martes, 4 de agosto de 2015

LA HERMANDAD...21ª


                                                               LA HERMANDAD
                                        

Butch y Vishous Fated

Mi vampiro había estado raro todo el puto día, callado, sumido en sus propios pensamientos y la jodida noche no parecía ir a mejor, últimamente follaban más de lo habitual, suponía que iría pasando, según yo me tranquilizara en mi nuevo estado de vampiro enorme, como me decía el rubiales guaperas. Me duche, después de cenar y se acosté esperando por mi macho. Joder me había quedado dormido, estaba desnudo boca abajo en la cama, estiro una mano hasta el lado donde dormía su macho y estaba frio, aún no había vuelto. Se puso de espaldas y casi me caigo del colchón, al sentarme en la cama tan rápido que por un momento perdí el equilibrio, me estabilicé y restregué mis ojos con las manos.

Delante de mi cinco figuras encapulladas y de negro, porque no me extrañaba, rodeaban su cama. Wrath hablo primero, en el Lenguaje Antiguo y después en inglés.

—No hay manera de escapar a la pregunta que se te hará esta noche. Se hará una sola vez y la respuesta te acompañara por el resto de tu vida...¿Estás preparado para responder?.

La Hermandad...Santa Madre de Dios.

—Si—jadee.

—Entonces te lo preguntare ya Butch O Neal, descendiente de mi propia sangre y de la sangre de mi padre, ¿te unirás a nosotros?

—Sí, si me uniré a vosotros.

Me arrojaron una bata negra.

—Ponte esto sobre tu piel y cubre tu cabeza con la capucha. No dirás nada a menos que se te pida que lo hagas. Deberás mantener la mirada en el suelo. Tus manos juntas en la espalda. Tu coraje y el honor del linaje que compartiremos contigo serán vistos en cada acción que emprendas.

Me levante, me puse la bata, me cubrí como le dijeron y tomo la pose con las manos atrás y la cabeza gacha.

Aprieto las mandíbulas, conteniendo el gruñido que pugna por salir. Coño, odio que le vayan ordenando. Sin embargo me mantengo callado. Le veo salir de la cama y ponerse la túnica sobre la piel. Agradezco llevar la jodida túnica porque cierto soldadito ha decidido salir a decir "hola, estoy-aquí-so-cabrón".

Dejo que Rhage se adelante y que sea él el que vaya a guiar a Butch hasta el Escalade porque si no, no podré controlarme después de la espléndida vista que acaba de regalarme.

—Ahora ven con nosotros —suelta Wrath.

Lo conducimos fuera del Pit y hacia el coche. Antes de entrar en la Guarida me he asegurado de aparcarlo en un lugar que no esté a la vista para no llamar la atención de nadie.

El trayecto desde el complejo hasta la Tumba es en absoluto silencio. Una vez llegamos a nuestro destino el SUV se detiene y bajamos. Observo al poli y un cálido sentimiento se instala en mi pecho, mezclándose con el orgullo por mi macho. Se está comportando como se espera de alguien que está a punto de unirse a la Hermandad. Mirada baja, manos a la espalda, labios ligeramente apretados. Joder, estoy seguro de que hay un millón de preguntas rondando por su cabeza y en la punta de su lengua y lo admiro aún más al ver que se ha tomado en serio las palabras del Rey.

Entre Hollywood y yo lo guiamos hacia la boca de la cueva. Puedo notar cómo se tensa cuando la luz de la luna desaparece de forma abrupta para alguien que no puede mirar al frente, aunque de poco serviría en esa oscuridad.

Wrath se encarga de las varias puertas que dan acceso a la sala principal de los rituales. Me gustaría estar al lado de mi macho en todo momento, pero sé que eso no es posible. No hasta que sea mi turno y mierda... ¿cómo reaccionar en ese momento? Porque, aunque sé perfectamente lo que siento por él, no quiero hacer nada que vaya en contra del jodido ritual de iniciación.

Me aparto de él para ir donde los demás y quitarme la túnica. Después veo avanzar a Wrath, acercándose a Butch quien todavía parece más confuso que al principio de la noche. Agacho ligeramente la cabeza, intentando reprimir el impulso de apartar esa mano de su poli.

—Eres indigno de entrar aquí como estás ahora. Asiente.

"Indigno tu madre, pienso, removiéndome ligeramente en mi lugar.

Camino del lugar que fueran no dejaba de pensar en lo que vendría después, pero era curioso, no sentía miedo, sólo curiosidad, pero como decía su hermana—la curiosidad mato al gato—sabía que su macho estaba entre esas figuras y eso le daba tranquilidad. El trayecto no fue muy largo y aunque sintió un poco de opresión, me baje y me quede a un lado en la misma posición esperando que lo guiaran. Mientras caminaba guiado por algunos de los hermanos la luz de la luna se dejaba ver en el suelo y cuando dicha luz desapareció de mi encuadre, me acojone. Tenían que estar en una cueva, el olor a tierra humedad y las piedras mordían las plantas de sus pies. Hubo una parada, pasos, otra parada, pasos cuesta abajo, ruidos de una puerta que se abría. Calor, luz y un suelo de mármol, un rumor de telas que caían al suelo, las túnicas de sus amigos.

Una mano sujeto con fuerza su nuca y en un gruñido grave la voz de Wrath cerca de su oído.

—Tú eres indigno de entrar aquí. Asiente con la cabeza.

Asentí.

—Di que eres indigno.

—Soy indigno.

De pronto las voces de la Hermandad se alzaron en clamores de protestas, en Lengua Antigua.

—Dado que no eres digno...tu deseas llegar a serlo esta noche….Vuelve asentir con la cabeza.

Volví asentí.

—Di que deseas llegar a ser digno.

—Deseo llegar a ser digno.

Otra tanda de clamores esta vez de apoyo, bien que lo estaba necesitando.

—Solo hay un camino para a ser digno y es un camino correcto y apropiado...carne de nuestra carne. Asiente con la cabeza.

Lo hice.

—Deseo llegar a ser carne de vuestra carne.

Mis amigos empezaron un cántico, colocándose una fila delante y otra detrás, empezaron a moverse de una forma compacta y yo intente hacer lo mismo y aunque me costó, lo conseguid repente tropecé con uno de los hermanos y supe que era mi macho, simplemente lo supe y eso me infundo un poco de tranquilidad.

Mi mano cae sobre el hombro de Butch indicándole que se detenga cuando el cántico se detiene de forma demasiado abrupta para guiarlo adonde tiene que ir.

—Escaleras —le indico en un murmullo. Parece dudar un instante, pero enseguida comienza a subir.

Una vez arriba, le coloco donde debe estar. La gran pared contenedora de todos los nombres de guerreros y hermanos delante de ellos. Noto el nerviosismo de mi macho y le aprieto el hombro a modo de darle ánimos, viendo el sudor resbalar por su nariz para después aterrizar sobre el suelo de mármol pulido. Después me alejo, aunque lo hago a regañadientes. Esto va a ser duro. Coño.

—¿Quién propone a este macho? —Giro la cabeza hacia esa voz. La Virgen Escriba acaba de aparecer de la nada y aprieto un instante la mandíbula.

—Yo, Vishous hijo del guerrero de la Daga Negra conocido como Bloodletter, lo hago —contesto con firmeza.

—¿Quién rechaza a este macho? —Se hace el silencio absoluto—. En base al testimonio de Wrath, hijo de Wrath, y de acuerdo con la propuesta de Vishous, hijo del guerrero de la Daga Negra conocido como Bloodletter, encuentro que este macho ante mí, Brian O'Neal, descendiente de Wrath hijo de Wrath, es una nominación apropiada para la Hermandad de la Daga Negra. —Agacho ligeramente la cabeza para sonreír—. Como está en mi poder y depende de mí juicio hacerlo, y como es conveniente para la protección de la raza, me abstengo del requerimiento de la línea materna en este caso. Pueden comenzar.

"Gracias a Dios", pienso, porque estaba empezando a temer que la jodida estaba echándose atrás. Maldita sea con todo esos discursos sinsentido.

—Darle la vuelta y descubrirlo.

"Mi jodido placer". Avanzo otra vez, giro al irlandés y lo recoloco para después quitarle la túnica con movimientos ágiles. Le paso la cadena con la cruz hacia atrás para dejar su pecho al descubierto y sin ningún tipo de obstáculo y después me vuelvo a alejar.

—Levanta los ojos —ordena Wrath. Veo que inhala con profundidad al cumplir con lo ordenado.

Alcé la mirada despacio, con respeto y curiosidad, joder no podía evitarlo y el aire se esfumo de mis pulmones, estaba sobre una plataforma de mármol negra, un alta delante de mí y los hermanos en fila detrás de este con caras solemnes. Wrath rompió la fila y avanzo hacia el alta.

—Retrocede y pégate a la pared.

Hice lo que me decía...el fresco de la piedra fue bien recibido por mis hombros y mis nalgas.

Coño Wrath se puso en su mano izquierda un guante de plata claveteado, joder me daba en la nariz que lo que venía iba a doler y mucho, luego cogió una daga negra, extendió el brazo y se hizo un tajo, poniendo la herida sobre la calavera que llevaba una copa de plata, dejo que la sangre cayera dentro, cerro sus heridas y con sonrisa cabrona fue hacia mí.

—Tu carne—me sujeto la mandíbula, me empujo la cabeza hacia atrás y me mordió en el cuello.

Dios Santo el dolor fue tan agudo que me estremecí de los pies a la cabeza y me trague, mas por orgullo que otra cosa, un grito de dolor. Luego se separó de mí.

—Tu carne—echo el puño enguantado hacia atrás y me dio un puñetazo en el pectoral izquierdo, que me dejo sin aire cuando las púas se clavaron en mi piel—joder sus amigos hacían las cosas a lo grande y como no con sangre de por medio como siempre.

Uno a uno fueron repitiendo la misma acción y en el último lugar, su macho, su pareja. Cuando se giró después de verter su sangre, sus miradas se encontraron. Dios bendito su macho estaba imponente, parecía el mismo dios y era muy hermoso y era su macho, cualquier tío gay lo envidiaría.

Cuando se acercó a mí, alce el mentón ofreciéndole la vena a mi macho, desde su trasformación en vampiro no había vuelto a beber de ella, era la primera vez que lo hacía y cuando sus caninos se enterraron en mí, fui por primera vez, desde que estaban juntos de la potente presencia de mi hombre, su pelo negro, como seda, su perilla rozándole la barbilla, sus pechos pegados, la calidez de su macho, su brazo poderoso ciñéndole por la cintura. Me solté de donde me estaba agarrando, puse las manos en la cadera de mi macho y lo pegue a mí, ninguno de los dos, pudimos reprimir un gemido de placer, luego se separó y retrocedió para darme el golpe en el pecho, el impacto suyo fue el más fuerte y poderoso de todos.

El calor que nos envuelve es como un bofetón para ambos. Mis colmillos se hunden lentamente en la vena que lleva directamente al corazón de Butch, sintiendo cómo cada centímetro va enterrándose un poco más en la carne, acercándome más hasta el punto en que nuestros pechos se quedan imposiblemente juntos.

Con mi brazo libre rodeo su cintura, ciñéndola. El primer trago que toca mi lengua es como un jodido chupito del mejor vino añejo que jamás haya probado. Pero lo mejor viene cuando siento los brazos del poli soltándose de las clavijas y cerrándose alrededor de mis caderas, atrayéndome todavía más cerca, juntándonos por completo. Coño... ¿cómo demonios puedo controlarme así? ¿Cómo evitar lo que siento ante esta cercanía? Tiemblo al sentir el cálido contacto de nuestras pieles y...

Me aparto lentamente y, sin atreverme a mirarle, llevo mi brazo izquierdo hacia atrás y golpeo con todas mis fuerzas, asegurándome de que este sea el más notorio de todos los demás. Pero, sin poder evitarlo, levanto la mirada y me encuentro con la suya justo antes de girarme y volver junto a los demás Hermanos.

Los segundos pasan y mantengo la cabeza gacha, reprimiendo todo lo que estoy sintiendo. El orgullo, la necesidad de quedarme a solas con él, el... agradable sentimiento que se ha instalado en mi pecho. Poco después Wrath se adelanta hasta el altar, toma la calavera para mostrársela a todos los hermanos.

—Éste es el primero de todos nosotros. Saludadlo, el guerrero que dio origen a la Hermandad de la Daga Negra.

Todos lanzamos un grito de guerra, llenando las cuatro paredes de la Tumba y el Rey se vuelve hacia Butch.

—Bebe y únete a nosotros.

Y bebí con gusto, los hermanos empezaron a cantar, en cada trago que daba, empece a reconocer el gusto de cada cual… el poder y la majestuosidad de Wrath...el tenso y coraje de Rhage...la lealtad y protección de Phury...el salvajismo y fiereza de Zsadist...la astucia y fortaleza de su macho...de Vishous.

Wrath me quito la copa y me empujo de nuevo hacia la pared.

No había acabado de hablar cuando una oleada de energía se abatió sobre mí, volví a morderme los labios para no gritar y tuve la débil conciencia, cuando desfallecía, de que los hermanos gritaban en señal de aprobación.

Miro a Wrath, pidiendo permiso para acercarme y evitar que caiga y asiente. Prácticamente me materializo al lado de mi poli, sosteniéndolo antes de que pueda tocar el suelo siquiera. Rhage se acerca también y entre los dos lo llevamos al altar en donde la sal ya está dispuesta para evitar que las marcas que acabamos de hacerle desaparezcan o curen.

En un acto reflejo le acaricio el pelo en señal de respeto y de orgullo, aprobando la forma en que se ha enfrentado a todo esto. Digno descendiente del Rey y mi pareja. Mi única pareja. Mío.

Vuelvo con los demás con algo de aprehensión. No quiero separarme de él, pero debo. Todos nos volvemos a colocar las túnicas y yo sostengo la de Butch entre mis manos.

Cuando la conciencia se fue estabilizando de nuevo en su cuerpo, el cuello me dolía y el pecho me quemaba. Despacio fui incorporándome y mi mano toco la marca que tenía en mi pecho, cayendo con este gesto unos granos de sal, joder dolía y quemaba de cojones, pero era bonita.

Me habían tendido sobre el altar y al terminar de alzarse sus ojos toparon de frente con una pared de mármol negra, que tenía grabados cientos de nombres en Lengua Antigua y su macho, era quien los había escrito, el trazo era firme, hermoso y seguro, joder no tenía ni idea de cómo...pero sabía todo eso, suponía que se lo debía a su nuevo estatus de vampiro.

Despacio me levante, su dedos fueron casi al final de la columna a mano izquierda, la zona donde su macho tenía sus tatuajes y su mano antorcha, mi corazón latió más deprisa cuando sus dedos recorrieron los trazos, mierda, ¿ese era su nombre?.

—Ese es el tuyo—dijo Wrath—serás Dhestroyer, guerrero de la Daga Negra, descendiente de Wrath, hijo de Wrath.

—Pero para nosotros—tercio Rhage—seguirás siendo: cachorro, mascota, toca pelotas, grano en el culo...

Las carcajadas se esparcieron por toda la cueva y mi macho me ofreció la túnica, la cogí reteniendo la mano de su macho.

—Vishous mi macho...mírame.

Dudo. Joder. Esto está siendo demasiado por una noche.

—Lo has hecho... bien. Muy bien —digo intentando mantenerme bajo control. Sé que si le miro no podré seguir bajo esta jodida máscara de hielo y estamos frente a toda la jodida Hermandad. La madre que me parió. Levanto la túnica y se la planto ante sus narices sin decir nada más e intento escaquearme.

No le suelto la mano...necesito decirle algo y me importa una mierda que estén todos delante.

—Gracias por proponerme Trahyner-nallum,no me mires así, estuve estudiando, el amigo del alma...porque lo fuiste desde el segundo uno que nos encontramos y lo seguimos siendo. Y el nallum, es lo que eres ahora, serás y seguirás siendo hasta el día de mi muerte.

No sé qué coño me pasa pero siento la cara extremadamente caliente y mis ojos se desvían al suelo de mármol negro.

—Está bien, poli... b-bien hecho. —Mierda. Sé que la he cagado pero no sé qué decir ante esas palabras y menos delante de todos los malditos hermanos, me alejo de él y le doy la espalda y cuando me vuelvo a dar la vuelta está arrodillado ante el muro de nombres con una mano extendida hacia el suyo. Me muevo junto a los demás y poso mi mano sobre su hombro, como los otros.

Wrath se aclara la garganta, carraspeando y, aun así, su voz sigue sonando extremadamente ronca y afectada.

—Eres el primer reclutado en setenta y cinco años. Y tú... eres digno de la sangre que tú y yo compartimos, Butch, de mi propia línea de sangre.

Dejo caer la cabeza sobre mis hombros, feliz por lo hallado hasta ahora, triste porque su macho— ¿qué puta acción esperaba de su macho? —un te quiero poli, soy un puto gilipollas, las lágrimas empezaron a bajar por mi mejillas, alegría y tristeza anidaban en mi alma a partes iguales.

El camino de vuelta fue alegre, entre pullas y bromas, de energía renovada, joder quería un poco de intimidad para estar con su macho, pero lo veía difícil, todos los esperaban para celebrarlo. Entré el primero mientras sus hermanos formaban un semicírculo detrás de mí, cantando, Fritz me felicito y al segundo se vio rodeado por todos...

Coño necesitaba hablar con su pareja, lo busque con la mirada, hasta que se encontraron, despacio me salí del circulo donde lo tenían y camine hacia él, cuando lo tuve enfrente, una de mis manos se apoyó en su hombro y su dedo pulgar paso acariciando sus tatuajes...

—La oscuridad jamás se adueñara de mí, porque te tengo a ti y tu bendita mano, me devuelves a la vida, cada vez que me sanas y porque eres mi macho, el hombre que yo amo nallum. Eres mi Tahlman...mi salvador.

Sonrío ligeramente y paso mi brazo por su cintura, atrayéndolo hacia mí.

—Lo sé y sabes lo que yo siento por ti aunque no sea capaz de ponerlo en palabras. ¿Todo esto? Me hace feliz. Joder, por primera vez en mi jodida vida, soy feliz. No podría pedir más.

Escondo mi cara en el hueco de su cuello y aspiro su olor, calmándome paulatinamente. Estar con él, saber que ahora es de mi raza y que todo lo que he hecho hasta ahora nos ha conducido a esto... me hace sentir satisfecho.

Joder, su macho era escueto en el habla pero sabía llegar al fondo de mi corazón. Te ceñí aún más a mí, cuando escondites tu cara en el hueco de mi cuello y sonreí.

Por fin todo estaba en orden, como tenía que ser, con su familia, mi macho y una nueva vida por delante. Jamás volvería a estar solo, jamás, bese la mejilla de mi vampiro, mientras mi mano acariciaba su pelo.

De repente la casa pareció venirse abajo...era tal el alboroto de risas, bromas, palmaditas, felicitaciones que la intimidad con V tendría que esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario