jueves, 18 de julio de 2019

EL INFIERNO...4ª by LOS FATED


                                                               INFIERNO 4ª

                                                     


Una vez decidido que paso seguir con el poli a mi entera merced y dominio, prendo una vela y dejo caer el esperma caliente sobre su capullo al descubierto y ya morado. Su cuerpo salta y se oye tras la máscara un quejido amortiguado por el látex negro. Voy dejando caer hilos gruesos de la cera de la vela ahí donde antes había golpeado. Sin prisa, disfrutando de como Butch intenta zafarse de las ataduras. Un amago de sonrisa alza mi labio superior, de poder soltarse, me llevaría una buena cadena de golpes.

Una vez cubierto de lo que suelta la vela, cojo la fusta y con el mango voy levantando las costras de cera al mismo tiempo que lo golpeo. Así hasta llegar a su inmensa polla ya, por toda la sangre que el anillo no deja correr. Doy un golpe en el tronco y el olor de sus lágrimas me llego a la nariz. Sin soltar la fusta, agarro una rueda de placer con púas y la paseo por todo el largo de su pene, una y otra vez.

— ¿Duele poli? Afirma con la cabeza.

No hay tal afirmación. Pero los sonidos que hace su rápida respiración contra la tela, el sudor de su cuerpo y el olor a lagrimas que me llega, me dice que le está doliendo. Perfecto.

Maldito cabrón hijo de puta, que si duele, su puta madre. En cuanto me suelte lo mato a golpes y que me ahorquen si me importa una mierda lo que haga su comunidad de vampírica. ¡Dios! Mi cuerpo arde, no hay un lugar que se resienta o no este dolorido y no digamos ya mi polla. Vaya malsana fijación con mi culo y mi sexo tiene este degenerado. No tengo idea el tiempo que llevo en este jodido lugar, pero tengo la necesidad que acabe ya de una puta vez.

No sé cuánto más, mi cordura seguirá conmigo o cuanto más aguantare esta tortura. Debería aprender a tener mi boca cerrada y a no dejarme llevar por mis cabreos. Pero no lo puedo evitar, suelto lo que pienso y luego me meto en estas mierdas.

De repente lo siento al lado mío. Movimiento y el peso de un cuerpo en mi pecho. Unos muslos cubiertos de cuero rozan ambos lados de mis costados. Trague saliva.

Suelto todo y camino hacia él. Me subo a la mesa y me pongo a horcajadas sobre su pecho. Repto hasta que mi paquete queda a la altura de su boca y muy despacio voy abriendo la bragueta, al tiempo que le pongo el filo de una de mis dagas en el cuello.

 — Sé que eres un chico listo y sabes que ese sonido es el de mi bragueta y este filo frio, una daga – la empujo un poco y le hago un ligero corte, brotan unas semillas de sangre y me relamo- me las vas a chupar y si se te ocurre mordérmela, te rebano el cuello como a un pollo. Asiente si has entendido.

Coño, coño y mil veces coño. Ese sonido era el de una bragueta abriéndose y antes de adivinar que ha puesto en mi cuello, habla y me hace un corte en la garganta. Asiento. Abre la cremallera de la máscara y aprovecho para decirle lo que pienso.

— ¡¡BASTARDO!!

Y sin más una polla entra en mi boca. Se empuja hasta el fondo y me dan arcadas, pero no le importó. Empezó a moverse. Mi instinto de supervivencia o la experiencia de todas las putas que me la han chupado y no querer morirme en mi propio vómito, relajé la garganta y le di pleno acceso. Gemidos escaparon de su boca. El muy bastardo lo estaba disfrutando. Pensé en morderlo, pero esa daga en mi cuello, era muy peligrosa y por ahora valoraba mucho mi pellejo irlandés.

La ostia, vaya boca tiene el poli. En mi puta vida me han hecho una mamada, el hecho de que me falte una parte de mi anatomía de cintura para abajo, nunca me dio esa libertad. Agarre su cabeza con mis manos y la deje quieta, mientras entraba y salía de esa boca tan explosiva. Mis gemidos se escaparon y mi cuerpo tembló. Doy un último empujón, me meto del todo y me quedo así un rato. Muy despacio la saco. Me doblo por mi cintura, retiro la daga y lamo las gotas y el hilo ligero de sangre que corre por su garganta.

Me aparto y doy un salto bajando de su pecho y de la mesa. Camino hasta situarme entre sus piernas. Coloco mi capullo hinchado entre sus nalgas y empujo.

Sin más, sale de mi boca. Lame mi cuello y el frio pasa ligero por donde él estaba colocado. Lo siento de nuevo caminar y colocarse entre mis piernas. Y un pánico nunca sentido se apodero de mí. Siento algo entre mis nalgas y como se empuja en mi agujero. Algo duro y gordo intenta entrar en mi culo y un dolor, como un hierro candente entrando en mis entrañas, me va traspasando. Iba a pasar tal y como ese sucio cabrón dijo.

— Te matare por esto vampiro, te buscare en el mismo infierno y te matare…por mis cojones te lo juro.

Ahora sí que sonrío ante su amenaza y me empujo un poco más, notando la resistencia por su parte. Sigo empujando hasta que por fin mi taladro traspasa ese primer anillo muscular y me sigo empujando, hasta que por fin estoy metido del todo y de lleno en la vaina caliente y estrecha de mi poli. Me pare y lo mire. Era un espectáculo bestial y devorador. Mire hacia abajo, hacia la unión de mi polla en su culo y gruñí de satisfacción al ver sangre de su virginidad perdida.

— Haré que lo disfrutes, pero después de follarte y disfrutar yo de tu culo.

— Te voy a matar por esto.

Empecé a salir y entra de él, notando como cada vez su canal se abría un poco más a mis embates. Era mejor de lo que había soñado desde que llego a mi vida. Disfrutaba de tomarlo, de meterme en sus entrañas una y otra vez. No dejaba de despotricar. De amenazarme con matarme o despellejarme vivo, como si eso me preocupara.

Doble con ligereza mis rodillas. Rote mis caderas y me empuje buscando el botón feliz que lo haría callarse y disfrutar. Después del tercer intento lo logre. Su cuerpo se despegó de la mesa.

Ostia como estaba doliendo, si así se sentía las mujeres en su primera vez, el sexo era una mierda. Sus embistes eran rudos y profundos, como marcando su sello en mi culo. Mi cuerpo estaba tenso por el dolor y por lo que me estaba sucediendo. Cambia su modo de follarme y de repente algo toca, que me hace saltar como un muelle y mis malas palabras malsonantes, se hicieron gemidos.

Mierda, esto no puede estar pasando, yo no puedo tener un orgasmo con este tipo violando mi culo. Yo no soy gay. Me gusta follar mujeres. No, no, no puede pasar.

— Pues pasara poli.

Su mano fue hacia la base de mi polla y soltó el aro de metal que la había rodeado. Un rio de calor a máxima temperatura, empezó a bajar de mi cuello por mi columna vertebral. Rápido, como un huracán buscando una salida. Doble mi forma de sudar. Mi respiración fue errática y más veloz. Empezó a golpear con la cabeza de su polla ese resorte que me tenía gimiendo como un loco. El no ver nada, hacia las sensaciones más intensas. Mis riñones fueron rodeados de ese mismo calor intenso y mis cojones se contrajeron al máximo. Mi polla se puso más dura y al mezclarse la sangre con ese calor, todo exploto. Un orgasmo bestial, partió mi cuerpo en dos. Lo hizo temblar como una marioneta y grite como un poseído mientras chorros y chorros de mi propia leche bañaban mi cuerpo. Sentí al mismo tiempo algo caliente bañando el interior de mi culo y otros gritos de placer. Luego, cuando el orgasmo se estaba calmando, me desmaye.

Cuando empecé a golpear su botón feliz, no pensé en la brutal respuesta que iba a tener de sí mismo y su cuerpo. Mi cuerpo se encendió en cuanto le quite el anillo que no le permitía correrse. Al hacerlo todo se volvió un caos placentero. Cerro sus nalgas con fuerzas en torno a mi polla, cuando me volví a meter en el profundamente. Y sentí como su cuerpo se tensaba. Tenía claro que iba a tener un orgasmo brutal, lo que no sabía era que me iba arrastrar a mí con él. Mis gemidos y gritos de placer se mezclaron con los suyos. Mi cuerpo se incendió del todo sin hacerle ningún daño. Y cuando su orgasmo rompió, el mío le siguió. Tan intenso, tan brutal que mi única pelota se contrajo hasta desaparecer y mi cuerpo vibro. Cuando el agarre de sus nalgas me soltó, caí hacia atrás contra el potro. Ahí me quede, respirando pesadamente y sin fuerzas. Recuperando la cordura y volviendo mi cuerpo a normal.

Cuando volví abrir los ojos, estaba en una cómoda cama. Alguien me había aseado y puesto algo en mi culo herido. El dolor había vuelto. Gire mi cara y ahí, sentado en el filo estaba Vishous.

— Descansa poli, descansa.

Volví a cerrar los ojos. Y ahí desperté de mi pesadilla loca.

Y hablado del diablo, mi puerta golpeaba como un loco. La abrió y alzo una ceja.

— ¿Aun no estás listo poli?

— Me visto enseguida.

— ¿Una mala noche?

— Una maldita pesadilla.

— ¿Quieres hablar de ello?

— Ni loco, es algo para olvidar.

— Yo creo que sería algo para recordar.

Me puse la camiseta por último y lo mire ante sus palabras.

— No lo creo.

— Lastima, algunas pesadillas son reveladoras.

Volví a mirarlo antes de salir de mi habitación y me pareció, no sé porque, que el gato jugaba con el ratón, que era yo.

— Venga vamos a desayunar y no insistas, no te voy a contar nada de nada.- sin querer pase una de mis manos por mi culo y me mordí el labio inferior. Para haber sido una pesadilla, me daba la sensación que me dolía.

— Poli me preocupas, ¿te has pasado al lado oscuro?

— Ya te gustaría V.

Sus carcajadas me relajaron y me reí con él. Salimos del Pit y se colocó detrás de mí. Murmuro en mi oído.

— Cuando quieras probar el lado oscuro, estaré más que contento de enseñártelo.

Me quede como una estatua y tenso. Me dio una nalgada y se volvió a reír.

— Poli, era una broma, venga vamos a comer algo.

Volví a relajarme y camine con el hacia el comedor. Seguía con la intensa sensación de que ese gato en concreto jugaba con su ratón, yo. Hora de olvidar esa pesadilla.




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