miércoles, 5 de agosto de 2015

RECUERDOS ENTERRADOS...28ª


                                               RECUERDOS ENTERRADOS
                                



Butch y Vishous Fated

Hoy tenía ganas de sexo con su macho, como siempre, eso no había cambiado entre los dos, desde el minuto que tuvieron la primera relación sexual pero hoy quería algo diferente, algo fuera de lo llamado normal pero llevando yo la batuta. Por fortuna no había chupado talcos y estaba limpio, esperaba que mi macho estuviera de humor, porque de no ser así me iba a dar igual. Me despedí de los demás hermanos y salí corriendo hacia el Pit, llegue, teclee el código y entre cono un huracán al salón.V estaba repantigado en el sofá, viendo uno de los partidos grabados, de un golpe seco cerré la puerta, me quité el abrigo tirándolo sobre uno de los sillones y mande todo mi armamento al suelo.Me cuadre y me cerní sobre mi macho como una amenazadora sombra cuando lentamente y los ojos llenos de lujuria y puro deseo camine hacia él. Tantee mis bolsillos traseros y vi que lo tenía todo. Saque el pañuelo de seda negra y lo estiro mientras Vishous me mira como si se me hubiese ido la olla y sonrió cabrón.

— Tendrás que confiar en mí esta noche macho y eso significa no hablar, no protestar y dejarte hacer lo que a mí me dé la gana y para tu información me importa una mierda lo que pienses—.Antes de que te des cuenta estoy detrás del sofá y con el pañuelo que estaba en mis manos tapándote los ojos. Detengo sus manos cuando va a quitárselo.—No, las manos quietas. — Otro pañuelo las inmovilizo y siseo en su oído. — Escúchame cabrón, vas hacer lo que te diga y como te lo diga...hoy Vishous mando yo. Y como ya te dije no tienes ni voz, ni voto vampiro.
Dios, esto de estar fuera de rotación es un muermazo de cojones. ¿Cuántas veces he visto este partido? He perdido la jodida cuenta. Cuando voy por la mitad de la grabación, la puerta del Pit se abre y por mi visión periférica veo que es mi macho, pero noto que se lleva algo entre manos, algo que de bien seguro no me va a gustar una mierda. Mis sospechas se ven confirmadas cuando tira la chaqueta de cuero sobre uno de los sillones y deja caer sus armas al puto suelo. ¿Cuándo hace eso? Una de dos: o está cabreado por algo o tiene ganas de guerra y no precisamente voy a ser yo el que le dé por culo, eso seguro. Saca un pañuelo y me tenso por completo. Oh. Mierda. Santa. Lo que suelta me pone aún más de los jodidos nervios. —¿Qué cojones...? —Me obligo a morderme la lengua cuando me dice que hoy es él el que tiene el jodido control. Bien. De putísima madre...—. ¿Ahora he de llamarte Lheage? —me medio burlo.

No me acordaba de lo hijo de puta y chulo que podía ser mi macho, pero si algo había aprendido cuando jugaban en el ático era a ser dominante, había tenido un buen maestro. No pude, ni quise evitar que mis voz sonara grave, profunda y muy cabrón, muy de mi primo cuando se ponía en el papel de Rey, que lo era.

 —No cabrón, me gusta más amo y señor...en pie basura.—Tiro de él sin ningún miramiento y sustituyo el pañuelo de las manos por esposas, me cercioro que la venda de los ojos no lo deja ver y cojo los cascos que tenemos para oír música, mientras hacemos ejercicio y se la pongo lo suficientemente alta para que no sepa dónde vamos, aunque lo imagine. Lo voy empujando todo el camino, dándome igual sus gruñidos y lo siento de malos modos en el coche, poniéndole bien cerca una camiseta que lleva el olor del marcaje de los dos, lo quería bien cachondo cuando llegaran al sitio que tenía planeado.—Y por tu bien mantén la boca cerrada o será peor. Joder no podía evitar sonreír, le gustaba esto, le gustaba su macho y le gustaba lo que tenía en mente. Mi sonrisa se amplió muy cabrona.

Este cabrón ha aprendido demasiado rápido. La primera oleada que entra en mi nariz de nuestro olor entremezclado es como una jodida patada en los huevos y mi soldadito se pone más firme que los hijoputas nazis ante Hitler. La leche.

—Cabrón —gruño por lo bajo, intentando reacomodarme sobre el asiento del copiloto—. Al menos podrías haberme metido en la maldita parte de atrás, mamón.—Me importa una mierda si al final me las voy a cargar por hablar. A mí nadie me da órdenes. Ni siquiera él.

Por su Dios y Satanás juntos que iba a cumplir las normas que el impusiera, joder aunque solo fuera por una vez. Estaba tan duro que con gusto me lo follaría ahí mismo y olía que su macho estaba excitado, pero no, me aguantaría y haría las cosas como quería que fueran hoy.

—He dicho calladito la boca vampiro.—Siseo cerca de su oído apartando los cascos, al mirar su yugular la boca se me hizo agua pura y no pude evitar relamer mis labios. Una de las manos agarro su polla apretándolo muy fuerte y la otra aparto su camiseta de la vena, mis caninos crecieron en su totalidad y sin más me clave en su vena hasta la encía. Lo quería más cachondo, más excitado... gruñí en su vena cuando un gemido escapo de su boca, junto con una maldición. No bebería mucho lo justo para ponerlo al límite de lo sexual.

—Hijo de la gran puta —maldigo, mis manos luchan contra las jodidas esposas. Sep, usa las reforzadas, las que le encomendó conseguir a Fritz por si nos daba por tomar a algún talco de rehén para interrogarles. El hecho de que esté privado de la vista hace las cosas aún peores—. Recuérdame que no vuelva a jugar a dominatriz contigo, mamón.

Suelto su vena, cerrando las incisiones, recogiendo con un dedo una gota que baja por mi barbilla pasando la lengua por ella, coño como me gustaba la sangre de mi macho. Vuelvo apartar los cascos.

—No te quejes pareces una damisela quejica macho y ahora cállate la boca, no quiero oírte, solo sentirte.—Los dejo de nuevo en sus orejas. Pongo en coche en marcha y enfilo la carretera y mi mente perversa, cortesía de mi pareja vampírica, empieza a maquinar todo lo que voy a jugar con él, pero joder no podía esperar. Llevo mi mano libre a su entrepierna, desabrocho los botones y abro su bragueta, metiendo mi mano hasta abarcar su polla y empiezo a meneársela, la mía brinca en mis pantalones cuando al tocar su hendidura noto el pre-semen de mi macho.Se revuelve inquieto y eso me gusta.

Me revuelvo en el asiento, apretando las mandíbulas. Una mierda va a oírme gemir. Y. Una. Polla. Pero joder si no es difícil al tener esa maldita mano meneándomela como lo hace.

—Cabrón, a no ser que quieras que nos matemos, mantén tus jodidas manos en el puto volante. Puede que seamos jodidos vampiros, pero no somos inmortales, ¿sabes? —le gruño.

Sigo a lo mío sin hacerle ni puto caso y paro en el último semáforo antes de llegar al ático y me importaba una mierda que el poco tráfico que había me viera hacer lo que más me gustaba hacerle a mi macho. Bajo hasta su entrepierna, le saco la polla y lentamente paso su lengua desde la base hasta la punta lamiendo toda su longitud y el semen que ya empezaba a supurar. Me la metí hasta la mitad y entre lametones y pequeñas mordidas su macho gemía de placer.Note que estaba a punto de correrse y lo saco de mi boca, metiéndote de nuevo la polla en el pantalón, sabía que le causaría dolor por lo duro que estaba. Diez minutos después estaban en el ático y yo sonreía cabrona-mente.

Menos mal que el jodido portero no está muy atento a estas jodidas horas, porque sé adónde me lleva. Lo he notado en el momento en el que hemos entrado en el vestíbulo. Ese olor es inconfundible.

—¿Crees que vas a conseguir lo que quieres de mí? Tendrás que esforzarte al máximo, poli, lo sabes no?

Subimos en silencio sé que sabe dónde estamos y no me preocupa, quiero que disfrute no que lo pase mal, aunque quisiera no podría hacerle daño, mi estatus de macho vinculado no me lo permite. Entramos en el ascensor en silencio y me harto de mirarlo, como amaba a ese cabrón. Al llegar al piso, abrí la puerta y lo ayude entrar, prendí unas velas, no quería luz y me plante delante de él, sin haber contestado la chulería de hacía unos momentos, así era mi macho.Me quito la camiseta y doy una vuelta a su alrededor, colocándome a su espalda quitándole los cascos y colgándolos en uno de los salientes del mueble bar, me acerco todo lo que puedo a él y siseo en un murmullo en su oído.

—Lo consigo cada noche que hacemos el amor o solo follamos ¿por qué esta tendría que ser diferente macho?

—Tendremos que ver de qué pasta estás hecho, poli —contesto mientras una de mis comisuras se eleva ligeramente—. A ver qué has aprendido de mí y te aseguro que soy muy crítico con el trabajo tanto ajeno como propio...

Subí mis manos hasta tus caderas y te pegue a mi culo.

—Te hago una promesa, no solo oiré tus gemidos, sino que me vas a pedir más y yo te lo daré. — Antes de que dijera amen le había soltado las manos para atarlo de las correas de cuero que sobresalía del techo cerca del potro, hacía poco que las habían puestos y afiance los tobillos a las que salían del suelo, no lo quería moviéndose como una peonza, lo quería a su merced. Fui a por una mordaza de bola.— ¿Quieres decir algo antes de que te calle? Y te recuerdo V que he tenido el mejor maestro en el arte de la dominación.
—Sabes que me lo cobraré, ¿no? —Sonrío cabrón. El ligero olor a su mosqueo me divierte aunque sé que esta diversión no me va a durar una mierda, pero... A tomar por culo, me encanta picarle y puede que haga las cosas más... interesantes, si cabe. Le oigo gruñir algo antes de amordazarme, algo que realmente no me quita el sueño o el puto calentón que llevo encima. Con la mente enciendo algunas velas más aunque realmente no vea un pijo. Me aferro a las correas con las manos, afianzando mejor los pies en el suelo. Veamos qué ha aprendido.

Me importa una mierda que se lo cobre luego, ahora soy quien está al otro lado y quien tiene el control. Le pongo la mordaza y me hace gracia que encienda más velas puesto que no ve una mierda. Voy a la barra, a uno de los cajones a por un cuchillo y al llegar a su altura se lo hago notar, el respingo que da y el sudor que empieza a traspirar es buena señal, está nervioso.

—Veo que tienes calor así que la ropa fuera macho.

Me agacho y desato un pie para quitarle la bota y vuelvo atársela, intenta un pequeño forcejeo pero no le vale de nada, hago lo mismo con la otra pierna .Y meto la punta del cuchillo por la pernera del pantalón subiendo y cortando el cuero. Repito lo mismo con la otra pierna y paso la afilada hoja por su entrepierna, subiéndola hasta meterla por dentro y acabar con el dichoso pantalón que me molestaba. La camiseta sigue el mismo camino y me deleito en mirarlo cuando lo tengo desnudo. La erección que lleva por mí es bestial y su polla supura semen. Voy a por un anillo especial y lo pongo de forma que apreté lo suficiente para no permitirle correrse. Sabía que su macho no lo iba pasar muy bien por los malditos recuerdos, pero también sabía que era cociente de que era yo y que jamás le haría daño deliberadamente.

Vaaale. Hasta aquí llego. La ropa me importa tres jodidos pepinos, lo que sí que me preocupa es... eso. Mi gruñido es apagado por la jodida mordaza de los huevos. Sé que no me hará daño, pero no puedo evitar acordarme de cómo me mantuvieron quieto, cómo me amarraron para tatuarme y finalmente intentar convertirme en un puto eunuco. El sudor que resbala por mi piel es frío y a pesar de no poder ver una mierda, cierro los ojos intentando mantener a mis demonios bajo control. No sólo eso, sino también el hecho de mantenerme firme, de no dejar que toda la mierda aflore y me transforme en un idiota debilucho. Cierro mis manos alrededor de las cadenas que me mantienen en pie, porque eso es lo único que consigue que no me caiga al puto suelo de bruces. Este hijo de perra me las va a pagar, claro que me las pagará.

Joder se me ha ido la mano, siento los nervios y la mala hostia de mi macho, además de ver como su cuerpo se cubre de un sudor frio. Suelto el cuchillo y me acerco todo lo que puedo a su cuerpo, a medida que voy hacia él, el olor de mi marcaje va saliendo y lo va envolviendo.

—Vishous soy yo el poli vale, confía en mi macho, soy la persona que te ama, asiente con la cabeza si quieres que pare este juego y sabes que lo haré.

Sé que lo hará si se lo pido, pero también sé que si no consigo deshacerme de este miedo irracional acabaré por volverme del todo majareta, así que niego con la cabeza, sintiendo cómo mi cuerpo va relajándose a medida que el olor a marcaje de Butch me va envolviendo. Saber que está aquí es un consuelo, es algo a lo que puedo aferrarme si las cosas se salen demasiado de madre y sentir su calor cerca de mí hace que me sienta protegido... en casa.

Mi macho sí que es de valía, le quito la mordaza y no puedo evitar besarle con tanta pasión que muerdo sus labios y bebo su sangre a la vez que me como su boca. Me cuesta separarme pero debo hacerlo y seguir con lo que tenía planeado, vuelvo a colocársela. No solo se trataba de jugar para tener sexo, últimamente su macho estaba estancado, en un callejón sin salida y esperaba que lo que pasara esta noche lo hiciera racional, ser el que era y que volviera a patrullar conmigo, mierda lo echaba de menos y mucho. Despacio me separe de su boca y le hable sin separarme del todo de sus labios.

—Vishous siempre en todo momento voy a ser yo. —Me separe y me estremecí cuando el frio se coló entre los dos, respire hondo, le pedí ayuda a mi dios y volví hacer el poli dominante hijo de puta.—Bien ahora que estas callado empecemos el juego.—Cogí una vela de las que estaba encendida y di una vuelta alrededor de su cuerpo acercando lo más que podía la vela a su hermoso cuerpo, lo suficiente para que sintiera su calor y sin quemadlo.

Me jode el hecho de que el muy mamón haya vuelto a amordazarme, pero eso sólo demuestra todo lo que ha aprendido de mí. Demasiado, si me lo preguntan. Cuando siento el calor de la vela no puedo evitar tensarme. Eso me recuerda los "deberes" que teníamos los pre-trans en el jodido campamento y, sin embargo, me obligo a quedarme en el presente, repitiéndome una y otra vez que el pasado es solo eso: pasado. He conseguido construir un futuro lejos de esa mierda, un futuro en el cual ya no estoy solo. Mi macho está conmigo y es por él por quien tendría que enterrar toda la mierda que he ido tragando. Enterrar, de una vez por todas, el hacha de guerra con los recuerdos.

Se tensa y de qué forma, pero joder de como llevara esto dependía la felicidad de los dos, no quería volver a ver a su macho sin visiones y recluido como un león enjaulado porque estaba fuera de rotación. Lo quería riendo, echaba de menos ese sonido de su boca, lo quería cariñoso, lleno de vida cuando estaban juntos, últimamente solo follaban y echaba de menos el Vishous cariñoso y atento solo conmigo, con su macho, con su poli. Sé que espera la cera caliente en partes de su cuerpo, pero no será así, me separo sigilosamente, dejando la vela cerca de él y voy a por un pequeño látigo que tenía para jugar y que aún no habíamos usado. Joder esto me estaba doliendo más a mí que a él, pero era necesario. Volví a coger la vela y mientras soltaba cera caliente sobre su dura polla un latigazo resonó cerca de su cabeza y por encima de su hombro derecho, por el lado donde estaban todos sus malditos recuerdos, mas cera esta vez en su pecho, en hilos que bajaban quemando hasta su ombligo y otro latigazo pero esta vez rozando la parte superior de su cuerpo.

Mis manos se aferran a las correas que me mantienen atrapado. Sentirme tan jodidamente indefenso está haciendo que mis nervios salgan a flote y sentir tanto la cera caliente correr por mi piel como los golpes del látigo sobre las zonas donde fui tatuado no están ayudando una mierda a mantener la maldita calma. Dios... si solo hubiera sido capaz de evitar lo que pasó, si tan sólo hubiera sabido controlar mis maldiciones como lo hago ahora... podría haberme salvado, podría haber huido sin ser marcado... si solo hubiera corrido cuando mi padre me golpeó el pecho y si hubiera sido capaz de desmaterializarme en ese entonces... Si mi madre hubiera intervenido...Dejo caer mi cabeza hacia delante.Tantos "hubiera", tantos "y si..." Es posible que nada hubiera cambiado, ¿no? Después de todo, mi madre ya me dijo que el destino no se elige, sino que se concede. Irónico que ahora medio crea esas putas palabras.

No me gustaba nada sentir la tensión y el dolor de mi macho. Sin hacer ruido de nuevo fui al bar saque la botella de whisky y me bebí a morro más de la mitad, respire profundo varias veces y fui a por la fusta.Joder no sabría decir cuál de los dos traspiraba más, me quite las botas y los calcetines. Volví cerca de su cuerpo con la fusta en la mano y di la vuelta a su alrededor, pasándole el mango por todo su cuerpo, deteniéndose en su culo.

—Dime vampiro ¿dónde estaba tu valor, el día que te hicieron los tatuajes?¿no será que acaso lo perdiste?—Se lo decía mientras introducía con cuidado el mango de la fusta que previamente había mojado en whisky en su fabuloso culo y con la otra lo agarraba del pelo para echarle la cabeza hacia atrás y morderle el cuello, clavándose en su vena hasta que la encía choco con su cuello. Cuando lo hice una lágrima corrió por mi mejilla.

Intento moverme, decirle algo, hacerle saber que es un hijo de perra por usar esto en mi contra sabiendo que de haber podido lo habría evitado pero no consigo una mierda. Joder... ¿qué donde estaba mi valor? Estaba jodidamente agotado. Hacía apenas unas pocas horas que había pasado la puta transición y encima me habían hecho pelear con ese maldito guerrero seboso. Gruño al sentirle clavar los colmillos en mi cuello a la vez que siento algo abrirse paso en mi interior. Sep, me las va a pagar.

A duras penas contuve las lágrimas, no forcé mucho en mango dentro de su cuerpo y al poco solté su vena, no cerré las heridas. Y seguí detrás de él.

—Me se parte de tu historia, que tal si te quito la mordaza y me cuentas que te impidió defenderte y evitar que te marcaran de esa forma.—Le quite la mordaza y seguí detrás de él, suponía que sería más fácil para el si lo tenía detrás ya que los recuerdos lo asaltarían y esperaba que así fuera.

Los recuerdos van agolpándose en mi cabeza y tengo que hacer un verdadero esfuerzo por mantenerme aún en el presente, por concentrarme en la presencia de la única persona en este mundo que ha sido realmente capaz de alcanzar mi verdadero yo.

—Acababa de pasar por mi transición —digo con voz ligeramente ronca. ¿Qué puedo perder contándole el resto de lo ocurrido? Ya sabe la mayoría de lo ocurrido—. Como te dije, me obligaron a luchar y a... follarme a quien vencí. Justo después de eso salí fuera de la cueva y vomité hasta la última papilla. —Sonrío con ironía—. Con eso dejé que fuera mi padre el que ganara. Hice exactamente lo que pensó que haría y demostré debilidad con lo que hice. —Abro los ojos a pesar de llevar aún la venda aunque no es el ático o lo que me impide ver lo que observo, sino al Bloodletter de pie ante mí, con esa sonrisa socarrona y sádica tan suya.—Se burló de mí y dejó que los demás hicieran lo mismo. Fue entonces, cuando lo ataqué con mi mano maldita... —Hago crujir el guante de cuero de mi mano derecha—, cuando tuve una premonición sobre él. Vi que moría por lo que más temía. El mismo brillo de mi mano. Se acojonó. Tiró al suelo su daga y me golpeó el pecho en señal de destierro cuando los demás guerreros me hubieron atrapado. Yo estaba en shock a causa de la visión y fui incapaz de prever lo que los demás iban a hacer. Me callo un momento. Joder...—Después de eso... hizo que me llevaran dentro, donde las pinturas rupestres... Estaba agotado. El día anterior había pasado por el cambio y había tenido que luchar.

Apenas me quedaban fuerzas y aun así... Aún así intenté luchar. Por supuesto, en mi estado, ellos eran más fuertes que yo y en ese entonces no sabía cómo controlar mi poder, no como ahora. Me llevó varios años poder hacerlo. El intento de castración fue el catalizador que prendió la mecha de mi mano maldita y después... hui.

Yo conocía retazos de la historia nunca se la había oído contar tan expresivamente como ahora y en mi interior corrió un deseo de venganza contra ese hijo de puta que se hacía llamar padre y contra la hija de puta de su "suegra" la jodida Virgen Escribana. Pero esto solo era la punta del iceberg tenía que llegar al fondo y eso me iba a costar la misma vida, pero haría lo que fuera necesario porque su macho volviera hacer el que era. Volví a ponerla la mordaza y esta vez metí un poco más del mango en su culo. Cerré las heridas del cuello que ya habían dejado un buen reguero de sangre cuello abajo y hable pegado a su oído.
—Tan inteligente que eres, tan lumbreras que eres con los demás y no entiendes maldito cabrón que no fue tu culpa, no tenías escapatoria, el universo se movió para que todo estuviera en tu contra. Por mucho que lo hubieses intentado no lo hubieses logrado vampiro...joder...tú no tienes la culpa de nada. Y si no hubieses violado a ese hijo de puta te lo hubieran hecho a ti. Ahora entiendo porque te tensas cuando te tomo desde atrás o intento que me mires mientras te follo cara a cara...pero entiende una puta cosa yo soy Butch, no tu padre, jamás te tomo desde atrás para demostrar nada y antes me la cortaría que violarte macho. Si no hubieses sobrevivido hoy no tendríamos lo que tenemos esa fue tu batalla ganada...vivir para mí, hasta el momento en que yo llegara a tu vida.

Lo que venía ahora era lo más difícil que había hecho en mi jodida vida.

Es posible, pero la mente es una hija de puta, ¿no? Quiero decírselo pero la mordaza de nuevo en su lugar me lo impide. Además, ¿quién cojones me garantiza que no fue culpa mía? Si hubiera escapado nada de eso habría ocurrido, si me hubiera largado del campamento como tantas veces planeé, nada de lo que me ocurrió habría tenido lugar.Supongo que el hecho de querer demostrar que era digno de ser llamado hijo del Bloodletter ganó la partida. Síp, el puto orgullo ganó.

Despacio saque la fusta de su culo y fui a la barra a por dos cosas, a beberme lo que quedaba en la botella y a por el cuchillo más afilado que tenía en los cajones, si con esto su macho no rompía, no lo haría jamás. Me quite la cruz dejándola sobre la barra y volví donde estaba mi macho, le acaricie la cara.

— Perdóname Vishous.—Me arrodille por donde estaban los tatuajes de la ingle derecha, los bese uno por uno... El primer tajo fue profundo, los siguientes no tanto, deje para el final lo que sabía era más doloroso para ti. Solo V podía saber cómo me estaba desgarrando por dentro hacerle eso, pero era necesario, por cada tajo una lagrima mía hasta que la visión se me nublo y aun así procedí en mi tarea. Algo iba a morir conmigo cuando llegara a la herida sangrante y profunda que anidaba en el alma de mi macho.

Siento cómo el pánico va invadiéndome, cómo todos mis músculos se contraen y las ganas de gritar y luchar y apartarme se hacen cada vez más fuertes, una necesidad casi apabullante. Estoy en el presente, pero a la vez no lo estoy. Las imágenes de lo que pasó ese día trescientos años atrás vuelven con más fuerza y aunque sé que Butch sufre igual que yo o más, no puedo evitar el pensamiento egoísta de que es un cabrón. Siento nacer el grito en mi pecho y va trepando por mi garganta, siendo ahogado por la mordaza. Siento algo resbalar por mis mejillas y sé que no todo ello es sudor. La desesperación duele como una hijaputa. Y la cosa se pone peor cuando siento la hoja de acero acercarse a ese lugar.

Me trague las lágrimas a trompicones y mi voz volvió a sonar dura y profunda, sabia porque lo sentía el dolor y el pánico de mi macho. Mis lágrimas eran reflejos de las de mi macho, pero tenía que hacerlo aunque me fuera la vida en ello. Era por mí bien, por el bien de mi macho y por el bien del futuro que habían construido juntos. Acerque la hoja del cuchillo por donde estaba su única pelota y clave solo un poco de la punta en su nacimiento, dios, si después de esto su macho aun lo amaba seria porque lo que los ataba a ambos era el lazo fuerte del amor y la pasión. Jugué un rato y luego deslice la hoja hasta la cicatriz de donde faltaba su otra pelota. La deje allí y me levante quedando de frente a mi vampiro, mierda me sentí morir su macho nadaba en pánico, lágrimas y dolor y solo pedía que rompiera ya porque no tenía fuerzas para seguir.

—Te crees menos hombre porque este lugar esta vació y en su lugar hay una cicatriz y te culpas por no poder evitar lo que sucedió...bien V pregúntate a ti mismo y de una jodida vez si de verdad hubieses podido. Él cabrón de tu padre no te quería vivo porque sabía que tú eras mejor que el en todo y el tiempo le ha dado la razón y tu jodida madre jamás ha sentido compasión por ninguno de vosotros, ¿por qué habría de sentirla por ti y ayudarte en esos momentos? Pregúntate a ti mismo si tal vez todo eso que sucedió estaba escrito que tenía que ser así para que descubrieras lo poderoso que eres...porque esa mano macho es tu poder.—Deje de hablar y la punta del cuchillo hizo un leve tajo en la cicatriz, la bilis subió a mi garganta conteniéndola. Para entonces su macho temblaba como una hoja y forcejeaba con las ataduras haciéndose daño, quité la mordaza de su boca y me prepare para lo que venía.

El grito que sale de mí una vez me quita la mordaza es tanto aterrador como desgarrador. Dios... ¿en serio pensé que habría podido hacer algo? ¿Que de verdad le importaba una mierda a nadie? Mi madre me abandonó en ese campamento cuando apenas tenía tres años por un simple acuerdo con mi jodido padre. ¿Por qué tendría que preocuparle lo que me ocurriera allí? ¿Acaso no sé lo hija de puta que es a estas alturas? ¿Por qué sigo pensando que tal vez sí que le importo cuando es evidente que no es así.

El grito que mi nallum dejo salir de su alma, porque no venía de su garganta, venia de esa alma que según él no tenía y que yo sabía solo escondía para que no lo consideraran débil de corazón. Cuando entendería de una puñetera vez que era más fuerte de lo que él creía y que jamás podría haber amado a nadie que no fuera él.Aún quedaba una sola cosa y todo habría acabado.

—Dilo en voz alta, hazme saber qué piensas y empieza a creerte de una vez que eres un macho de valía y honor...yo jamás me hubiese emparejado con alguien que no fuera así. No eres un pervertido, ni lo fuiste nunca, solo necesitabas calmar tus demonios, como yo. Tú le dabas al sado y al vodka y yo me emborrachaba de buen whisky y me iba de putas, por eso no somos bichos raros, ni hombres de poco valor…Grítamelo Vishous, pero hazlo si tú lo empiezas a creer.

Y sé que tiene razón. Lo que he estado haciendo durante todos estos pasados años ha sido para sobrevivir, para no pensar en nada, para intentar encerrarme en mí mismo y que nadie consiguiera llegar a mí. Sí, no soy un degenerado de mierda, no hacía lo que hacía porque me gustara o porque lo disfrutara. Lo hacía para sobrevivir al día a día, para creer que haciendo eso era yo el que llevaba la batuta de mi vida. Ahora lo veo claro. Ahora sé que él sabe ver más allá de toda la mierda que pongo entre nosotros para no salir herido yo mismo o para no hacerle daño a él. Trago saliva y finalmente me relajo lo suficiente como para que una semi-sonrisa se dibuje en mi cara.

—Hijo de perra... —Niego un par de veces y levanto la cabeza—. Tienes razón aunque me joda admitirlo. Nada de esto me hace menos hombre o hace que tenga menos honor o valor, pero... vivir veintidós años a la sombra de un hijo de puta sádico y sátiro puede joderte la cabeza. Aunque... ¿qué voy a contarte a ti, no?

No dije nada no podía. Era verdad que iba a contarme a mí que yo no supiera tan bien como él, lo que es vivir a la sombra de un padre hijo de puta, aunque el mío no hubiese llegado tan lejos. Pero a mi tenerlo a mi lado me había hecho olvidar mis miserias y mi basura. Me agache para desatarle las correas de los pies, luego las de las manos pero sin soltar su cuerpo, le pase un brazo por mi hombro, agarrándolo por la cintura y lo lleve hasta la cama tendiéndolo con suavidad, tenía que cerrarle las heridas que le haba infligido, pero antes le secaría el sudor y lo limpiaría un poco. Fui al baño a por unas toallas, dos mojadas y un seca y el botiquín...no me atrevía a mirarlo. Empecé a quitarle el sudor con una de las toallas mojadas. Dios lo que se suponía una noche de juegos se había convertido en... ¿en qué coño se había convertido?

—Gracias —murmuro, abriendo los ojos para poder finalmente verle. Alzo una mano para tomarle de la cara y atraerlo hacia mí—. Solo tú podrías haber sabido lo que mierda necesitaba y me alegra haberte encontrado y que hayas forzado tu entrada en mi vida y en mi... corazón. Si no fuera por ti... no sé dónde cojones estaría ahora mismo...

La toalla se queda a medio camino cuando lo oigo darme las gracias y cuando su mano se alza para atraerme hacia él y al oírlo hablar de esa forma soy yo quien se rompe. Lo abrazo tan fuerte que me pregunto si podrá respirar, no quería hacerle más daño, pero lo necesitaba cerca de mi cuerpo, rompí a llorar. Entre sollozos rece pidiendo que me perdonara.

—Lo siento nallun, perdóname...yo solo quería tener una buena noche se sexo contigo, no hacerte daño. Cada tajo que te daba era la muerte de una parte de mi alma...te lo dije antes y te lo repito si tú no estuvieras en este mundo, a mí no me valdría la pena vivir. Pero quería a mi lado al vampiro del que me enamore no su sombra y en eso te estabas convirtiendo. Te amo Vishous tanto que si tú no eres feliz yo tampoco.

—Eh, vale ya —digo con firmeza—. Soy yo el que debe disculparse por ser tan jodidamente difícil. Has hecho lo que debías a pesar de que te doliera. —Lo atraigo un poco más—. Era lo que necesitaba y sólo tú has sabido cuándo lo he necesitado más. Yo soy el culpable de que hayas tenido que llegar a este punto, no tú. A veces necesito una buena patada en el culo y... Oye, creo que tendré que revisar tu portátil. Has hecho un trabajo demasiado cojonudo para haber aprendido sólo de los retazos que te he contado de mi vida.—Al fin le oigo reír y no puedo evitar sentirme contagiado de su risa.—Sé que no lo digo, pero te quiero, poli, eres mi vida, le pese a quien le pese. Llegará un día en el cual no sea capaz de limpiarte... —Cierro un instante los ojos. No se lo he contado jamás a nadie. Tampoco he querido acabar de ver la visión, pero sé lo que pasará—. Morirás en mis brazos y yo no podré hacer una mierda para evitarlo. No sé cuándo ocurrirá, solo... sé que lo hará y ese día también será mi fin.

No puedo evitar la risa ante sus palabras, era un alivio cuando había pensado que lo había perdido después de esto. Me separo un poco de él y nuestras miradas no se apartan cuando me cuenta el resto de la visión que tuvo de mí.

—Bien te esperare en el fade y seguiremos juntos, porque te hago una promesa, nadie ni la misma muerte me va a separar de ti jamás ya sea la Virgen o mi Dios, me da igual. Tú destino y el mío es estar juntos para toda la vida y más allá de esta. Y sé que me quieres aunque no estés todos los días diciéndomelo, lo que quiero de ti ya lo tengo y es tu amor no necesito oírtelo decir cada momento. Anda suéltame para que cierre las heridas que he dejado abiertas en tu ingle derecha.—  Lo bese en los labios y apoye mi frente sobre la suya.—Yo no tengo vida si no estás en ella. Si no tengo tu calor mi cuerpo no responde. Eres mi macho, mi amigo, mi compañero, mi amante y el amor de mi vida.
—Como mi Lheage mande —digo de forma burlona antes de soltarle y volver a recostarme sobre mi espalda, mirándole directamente a la cara. Sé que esto le picará, pero qué cojones, tenía que decir algo para quitar hierro al jodido asunto.

—No seas cabrón —la sonrisa asomo más amplia en mi boca —pero esas malditas heridas necesitan ser cerradas.

Sé que no es cierto pero yo necesito hacerlo, despacio y lentamente me coloco a los pies de la cama y sin apartarle la mirada, con las manos le abrí las piernas lo suficiente para que mi cuerpo se hiciera hueco entre ellas, me arrodille y agache mi enorme cuerpo. Mi lengua fue primero al tajo más grande, me entretuve bastante en él, lo suficiente hasta que la polla de mi macho me presento sus respetos, la ignore y seguí cerrando los demás tajos y entonces sí. Mi boca engullo de un trago y hasta la campanilla la maravillosa polla de mi amante que era V y sabía que lo cogí por sorpresa porque dio un brinco en la cama.

Estoy tan concentrado en cómo cierra las heridas, aunque no hiciera demasiada falta, que doy un jodido brinco al sentir su boca engullir mi virilidad de un solo golpe, haciendo que mi espalda se despegue del colchón.

—Hijo de... Joder —gruño, aferrando las sábanas con mis manos mientras le miró fijamente y aprieto las mandíbulas.

Su mirada plata se cruzó con la mía y sonreí con la polla de mi macho en mi boca, me gustaba pillarlo desprevenido, el brinco que dio en la cama me lo hizo saber. Joder ahora si me tranquilicé de verdad, mi macho no despegaba sus ojos de los míos y estaba disfrutando de la mamada, pero aún quedaba una cosa por hacer, eso sería después.Los gemidos de su macho y la dureza de su polla le hacían saber que estaba más que a punto para llegar al orgasmo.Mis caninos crecieron un poco, sabía muy bien lo que haría estallar a mi vampiro, y se clavaron sin titubeos en la mitad del tronco ancho y venoso de su macho y entonces sí, se corrió llenando su boca de esa leche que a mí me gustaba beber, sin dejar ni una gota y de un poco de su exquisita sangre. El sabor de su macho era una droga para mi. No lo solté hasta que la última gota escapo, pegue un lengüetazo a su única pelota y me incorpore para quitarme los pantalones de cuero, últimamente no llevaba boxes, le gustaba ponérselo fácil a su macho. En ningún momento durante todo el proceso sus miradas se apartaron, todo lo contrario se clavaban la una en la otra.

—Date la vuelta Vishous.

Mis manos se agarran con fuerza a las sábanas de seda al sentir cómo sus colmillos se clavan en esa parte sensible de mi anatomía y aunque quisiera no podría evitar los putos gemidos de puro éxtasis al correrme en su boca. El orgasmo es brutal pero no despego mi mirada de la suya y cuando se aparta para quitarse los pantalones, mis ojos siguen sobre los suyos. Cuando me pide que me dé la vuelta, no titubeo. Confío en él, lo que pasó en el campamento forma parte del pasado. Ahora lo sé. Me giro sobre el colchón y giro la cabeza para poder verle.

—No seas gentil —le pido. No es lo que necesito ahora mismo. Quiero sentirle, saber que está aquí y que no se va a contener o a intentar suavizar una mierda. Quiero que sea el macho que sé que es.

— ¿Quién ha dicho que lo voy hacer? Pero si luego no te puedes sentar no me gruñas vampiro

A medida que reptaba hacia el cuello de mi vampiro, el aroma de mi vinculación como macho enamorado fue saliendo de mí y cubriéndonos. Mi enorme cuerpo se acomodó entre sus piernas abiertas, mi polla quedo bien situada, en su entrada y fui bajando hasta que ambos cuerpos se tocaron. No le di tregua, clave mis colmillos en él hasta que mi encía choco con su piel y jale de la vena. Cuando el primer sorbo llego a mi lengua, mis manos te abrieron las nalgas y de una embestida fuerte entre por completo en el culo de mi vampiro, hasta el mismo fondo. Me quede quieto bebiendo de su sangre y dejando que se acostumbrara a la bestial invasión por mi parte, joder lo conocía tan bien que aunque no se lo hubiese pedido lo hubiese hecho, solo me movería cuando él lo hiciera. Mientras dejaba que se acostumbrara, seguramente estaría acordándose de todos mis muertos y mientras bebía de su vena, mi nariz se inundó del olor natural de él, una de mis manos viajo de sus caderas al pelo, me gustaba meter los dedos en esa seda negra. Y una tenue sonrisa se coló entre mi boca y su piel cuando sus caderas intentaron moverse, mi cuerpo no lo dejaba, solté la vena un momento.— ¿Quieres que me mueva macho mío?—antes de que me contestara, volví a hundirme en su vena.

Mis manos se cierran alrededor de las sábanas al sentir sus colmillos hundirse en mi garganta y ahogo un gemido cuando le siento entrar en mí sin ningún tipo de preparación previa. No me importa, le necesitaba así y él lo sabe perfectamente bien. Trago saliva a duras penas e inspiro otras tantas para acabar de acostumbrarme a la invasión y cuando el dolor empieza a remitir alzo las caderas, indicándole que puede moverse, que necesito que lo haga ya porque si no voy a volverme jodidamente loco. Sé que las palabras sobran ahora mismo. Ni él las quiere oír ni yo quiero pronunciar una palabra. Nuestros cuerpos ya hablan por sí mismos.

Solté su vena y antes de empezar a moverme dentro de su genial culo, le bese la comisura de los labios y le hable en el oído.

—Yo nunca te tomo desde atrás para dominarte o porque tenga que demostrar mi poder sobre ti, lo hago porque me gusta ver mi nombre en tu espalda, me fascina tu culo y me pongo bien duro cuando lo tengo pegado a mi polla. Me gusta tomar de tu vena desde atrás porque mientras bebo puedo ver las emociones en tu cara. Pero jamás para dominarte mí macho.—Cerré las incisiones, aunque me hubiese gustado seguir saciándome de él, algo imposible, por otro lado, jamás por siglos que pasara a su lado me iba a saciar de ese macho que tenía debajo de mi cuerpo y que era mío aun después de la muerte. Lo agarre con uno de mis brazos de la cintura y me puse sobre mis rodillas en la cama llevándolo conmigo y poniéndolo a cuatro patas, lo agarre de las caderas y empecé a moverme dentro suyo. Con una de las manos agarro su estupenda polla y sonreí cabrón, apreté en la base como bien había aprendido de él, cortando todo incipiente orgasmo por su parte. Me incline hacia su oído de nuevo para en un siseo...—Me voy a correr dentro de tu magnifico culo V, pero no voy a dejar que te corras, porque cuando eso pase tu y yo estaremos mirándonos a los ojos.—Tres embestidas después, rugiendo y jadeando en su cuello, mi polla soltó dentro de su estrecho y caliente culo toda la leche que llevaba en mis huevos. Recupere un poco el aliento, salí de ti sin miramientos y rodé poniendo mi espalda en la cama y contigo encima mío, boca arriba— ahora macho date la vuelta, mírame no apartes la mirada de mí y fóllame —una sonrisa ilumino mi cara cuando Vishous se dio la vuelta y quedo sobre mi cuerpo y de cara a mí, lo veo estirar la mano hacia la mesa de noche, se lo que quiere coger, el lubricante, lo detuve. —Hoy nada de lubricantes, seremos dos los que no podamos sentarnos mañana.

Qué cabrón, sé que esto es su venganza por lo que ha pasado hace unos segundos pero a la mierda, el muy mamón no ha dejado que me liberara con él, así que ahora es mi turno. Me coloco entre sus piernas, apoyando mis manos sobre el colchón. Mis ojos siguen fijos en los suyos y aún ahora me sorprende lo fácil que es para él mantenerme la mirada. Nadie lo ha hecho nunca aparte de él y lo prefiero así. Una de mis manos vuela hasta mi propia polla para guiarla hasta donde necesito que vaya y empiezo a enterrarme en él de forma lenta pero segura y sin darle un segundo de tregua.

Mi polla volvió a ponerse dura cuando mi macho empezó a entrar de nuevo en mí, esa mirada me fascinaba, había sido así desde el día que lo mire a los ojos sin temor. Sentirlo entrar despacio, llenándome era una gozada, notar como a medida que traspasa mis anillos musculares, mi culo se iba abriendo para recibirlo me volvía loco. Así es como tenía que ser, llamase amor o follar o en el caso de los dos, ambas cosas mezcladas, sin dejar de reconocer que cuando mi vampiro se ponía romántico me volvía más loco por él. No eran muchas esas veces, tal vez por ello, atesoraba como un tesoro, esos recuerdos. El uno era la mitad del otro y eso se notaba fuera y dentro de la cama, en el campo de batalla, en el Pit, en el ático, en todos lados. Y si había algo más maravilloso que eso era los momentos en que Vishous tomaba de su vena relajado como ahora y se lo follaba como a los dos le gustaba. Mis caderas se alzaron cuando su mano enguantada apreso con fuerza mi polla dura, pero hoy no quería ropa entre los dos. Cogí su mano, le quite el guante poniéndolo en la mesilla, ahora sí. Volví a poner su mano, esta vez desnuda, rodeando mi erección, mi macho sonrió contra mi vena y yo hice lo mismo.

—Así está todo en orden nallum, tu sobre mí, tu polla en mi culo hasta el fondo, tu mano sin guante meneándomela, tus caninos en mi vena, bebiendo, mi sangre corriendo por la tuya y la tuya por la mía. Este macho va hacer a partir de hoy el orden del universo particular tuyo y mío. No más recuerdos que nos separen y nos hagan daño.

Y no puedo estar más de acuerdo, joder. Así es como tiene que ser. Él es mi mundo. Lo fue desde que le encontré en ese callejón cuando me enfrentaba a esos lessers y lo ha sido desde entonces. Butch fue hecho para mí y siempre voy a dar gracias a quienquiera que lo puso en mi camino porque sin él estaría aún perdido. Ahora es cuando me doy cuenta de que todo lo que he hecho hasta ahora me ha conducido hasta aquí y que no importa lo que haya pasado antes, lo único que ha de tener importancia es lo que ahora tenemos y lo que podemos tener en el futuro... Hasta el día en que le pierda y aun así ese día volveremos a estar juntos. Hundo mis caninos otra vez en su vena, empezando a moverme con lentitud al mismo ritmo que voy masturbándolo. En la vida pensé que sería capaz de hacer el amor. El sexo para mí era una simple vía de escape de mi vida, de la mierda que había tenido que tragar durante tres siglos y ahora es algo que me gusta, que puedo hacer sin necesidad de tener que dominar a la otra persona, sin máscaras de por medio o ataduras de ningún tipo porque con él no las necesito. Él es el único que consigue calmarme y espero que siga siendo así por mucho tiempo.

No sabía si porque mi macho me estaba haciendo el amor y no follándome, si porque ambos lo necesitaban así o simplemente por todo lo sucedido hasta ese momento entre ellos pero...hostia puta el orgasmo de ambos había sido como chocar contra un muro de hormigón a una velocidad supersónica y haberlo hecho añicos. Les estaba costando recuperar el control de sus respiraciones y su macho no hacía por salir de su culo y eso me gustaba a rabiar. Mi vampiro quedo sobre mí, con su cara en mi cuello, como me gustaba eso… y de repente una incipiente carcajada empezó a nacer en mi pecho hasta brotar de mi garganta. Vishous levantó la cabeza y me miro como si se me hubiese vuelto loco. Y así era estaba loco de amor por él, por mi macho. Agarré su cara con mis manos y bese sus labios que tenían el sabor de mi sangre y mi risa fue remitiendo aunque no la sonrisa

—No me mires así Vishous, soy feliz y tengo ganas de gritarlo al mundo, de reír...amo a mi macho, un jodido cabrón que me tiene loco, me muero por tu cuerpo y mataré a quien te aparte de mí.

—Estás loco poli.

—Si por ti mamón, nunca hubiese creído que el amor de mi vida iba hacer un hombre. Doy gracias por ello a mi dios todos los días,y agradezco a nuestro destino habernos encontrado en ese apestoso callejón.

Lo abrace y rodé poniéndolo sobre la cama, lo bese metiendo mi lengua hasta la campanilla y ambos sonreíamos cuando me separe de su boca.

—Veamos lo bueno que eres nallum, aún quiero más de ti... ¿vamos a por otro orgasmo bestial?

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