domingo, 2 de agosto de 2015

UNA NOCHE...2ª...12ª



                                                                 






                                                           

                                                                 UNA NOCHE II

                                         

Butch y Vishous Fated

No tengo ni puta idea como hemos acabado tu encima y yo debajo, pero a la mierda no me importa, por fin has dejado de preguntar y estas actuando, dios casi me corro, cuando te siento en mi yugular, el muérdeme no llego a salir de mi boca, no podía hablar estaba centrado en ti, en tus manos, en tu boca y en lo que me hacías sentir.

Agarras mis manos de forma que no pueda tocarte y por ahora de acuerdo, pero sabes que si no te toco, me volveré loco, mis caderas se alzan contra las tuyas. Joder me tuve que agarrar a las sabanas y mis caderas empezaron a tomar vida propia, dios mi corazón iba a toda pastilla. Alcé mis caderas todo lo que pude cuando tu boca cubrió mi polla, que ya soltaba gotas de semen y mis manos bajaron hasta tu cabeza, hundiendo tu boca más en mi polla.

—Vishous cabrón si sigues así, voy a correrme ahg, dios bendito.

No estaría bien, según la iglesia, dos hombres juntos y una puta mierda, ahí estaba la prueba de que estaba no solo bien, sino de puta madre. El cabrón del vampiro lo conocía de una forma que nadie en la vida lo había hecho y sabía muy bien cómo hacerme saltar como un resorte.

—Hostias vam...pi...ro,lo qui...ero,joder...lo qui...ero mas,coño...du

Sonrío contra su carne y una de mis manos baja hasta sus pelotas, masajeándolas mientras que aumentó la presión con mi boca a su alrededor, insinuando mis colmillos contra su caliente erección.
Le oigo gemir con profundidad y eso me llena de orgullo. Sí, no necesita a una jodida hembra para seguir viviendo, porque yo puedo darle mucho más. Quizá no podría darle hijos, pero a la mierda con ello. Aparto esos pensamientos de mi mente y mi mano libre baja hasta donde sus huevos se juntan con la parte de su ano, masajeando esa zona, sabiendo perfectamente que es un área erógena por excelencia mientras mi pulgar acaricia el principio de su entrada.

Una simple insinuación pero se tensa como una cuerda.

Saco su polla de mi boca y le susurro:

—Tranquilo, nallum, sólo relájate. Si quieres que pare, sólo tienes que decirlo, ¿vale?

Nallum hermosa palabra que en su boca era como una caricia profunda y sensual.

Coño Dios, este hombre sabía lo que me gustaba y de qué forma, no sé porque cojones se lo pedí, pero lo quería más duro y me lo dio, sin vacilar ni un solo momento y si seguía así me iba a correr. Lo estaba disfrutando como un jodido enano del cuento de Blancanieves, cuando uno de sus dedos acaricia mi entrada, no puedo evitar tensarme, pero no es porque no quiera seguir, es solo que nadie me había tocado jamás en esa zona y me pareció raro y extraño.

Cabrón le mataría por haber soltado mi polla para hablar.

—Lo se V, sé que si te digo que pares lo harás, pero no es eso, es solo que se me hace raro nada más, ¿de acuerdo? y ahora por favor cabrón… ¿podrías volver dónde estabas?

Sonrío de forma canalla y me incorporo un poco para enfrentar su mirada. Sé que no debería, pero me lo pone tan a huevo que me es imposible no soltárselo.

— ¿Y eso dónde era, exactamente? —pregunto mientras la mano que ha estado masajeándole las pelotas sube a su polla, empezando a acariciarla de arriba abajo de forma lenta y pausada.

No puedo evitar una carcajada, coño, así es como me había imaginado más de una vez, en la cama, con una persona a la que amara y que lo amara, con buen y sentido sexo y risas, muchas risas.

—Vaya, vaya, veo que tienes memoria de pez, veras mamón, coño vampiro eso que me haces también me gusta y mucho, pero ¿te importaría meter mi polla en tu boca?, que por cierto es de donde no tenía que haber salido cabronazo.

Mi sonrisa se amplía aún más mientras me acerco a su cara, aun mirándole fijamente.

— ¿Y qué harías si no lo hago, poli? —digo con voz ronca contra sus labios, marcando el punto pasando mi pulgar por su capullo mientras mi dedo sigue jugueteando en el anillo muscular del castaño.

Joder, jamás pensé que algo así pudiera ponerme tan jodidamente cachondo. Este tira y afloja que nada tiene que ver con la dominación o con hacer daño o, simplemente, saber que tengo el control absoluto de la situación.

Nada de toda esa mierda está mezclándose en este momento, en el ahora. Sé que tengo el control, pero a la vez podría perderlo si Butch así lo quisiera y eso me está volviendo absolutamente loco. No quiero pensar que después de esta noche no volverá a pasar, que él se irá con Marissa y yo volveré a quedar solo. Porque aunque diga que seguiremos siendo amigos, me hará a un lado para estar con su hembra. Lo sé y me jode. Pero ahora es mejor no pensar en ello.

Mierda si no me está costando Dios y ayuda el mantener mi vinculación a raya. Todo mi ser está gritando "Márcalo, hazlo tuyo. Demuéstraselo a esa lagarta." Sin embargo, mi parte racional me dice que no, que no es el momento, que jamás lo será porque Butch ya ha tomado su decisión. Él quiere estar con una hembra y está haciéndote un favor al regalarte esto antes de decirte adiós.

Cierro los ojos, maldiciéndome por ser tan jodidamente gilipollas como para ponerme a pensar en estas cosas cuando tengo ante mí lo que he deseado desde que le encontré. Hostia puta, ¿puedo ser más retorcido?

Para dejar de pensar de una maldita vez, vuelvo a bajar, metiéndome su polla entera en la boca. A tomar por culo mis escrúpulos y mis dudas. Ahora él es mío y nadie podrá cambiarlo, por mucho que lo intenten.

Me incorporo un poco y te quito de mi boca, hasta tenerte frente a mí.

—Escúchame, deja de pensar, solo céntrate en aquí y ahora, en ti y en mí, desecha todo lo demás. Esta noche es tuya y mía lo que hay detrás de esa puerta que se vaya a tomar por culo.

Te sonrió antes de hacer algo, que puede parecer gay, pero que me da igual, beso los tatuajes de tu sien y te sonrió al enfrentar tu mirada.

—Y ahora por favor ropero empotrado, mi polla y yo somos tuyos, así que vuelve a poner esa boca donde estaba.

De repente una lucecita se me enciende y mi sonrisa se hace más ancha, me acuesto llevándote conmigo y te beso.

— ¿Conoces el significado del 69 V? Doy por hecho que con lo que inteligente que eres, lo conoces, así que date la vuelta, vuelve a mi boca y déjame saborearte mamón, quiero hacerlo, quiero que lo disfrutes como yo y quiero de nuevo tu corrida en mi boca.

¿Y después decía que no era gay? ¿O que no le iban los tíos? No puedo evitar sonreír ante sus ocurrencias. Pero pienso que, teniendo en cuenta su evidente inexperiencia, sería mejor que yo me quedara abajo para que él pueda controlar mejor lo que hace sin tener que ahogarse por cualquier gilipollez que vaya a poder hacer yo mientras... bueno, eso.

—Deja que me recueste yo, ¿cierto? No queremos accidentes de ahogamiento —digo mientras me incorporo y le doy un pequeño beso en los labios antes de ser yo el que acaba recostado sobre la cama.

—Cierto vampiro, no queremos ahogamientos.

No pude evitar admirar el cuerpo del ropero empotrado, ahí tendido sobre esas sabanas negras, era todo un contraste, joder, el tío tenía un cuerpo musculado hasta decir basta y una tez morena brillante cuando el sudor perlaba ese hermoso cuerpo, aunque a decir verdad siempre brillaba y brillaba más aun cuando se enfadaba mucho o estaba loco de deseo y esos ojos eran hipnóticos y atrayentes. Todo él era magnifico. Parecía decir: Ven aquí nene que vas a conocer el paraíso.

Una sonrisa se me escapo. Era del todo gay pensar eso del cuerpo y la persona de tu amigo, pero me daba igual. Lo bese en la boca.

—Sabes vampiro, si mañana tengo cara de arrepentimiento o digo alguna gilipollez que no debo, tienes mi permiso para darme un buen puñetazo o varios.

Me puse a horcajadas sobre ti y me di la vuelta, quedando tu polla a mi entera disposición y una sonrisa canalla se me escapo cuando pase la lengua por toda su magnífica longitud y mi lengua luego se fue a por tu única pelota, dios el jadeo que te escapo me llego al alma, así que volví a metérmela en la boca, mientras una de mis manos recorría tu polla hasta llegar a tu hendidura y pasaba un dedo por ella.

Fui consciente de que tus manos se posaban en mi culo y pasabas la lengua por mis cojones, hasta meter mi polla en tu boca, coño no pude evitar un respingo, el asalto me cogió por sorpresa, pero hizo que soltara tu pelota e hiciera lo mismo. Metí toda tu polla en mi boca. Joder no era fácil lamer, chupar y saborear, pero lo estaba haciendo y me gustaba oír tus gemidos estrangulados, tus manos que agarraban mi culo como si te fuera la vida en ello y tu cuerpo debajo del mío y entonces quise más de ti, todo lo que esa noche estuvieras dispuesto a darme, porque solo habría esa noche y ninguna más.

Joder, para eso no necesitaba ningún jodido tipo de permiso. Como hiciera algo raro iba a partirle la cara al mamón. No solo porque eso me haría daño —aunque eso ya no tendría que preocuparme, ¿cierto?— sino porque estaría faltando a su jodida palabra.

Sentirlo sobre mí me pone en alerta máxima, pero intento desentenderme de esa sensación concentrándome en saber quién está conmigo, no vaya a ser que salte la peor parte de mí —mi manita diabólica de los cojones— y la liemos. Jadeo cuando siento su lengua sobre mi carne caliente y sensible, apretando la mandíbula. Coño, no creo que fuera a ser capaz de acostumbrarme a esta sensación.

Agarro sus nalgas y casi me corro cuando mete mi polla en su boca. Hijodelagranputa... Dios... el muy mamón apenas se nota que es un jodido principiante. Aunque, por otra parte, jamás me la habían mamado, aparte de la única vez que lo había hecho el poli, claro está, pero... Mierda si la sensación no es de lo mejor.

Antes de que se dé siquiera cuenta yo ya lo tengo en mi boca, saboreándole. Daría lo que fuera porque esta no fuera la única vez que estemos juntos. No me parece justo. Ni para él ni para mí, pero... joder, me es imposible negarle nada y es algo que no entiendo. Es como si me estuviera controlando por completo. Si me pidiera que me tirara de un puto barranco, lo haría y después preguntaría: desde qué jodida altura.

Mis encías laten mientras que mis colmillos van alargándose. Puta mierda... me está costando un puto riñón el mantenerme bajo control, el no dejar que el marcaje vinculante salga, porque como lo marque la habré cagado. Ni él lo necesita ni yo debo, así que tendré que joderme y matarme a pajas una vez todo esto haya terminado, aunque verle con Marissa me mate lentamente.

Un gemido especialmente fuerte es ahogado por la polla de Butch cuando el muy cabrón me muerde con saña. Hijoputa... estoy seguro que esto ha sido una puta venganza por haber bebido de esa parte de su anatomía hace un par de días.

No puedo evitar morderlo, joder, como me gustaría que mis caninos pudieran crecer para hacerle lo mismo que el me hiso a mí, en parte para devolvérsela y en parte para poder beber de el sin que me haga daño. Dios si sus gemidos, su polla en mi boca y sus manos en mi culo estaban poniendo a prueba mi capacidad de aguante.

Era curioso que ahora a mi cabeza vinieran los recuerdos de cuando estaba con las prostitutas o con alguna novieta.

Jamás me había sentido así de complacido en dar y en recibir, en tener un cuerpo tan entregado como el de mi vampiro, en sentir ese calor que me ponía como una moto de caliente, las caricias, sus caricias, sus besos y todo lo que ese hombre-vampiro representaba.

Desecho los recuerdos de las mujeres con las que había estado y me centro en el placer de Vishous y en como manejaba ese cabrón la lengua y la boca.

Siento que por mucho que intente mantenerme bajo cierto control, el muy cabrón consigue todo lo contrario. Con él soy incapaz de contenerme o de poner un límite a lo que siento. Es superior a mí en muchos aspectos y tenerle cerca saca tanto lo mejor de mí como lo peor y es eso último lo que me da miedo sacar, porque me conozco lo suficiente como para saber que algo de esta mierda que he guardado durante los últimos trescientos años podría salpicarlo de forma permanente.

Ahora sabe más que cualquiera de los hermanos. Hollywood incluido en el pack. Aunque apenas hace un par de días que nos conocemos, es como si lleváramos juntos una puta eternidad. Nada parece sorprenderle, nada parece afectarle, a no ser que sea mi frialdad hacia las cosas o la forma que tengo de enfrentarme al mundo, pero eso es un tema aparte.

Cierro los ojos, estremeciéndome al sentir cómo arrastra sus dientes a lo largo de mi puta longitud, haciéndome perder poco a poco la maldita cordura. Como siga así no duraré ni dos jodidos telediarios. Saco su polla de mi boca y como puedo hago que lo haga de la mía, girándolo sobre su espalda para así poder quedar sobre él. Mi boca bloquea la suya antes de que pueda siquiera protestar mientras con mi brazo alcanzo la tina con el hielo y cojo un par de cubos sin que se dé cuenta de lo que hago.

La sonrisa canalla que sé que se ha plasmado en mi cara hace que frunza el ceño.

—Confías en mí, ¿cierto, poli? —le susurro con voz ronca contra sus labios. Él sólo atina a asentir y mi sonrisa se hace aún más amplia—. No te preocupes, jamás haría algo que pudiera hacerte daño, te lo he dicho, antes me cortaría la pelota que me queda.

Hago que se gire y se quede sobre su estómago. Mis labios se posan en su nuca y voy bajando por su espina dorsal. Cuando voy más o menos por la mitad del recorrido, con uno de los hielos voy pasándolo por el mismo camino que he hecho con mi boca y le oigo dar un respingo y su piel se vuelve de gallina mientras se arquea contra mí.

Antes de que pueda seguir en lo mío, o sea, chupar la polla del vampiro y cuando el orgasmo está a punto de asaltarme me quita y se quita poniéndome de nuevo sobre el colchón y con el encima y no es que me esté quejando, voy a protestar pero tu boca no me deja.

A tu pregunta de si confió en ti, solo acierto atinar a decir que sí, pero confió en ti hasta el extremo de que pondría mi vida en tus manos y de ser de otra forma hasta mi corazón.

Cuando me das la vuelta y me pones sobre mi estómago, la curiosidad, mezclada con un poco de miedo, me asalto, que tendrías planeado mamón. Un gemido se me escapo cuando tus labios se posan en mi nuca y van bajando, pero cuando estoy deleitándome por las sensaciones que me han asaltado, sustituyes tu boca por hielos y eso apretó un resorte dentro de mí, además de ponerme la piel de gallina, que me hizo jadear de puro gusto.

—Coño va..mpiro...joder...eso me gusta y mucho.

Mi sonrisa se hace aún más amplia. Con mi mano libre te coacciono para que subas más las caderas, dejándote lo suficientemente expuesto para mí, pero antes de seguir, necesito saber hasta dónde estás dispuesto a llegar, porque no quiero hacer nada que vaya en contra de tu voluntad o lo que no estés preparado para aguantar.

Sé que eres lo suficientemente valiente. Eres, a mis ojos, un macho de valía. Alguien que muchos de nuestra raza sólo podrían aspirar a ser.

—Dime... poli... ¿Hasta dónde quieres llegar? —pregunto contra uno de tus oídos.

Ahí estaba la preguntita de los cojones, coño porque no se limitaba a seguir, pero era V, él tenía que preguntar. Una sonrisa subió mis labios en el fondo me había gustado que preguntara porque eso demostraba dos cosas, que el bien sabia: la primera que lo respetaba y quería su confirmación antes de seguir y la segunda que ese hombre sería un maldito bloque de hielo, pero cuando estaba con el tenia sentimientos y cuidaba de que estuviera cómodo y a gusto y eso a mí, al poli, me había llegado muy adentro.

Estaba seguro de lo que quería, pero a la vez tenía miedo y me sentía aterrado y estaba el hecho de que su puta conciencia y sus jodidas creencias me patearían el culo durante un buen tiempo, pero qué coño, José siempre decía que más valía arrepentirse porque había pasado que llorar porque no hubiese sucedido.

Además llegados a este punto sería un miserable cobarde si salía huyendo, cuando había sido yo, quien le había pedido al vampiro esa noche, ese regalo.

—Hasta el final Vishous, hasta el final.

El rugido nace en lo más hondo de mi pecho, haciendo mi cuerpo vibrar mientras mi cabeza se agacha ligeramente. Joder si lo que suelta no me hace casi morir de deseo. Dios, no sé cómo cojones voy a ser capaz de contenerme para no marcarlo, porque todo mi ser me está gritando que lo haga, que deje claro de quién es este humano, que no deje que nadie más tome lo que es mío por derecho, porque fui yo el primero en encontrarlo y porque mis instintos lo anhelan. Sé que es una reverenda gilipollez, pero... Mierda.

Me aparto un momento de su cuerpo para alcanzar el cajón de la mesilla de noche. Quito el cerrojo con la mente y lo abro para sacar el pequeño tubo de lubricante que sé que Darius mantenía allí. ¿Para qué? Ni la más remota idea, pero ahora me viene de puta madre.

El poli se ha girado ligeramente para observarme y cuando regreso, dejo el tubo a un lado de nosotros para cernirme sobre él desde la espalda, intentando que no piense demasiado en lo que va a venir, no es el momento todavía.

—Cuidaré de ti, Butch, lo sabes, ¿cierto? —susurro en su oído. Mis manos acarician su espalda, de arriba abajo de sus costados, intentando hacer que se relaje y vuelva a centrarse en mí y no en lo que pasa a su alrededor. Necesito que no piense demasiado en lo que está por ocurrir entre nosotros. Si quiero que acepte lo que va a pasar sin ningún tipo de restricción, sin ningún arrepentimiento posterior...

Coño claro que sabía que intentaría hacerle el menos daño posible, ahora sabia como se sentía una virgen a punto de ser desvirgada, y la sensación era apremiante como si le apretaran en cuello y lo dejara sin aire una mano invisible,era acojonante pero emocionante.

Cerré los ojos cuando te sentí a mi espalda de nuevo y me vuelves acariciar mis costados, dios estaba acojonado de verdad y por su madre que no era un cobarde, pero la situación era nueva, desconocida para mí. No era un mojigato y había pillado una tarde a dos reclusos en la misma celda haciendo lo que él estaba a punto de hacer y no pudo apartar la vista, era hermoso verlos, pero joder cuando se trata del culo de uno mismo era otra cosa.

No pude evitar una sonrisa, mañana me fustigaría, pero ahora no. Quería, deseaba, aunque estaba acojonado, lo que iba a pasar.

—Vampiro como diría una virgen y aunque suene muy maricón, ve despacio y con cuidado, no olvides que mi culo aun es coto cerrado.

A tu carcajada se unió la mía y volví a desechar de mi mente y de mis sensaciones todo lo que no fueras tú, tus manos, tus besos, el escalofrió que recorría mi cuerpo cuando me hablabas al oído con esa voz ronca, rota y profunda.

La carcajada ante sus palabras sale jodidamente sola, sin mi permiso, pero parece que eso consigue relajarle un tanto, así que bienvenida sea. Hoy esto no va de dominar a quien está conmigo, no es cuestión de sodomizarle o asustarle de por vida. Sé que tengo que ser lo más cuidadoso posible y todo mi cuerpo parece preparado para ello aunque esté tan acojonado como él.

Sí, en el campamento me enseñaron que estas cosas sólo se les hacía a los que resultaban vencidos en los combates en la arena, pero hoy eso tiene que acabar. Tengo que dejar esos pensamientos recuerdos a un lado porque nada de ello va a ayudarme en lo que tengo entre manos. Mierda santa... ¿lo que tengo entre manos? ¿Puedo ser más cabrón? No es un objeto, es alguien importante para mí, alguien que después de esta noche va a ir a los brazos de una hembra que no va a saber cómo manejarle, que no entenderá ni la mitad de la persona que yo ahora mismo conozco...

Pero es como tiene que ser. Butch es una persona que ama a las hembras, que las adora y las respeta, que... a la larga va a desear tener hijos. Yo, sin embargo, no necesito nada de eso. No quiero que la descendencia que pudiera tener nazca con mi misma maldición. Una mano diabólica en este mundo es más que suficiente, muchas gracias. De nada, hombre.

Deshecho todos estos pensamientos y me centro en mi poli. Mis labios se ponen a trabajar al igual que mis manos, acariciando cada resquicio de piel que soy capaz de alcanzar desde la posición en la que me encuentro, mis labios hacen ese mismo recorrido, bajando por su espina dorsal hasta ese punto en el que la espalda pierde su sacrosanto nombre y mis manos apartan sus nalgas con sumo cuidado para no asustarle.

Le siento temblar, aunque sé que es más por nerviosismo que por miedo. Lo habría olido, así que sigo adelante con lo que había pensado hacer. Mi lengua se une a la "fiesta", saliendo al encuentro de la sensible piel de su entrada, lubricándola con mi propia saliva y le oigo jadear mientras sus manos se aferran a las sábanas en sendos puños.

Dios estaba nervioso, expectante y a la vez ansioso por ver a Vishous en plan romanticón y cariñoso conmigo, porque de una sola cosa estaba bien seguro, ese hombre lo trataría bien, tal vez demasiado bien pero ya había elegido su camino, lástima que su vampiro no fuera una hembra.

Desconecte del todo y me concentre en esos labios que bajan por mi espina dorsal hasta la parte baja de mi espalda, para cuando se frena mi polla esta dura como una piedra, mis nervios a flor de piel y mi cuerpo queriendo más y más de lo que el quería darme. Temblaba como una hoja por cómo me estaba excitando y entonces su lengua, coño su jodida, diestra y magistral lengua empezó a jugar con mi entrada y ahí sí que creí que me moría de gusto, dios bendito, que coño dios bendito, jodido vampiro.

Mis puños se aferraron a las sabanas porque nadaba entre el placer y el puto temor a lo desconocido, mierda no tenía ni puta idea de que la entrada de un hombre fuera tan sensible a las caricias y a la lengua de otro hombre.

—Hostia...puta...Vishous...hostia...puta...joder...con...tu...puta...lengua... —tenia dificultad para tragar y respirar.

Sonrío mientras con una de mis manos hago que abra un poco más las piernas mientras con la otra alcanzo el lubricante. Bajo un poco más con la boca, llegando a sus pelotas y me las meto en la boca. No sé cómo consigo pringar mi mano buena con la maldita vaselina y mientras sé que está concentrado en lo que le hago por otra parte de su cuerpo, llevo un dedo hasta ese pequeño anillo muscular, dejando que se embadurne bien la entrada antes de atreverme a empujar ligeramente la punta de mi dígito contra ella.

Se tensa ipso facto e intento distraerlo de cualquier forma posible, así que mi mano libre acaricia desde la parte más alta de su espalda hasta abajo después la paso delante de él y mi mano enguantada se cierra alrededor de su polla, masajeándola de forma lenta y exhaustiva, como si estuviera intentando memorizar su longitud, su grosor, cada jodida vena que sobresale de ella.

Una de tus manos me obliga abrir las piernas un poco más y lo hice de sumo gusto, ahora mismo tal y como me tenías haría cualquier cosas que me pidieras y sin abrir mi bocaza.

Estoy en la puta gloria cuando uno de tus dedos presiona un poco mi entrada haciendo que me tense, coño no lo puedo evitar, nadie jamás ha andado por ahí en mis treinta años de vida. Di un respingo cuando tu mano enguantada cogió mi polla y empezó, con una paciencia de la que no te creía capaz, a meneármela y dios si por poco no me corro.

El contraste del cuero de tu guante y mi polla, ambos caliente, era lo más erótico y cachondo que jamás había sentido aparte de tu caliente y diestra lengua claro.

—Mierda vampiro, no quiero correrme aun,pe..ro,joder V,si tu ...puta mano...coño...sigue haciéndome eso...hostia, lo haré y no quiero, aún no.

Lo sé, pero también debería saber que no lo permitiría, no todavía. Cuando llego a la base de su longitud y siento cómo sus pelotas se contraen a punto de expulsarlo todo, doy un ligero apretón ahí, impidiendo que se corra, cortándole la liberación de cuajo. El gemido de medio protesta que recibo es como música para mis oídos y mi sonrisa se amplía aún más cuando le siento girarse parcialmente para mirarme.

Me incorporo un poco para poder enfrentar sus ojos que me miran como si no entendiera qué coño ha pasado ahora mismo o por qué demonios su orgasmo ha llegado pero no la corrida.

—Ventajas de la experiencia, poli. Las prostitutas lo que quieren es que seas rápido, a no ser que les pagues por horas. Esto no va de ir rápido, ¿cierto? —Me mira como si me hubiera crecido una segunda cabeza, pero asiente y cuando menos se lo espera, dejo que uno de mis dedos le penetre lentamente, la tensión es inmediata y yo me acerco un poco más a él para capturar sus labios con los míos mientras la otra mano vuelve a empezar a masturbarle para alejar su mente de la intrusión en su cuerpo.

No sé qué coño estoy haciendo o por qué estoy siendo tan delicado con él. Normalmente no haría nada de todo esto, simple y llanamente la metería en el agujero y a tomar por culo lo demás. En una situación normal buscaría solo mi liberación, la dominación de mis jodidos demonios y nada más. Pero no con él. Butch se merece sentir más que simple dolor, por mucho que quizá le gustara. Todo mi ser clama por cuidarle, por mostrarle que... a pesar de sus creencias o lo que sea que piense acerca de todo esto, está bien. Que es correcto estar con alguien aunque esa persona sea de tu mismo sexo. Yo, desgraciadamente, estoy aprendiéndolo demasiado tarde.

Butch no será mío después de esta noche. Ha decidido intentarlo con Marissa y esto es su regalo de despedida en este terreno. Es egoísta por mi parte desear que no se vaya, que se quede a mi lado y que... bueno, que sea mío en todos los sentidos.

El pecho me duele horrores, pero lo mantengo a raya. Ahora mismo es él el que ha de disfrutar de esto, no yo y es él el que tiene que entender que lo que hay entre nosotros va más allá de una simple amistad, porque a pesar de que yo ya lo sé y no quiero aceptarlo aún porque significaría mi muerte... no puedo obligar a alguien a cambiar de idea por el simple hecho de que yo quiera que eso ocurra.

El segundo dedo se une al primero, distendiendo su entrada, abriéndole para que pueda recibirme sin ningún tipo de restricción y sin apenas dolor. Porque sé que esa es una parte fundamental de todo esto, sobre todo al tener en cuenta que jamás ha estado con otro hombre, pero sé que podré conseguir que esa parte sea más leve y que, al final, no sentirá más que placer. O esa es mi intención...

Sigue demasiado tenso, lo sé y aprieto las mandíbulas.

—Poli, tienes que relajarte. Confía en mí, ¿sí?

Joder iba a correrme y no quería, quería que esto durara más de lo habitual, a ser posible toda la puta noche, joder estoy a un paso de ello cuando de repente mi corrida no llega, aunque si un placer efímero que no me complace del todo y de mi boca escapa un gemido de queja, ¿qué ha pasado?

Me giro para preguntarle qué ha pasado pero me pierdo en su mirada y la pregunta queda en mi boca sin soltarla. Ante su explicación asiento y no puedo evitar pensar que comparar lo que el vampiro le estaba haciendo con una prostituta, era absurdo, jamás hubiese dejado llegar a nadie hombre o mujer, donde había llegado mi vampiro, eso solo se lo había permitido a Vishous.

De repente uno de sus dedos entro dentro de mi culo y no pude evitar tensarme, me relajo un poco cuando su boca vuelve asaltar la mía y su mano vuelve a ocuparse de mi polla, dios bendito ese hombre sabía lo que hacía y como lo hacía. Estaba empezando a disfrutar, cuando un segundo dedo entro a unirse con el primero y no pude evitar, joder estaba asustado, acojonado por lo que se me venía encima, tensarme aún más.

—Coño sabes que confió e intento relajarme, pero joder nallum estamos hablando de mi culo, sabes tendrás que hacerlo mejor y créeme confió en ti, de verdad, sé que iras con cuidado, pero no puedo evitar tensarme, lo siento.

—Deja de pensar, ¿vale? No pienses en nada. Cuanto más pienses, menos te relajarás —digo con toda la suavidad que soy capaz de soltar. Mierda, ya no sé qué más hacer para que se deje llevar. Algo cruza por mi mente en ese momento y la sonrisa que se dibuja en mi cara es en parte cabrona y en parte tranquilizadora—. Vuélvete hacia delante —le indico. Frunce un instante el ceño pero vuelve a mirar hacia la cabecera de la cama. Sin sacar mis dedos de su interior me cierno sobre él y respiro contra su garganta. Con suerte con toda esta parafernalia conseguiré distraerle lo suficiente como para no sólo prepararle, sino para entrar en él.

Cuando siento que está lo suficientemente distendido saco mis dedos de su interior, vuelvo a coger el lubricante y me unto la polla con ello.

—Todo estará bien —susurro cuando se queja con un gruñido ante la pérdida de mis dígitos. Sé que empezaba a acostumbrarse a ello y le siento encogerse cuando coloco la punta de mi polla en su entrada—. Tranquilo, nallum, todo irá bien —le digo y ante la expectación de entrar finalmente en él, mis colmillos se alargan. Me empujo en su interior y antes de que siquiera pueda soltar un solo grito, se los clavo en la garganta, intentando que así deje de sentir la presión de la intrusión para concentrarse en mí, bebiendo de él.

Que fácil decir que no piense, joder ya me gustaría verlo en mi lugar, uhm ostia la imagen que vino a mi cabeza fue muy caliente, misma situación pero los papeles cambiados. Desechaba esa imagen de mi mente cuando me pidió que me diera la vuelta, que estaría maquinando el vampiro, fuera lo que fuera la sonrisa cabrona no me había tranquilizado ni un pelo, aunque tuviera un punto de calma, pero esos ojos, joder cada vez que los miraba me perdía en ellos, a los demás podía no gustarle pero a él lo hacían verse como lo que no era, un tío de valía.

Mi culo parecía poco a poco acostumbrarse a la invasión de los dedos de V, cuando lo veo cernirse sobre mí y su respiración en mi garganta hace que me relaje y desee que me muerda. De esta lo mataría si no lo hacía, su respiración era suave, acompasada y su aliento era la promesa de un oasis en medio del desierto caliente, mi cuerpo reacciono a este relajándose y poniéndoselo fácil, sus dedos en mi culo ya no era una molestia y me estaba hasta gustando.

Cuando parece que va a seguir a lo que estaba, el muy hijo de puta saca los dedos y un gruñido de insatisfacción escapa de mi boca, joder. Dios no puedo evitar volver a tensarme cuando noto la punta de su polla en mi entrada, sus palabras llegan a mí en el mismo momento que empuja y entra dentro de mi culo, el grito se muere en la punta de mi lengua, cuando sus colmillos se clavan en mi cuello.

El que su polla estuviera en mi culo pasó a segundo plano en cuanto me mordió, todas mis terminaciones nerviosas respondieron sin dudarlo, mi cuerpo se acomodó para acogerlo mejor, aunque no se movía, una de mis manos subió hasta su nuca para pegarlo más a mi cuerpo y mi polla se puso dura como una roca.

Si eso era lo que había querido desde el minuto uno, que volviera a morderlo, su cuello jamás había sido tan sensible a ninguna caricia de boca o lengua, pero Vishous había conseguido que eso cambiara.

—Si Vishous...si...sigue...cabrón...no...pares de be...!oh dios bendito!...no pares de beber y mu...eve...te.

Jadeo contra su cuello, afianzando mis manos en sus caderas mientras las empiezo a mover de forma tentativa. Sé que no le va a ser fácil al principio y que tampoco podré evitar que duela al comienzo, pero con suerte valdrá la pena. Joder si no es estrecho el muy cabrón. Es como si hubiera metido mi polla en un jodido torno y alguien estuviera apretando la jodida tuerca cada vez más y más.

Con el primer trago vuelvo a empalarme hasta el fondo y gruño sintiendo su mano en mi nuca, apretándome contra él mientras siento mi carne ser oprimida en su interior. He hecho esto un millón de veces, pero ninguna ha sido tan jodidamente placentera o tranquilizadora como esta. Es como si su sola presencia calmara a mi bestia interna, como si solamente él fuera capaz de alejar a todos mis demonios y dejarme solamente a mí al mando de lo que ocurre a mí alrededor.

Ninguno de los recuerdos de mi pasado viene a mí mientras estoy enterrado en él, moviéndome con lentitud para que acabe de acostumbrarse a mí y saber que después de esto no habrá una segunda o una tercera vez hace que muera lentamente.

Sí, es totalmente injusto que me lo deje probar. Que me dé ese dulce néctar para después quitármelo, para arrebatármelo de una vez por todas sabiendo ya cómo sabe, cómo es. Doy un par de tragos más y me aparto, cerrando las heridas a conciencia. No quiero dejar más marcas de las estrictamente necesarias, no hay por qué hacerlo tampoco, porque al final no va a pertenecerme a mí, sino a alguien más. Alguien que quizá podrá darle más de lo que yo seré capaz.

De todas formas no aparto mi rostro de su cuello. Me siento demasiado vulnerable, demasiado débil y enfrentar sus ojos en estos momentos me es imposible. Las ganas que tuve en el baño de llorar vuelven a mí e intento contenerlo. Quizá cuando me encuentre a solas pueda dejarlo salir. Pero ahora no.

Mis manos afianzan un poco más sus caderas y salgo casi por completo de él para volver a arremeter. Mi mano enguantada viaja hasta la parte delantera de Butch, aferrando su polla con la mano, marcando el mismo ritmo que mis propias caderas están marcando en su interior. Cambio ligeramente el ángulo, buscando ese punto que sé que lo hará volver absolutamente loco y con el respingo que da sé cuándo lo he encontrado. Maldice en voz alta todo tipo de obscenidades y no puedo evitar sonreír, aunque con algo de tristeza, pero sé que él no lo notará.

—Puedes correrte cuando te apetezca, poli —susurro contra su oído, escuchándole gemir y gruñir en respuesta a mis palabras.

Dios el dolor no era tan agudo ahora que empezaba a moverse y a mí me estaba empezando a gustar la sensación de tenerlo dentro de mí. ¿Y si estaba tan bien? Entonces ¿porque? me dolía el pecho y tenía ganas de llorar, ¿porque? sentía como si le fuera a negar algo que le pertenecía por derecho propio, como si le estuviese traicionando.

Aparto esos nefastos pensamientos y me vuelvo a concentrar en ese hombre que me estaba dando la mejor noche de mi triste, apagada y solitaria vida, joder así se tenía que sentir alguien que estaba teniendo sexo y se sentía respetado, querido e incluso amado por la otra persona, que le jodieran a todo, así se sentía y ojala Vishous se sintiera igual, lástima que ya había tomado su decisión y esta había sido Mari..., párate Bucth esta noche es de V y tuya de nadie más.

Gimo cuando deja de beber de mí pero me siento complacido cuando mete tu cara en el hueco de mi cuello y su aliento roza mi carne, me gusta esa sensación. Y entonces soy más consciente de su polla moviéndose dentro de mi culo, de su cuerpo sobre el mío, de sus manos afianzadas en mi caderas y que me queme en el puto infierno si no me gusta, joder es muy erótico, muy caliente.

La mano que está en tu nuca acaricia tu pelo y parece seda negra volando entre mis dedos, me gusta su tacto, a quien quiero engañar me gusta todo lo que sea de mi vampiro, porque esa noche por lo menos era solo mío. Estaba sumido en todas las sensaciones que me estabas haciendo sentir, cuando tu mano enguantada volvió a coger mi polla, marcando el mismo ritmo que tus caderas contra mi culo y un sutil cambio de tu posición toco un punto dentro de mí que me hiso dar un pequeño brinco y que subió la temperatura de mi cuerpo y el calentón que ya llevaba se volvió más urgente, mas ansioso.

Suelto una retahíla de obscenidades. Y tu voz ronca y rota de deseo diciéndome "puedes correrte cuando te apatezca,poli" junto con tu aliento, consiguieron que gimiera y gruñera a la vez, antes de derramarme en tu mano enguantada, con una fuerza, una pasión y una locura que me eran totalmente desconocida pero que sabía las producía tú y solo tú.

—!!!NALLUM!!!

Siento cómo las paredes que rodean mi erección se contraen a mi alrededor, que me oprimen, me exprimen, me apresan de tal forma que es como si quisieran matarme lentamente al entrar y salir de él mientras mi mano sigue acompañándole en su orgasmo, sacando hasta la última gota de su liberación antes de hacerlo yo mismo en su interior, costándome todo un puto mundo el mantener mi marcaje bajo un estricto control.

Dios, le quiero para mí, coño. La palabra "mío" está en la jodida punta de mi lengua y siento ganas de gritar, de maldecir, de rogarle que no se vaya, que se quede a mi lado, que esté conmigo. Pero no lo hago y que use esa palabra hace las cosas todavía más difíciles para mí.

Coño jamás me había corrido de esa manera, tan bestial y apasionadamente, sintiendo a la otra persona con la intensidad que lo estoy haciendo, mientras se corre, después de haberme dado un orgasmo que me había dejado montado en una nube. No pude evitar una sonrisa jamás había sido un poeta, pero el cabrón de V sacaba mi lado más sensible.

La sensación de tener una polla, perdón, una polla no, la polla del vampiro dentro de mí, derramándose con la misma fuerza y ganas lo estaba volviendo un cachondo mental y lo que no era mental. Joder la sensación era placentero, bueno y le gustaba. Y si le añadías el aliento, junto con sus gemidos en mi cuello, podría si pudiera volverse a correr. Dios el nallum me salió del mismo fondo de mi alma y no sabía porque, pero no era hombre de mentirse a mí mismo y no iba a empezar hacerlo ahora.

Suspiro contra la oreja de Vishous cuando este termina de correrse y lo abrazo, mientras beso su sien y su cara y lo agarro de la cintura con mis piernas para que no salga de mí.

—Estate donde estas, no te salgas aun Vishous.

No iba a hacerlo de todas formas, pienso mientras nos giró a ambos para quedar de lado sobre el colchón, mis brazos ciñéndose a su cintura para mantenerlo cerca de mí. No quiero que este momento termine, no quiero que se separe de mí. Aún no estoy preparado para dejarle marchar y tenerle cerca me da la falsa esperanza de que no lo hará jamás.

—Quédate esta noche. —Las palabras salen antes de que pueda pararlas. Pero que me jodan si no son sinceras.

Quiero pero no debo, si lo hago mañana no podría mirarte a la cara sin sentirme avergonzado. Te miro y sé que no está bien, algo le quema dentro y sé que tiene que ver conmigo, pero no le pregunto. No lo hago porque yo me siento igual, pero no sé si sería capaz de gritar que eres mío, que soy tu pareja, no estoy preparado para ello y no creía que lo estaría nunca.—No puedo quedarme Vishous, esta noche dormiré en la otra habitación y mañana volveré a la nuestra.—Lo bese antes de seguir hablando joder me iba arrancar el corazón yo mismo, pero tenía que hacerlo si quería que mi vampiro siguiera adelante.
—Mañana V seremos amigos, buenos y queridos amigos y si te he dado este regalo es porque tú lo querías y yo también y porque quise hacerlo, no habrá nunca otro hombre pero si como dice mi religión, hay otra vida, volvería a buscarte, pero mi decisión está tomada. Me quedare un rato, hasta que te duermas.

Si él supiera lo que me estaba costando no poder pasar la noche con él, como dos amantes.

Mierda si sus palabras no duelen a pesar de ser ciertas. Es injusto pedirle que se quede, por mucho que solo sea una jodida noche. Tengo que replegar todo mi autocontrol y toda la calma que puedo para no derrumbarme aquí mismo.

Al menos se queda un poco más y no me deja tirado después de lo que ha pasado así que será mejor que acepte lo que está dispuesto a darme sin rechistar.

Cierro los ojos y no digo una palabra. ¿Para qué? No haría más que cagarla aún más. ¿Amigos? ¿Qué pasa con el hecho de que yo no quiero que seamos solo eso? ¿Qué cojones pasa coño lo que yo quiero? ¿Con lo que yo siento?

Mierda puta, querría arrancarme el jodido corazón para que mi pecho dejara de doler como lo está haciendo.

Sin darme cuenta y con el calor que desprende el cuerpo del poli me quedo dormido como nunca lo he hecho. En paz, sin nada que me perturbe y no me doy cuenta cuando Butch se desprende de mi agarre, sale de la cama y se va a la otra habitación.

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