aplicable. Lo único que siento es la imperiosa necesidad de poseerle, de hacerlo mío otra vez, de marcarlo y dejarle claro que aunque también este soy yo, sobre todas las cosas lo que quiero es... ¿qué? ¿Quererle? ¿Protegerle? ¿Son esos términos aplicables a otro macho, a un humano?

Saco los dedos y le oigo quejarse pero no tarda mucho en gemir lleno de necesidad cuando sustituyo mis dígitos por el capullo de mi erección y mi mano rodea su polla, masajeándola para hacer que vuelva a la vida por mí.

No podría aguantar más, necesitaba, quería a mi macho dentro de mí, un gemido lastimero salió de mi boca, cuando saco los dedos de mi culo, dios me moría por tener a mi vampiro dentro de mí. El gemido fue sustituido por placer cuando el capullo de tu polla entró en mí y tu mano rodeo mi polla, ahora sí, al carajo con todo.

—Muérdeme macho, sabes lo que me gusta tus colmillos en mi cuello y tu polla en mi culo, muérdeme, joder, por favor, lo necesito, te necesito cabrón.

Sonrío al haber conseguido lo que me proponía. Me inclino sobre él haciendo que ladee la cabeza antes de morderle, clavándome de una estocada en su interior, gruñendo contra su garganta y sintiéndolo medio retorcerse bajo mi cuerpo.

Dios... adoro su cuerpo, le adoro a él y no sé qué cojones hacer conmigo mismo a estas alturas. La madre que lo parió. Me estremezco antes de empezar un lento vaivén mientras sigo meneándosela, esperando para que esté plenamente preparado para poder quitarle lo que le impide derramarse.

—Si cabrón...oh dios si...

Joder como coño había vivido sin lo que mi macho me daba, cada vez con él era mejor, más intensa, más profunda, mas, mierda que yo lo amaba V lo sabía, pero no podía evitar alguna vez preguntarse, si mi vampiro me quería a mí.

Cierto es que me cuidaba, estaba pendiente de mí y mis cosas, se preocupaba porque estuviera bien, pero coño jamás se lo había oído decir. Su polla empezaba a cobrar vida a medida que V bebía de mi vena y su polla entraba y salía de mi...mi cuerpo se revolvió debajo de él e intento zafarme por tercera vez de las ataduras, joder necesitaba tocarlo, sentirlo, oírlo gemir en mi boca, lo necesitaba a él.

Cierro los ojos. Soy incapaz de poner en palabras lo que siento por él porque ni yo mismo lo tengo claro todavía. Joder... necesito que alguien me aclare lo que está pasando conmigo, por qué tengo la necesidad de marcarlo, de hacerle saber a todos que es mío y que no voy a dejar que nadie más le haga daño. Por qué siento como si el haber estado a punto de perderle fue como si fuera a matarme o a desollarme vivo.

Abro los ojos y los fijo en los suyos y aunque aún no lo tengo muy claro, sé que no podría vivir sin él, que sería incapaz de seguir adelante si me faltara él.

—Oh, joder, poli —jadeo, inclinándome para atrapar sus labios con los míos mientras el ritmo tanto de mi mano como de mis envestidas se incrementa.

—Joder V suel...

No pude acabar la frase porque tu boca asalto la mía de una forma tan primitiva y bestial. Hostias V ¿qué coño te pasaba?, tú forma de estar conmigo no era la habitual y no era porque yo hubiese querido saber cómo eras en ese ático, mi sexto sentido para contigo me decía que era algo más profundo y que ni tú mismo entendías, joder ahora sí que necesitaba abrazarte.

Me separe como pude de tu boca, solo lo justo para hablar, enfrenté tu mirada poniendo en mis ojos todo el amor que sentía por ti.

—Nallum...suéltame necesito abrazarte...por favor, hazlo...suéltame.

Ni siquiera pregunto, no me burlo. Joder, ahora mismo necesito sentirte más que nunca. Mis manos van a las ataduras y las deshacen dejándote libre y, enseguida, tus brazos me rodean, calmándome y tranquilizando mi mente. Escondo mi rostro en el hueco de tu cuello, aprovechando para cerrar las heridas que he dejado allí.

No has terminado de quitar los amarres y mis brazos ya te rodean, acariciando tu espalda y hablándote al oído.—Eh nallum no me voy a ninguna parte...shhhhs tranquilo.—Que cojones le pasaba a mi vampiro. Jamás le había visto así, como necesitado de algo, te apreté más fuerte a mi cuerpo. Te levante la cabeza y te hice mirarme.—Mírame nallum, estoy aquí y no pienso irme a ninguna parte—sonreí—te quiero mamón y no te tengo dentro de mí para que estés parado, así que mueve ese culo que tanto me gusta y haznos felices a los dos.

Me pierdo un instante en tus ojos y una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios, haciendo que mi perilla se tuerza ligeramente mientras me retiro un poco para volver a arremeter contra su cuerpo, empezando un vaivén lento pero seguro, siseo ante el placer que me inunda y apoyo mi frente contra la del poli sin apartar mis ojos de los suyos.

Nunca había probado a este Vishous, no era lo habitual en él, un suspiro de...bueno una mezcla de todo salió por mi boca cuando su macho apoyo su frente contra la de él y le mantuvo la mirada. Esta vez su puta boca se iba a quedar callada disfrutando de ese parte del vampiro que ni yo, ni mi cuerpo habíamos conocido hasta hora, joder tendría que traerlo más a menudo al ático, mi lengua paso por sus labios, quitándome restos de mi sangre que tenía en ellos.

—Macho...joder...voy a correrme...

Gruño mientras la mano que sigue masajeándole baja hasta que sus dedos rodean el anillo y lo deslizo fuera de donde ha estado hasta ahora, dejándolo a un lado para volver adonde mi mano estaba.

—Córrete para mí, nallum.


Joder que obedientes se habían vuelto yo y mi polla, porque fue desaparecer el anillo y la corrida llego sin más, cuando su vampiro volvió a rodearlo.

—Ahhhhhh...!!nallum!!...joder...joder.

Con disimulo miro hacia abajo y en silencio dio gracias a su Dios porque su semen era completamente blanco-semi trasparente, y con la más esplendida de sus sonrisas mire a mi vampiro, su macho se estaba corriendo dentro de mí y su cara de placer no tenía precio, no señor. Nunca en el tiempo que llevaban juntos esa cara se le había reflejado de la forma que ahora lo hacía, joder si mi pecho no se expandió de gusto y dicha. Su macho lo amaba, aunque ni él lo sabía aun.

Apoyo una de mis manos contra la superficie metálica y jadeo en busca de aire. Joder si esto no ha sido lo más intenso que he sentido en toda mi vida en una... pseudo-sesión. Nunca me había sentido tan ligado a la persona que tenía sobre la mesa y eso ha hecho que sea diez mil millones de veces mejor que cualquiera de las sesiones que he tenido con anterioridad. Ni siquiera las primeras veces que lo hice fueron tan intensas como esta y que me jodan si la sonrisa que se ha plasmado en mi cara no es de pura satisfacción. Coño.

Qué pena no tener el móvil a mano para sacarte una foto, joder si no estabas esplendido, ahí entre mis piernas, acabando de correrse, con una mano sobre la mesa, la otra sobre mi pecho, jadeando en busca de aire, brillando como una luciérnaga, satisfecho, en paz y con la mejor de sus sonrisas en la boca, lo que hacía que el hoyuelo que tanto me gustaba saliera a relucir. Cuando los últimos coletazos que te dejaron completamente vacío, mi culo daba fe de ello, una carcajada salió de mi pecho...

—Coño...nallum...hemos de venir-no podía dejar de reír—más a, menudo aquí.

Por primera vez en mi vida sabía lo que se sentía cuando alguien era feliz.

Mi sonrisa se hace un poco más amplia y su risa me contagia a mí también y sacudo la cabeza.

—Cabrón, sabía que te volverías adicto a esto —bromeo mientras vuelvo a inclinarme para dejar un leve beso en sus labios. Dios, en mi vida he sudado tanto ni me he esforzado tanto para contenerme. Cierto que he dejado entrever esa parte oscura de mi personalidad hoy, pero no toda, no fuera que se asustara y huyera por patas. Salgo de él con cuidado y le ayudo a incorporarse para llevarlo hasta la cama.

Una vez lo tengo en ella entro en el baño y vuelvo con una toalla negra húmeda para limpiar los restos de su corrida y la mía con cuidado de no tocar la cicatriz grisácea de su vientre. Sé cuánto la odia y respeto que no quiera que me acerque a ella. Después de limpiarme a mí también, me acuesto a su lado y le atraigo hacia mí, haciendo que se apoye sobre mi pecho.

—Me alegra tenerte conmigo y haberte enseñado este lugar —susurro mientras mi barbilla reposa sobre su cabeza y mis dedos acarician su pelo.

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